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1968-1973.
HENRY PEASE GARCÍA
Los militares del 68 intentaron hacer una revolución "por decreto" y bajo
las reglas del verticalismo castrense. Aunque tal intención requiere precisiones,
y se hicieron en el texto, no negamos la voluntad que expresa la palabra
revolución o revolucionario por el simple recurso de ignorarla o cambiarla.
Podemos entonces ahora preguntarnos por aquello que se revolucionó y,
usando un recurso verbal de la época, podemos bien preguntarnos qué fue lo
irreversible.
(1)
Sobre la reforma agraria es muy importante ver el trabajo de José Matas Mar y José Manuel Mejía, La Reforma Agraria
en el Perú. IEP, Lima, 1980.
(2)
Uno de los libros recientes con una visión global del proceso es The Peruvian Experiment Reconsidered editado por
Cynthia McClintock.y Abraham F. Lowenthal con trabajos de estos autores y Cotler, Thorp, Fitzgerald, Schydlowsky,
Wicht, Stallings, Guasti, Cleaves, Pease, North, Pásara, Eckstein y Sheahan. Princeton University Press, Princeton, New
Jersey, 1983. El Instituto de Estudios Peruanos lo ha editado recientemente en español.
Como fuentes documentales las entrevistas de María del Pilar Tello en ¿Golpe o Revolución? Hablan los militares del 68.
Ed. Sagsa, Lima, 1983.
Francisco Guerra García, Velasco: Del Estado Oligárquico al Capitalismo de Estado. CEDEP, Lima, 1983.
En la Historia del Perú de Juan Mejía Baca Ed. (Tomo XII), Luis Pásara ofrece una síntesis histórica bajo el título "El
Docenio Militar" (1980).
tal, con lo cual se cancela una larga etapa de la historia peruana y se apertura
otra que tiene desde un principio bases diferentes; Velasco intenta desde la
cúpula dictar los términos de la recomposición del nuevo Estado, proponiéndose
reformas que las fracciones burguesas más modernas rechazaron. Su intento
resultó en este aspecto claramente frustrado.
(3)
Ver Teresa Tovar: Velasquismo y movimiento popular. Otra historia prohibida. DESEO, Lima, 1985.
restaurador que tuvo que poner plazo a su gobierno tras la más histórica
protesta popular de este siglo en 1977, dirigiendo luego la transferencia del
gobierno a manos de la civilidad burguesa en 1980.
En otro nivel los diferentes estudios con los que hoy contamos pueden
mostrar, por ejemplo, los grandes límites de esta experiencia en cuanto a
distribución del ingreso (Web) o su escaso impacto en resolver los problemas de
desempleo y subempleo al tiempo que se agudizan las rigideces de una
economía que no cambió sino acentuó su estilo de desarrollo tardíamente
apoyado en los esquemas de sustitución de importaciones. Y habiendo
expropiado para el Estado parte muy significativa de la Banca y la gran minería,
todos los servicios públicos y las comunicaciones, en síntesis habiendo tomado
parte significativa del poder imperialista aquí instalado, cierto es que tras esta
experiencia será decisiva arma para disciplinar a nuestro país la deuda externa
contraída por los militares, al tiempo que el capitalismo internacional usa
mecanismos más sofisticados que la propiedad directa de empresas localizadas
en nuestros países. Respecto a la deuda cabe indicar que, sin embargo, está en
Morales Bermúdez la principal responsabilidad y no sólo -ni principalmente por
el hecho de haber sido el Ministro de Economía de la Primera Fase. Como
muestra en un trabajo inédito Oscar Ugarteche, la deuda contraída por Velasco
se dedicó en un 25% a inversiones productivas rentables y es pequeña su in-
versión en armas comparada no sólo con Morales Bermúdez sino incluso con el
segundo gobierno de Belaúnde. Sin embargo, también en la Primera Fase la
expectativa de desarrollar el país a partir de enormes proyectos hechos en
función de lo que la banca exterior estaba dispuesta a financiar, enlazó perfec-
tamente con las necesidades del capital extranjero y estranguló económica-
mente el proceso peruano(5).
(4)
Ibid
(5)
Como no ha sido publicado aún el trabajo de Oscar Ugarteche, al que hago referencia, cabe citar in extenso la parte
pertinente de la publicación hecha por la Municipalidad de Lima de su conferencia sobre la deuda externa en 1985: "Se
dice que el gran problema de endeudamiento del Perú fue durante el gobierno del General Velasco. En el estudio que he
terminado en el Instituto de Estudios Peruanos con datos de crédito público y la colaboración de la Universidad Católica,
lo que me ha salido de la investigación es que: la deuda del período 69-75 de mediano y largo plazo del sector público
se incrementó en dos mil doscientos cincuenta millones de dólares a mediano y largo plazo, de los cuales la cuarta
La experiencia militar del 68 se constituye en el tercer reformismo de este
siglo; es a la vez síntesis particular de los anteriores y la única que en corto
tiempo logra aplicarse desde el gobierno. No discutimos aquí el carácter
castrense del gobierno en todo el decenio, pero señalamos sí el hecho de que
las banderas que enarbola tienen la influencia de las banderas apristas de los
treinta y de las banderas del llamado reformismo democrático posterior al
ochenio del General Odría cuando el belaundismo, la democracia cristiana y el
social progresismo recogieron y reformularon en parte las banderas reformistas
que el partido aprista abandonaba momentáneamente al convertirse en aliado
de la propia oligarquía.
parte fue a sectores productivos; doscientos ochenta y cinco millones de dólares, que es como el 12%. fue a defensa;
otra cuarta parte fue a la refinanciación de la deuda del período del gobierno de Belaúnde y la diferencia fue a
infraestructura y sectores sociales. En el período del general Morales, la participación de la deuda productiva bajó de la
cuarta a la quinta parte de la deuda. La deuda del período aumentó en dos mil quinientos doce a mediano y largo plazo.
La deuda por defensa de ese período es el 50% del endeudamiento, mil doscientos treintitrés millones de dólares; seis
veces la deuda por defensa del general Velasco. Y en este período, el endeudamiento por refinanciación disminuyó
porque hicieron pagos por adelantado, disminuyó en doscientos veinte millones de dólares. Finalmente, en el último
periodo es cuando hay más endeudamiento, es de tres mil veinticinco millones de dólares, es cuando la proporción es
menos productiva, el 10% de la deuda es productiva, trescientos sesenta millones. La mayor proporción es gastos de
infraestructura, setecientos once millones. Y en defensa setecientos catorce millones, tres veces mayor del
endeudamiento del periodo del general Velasco".
En efecto, esta década que ya nos separa del tiempo final del velasquismo
incluye dos gobiernos a la deriva, incapaces de responder siquiera a la
demanda de corto plazo del pueblo. No examinamos ni la habilidad ni la
honradez de ambos gobernantes como punto de partida, pues el primero
mostró habilidad al menos para caer parado y el segundo volvió a salir pobre de
Palacio. Lo importante es analizar qué han hecho de esta economía, de este
Estado. Y cualquier indicador de calidad de vida lo indica: estamos
pauperizados y aunque el restaurador y el restaurado nos indiquen a Velasco
como único responsable, tendremos que repetir que es imposible tal
simplificación, que con todos los errores y con todas las consecuencias fue ése,
como parece ser el actual, un tiempo de esperanza. Así lo vio el pueblo peruano
con pocos títulos universitarios, pero con experiencia suficiente para desbrozar
confusiones entre verdad y mentira, entre política y politiquería. Así lo ve cual-
quier observador que a distancia examine algunos indicadores de lo que podía
corregirse en 1975 o de lo que se hizo en el segundo belaundismo para
repartirnos entre las transnacionales y los lagartos locales.
Lo que ofrece este libro es, así, una primera aproximación al estudio del
proceso político 1968-75 a partir de la observación sistemática de la escena
oficial, con muchas preguntas abiertas y con la intención de aportar al debate y
la investigación que clarifiquen las nuevas opciones y perspectivas. El libro no
ofrece testimonio de un actor político, ni pretende sólo calificar actores y
políticas. No es un "libro de batalla", ni coloca el dedo acusador o defensor
como objetivo central. Tampoco pretende la "objetividad" de la ciencia
burguesa que en estos términos es imposible y sólo constituye una envoltura de
la conformidad con el sistema. Se ha estudiado y escrito observando la escena,
pero sin ser ajeno a lo que en ella ocurre; compartiendo las frustraciones de las
mayorías explotadas y marginadas del poder.
El cuerpo central de este libro -los capítulos II, III y IV- intenta una
periodización de la escena política oficial en función de la lucha entre
tendencias presentes en el seno del gobierno y que se vinculan con las fuerzas
sociales en pugna en la sociedad peruana, en sucesivas coyunturas cuya
resultante fue definitoria del rumbo del Gobierno.
(1)
Inevitablemente la última parte de este capítulo adelanta elementos sobre el curso del proceso 1968-75. Ello es
necesario para situar el significado de 1968. Este trabajo, centrado en la observación de la escena política, no desarrolla
un análisis de cada una de las reformas, sus alcances y significación. Sólo un conjunto de apreciaciones globales están
presentes en los dos últimos capítulos. Queda allí un trabajo aún pendiente, para posteriores etapas de investigación,
que no se aspira agotar en este libro.
(2)
La Empresa Petrolera Fiscal, cuyo Presidente -el Ingeniero Loret de Mola- denuncia, al renunciar días después de
firmar el Acta de Talara que se ha perdido la última hoja del contrato, conteniendo notas sobre el precio de venta del
crudo (por la EPF a la IPC).
del régimen. No sólo era un contrato firmado bajo presión, "entre gallos y media
noche", lesivo en esencia a los intereses nacionales. Era, además, un contrato
que resultó mutilado en los más altos niveles del gobierno.
Pero esta noción, aunque agrega precisiones de rasgos propios del poder
en el Perú, es insuficiente y si se la utiliza sola puede llevar a imaginar una
clase dominante monolítica y sólo pre-burguesa con lo cual, entre otras cosas,
muchos hechos, alianzas y pugnas quedarían inexplicadas, sin salir del
anecdotario político. Por ello, la noción de bloque en el poder y el concepto de
hegemonía(4) que aplicamos en el trabajo, permiten ver la relación entre las
distintas clases y fracciones de clase que conforman el poder. Dicha relación es
unitaria a un nivel y contradictoria en otro ya que luchan por la hegemonía
expresada en el Estado(5).
A estos tres procesos se suma la expansión del Estado, que hace crecer
sus servicios "sociales" (salud, educación, obras públicas...), como una forma de
obtener legitimidad en un medio cada vez más urbano, que exige soluciones a
(11)
Lima pasa de una población de 533,645 habitantes en 1940, a una población de 2'245,067 habitantes en 1971. Otras
ciudades del interior tienen también importante crecimiento. Hay algunos casos realmente explosivos como Chimbote,
que de ser una caleta de pescadores que en 1940 tenía una población de 9,723 habitantes, pasa a ser una ciudad de
167,234 habitantes en 1971, por efecto del auge de la pesca de anchoveta (Censos Nacionales de Población y Vivienda-
Oficina Nacional de Estadísticas y Censos. Las cifras de Chimbote incluyen anexos y caseríos).
(12)
Sobre el significado de estos "proyectos" y su vinculación -con intereses de los grupos de poder puede verse: A.
RODRIGUEZ, G. RIOFRIO, E. WELSH: "De Invasores a Invadidos". LIMA, DESCO, 1973 - Serie Praxis No. 4.
sus problemas vitales tanto en el asentamiento poblacional como en el empleo,
siempre escaso(13).
Al concluir la dictadura del General Odría, nuevas fuerzas sociales se
expresaron en la escena política, indicando que estos y otros procesos de
cambio confluyen en opciones antioligárquicas que, con renovados bríos, se
expresarán en los partidos reformistas que aparecen en 1956. El APRA, el gran
catalizador antioligárquico de la coyuntura del 30, no cumplirá ya ese rol en la
nueva coyuntura. Ha optado por una alianza directa con las fracciones
oligárquicas para obtener la legalidad que le fuera negada por más de 20 años.
Con ello el panorama político será más complejo, pues este antiguo partido -con
la imagen de un pasado progresista- asumirá la opción oligárquica desde 1956
enfrentando al nuevo reformismo, lo que agudizará el enfrentamiento político,
incluso dentro del bloque en el poder.
(15)
El crecimiento de la educación secundaria es explosivo: en la década de 1950 la educación secundaria crece en
270% pasando de 72,526 alumnos en 1950 a 198,259 en 1960. En la década de 1960 este crecimiento explosivo se
traslada a la Universidad, aunque ésta no pueda recibir a toda la población que egresa de secundaria. El crecimiento de
los egresantes (postulantes potenciales) es de un 320%. La población universitaria pasa de 15,919 alumnos en 1950 a
30,983 en 1960 y a 92,402 en 1969. El número de Universidades que en 1960 era de 9, pasa en 1970 a 34.
(Información estadística publicada por el CONUP: Consejo Nacional de la Universidad Peruana).
apoya partidos y posiciones reformistas, concilia con la oligarquía aún en contra
de estas posiciones(16).
En la década de 1960, la opción de la burguesía industrial por Belaúnde
será más neta aunque también en ese período dejará de lado posiciones de
enfrentamiento, para pasar a articular conciliaciones con las fracciones
oligárquicas, que sirvan a sus intereses más inmediatos. De esta forma, la
burguesía industrial incentiva el reformismo democrático a partir de la
diferenciación de intereses con la oligarquía, pero en cada coyuntura juega un
rol mediatizador que en el nivel político expresa en forma poco clara sus
intereses. Su origen ligado a la diversificación de parte de la oligarquía, su
necesidad operativa inmediata de funcionar ligada a ésta en la medida en que
le controla el crédito, los incentivos estatales, etc., la dificultad que supone no
contar con un sistema' político abierto y estable -que la oligarquía aprovechó
mejor- determinan, entre otros factores, que la burguesía industrial crezca a
partir de un doble juego en las décadas del 50 y 60, incentivando el reformismo
a la vez que pactando con la oligarquía. En perspectiva, sin embargo, es claro
que sus intereses se contraponen, a pesar de las medidas que logra arrancar a
la fracción hegemónica: la ampliación del mercado interno supone y requiere
cambios, tanto en el agro como en la estructura de ingresos; la promoción de
una política efectivamente industrialista, se contradice con los intereses
agroexportadores, que reclaman del Estado políticas liberales que no incentivan
la protección industrial, que obtienen devaluaciones y se oponen a todo intento
racionalizador de la economía en vistas, por ejemplo, a una planificación
indicativa(17).
un Oficial de la Aviación).
La Fuerza Armada se opuso a este pacto. Obviamente en su decisión intervino un fuerte rezago de antiaprismo, pero no
fue éste el factor principal del golpe. El antiaprismo de la Fuerza Armada no permitía que Haya fuera Presidente pero sí
podía aceptar otro período en que el APRA estuviera en el poder, compartiéndolo esta vez con Odría, General retirado y
viejo garante del pacto oligárquico-militar. En lo esencial, la Junta Militar de Gobierno opta por apoyar las posiciones
reformistas antioligárquicas, definiendo su misión como transitoria y poniendo su principal interés en la organización del
proceso electoral de 1963. La actuación de la Junta Militar de Gobierno se produce en medio de una importante
movilización campesina en La Convención y Lares, encabezada por Hugo Blanco. El gobierno de Prado no pudo ni
contenerla, ni eliminar sus efectos en la escena política. Ante ello, la Junta dictó la Ley de Bases de la Reforma Agraria y
una Ley particular complementaria que aplicó en La Convención y Lares, articulando un operativo que hizo intervenir
directamente a oficiales del Ejército en su ejecución. Entre ellos destacarán oficiales que como el entonces Comandante
Gallegos, jugarán roles importantes en el período posterior a 1968. Es la primera Ley de Reforma Agraria y se aplica en
respuesta a la movilización campesina.
Entre las medidas importantes de la Junta está la creación del Instituto Nacional de Planificación (propuesta que poco
años antes fuera vetada por los agroexportadores desde "La Prensa"), el establecimiento del presupuesto funcional por
programas y el inicio de medidas de descentralización administrativa en los ministerios "sociales" como Educación y
Salud. Estas medidas fortalecen la capacidad de acción del Estado y perfilan desde entonces una tendencia de los
militares a fortalecer el poder del Estado, que luego se retomará en 1968. La importancia política e ideológica de la
creación del lNP es en este caso la más significativa.
(19)
La Fuerza Armada deja el poder tal como lo ofreció en 1962 y vuelve prestigiada a sus cuarteles. En ella son
evidentes entonces las simpatías por el nuevo gobierno reformista. Belaúnde no supo aprovechar esta fuente de poder
y en el nuevo gobierno, tanto la Alianza AP-DC como la Coalición APRA-UNO, pugnarán por obtener la simpatía militar en
términos tradicionales de prebendas, discursos y declaraciones.
(20)
Esta perspectiva triunfalista está presente no sólo en el cuadro político nacional. Gran parte de América Latina pasa
por un período democrático y reformista cobijado al amparo del período Kennedy y del lanzamiento de la Alianza para el
Progreso. En 1963 Brasil aún experimenta un gobierno populista. Venezuela y Colombia tienen regímenes democráticos
que en años anteriores derrocaron a los dictadores Pérez Jiménez y Rojas Pinilla. Ecuador repetirá un gobierno populista
con Velasco Ibarra y Argentina buscará en Frondizi un intento desarrollista. Chile en 1964 verá el triunfo de la
El triunfalismo expresado por las posiciones reformistas se estrelló, sin
embargo, con la impermeabilidad política de una oligarquía que, ya en
decadencia, no aceptó "que algo cambie para que todo quede como está". Los
avances del movimiento popular impactaron a la vez en una radicalización de
los sectores medios y en una defensiva reacción de los terratenientes, tanto
agroexportadores como gamonales. Estos últimos eran uno de los mayores
lastres de la oligarquía. Agredidos en su base material por el movimiento
campesino, van a exigir la represión como única respuesta. Los planteamientos
de reforma agraria son inaceptables para ellos, incluso las propuestas más
conservadoras, pues suponen agredir al latifundio tradicional, sus relaciones
semifeudales de explotación y todo lo que constituye base del poder gamonal.
En las guerrillas de 1965 encuentran pretexto para lograr sus objetivos de
represión masiva.
a. LA OPCION OLIGÁRQUICA
Democracia Cristiana de Frei y su intento de “Revolución en Libertad”, tan parecido al reformismo de la Alianza AP-DC
(salvando distancias enormes del cuadro político en que se ubica cada Partido Demócrata Cristiano hay más que un
marco ideológico común). Todo este cuadro internacional se relaciona con la política de los Estados Unidos que expresa
su apoyo sólo a regímenes democráticamente elegidos, aunque esa política cambiará muy pronto ante los gobiernos
militares de Brasil y Argentina. Ya en 1962 esta política se había expresado ante la Junta Militar peruana. El gobierno
norteamericano vio con gran simpatía la candidatura de Haya de la Torre en 1962. Incluso su Embajador, señor Loeb,
tuvo el descuido de aparecer en una manifestación política, a lo que agregó diversas reuniones propiciando alianzas
que evitaran la intervención militar. Ello le valió que la nueva Junta pidiera su retiro al tomar el poder, pero el contexto
de esa coyuntura incluyó presiones de los EE.UU. para hacer transitorio el régimen. El reformismo de Belaúnde,
triunfante en 1963, era sin embargo adecuado a estos propósitos de la política exterior norteamericana, que desde la
Alianza para el Progreso propiciaba la Reforma Agraria para los sectores más tradicionales como una política que
además de favorecer la modernización y hegemonía del sistema capitalista en América latina prevenía concretamente
la agudización de conflictos sociales que pudieran hacer peligrar el sistema político.
(21)
Los seis años de la Convivencia con Prado le han dado además recursos y poder que se expresa en votos. En ese
período contaron con influencia decisiva en los Ministerios de Trabajo y Educación para fortalecer su presencia entre
obreros y maestros lograron recursos para obras regionales que prestigiaron a sus parlamentarios y pudieron así tener
en las elecciones de 1962 y 1963 un caudal de votos de casi un tercio del electorado, que les dio efectivo poder en el
Parlamento.
Se constituyó así la opción oligárquica en la escena política, con fuerzas
sociales lo suficientemente poderosas como para doblegar a su enemigo
inmediato en la coyuntura: el reformismo democrático.
b. LA OPCION REFORMISTA
(22)
Se recuerda, por ejemplo, lo que se conoció como el "bloque parlamentario pesquero" que incluía diputados del
APRA, AP, DC y UNO; que al ser descubierto en "Olga" ocasionó la expulsión del diputado y Ministro Roberto Ramírez del
Villar del PDC y, acto seguido, la ruptura de este Partido con la formación del Partido Popular Cristiano liderado por el
Alcalde Bedoya.
radicalización. En el período 1963-68 se produjo un decantamiento que a su vez
hizo quebrar la Alianza AP-DC y los partidos que la integraban. Se produce allí lo
que denominamos más adelante como pugna entre un reformismo tecnocrático
y un reformismo social.
c. LA IZQUIERDA
(23)
Durante este período trabajan en el Comité de Defensa y Unificación Sindical y recién en el gobierno siguiente logran
el reconocimiento oficial de la CGTP.
(24)
En este trabajo no desarrollamos un análisis del significado de las guerrillas del 65 sino en el nivel de su impacto
visto desde la cúpula. Tampoco estudiamos el desarrollo de diversos partidos a la izquierda del PC, con sucesivos
fraccionamientos y una actuación que se orienta principalmente al medio sindical y a la dirigencia estudiantil.
Organizaciones jóvenes de esta nueva izquierda actuaron en el escaso espacio político que dejó el Estado oligárquico y
quedaron marcadas por éste: incapaces en el período siguiente de llegar a las masas, superar el divisionismo y el dile-
tantismo con que marcó la Universidad a sus grupos de origen. El proceso 1968-75 dará oportunidades de maduración
pocas veces aprovechadas.
Pero el problema central estaba planteado: el Presidente no tenía mayoría
en el Parlamento. La coalición APRA-UNO lo controlaba y ello le daba poderes
muy concretos para impedir las reformas y desgastar la imagen del Gobierno.
(25)
Según la Constitución de 1933, el Presidente es Jefe del Estado Peruano, con efectivo poder ejecutivo. Elegido por
voto universal, nombra a su criterio al Presidente del Gabinete y con éste a los Ministros, pudiendo removerlos en
cualquier momento. A partir de ello, ejerce el poder administrador con todos los atributos del caso. Puede observar las
leyes, derecho que si bien difiere del veto obliga a una nueva discusión, con lo cual posterga el problema a una nueva
coyuntura política. Sin embargo, el Parlamento tiene también un poder que no se limita a legislar: tiene derecho a
iniciativa en el gasto presupuesta/, con lo cual puede alterar las previsiones del Ejecutivo, sin asignarle los ingresos
adecuados. Puede censurar al gabinete o a un Ministro en particular, con interpelación o sin ella; interviene en los
ascensos de coroneles, generales y sus equivalentes en la Armada, así como en la elección de los Vocales Supremos.
Tiene, en suma, poder suficiente para interferir a tal punto en la política del Poder Ejecutivo que su acción lleva o a una
paralización o a conciliaciones parciales o totales.
política económica puede afirmarse, sin embargo, que la oligarquía consiguió
mantener la mayor parte de las medidas que favorecían a su fracción más
importante: los agroexportadores. Sucedió así, porque en el reparto
institucional le favorecía el control legislativo, indispensable para asignar
nuevos tributos, implantar el control de cambios o tomar medidas que llevaran
eficazmente a la industrialización. La devaluación de 1967 beneficiará en este
sentido a la burguesía agroexportadora, como en anteriores ocasiones.
(26)
Tales como Carlos Ferreyros, Carlos Velarde Cabello, Carlos Muñoz.
(27)
Tales como J. M. de la Jara, J. Arias Stella, J. Alva Orlandini, Fernando Schwalb, etc.
reformas: se planteaba la necesidad de cambios estructurales, entendidos
como leyes o actos de poder, que no pasaban necesariamente por una política
de masas(28).
b. EL PROYECTO ULLOA
La crisis política de este período expresa una crisis más profunda de las
clases que controlan el poder. Las fracciones oligárquicas(32) perdieron toda
legitimidad frente a las mayorías al imponer sistemáticamente una forma
cerrada de dominación que recurrió a la dictadura y a la "dictablanda" en forma
(32)
Los gamonales, la fracción financiera y la fracción agroexportadora, con hegemonía de esta última y fuerte
interconexión entre sí, habían logrado mantener parte del poder del Estado a pesar de la crisis, aunque cada vez más a
la defensiva y en necesidad de "negociar" con las nuevas fracciones burguesas con cada vez mayor capacidad de
decisión.
casi sistemática para imponer un orden social cerrado que desde los años 30
fue cuestionado por las clases medias y populares. Pero también perdieron
progresivamente hegemonía frente a nuevas fracciones burguesas, como la
industrial y en parte la pesquera(33), que con más dinamismo acentuaban su
importancia económica a partir de los años 50 hasta resultar hegemónicos en el
curso de la acumulación. Estas nuevas fracciones burguesas, con capacidad de
conexión directa con el capital imperialista, pondrán a la defensiva a las
fracciones oligárquicas en el transcurso de estas dos décadas, aliándose para
ello con sectores medios y populares. Pero no podrán desplazarlas
directamente del poder y terminarán articulando nuevos pactos que conducirán
a un aislamiento del régimen.
(33)
Los pesqueros tienen intereses en común con los agroexportadores y los grandes mineros, controlados directamente
por el capital imperialista, especialmente en la definición de la política económica. Tienen fricciones con la fracción
financiera en su primera expansión pero, al articularse directamente con el capital, imperialista, adquieren peso propio.
No son sólo sectores extractivos y al desarrollar la industria de harina de pescado con sus derivados y conexos, tienen
un carácter más moderno y diversificado que probablemente condiciona su actuar ambivalente en la pugna entre las
fracciones oligárquicas y las industriales.
(34)
Nos referimos a los militares, aunque en este siglo, y conforme avanza el proceso de institucionalización, es más
preciso hablar de Fuerza Armada por incluirse la participación de la Marina y la Aviación. Estas armas, sin embargo,
tienen menor grado de presencia política y actúan bajo el liderazgo del Ejército en el período.
políticos hábiles que no arrastraron masas ni menos aún las organizaron (35).
Estos tuvieron como alternativa eficaz y privilegiada a los militares,
especialmente cuando a partir de los años 30 de este siglo la oligarquía se
siente amenazada. Tuvieron así un doble rol de aparato ejecutivo y fuente de
cuadros políticos de recambio. Mantuvieron el poder de la oligarquía, a la vez
que al expresar sus propios intereses en la expansión del Estado contribuyeron
a la crisis de la dominación oligárquica.
(42)
Mucho se ha especulado y se seguirá haciéndolo, sobre la opinión política de los militares. En este campo es muy
difícil afirmar desde fuera un balance de opinión por las reglas y hábitos, castrenses. En todo caso, a lo largo del
proceso hay muchos niveles de participación de la Fuerza Armada que el General Velasco logra captar con su liderazgo,
hasta que se produce su deterioro gradual. La institucionalidad y sus reglas parecen haberse mantenido, primando
sobre la necesaria politización de un proceso político intenso que tiene la Fuerza Armada como centro. Esto tendrá
mayor importancia en el avance del proceso, fijando límites a la capacidad de cambio del mismo.
(43)
La palabra "golpe" se usa en nuestro medio con una connotación peyorativa, ajena a nuestra intención en el trabajo.
Es necesario usar el vocablo a pesar de esto en la redacción.
éstos, pasarán a un oscuro plano. Su debilidad orgánica hace innecesaria una
prohibición. El golpe se ha producido en el momento de su máximo deterioro.
En adelante la mayor parte de los partidos jugará un rol secundario, limitándose
a emitir ocasionales pronunciamientos de apoyo o ataque, cuya publicación
estará sujeta a la decisión de los diarios. Sólo el APRA y el Partido Comunista
mantendrán un trabajo estable hacia adentro, dirigido a sus propios cuadros y
organizaciones gremiales, pero distantes, la mayoría de ellos, de los hechos
centrales del momento político. Existen como partido, pero pierden su punto de
referencia tradicional, el espacio político que significa un Parlamento, un
Municipio elegido o una campaña electoral. Su espacio queda reducido al plano
gremial y allí no todos los partidos tenían cuadros.
(44)
"El Comercio", empeñado en larga campaña contra la IPC y probablemente conciente de la nueva ligazón entre el
APRA y Acción Popular, apoyará inicialmente al nuevo gobierno. En todo el siglo ha apoyado a los gobiernos militares y
éste, en su primer año, no le proporciona evidencias de la política que luego los enfrentará polarmente.
(45)
La adhesión de estos grupos al gobierno es un proceso gradual que comienza a partir de la nacionalización de la IPC
y se ensancha con la decisión de realizar una efectiva reforma agraria. Esto es válido especialmente para estos cuadros
que en los momentos del golpe velan con recelo a los militares en el poder.
(46)
Provenientes del PDC, de Acción Popular Seoanista, del Movimiento Social Progresista y en muy escasos miembros
del PC, aunque con renuncia desde años antes. También se encontrarán antiguos apristas de diversas épocas.
La actuación de las distintas fuerzas sociales y políticas se dará así dentro
del gobierno y de la cúpula de la Fuerza Armada, trasladando allí su lucha por el
poder. El General Velasco y la tendencia que encabeza, lograrán ser
hegemónicos en un largo período, reteniendo la iniciativa política en cada
coyuntura y haciendo frente al embate de sucesivas tendencias contradictorias.
La legitimidad de Velasco y del Gobierno en su conjunto será conquistada a
partir de la nacionalización del petróleo, hecho que consolida notoriamente al
nuevo régimen. A partir de entonces, la escena comenzará a ser bastante
diferente a la del período anterior: las coyunturas, los enfrentamientos y el
debate político se sucederán con un gobierno que intercala progresivamente,
una a una convertidas en hechos, las banderas levantadas por las posturas
reformistas y revolucionarias en los últimos veinte años, hasta agotar
rápidamente las primeras y ofrecer otras nuevas y casi impensadas en la
escena oficial anterior. Las posiciones pueden no coincidir; el autoritarismo
tradicional puede verse latente en los militares e incluso el escepticismo se
mantendrá por buen tiempo en muchos actores y observadores políticos. Pero
para todo observador será innegable que el gobierno retiene la iniciativa
política, enfrenta agresiones de fuera y dentro y señala un rumbo al proceso
social que rápidamente tendrá impacto movilizador en los sectores populares,
hasta preocupar a sus propios conductores. Tras esta imagen global, la lucha
política atravesará al gobierno, se traslucirá en la escena a pesar del
hermetismo militar y condicionará los resultados de cada período.
(48)
Que suprime en términos reales el derecho de huelga; permite la más amplia acción policial preventiva: detención de
dirigentes, juicio en tribunales militares, detención sin orden del juez; limita el derecho de reunión "a discreción" del
Gobierno, etc.
(49)
El estudio de los poderes regionales y la persistencia del gamonalismo a pesar de la expropiación de grandes
latifundios tradicionales debe ser abordado para entender su nuevo, aunque limitado, rol que parece tener mucho que
ver con la expansión regional de los entes del Estado. En un reciente libro de DESCO se señalan algunas hipótesis a
desarrollar (Ver: PEASE, GARCIA-SAYAN, EGUREN y RUBIO. ESTADO Y POLITICA AGRARIA. DESCO, Lima, 1977).
La nacionalización de la IPC, sin pago real alguno, es un hecho aislable
pero políticamente significativo que creará condiciones para la recuperación de
otros recursos naturales por medio de la expropiación (Cerro de Pasco,
Marcona, etc.), El control de la comercialización de los minerales y el petróleo,
el impulso de nuevas empresas estatales en éstos y otros campos, la
expropiación o recuperación de empresas que brindan servicios básicos como
electricidad, los teléfonos o los ferrocarriles (hasta entonces en manos
extranjeras) la adquisición de la mayor parte de la Banca, constituyen cambios
que configuran nuevas formas en el poder. Todo ello va señalando una nueva
forma de Estado, aún en redefinición, con poder económico efectivo, pero que
sin embargo, al no romper con el sistema capitalista no podrá dejar de ser
dependiente.
(51)
FRANCOIS BOURRICAUD. "Los militares ¿por qué y para qué?" en APORTES Nro. 16 - París - Abril 1970.
una posición discordante. Más aún, otros actores políticos conservadores y
comprometidos en años anteriores con la política entreguista frente a la IPC, no
van a atreverse a defenderla en esta coyuntura. Tal es el caso del partido
Odriísta o del Movimiento Democrático Peruano -partido del expresidente
Prado- cuyos líderes concurren a Palacio a felicitar al gobierno por su actitud y
declaran su adhesión a la medida nacionalista(52).
La pronta vuelta "a los cuarteles" no suponía para esta tendencia renunciar
al poder. Hay antecedentes cercanos -en Odría- de que una consagración
constitucional permitía conciliar intereses y lograr un gobierno estable. Ello
suponía, necesariamente, pactar con las fracciones oligárquicas y convertirse
en su representante.
El eje de esta tendencia resulta el propio General Velasco, líder del golpe
del 3 de octubre y conductor férreo del proceso desde el primer momento. No
es hombre cultivado sino audaz, inductivo, capaz de mandar y ser obedecido.
Desde el Comando del Ejército ha planeado el golpe con un grupo de coroneles
que sólo depende de él y a partir de un hecho consumado tiene capacidad para
negociar con los mandos regionales del Ejército, con la Marina y la Fuerza
(58)
La no coherencia proviene de su composición social heterogénea y de su propia función en el aparato del Estado. Por
lo general la politización ha sido de una cúpula militar o de elementos aislados.
(59)
Democracia Cristiana, Partido Comunista Peruano, restos del Movimiento Social Progresista y Acción Popular
Seoanista.
Aérea, administrando prebendas y posiciones, halagos e imposiciones(60) para ir
ganando posiciones en el nuevo poder constituido.
2. HECHOS INDICATIVOS
(60)
Este es un rasgo propio de los regímenes del Estado Oligárquico y no exclusivo de este régimen, ya en transición
hacia otra forma del Estado. El ejercicio del poder se ha mantenido siempre utilizando el halago y la prebenda, la
imposición junto con la oportunidad de sacar ventajas. Esto último, que muchas veces llega al nivel delictivo, no supone
que la cabeza del gobierno participe de la ventaja o se enriquezca, pero si parece suponer que, al "hacerse la vista
gorda", se garantiza la incondicionalidad de quienes reciben del poder estas ventajas, económicas unas veces, de
prestigio otras, de colocación de familiares y amigos en puestos públicos, etc. En más de un caso, el "rabo de paja" ha
permitido un adecuado "llamado de atención" cuando se intenta enfrentar al poder.
El cargo de Presidente de la República concentra la mayor capacidad de otorgar estos privilegios. Por ello quizá se
mantuvo tanto tiempo la irracional disposición de hacerle firmar todo nombramiento, cese, condecoración, autorización
de viaje, etc., de funcionarios incluso subalternos. Pero ello no supone necesariamente que haya en la persona del
presidente enriquecimiento personal y actuación dolosa. Al respecto nada en este orden parece haberse probado sobre
los Presidentes Prado. Pérez Godoy, Lindley, Belaúnde o Velasco.
(61)
Se ha conocido con este nombre al grupo de oficiales cercano a Velasco que desde antes del golpe, prepararon con
él la toma del poder.
(62)
Nos referimos en particular al Centro de Instrucción Militar (Chorrillos) -CIMP y a la División Blindada, que parecen
tener importancia vital en ese tiempo.
UNO
DOS
(67)
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 216. p. 45.
(68)
CRONOLOGIA POLÍTICA. Hechos Nos. 299 y 251. pp. 65 y 53.
(69)
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 305. Pág. 67
(70)
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 254. Pág. 54.
(71)
"El 14 de febrero se hizo público que el Banco Central de Reserva dio en 3 meses 5 millones de dólares a la IPC.
Luego se eleva esta cifra a 17 millones. El Gobierno nombra una Comisión Investigadora presidida por el Presidente del
Comando Conjunto de la Fuerza Armada, la que encuentra responsabilidad en los Ministros Valdivia y Maldonado
Yañez". CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nos. 281, 287 y 291. pp. 61 y 63.
(72)
Esta aparente contradicción parece aclarada en el libro de A. Zimmermann "Camino al Socialismo", Imprenta
Humboldt Lima, 1976, pp. 23 a 42, al señalar que luego de anunciar el 14 de diciembre que Velasco se queda, el
Premier Montagne intenta reemplazarlo y la situación se define el 23 de enero de 1969. En dicho relato se confirman las
posiciones de los Generales Valdivia y Maldonado Yañez. Sin avalar detalles que requieren mayor investigación, los
hechos públicos señalan ya el conflicto de tendencias y personas.
motivo de su pase al retiro. Al respecto el hermetismo militar no permite
conocer la posición de los Generales Valdivia y Maldonado, pero de su actuación
política puede deducirse su posición. En todo caso, al renunciar no obtienen
mando alguno en el Ejército y poco después pasan al retiro. Ello constituye una
victoria evidente de la tendencia radical.
TRES
(73)
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 180, pp. 38 y 39.
(74)
CRONOLOGIA POLlTlCA. Hecho No. 388, p. 83.
(75)
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 331, p. 71.
El Ministro Benavides dialogaba, sin embargo, con la SNA y no sólo en los
diálogos formales y públicos. En Arequipa, la filial de la SNA le ofrecía 5,000
campesinos en "pie de guerra" al tiempo que él anunciaba que "las tierras no.
trabajadas por sus dueños serán afectadas por la reforma agraria"(76). Esta
forma de plantear la reforma agraria es complementaria de la llamada
"revolución verde' y no era mal recibida entonces por los grandes agricultores.
Estas declaraciones se dan en el mes de mayo, poco antes de un Decreto Ley
que marca la ruptura inicial con la SNA: el control de precios para alimentos
básicos. Este hecho ocasiona que los mismos agricultores de Arequipa se
pronuncien en contra, el 7 de junio, sólo 20 días después de aplaudir al General
Benavides(77).
3. LA RESULTANTE
CAPITULO III
La Burguesía Liberal Frente al
Velasquismo (1970-74)
Superada la definición inicial, el curso del gobierno se define por la
construcción de un proyecto político, diseñado por los militares desde el
gobierno. Este período cubre la consolidación del gobierno en torno a las
reformas que inicia, las cuales le otorgan una base de legitimidad a la vez que
aumentan los mecanismos de poder económico bajo su control directo.
Con este punto de partida, una burguesía liberal, que fue parte del bloque
en el poder pero con actuación subordinada a las fracciones oligárquicas,
asume gradualmente el liderazgo dé la reacción conservadora y se enfrenta
decididamente al proyecto político que, paso a paso, intentan construir los
militares que representa el General Velasco desde el gobierno. En esta
tendencia, la fracción industrial parece asumir la hegemonía. Demandó un
Estado promotor en su pugna con las fracciones oligárquicas que mantenían un
Estado débil y no intervencionista, pero no está dispuesta a admitir el Estado
empresario, gestor y controlista que propone el Velasquismo, ni menos el poder
de articulación directa que cada vez más claramente tiene este Estado con el
capital extranjero, a partir de sus intentos de redefinición. En forma gradual
estos grupos sociales comprenden que el proyecto Velasquista afecta o
contradice su propio proyecto político.. Pasan entonces a la ofensiva contra el
gobierno en su conjunto, a la vez que articulan acciones con una parte de éste
a fin de quebrar la correlación de fuerzas internas al gobierno y derrocarlo en
sus propios términos: por acto de la Fuerza Armada y no por acción de partidos
de masas.
(88)
Referencia al Ministro Jiménez de Lucio en la revista "Caretas", que más adelante se cita en este mismo trabajo.
Prensa. Este aspecto será fuente alimentadora del conflicto con el conjunto -de
las fuerzas de derecha logrando realizar verdaderas "guerrillas" de papel que
poco tienen que ver con el poder real de sus representados o con las luchas
dadas en la base. En conjunto, con el aporte propio de los dueños de la prensa y
algunas entidades profesionales, se va a ideologizar notablemente la lucha
política, haciendo de la defensa de la propiedad privada la lucha por un derecho
casi divino, aun cuando la propia Jerarquía Eclesiástica, en posición claramente
progresista, apoya las reformas.
En este cuadro, dentro del gobierno, el rol conservador es jugado por una
tendencia que identificamos como representante eje la burguesía liberal por su
coincidencia con estos grupos de poder antes mencionados y el carácter de sus
planteas. Esta tendencia parte del hecho consumado de la presencia de la
Fuerza Armada en el poder y de la necesidad de hacer reformas antes de
regresar a sus cuarteles. Siendo expresión continuada de la tendencia
anteriormente derrotada(89) recuerda constantemente la preocupación por una
perspectiva institucionalista de la Fuerza Armada y el temor a una politización
de la misma a partir del ejercicio del poder. Procura no romper lazos con el
sistema de partidos para volver al sistema constitucional a mediano plazo.
1.2. EL VELASQUISMO
(92)
Nos referimos a las funciones constitucionales del Presidente, a la concentración de funciones administrativas que se
daba desde períodos anteriores, a lo que se agrega en este caso el Ejercicio del Poder Legislativo y la Jefatura de un
Gobierno Militar.
Esta tendencia va en busca de la definición de un proyecto político propio,
alternativo al capitalismo y al comunismo. Definida así, con la debilidad de la
sola negación y el peligro de la equidistancia, realiza en este Período un
esfuerzo paralelo de realización de reformas y de elaboración de un proyecto
teórico. En lo primero está desde el período anterior, afrontando
pragmáticamente sucesivas coyunturas que le exigen más definiciones. Su
opción supone cancelar toda posibilidad de retorno a la constitucionalidad
tradicional, a las elecciones y al régimen de partidos. Ligada a elementos
radicalizados de clase media -derivados de filas apristas, acciopopulistas,
democristianas e incluso marxistas- busca definir un proyecto teóricamente
orgánico de socialismo humanista, libertario y cristiano. Aspira a construir una
base popular propia, alternativa a los partidos existentes y articulada desde
organizaciones populares surgidas por acción del propio gobierno. Con ellas es-
pera obtener el poder necesario para alcanzar hegemonía dentro del gobierno
mismo, en el cual obtiene sucesivas victorias pero no posee la totalidad del
poder(93).
En este caso, para analizar los hechos políticos que llevan a la construcción
anterior, vamos a subdividir el período y presentar dos etapas: la primera es
una etapa de construcción del proyecto que cubre los años 1970, 1971 y 1972.
Durante ellos hay enfrentamientos, pero no hay una resultante final que elimine
una de las tendencias y dé lugar a un nuevo cuadro político. La segunda etapa
abarca el año 1973 y los primeros 5 meses de 1974. Es la crisis y definición que
elimina del gobierno a los militares que representaban a la burguesía liberal,
cancelando este período.
(95)
CRONOLOGIA-POLITICA. Hecho No. 623, pág. 138.
(96)
Queremos enfatizar con este calificativo, el rol que cumple "Expreso" desde su expropiación, planteando intereses y
posiciones de las clases populares que nunca antes llegaron a la "gran prensa". Era vocero del gobierno en tanto se
encuadraba dentro de sus límites y atacaba decididamente tanto a la derecha como a la izquierda opositora. Forzando
esos límites, con permanente iniciativa, no puede decirse sin embargo que su posición fuese equidistante de ambos
polos. Más aún, su espacio fue concedido -aunque fuese en avisos- a las organizaciones laborales incluso cuando eran
controladas por la oposición de izquierda, cosa poco común en una prensa acostumbrada a utilizar el silenciamiento
como principal arma política.
Vivienda, sin siquiera frenar la expansión urbana, la especulación con el precio
de terrenos o el lucro especulativo de las urbanizadoras. Para el Ministro la
Reforma Urbana era algo así como el "enemigo público número uno" y cada vez
que podía declaraba enfáticamente la negativa del gobierno a hacer una
reforma urbana. En realidad, la política francamente reaccionaria de este
Ministerio era contradictoria a todas luces con el resto de la política del
gobierno. Es por ello que sirvió de refugio a propietarios de tierras agrícolas que
burlaron la Reforma Agraria urbanizando sus propiedades. En estos años se
urbanizaron muchas tierras cultivables. Esto, al mismo tiempo que el Estado
gastaba miles de millones para irrigar tierras desérticas. "Expreso" tuvo una de
sus primeras campañas sobre este tema, denunciando la especulación con los
terrenos, la burla de la Reforma Agraria y problemas similares. Acogió en sus
páginas las demandas de trabajadores rurales de "una que veían desaparecer
su fuente de trabajo. Todo ello lo enfrentó con este Ministro que en varias
ocasiones va a referirse a "Expreso", acusándolo de "creer" en la lucha de
clases(97).
DOS
(99)
Es política, del gobierno en tanto que la asume el Ministerio de Agricultura y la conducción del Presidente Velasco se
impone en este período con la tendencia que encabeza. Pero no es opción de todo el gobierno, pues parte significativa
de éste asume la defensa de los intereses de la burguesía agraria.
De esta forma, entre 1970 y 1972 la lucha entre dos opciones
contradictorias de aplicación de la reforma agraria se da dentro y fuera del
gobierno. La SNA asume la defensa de la pequeña y mediana propiedad,
protesta por la nulidad de las parcelaciones privadas, ataca a los funcionarios
ejecutores y orquesta una bien montada campaña en la prensa y otros medios
de comunicación(101), a la vez que influye en la tendencia reformista liberal que
asume dentro del gobierno la representación de sus intereses. Sus demandas
son acogidas por parte del gobierno que defiende esa pequeña y mediana
propiedad, priorizándola sobre una reforma que beneficie al campesino que
trabaja directamente la tierra. Una limitación central de esta tendencia fue no
controlar el Ministerio de Agricultura. Con todo presionaron, interrogaron y
cuestionaron a los funcionarios, influyeron en el nivel local e incluso llegaron a
acoger juicios contra funcionarios de reforma agraria y del SINAMOS por
"ataque a la reforma agraria".
TRES
(100)
Al avanzar la reforma, los pequeños propietarios se sienten primero marginados y luego amenazados. No hubo en
los primeros años una política coherente que los integrara al proceso de la reforma, los apoyara con servicios básicos
que sí les ofrecía la SNA y diferenciara sus intereses de los de la burguesía agraria. En esta situación hay que
comprender también la complejidad de relaciones sociales en el campo, donde la importancia de la extensión de tierra
varía de lugar a lugar y de cultivo a cultivo, combinándose con el poder conferido por otras actividades (representación
comercial, servicios agrícolas, profesionales y técnicos, autoridades locales, relaciones de parentesco...) que aumentan
el poder de pequeños y medianos propietarios. Así, un pequeño propietario de 15 Has. puede resultar potenciado y
ligado al poder local por otras actividades.
(101)
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 785, 788, 789, 855, 942, 1015, 1018, 1024, 1034, 1207 y 1212. Págs. 180,
201, 221, 240, 242, 244, 277 y 278.
(102)
Hay casos de articulación: Huando y Cañete en lucha contra las parcelaciones privadas; Piura en la toma de la liga
de agricultores -base de la SNA-. Pero también hay movimientos con distinto carácter que, sin embargo en este período
coinciden en el objetivo común de enfrentarse a la burguesía agraria y a los gamonales. Se puede ampliar esta visión en
PEASE, Henry "La Reforma Agraria Peruana en la crisis del Estado Oligárquico", en ESTADO y POLITICA AGRARIA,
DESCO-LlMA, 1977.
(103)
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 1643, 1649, 1652, 1660, 1663 y 1674. Págs. 388, 390, 391, 393, 394 y 396.
En efecto, desde antes de nacer el SINAMOS está "en el ojo de la
tormenta", como todo lo que en este gobierno se ha iniciado con relación a los
sectores populares. En adición al conflicto de tendencias y a la confusión
ideológica de gran parte de los gobernantes, hay aquí un problema central en la
base del gobierno mismo. Su relación con el pueblo ha fracasado cada vez por
efecto de un pretendido choque con el carácter institucional del gobierno, por
una percepción vertical, paternalista y casi mesiánica de la relación con el
pueblo y porque, como escuchara alguna vez de un lúcido funcionario: "en este
proceso todos los civiles somos infiltrados". En efecto, el temor a la infiltración y
a la competencia política hace que los gobernantes sean particularmente
sensibles, a tal punto que frustren los proyectos políticos diseñados y
aprobados por el propio gobierno. En este cuadro es fácil para los sectores
afectados -en este caso la burguesía industrial, las fracciones agrarias y la
prensa como articulador y vocero ideológico- quebrar el frente interno, acusar
de infiltración comunista a todo proyecto y llegar a paralizarlo o a crearle tal
nivel de conflictos o limitaciones, que resulte ineficaz.
CUATRO
Los primeros días posteriores a la ley dieron lugar por lo menos a una
presentación confusa del Ministro Dellepiane, que hizo pensar a la Asociación
de Relaciones Industriales y al Semanario "Oiga" que los trabajadores podían
llegar al 100% de las acciones, es decir a la propiedad total de la empresa(107).
Los alcances de la ley fueron precisados por el propio Presidente Velasco y ante
ello "Oiga" habla de un "Golpe de Timón". A partir de entonces el problema
queda planteado en términos de cogestión y el Ministro Dellepiane asume con
empeño la aplicación de la ley.
(106)
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 809, 813, 818, 820, 821, 822, 833, 840 y 843. Págs. 187, 188, 190, 191, 192,
194, 195y 196.
(107)
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 819 y 820. Pág. 191.
(108)
Sobre todo en los primeros años, pues el Almirante Jiménez de Lucio parece alinearse con la tendencia velasquista
durante la crisis final de 1974 y es importante miembro de "la Misión" luego, en claro enfrentamiento con su arma.
(109)
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 1040, 1043, 1062. Págs. 245, 247, 250.
cosa que no es cierto porque permanecen los intereses antagónicos presentes.
Se confunde la voluntad de unificar con la capacidad de hacerlo.
Objetivamente, en este período la Comunidad Industrial no produce reacciones
de conciliación, sino a la inversa, de conflicto y no sólo de parte de los obreros,
sino principalmente de parte de los industriales. Estos se sienten afectados y lu-
chan contra el gobierno para impedir que la Comunidad avance. Esta lucha los
enfrenta decididamente a los trabajadores, que aspiran a que la Comunidad les
brinde beneficios concretos y en el corto plazo. Se da así esta lucha no sólo en
el ataque verbal y periodístico al gobierno, sino en la burla de la ley: dividiendo
empresas, impidiendo la participación real de los delegados comuneros en el
directorio, etc.
(112)
CONACI: Confederación Nacional de Comunidades Industriales.
(113)
CRONOLOGIA POLITICA: Hecho No. 1689. Pág. 398.
(114)
CRONOLOGIA POLITICA: Hechos Nros. 1751 y 1913. Págs. 406 y 457.
(115)
CRONOLOGIA POLITICA: Hechos Nros. 1751 y 1913. Págs. 406 y 457.
(116)
Explicable al ver como "la Misión" se liga a los intereses industriales más lúcidos de esa coyuntura.
que le hace blanco singular de presiones en el momento de la caída del
Almirante Vargas Caballero(117).
CINCO
Los discursos oficiales de fines de 1972 son claros en la prioridad que dan
a su ataque al comunismo. A la vez el SINAMOS cumple un rol catalizador. Es
atacado por el Partido Comunista y el Partido Demócrata Cristiano, así como por
los demás partidos de izquierda y derecha, porque es visto como proyecto
alternativo en especial en el medio sindical. Se denuncia el operativo militar-
civil que da origen a la CTRP y se identifica a ésta con el SINAMOS, aunque
después se sabrá que es el primer fruto de la incipiente "Misión". En este año, el
14 de noviembre, aparece la Central de Trabajadores de la Revolución Peruana
(CTRP). Se habla ya, porque actúa, del Movimiento laboral Revolucionario (MlR)
impulsado desde el Ministerio de Pesquería. Todo esto confirma el intento de un
proyecto propio que compita políticamente con las fuerzas que confiere un
aparato de Estado. Ello es comprendido, no sólo por el Partido Comunista (PC) y
el Partido Demócrata Cristiano (PDCI, sino por los otros grupos y partidos de la
izquierda opositora al gobierno, que coincidirán en el ataque frontal que la
(117)
En esa ocasión no renuncia como sus colegas de arma y permanece en el cargo hasta la caída de Velasco. La
política del Ministerio frente a la Comunidad Industrial variará sólo en el sentido de que éstas son ya un hecho
consumado y frente a ellas no cabe cerrar los ojos. La necesidad de controlarlas para que respondan a las necesidades
políticas del proyecto de "la Misión", lo hará patrocinar la CRCONACI que será analizada más adelante. También
incursionará en el terreno ideológico, sin mucho éxito en la coyuntura aUnque con efectos años después: en julio de
1972, cuando las precisiones conceptuales del Presidente Velasco reiteraban la inspiración socialista del proyecto
político del gobierno, en dubitativo esfuerzo por darle definición a nivel teórico, el Ministro Jiménez de Lucio introduce la
concepción del gradualismo para definir el proceso. Esta idea de efecto claramente conservador en esa coyuntura, será
retomada por el Presidente Morales Bermúdez en 1976 e incorporada a las redefiniciones teóricas de la Segunda Fase.
derecha hace al SINAMOS desde fuera y desde dentro del gobierno. La
respuesta del SINAMOS parece expresarse en los discursos del Presidente -el 3
de octubre, por ejemplo-, pero salta fácilmente de la respuesta específica al
Partido Comunista y a los otros partidos, a fomentar o alimentar un anti-comu-
nismo genérico que -aunque explícitamente recusado en la teoría- terminará
por encuadrar toda crítica de izquierda dentro del calificativo, casi moral, de
comunista.
En este cuadro hay sectores conservadores que comienzan a ver con más
lucidez el margen de juego que les ofrece la lucha de tendencias y los límites de
todo el complejo cuadro político. El diario "La Prensa" expresa públicamente
esta percepción, que empezará a darse en empresarios de la industria y el
comercio, al parecer comenzando a distinguirse de la dirigencia de la Sociedad
Nacional de Industrias. "La Prensa" tiene un viraje decidido en el mes de agosto
de 1972. Propone un cambio de actitud frente al gobierno a pesar de sus
discrepancias porque, según expresa, el proyecto promete solucionar
problemas como la lucha de clases, las huelgas, la guerrilla (118). Propugna, a
partir de ello, una "alianza económica al margen de toda discrepancia política".
Con audacia, su tesis parte de afirmar que ya el gobierno ha alejado al país del
molde capitalista; tal perspectiva se verá en el proyecto de "la Misión" que se
expresa años después en 1974-75.
(118)
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 1722. Págs. 413 y 414.
La etapa de construcción del proyecto propio desemboca en 1973 planteando
definiciones a partir de una objetiva agudización de la lucha de tendencias. El-
hermetismo militar se rompe y salen a la luz pública contradicciones y
enfrentamientos entre ministros. Un conjunto de reformas en plena ejecución
exige, ya en 1973, más definiciones y mayores precisiones; más aún si éstas se
han producido afectando intereses de las fracciones oligárquicas y enfrentando
al gobierno con la burguesía industrial, aunque dejando a ambas elementos de
poder como. para articular una oposición en la prensa y otros campos.
En los años 1970-72 el Estado ha acrecentado notablemente su poder. Ha
expropiado su base material a las fracciones oligárquicas y mantiene control
directo sobre el poder expropiado. Incluso los industriales -cuya base
económica permanece totalmente bajo su control- perciben que el Estado es
ahora interlocutor definitorio y en ello radica la médula de su oposición.
La lucha política en estos tres años se ha expresado ante las medidas
concretas, ante el planteo de cada reforma y su implementación. Se ha podido
controlar con relativo éxito dada la sectorialización del Estado. Ello ha dado a su
vez al Presidente Velasco los elementos y mecanismos para controlar el
conflicto y definir su resultante, conciliando en unos casos con la tendencia
reformista liberal y definiendo en otros la decisión según su propia opción. Esta
pugna y la necesaria conciliación se ha reflejado en la ambigüedad de algunas
políticas y en acciones contradictorias del Estado. Ello ha marcado también
algunas leyes e impedido que otras lleguen a plasmarse. Esto ha sido percibido
incluso por el aparato técnico-administrativo del Estado que, en varios casos,
adecuó sus iniciativas a las posibilidades ofrecidas por las tendencias en pugna
dentro de cada coyuntura1.
Puede afirmarse que al empezar 1973 el Velasquismo ha consolidado fuerzas, a
pesar de la necesidad de hacer concesiones. Desde 1969 esta tendencia -y su
antecesora, la tendencia radical- se beneficia particularmente con los ascensos,
mientras que su opositora -actual y anterior- es afectada por los retiros
militares de acuerdo a ley. Ocurre, en su composición, que es más joven y que
cuenta además con el apoyo de Velasco en el momento de definir los ascensos.
En 1973, los Coroneles de la tendencia radical (1968-69) -incluidos los que
participan en el golpe- comienzan a llegar al más alto grado militar -General de
División- ya tomarse en cuenta para el desempeño de mandos claves y para el
orden de sucesión en la Comandancia General del
Ejército, cargo desempeñado por el General de División más antiguo y que
conlleva el cargo de Ministro de Guerra y Primer Ministro. A este grado llegan
en 1973, con el tiempo mínimo, los Generales Meza Cuadra, Graham Hurtado y
Fernández Maldonado, participantes de la línea radical en 1968 como Coro-
neles. Un año antes habían alcanzado el mismo grado los Generales Morales
Bermúdez y Valdez Angulo, que gruesamente pueden ser ubicados dentro de la
tendencia velasquista, aunque el primero tendrá características propias que lo
definen de modo singular en el período siguiente.
En efecto, desde el Ministerio de Economía, el General Morales Bermúdez
aparece como el técnico del Gobierno, ordenador de la economía, por encima
de la lucha entre tendencias, aunque lazos promociónales lo liguen más
personalmente a hombres como Fernández Maldonado. En el período 1970-72
1
Esto hará que se perciba como pleito entre sectores o ministerios lo que no es sino resultado de la lucha entre
tendencias y la ubicación de los Ministros en ellas.
aparece como el responsable de la política económica, que gestiona y obtiene
una estrecha refinanciación de la deuda externa, pero a costa de un diseño
conservador de acuerdo a las exigencias de los organismos económicos
internacionales. En algunas coyunturas, como a fines de 1969, es fuertemente
atacado desde los sectores progresistas. "Oiga" se enfrenta directamente a este
ministro comparando su gestión con la de Ulloa en el gobierno de Belaúnde2:
Luego, sin embargo, reconocerá en el contrato de Cuajones elementos
positivos3. También habrá de reconocer después diferencias sustantivas
respecto de la política bancaria: a principios de 1970 era visto como indeciso
ante "las dos posiciones que existen frente a la coyuntura económica:
profundizar los cambios estructurales (posición de los sectores nacionalistas) y
medidas promocionales dentro de la econom ía liberal’’ 4. Meses después se
verá que la nacionalización y control de la Banca por el Estado es un hecho.
Evidenciándose que el gobierno optó por afrontar el problema, no a través de
una ley sino de acciones concretas, paso a paso, en la adquisición de cada
banco5. Sin embargo, desde entonces se criticará ya el monetarismo ortodoxo
del gobierno 6 Y a fines de 1970 habrá un fuerte debate sobre la compra del
Banco Continental, que no centrará su ataque en el ministro, sino en la
Comisión Negociadora encabezada por el Presidente del Banco de La Nación.
Con estos antecedentes políticos, el General 'Morales Bermúdez regresará al
ejército en 1974. Primero como Jefe del Estado Mayor y luego como
Comandante General, teniendo un rol definitorio en el siguiente período y
siendo identificado entonces como cabeza de una posible tendencia institu-
cionalista hasta ser la figura que logra ser el punto de unidad de la Fuerza
Armada para derrocar al Presidente Velasco en 1975. En el período 1970-74
cabría ubicarlo -con las reservas hechas- en el velasquismo, sólo en tanto no
cuestiona su liderazgo, cosa que sí hace la otra tendencia. Si se siQue la política
económica por él diseñada, es más visible su cercanía al proyecto liberal7.
2
"El Semanario Oiga" critica fuertemente al Ministro de Economía, General Morales Bermúdez, principal defensor de
Cuajone; compara su política con la del exMinistro Ulloa diciendo: "Muchos observadores encuentran gran similitud
entre 105 propósitos y la polltica económica de Manuel Ulloa con la que está tratando de imponer el Ministro Morales
Bermúdez al gobierno revolucionario". En su ataque, el Semanario "Oiga" se refiere a la política del Ministro, basada en
las exigencias del FMI, señalando que busca:
a) "Lograr una refinanclación conveniente (la misma que sin duda habda podido alcanzar Ulloa después del Acta de
Talara).
b) Atraer inversiones extranjeras, especialmente las de Southern para Cuajone.
c) Equilibrar el presupuesto manteniendo las mismas leyes impositlvas de Ulloa, utilizando 105 mismos mecanismos
modernizadores de la recaudación y reduciendo 105 gastos administrativos.
d) Garantizar el dominio privado del sistema bancario bajo el manto de una más rígida y severa peruanización y la
exclusión de la banca estatal del mercado de depósitos y créditos (105 mismos términos usados por Ulloa y Valdlvia que
permitieron "acomodarse" a la banca extranjera con el traspaso de acciones en favor de testaferros como Luis Banchero
considerado como el mayor deudor de uno de los bancos)".
3
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 552, Págs. 119-120.
"Se firma el contrato de Cuajone. El Ministro Fernández Maldonado declara que reactivará la economía. La mina
operará 6 años. La Southern pagará el 47.50/0 de la renta. La Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) aplaude el
contrato. semanario "7 días" señala que crea confianza y desarrollo. El semanario "Oiga" comenta: "Suscitó el repudio y
la protesta general de la Izquierda y de la Inteligencia nacional, atónitos ante un paso que se juzgó calco del Acta de
Talara y que luego se observó con más cautela hasta llegar a despertar cierto entusiasmo ante la esperanza de que sea
el Estado el que se encargue de la refinanclación y comerciallzación del cobre peruano, hecho que variará sustancial
mente el significado de, Cuajone".
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 590. Pág. 127.
4
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 644. Pág. 144.
5
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 844. Pág. 196.
6
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 722. Pág. 163.
7
Este es un punto clave a precisar en función de más prolijas investigaciones, por
que cabe preguntarse hasta qué punto la poi ítica económica trazada por el General Morales Bermúdez es sólo opción
de una tendencia o terreno común a ambas. En esta materia hay mucho margen por la falta de alternativas concretas a
una poilítica ortodoxa a partir de la poca formación económica de los actores poi íticos y la sectorialiliazación de la
También puede verse al concluir 1971, un mayor fortalecimiento del
velasquismo en el Gabinete y una resultante a su favor én el conjunto de
reformas. En efecto, la Reforma Agraria avanza a costa de los medianos pro-
pietarios y priorizando cooperativas y SAIS. Se ha dado la nacionalización de
importantes bancos; se ha avanzado en el control del comercio exterior y el
SINAMOS, entre ataques, va en busca de una base popular alternativa a los
partidos. Se ha conciliado en la aplicación de la Comunidad Industrial, ningún
cambio real se ha dado en Vivienda o Salud -ministerios controlados totalmente
por el reformismo liberal-, pero ello no compensa los avances en los otros
sectores y más aún, dada la pugna, se perciben cambios de posición al menos
en el Ministerio de Industria. Hay así en el balance una mayor concentración de
poder en manos de la tendencia velasquista. Pero ello se da en un cuadro de
agudización del enfrentamiento con los diarios y los antiguos representantes
poi íticos que, impactará en la Fuerza Armada, radical izará posiciones y llevará
a un período intenso de crisis,' agravado por la enfermedad del Presidente
Velasco.
En 1973 Y 1974 los actores parecen ser más conscientes de que las jugadas son
definitorias. Sus posiciones asumen una alta carga ideológica y los diarios
juegan en ello un papel central. La primera tendencia, el reformismo liberal,
asume la defensa de la "Sociedad Occidental y Cristiana" 8, vaga idea que, al
margen de un serio análisis histórico, es utilizada para defender el sistema
capitalista, no sólo en el Perú, sino en América Latina. El Ministro Vargas
Caballero y "EI Comercio" son los adalides de esta lucha ideológica que se
combina con la anatematización del comunismo y la acusación de que éste se
encuentra infiltrado en el velasquismo. Hay sincronización entre la defensa de
la civilización occidental y cristiana, entre la acción externa de ataque frontal y
la acción interna m.ás sutil -en la Fuerza Armada- que ataca y desprestigia al
velasquismo. Mientras que los diarios vinculados a esta opción levantan y
promocionan a los ministros de la tendencia liberal -particularmente a Vargas
Caballero- atacan a los ministros velasquistas -caso de los Generales Rodríguez
y Meneses- insinuando directamente que asumen posiciones pro-comunistas.
En la primera tendencia haya su vez coincidencia de términos,lenguaje y
planteamientos con la Sociedad Nacional de Industrias y el Colegio de Abogados
de Lima que para entonces se movilizan en su ataque al gobierno, que
recrudece ante la estatización de la pesca y que da origen a nuevas acu-
saciones de estatismo. Todo esto hace crisis al plantearse el problema de la
cúpula. Hay que precisar también si en el cuadro de lucha entre tendencias era posible definir expl ícitamente una
pOlítica económica distinta a la tradicional. Al ver, por ejemplo, cómo la estatización de la mayor parte de la Banca se
hace caso por caso, aprovechando coyunturas límite, y no por una ley general aprobada en gabinete, se sugiere esta
posibilidad. En todo caso, la resultante es clara en los límites del régimen y también resulta obvio que el General
Morales Bermúdez es el que diseña la política económica, identificándose con el proyecto global que supone. Esta
política demostró habilidad para administrar la coyuntura en un ciclo de expansión, a la vez que las reformas y
nacionalizaciones afectaban la ortodoxia y generaban rechazo en los empresarios. En perspectiva, no parece ir más allá
y aquí se puede ver el origen de los entrampamientos del proyecto del gobierno militar en los últimos períodos.
8
El Cristianismo no es occidental, ni hay una sociedad "cristiana", salvo en la Edad Media. Pero la guerra fría divide
Europa en dos y la parte occidental es capitalista mientras que el Oriente es comunista. Se acuña la frase para
anatematizar al contrario. En la estructura de esta frase hay algo impl (cito: todo alejamiento del capitalismo es salirse
de la cultura occidental y cristiana, es romper con el cristianismo, es dictadura, es comunismo. Con esta idea, se
combate como anticristiano todo lo que recuse al capitalismo o se salga de su ortodoxia.
La falacia de esta óptica puede contrastarse con el pleno apoyo que la Iglesia da a las posiciones que intentan superar
el capitalismo -incluyendo el respaldo a la Propiedad Social de los medios de producción como sector prioritario- y la
opción por formas nuevas de socialismo que se expresan en los documentos de este per(odo. (Ver, por ejemplo. el
documento "La Justicia en el Mundo" aprobado por la Asamblea Episcopal en 1971).
prensa, tanto en la coyuntura de 1973, como en la definitoria coyuntura de
1974.
En la tendencia velasquista hay en este período una radicalización propia de la
lucha poi ítica que la hace consciente de la capacidad que tiene el enemigo
-dentro y fuera del gobierno- para minarle su única base real de poder: la
Fuerza Armada. En efecto, por su composición social, ya está repercutiendo en
ella – como en el resto de sectores medios - la campaña que los diarios y los
sectores de derecha hacen contra el gobierno, acusándolo de' comunista. En
esto tiene importancia la crítica a la creciente Reforma de la Educación ante la
cual los sectores medios son bastante sensibles.
Tiene importancia también la "expropiación de ilusiones" que para los sectores
medios significaron las restricciones al turismo y gastos en el exterior o las
medidas que afectan a una clase dominante que siempre les fue presentada
como modelo. No puede hablarse de medidas que hayan afectado en lo
económico a los sectores medios en este período, menos aún cuando aparecían
día a día nuevos restaurantes, urbanizaciones y boutiques para sectores
medios, siempre llenos y concurridos, lo que supone capacidad de consumo en
estos sectores sociales. Sin embargo, la lucha ideológica, el bombardeo
constante de amenazas y peligros a través de fantásticas descripciones macar-
tistas hechas en la prensa y la indecisión e incapacidad poi ítica del gobierno
para debatir con la oposición y movilizar en su favor al pueblo, van a ser ele-
mentos que aumentan el temor y el recelo, cuando no el ataque y la oposición
de los sectores medios. Una hábil utilización del Colegio de Abogados de Lima,
luchando contra la "inseguridad jurídica", contra el Consejo Nacional de Justicia
y por el retorno a la Constitucionalidad impactará, así. Fácilmente en los
sectores medios. .
El posible impacto en la Fuerza Armada de esta acción desde fuera y dentro del
Gobierno, obliga al velasquismo a afrontar prioritariamente el problema de la
prensa y la eliminación del reformismo liberal de su propia cúpula. Ello se da a
la vez que se comienzan a percibir contradicciones dentro del velasquismo en lo
que se refiere a la relación con el movimiento popular. En este aspecto, desde
1972 se implementa el proyecto del SINAMOS, que tiene enfrentamientos
propios 'con los grupos y partidos de la izquierda opositora, así como con el
Partido Comunista y la Democracia Cristiana. Pero a la vez va surgiendo ya en
1972 y más aún en 1973, el MLR (Movimiento Laboral Revolucionario) con
apoyo del Ministerio de Pesquería y del mismo modo que la CTRP, montada en
un operativo que terminó por marginar al SINAMOS. En una compleja red de
enfrentamientos se mezcla la lucha de las dos tendencias centrales con el inicio
de la práctica poi ítica que corresponde a la tesis del "no partido" y el
enfrentamiento entre esta posición y la línea que luego representarán "la
Misión" y el MLR. Ello, sin embargo, no estalla en 1974, justamente a lá espera
de una definición en la lucha principal.
UNO
9
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2020. Pág. 488.
10
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 2022 y 2023. Pág. 488.
segundo lugar incluso). Ello, a su vez, da una situación de permanencia al
Presidente. Pero, además, hay diferencias en las atribuciones que se
transmiten: no se incluye la facultad de recibir agentes diplomáticos y hay un
plazo fijo hasta el 31 de marzo.
Comentando estas diferencias el semanario "7 dias" – del diario "La Prensa"-
dirá poco después 11 que el comunicado de la Junta Revolucionaria fue
entregado a los diarios por el ayudante del Premier y que la Oficina Nacional de
Información a cargo de un hombre de Velasco -Augusto Zimmermann-,
desconocfa su existencia. Comenta, además, la eliminación de la atribución de
recibir agentes diplomáticos, señalando que según la Constitución ello sólo es
atribución del Presidente de la Repúbiica.
Sobre los entretelones de estos dfas se puede especular mucho y sólo sus
actores podrán revelarlo, pero el hecho polftico se produce aun sin ello: ha
habido conflicto en la cúpula y forcejeo por varios dfas. Este conflicto incluso ha
motivado un significativo mitin de apoyo a Velasco que, sin ser definitivo -pues
el poder está en la Fuerza Armada-, fue la única forma de participación civil en
los hechos. Como corolario, cabe señalar que el Premier Mercado, a pesar de la
concentración formal de cargos, no volvió a jugar un rol decisivo y fue visto con
desconfianza por Velasco. Figuró en muchos hechos importantes pero con un
rol opaco, no compensado por la fuerte publicidad dada a sus actos y al
retirarse (en 1975) quedó silenciado hasta la c~nclusión de la primera fase, el
29 de agosto.
Surge un elemento importante como consecuencia de la enfermedad de
Velasco: queda planteado el problema de la sucesión vello va a ser hábilmente
usado por la tendencia liberal. También, a partir de ello V de la titánica lucha
por superar su enfermedad, se encontrará a un Velasco que se aisla en Palacio
cada vez más, que procura no aparecer en público con muletas, que sólo es
visto por el pueblo de vez en cuando, pero que dirige férreamente -V según se
asegura, con cada vez más agresividad V personalismo- el equipo gobernante.
DOS
TRES
Esta polémica se produce en medio de una nueva medida del gobierno que
exacerbó los ánimos, no ya sólo de las fracciones oligárquicas debilitadas, sino
de la burguesía industrial. Se trata de la estatización de la industria de harina y
aceite de pescado a través de los Decretos Leyes 20000 y 20001. Este
importante sector productivo tuvo gran auge en el pasado, pero se encuentra
en crisis. Las empresas tienen un endeudamiento de SI. 9,000 millones de soles
con el Estado, ascendiendo el patrimonio de éstas sólo a 4,800 millones de
soles.
La reacción de la burguesía liberal es violenta y cuenta con el apoyo de la gran
prensa. La Sociedad Nacional de Pesquería, la Sociedad de Industrias, la
Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, la Federación de Cámaras de Co-
mercio del Perú, instituciones representativas de los propietarios de esos sec-
tores económicos, se pronuncian de inmediato exigiendo "respeto por las regias
del juego ya dictadas", reclamando el pluralismo económico y señalando que la
medida crea inseguridad y contrae la inversión del sector privado15. Los diarios
"El Comercio", "La Prensa" y "Correo" inician de inmediato una campaña
acusando de estatista al Gobierno y reclamando el cumplimiénto del pluralismo
económico ofrecido por éste. La campaña tiene impacto, no sólo por el peso
que le dan los diarios, sino también porque se, aferra a una interpretación
interesada de una declaración ambigua del gobierno: el llamado pluralismo
económico.
En la reacción de la burguesía liberal -dentro y fuera del gobiernocontra la
estatización de la pesca, se está usando el pluralismo económico como regla de
juego fundamental, no ya ante la prioridad de la propiedad so. cial, sino ante
una estatización que se explica por las características peculiares, estructurales
y coyunturales, del sector pesquero.
El debate sobre este tema se da dentro y fuera del gobierno, trascendiendo la
oposición del Ministro Vargas Caballero y del arma que representaba. Ante lá
campaña de la prensa varios ministros se ven 'obligados a reiterar que el
gobierno no busca el estatismo. Como en otros casos, sin embargo, es éste un
diálogo de sordos porque se trata de una reacción contra una medida que
afecta intereses muy concretos, cuya defensa asumen casi mecánicamente
aquéllos que al intervenir en poi ítica tienen como misión y razón de ser la
defensa de la propiedad privada como sistema y del capitalismo como tipo de
14
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2091. Pág. 516.
15
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2062. Pág. 506.
sociedad que se quiere mantener a toda costa, pues todo lo que se salga de sus
Iímites -aún siendo caso aislado y coyuntural – está anatematizado
ideológicamente.
El pluralismo económico es un tema que está presente a partir del mensaje
presidencial del 28 de julio de 1972 y, progresivamente, es presentado cada
vez que se hace referencia al sector de Propiedad Social. No lo estuvo en las
primeras declaraciones en torno a este sector. En el discurso presidencial del 28
de julio de 1971 se habla de propiedad social como la característica definitoria
del proyecto político, sin hablar de pluralismo económico16. El 3 de octubre de
1971 ocurre lo mismo, más aún, se señala expl ícitamente que: "La economía
de esa futura sociedad no será, en consecuencia, ni la empresa privada, ni la
dominación burocrática local del Estado sobre el aparato productivo. Esa
economía se basará por el contrario en empresas de Propiedad Social dirigidas
por quienes en ellas crean la riqueza de todos los peruanos”17.
En estas dos ocasiones no se define lo que ocurrirá con el sector privado y el
estatal: sólo se señala que no serán, como tales, los que definan el modelo. Ya
en el discurso del 28 de julio de 1972 se habla de "una economía-pluralista que
prioritariamente descanse en la propiedad social de los medios de producción...
" 18. Más adelante se expresa que este sector no se desarrollará "a expensas",
es decir expropiando, al sector privado reformado, sino compitiendo con éste y
el Estado. Luego, el pluralismo 'La a ser precisado oficialmente hablando de
cuatro sectores -se le agrega el de pequeña empresa privada-, pero siempre se
hará hincapie en la preponderancia, prioridad o hegemonía de la Propiedad
Social.
Sin embargo, tanto el sector privado como algunos miembros del gobierno
entenderán el pluralismo como la manera de defender el mantenimiento de la
vigencia y hegemonía actual de la propiedad privada. En efecto, el Perú sigue
siendo capitalista: predomina la propiedad privada y el crecimiento del sector
estatal no ha cambiado ni sus reglas de juego, ni su forma de acumulación,
siéndole mas bien compfementaria la producción estatal en sectores como la
industria básica. Un sector de propiedad social que no se plantee como
hegemónico no resulta peligroso para quienes defienden el capitalismo 19(137):
puede cumplir el mismo rol que las cooperativas o ser confinado a un ámbito
donde la acumulación sea más lenta. La competencia no puede darse, por otra
parte, si para el Estado no es sector hegemónico pues las reglas de juego del
mercado –mas ún con la presencia actual y potencial del monopolio extranjero
lo reducirán al mínimo. Además, teniendo en cuenta el modelo de sociedad
planteado por el gobierno en su conjunto, cuestionar la hegemonía de la
propiedad social por defender la empresa privada supone cuestionar o falsear el
enunciado que recusa el capital ismo como sistema y, por supuesto, las
afirmaciones ulteriores de que el gobierno propone un camino hacia una forma
propia y nacional de socialismo. En este nivel, más de una vez el gobierno ha
mostrado tales contradicciones en sus miembros, que sólo pueden explicarse
16
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 1277. Pág. 289.
17
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 1767. Pág. 408.
18
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 1767. Págs. 408, 409 y 410.
19
El capitalismo no se supera sólo cambiando formas de propiedad. Supone replan
tear la lógica del sistema, construido con un criterio de rentabilidad basado en el lucro. Supone diseñar la estructura
productiva y hacerla operar en función de las necesidades sociales de la mayor(a y no de las demandas del mercado
interno o externo. En este perrodo se centra la discusión sólo en los términos de la propiedad.
como explicitación de la lucha de tendencias o como constatación -no
necesariamente alternativa- de que varios de los actores poilticos no saben de
qué están hablando20. "
Esto es bien comprendido por los industriales y por la prensa. Por ello, a la vez
que se intenta confundir el proyecto del gobierno con los modelos ruso o
yugoslavo 21se apoya el pluralismo económico como la regla fundamental del
modelo propuesto y se habla de pluralismo económico sin referencia a' la
prioridad de Propiedad Social que el gobierno señala como definitoria. Hay
miembros del gobierno que coinciden en esta perspectiva -lo definitorio es el
pluralismo- mientras que hay en el Presidente Velasco y otros ministros el
planteamiento original constantemente reiterado, afirmando que la prioridad
del sector de Propiedad Social es lo que define el proyecto, siendo el plurali~mo
un encuadre complementario que sólo se explica con la prioridad de uno de los
sectores de propiedad, el social.
CUATRO
En el contexto de este debate surge un nuevo actor que liga la crítica y los
anuncios catastróficos con la demanda de un retorno a la constitucionalidad: el
Colegio de Abogados de Lima, que d~sde la elección del doctor Juan Vicente
Ugar"te del Pino como Decano, se ha convertido en activo y permanente
opositor del gobierno, no ya frente a algunos hechos importantes, sino como
campaña permanente que se articula con la acción de la prensa y de los
sectores industriales.
En esta coyuntura los medianos agricultores tienen también algo que hacer y
decir. Ellos han perdido la Sociedad Nacional Agraria como elemento articulador
y representativo. En el campo no están ya los barones del azúcar que eran
fracción hegemónica de la clase dominante. También ha sido afectada lo que
podríamos llamar la burguesía agraria, formada por grandes
y medianos propietarios de tierras agrícolas (no agroindustriales) de la costa: Si
bien subsisten propietarios de este grupo social, su cantidad e importancia ha
disminuido notoriamente por el avance de la Reforma Ayraria, creando
cooperativas agrarias en fundos grandes e incluso medianos y por la anulación
de la mayor parte de las parcelaciones privadas en la costa. Queda ahora un
sector de medianos propietarios -principalmente entre 50 y 150 Has en la costa-
que, unido a lo que resta de la burguesía agraria, se expresa en 1973, logrando
ampliar su base de sustento con la incorporación de pequeños agricultores que
se sentían inseguros por la falta de apoyo del Estado y en especial por la
lentitud en concederles el certificado de inafectabilidad 22.
Esta burguesía agraria se logra articular con los pequeños agricultores;
presenta los intereses de éstos como su oandera principal, aunque reclama en
20
No pretendemos en esta parte discutir como tal el_proyecto de Propiedad Social y su capacidad para convertirse en
"modelo" alternativo al capitalismo. Estas líneas tan sólo pretenden situar los términos de la discusión de entonces. El
lector puede remitirse a varios trabajos hechos a partir del anteproyecto de ley de propiedad social en el libro
PROPIEDAD SOCIAL: POLEMICA, DESeO-LIMA 1975, en particular al análisis del anteproyecto de ley que all í se incluye y
que elaboramos cuando estuvo en debate el ante-proyecto publicándolo en diciembre de 1973.
21
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2034. Pág. 493.
22
Parece ser que algunos casos en que pequeños propietarios resultaron afectados por la Reforma Agraria, sirvieron de
elemento alertador. Habría que analizar en concreto qué significaban en el lugar esos "pequeños" pues, en muchos
casos, otras actividades complementan su base económica, haciéndolos parte de los grupos de poder local.
, la práctica su propia defensa. Logra reunir una asamblea de pequeños y me-
dianos propietarios, en una de cuyas reuniones (celebrada en San Pedro de
Lloc) exige del gobierno la suspensión de la aplicación de la reforma agraria.
Mientras esto sucede en el norte del Perú, el 13 de junio, en la misma región
pero en la ciudad de Piura 5,000 colonos de la irrigación San Lorenzo hacen una
marcha de protesta por las calles y en Arequipa, al sur del Perú, 10,000
agricultores hacen un mitin en contra del SINAMOS. Días después ocurrirá lo
mismo cerca de Lima, en Huaral. Continuará luego la guerrilla de papel:
comunicados y editoriales en la prensa diaria.
A estas presiones externas parecen corresponder presiones internas que se
analizaron ya en la parte referente a la construcción del proyecto propio y que
se expresarán en el Decreto Ley No. 20120 -el 21 de agosto- que deslinda
campos entre pequeños y medianos agricultores, señalando más obligaciones
laborales para los segundos e invirtiendo el procedimiento para la calificación 23:
antes eran las oficinas de reforma agraria las que tenían que comprobar y
verificar los requisitos de los "conductores directos", para calificarlos o
descalificarlos. Ahora son ellos los que deben probar que cumplen los
requisitos. Luego, el 6 de setiembre, el Decreto Ley No. 20136 complementa
estas normas. La resultante de estos decretos parece ser una masiva
calificación de los pequeños propietarios, separando sus intereses de los me-
dianos. Pero hay también una dismfnución de las afectaciones a este sector de
propietarios en los períodos inmediatamente siguientes y no por ello dejan de
expresarse políticamente, incluso coordinando con otros sectores opositores
como la Sociedad Nacional de Industrias.
CINCO
24
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2157. Pág. 548.
25
No representan a ningún gremio conocido.
Pero el hecho brinda, además, una clara imagen de los asistentes, como fuerza
social y poi ítica, y a su vez una buena definición de la tendencia' reformista
liberal que, desde dentro del gobierno, articula y concilia con este sector de la
vida nacional. Son palabras del Sr. Duharte;
“…la adhesión de un numeroso y destacado grupo de personas
representantes de sectores determinantes en la vida del país, a principios
que constituyen la esencia y el sentir profundo de los que creemos en la libre
expresión, la libre iniciativa, la propiedad privada, en fin, en todos aquellos
postulados, dentro de los cuales hemos nacido y nos hemos formado y que
son los mismos que queremos dejar como norma de conducta y de vida a
nuestros hijos". 26.
Es decir, que lo que los une es la común fe en la propiedad privada, la libre
iniciativa y la libertad de expresión, entendida como parte de este con
S junto. Son, pues, defensores del capitalismo en el Perú; pueden aceptar re-
formas, pero sólo hasta ese límite. Tienen así una contradicción clara con el
proyecto político anunciado por el velasquismo que enuncia, al menos en su
meta final, la recusación del capitalismo y del comunismo. En el gobierno, la
representación poi ítica de esta tendencia, o sea el reformismo liberal, agudiza
así sus contradicciones con el velasquismo. No comparte sus postulados, a
pesar de que éstos se expresan como voz mayoritaria del gobierno. Gradual-
mente ha sido obligada a aceptar medidas que afectan su propio proyecto li-
beral y capitalista, "occidental y cristiano". Con su presencia dentro del go-
bierno ha logrado a su vezconciliacione's que luego utilizará en su favor -como
el pluralismo económico-, algunas disposiciones en el agro y sobre todo con la
utilización de un dato de la realidad: la debilidad ideológica en actores del
gobierno y la Fuerza Arma~a que, habiendo internalizado y compartido valores
propios del capitalismo, resultan fácil presa de las campañas de la gran prensa.
De all í que el valor anticomunismo, la anatematización de las huelgas
-responsabilizando al obrero de la situación económica de la que él es más
víctima que causante, o la identificación de libertad de expresión con la libertad
de empresa- son planteamientos que hacen'mella dentro del gobierno y muchos
de los discursos oficiales parecieran dirigidos a responder al efecto que esta
campaña produce en la Fuerza Armada.
Pocos días después de este homenaje, el 21 de junio, la Confederación de
Trabajadores del Perú -controlada por el APRA- demanda el retorno al sistema
democrático y a la constitucionalidad; a su vez" La Prensa", el 25, insistirá sobre
este tema demandando que los militares "se limiten a sus funciones de defensa
de la Nación" 27 utilizando para ello un discurso del abogado Luis F. Villarán. El
gobierno reacciona. Contestan el Premier Mercado y los ministros Fernández
Maldonado 28 y Meneses Arata en el discurso de este último se ve ya entonces
que la ruptura incluye a los diarios "grandes" 29. Ello lleva a otra movilización de
los mandos de la Fuerza Armada para expresar al gobierno su apoyo; esta vez
26
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2157. Pág. 548.
27
CRONOLOGIA POLlTICA. Hecho No. 2168. Pág. 557.
28
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 2164, 2169, 2170, 2172. Págs. 557-559,
29
"Esta voluntad Indeclinable de cambio hay que recordá'rsela hoy muy claramente a los dueños de los diarios
conservadores llamados "grandes", aunque 5610 tienen de grande su vocación de promover la cucufatería poi rtica
diseminando en todas las formas un temor medioeval por el comunismo. Y hay que recordársela también a los
gruPúsculQS de ultra-derecha que promueven agasajos para que un sujeto más o menos audaz vocifere lo que ellos no
tienen el coraje de decir en alta voz".
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 2164. Pág. 555.
la preside el General Cavero Calixto, Presidente del Comando Conjunto de la
Fuerza Armada. Contesta también a estos ataques el Presidente Velasco en su
mens..aje del 28 de julio 30. Pero ese mismo día se inicia un acontecimiento
central en esta coyuntura que hará enfrentar incluso públicamente a dos
ministros: la huelga de los trabajadores de "El Comercio" que dura hasta el 23
de agosto, produce en este lapso los más duros ataques de la familia Miró
Quesada al gobierno y enfrenta públicamente a los ministros de Marina,
Almirante Vargas Caballero y de Transportes y Comunicaciones, General
Meneses Arata.
SEIS
30
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2172. Pág, 559.
31
En varias partes de este período identificamos el proyecto poi ítico del gobierno con el Velasquismo, en tanto esta
tendencia parece ser la hegemónica, aunque deba conciliar con el reformismo liberal.
32
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 2172. Pág. 559.
33
CRONOLOGIA POLITICA.Hecho No 2195. Pag. 576
A este discurso responde con aviso pagado el Director de "El Comercio", doctor
Luis Miró Quesada, rechazando la alusión, llamando la atención sobre la
intervención de un ministro que no es de Trabajo en este problema laboral y
quejándose por lo que califica de "lenguaje que no está a la altura del elevado
cargo que ejerce”34.
El mismo día, el Ministro Vargas Caballero defiende a "El Comercio", ataca a los
trabajadores e indirectamente contesta al Ministro Meneses Arata reiterando,
como lo hiciera el Director de "El Comercio", que es un problema estrictamente
laboral y que no se debe mezclar la poi ítica. Dice textualmente:
"Lo que sí me causa indignación son las actitudes matonescas, como en este
caso, el muñeco ahorcado que han colgado en la fachada del diario, porque con
esto demuestran la falta de civilización".
Dos días después el Ministro Meneses Arata contesta las declaraciones del
Director de "El Comercio" y del Almirante Vargas Caballero:
R. "Eso sería aceptar que cuando el ministro llama pan al pan y vino al vino,
está usando un lenguaje impropio para su jerarquía. Probablemente ese señor
desearía que yo diga que su periódico es informativo, bueno y nacionalista,
para aprobar mi lenguaje. Fatalmente por un mínimo de respeto a la
inteligencia de los peruanos, yo no puedo decir que es informativo un periódico
que publica defunciones, avisos económicos y boticas de turno, pero
simultáneamente calla, oculta, distorsioná y engaña a sus lectores en la infor-
mación política, económica, social y aún cultural. Y por .otro lado, Como
Ministro de este Gobierno Revolucionario, yo no podría decir que es bueno y
nacionalista un periódico que todos los días sistemáticamente, ataca con
métodos oscurantistas y canallescos las medidas que se adoptan en favor del
pueblo peruano".
34
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2200. Pág. 578.
35
CRONOLOGIA POLlTlCA. Hecho No. 2201. Pág. 579
"En cuanto a que mis declaraciones politizan el problema de "EI Comercio", eso
sería una apreciación interesada. Porque es interesado decir que se politiza un
problema laboral cuando un ministro, que no es el de Trabajo, opina que se
debe defender los derechos de los trabajadores pero no decir que se politiza
cuando hay otro ministro, que tampoco es el de Trabajo, opina que los
empresarios son '/os buenos y defendibles y que los trabajadores son los bandi-
dos de la película".
"Por lo demás, la mejor prueba de que el gobierno está tratando el problema
como laboral y no pol/tico es que sigue todos los pasos previos de un pliego de
reclamos y de la ocupación de un local. Sería tratamiento político si el gobierno
cerrara de un solo golpe ese periódico, que dicho sea de paso, a la fecha ha
hecho más méritos para ello que en la época de Piérola”36.
Lúego habrá una intervención del Ministro Jorge Fernández Maldonado,
planteando el problema general de la prensa 37 y, cerrado el caso, el Presidente
de la República declarará que si algún ministro no está de acuerdo con el
pensamiento de los hombres del Gobierno tiene el derecho a renunciar
38
.
36
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2203. Pág. 580.
37
"La prensa no es un negocio ni una tribuna para la opinión Individual, de familia o de grupos al servicio de mlnorlas
privilegiadas. Por lo menos no puede serio asi en un régimen revolucionario. La prensa es un derecho del pueblo a ser
verazmente Informado, y ante todo un servicio fundamental para la colectividad, a la que se debe".
"La libertad de prensa, empero, ni siquiera es un único derecho de los Informantes a Informar. Es igualmente, un
derecho del pueblo a ser verazmente Informado. Como derecho. La exigencia es en doble sentldo~ Pero igualmente, la
responsablll. dad es por entero del periodismo. De ah I lo dificil que es hacer uso de una auténtica libertad de prensa.
En el ejercicio diario de ella nos encontramos todos cara a cara con la dura realidad. Estamos aprendiendo a construir
los cimientos de una real Libertad de Prensa, y abandonando la escala de valores que, en el capitalismo hizo posible
confundir libertad de Informar y opinar con libertad de empresa.
Quienes no entienden el nuevo rol revolucionario de la prensa jamás hablarán ni entenderán el lenguaje de la Libertad
de Prensa asumida como un servicio social abierto, noble y concientlzador ante un pueblo que durante muchos años
estuvo reclamando y exigiendo su derecho a la verdadera Información que le fuera sistemáticamente negada en el
pasado. El pueblo quiere que se le diga a través de órganos de información que sienta suyos, aquellas grandes
verdades que viene intuyendo desde siempre, pero que muy pocas veces las ha visto escritas en blanco y negro"
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho. No. 2209. Pág. 582.
38
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2231. Pág. 589.
industrial es débil e inexperta, especialmente las fracciones representadas por
la Sociedad de Industrias. Ya por esta época, puede verse la presencia de muy
contados industriales que dan su apoyo al gobierno, al reconocer qf1e éste es
fuerte y que su política puede conciliarse con sus intereses específicos. En vez
de enfrentarlo empiezan a hacer el intento, más eficaz, de rodearlo. Tanto los
restos de las fracciones oligárquicas como los industriales han quedado con una
representación poi ítica recortada al cambiar el régimen: no hay parlamento; los
ministros son militares; su representación directa puede lograrse sólo
asesorando y rodeando a algunos ministros. La prensa, por lo tanto, resulta
fundamental: los diarios articulan lo que a los empresarios no les es posible
hacer directamente; manejan bien la presión sobre el gobierno; influyen a nivel
ideológico en un sector mucho más amplio: la clase media. Generan mitos y
enemigos míticos. Son capaces de agigantar de tal manera a éstos, que
pareciera que el Perú está lleno de comunistas; que la Unión Soviética no queda
en el otro extremo del mundo sino a la vuelta y que nuestra economía, la
actual, no fuera ya dependiente del mundo capitalista -cuyo centro hegemónico
está en los Estados Unidos- sino parte de la órbita soviética. Realmente la
capacidad de hacer "guerrillas de papel" ha llegado a tal punto que se viven
situaciones de tensión poi ítica total, en evidente desproporción con el poder
real de los grupos sociales que la prensa representa. El peligro está entonces en
que, dados los rasgos del propio gobierno (que se apoya en la Fuerza Armada,
que tiene tendencias o líneas que la prensa puede acrecentar; que no logra aún
el apoyo popular organizado que busca), la prensa logre potenciar el poder de
los grupos opositores y acentuar la lucha poi ítica al interior del gobierno.
Resulta así que ha llegado la hora en que para el gobierno el enemigo
inmediato está en la prensa y su reforma pasa por la necesidad de resolver la
lucha poi ítica entre tendencias. En efecto, en los primeros meses de 1974 se
hará evidente la necesidad de afrontar ambos problemas.
La actuación del Ministro Vargas Caballero hace que la lucha de tendencias al
interior del gobierno sea el primer problema a resolver. En efecto, el Ministro
continúa haciendo declaraciones que sirven para que la gran prensa ataque al
gobierno veladamente o le reclame definiciones que, más allá ::le su
contenido ,semántico, tienen una intencionalidad coyuntural dirigida a de-
bilitarlo. Así al comenzar febrero de 1974, un discurso del Ministro en' el que
veladamente ataca al diario "Expreso" -principal y casi solitario defensor del
gobierno- acusándolo de defender la lucha de clases, ocasiona una campaña de
"El Comercio" señalando que la posición del Ministro -claramente macartista-
refleja la "angustia del país" y que "para evitarlo hay que defender al régimen
de libertades"; hay que fortalecer el concepto de propiedad privada y de
empresa privada 39
Una vez más, hay sincronía y complementariedad entre el Ministro y "El
Comercio". El mensaje del Ministro 40 acusa a los que defienden al gobierno,
ataca al comunismo con un énfasis tal que parece ser el enemigo inmediato
-aquí y ahora- del gobierno. "El Comercio" lo apoya y eleva su declaración a ser
39
"No creemos de ninguna manera, en esas tan pregonadas luchas de clases, de las que se lee en algunos periódicos
que siempre parece que defendieran ésto, sin darse cuenta del enorme daño que hacen al pa(s".
"El gobierno no cree en estas luchas de clases... Nosotros creemos en la unión de todos los peruanos, no en la división,
en la separación. Creemos en la unión y concordia de todos los peruanos".
CRONOLOGIA POLlTICA. Hecho No. 2467. Págs. 775 y 776.
40
Quien nuevamente presenta como un problema de fe o creencia la existencia de la lucha de clases, cosa que no sólo
es erróneo científicamente, sino falso y sesagado políticamente.
reflejo de la angustia del país, o sea al interés general y mayoritario. Ello sirve
de base para criticar y demandar al gobierno: si el comunismo es el "enemigo
principal", si es tan importante que angustia al país, ¿por qué el gobierno no
toma medidas? ¿Por qué no lo reprime? Esta estrategia no es nueva. Se ha
usado en el pasado, y más aún hoy, como cortina de humo para desviar la
atención de los problemas en discusión e inducir al gobierno a reprimir al
movimiento popular, que siempre será calificable de comunista por estos
órganos, como todo aquello que amenace el orden establecido.
Pero allí no se queda "EI Comercio". Aunque el Ministro ha dicho que el gobierno
no es capitalista, el diario decano reclama como única forma de no caer en el
comunismo el fortalecimiento de la propiedad privada. Ello justamente cuando
el gobierno ha declarado que su opción se define en la prioridad de la Propiedad
Social de los medios de producción. Ocurre que para "EI Comercio", como para
los defensores del capitalismo, fuera de este sistema sólo existe el comunismo
-entendido en la definición ideológica burguesa- presentado a partir de las
formas en que se ha dado históricamente, resaltando sólo los rasgos negativos
de – estas experiencias históricas y comparándolas con un capitalismo aséptico
en el que sólo se le ven rasgos positivos, esta vez al margen dé su historia41.
Cabe señalar que la coyuntura de 1974 se produce en un cuadro político que
tiene un elemento nuevo. En Chile ha caído el Presidente Allende y las
relaciones con el Perú se han deteriorado. Al Perú se le ataca ahora desde la
prensa chilena, acusándolo de tener bases militares soviéticas, y de ser cabeza
de puente para la propagación del marxismo en América Latina. El gobierno
tiene que actuar no sólo en un frente interno movido por la derecha sino en un
frente externo caracterizado por un progresivo aislamiento dado que los países
del continente giran a una derecha cada vez más reaccionaria y represiva. Ello
tendrá notoria influencia en el cuadro poi ítico interno, sobre todo por la
sensibilidad de la Fuerza Armada ante los problemas limítrofes.
Los conflictos del gobierno con "EI Comercio" continúan siendo constantes: la
expropiación de las industrias básicas -anunciada desde 1970 y ejecutada
ahora al vencer el plazo- ocasiona un nuevo enfrentamiento con el Ministro
Meneses 42: la firma del Convenio Green-Mercado, ocasiona un nuevo ataque de
"EI Comercio" al que responde en duros términos el Ministro Fernández
Maldonado. Los conflictos alcanzan también al diario "La Prensa". Así, en abril
de 1974, este diario es acusado de tergiversar nada menos que unas
declaraciones del Presidente Velasco, reproducidas por "EI Mercurio" de Chile,
en torno a las deterioradas relaciones bilaterales. La distorsión había sido en el
sentido de acusar al comunismo internacional de ser el responsable de la
campaña que presenta enfrentados a los dos estados, identificando de ese
modo la posición de Velasco con la del canciller chileno. La respuesta enérgica
del gobierno ocasiona una retirada cuidadosa de este diario43.
Se llega así al mes de mayo de 1974 en el que se define el enfrentamiento de
estas dos tendencias en la persona del Ministro Vargas Caballero. La ocasion se
produce por sus declaraciones en medio de una polémica surgida entre los
grandes diarios de derecha y los dos periódicos que apoy.an al gobierno:
41
En esta parte seguimos el curso del debate en los términos en que se daba. Salen a la luz contradicciones de la
propia formulación ideológica del gobierno que no cabe analizar para los fines dE esta parte pero sí merecen adecuado
estudio para comprender el curso del proceso.
42
CRONOLOGIA POUTICA. Hecho No. 2566. Pág. 820.
43
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2566. Pág. 820...
"Expreso" y "La Nueva Crónica". Estos últimos denunciaron como reunión
subversiva y contrarrevolucionaria a un almuerzo de los directores de los
grandes diarios, organizado por la fracción de la Federación de Periodistas afín
a ellos 44 y publicitado en los diarios. Ello ocurrió el 17 de mayo. Pocos días
después, el 24, unas declaraciones del dirigente de Acción Popular, doctor
Javier Arias Stella, reclaman nuevamente elecciones, planteamiento que el líder
aprista Haya de la Torre había reiterado a principios del mes 45(163).
Arias Stella afirma además que no es conveniente que la Fuerza Armada
permanezca en el poder porque ello puede afectar a su entrenamiento conti-
nuado. Anuncia un congreso partidario para fines de mayo para el cual, afirma,
vendrá el ex-Presidente Belaúnde que se encuentra deportado en los Estados
Unidos de América. Al día siguiente de sus declaraciones, Arias Stella fue
deportado por el gobierno rumbo a Buenos Aires, desde donde viajó a Brasil,
reuniéndose con otro dirigente populista deportado, Manuel Ulloa, quien al
recibirlo declara que hay sectores en la Fuerza Armada que tienen
desavenencias con el régimen personalista de Velasco, el cual podría ser de-
rrocado a fin de año46.
44
Presidida por el periodista Arturo Salazar Larrian.
45
CRONOL.OGIA POL.ITICA. Hecho No. 2594. Pág. 836.
46
CRONOL.OGIA POL.ITICA. Hecho No. 2611. Pág. 843.
47
Con esto se refiere al calificativo de contrarrevolucionarios que les pusieron "Expreso" y "u Crónica" a esos
periodistas.
48
CRONOL.OGIA POL.ITICA. Hecho No. 2613. Pág. 845.
49
Lo que en el caso de "La Crónica" resulta aún más absurdo pues ya entonces era marcadamente anticomunista.
el Consejo de Ministros 50(168). Esto produce, al día siguiente, un comunicado
de la Junta de Almirantes de la Armada que se solidariza con su Ministro y
señala que él, como miembro de la Junta Revolucionaria, sí puede hacer
declaraciones y no debe renunciar. Este comunicado coincide -el mismo día-
con uno del. Partido Acción Popular que apoya al Almirante Vargas Caballero y
reclama el regreso de Arias Stella, Belaúnde y de la Jara.
El 30 pide su pase al retiro el Vice-Almirante Vargas Caballero; lo siguen el
Ministro de Vivienda, Contralmirante Arróspide y el Jefe de la ONIT, con rango
de ministro y voz en el Gabinete, Vice-Almirante Indacochea. Concluye así este
episodio que a su vez cancela la lucha entre dos tendencias del gobierno,
producida a lo largo del período 1970-74 y que tiene en estos ministros un
exponente rezagado, dado que otros, como el, General Montagne, se han
retirado antes. Vargas Caballero deja la escena entre el aplauso de una derecha
preocupada y la crítica de los diarios que apoyan al Gobierno.
CAPITULO IV
Crisis Institucional
(-Sin embargo, no se trata sólo de grupos privados, por lo demás poco visibles
públicamente. Es a partir del propio Estado que comienza a cobrar importancia
una tecnocracia oficial, con altos niveles de ingreso, cuyo futuro está ligado al
desarrollo empresarial del Estado y cuyo poder es mayor en tanto que el
gobierno no tiene una opción popular en su seno. En sus estilos de actuación,
en su formación, en sus edificios y hasta en sus sueldos emulan al
empresariado capitalista moderno, ofreciendo una imagen contradictoria del
gobierno.
Estos grupos sociales rodean al gobierno en este nuevo período, prodi. ves a
aceptar pasivamente un capitalismo de Estado que parece implementar el
régimen militar. Pero esta burguesía no juega todas sus cartas y deja la puerta
abierta para regresar sobre sus antecedentes liberales en el momento
adecuado, especialmente si se resquebraja el gobierno. Encuentra particular
"eco'" en "la Misión" que, con su proyecto de control absoluto de las organi-
zaciones populares, garantiza a esta burguesía mejores condiciones de ac-
tuación y ganancia.
Este deslinde con la burguesía liberal tiene antecedentes en el viraje del diario
"La Prensa" (1972), cuando este diario planteaba apoyar al gobierno, pero se
produce ahora sin mayor estridencia. La burguesía liperal ha sido reducida a su
mínima expresión al perder los diarios en julio de 1974 y sólo ello ya' dá pie
para que actúen libremente los nuevos grupos empresariales.
Este decantamiento de la burguesía es sutil y no supone un rompimiento con
las fracciónes más tradiciona.les, ni menos aún su desaparición. Podría ser más
bien el juego paralelo de los sectores más lúcidos mientras comprueban que el
53
Este es un punto a investigar aún. Hay que precisar el sentido y alcances de esta opción. Ver si se trata de una
estrategia distinta de la seguida hasta entonces por la burguesra liberal o de una táctica de penetración para quebrar
desde dentro, paralela a la anterior. Es preciso ver también que siempre, en toda estrategia, hay que diferenciar la
gestión cbncreta, pragmáticamente buscada en función de cada empresa, de la actuación poi rtica, incluso a nivel
gremial.
gobierno es demasiado fuerte para enfrentarlo en bloque. Cuando éste se
desgaste y resquebraje cobrarán impulso renovado los sectores más
tradicionales reclamando la vuelta a un proyecto liberal. Todo ello supondrá en
1975 nuevos reacomodos.
Esta situación es comprendida por la burguesía con preocupación. Ocasiona la
oposición radical de los sectores más tradicionales, que ven frustrados sus
intentos de alterar la poi ítica del gobierno. Sin embargo en los empresarios
más modernos y en la tecnocracia se comienza a impulsar positivamente un
proyecto poi ítico compatible con el fuerte poder concentrado por el Es. tado.
En esta perspectiva se propicia la participación del capital extranjero asociado
con el Estado y se obtienen concesiones para grandes y medianas industrias
que bien pueden soportar las reglas de juego propuestas por el gobierno.
Lo que se aprecia en la coyuntura de 1974 es no sólo un cambio en la cúpula,
sino el propio reacomodo de la burguesía. Ello tiene mucho que ver con el
conjunto de cambios operados en la sociedad peruana desde 1968. Es
necesario referirse a éstos para comprender los términos de la lucha poi ítica en
este período.
En 1974 es claro que el Estado peruano concentra un fuerte poder económico y
político. En seis años de gobierno la Fuerza Armada ha reducido a su mínima
expresión el poder oligárquico, ha tomado gran parte de los recursos naturales
que estaban en manos del capital extranjero y ha reestructurado, el aparato
ejecutivo del Estado dándole un poder normativo, interventor y gestor en todos
los sectores de la economía y la administración. Las fracciones oligárquicas han
perdido definitivamente el poder que da la tierra, el comercio de exportación y
la banca. Las, grandes minas de la Cerro de Pasco, buena parte del petróleo, los
ferrocarriles, los servicios eléctricos Y telefónicos han pasado a manos del
Estado. La pesca de anchoveta y su industria de primer procesamiento es
también e'statal. Y al amparo de la Ley de Industrias poco a poco se engrosa el
sector estatal de industria básica con la transferencia de las empresas de
cemento, papel, etc. Un conjunto cada vez mayor de Empresas Públicas cubren
todos los sectores de la economía: Petro Perú, Minero Perú, Electro Perú, Entel
Perú (Telecomunicaciones). Pesca Perú (anchoveta). EPCHAP (comercialización
de harina de pescado y de algodón). EPPA PERU (Artesanías), INDU PERU
(industrias básicas). SIDEAPERU (siderurgia). SIMA PERU (construcción naval).
EPSA (comercialización de productos agrícolas). CENTROMIN PERU (antigua
Cerro de Paseo); son algunos de los entes empresariales de un Estado que es
ahora gestor y nO mero espectador de la economía.
El poder expropiado por el gobierno ha sido efectivamente retenido por los
aparatos de Estado. La transferencia de poder a los campesinos y obreros es
parte del proyecto poi ítico enunciado por el gobierno, pero pertenece a un
lejano largo plazo. La importante capacidad de intervención estatal en las
cooperativas y el embrionario y mediatizado rol de las Comunidades Laborales,
no permiten afirmar otra cosa en 1974.
"Se estima que las importaciones globales entre 1973-75 hayan crecido en
1400/0 (de 1,029 millot7es a 2,460 millones de dólares), en tanto que los
volúmenes reales no parecen exceder al 200(0 de incremento para el período;
tampoco informes de orgamsmos internacionales aceptan Ut7 aumento en el
período mayor del 350/0 en el Comercio Exterior".
"Se observa pues una brecha inexplicable que sólo puede explicarse por una
fuerte salida de divisaS (básicamente a través de so
bre-facturación) por razones especulativas”55.
El problema así planteado sirve a los empresarios privados para exigir en este y
el siguiente período más y mejores condiciones, alegando que no hay
Inversiones privadas porque el gobierno no las alienta. Sin embargo, la
comprensión real de este problema no puede darse al margen de lo que
significa hoy el capitalismo monopólico Y los recursos que emplea. Por ello
situaciones similares pueden observarse en muchos países de. América Latina
que, aun otorgando medidas más generosas, no obtienen mejores resultados.
Ello puede verse particularmente en el caso de la industria farmacéutica donde
54
COMPOSICION DEL AHORRO NACIONAL
61
En 1974 se crea un serio problema de liquidez, pues tanto el gasto público como la inversión privada presionan sobre
las divisas, recurriéndose desmesuradamente al endeudamiento externo
62
66
to Nacional de Planificación sostiene lo siguiente:"Tradicionalmente se ha dicho que el problema esencial del
incremento del déficit comercial -y por lo tanto de la Balanza de pagos- (nota nuestra) es el deterioro de los términos de
intercambio. En el caso peruano, a partir de 1968 se puede apreciar que esto no se da y que el problema del déficit
comercial está vinculado al incremento del volumen de importaciones. . - Los términos de Intercambio mejoran entre
1968 y 1970, se deterioran entre 1971 y 1972 Y mejoran sustantlvamente en 1973 y 1974, relniclándose el deterioro en
1975". Instituto Nacional de Planificación - OIC: EL CASO DE LA DEUDA PUBLICA PERUANA: 1968.1975: Mayo de 1977.
Del mencionado estudio hemos tomado el siguiente cuadro que demuestra lo afirmado:
70
En el siguiente cuadro se puede observar la evolución de las huelgas desde 1968. Los años 1973 y 1975 son los que
mayores huelgas tienen. Obsérvese una baja sustancial el año 1976, influida por el Estado de Emergencia.
TrabajadoresHoras. Hombre Número decomprendidosperdi das AÑOSHuelgas(en miles)(en millares) 19674141428.0
19683641083.4 1969372923.9 19703451115.8 197137716110.9 19724091316.3 197378841615.7 197456234812.1
Misión". Ocurre la crisis luego de un período que ha dinamizado ampliamente
las expectativas y la capacidad de organización del pueblo. En el medio urbano
la comunidad laboral, el reconocimiento de la CGTP, el discurso ideológico del
gobierFlo y la acogida que la prensa reformada da a los reclamos populares,
son sólo algunos de los elementos movilizadores -a los cuales se agrega la
acción poi ática de los distintos grupos y partidos- capaces de movilizar aunque
incapaces aún de articular orgánicamente el movimiento gremial y popular por
la primacía de la lucha entre fracciones y grupos, elemento explicable por la
juventud política de muchos de ellos frente a la capacidad desarticuladora
heredada del Estado oligárquico.
En el campo, el gobierno tiene una base más amplia de apoyo por ser la
reforma agraria la que más ha avanzado. Pero en este período la reforma se
enfrenta con un largo camino aún por recorrer71 , a la vez que muestra su
incapacidad de acelerar su avance en la Sierra y la omnipresencia del aparato
estatal en las nuevas empresas, generando un nuevo tipo de conflictos. Esta
reforma muestra en 1974 que una amplia cantidad de campesinos pobres que-
dan al margen de las nuevas empresas campesinas pero que a su vez, es el
campo en su conjunto el que se pauperiza 72 en todo este período. La política
económica, privilegiando lo urbano-industrial, contribuyó a pauperizar el
campo. Los precios de los productos alimenticios se mantuvieron bajos, a veces
por debajo de los costos de producción; la descapitalización del campo se
acentuó con el alza de los ¡nsumos agrícolas y con casos de verdadera
depredación hecha por propietarios afectados antes de entregar la tierra 73. A
esto puede agregarse la ineficacia de diversos comités especiales de
adjudicación y el efecto de diseños inadecuados a la realidad rural, sobre todo
serrana74.
En 1974 y en 1975 se agudizan las invasiones de tierras, como forma
campesina de acelerar la reforma y adecuarla a sus propios términos. El es-
fuerzo del gobierno por formar la CNA desde las propias bases confluye en
competencia con el" esfuerzo de la central opositora (CCPI, expresándose en
ambas -en forma y grado distinto- la demanda campesina que es por la tierra,
pero aún más, por las condiciones económicas concretas de vida y desarrollo75.
74
Problema que no está al margen del carácter vertical de la conducción de la reforma.
75
El lector puede ampliar esta perspectiva en el reciente libro ESTADO Y POLITICA AGRARIA. DESeO-LIMA, 1977.
hasta 1973. Ya en 1974 el efecto de los precios hace decrecer el ingreso real.
En 1976, un obrero de Lima ganaba 9010 menos que en 1968 y 40010 menos
que en 1973. Ello explica la movilización de los trabajadores para defender su
consumo elemental. Las huelgas constituyen así una medida defensiva para
impedir que continúe bajando el salario real de los trabajadores. Las cifras del
cuadro que citamos son indicativas de esta situación, a pesar de que t~o
promedio es limitado en su expresión de la realidad de los ingresos más bajos.
Elaboración: GEPE-DESCO.
Las huelgas y los sucesos del 5 de febrero de 1975 influyen en la crisis interna
del gobierno, en la radicalización de las opciones en pugna, aunque como tales
no lleguen a constituirse en alternativas de poder, resolviéndose la pugna de
tendencias en términos básicamente castrenses.
76
Aquí encontramos un importante aspecto que merece ser estudiado. Es la ideología burguesa dominante -que
penetra en distintos sectores sociales- y se junta con la verticalidad propia de estos aparatos de Estado (la disciplina y
jerarquización castrense donde -por escalafón- no caben dos posiciones iguales pues incluso dentro del mismo grado
prevalece la antigüedad; esta jerarquización que es casi estamental cuando diferencia entre personal superior y
subalterno, tiene diferentes desarrollos en cada arma y se proyecta también a la burocracia civil, bastante jerarqu
izada).Estos rasgos contribuyen a anudar más la posibilidad de una democratización real del poder, que siempre ha sido
cerrado en esta sociedad, sin que por ello neguemos, y valoremos, los esfuerzos. hechos por cambiar. La tolerancia de
un movimiento popular en auge -a pesar de tantas intervenciones represivas en casos I ímite- es signo de este esfuerzo
incompleto y frustrado, más aún si se compara con la imposibilidad de expresión y movilización impuesta hoy.
77
Es obvio que la ideología dominante penetra en los distintos grupos sociales, aun cuando se haya ido tomando
conciencia de la necesidad de introducir cambios en el sistema socio-económico. Ello incluye por supuesto a los actores
polfticos y militares, parte de los sectores medios formados en esa manera de ver el orden social y poco acostumbrados
a la crítica ideológica y al cuestionamiento científico de la realidad social. Pero lo que en esta frase queremos subrayar
es el rol que cumplen los voceros de la clase dominante con su constante campaña macartista que ante toda huelga o
acción del movimiento popular reclaman represión, anatematizan los hechos, sin buscar sus causas, y exageran los
supuestos o reales daños "a la produccl6n", culpando siempre a los "agitadores comunistas" de las situaciones
generadas. La lectura de "El Comercio" o "La Prensa" exime de mayores explicaciones. Siempre lo popular es
anatematizado. Pareciera que hay en su acción sólo una finalidad destructiva y explfcitamente se acusa a todo dirigente
de fomentar el "odio" y la violencia. Se oculta con ello la violencia del orden establecido, las lacerantes necesidades
humanas que se ubican tras la demanda de los trabajadores: Se fomenta la aplicación de un principio de autoridad que
sancione drásticamente todo intento popular por cambiar las condiciones de vida, progresivamente deterioradas en
estos años. Se apela incluso a los valores cristianos, que en esta distorsionada visión parecieran obl igar a ser
pacientes, comprensivos y pacíficos sólo a los pobres y explotados. Todo esto es una forma de utilizar la ideología para
fortalecer a la clase dominante, a los que tienen poder económico y no aceptar siqu iera concesiones reformistas.
mientras que otros, más radical izados, aspiran a realizar un proyecto "para" las
clases populares, pero deben realizarlo sin alianzas explfcitas con sus orga-
nizaciones – antiguas y nuevas -, enmarcados en los Ifmites de la instituciona-
lidad militar.
La escena poilítica termina así invadida por la Fuerza Armada que sólo admite
como actores civiles de primera línea, a los opositores. En el frente del gobierno
los cuadros civiles deben renunciar a la iniciativa poi ítica y ocupar el rol de
asesores, el limitado campo de los funcionarios o, luego, el difícil oficio del
periodista en los diarios expropiados; lugar desde el cual más de una vez se ha
desfigurado la realidad, sea por la presencia de utopías o por la deformación
que en el primer año de la prensa reformada supuso la lucha de tendencias en
el gobierno, reflejada en la prensa. Es obvio que frente a la derecha ésto le
resta fuerzas y coherencia. Confiere a la oposición de izquierda razón y
fundamentos para su distanciamiento, pero ante el movimiento popular -no
ajeno a la presencia de partidos- ello colóca al gobierno en una situación cada
vez más distante hasta el punto de anular su propia capacidad de articulación y
competencia. Los escasos márgenes de juego de las organizaciones promovidas
por el gobierno, tales como la CNA, la CTRP o el SERP, no provienen sólo de sus
dirigentes sino de esta característica vertical, centralizada y exclusivamente
militar de la conducción poi ítica del proceso.
Es justamente en este período que el gobierno comienza a reclamar "militancia"
en vez de adhesión. Varios discursos del Presidente Velasco precisan la
necesidad de militancia y establecen la línea divisoria entre los militares y los
que simplemente apoyan. Hay aquí una peculiar definición de militancia: es
adhesión a un proceso y a unas bases ideológicas, pero en ningún caso tiene un
canal operante para expresarse políticamente, para qebatir con su conducción
política o para decidir cambios en ella. En este contexto la militancia es
"cuadrarse", aceptar y callar; es decir, la adhesión total, sin contar siquiera con
mecanismos de información que permitan esclarecer en cada coyuntura cuál es
el objetivo principal y qué orientación debe darse al actuar.
Pensar en militancia al margen de una organización poi ítica resulta imposible y
proponerlo, sin conceder participación en la definición de la conducción poi
ítica, es propio de los partidos y regímenes más autoritarios recusados por la
propia ideología del gobierno.
Quizás sea por ésto que el tan usado término de militancia resulta utilizado
básicamente por asesores, funcionarios, periodistas y dirigentes de or-
ganizaciones promovidas por el gobierno. En ello se confunden los canales de
comunicación y de influencia que esas ocupaciones confieren con los canales
propios de una militancia real. Por ello quizás, hayan resultado tan maltratados
-y sin defensa poi ítica real- militantes que, al margen de posibles errores en
sus funciones o de limitaciones ideológicas, se jugaron enteros por el gobierno y
el proyecto político que éste representaba. De militantes hal3 pasado -en 1975
y 1976- a ocupar la categoría de infiltrados, en el lenguaje del gobierno.
80
Es posible que estos actos no fueran totalmente autónomos de la lucha de tendencias pero, al menos en el primero,
hay mayor margen de acción en las organizaciones. En el MRP (Movimiento de la Revolución Peruana) es cierto que casi
todos eran funcionarios pero parece ser también reflejo de que el gobierno que los requería exigiéndoles "militancla" no
les dejaba margen de iniciativa política propia
Plantear así la militancia en 1974-75 tuvo efectos endurecedores para el cuadro
poi ítico, con un gobierno que ahora exigía adhesiones totales, justo en
momentos en que el debate poi ítico hubiera resultado esclarecedor.
A estos factores que configuran una escena en la que el espacio poi ítico se
estrecha progresivamente, debe agregarse el efecto que la expropiación de los
diarios tiene en la burguesía, en los sectores medios urbanos y en el propio
gobierno. Para la primera es señal de alarma y golpe final a sus sectores más
tradicionales. A la vez quita poder de expresión a éstos en la escena, pero
unifica los restos de distintas fracciones y le permite agudizar la lucha
ideológica y poi ítica captando sectores medios más amplios. En éstos -difusos y
poco politizados- en muchos casos se exacerbarán posiciones liberales y
antitotalitarias profundamente arraigadas. El debate de los diarios va más lejos
que la capacidad de estos sectores de visualizar cambios sociales reales
alternativos y fácilmente – aunque no sólo sea por este factor- se aumentará la
amenaza fantasmal del comunismo, visto como mezcla de miedo a la
movilización popular y expresión aparentemente única de las formas totalitarias
de ejercicio del poder. En este contexto la nueva dirección de los diarios
expresará toda la variedad de tendencias que el gobierno tiene en su seno,
haciendo público el enfrentamiento de posiciones.
De esta forma es que las fuerzas conservadoras logran impactar siste-
máticamente en los sectores medios, con la prensa o sin ella. El anticomunismo
en su versión más radical prende fuerte en los sectores profesionales,
empleados o militares. Ello no es raro como simplificación del debate politico.
Para el capitalista a ultranza, es comunista todo aquel que rechace, no sólo el
capitalismo como sistema, sino la forma particular de capitalismo que existe en
el Perú. Es así, al igual que desde los años 30, en que el Perú se dividía en
apristas y antiapristas. El comunismo no indica así un proyecto politico más o la
pertenencia a un partido: es el calificativo que señala a todos los que luchan por
un cambio real en la coyuntura; es usado también como un adjetivo, un
anatema que califica negativamente al sujeto.
82
Intencional mente o no, esto significa la existencia de una direccionalidad poilítica que, recubierta ideológicamente,
sirve bien a los intereses de las clases dominantes.
83
Obviamente, lo ideológico no va separado de las opciones concretas. "La Misión" parece optar claramente por un
proyecto de Capitalismo de Estado que, en la crisis, la obliga a reprimir al pueblo. En esa perspectiva le sirve el
anticomunismo como bandera, aunque todos los actores no lo sientan así. Es normal ver cuestiones "de principio" en
vez de hacer un análisis del significado real de cada fuerza y proyecto social.
La referencia a la influencia que esta ideologización tiene incluso en la tendencia progresista, se relaciona con su
"situación. concreta", con su pertenencia a una institución donde el anticomunismo se ha inculcado masivamente sin
que un serio proceso de politización haga, que las opciones sean más "concientes". Con esta base -que "la Misión" y sus
cuadros militares aprovechan para arrinconar e!l el mundo militar a la tendencia progresista- la situación concreta los
pone a la defensiva. Esto puede ligarse a la imprecisión de esta tendencia progresista en lo que al proyecto alternativo
a nivel económico, de corto plazo, se refiere; hecho a su vez influido por no controlar el sector economía y finanzas.
El período es muy intenso en estos problemas. Coinciden la ca:l1paña de la
prensa continental contra la expropiación de los diarios, con la campaña
específica que acusa al Perú de querer invadir Chile, de comprar armamento
soviético y recibir asistencia de ese país, a un punto tal que llegan a afirmar
que se instalan bases soviéticas en territorio peruano.
Es obvio que no se trata sólo de una campaña de prensa. El Perú es puesto en
una situación difícil por acción de los gobiernos que sirven intereses
imperialistas. Queda aislado respecto a sus vecinos -casi todos son gobiernos
totalitarios de derecha-; se agudiza la posibilidad de un conflicto bélico a la vez
que se niega la venta de armas norteamericanas y se le presenta como país
agresor, cabeza de playa del comunismo en América Latina. Es difícil conocer el
impacto de la compra de armas en la crisis económica, pero es un hecho que al
manifestarse ésta en la escena, el hecho coincide con un cuadro internacional
que a cualquier gobierno haría reforzar su defensa, más aún a un régimen
militar.
Sabían bien los autores de esta estrategia que esta presión impactaría en los
medios castrenses que detentaban el poder y, más aún, que debilitaría las
posibilidades de continuar con las reformas. En este sentido, cabe anotar que el
gobierno acusó el golpe, pasó a la defensiva y en el largo período el efecto fue
conseguido.
Cabe aquí preguntarse por la estrategia imperialista de los Estados Unidos
frente al régimen. Se ha pasado del enfrentamiento radical de 1968 a un cuadro
de relaciones que, a partir de la aceptación de las iniciales reglas de juego,
puede llegar a acuerdos significativos como el convenio Green-Mercado en
1974. Lo que más podía impactar al imperialismo es el efecto de demostración
en América Latina del régimen peruano, por su in icial ruptura con la IPC.
Lentamente logra neutralizar este efecto a través de la prensa internacional. La
presión sobre el gobierno en materia crediticia le permitirá, luego de tensas y
lentas negociaciones, conseguir acuerdos para pagar las expropiaciones que
siguieron a la IPC.
Si recorremos la historia peruana veremos que nunca un régimen ha tenido tal
capacidad de negociación frente a los Estados Unidos. Pero, a su vez, la
resultante no elimina la situación real de dependencia que parte de la base
económica productiva y del modelo de industrialización que se continúa apli-
cando. Ello obliga a negociar y favorece a su vez la penetración de intereses
imperialistas que refuerzan el poder de las fracciones más modernas de la
burguesía. La nacionalización de la Marcona Mining Co. -al final del período de
Velasco- sin llegar a un acuerdo tras largas negociaciones, será ocasión de
nuevos chantajes y presiones, decisivas en un cuadro de crisis económica.
Estos elementos, presentes en la escena poi ítica del período, resultan
necesarios como previa presentación de las tendencias .que se expresan en el
gobierno, su articulación con las distintas fuerzas sociales y su expresión en
hechos políticos que se analizan durante el período 1974-75, para concluir con
la destitución del General Velasco.
85
Ver explicación que damos en la resultante, en este mismo capítulo. Más allá de lazos personales "la Misión"
pareciera ofrecer a Velasco mayor "eficacia" en relación con el movimiento popular, en una coyuntura de crisis.
86
CRONOLOGIA POLlTlCA. Hecho No. 1847. Pág. 434-35.
87
La Prensa" en 1972 expresaba bien un planteamiento de la burguesía que poco a poco será asumido por el gobierno,
siendo una de las banderas de "la Misión" primero y expresándose más plenamente en la Segunda Fase. Es obvio que a
este lema nadie se puede oponer a primera vista. Es una necesidad. Pero cuando se convierte en lema, cuando se
declara "A;\o de la Producción", cuando en nombre de ello se ataca y reprime a todo sindicato que va a la huelga y
cuando incluso las reformas emprendidas se paralizan o desmantelan, entonces es evidente que hay que formular otras
preguntas. Ellas se hicieron desde entonces: Más producción ¿de qué? y ¿para quién?, dado que nuestra industria
produce para sectores de medios y altos ingresos, produce muchos bienes secundarios y no lo que el pueblo necesita
para alimentarse y vestirse. En lo que se produce para exportación cabe también esta pregunta porque se justifica sólo
porque trae divisas, la mayor parte de las cuales se convierte en más insumos para una industria que no sirve a las
mayorías o para proyectos de muy largo plazo. Lo que estas y otras preguntas plantean es en el fondo la direccionalidad
del esfuerzo que se pide al país. Para la burguesía "más produc,ción" equivale a incentivos para mayor ganancia. Y no
tienen problema, incluso, en que se oculte esa ganancia y se quede fuera. Así visto el problema de la producción no es
simplemente un problema cuantitativo: es obvia la necesidad de replantear toda la estructura productiva y ponerla al
servicio de las necesidades básicas de las mayorías. Esta formulación ideológica, acogida por el gobierno, ha sido muy
oportuna. Ha logrado confundir a algunos actores poilíticos -en la prensa por ejemplo- y ha sido hasta hoy bandera
principal para justificar la represión que se dirige selectivamente a los trabajadores.
88
Aunque el General Mercado Jarrín no es un típico dirigente de "la Misión" en sus declaraciones al Semanario "7 Días",
al pasar al retiro, se encuentra un triunfalismo que refuerza esta posición que ve lograda la revolución. Este triunfalismp
llega a ser rasgo característico de casi toda declaración del gobierno en esta época, aunque no sea compartido ni
expresado por los militares progresistas, que aún en distintos niveles preguntan y cuestionan, limitándose en público a
ser los que reiteran sistemáticamente las metas ideológicas del gobierno (hegemonía de la propiedad social, por
ejemplo).
Esta opción es compartida y apoyada por un sector aún difuso y difícil de
precisar, que va surgiendo a partir de las grandes empresas públicas y la Banca
Estatal y Asociada. Son ejecutivos y directivos cuyos ingresos superan de lejos
el sueldo de un ministro de Estado. Son tecnócratas que hacen poi ítica de alto
nivel, sin que haya un aparato poi ítico que los encuadre. Son presidentes
ejecutivos y gerentes de empresas estatales y bancos estatales o asociados.
Son altos funcionarios de algunos ministerios. Juegan un rol subordinado, pero
ya significativo. Su receta es también, ante la crisis, "basta de reformas",
austeridad en los salarios del pueblo, incentivos al sector privado y aumento de
la producción89.
Hacia fines de 1974 "la Misión" no sólo es hegemónica en el gobierno sino que
se le señala una nueva posibilidad de juego propio: el APRA, ese viejo coloso de
la poilítica peruana al que se teme, se combate o se- admira. El pacto de "la
Misión" con el APRA es insinuado entre Iineas por la propia prensa del gobierno.
En todo caso, el APRA puede hacer doble juego, al igual que lo ha hecho en 40
años de experiencia poi ítica: agita en la base -sean maestros, mineros, otros
trabajadores o en disturbios casi espontáneos como el 5 de febrero-, pero
siempre habrá un puente para negociar y ofrecer por lo bajo la salida con apoyo
aprista90.
Las mayores especulaciones sobre el rol del AP RA parten de la figura del
General Javier Tantaleán Vanini, Ministro de Pesquería, de conocida familia
aprista y que acogió en su ministerio a muchos apristas y ex-apristas. Este
ministro es sin duda el más representativo de "la Misión". Aparece como
principal protector del M LR, articula de hecho la Federación de Pescadores que
fue su principal canal hacia las bases; pero parece ser su amistad con Velasco
lo que, junto con algo de sagacidad poi ítica, le dieron lugar preponderante.
Con Tantaleán, integran "la Misión" el ahora velasquista Contralmirante Jiménez
de Lucio, Ministro de IndUlstria; el Ministro de Trabajo, General FAP Sala Orozco
91
el Jefe del SINAMOS, General Rudecindo Zavaleta, que desde enero de 1974
reemplazó al General Rodríguez, como quien trae la tarea de destruir todo
rastro de su antecesor en dicho organismo. Al Ministro del Interior, General
Richter Prada, se le ubica en este grupo aunque se comentaba el escaso
margen de juego que el estilo conductor de Velasco dejaba a quien ocupara esa
cartera. En todo caso este actor poi ítico es más difícil de precisar. El General
Segura, Jefe del SINADI, poderoso sistema de información, se alineó también
hasta el final en esta tendencia. Lle'gan así a controlar todos los cargos poi
íticos, en especial los ministerios que más tienen que ver con el movimiento
89
Analizando el caso Brasilero, F. H. Cardoso habla de burguesía de Estado para referirse a un grupo similar de
ejecutivos en Brasil. Habría que discutir semejanzas y diferencias, articulaciones con el sector privado y el gran capital.
Pero, en todo caso, no observamos aqu í total homogeneidad y es más clara su subordinación a los militares, que
incluso en varios casos presiden las principales empresas.
En el estudio de esta tecnocracia hay que distinguir posiciones vinculadas en gran parte al origen y antecedentes de sus
cuadros. Los hay más ligados a la empresa privada, los hay militares en retiro y tiene imQortancia un equipo
originalmente formado en el Instituto Nacional de Planificación que, a partir de éste y fundamentalmente en el período
del Ministro Marcó del Pont, pasa a dirigir empresas y entes de importancia con una actitud mucho más progresista que,
sin embargo, no llega a destacar en el conjunto. Hay aqu í amplio campo a investigar aún.
90
Hay la hipótesis de un experimentado observador de la coyuntura, que al analizar la estrategia seguida por el APRA en
gremios donde tuvo decisiva influencia (caso maestros y en menor grado mineros) observa que difícilmente puede
desaparecer y dejar homogéneo control a la izquierda opositora al gobierno. Este observador encuentra allí un
reacomodo del APRA que manteniendo cuadros adictos estimula el conflicto de.esta izquierda con el gobierno, genera
coyunturas de crisis, no aparece y no es así reprimida pero logra efectos concretos. Aunque bastante "maquiavéllca"
cabe estudiar la hipótesis.
91
Nombrado Jefe del SINAMOS a principios de 1975, luego de haber pasado al retiro.
popular (Trabajo, SINAMOS, Industria, Interior, Pesquería92. lo cual les dará
absoluta vigencia, incluso en 1975 cuando numéricamente la tendenciá
progresista es mayor en el Gabinete.
En la coyuntura, sin embargo, no sólo estos ministros parecen ser los que optan
por la poi ítica global de "la Misión". El Premier Mercado Jarrín es visto muy en
esta línea, aunque su poder real aparece disminuido por su dudosa actuación
durante la primera crisis de la enfermedad de Velasco. Ministros como el de
Economía y Finanzas, General Vargas Gavilano, por su tradicional subordinación
al presidente, parecen seguir el rumbo de los más fuertes. El espectro es así
más amplio en favor de "la Misión" y de su proyecto pro-capitalista y
abiertamente autoritario y antipopular.
"La Misión" aparece ligada a las distintas fracciones de la burguesía que
entonces, luego de la derrota de la tendencia liberal y de la toma de los diarios,
casi no se expresan directamente en el debate poi ítico. Varios ministros tienen
eficientes relaciones con la burguesía más moderna y se rodean de empresarios
que se distancian, al menos en apariencia, del proyecto liberal de la burguesía.
Todo esto debe aún ser estudiado. En t9do caso; lo que sí queda claro es que la
poi ítica que defiende "la Misión" es adecuada a las exigencias de las grandes
empresas privadas, especialmente industriales. El control de las organizaciones
populares -rígido y sistemático- le es funcional, como lo es el estrechamiento
del espacio político cuando la crisis económica es mayor y se siente en el
pueblo. En la actuación del MLR se hacen evidentes articulaciones eficaces con
los empresarios que confirman esta ligazón difusa a nivel de los actores y la
escena oficial, aunque no a nivel de los intereses defendidos y las poi íticas
implementadas.
Es claro que el gobierno en su conjunto no se desliga de estos intereses
empresariales, aunque tiene aún margen de autonomía, en este tercer período.
¿Se debe a la hegemonía evidente de la Misión? ¿O más bien a conciliación
entre las partes, influida por la división sectorializada del Poder Ejecutivo? En
todo caso, hay también amplio margen de error y limitaciones que provienen de
los actores y del tipo de régimen. Lo que sí es claro es que "la Misión" lleva la
iniciativa poi ítica en todo el período y que la tendencia alternativa está a la
defensiva por sus propios caracteres y su falta de una expl ícita alternativa
económica. Retomará la iniciativa en términos militares al derrocar a Velasco.
Pero no estará sola y en un cuadro más complejo, que analizamos en la
resultante, aparecerá triunfador. . . por muy poco tiempo.
anticomunismo aprista que viene desde los años 30. No hay que olvidar que en la década del 60 ubicaban a Belaúnde
como procomunista. He aqu( un punto de encuentro más que cabe investigar.
94
Ver en J.M. DOMENACH, LA PROPAGANDA POLITICA. Eudeba, Buenos Aires, 1966. Pág. 52.
en 1974, pero luego, en la segunda' fase, será uno de los elementos centrales
de su debil idad poi ítica.
Es también difícil articular en este análisis la ligazón de esta tendencia con el
movimiento popular, tanto por las características, del régimen como por la
distinta gama de posiciones que hay en éste. Una primera observación la
distingue de "la Misión". En,la formación de la Confederación Nacional Agraria y
en las posiciones que apoya en CONACI, hay mayor apertura y mejor
disposición a generar condiciones de expresión y participación popular. Pero
siendo acciones conducidas desde un aparato de estado, que está sometido a la
conducción del conjunto y dándose además en plena lucha interna entre
tendencias, su resultante es siempre limitada, con amplio margen a la mani-
pulación.
En lo que se refiere a las fuerzas populares independientes del gobierno, se
puede percibir mayor apertura; mayor disposición a conciliar y defenderlas ante
diversos intentos de un autoritarismo que propugna sanciones y quiebras
totales. Pero todo ello se da en un claro marco de competencia polftica -en más
de un caso inoportuna en lo coyuntural- y marcada por la lógica de una poi ítica
económica que cada vez más enfrenta al gobierno con estas organizaciones en
conjunto, siendo esta tendencia progresista parte representativa del régimen.
Dentro de ésta se distinguen pugnas que se explicitarán mejor en la Segunda
Fase, especialmente a partir de la pugna entre Carlos Delgado y parte del
equipo de SINAMOS y otros actores que, desde el diario "Expreso" o diversos
aparatos de Estado, se oponían a la tesis del no partido ya lo que se calificaba
de "visceral anti – PC” 95.
Los militares progresistas se enfrentan así al proyecto de "la Misión",
asumiendo lo más propio del pensamiento oficial del gobierno, pero sin al-
ternativas concretas en positivo, sin un proyecto propio de poi rtica económica
y sin una decisión viable de articulación con el movimiento popular, luego del
fracaso de los intentos anteriores, SINAMOS incluido. La lucha política se
polariza en todos los planos, a partir de las coyunturas que ofrece un año y
medio muy intenso. En su transcurrir, ~I rol pendular del Presidente Velasco se
ha de inclinar por "la Misión" cuyo proyecto poi ítico es más concreto y viable,
aunque signifique arriar en la práctica las banderas de cambio real enarboladas
a partir del 3 de octubre y expresadas aún en proyecto más que en realidades.
3. HECHOS INDICATIVOS
UNO
95
Esta pugna entre "Expreso" y Carlos Delgado es antigua. Los primeros parecen defender una pol(tica "de frente" con
el Partido Comunista Peruano que controla la CGTP. De hecho este partido apoya al gobierno, pero éste no lo acepta
como aliado. Delgado, ex-militante aprista, parece tener una profunda posición anti-PC que a veces se parece a algunas
actitudes de ex-militantes PC que actúan en la izquierda opositora al gobierno. Aunque esta posición se diferencia del
macartismo a ultranza -tan presente en estos años- los efectos no parecen haber sido muy distintos, dada la influencia
de Delgado en la cúpula y se sostiene la hipótesis de que con ello incentivó el macartismo tradicional, que no hace
distingos. En los discursos oficiales donde parec(a aportar Delgado, aunque se hacen disquisiciones teóncas rechazando
el anticomunismo, el macartismo va en aumento refiriéndose no sólo al PC ya la izquierda opositora, sino acuñando
luego términos tan vagos y cuestionables como pro-comunista e infiltrado, que permiten englobar en el anatema a todo
opositor -no sólo del régimen sino de las peculiares posiciones al interior del gobierno. El conflicto parece haber tenido
altibajos, con momentos de alta tensión. En la I(nea de "Expreso" se ve discrepancia con SINAMOS y en Delgado se
comentan intentos de elimitar al equipo de "Expreso" que lo enfrentaron incluso con el Gral. Rodrlguez y que no obtuvo
el apoyo de Velasco en el momento. La pugna se hará pública en fa segunda fase pero.está latente desde antes y en la
interpretación actual, de Delgado sobre la caida de Velasco (Ver Caretas No. 516 de 5 de abril de 1977) hay una
relación de continuidad en su pensamiento.
La lucha poi ítica entre "la Misión" y los militares progresistas tuvo en CONACI el
más nítido ejemplo público, sólo comparable a lo que significó luego la
diferencia de líneas entre los diarios expropiados. En 1974 estaba avanzado el
trabajo de promoción de Comunidades Industriales hecho por el SINAMOS que
encabezó el General Rodríguez en 1972 y 1973. El Congreso Nacional realizado
en ese año, significó una clara victoria del SINAMOS sobre la poi ítica del
Ministerio de Industria y Turismo, sector que desde la caída del Ministro
Dellepiane desincentivó la promoción de Comunidades, no les brindó el apoyo
necesario para enfrentar las distintas formas de burlar la Ley y apoyó a las
posiciones menos combativas para dar una imagen conciliadora ante las
empresas. Más aún, el propio Director General de Comunidades Industriales de
este Ministerio fue censurado por los trabajadores en el congreso, lo que indicó
la claridad con que esta poilítica fue percibida.
"La Misión", más cuajada en 1974, se apresta a recuperar terreno en el campo
de las Comunidades Industriales. Para ello cuenta con el nuevo Jefe de
SINAMOS, General Zavaleta, que si bien retiene aun al equipo del General
Rodríguez en SINAMOS, secunda fácilmente los dictados de "La Misión". Esta no
puede elegir momento más oportuno: en plena crisis de enfrentamiento con la
Marina. El día en que se publica la renuncia del Almirante Vargas Caballero, se
anuncia el nacimiento de la Comisión Reorganizadora de-CONACI, intento de
división de esta confederación nacional montado desde el Ministerio de
Industria y Turismo. En la información proporcionada por los diarios se indica
que la constitución de la Comisión Reorganizadora de CONACI se hizo en
presencia de los Ministros Sala Orozco (Trabajo), General Pedro Richter Prada
(Interior), Contralmirante Jiménez de Lucio (Industria y Turismo) y del nuevo
Jefe del SINAMOS, General Zavaleta: significativos exponentes de lo que se ha
conocido como "la Misión" 96.
La lucha entre las dos fracciones de CONACI fue intensa en este período y se
expresó en diferentes desajustes que llevaron a recomponer el propio equipo
conductor del SINAMOS. Para los comuneros, lo que estaba en juego era la
posibilidad de organizarse con un mínimo margen de autonomía. Para la línea
de los militares progresistas esto significaba parte esencial de la lucha -ya sólo
defensiva- por hacer realidad su propio proyecto de movilización popular, por
entonces bastante mellado.
La lucha entre CONACI y la Comisión Reorganizadora es tenaz y sostenida,
desigual en tanto que CONACI pierde gradualmente todo apoyo oficial, mientras
que la Comisión Reorganizadora obtiene amplios recursos. Se 'produce
articulada con la acción del MLR y la CTRP en el movimiento sindical, siendo
una de las principales expresiones de la lucha de tendencias en el período. A
través de los diarios se hace pública la lucha y sus términos. El apoyo del SI
NAMOS a la Comisión Reorganizadora queda reconocido formalmente cuando la
comisión hace público su reconocimiento al General Zavaleta por el "apoyo
incondicional" que les brindó durante el año en que ocu. pó la Jefatura del
SINAMOS 97. Más nítida y estable será la actuación del Ministerio 'de Industria y
Turismo, que incluso participa en reuniones para quebrar CONACI, separándole
96
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2626. Pág. 856.
97
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3057. Pág. 1154.
federaciones – como bes el caso de Iquitos 98 contando'aparentemente para tal
fin con acciones y presencia de funcionarios. Este apoyo continuará en forma
sostenida hasta el término de este período...en agosto de 1975, a pesar de la
necesidad que tiene la Comisión Reorganizadora de dialogar con CONACI y
aceptar que sin ella difícilmente pueda unificar a los comuneros industriales.
DOS
Los hechos que indican la lucha poi ítica entre "la Misión" y los "pro" gresistas"
se remontan al período anterior, por lo menos en lo que se refiere a las distintas
opciones de movilización popular. En la formación de la CTRP, durante el año
1972, puede encontrarse uno de los antecedentes concretos. En efecto, el
gobierno decide constituir esta central y su organización es trazada a partir del
aparato estatal, en forma reservada. Un operativo al estilo militar, que incluye
funcionarios y oficiales de los Servicios de Inteligencia, actúa reclutando
personal de antiguas y torcidas experiencias.sindicales.
Los métodos empleados ocasionaron pronto, en setiembre de 1972, protestas
de la CGTP, controlada por el Partido Comunista. Luego se sumaría la
Democracia Cristiana a esas críticas99.
Las discrepancias habidas desde un principio parecen referirse no tanto a la
alternativa entre central única o centrales "ideológicas" paralelas, dentro de lo
cual cabía plantear una nueva organización propiciada por el gobierno. En ello
parece haber acuerdo, aunque con posibles diferencias en el sentido del mismo.
Lo que parece más claro es que tras el proyecto de nueva central, competitiva
con las existentes, hay concepciones distintas. El equipo de 51NAMOS aspira a
formar una central tomando más en serio los planteamientos participacionistas
del discurso poi ítico. A ella se llegará por acción de los aparatos de Estado,
pero con intentos, incluso iniciales, de brindar un margen de autonomía a la
nueva organización y un carácter representativo a su dirigencia. Para otra parte
del gobierno -oficiales de servicios de Inteligencia, Ministerio del Interior y la
futura "Misión"- el problema es más simple: se trata de un aparato que apoye y
aplauda. Hay que conseguirlo utilizando básicamente los resortes del Estado en
vez de la adhesión de las bases, la satisfacción aunque sea parcial de sus
demandas y el liderazgo de sus dirigentes representativos. Por ello entenderán
que, sus objetivos se obtienen rentando dirigentes, haciendo eficiente la
"coordinación" de aparatos del Ministerio de Trabajo (para que reconozcan
sindicatos paralelos, pedidos que muestran las ventajas del poder, etc.) y del
Ministerio del Interior, para dosificar la represión. De allí a la quiebra violenta de
sindicatos, a la agresión física de dirigentes y a otros métodos similares que
tipifican la acción del MLR y del antiguo amarillaje sindical, hay pocos pasos.
Cuando a fines de 1972 aparece la declaración de principios de la CTRP 100 para
casi todos los actores políticos se tratará del primer fruto del 51NAMOS. Poco
después se podrá apreciar que la CTRP no coordina con el 51NAMOS y depende
políticamente del Ministerio del Interior. Aunque fun cionarios del SINAMOS
parecen haber integrado inicialmente el operativo, los conflictos entre
tendencias -aqu í expresadas entre "la Misión" y los progresistas- ocasionan un
98
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 3058, Págs. 1154 y 1155.
99
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 1812. Pág. 422.
100
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 1894. Págs. 447 y 448.
retiro del SINAMOS del operativo CTRP. Sobre esto se ha escrito poco, aunque la
revista Caretas recoge el hecho en un comentario hecho en abril de 1974 101.
Al retirarse el Area Laboral del SINAMOS de este operativo, parece indicar no
sólo la discrepancia de sus miembros sino la expresión de líneas distintas en el
seno del gobierno. En efecto, no se trata de un simple acto de funcionarios.
Para producirse requería del apoyo de su jefe, el General Leonidas Rodrígu,ez,
integrante del Consejo de Ministros. Cuando la lucha de tendencias se agudiza
en 1974 -con el General Zavaleta al frente del SINAMOS- el Area Laboral será
reorganizada y sus miembros dispersados, renunciantes o cesados.
La CTRP organizada con una concepción vertical y manipulatoria, actúa
políticamente enfrentada al SINAMOS y a los diarios que siguen la línea de los
militares progresistas. Ha reclutado sus cuadros de los sectoreS más
corrompidos de la dirigencia sindical, recordando estilos e incluso personajes de
la dictadura de Odría. La absoluta sumisión poi ítica de esta dirigencia es
compensada con el apoyo del aparato estatal para su activismo que se centra
en la formación de sindicatos y federaciones paralelas, haciéndolos reconocer
por el Ministerio de Trabajo y procurando con pequeños logros pragmáticos,
obtener el apoyo de los trabajadores. En s~ trabajo para "crear" bases,
integrará con más éxito sindicatos de sectores no industriales y marginales,
afectando a la Central Democristiana (CNT) al reclutar ladrilleros y pesqueros
(no anchoveteros). De su actuación política pública, no se recuerdan demandas,
ni movilizaciones de los trabajadores que dicen representar. En el período
estudiado sólo se encuentran comunicados de apoyo al gobierno, informaciones
aparatosamente falaces 102 y un 'estilo burocrático de actuación que incluye las
"condecoraciones" tan ligadas a las costumbres militares y tan ajenas al actuar
del mundo laboral.
La formación del Sindicato de Educadores de la Revolución Peruana (SERP) en
1974, sigue los mismos cánones de la CTRP. Juntos, estos dos organismos
gremiales se caracterizan por la ausencia de base popular significativa, la
absoluta dependencia política del gobierno, la conducción burocrática de sus
cuadros y el alto costo de su funcionamiento, expresado en la cantidad de
cuadros rentados y recursos visibles, dado que difícilmente se conocerán sus
presupuestos y partidas103. Este es el modelo de ligazón con el movimiento
popular que ofrece lila Misión". Se complementa con el MLR como aparato poi
ítico partidario al que llega a afiliarse la CTRP, como institución, en 1975104.
101
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 2581. Pág. 828.
102
Al nacer presenta como "victoria" propia la derogatoria del artículo 46 del DS006-71 TR, que fijaba un plazo m(nimo
de dos años para la vigencia de los convenios colectivos. Esta gestión habla sido demandada por diferentes
organizaciones sindicales desde un año antes. Sin embargo, la adecuada "coordinación" entre funcionarios (promotores
de la CTRP, Ministerio de' Trabajo...) hace que esta demanda popular se conceda coincidiendo con la apariciQn de la
central y a raíz de su primer pedido público (exactamente al día siguiente de este pedido). De esta forma se consiguen
varios efectos: al obrero despolitizado y al dirigente oportunista se le señala que afiliándose a la nueva central "tendrán
audiencia". A las bases ya captadas por la CTRP se les estimula, a los funcionarios se les indica el camino a seguir y a
las dirigencias competitivas se les alerta. Es obvio que cualquier dirigente lúcido puede percatarse del "montaje" pero
para ello se requiere no s610 conciencia política, sino la experiencia que a partir de la práctica sindical se tiene sobre
los alcances y límites de este tipo de organizaciones dependientes en términos reales del Estado.
Los hechos y reacciones se pueden ampliar en la CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 1894, 1914, 1915. Págs. 447,
457 Y 458.
103
En el informe sobre Pesca Perú del Ingeniero Carlos Malpica se indicarán algunas cifras referentes a ese sector, que
amplían lo aquí señalado.
104
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 3125. Págs. 1191 y 1194.
La CTRP se presenta así como un proyecto distinto, si no alternativo, al tipo de
movilización popular que con grandes limitaciones, por el c.uadro político del
que depende, propuso el equipo inicial del SINAMOS. Este, impedido de actuar
libremente en el campo sindical, concentrará su acción en la promoción de
Comunidades Laborales y en la formación de la Confederación Nacional Agraria
(CNA). En ambos podrá apreciarse un margen mayor de libertad y operación en
los cuadros dirigentes, así como métodos que -en la mayoría de los casos- no
son calificables de "gansteriles" como los del MLR o la CTRP.
Es difícil, sin embargo, afirmar que este proyecto carezca de manipulación, tal
como lo dicen sus defensores y dirigentes. Más aún, si así hubiera sido, esas
organizaciones h'abrían sido inmediatamente controladas por alguno de los
partidos o grupos poi íticos en pugna. No puede imaginarse el movimiento
sindical poi íticamente puro. Hay manipulación tanto en el asesor perteneciente
a un partido poilítico como en el promotor enviado por el gobierno, y debe
reconocerse a su vez que, en este último caso, nunca va sólo la persona o el
apoyo económico aislado, sino que se confiere una particular ventaja por estar
ligado al nivel de decisión estatal que generalmente se muestra como neutral y
por encima de las organizaciones en pugna. En las organizaciones gremiales -de
campo y ciudad- hay pues y habrá lo que normalmente se entiende por
manipulación y que en la práctica política cada cual sólo reconoce en el
enemigo o en el competidor. Lo deseable es que exista una capaciClad real de
propiciar un nivel de lo gremial que confiera -a través de actuaciones unitarias-
poder a los trabajadores obreros y campesinos, haciéndole un espacio a la
lucha poi ítica interna, tal como ocurre en gremios de otros países. Lo gremial
difícilmente se produce al margen de lo poi ítico, pues es en la arena poi ítica
donde se resuelven las demandas gremiales. El escaso espacio poi ítico que
caracteriza al Estado oligárquico y que se mantiene en este régimen, hace que
la mayoría de los partidos encuentren sólo en el nivel gremial posibilidades de
actuación y se dé así una casi identificación de estos dos planos de acción
-siempre relacionados y no autónomos, pero en esta sociedad forzosamente
fusionados-o La atomización del movimiento sindical -cuatro centrales y una
formada en la práctica - 105, y del movimiento campesino, sólo sirve para
debilitar más a estas clases mayoritarias y retener el poder en sus actuales
detentadores. A ello ha contribuido la promoción de gremios,"de la Revolución
Peruana", al margen de si ello fue la intención de las dos tendencias que
pugnaron en el seno del gobierrio106. A ello contribuye también la actuación de
una izquierda atomizada y el estilo de actuación sindical impuesto por el APRA y
el Partido Comunista107. Sólo en la formación de la Confederación de
105
El Comité de Coordinación y Unificación Sindical Clasista (CCUSC) no organizado como Central, actúa en la práctica
como una quinta Central a partir de Federaciones y Sindicatos que rompen con el PCP y mantienen una poilítica de
presencia, unos dentro y otros fuera de la CGTP.
106
Conociendo opiniones y personas que participaron dentro de estas opciones, particularmente desde el Area Laboral
del SINAMOS, podríamos señalar que en su opción por crear una central más, en vez de promover la central única,
parece estar presente la conciencia de que dadas las características del régimen y sus rasgos autoritarios, este
proyecto hubiera significado el desconocimiento de las otras cenfrales é incluso su posible represión por la lógica de las
reacciones. Al optarse por la competencia hubo, sin embargo, riesgos que rebasaron a estos actores y que sólo eran
previsibles con un análisis de conjunto, del régimen y del espacio poi ítico que permitía, fácil de hacer "a posteriori"
pero no hecho entonces. Estos riesgos tienen que ver con las posibilidades dejadas por la lucha interna en el gobierno,
con el confusionismo ideológico existente, con el tipo de partidos y sindicatos que competían y con la posibilidad real de
forjar una opción popular a partir del gobierno existente, de su composición e intereses.
107
En ello cabe recordar que la violencia sindical no es monopolio del M LR. Aún en su período más democrático el APRA
impuso estos términos en la lucha estudiantil y el Partido Comunista lo continuó. En los últimos años destaca, sin
embargo, la actuación del M LR que al combinarse con la capacidad represiva de los aparatos de Estado sobrepasó
incluso los límites anteriores.
Trabajadores del Perú (CTP) en los años 40 -y por poco tiempo- actuaron dentro
de una misma central dos partidos opositores como el APRA y el Partido
Comunista, para luego constituir centrales distintas.
A pesar de las limitaciones de este cuadro poi ítico, la actuación del SINAMOS
en CONACI y la CNA significó en la coyuntura una alternativa más cercana a los
intereses populares, en tanto que permitía márgenes significativos de
organización y entrenamiento a los trabajadores 108. Ello se puede probar con la
simple observación de las diferentes líneas, tendencias y matices que están
presentes en los cuadros dirigentes de estas organizaciones, frente a la vertical,
dogmática y casi militar homogeneidad de las organizaciones promovidas por
"la Misión". Además, CONACI y CNA significan un trabajo sobre bases populares
reales y concretas y no sobre bases casi imaginarias, como en el caso del SERP
o en muchos sindicatos de la CTRP. Tanto por las caractedsticas del sector en
que actúan como por el estilo y eficacia del trabajo entre los comuneros
industriales y los campesinos, estas organizaciones (CONACI y CNA) son más
reales orgánicamente que la CTRP en el movimiento sindical o el SERP en el
magisterio.
La lucha poi ítica entre "la Misión" y los militares progresistas tuvo ásí, desde la
formación de la CTRP, una expresión primero oculta tras las principales
opciones en pugna, pero luego explícita y cada vez más aguda en 1974 y 1975.
En este período se expresa corno aspecto central de las contradicciones del
gobierno, en un momento en que la escena poi ítica muestra una cada vez
mayor movilización del movimiento obrero, de la dirigencia de las comunidades
laborales e incluso de los medios barriales.
TRES
108
En el IIaso de CONACI, esta Institución se independiza totalmente del SINAMOS – luego de la creaci6n de la CR-
CONACI y el cambio de I (nea del SINAMOS- logrando sobrevivir y mantener su vigencia sin apoyo oficial. En ello se ve la
diferencia de proyectos de promoci6n: si el SERP, la CTRP o la CR-CONACI hubieran perdido el apoyo oficial (que incluye
sueldos de dirigentes y funcionarios) simplemente hubieran desaparecido.
109
En 1974 es notorio el caso de la empresa Pilsen Callao. AIIi la mayoría de los trabajadores, sin cuestionar siquiera la
pertenencia de su Sindicato a la CTRP, denuncian el entendimiento de los dirigentes sindicales con la empresa, en
momentos en que leonardo Caballero, Secretario General del Sindicato, era Secretario General de la CTRP.
110
En la ciudad de Arequipa, cuando diversos gremios realizaron una huelga general en noviembre de 1973 -que oblig6
incluso a declarar la zona de emergencia y a implantar el toque de queda- fue particularmente notoria la participación
de los diversos Sindicatos de Transportes, afiliadas a la CTRP.
CTRP intenta crecer en función de los recursos del Estado - económicos,
normativos y burocráticos – en vez de pretender representar las aspiraciones
obreras. Definiendo en la CGTP su enemigo principal no encuentra en esta
central una respuesta frontal sino, a la inversa, intentos de diálogo y
coordinación, aunque ello resulte contradictorio. Esta poi hica de la' CGTP se
debe a que esta central es controlada por el Partido Comunista Peruano, que
opta por apoyar al gobierno como perspectiva básica, a pesar de no conseguir
en todo el período status de aliado.
La CTRP, en 1974 y 1975, no expresa ni muestra bases significativas, salvo la
Federación de Pescadores que se incorpora rápidamente a ella. Se producirá así
una progresiva identificación de esta central con el Movimiento Laboral
Revolucionario (MLR) que partiendo tambi~n de los pescadores, va
organizándose desde 1972, primero en forma semiclandestina y luego en
abierta lucha política. El M LR contará con apoyo y recursos del Ministerio de
Pesquería cuyo titular, el General Tantaleán, resulta cabeza visible de "la
Misión". Es un intento propio de movilización en apoyo del gobierno que se va
forjando en 1972 y 1973 para irrumpir en la escena en 1974 y constituirse en el
polo central de la lucha de tendencias. Poseído de un desmesurado macartismo,
actúa con metodos violentos contra todo competidor, trayendo el recuerdo de
los movimientos fascistas dados en otro contexto. Si bien su acción se limita al
medio laboral y al debate periodístico, parece ser claro exponente de la opción
global de "la Misión" en el período; de su opción por la represión de todo
movimiento popular independiente del gobierno y competitivo con éste. A la
vez, se ofrece a los sectores populares uha alternativa de cooptación que no
amenace los ejes de una poi ítica económica, que ante la crisis hace decrecer el
ingreso real de los trabajadores.
La CTRP y el MLR actuaron plenamente articulados en 1974 y 1975. Las
denuncias, aisladas en un primer momento, tomaron cuerpo a fines de 1974
expresándose con gran intensidad en diversos planos de la escena política. Si
es obvio que la lucha en la cúpula y en el aparato burocrático viene de antes,
los meses de noviembre y diciembre de 1974 y el mes de enero de 1975
expresan la más alta tensión pública de esta lucha poilítica.
Para entonces no es ya lucha secundaria en el seno del gobierno, sino la lucha
principal al interior de éste, donde se definen los términos de la correlación de
fuerzas que obviamente conlleva un contenido ideológico y poI ítico que
constituye para cada tendencia, un proyecto alternativo e incompatible. La
lucha poilítica así planteada condiciona muy diversas decisiones: influye en los
sucesos del 5 de febrero, en la formación del Comité de Coordinación de'
organizaciones populares, en el lanzamiento del MRP y en la agudización de la
pugna expresada en los diarios. Tiene especial impacto en la escena poi ítica,
agudizando la tensión y la represión. El ambiente poi ítico se estrecha aún más
y para muchos actores de la escena, incluso del propio gobierno, se percibe en
concreto y muy cerca la presencia de una alternativa poI ítica cal ificable
gruesamente de fascismo.
Las acciones del MLR y la CTRP se expresan particularmente en la quiebra de
sindicatos. Un amplio debate periodístico se produce en torno a la quiebra del
sindicato minero de Marcona, acción en la que evidentemente participaron
organismos del Estado aliado del MLR y que concluye con la afiliación del nuevo
sindicato a la CTRP, previa desafiliación de la CGTP. Puede no ser la única
acci.ón de este tipo, pero sí la que alcanza mayor resonancia 111(229). Se
produce cuando ya el debate sobre el MLR ocupaba lugar prioritario en la
prensa reformada. Para entonces la identificación de la CTRP y el MLR, negada
primero, se hace obvio. Ello se expresa en preguntas sobre la CTRP y sobre la
financiación, apoyo y conducción del MLR 112. en reclamos para que la CTRP se
defina113 en agresivas respue'Stas del M L R acusando de comunista a todo
opositor y en amplios editoriales de casi todos los diarios. Para el M LR los
ataques que recibe son los mismos que recibe la CTRP y sólo pueden darse por
quienes apoyan a la CGTP y por tanto, son definidos como procomunistas. El
ácido comentario de un periodista de "La Prensa" refleja los términos de esta
discusión:
"De tunantescos y demoníacos cripto ayayeros calificó el Comunicado del
Movimiento Laboral Revolucionario (aparecido en eso ta semana) a quienes han
osado cuestionar los métodos y el significado de esta entidad. Tras esta
andanada ideozoológica, se ha reiterado el manido argumento de que detrás de
los ataques al MLR, se oculta la conspiración de un determinado partido polí-
tico. La semana pasada presentamos una síntesis de las principales
organizaciones que venían recusanao la acción del MLR. De una no profunda
observación de las mismas no es difícil darse cuenta que se encuentran
inspiradas por diversas ideologías y posiciones frente al proceso revolucionario.
Insistir nuevamente en el manido argumento de la gran conspiración resulta,
pues muy poco original. Sí; resulta alarmante la pretensión de este Movimiento
de erigirse en guardián y censor del "falseamiento y la distorsión" de la línea
liberadora del Proceso Revoluciona rio" 114
En enero de 1975 varios diarios editorializan contra el M L R. "Contra la
violencia sindical" titulará Correo115, que se enfrenta decididamente al MLR,
junto con Expreso y La Prensa, en acción necesariamente articulada con una
dilas tendencias en el gobierno. En apoyo del MLR se expresará rápidafTIente
"Ia Misión", a través del nuevo Jefe del SINAMOS, General FAP Pedro Sala
Orosco116. La CTRP poco después alentada por estas declaraciones y otros
111
"Los diarios Informan sobre la captura del local sindical de Marcona, por parte de miembros del APRA y del MLR, que
habrían sido apoyados por la dotaci6n de la Guardia Civil de la zona. Los días 30 y 31, hay informaci6n en el mismo
sentido, lo que motiva que algunos diarios env íen corresponsales a la zona, para tener una información más clara".
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 3038, 3051, 3068,3072. Págs. 1093, 1151, 1163, 1165.
112
En Expreso, Guillermo Sheen Lazo, titula su columna ("8 horas") "EL MLR REPRESENTA AL FASCISMO" Y señala: "Los
dirigentes del MLR -no Expreso- siguen afirmando descaradamente que de all í nacl6 la CTRP, y que por tal razón es el
brazo político armado, no solamente de esa central, sino del proceso revolucionario, inclusive.
La dirlgencia del MLR está conformada por dirigentes de la Federación de Pescadores y por un señor Riega, que se dice
Asesor Laboral del Ministerio de Pesquería. ¿Quién los organizó y con qué dinero operan?, nadie lo sabe. pero lo cierto
es, que este grupo tiene gran capacidad de movllizaci6n y se desplaza por todo el territorio". CRONOLOGIA POLITICA.
Hecho No. 3030. Pág. 1090.
113
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 3033. Pág. 1091.
114
CRONOL.OGIA POL.ITICA. Hecho No. 3083. Págs. 1171 y 1172.
115
CRONOL.OGIA POL.ITICA. Hecho No. 3049. Págs. 1148, 1149 Y 1150.
116
"(Luego de firmar un convenio multlsectorlal"eI Jefe del SINAMOS, Teniente General (r) Pedro Sala Orosco, al ser
preguntado por un periodista de Ultima Hora declara que el Gobierno ve con slmpaHa al ML.R y que tiene. . .obllgaclón
de apoyar a todo movimiento que signifique Identificación con el Gobierno Revolucionario), y que sabe positivamente
que el MLR se identifica con el Gobierno. Señala también que los ataques al MLR significan que ese movimiento está
creciendo.
Al dia siguiente, Carlos Delgado -Director de SINAMOS- al salir de dictar una conferencia declara a "L.a Prensa" que no
es posible dar una opinión sobre el MLR en pocas palabras y afirma no haber leido las opiniones de Sala Orosco
publicadas ese mismo dfa; al serie mostradas dijo: No SIl 51 serán ciertas. Dio a entender que el caso del MLR es
complejo y que una opinión debe ser amplia y documentada.
El mismo dfa informa Correo que en una reu'nión de CONACI, el Presidente de la Comunidad Industrial de SETRO,
despedido por la empresa, señala que los trabajadores de su empresa habfan acordado repudiar al ML.R; al diario
Ultima Hora. . . y rechazar las declaraciones de apoyo del Jefe de SINAMOS al MLR. En la misma reunión Joel Méndez,
representante de Plásticos Hartinger dice que . . . rechazamos la manifestación pública de Pedro Sala Orosco porque se
hechos, hará pública su adhesión al MLR 117 que para entonces parece
presentarse como el posible partido del Gobierno. En efecto, para entonces "Ia
Misión" tiene claramente la iniciativa polftica en sus manos. A lo largo de 1974
la ha ido asumiendo y parece jugar todas sus cartas en enero de 1975, días
antes que el General Morales Bermúdez asuma el mando del Ejército y el
Premierato. La ofensiva de "la Misión" se facilita por el hecho de controlar
directamente los ministerios "políticos" y algunos ministerios "productivos"
claves en la relación con los trabajadores (SINAMOS, Trabajo, Interior, OCI,
Industria, Pesqueria), a la vez que con clara habilidad aprovecha una coyuntura
favorable a la poilitica represiva que propicia: la crisis económica que se
avecina, la mayor consistencia del movimiento popular impactado por el alza
del costo de vida y la presión empresarial por reducir costos.
En la coyuntura de enero de 1975 los militares progresistas parecen jugar todas
sus cartas al rol que esperan del nuevo premier que asumirá el cargo el 1o de
febrero. Se trata de una pugna en distintos planos, uno de cuyos elementos es
la definición del Presidente Velasco. Este optará claramente por "la Misión" en
la conferencia de prensa del 29 de enero, brindando un "ierto respaldo al MLR,
a la vez que hace declaraciones que propician la competencia política dentro de
los militantes del proceso. La versión oficial señala que el Presidente, a la vez
que declaraba que el MLR "no es ni será el partido de la revolución" afirmó; "no
tenemos derecho a rechazar a una o más agrupaciones de cualquier indole, que
quieran apoyar al gobierno". Esta versión de la conferencia de prensa, si bien
mantiene el minimo equilibrio necesario entre ambas tendencias -propio de
quien es cabeza pendular que debe conciliar hasta el momento en que se
define la eliminación de una de las tendencias- expresa una opción del
Presidente en medio de uno de los debates más tensos dentro del gobierno,
pues los términos eran entonces decisivamente excluyentes. Parece ser,
además, que esta versión resultó fruto de negociaciones y filtros posteriores. Se
habló entonces de claras diferencias enJas versiones grabadas por los
periodistas y la revista Caretas recogió una que resulta mucho más favorable al
MLR:
"¿EI MLR? Lo que nosotros hemos dicho es que esta revolución es para todos
los peruanos. . . nosotros no necesitamos construir un partido político, porque
partido significa parte y esto no es para una parte sino para todos. . . y si
construimos un partido ¿qué va a pasar? como a la antigua los que rodean a los
miembros del gobierno 'Salen nuevos líderes, líderes de.medio pelo que abusan
ha parciaIIzado con el ML.R, con la burguesfa y con el capitalismo. . . Otros comuneros, según la misma fuente,
coinciden en los ataques al MLR.
El mismo dla el Comando Nacional del MLR celebra una asamblea, considerada como el inico de la etapa de
consolidación de la Infraestructura polftlca de los trabajadores de la Revolución Peruana. Participan representantes de
diversos gremios y manifiestan respaldo a Ultima Hora y a su Director Ismael Fr{as. En la reunión se dice que el MLR
combatirá a los oportunistas, sectarios, arribistas y falsos apoyadores del proceso. El d{a 22, el Jefe ,de SINAMOS recibe
al Comando Nacional del MLR y manifiesta que su Despacho y el Gobierno Revolucionario, apoyan a los organismos que
-como el M LR- se identifican con el proceso peruano. Un dirigente señala que. . . ésta es gente con mística
revolucionaria, que viene aquí no a pedir, sino a dar cuanto tiene)". '
CRONOL.OGIA POL.ITICA. Hecho No. 3103. Págs. 1180y 1181.
117
El dia 28, Ultima Hora Informa que en Asamblea especial la dlrlgencla de la CTRP, se Incorporó al Comando PoHtlco
Nacional del MLR, declarando SU plena coincidencia e Identificación de propósitos con esa agrupación. Concurren el
Secretario General Antonio Tello Cuya y los dirigentes Leonardo Caballero, Isidro Lurlta, Teodoro Nieto y Samuel Salas,
pasando a con.tltulr el Secretariado Nacional Sindical del MLR. Tello Cuya declara que han e.perado el momento
propicio y e.t'n con el MLR y .u.lucha Mayor información en CRONOLOGIA POLITI.
CA. Hecho No. 3125. Pág. 1193.
y nosotros no queremos eso, queremos que todo el mundo participe de todo,
Ese, es un principio de la Revolución: que todo el mundo participe.
Pero de otro lado, qué derecho tiene el gobierno para rechazar a un individuo o
grupo de individuos que vienen a abrazamos y quieren damos su apoyo más
cercano. . . Qué derecho tendría el gobierno para decir/es: uNo, señor, no,
ustedes no, no aceptamos? . . . El Movimiento Laboral no es de ahora. Es
antiguo. En Chimbote había un cierto modo de vivir extraño. La gente se criaba
sin finezas de señoritos. Son hombres rudos y sus problemas los resolvían a
palos, a balazos, a chavetazos, o a puñetazos, porque así se han criado. Esa
gente resuelve sus problemas como hombres a punta de puñetes o a punta de
palos. En cambio, hay otros, que por haber'nacido en plumas o ser medio fifís
pueden discutir, pueden mentarse la madre y sin embargo resuelven sus
problemas a pañuelazos. Este Movimiento Laboral Revolucionario, desea
prestar su apoyo más cercano a la Revolución, como anteriormente se, ha
formado el grupo de Trabajadores de la Revolución Peruana. Nosotros no
podemos rechazarlos. ¿Con qué derecho? Cómo les decimos uno, porque
ustedes son unos criminales, unos fascistas? y quién dice a quién? Hay un
sector que los acusa, pero con qué pedigree, con qué base un grupo califica a
otro. Si la revolución intentara rechazar al MLR, también debe rechazar al otro
grupo. Pero si hemos rechazado al comunismo por qué quiere el comunismo
rechazar al MLR. Por qué no conviven, por qué no hacen suya la revolución
ciento por ciento y se vuelven todos participantes?
La versión oficial modera notablemente la simpatía hacia el MLR, que muestra
la versión de Caretas”118.
En el transcurso de 1975 la lucha de tendencias se agudizará en la cúpula,
aunque el enfrentamiento en los diarios no tenga la intensidad de enero y se
diversifique respecto del tema CTRP - MLR119. Es todo el panorama poI ítico el
que resulta impactado, haciéndose más violento y ligándose claramente a la
crisis económica y la poi ítica que frente a ésta se sigue. Así, I.a CGTP
denunciará diferentes atropellos y la violencia patronal 120 ligada al MLR; a la
vez aumentará el despido de dirigentes 121 e incluso las agresiones de violencia
118
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3134. Págs. 1198, 1199 Y 1200.
119
Parece que desde fines de diciembre de 1974 la Oficina Central de Información, toma cartas en el asunto y luego de
poner diversas'trabas -que incluyen presiones para despidos- corrige la I (nea de "La Crónica" (La Página Laboral en
adelante deberá hacerse en la OCI), y presiona también a La Prensa afectando la columna laboral del periodista J. M.
Salcedo. El Jefe del SINADI, cabeza de la OCI, es el Gral. Segura, muy ligado a "la Misión".
120
Señala la CGTP que parecería constatarse un grave retroceso en la política laboral del gobierno, producido por el
hecho que numerosos funcionarios mantienen aún viejas concepciones antlobreras y patronales, que los llevan a cerrar
las puertas del Ministerio a los sindicatos clasistas y particularmente a los dirigentes de la CGTP"; indica que
funcionarios como el Director Superior de Trabajo, Coronel Hardy Montoya: se han referido en diversas ocasiones de
manera lesiva a la CGTP y a los sindicatos en lucha, abriendo una peligrosa fisura que favorece realmente a la
contrarrevolución" y que estas orientaciones no tienen nada encomún con la Iinea general del ¡;oblerno Revolucionario
por lo que pide la intervención directa del Ministro de Trabajo".
C RONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 3238. Pág. 1268.
121
En la Prensa, columna "La Semana Laboral" el Jefe de la Página Laboral, José MarCa Salcedo, comenta: "Coincidiendo
con el inicio de discusión de pliegos de reclamos, dirigentes sindicales de la Industria metal-mecánica son detenidos o
despedidos de su centro de labores - En algún caso, la detención se origina en denuncia empresarial (ejemplo: el caso
Glbbons, en Chrysler, acusado, de manera Infundada, de apropiación IlIclta de lo que, por convenio sancionado,
corresponde a su Sindicato). En otros (ejemplo: Enríquez, trabajador de Moraveco), la detención es por Seguridad del
Estado, sin que se dé pÚblica cuenta de los cargos formulados. Esta semana laboral, ha sido rica en pronunciamientos
de sindicatos y comunidades Industriales con respecto a estos casos... En la circunstancia de la suspensión nacional de
las garanUas constitucionales, resulta alarmante la repetición de estas denuncias. No se ha conocido por otro lado, de la
detención de ningún capitalista que haya sido, por ejemplo, acusado de apropiación 11 ¡cita de utilidades
correspondientes a la comunidad laboral o de incumplimientos reiterados de las leyes laborales. Y, sin embargo, si hay
denuncias (cédase, por ejemplo, la palabra a los comuneros de Fundición Callao o a los mineros de Cata Cañete). En
ciertas circunstancias, las coincidencias stjelen desarrollarse. ¿Podremos, cinematográficamente, hablar de meras
coincidencias?".
física122. En este contexto, uno de los dirigentes despedidos, que alcanza
notoriedad por la prolongada lucha que dio para su reposición, resulta agredido
y golpeado por "cuatro desconocidos”123. Se trata de Julián Sierra, dirigente que
simbolizó la lucha por la estabilidad laboral y que hoy, en nuevo contexto,
quizás por ese carácter simbólico frente al cual la burguesía reclama venganza,
se encuentra deportado.
El debate periodístico y gran parte de los círculos políticos y sindicales podían
identificar el desarrollo de esta política de "la Misión" con intereses y planteos
del Partido Aprista, que una vez más en nuestra historia parece mostrar "una
estrategia y dos tácticas" frente al gobierno. "La Prensa" comenta entonces
sobre "la existencia de una línea dura y otra contemporizadora frente al
gobierno, al interior del APRA. La segunda sería la cristalización de una posición
abierta a la colaboración con el MLR con miras a una futura "apertura
democrática" del gobierno. . .”124. Esta opinión se expresará en 1 975 a distintos
niveles. Se denunciará la existencia de una poi ítica pro-aprista en el Ministerio
de Trabajó125, se señalará al M L R como canal de infiltración aprista en el
gobierno 126 (lo que además será reconocido por autoridades del gobierno 127 y
se vinculará esta poi ftica laboral a la defensa del capitalismo ante la crisis 128.
En junio de 1975, cuando en el ambiente polftico se trasluce más esta
perspectiva, un discurso del General Jorge Fernández Maldonado sintetizará los
términos de la tendencia que conforma, en uno de los más duros ataques a la
alternativa APRA-MLR-Misión. Dice textualmente en la ciudad de Ayabaca, luego
de atacar a "un sector de Vanguardia Revolucionaria que ha estado actuando a
espaldas de nuestra realidad y que pretende confundir a nuestros hermanos
campesinos. . ."
"Pero hay otro enemigo, sagaz, sumamente peligroso, con gran poder de
infiltración y que pretende introducir en nuestro pafs la farsa de la "izquierda
democrática". Ese enemigo es la dirigencia y sectores verdaderamente
enloquecidos y febriles del Partido Aprista Peruano".
". . . quienes ataquen con el rumor, la calumnia y el activismo fascista a la
Fuerza Armada en nuestro país, están atacando directamente al pueblo del
Perú en revolución. Todos quienes están enquistados en el aparato estatal y
actúan en contra de nuestra causa tienen que tener por seguro que el ojo
vigilante de la Fuerza Armada y del pueblo jamás permitirá que sus fines anti-
peruanos y contrarevolucionarios tengan el éxito que ellos se imaginan".
"Cualquier forma de fascismo o neofascismo que se esconde tras el brazo y la
zarpa del aprismo o neoaprismo son, por esencia también enemigos
CUATRO
Este largo debate en la prensa es apenas visión parcial de la lucha poIftica dada
en 1974-75 entre las dos tendencias centrales en pugna. El debate de los
diarios no es ajeno a ella, pues se da articulado y a cargo de polfticos que optan
gruesamente entre una u otra. En el medio sindical la lucha es más dura: se
produce en medio de la violencia de los métodos del MLR, de la propia violencia
del gobierno y de la poi ítica agresiva de las empresas. A partir de la pugna con
el MLR y de la CTRP, comienza la división de la propia CTRP con el rechazo de
su filial de Ancash al MLR y el proceso de quiebra en Lima que se expresa
meses después en lo que se conoció como "las cien bases de la CTRP".
Durante 1974 la lucha política se hace más explícita y pública a partir de la
expropiación de los diarios de circulación nacional. En efecto, en esta medida se
expresa también la composición de la cúpula poi ítica, dado que los diarios han
de alinearse con una u otra de las tendencias en pugna. Durante el primer año
de la nueva prensa los diarios Expreso, La Crónica y Correo parecen agruparse
en función de la tendencia progresista, mientras q u e el diario Ultima Hora se
encuadra decididamente con los planteamientos de "la Misión". La Prensa se
ubica en posición algo ambigua, más cerca de la tendencia progresista
-especialmente en su página laboral-, y El Comercio -copado por personal
demo-cristiano - sigue la línea bastante personalista de su director que, sin
ubicarse expresamente en una de las dos tendencias en pugna, tiene
coincidencias y puntos de encuentro con "la Misión".
La lucha poilítica se expresa en los diarios, especialmente en lo que se refiere al
movimiento popular, particularmente cuando se trata de las organizaciones
promovidas por el gobierno. Por ello, se traduce claramente en la prensa la
lucha entre las dos fracciones de CONACI, la defensa y el ataque al MLR,
diferentes formas de tratamiento a la CTRP y distinto énfasis en el apoyo a la
CNA. Sin embargo, en los diarios se traducen mejor los significados de fondo de
estas tendencias. Se puede así analizar el profundo y sistemático macartismo
expresado, en "Ultima Hora" con el estilo de Ismael Frías y en "El Comercio",
con el estilo de Cornejo Chávez. El primero fue el más decidido defensor del
MLR, la CTRP y la CR-CONACI, claramente articulado con "la Misión" y atacando
directamente a los civiles defensores de la línea progresista, dado que por las
reglas del juego existentes no cabía el ataque a los líderes militares. El segundo
resultó un eficiente continuador de la familia Miró Quesada, en la parte formal y
conservadora de ese diario, aunque partiendo de un apoyo permanente al
gobierno. El silencio que don Luis dedicaba a sus principales opositores fue
también usado por su sucesor democristiano en diversos asuntos. Con su
silencio en temas como el MLR y su apoyo a ministros más conservadores,
puede bien ubicarse gruesamente en la opción de "la Misión", aunque con juego
propio.
En ambos casos, de la misma forma que en la actuación de "la Misión", se
agiganta el fantasma del comunismo para defender alternativas rígidas y
129
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3601. Págs. 1466 Y 1467. El subrayado es nuestro.
verticales de relación con el movimiento popular y, en el fondo, apoyar alter
nativas más ligadas a la nueva burguesía130. En el caso de Cornejo Chávez, su
defensa del "sector cooperativo" y el modelo de empresa comunitaria
Demócrata-Cristiana que coincide más con las cooperativas que con el proyeclo
de sector de Propiedad Social, es un punto de encuentro adicional que Ismael
Fridas, desde Ultima Hora, sabrá aprovechar.
Distinta será esta perspectiva de la de Expreso que, alineado tras los miIltluos
progresistas, viene defendiendo -desde antes de este per(odo- una IlIIrspectiva
más abierta de relación con el Partido Comunista y las organizaciones populares
no'generadas por el gobierno. Este diario expresa una alter""tlva más amplia
hacia la izquierda que no por ello deja de ser claramente dura con aquellas
organizaciones que, como el SUTEP, se enfrentan decididaIIIente al gobierno.
Es simplista, sin embargo, calificar de comunista la linea de Expreso,
hltlntificándola con la posición del Partido Comunista. Es claro que este diario
sostiene una politica amplia, de frente, que incluye al Partido Comunista. Pero
tenia que ser consciente de que la opción del gobierno no era esa, aunquo en
los términos del proceso no resultaba antagónica. Expreso fue claro defensor
del régimen, atacó a la oligarqufa ya la pujante burguesía tanto dentro como
fuera del gobierno. No se salió, sin embargo, de los parámetros de este y en su
seno hubo periodistas de posiciones distintas a la del Partido Comunista. Lo que
si es claro en su opción, es el rechazo de toda posición terrorista y de muchos
confusionismos antiPartido comunista, interpretablescomo nueva forma de anti-
comunismo131. Esto, en medio de una lucha por radical izar el proceso (que
algunos juzgaron imprudente en varias coyunturas) le granjeó incluso la
enemistad de parte del sector progresista llevando, al principio de la segunda
130
Una nota es necesaria a estas alturas del trabajo. Analizamos un período en el cual, desde distintos planos, la
campaña macartista sirvió para ocultar aspectos importantes de la realidad, deformarla hasta la paranoia y lograr ganar
posiciones en la politica del gobierno. En este trabajo ponemos en evidencia el uso de distintas herramientas
ideologicas para lograr objetivos muy concretos en el mantenimiento tlol orden establecido. Hacerlos no supone asumir
o compartir posiciones ideologicas, y politicas del Partido Comunista Peruano o de otros partidos marxistas - Ieninistas
supone sí respetar su derecho de peruanos comprometidos con las clases '' populares, derecho a discutir, polemizar y
participar en el sistema politico para cambiarlo. Hace tiempo que la maniquea posicion que sostiene la derecha (todo
abandono del capitalismo es comunismo... y no el utopico, sino el ocurrido historicamente en tal o cual país) ha sido
desautorizada por la historia. Hace tiempo '.r"bltln que han quedado en evidencia los tercerismos lal mejor estilo
democris...no del Dr. Cornejo Chávez) como incapaces de hacer algo más que remozar el capitalismo dependiente.
Como bien dijo Josá Carlos Mariátegui, el Socialismo peruano será' creaci6n heroica de su pueblo; frase que encierra no
solo la crudeza del proceso social que lo lleve a cabo, sino la exigencia de superar dogmatismos, sectarismos,
anatemas, calcos y copias.
historia reciente de América Latina es dolorosamente rica en los resultados de macartismo que usa la clase dominante
pera mantener sus privilegios. Se ha llegado a decir que los derechos humenos no tienen que respetarse cuando se
trata de comunistas. Se ha llegado a sostener que la violencia de derecha no merece atencion ni represion del Estado
porque es solo la reaccion defensiva (anticuerpos) del cuerpo social contra él virus o microbio que significa lá violencia
de izquierda quien afirmó esta barbaridad es hoy convalesciente víctima de la violencia que alimento con su sectarismo
reaccionario: el ex-Canciller Argentino Almirante Guzzetti.
En los últimos años, a la violencia instalada que significa la explotación capitalista de la mayoría de los peruanos en
condiciones de opresión y miseria, se agrega la violencia -verbal primero y represiva luego- que se encubre con el
macartismo que denunciamos. Sin analizar la realidad y los rasgos de las mayorías populares, los gobiernos les temen
¿instinto de conservación de clase?) y endurecen la represi6n cuando se trata de dirigentes populares, agregando con
ello más y más elementos capaces de lIevarnos a una espiral de violencia como la que atraviesa todo el continente. En
el fondo de todo ello está la defensa de un orden social decadente que se intenta remozar sin éxito.
131
En la izquierda peruana, desde antes de 1968, se desarrolla una diversa gama de posiciones contrarias al Partido
Comunista Peruano que se expresan en los partidos de la izquierda opositora -definidos como marxistas-Ieninistas-,
pero no solo en ellos. Estas posiciones parten muchas veces de ex-militantes de ese partido, lo que en muchos casos
deriva en "antis" que traen toda la carga subjetiva de las experiencias personales frustrantes y se proyectan a veces
mecánicamente, cruzándose con el anticomunismo tradicional del APRA y las posiciones burguesas. A su vez el Partido
Comunista Peruano, en claro maniqueísmo, califica de trostkistas o apristas todos estos "antis". Puede verse así un
campo más complejo y variado de posiciones – más allá de la lucha de actores que se presentan siempre como los
dueños de la verdad- que influyen en la escena y deben estudiarse, tanto para clarificar las opciones como para
entender como el confusionismo que generan púede ser fácilmente aprovechado por las tendencias más reaccionarias.
fase, a agrias polémicas con parte del equipo del SINAMOS que, vistas en
perspectiva, resultaron contraproducentes para la tendencia en que
gruesamente se ubicaban.
Expreso, por su particular situación de solitario defensor del gobierno antes de
la expropiación de los demás diarios y por el rol que tuvo entonces, al llevar a la
gran prensa las opiniones y comunicados de amplios sectores- laborales (antes
siempre silenciados) se llegó a convertir en símbolo maldito para la burguesía,
para los representantes de ésta en el gobierno, e incluso para muchos sectores
indefinidos o más propensos a la confusión. Pasará' largo tiempo para que esta
evaluación pueda hacerse en forma objetiva, sopesando méritos y deméritos,
éxitos y fracasos.
Correo fue, en 1974, vocero de sectores progresistas ligados al equipo del
General Rodríguez en SINAMOS. Combatió enérgicamente al MLR y sostuvo en
1975, arduas polémicas con Expreso sobre la organización poi ítica. La Crónica
resultó a veces vacilante por su dependencia de la OCI, aunque se jugó
claramente con la tendencia progresista en diversos momentos. La Prensa,
aunque con contradicciones, tuvo en su página laboral una línea más cercana a
Expreso y Correo. Juntos, estos tres diarios y La Crónica pueden ubicarse
gruesamente tras la tendencia de los militares progresistas.
De esta forma los diarios de circulación nacional se alinean con las tendencias
en pugna, pero agregando en cada caso sus propios matices. Esto sucede a la
vez que en conjunto mantienen coherencia sobre aspectos vitales para el
gobierno, tales como la crisis económica, la política exterior, etc. El panorama
se ha de complicar en 1975, conforme se agudiza la lucha politica en la cúpula.
Diciembre de 1974 y enero de 1975 son meses de intensa denuncia del M L R
por parte de la tendencia progresista. Pero ya en esa época podrán advertirse
matices que se desarrollarán luego en la Segunda Fase entre quienes apoyan a
los militares progresistas. Signos de rivalidad y diferencias de óptica en la
coyuntura pueden observarse entre periodistas de Expreso o La Crónica y
periodistas de Correo, o luego (en la Segunda Fase) de Ultima Hora o El
Comercio en 1975 y 1976.
Correo defendió la tesis del no partido y de una OPRP 132 basada en las
organizaciones sociales creadas por el gobierno (CNA, CTRP. . .). Expreso
reclamó primero la formación de un partido y luego, en el contexto del anuncio
gubernamental creando la OPRP, demandó aceptar la militancia individual. Sin
embargo, gruesamente ambos fueron -en este período- parte de la tendencia
progresista y tanto ellos como parte de los periodistas de La Prensa y La
Crónica fueron calificados de pro-comunistas; primero por Ultima Hora (bajo la
dirección de Frías), el MLR, la CTRP y otros actores de "la Mis!ón", y luego por el
gobierno en conjunto 133.
En efecto, ya en el mensaje del 28 de julio de 1975. 134, se aprecia
lapreocupación del gobierno y del Presidente Velasco ante el "procomunismo".
Este mensaje se sitúa luego del cl ímax de la discusión sobre el MLR y en pleno
debate sobre la presencia de infiltración aprista. El gobierno, aunque teó-
ricamente no acepta el anticomunismo, deja de utilizar la simple distinción de
no comunista para referirse directamente al pro-comunismo. Este calificativo,
132
Organización Política de la Revolución Peruana.
133
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3683. Págs. 1513, 1514, 1515, 1516, 1517 y 1518.
134
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3268. Págs. 1289, 1290; 3326, pago 1318; 3361, pags.1342, 1343; 3483,
págs.1411 y 1412.
tan usado hoy, es aún más ambiguo y se aplica a cualquier persona o posición,
sin que medie racionalidad alguna más allá de la opción dada en el espectro
poilítico dentro y fuera del régimen. Pro-comunista -y su aleatorio "tonto útil" -
es algo que no se discute y se aplica a un periodista, a un general o a un obispo
sin mayor precisión. Esto pesa en un régimel'! agobiado por la tensión interna,
la crisis económica y el temor a la movilización de las clases populares, cada
día más claramente afectadas por el alza del costo de vida. En ese contexto, los
periodistas que participan en la lucha anti-MLR y quienes más han apoyado
dentro del régimen al movimiento popular (identificado en la matriz ideológica
con el comunismo) reciben el anatema de infiltrados pro-comunistas,
calificativo que se adjudica también – pero en voz baja- a los militares
progresistas que se enfrentaron a "la Misión" y al MLR, aunque a ellos no los
afeétará decisivamente hasta la Segunda Fase. La postergación de la
transferencia de los diarios y la autorización para despedir "infiltrados", en este
contexto, será expresión de un cuadro poi (tico en el que se da la hegemonia de
"Ia Misión". Los nuevos directores 135 sin embargo, reflejarán la politica que
también representa la OPRP: es decir, la presencia de todas las tendencias que
actúan en el gobjerno. En perspectiva, con este cambio de directores, El
Comercio136. La Prensa y La Crónica quedarán alineados gruesamente con "Ia
Misión", mientras Expreso no cambiará de manos y Correo, junto con Ultima
Hora, quedarán en manos de directores que pertenecieron al equipo del
SINAMOS. El cambio de Ultima Hora tendrá mucha importancia por la capacidad
de articulación que tenCa Ismael Frias137.
Es evidente que la lucha poi Ctica se centró en este periodo en torno a las
relaciones entre el gobierno y el movimiento popular. Aunque los ejemplos
sintetizados antes se refieren a las organizaciones generadas por el propio
gobierno, esa realidad incluye a su vez, necesariamente, la relación con orga-
nizaciones independientes de éste. Las dos tendencias reaccionan en conjunto
ante los embates frontales de parte de la izquierda opositora (SUTEP, mineros,
por ejemplo), pero incluso en estos casos -salvados los momentos criticos- se
encuentra un distinto énfasis en cada tendencia que lleva a actitudes más
dialogantes y menos represivas en los militares progresistas, contrastando con
el endurecimiento de "la Misión" dentro de la cual se encuentran, al igual que
en tendencias conservadoras de años anteriores, actitudes despectivas y
distantes de todo lo que aparezca como "popular", viejo rezago del Estado
oligárquico.
CINCO
135
Se ratifica a Cornejo Chávez en el Comercio y a Neyra en Correo. Luis Gonzales Posada. cuñado del Presidente, va a
La Crónica reemplazando, a Guillermo Thorndike. Francisco Guerra Garc(a reemplaza a Ismael Fr(as en Ultima Hora;
Leopoldo Chiappo reemplaza a Alberto Ruiz Eldredge en Expreso y Gilberto Escudero, Director de El Peruano reemplaza
a Walter Peñaloza en La Prensa. Luego de la carda de Velasco, Cornejo Chávez renuncia y es reemplazado por Helan
Jaworski. A Gonzales Posada lo reemplaza Luis Silva Santistevan.
136
Con las precisiones antes hechas.
137
El cambio del Director de Ultima Hora tendrá especial importancia por la reconocida capacidad de este polrtico. "La
Misión" pierde un importante articulador, dificilmente reemplazable por nombramientos como los de La Prensa y La
Crónica. Sin embargo, en una prensa en la que silenciar y PURGAR de infiltrados es lo decisivo, "la Misión" no es la
principal afectada. LO IMPORTANTE ES QUE YA ENTONCES VELASCO VE CON DESCONFIANZA A LOS QUE "la Millón"
CALIFICA DE PRO-COMUNISTAS O TONTOS UTILES, incluyendo a los militares que lo acompañaron el 3 de octubre.
dimensiones del régimen en tanto que es un enfrentamiento directo de dos
Iineas, una de las cuales tendrá que ser eliminada. Serán los actores del go-
bierno los que puedan precisar los alcances de la tensión en la cúpula, tema
constante del rumor, expresado particularmente en la etapa previa a que el
General Morales Bermúdezasumiera el premierató. En este trabajo es obvio que
son los hechos que trascendieron en la prensa los que sirven de base para
articular un análisis mayor. En este sentido, es preciso referirse a otros hechos
que se observan en la escena oficial, siendo expresiones de la lucha entre ten-
dencias y a la vez fruto de las conciliaciones resultantes.
Así, los sucesos del 5 de febrero dan ocasión para que las dos tendencias
actúen en función de sí mismas, tanto en la interpretación de los hechos como
en las alternativas de acción que dichos hechos ofrecen. Para la tendencia que
definimos como progresista fue evidente que el Partido Aprista estuvo detrás de
los acontecimientos. Así lo expresaron los diarios en claro debate con última
Hora, alineada con "la Misión”138. Este hecho se produce en un momento de alta
tensión en la lucha poi ítica, cuando el MLR pareda cobrar influencia decisiva
con apoyo, aunque apareciera distante, del propio Presidente Velasco. Desde
antes, la vinculación aprista del General Tantaleán -visto como mentor del MLR-
era comentada en medios políticos y lo's métodos bufalescos 139 del MLR, así
como su mensaje ideológico apoyado en el macartismo, hacen recordar
conocidos métodos apristas del pasado. Por todo ello, más allá de los editoriales
periodísticos, en la coyuntura, las acusaciones al APRA cobran un significado
interno propio para ambas tendencias. La posibilidad de una relación con el
APRA,.a partir de "la Misión", confirmaba para la otra tendencia la presencia de
un proyecto capitalista de nuevo cuño, populista en su relación con las masas
y .freno definitivo de toda alternativa de cambio real. "La Misión", a su vez,
vería un fantasmagórico comunismo por todas partes y entendería que el
ataque al APRA era simple táctica de la tendencia opositora. El Presidente
Velasco, aún en su rol pendular pero optando por "la Misión", acusará al Apra en
su mensaje 140 presionado por las evidencias y relaciones lógicas que le ofrece
una de las tendencias (incluyendo fotografías tomadas por varios diarios), Sin
embargo, ninguna medida represiva, ni investigación a fondo se implementa
entonces, quedando gradualmente relegada la inicial evidencia 141.
138
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 3179, 3190. Págs. 1226 y 1235.
139
"Búfalo" Barreto fue un conocido matón aprista. Desde entonces se identificabúfalo y bufalesco con la intervención
violenta (cadenas, manoplas, agresión física de distinto tipo) características de toda una época del APRA en el
movimiento obrero y en la Universidad.
140
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3203. Pág. 1240.
141
Hay demasiadas coincidencias en este hecho: el origen es la huelga de la Policía.
En esta institución se asegura una antigua influencia aprista, anterior a este régimen. En los desmanes participan
estudiantes apristas -e~peciaJmente de la Universidad F. V illarreal que controlan los apristas hace muchos años- y las
fotografías tomadas por los diarios permiten reconocer por lo menos a un importante agitador aprista en rol central. A
su vez ninguno de los diarios cercanos a "la Misión" (Ultima Hora, El Comercio) es agredido a pesar de'estar sus locales
en medio de los disturbios. Es claro, sin embargo, que en este hecho hay otros actores que no están bajo control del
APRA, a partir de la situación misma. No se ha seña.lado la presencia de otras fuerzas, pero se ha hablado de "Iumpen",
de expresión genérica y espontánea del pueblo golpeado por el alza de precios. Todo esto es cierto pero, sin el APRA,
resulta una explicación bastante inocente. Hace poco el General Velasco (Caretas No. 512 de 3 de febrero de 1977)
agregó un nuevo elemento: la acusación directa al Comando Militar (Generales Vargas Prieto y Rodriguez Figueroa) de
demorar la salida estrictamente militar -tanques y policía militar-, motivada por supuestas intenciones gol pistas. Es
indudable que desde entonces la pregunta central está en cómo pudo dejarse una ciudad de más de tres millones de
habitantes sin protección policial durante por lo menos dos dias. También parece improbable que ya entonces estuviera
en definición el golpe contra Velasco, a pesar de que era notoria su opción por "la Misión". Sólo siete dias antes habia
apoyado al MLR, pero aceptando concesiones en la versión oficial. Parece demasiado pronto para que sus compañeros
de 7 años se enfrentaran decididamente a él, como se comprueba al realizarse su destitución sólo seis meses después.
Las desconfianzas si parecen ir en aumento, pero van a concretarse entre febrero y agosto.
SEIS
142
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3188. Págs. 1231, 1232, 1233,1234 y 1235
143
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 3182. Págs. 1228'y 1229.
144
Ya hemos hecho referencia antes a este rasgo castrense de todo el proceso, según el cual los civiles y las
organizaciones de base que apoyan deben someterse a una conducción poi ítica total, sin margen de iniciativa propia.
Casos similares se dan en la formación de los Comités de Defensa de la Revolución, en el propiO SINAMOS y en esta
coyuntura. En este caso, es la cúpula del gobierno la que se reserva la iniciativa. En ella hay tendencias, pero para
adquirir legitimidad se debe llegar a decidir, es decir a un acuerdo. El devenir del proceso deja menos margen a estos
acuerdos y de hecho "la Misión" toma la iniciativa fuera de los márgenes formales (el MLR no sale como decisión de la
cúpula, es parte de una poi ítica de hechos consumados). Ello es avalado por Velasco en lo que es un indicio de su
opción, casi al mismo tiempo que niega aval a las otras iniciativas.
145
Que en su versión oficial abre las puertas a la actuación de partidos dentro del proceso, tema que es levantado por
los diarios que se enfrentaban a "la Misión", para compensar el respaldo recibido por el M LR.
146
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3188. Págs. 1231, 1232, 1233, 1234 y 1235
147
La Comisión está integrada por los Generales Sala Orosco, Graham, Fernández Maldonado, Tantaleán, Ritcher y el
Contralmirante Jiménez de Lucio. Salvo Graham y Fernández Maldonado todos se identifican con "la Misión".
designación148, conforma un Comité Provisional que incorpora civiles de todas
las tendencias -desde el MLR hasta Expreso – que existen dentro del gobierno.
Un verdadero "Ring de Box" se presenta como organización poi ítica, ratificando
que la conducción se reserva a la cúpula, la cual reproduce esta composición.
Todo este período está marcado por la pugna entre tendencias y el agotamiento
no sólo económico sino poilítico del régimen. Se explicitan más claramente las
limitaciones de la política económica y el llamado modelo de desarrollo, a la vez
que se expresan antiguas limitaciones políticas que hacen incapaz al régimen
de una apertura que articule una base real de apoyo popular. Sin duda era ya
un mal momento para buscarlo – por el impacto de la crisis-, pero ni eso pudo
intentarse. El ya irracional temor a la infiltración, junto con no pocos rasgos de
conducción vertical, son elementos que muy n ítidamente configuran las
limitaciones politicas del régimen.
SIETE
Es en este contexto que el espacio 'poi ítico se estrecha aún más ya que el
gobierno sólo puede responder con palabras o con represión a sus' opositores
poi íticos. Esta oposición se ensancha por el desgaste del gobierno, los efectos
de su política frente al movimiento popular (ejemplificada en los extremos que
representan el MLR o la Comisión Reorganizadora de CONACI) y el impacto del
alza del costo de vida, cada vez más notorio en la economía de los sectores
medios y populares. En este cuadro la burguesía se siente fuera de juego por
falta de representantes poi íticos propios, pero sus elementos más lúcidos
pueden observar desde el balcón el desgaste del gobierno, a la vez que
incentivan con sus voceros – personales y prensa semanal- el anticomunismo
del régimen, su lucha interna y el auge de "la Misión". Los lazos con ésta no se
limitan al posible rol del APRA: se dan directamente con los sectores
empresariales que reclaman más medidas de protección y defienden resquicios
que permiten la sobrefacturación para declarar menos ganancias, lo gran una
menor carga tributaria sobre las utilidades de las empresas y otros beneficios
que se expresan en la política económica. Más nítida puede verse esta acción
en la notoria articulación que existe entre el MLR, los empresarios en conflicto y
el Ministerio de Trabajo.
El conjunto, así, muestra deterioro y estrechamiento – de márgenes. La
respuesta es cada vez más la represiqn directa. Ello se incentiva con acciones
inmaduras de parte de la oposición de izquierda, que llevan a romper las nego-
ciaciones en el caso del SUTEP o a utilizar el asalto a la ESAL -hecho por el
grupo armado Vanguardia Revolucionaria Poi ítico Militar-, como arma contra la
izquierda en su conjunto, sin hacer distingos 149. La represión, selectiva y
ambivalente 150 se agudiza, así, aunque no alcance punto de comparación con el
resto de América Latina de entonces. El espacio poi ítico se cierra aún más
dejando al gobierno como actor casi monopólico, aunque esta característica no
sea tan notoria como la habida entre julio y diciembre de 1976.
148
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3693. Págs. 1527 y 1528.
149
El Comunicado del Ministerio del Interior culpa al partido Vanguardia Revolucionaria de una acción que realizó un
grupo antes separado de él: VR-PM. Más alládel caso, estos hechos se utilizan contra la izquierda en su conjunto.
CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 3584. Pág. 1450.
150
La represión cubre siempre la oposición de izquierda y la oposición de derecha, distinta de la aplicada en la Segunda
Fase, que sólo reprime a la primera.
En este contexto político cobrará particular relieve la declaración de los Obispos
de la Iglesia Católica respondiendo a las preguntas que el gobierno formulara
sobre la participación popular. La meridiana claridad de ese documento debió
llamar la atención de los gobernantes que tanto usaron del macartismo como
elemento encubridor y que proclamaron su inspiración en el Cristianismo para
la realización de su proyecto poilítico.
"El temor y la oscuridad del momento presente encierra la tentación de
medidas fáciles y totalitarias que serían la negación de la libertad y dignidad
humana. Se suele identificar totalitarismo con ateísmo. Conviene hacer las
necesarias distinciones, pues han existido y existen regímenes políticos de
carácter totalitario que legitiman su existencia con motivos religiosos y
etiquetas cristianas. Por el contrario, hay regfmenes de libertad y democracia
que no se confiesan cristianos.
La iglesia ha denunciado la violación del derecho de libertad religiosa por ver
en este derecho el ejemplo cualificado de todas las libertades humanas. Ha
condenado los totalitarismos que pretenden invadir hasta la intimidad sagrada
de la conciencia. Pero el derecho de libertad religiosa se sitúa dentro del
conjunto vasto de todos los derechos del hombre. Por extensión, la denuncia de
la iglesia se refiere no sólo a la violación de los derechos religiosos sino de
todos los derechos del hombre, y señala a quienes violan estos derechos
aunque digan justificar con el cristianismo tal violación.
La característica fundamental del estado totalitario no es el atefsmo, sino la
violación de los derechos del hombre en general. Esta violación se debe al
hecho de que un grupo social se arroga la totalidad del poder polrtico como
auténtico y legitimo representante del interés del pueblo sin permitir ninguna
confrontación, real y abierta de su gestión poI ftica con el pueblo que dice
representar.
Pues bien, sería intolerable que la actual coyuntura del pafs condujera hacia un
estado totalitario cuya justificación aparente fuera prevenir la manipulación
popular por grupos o partidos a los que se califica de ateos y se suprime por
ello, la garantía de los derechos humanos más elementales. Por fidelidad al
hombre, a todo hombre, por fidelidad a los pobres y marginados de nuestra
sociedad, por fidelidad al Evangelio anunciado por el Señor Jesús, no podemos
permitir que el nombre.de lo cristiano sea usado para legitimar la violencia o
represión"151.
Esta declaración sobre el candente tema de la participación popular fija el nivel
principista del documento episcopal:
"La iglesia ha señalado los Iimites en los que debe ser entendida su
contribución al problema de la participación popular. El carácter netamente
polftico de este tema demanda también una respuesta muy concreta que no es
competencia de la iglesia. Pero la situación presente, en la que el tema está
siendo debatido, obliga a la iglesia a una toma de posición”152.
El documento, sin proponer modelos, señalará con precisión los problemas
centrales de lo que supone una opción popular -es decir con y por el pueblo- en
contraste con la simple manipulación de este pueblo. Su texto resulta
meridianamente claro en la lucha dada entre tendencias del gobierno en esta
etapa:
151
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3478. Págs. 1409 Y 1410. Los subrayados son nuestros
152
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3478. Pág. 1410.
"No deseamos que se acuse a la iglesia de ser utópica y no tener sentido de
realismo político. Quizá lo más característico del momento presente es el
temor, en los conductores del proceso, del vacío de poder que podría darse en
la transferencia de la conducción del proceso desde la Fuerza Armada hacia el
Pueblo".
"Pero por muy fundamentado que pueda ser el temor no puede ser éste el que
influya en la decisión de medidas a tomarse. El temor impide ver con claridad
los actores del proceso; lleva a confundir al pueblo con los manipuladores de
éste, a reprimir indiscriminadamente tanto las justas reinvindicaciones
populares como las maniobras de grupos interesados en manipular al pueblo.
Más que nunca es necesario un sereno discernimiento de la situación poI ítica y
de sus principales autores"153 .
Pero los obispos, en su análisis, van más allá de señalar los peligros del
presente. Recuerdan al gobierno que la iglesia "no bendice modelos" ni se
identifica con el capitalismo, limitándose a defender los valores y derechos de
los hombres, particularmente de los pobres. Le señalan, además, que éste es el
patrón de medida y el sentido de todo cambio real:
"La iglesia ha denunciado el carácter antihumano del capitalismo por buscar el
provecho y la utilidad individual sin responsabilidades sociales. Ha señalado
también la posibilidad de modelos socialistas si se respetan valores
fundamentales como los de "Libertad, de responsabilidad y de apertura a lo
espiritual que garantizan el desarrollo integral del hombre". (Octogésima
Adveniens, 31). Nada podemos objetar pues a aquellas transformaciones que
permiten a los trabajadores el acceso real a la decisión y propiedad de la tierra
en la que trabajan; a los medios de comunicación e instituciones educativas la
contribución en crear valores para una sociedad diferente". 154.
4. LA RESULTANTE
La lucha, política entre "la Misión" y los militares progresistas concluye con el
golpe institucional del 29 de agosto de 1975 que derroca al Presidente Velasco
y elimina del gobierno a los ministros conocidos como "la Misión" 156. Este
153
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3478. Págs. 1403 a 1410.
154
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3478. Pág. 1406.
155
CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3478. Págs. 1403, 1404, 1407, 1408,1409 y 1410. 1405, 1406,
156
El General Tantaleán es invitado al retiro; el Almirante Jiménez de Lucio se retira a su solicitud. El General Sala
Orosco, ya en retiro, renuncia al SINAMOS. Los Generales Segura yZavaleta regresan al Ejército a ocupar oscuros cargos
administrativos.
cambio es, sin duda, mucho más definitivo que las resultantes de períodos
anteriores; tendrá efectos decisivos en el régimen poi ítico, en los intereses que
asume como propios y las políticas que implementa.
La coyuntura poilítica anterior al golpe del 29 de agosto presenta una imagen
realmente sombría. La hegemonía de "la Misión" ofrece en perspectiva un
gobierno que se torna cada vez más totalitario y fascistizante. Debe afrontar
una seria crisis económica y un cuadro de aislamiento internacional. Su
alternativa económica ante la crisis tiene una relación de continuidad con la
ortodoxa poilítica económica de todo el proceso. Pero al estrecharse los
márgenes, debe recurrir al pragmatismo tradicional con medidas que reduzcan
aún más el consumo popular e incentiven la inversión privada; afrontando la
protesta popular con decididos intentos corporativos que, en la dinámica de los
hechos, agudizaban la poi ítica totalitaria y represiva, a la vez que alentaban las
acciones de corte fascista que representaba el MLR. Las reformas pasan así a
un necesario segundo plano.
Esta realidad es visualizada por muy diferentes actores del proceso poIítico.
Está presente en la preocupación de las revistas y elementos lúcidos de la
izquierda; está presente en los militares progresistas que lo afirman expresa-
mente en palabras del General Fernández Maldonado desde fines de junio157;
está presente también en la preocupación de los Obispos de la Iglesia Católica
que hemos citado extensamente. La deportación de 29 personas el 5 de agosto
– pertenecientes a casi todas las tendencias poi fticas- simboliza bien el clima
político del momento, al que se ha llegado, paso a paso, a lo largo de todo el
periodo158.
Tras esta escena de crisis hay varios elementos explicativos en la coyuntura. Se
ha llevado la lucha de tendencias hasta un límite de ruptura. La crisis
institucional de la Fuerza Armada se expresa en ella y el gobierno. La situación
económica y el cuadro internacional reducen el margen de juego politico. El
aislamiento del gobierno es total frente a una población golpeada e
incomunicada que lucha por impedir un mayor, deterioro de su nivel de vida.
Examinaremos brevemente algunos de estos elementos.
La lucha política entre "la Misión" y los militares progresistas ha llegado a su
Iimite. Se ha roto la relación entre el Presidente Velasco y los militares que
desde el 3 de octubre lo acompañaron en todo el proceso. La ruptura se
produce a partir de la opción de Velasco por "Ia Misión". Este hecho se da
gradualmente y no se visual iza hasta el final de este período, pups el
presidente cumple un rol pendular de equilibrio que confunde al observador159.
Es evidente que esta relación había dado estabilidad al presidente, a pesar de
la lucha poi hica habida en el gobierno durante todo el proceso. La constatación
de esta ruptura empuja a los militares progresistas a una alianza con otros
militares para eliminar a "Ia Misión". En ella ven la negación del proyecto poi
157
Ver páginas 173 y 174, de este capitulo.
158
En recientes declaraciones, el'General Velasco dijo al respecto: que dichas deportaciones se llevaron a cabo a pedido
de los comandantes generales de las tres armas. (Ver Caretas No. 512. Lima 3 de febrero de 1977).
159
Algunos observadores políticos discrepan de esta afirmación y niegan que Velasco optara por "la M1116n"
confundiendo las concesiones que correspondían a su rol de cabeza pendular, con la opción que asume personalmente.
Parece haber suficientes elementos en los hechos y declaraciones como para afirmar que optó por "la Mision",
encontrando incluso semejanzas con la actuación de Velasco en períodos anteriores respecto a las tendencias que logró
derrotar, mientras no llegaba el momento adecuado para dar el paso decisivo
ítico que aspiran a implementar e incluso, ya en el corto plazo, encuentran la
posibilidad de ser reemplazados en los mandos militares que controlan.
Este cambio, si bien no se deduce directamente de la lucha poi ítica descrita en
la escena, viene condicionado por ella y sólo así logra explicar algunos
elementos del curso anterior. Es el dinamismo que alcanza "Ia Misión" con
apoyo del Presidente Velasco el que hace visualizar a otros factores, como
problema inmediato, una alternativa totalitaria y fascistizante. El avance de "la
Misión" fuerza nuevas alianzas que hacen posible el golpe del 29 de agosto; en
esa acción están presentes los militares progresistas junto con una amplia
gama de oficiales "institucionalistas" que parece representar en términos más o
menos gruesos el General Morales Bermúdez. Sin conocer la iniciativa -en los
progresistas o los institucionalistas – es claro que los segundos tendrán
hegemonía. Es claro también que el golpe hace reingresar en un primer piano a
la Marina, desplazada en el período anterior e institucionalmente enfrentada
con Velasco y toda alternativa progresista. El nuevo contexto coloca asía los
militares progresistas en desventaja que no lograrán superar en la segunda
fase. . "La Misión" había quedado aislada en este período, al igual que el Pre-
sidente Velasco. El aislamiento de la Fuerza Armada es explicable por la en-
fermedad del presidente y la poca vinculación de "la Misión" con los mandos
militares. Este aislamiento es mayor respecto del pueblo, incluidas las organi-
zaciones creadas por el gobierno y sus cuadros "militantes". El desgaste de la
lucha polftica interna es notorio y a pesar de que "la Misión" retuvo la iniciativa
por más de un año no logró articular apoyo masivo alguno en tanto que sus
organizaciones, verdaderas entelequias, descansaban totalmente en el apoyo
oficial y resultaban incapaces de atraer a sectores populares reales. De alguna
manera una tendencia anula a la otra en la relación con el movimiento popular
y dejan en el período la sensación de una poi ítica global de manipulación y
opresión que aisla al gobierno en su conjunto.
En el golpe del 29 de agosto insurge lo que desde un tiempo atrás se
denominaba como "militares institucionalistas". Su ubicación en funciones
castrenses hace más difícil que pueda analizarse este sector como se hizo con
las tenqencias de cada período. Parecen ser expresión de la crisis institucional a
la que se ha hecho referencia en varias partes de este capítulo. Incluyen como
reclamo prioritario la demanda de una conducción más institucional del
gobierno, la preocupación por lo que significa el aislamiento internacional y los
problemas de la defensa nacional; recogen una suma de pequeños y grandes
resentimientos por lo que en años recientes ha significado para la
institucionalidad castrense la lucha de tendencias160; está obviamente influida
por los términos de la lucha ideológica y la campaña macartista de los últimos
años. En "la Misión" y el llamado personalismo de Velasco parecen simbolizar el
núcleo de toda esta oposición silenciosa pero actuante dentro de la Fuerza
Armada. Hay, sin embargo, elementos más profundos que luego se verán más
claros: es la opción poi ítica misma, las contradicciones de clase visibles en los
sectores medios, el temor a lo popular y una enorme variedad de posiciones poi
íticas conformistas con el statu quo, lo que irá saliendo a la luz en momentos en
que la conducción poi ítica y económica del país es realmente difícil.
160
Nos referimos a problemas derivados de retrasos en ascensos, tipo de cargos públicos o militares asignados, retiros
forzados, etc., pero también a problemas más globales como el enfrentamiento con la Marina por la caída del Almirante
Vargas Caballero, por la estatización de la pesca y otros hechos posteriores.
El liderazgo de los "institucionalistas" está representado en el Comandante
General del Ejército, General Morales Bermúdez. Oficial prestigiado en la Fuerza
Armada, ha trazado la poi ítica económica del gobierno militar, dejando el cargo
antes de que la crisis se haga evidente. Desde el 10 de febrero de 1975, al
asumir el cargo de Primer Ministro, ha conducido personalmente la coordinación
de los "Ministros de la producción", exponiendo en julio de ese año el primer
paquete de medidas para asumir la crisis económica, antes negada. De
trayectoria moderada, no avalaba, al parecer, la actuación poi ítica de "la
Misión" y ello parece constituir la base de la alianza con los militares
progresistas161. Caben muchas preguntas sobre los términos de esa alianza
-dada en términos castrenses- y sobre el margen de juego que quedaba a los
militares progresistas.
Con el golpe del 29 de agosto parece haber un cambio central en la cúpula del
régimen político. En todo el período anterior la Junta Revolucionaria que
integran los tres Comandantes Generales del Ejército, la Marina y la Aviación,
prácticamente no sesionaba al margen del gabinete, como organismo colegiado
de gobierno. En la segunda fase, el Genera1 Morales Bermúdez será un
Presidente de Junta, que conduce el gobierno compartiendo con los
comandantes el nivel máximo de decisión. Ello limitará, de entrada, el poder de
los militares progresistas, que no tienen acceso a la junta. Ello significará,
además, que desde el 29 de agosto, la Marina – desplazada y enfrentada al
velasquismo – reingresa al primer plano del poder, planteando con coherencia
su opción conservadora.
Esta resultante política cambia así las fuerzas que se debaten en el poder. El
solo hecho de tener que recurrir a un nuevo golpe, hará que el gobierno recurra
a la diferenciación con la Primera Fase para legitimarse. Si la coyuntura anterior
se caracterizó por una fuerte represión, se iniciará ahora una "primavera
política" que reabre las revistas clausuradas, permite el regreso de deportados
y desmonta poco a poco la maquinaria de "la Misión" en las organizaciones
populares. En los primeros meses de la Segunda Fase el gobierno procurará
convencer a la izquierda de que la revolución continúa: a ello lleva no sólo la
permanencia de los militares progresistas en cargos importantes, sino los
discursos del presidente162 la convocatoria al Frente de Defensa de la
Revolución 163 Y algunas medidas referentes a la Reforma Agraria y la Propiedad
161
Su trayectoria austera lo hacía representar también la posibilidad de un rol moralizador en el gobierno, donde ya
entonces se señalaban discutibles manejos atribuidos a personajes influyentes. En el caso EPSA y en acusaciones
referidas al Ministerio de Pesquería se comentaban este tipo de manejos. Parece ser éste otro punto de coincidencia con
los militares progresistas. '
162
El Presidente Morales Bermúdez califica de "so¿lallsmo peruano" al proyecto que aspira a real'izar la Fuerza Armada
desde el poder, cosa que nunca antes el Presidente Velasco había hecho, limitándose a hablar de inspiración en valores
humanistas, socialistas, libertaríos y cristianos. Así lo hace en CADE 75, el 16 de octubre de ese año donde además de
criticar la poi ítica de industrialización seguida y la total dependencia del capital extranjero que tiene nuestra industria
sostiene:
Se trata de construir paulatinamente una nueva economía. con un sustento auténtlcamente socialista, sin dañar la
exigua base económica sobre la' que hasta hoy se asienta el país, pero al mismo tiempo, despoJándola de sus
opresiones e Injustas connotaciones Inherentes a su esencia capitalista" (Ref. CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 3881.
Pág. 1643). Más explfcitamente aún lo reitera en Puno el 3 de noviembre, al decir: "Hemos escogido la ruta del
socialismo, pero de un socialismo peruano producto de nuestra propia realidad, producto del sentir
profundo de nuestro pueblo anhelante de justicia social..." (Ref. CRONOLOGIA POLITlCA. Hecho No. 3921. Pág. 1665).
Este último discurso se produce días después del retiro de los Generales José Graham y Leonidas Rodríguez. junto con lo
cual se anuncia que asumirá el premie rato y la Jefatura del Ejército el General Fernández Maldonado. Meses después, el
Presidente explicará que deja de usar la palabra socialismo porque se presta a inconvenientes interpretaciones.
163
Esta convocatoria parece en un principio como algo más amplio y autónomo que la OPRP. aunque luego se precisan
sus límites y finalmente se desincentiva hasta desaparecerla en la práctica. Así se interpretó en la prensa de entonces.
Social 164. Sin embargo, lo más nítido, conforme avanzan los meses, será la
iniciativa política retomada por los representantes políticos tradicionales de la
burguesía, en muy diversos frentes; desde la prensa, las organizaciones
gremiales y el gobierno mismo irán señalando el rumbo que debe seguir la
Segunda Fase. En perfecta orquestación, reclamarán como solución a la crisis
económica y como condición para aumentar la producción: la reforma de la
Comunidad Laboral, la supresión de la estabilidad laboral, nuevos incentivos a
la empresa privada, la represión del movimiento popular – al que
responsabilizan de la crisis económica-, la purga de infiltrados en el gobierno y
la prensa reformada y, finalmente, la defenestración de los militares pro-
gresistas165.
Esta ofensiva de la burguesía que cambia la correlación de fuerzas en el
gobierno, no puede entenderse sólo como un hecho coyuntural, ni sólo como
suma de errores de los actores poi íticos. Es consecuencia de la confluencia de
factores estructurales que tienen larga presencia en el proceso poi ítico y con-
dicionan la crisis del proyecto poilítico militar. Por ello, aunque se ha dado un
cambio político que elimina a "Ia Misión", el freno a las reformas que ella
simbolizaba se mantiene y la poi ítica económica se endurece aún más, confor-
me avanza la Segunda Fase. En ello tiene importancia la opción poi ítica que
representan los militares que encabeza el Presidente Morales Bermúdez, pero
se pueden ver también los límites del proceso de cambios realizado, al no en-
frentar aspectos realmente estructurales de la economía y de la relación con las
mayorías populares, aspectos en que la conciliación resulta imposible, más aún
en situaciones de crisis.
En efecto, la desventaja de los militares progresistas no proviene sólo del juego
de posiciones o de elementos del régimen poi ítico. El aislamiento del gobierno
en general y de "Ia Misión" en particular no es sólo fruto de su poi ítica
represiva y autoritaria. En ambos casos la crisis económica que el gobierno
negó por mucho tiempo y que luego admitió, exagerando los factores
internacionales, acentúa él deterioro del proyecto poi ítico de la Fuerza Armada
en el poder. Afrontarla en términos coherentes con su discurso ideológico
hubiera implicado un replanteo tal de la poi ítica económica que afectara a la
burguesía moderna, industrial y urbana, en el corto plazo y no sólo en la utopía.
Programar las importaciones industriales, racionalizándolas en función de las
necesidades populares: impedir la fuga de divisas por sobrefacturación y otros
tantos recursos; declarar la moratoria unilateral de la deuda externa 166; hacer
164
Específicamente el D.L. No. 21333 que reduce el mínimo de inafectabilidad a 50 Hás. en la costa, el D.L. No. 21304
que crea el Sistema de Propiedad Social (SINADEPS) incorporando con voz en el Gabinete al Jefe de ese organismo y el
D.L. No. 21317 que permite convertirse en Empresa de Propiedad Social a las empresas agrarias que lo aprueban por
mayoría.
165
CRONOLOGIA POLITICA. Hechos Nros. 3216 (Pág. 1595); 3912 (Pág. 1689) Y3914 (Pág. 1660).
166
En varias ocasiones se ha criticado este planteamiento como descabellado y se ha usado cierto chauvinismo
nacionalista para señalar que el Perú es "buen pagador". Es fácil decir eso cuando se paga con el hambre del pueblo y
no con la austeridad real de los que tienen más. No formulamos aqui un planteo económico alternativo, sino nos
limitamos a reproducir los elementos surgidos en la escena politica, con todos sus límites. Pero si es preciso señalar que
la moratoria no es una medida aislada y supone el replanteo de toda la politica seguida. No es una medida ideal o
deseable, sino una decisión limite cuando se ha endeudado tanto al pais y en plazos apremiantes que no corresponden
con la posibilidad de tener fuentes inmediatas de divisas. Tomar una medida asi supone que la politica económica no
puede esperar nuevos préstamos e incluso debe prever la posibilidad de trabas y embargos. Ello, a su vez, supone
problemas a la polltica industrial - que hoy obliga a importar más y más insumos y maquinarias para bienes no
esenciales para la mayoria de la población - Por tanto, exige también en este rubro planificación real, reubicación de
trabajadores, reconversión de capacidad instalada y otros pasos que afectan las ganancias de las empresas. Todas
estas observaciones y muchas más que requerirán de largo estudio y debate, apuntan a un hecho rea.l: la moratoria no
impide la crisis. Es sólo parte de una distinta politica para afrontarla, que supone comprender que la alternativa de
desarrollo real no está fuera del pais ni coincide con los intereses imperialistas. Supone un nivel de autarquia, parcial
avanzar las Comunidades Laborales y las Empresas de Propiedad Social sin
trabas, replantear toda la poilítica agraria: eran medidas discutidas ya en ese
entonces aunque no ampliamente. Probablemente, en la coyuntura no hubieran
evitado una crisis porque habría que repensar las grandes y costosas
inversiones hechas, así como replantear la poi ítica de industrializacion, que
continúa bajo el esquema caduco de la sustitución de importaciones en
términos que han fracasado ya en otros países del continente. Pero un proyecto
poilítico distinto que no se sustente en simples caricaturas de participación y
que parta de algunas medidas, por lo menos, dirigidas a aliviar la situación
concreta – actual y no futura- de los sectores populares, podría haber sido la
alternativa. No se dió. Suponía un salto cualitativo en el gobierno y también en
la Fuerza Armada. Chocaba evidentemente con la institucionalidad militar a la
que el gobierno se aferraba como única base de sustento real y enfrentaba de
plano al gobierno con los intereses actuales de la burguesía nativa y del
imperialismo. Estas no son entelequias teóricas: ni frases "clissé" a las que se
recurre cuando no hay explicación167. Son intereses concretos que lucran
incluso con la crisis, que defienbenefician sus intereses como soluciones
"técnicas" y "objetivas" que son "las únicas" que pueden hacer salir de una
crisis. El gobierno en los períodos estudiados definió reformas estructurales
vitales, pero no replanteó en su base la polftica económica. Descansó en el
crédito externo, los incentivos a la inversión privada y el reclamo de inversión
extranjera, también inferior y más cara que la esperada. Su intento de hacer
compatible lo antagónico funciona mientras un ciclo de expansión permite
márgenes de juego en la coyuntura y produce crisis cuando el mismo desarrollo
de las polfticas implementadas, además de las coyunturas de precios
internacionales, crean las llamadas brechas. La crisis, en ese sentido,
reclamaba una nueva polftica económica o la aceptación de las soluciones
ortodoxas liberales, o sea los incentivos que la burguesía requiere para invertir
más donde quiere y como quiere -y aumentar su rentabilidad-. Frente a esta
opción, presente en todo el período, el gobierno no se define plenamente,
posterga y agudiza los efectos – por ejemplo con los subsidios
- y no sale de los términos clásicos de politica económica, salvo en el discurso.
Es en la Segunda Fase, con la crisis en sus expresiones más crudas y directas,
que la opción ortodoxa y liberal será tomada ante la impotencia de los militares
progresistas que no llegan a ofrecer alternativas claras en materia económica.
Como todo en poi ítica es dinámico y procesal, ellos mismos serán arrastrados
del poder como condición, al menos simbólica, de la opción definida en materia
económica.
Ya en el período 1974-75 se planteaba un "alto" a las reformas para "aumentar
la producción", como si la crisis fuera simplemente un problema de "quantum".
Ese cuadro estructural favorecfa a "la Misión" en la correlación de fuerzas,
posiblemente, rigido en cuidar lo que importa y basado en los recursos humanos y materiales propios. Exige sacrificios
a amplios sectores medios acos: tumbrados a consumir productos con alta proporción de insumos y tecnologia
importada. Son sacrificios reales y costosos pero con sentido. No son sacrificios
sin esperanza de salida, ni son medidas para incentivar más ganancias al gran capital -mayoritariamente extranjero-, a
costa de un pueblo que se pauperiza cada vez más. Lo que está presente en esta afirmación es así el cuestionamiento
de la direccionalidad del Estado y su politica económica, aunque no sea éste un trabajo especializado en la materia.
Entre las muchas preguntas que se formulan al proyecto está el sustento social mismo del Régimen, donde se expresan
sectores medios ubicados en los aparatos de Estado (burocracia, tecnocracia, Fuerza Armada) y donde la burguesía
logra una cada vez más coherente representación politica.
167
Aquí recordamos un tema muy difícil de tratar por desinformación, pero obviamente presente: los problemas
geopolíticos y las amenazas de conflicto militar hacia un país aislado en un continente que en esta época reúne la
mayor concentración de dictaduras profascistas de todo el siglo.
presentando como utópica a la tendencia contraria. Es que sólo con represión
del movimiento popular podía imponerse una poi ítica económica que baja
sustantivamente el ingreso real de los trabajadores, sin alternativa. No cabe la
"competencia" en un cuadro tan agudo que afecta a las mayorías populares en
forma concreta, sin siquiera poder demostrar que los grupos de poder se
afectan igual.
Con este cuadro, a partir de marzo de 1976 se observará cómo las de-
claraciones del gobierno – cuya iniciativa se reduce cada vez más – acogen las
demandas más duras de la burguesía y, en sucesivos pasos, implementan las
medidas poilíticas, económicas y militares que ese cuadro demanda. Concluye
la "primavera" inicial y el "Estado de Emergencia" permite controlar toda
protesta popular. El retroceso en las reformas es incluso mayor que lo que "la
Misión" pudo plantear. La represión es "selectiva" y "preventiva", mostrando la
capacidad del Estado de desarticular en el corto plazo toda protesta popular. No
todo es coherencia y sería erróneo ver en perspectiva que luego de julio de
1976 no hay fricciones y reacomodos en el poder. Aun los reclamos de la
burguesía no son plenamente satisfechos, y es mucho más difícil seguir la
escena oficial en el nuevo cuadro. Deberá hacerse con el rigor y la seriedad del
caso.
CAPITULO V
Notas sobre el Estado a partir de 1968
168
Nos referimos principalmente a la fracción industrial, pero hay en las finanzas, el comercio, en parte del grupo
pesquero diversificado y en la llamada industria de la construcción, elementos modernos que se distancian de las
fracciones oligárquicas.
escena poi ítica esa crisis. Primero con el enfrentamiento de poderes: Ejecutivo
y Parlamento -expresión de la lucha entre la opción oligárquica y el reformismo
antioligárquico- y luego, con los intentos de reacomodo que se pruducen desde
1967, trayendo a la escena la quiebra del reformismo y la ruptura de la
Coalición APRA-UNO.
El primer capítulo plantea algunas líneas de explicación para este proceso
politico que se produce marcado por la modernización del capitalismo evidente
desde la postguerra. Se trata de un proceso más amplio, que incluye a toda
América Latina, a partir del predominio de los conglomerados y los monopolios
transnacionales que necesitan establecer en cada país condiciones adecuadas a
sus intereses de acumulación. No se ve, sin embargo, entre estas tendencias
global y regional, una relación mecánica. La formación social peruana tiene
rasgos propios que parten de su particular matriz estructural, sin ser por ello un
proceso aislado. Desde la década del 50 y en un proceso que comienza con la
coyuntura de los años 30, aunque entonces la represión fue eficaz, diversas
luchas poIiticas y sociales expresan en su postura antioligárquica que las
mayorlas cuestionan el poder oligárquico.
La crisis del Estado oligárquico se hace evidente con la modernización
económica y social, en la década del 50, cuando la fracción industrial de la
burguesía adquiere un peso mayor en la economía, con capacidad propia de
ligarse a la inversión imperialista. Su lucha por la hegemon ía poi ítica, expresa-
da en el reformismo democrático, se agudiza en el período de Belaúnde in-
fluyendo claramente en la escena. Los primeros años de ese gobierno están
marcados por el enfrentamiento entre dos poderes del Estado; uno controlado
por las fracciones oligárquicas aliadas con el Apra y otro controlado por el
reformismo de los sectores medios, especialmente profesionales, en alianza
parcial con la fracción industrial. Esta pugna llega a su clímax en 1967, pero ya
para entonces había conexiones entre el APRA y Acción Popular, que son vistas
como correlato de la necesidad que 'tienen las clases dominantes de superar el
impase169.
En efecto, incluso los intereses concretos de corto plazo de la burgues ía,
estaban afectados por la lucha poi ítica de estos cuatro años. La reciente
experiencia guerrillera obligaba a pensar, además, en el peligro de una crisis de
hegemonía ya larga, que podía amenazar al sistema como conjunto. Las clases
dominantes reaccionan aqu í lentamente, con unidad de clase frente a la
amenaza. Ante esta situación, los representantes políticos más lúcidos de la
fracción industrial (ubicados en el belaundismo) y de los agroexportadores
(ubicados en el aprismo) buscaron arreglos, aunque fueran provisionales, sin
negar fricciones y dobles juegos que se percibieron también en ese arreglo.
(Fracciones más retrasadas, como los terratenientes tradicionales, resultan
fuera de juego). Entre ambas existieron contradicciones claras: la primera
requería de una poi ítica que impulsara el capital y el crédito hacia la industria y
a la vez protegiera sus intereses específicos de acumulación, incentivando el
sector industrial. Necesitaba la ampliación del mercado interno. La segunda
trato de mantener una poi ítica económica favorable a la exportación tradicional
que aumentara su tasa de ganancia. No le interesó el desarrollo del mercado
169
Entre 1963 y 1967 la pugna Ejecutivo-Parlamento es cada vez más aguda. La instalación de la legislatura ordinaria
de 1967 resultó demorada al no hacerse presentes los representantes de AP y DC en punto que expresaba un visible
momento de tensión, aunque ya entonces se negociaba y conciliaba entre los dos bloques.
interno, ni estaba dispuesta a permitir cambios que disminuyeran su capacidad
especulativa.
Así, la articulación resulta difícil. La devaluación de 1967 había favorecido a los
agroexportadores, más no a los industriales. La presencia de los primeros con
resortes claves de poder hizo comprender a los industriales la necesidad de una
estrategia de mediano plazo, que en la coyuntura pasaba por negociaciones
con su rival en la lucha por la hegemonía. En el camino fue primera prioridad
para los industriales la venida de capital extranjero y el control del gobierno.
Sefortalecerfa así su capacidad de negociación frente a la burguesía
agroexportadora. Hubo clara lucidez en el proyecto del Ministro Ulloa para
posibilitar este tránsito hacia la hegemonía de las fracciones más modernas de
la burguesía. Se construyó lentamente en la última etapa de Belaúnde,
aprovechando las experiencias de sus primeros años.
Entre 1964 Y 1968 esta pugna se dió junto con la necesidad de redefinir los
términos de la inversión imperialista. Esta es variada en el Perú, pues ya
entonces estaba presente en el agro moderno, en la minería y petróleo, en la
banca y en la industria. Las luchas antioligárquicas cuestionaban las formas
más visibles de dominación imperialista, particularmente en los enclaves
minero-petroleros. El caso de la IPC era símbolo de este cuestionamiento que el
gobierno de entonces, como parte de un Estado débil frente al poder im-
perialista que lo atravesaba, no podía resolver. El anuncio de la decisión de
solucionar en 90 días el caso de la IPC crearía las condiciones para un chantaje
sistemático que se mantuvo durante todo el gobierno de Belaúnde, en el cual la
inversión extranjera se detuvo prinCipalmente en el sector exportador, a la
espera de definiciones. Durante el período, el chantaje fue en aumento,
restringiendo los créditos y la inversión incluso en otros sectores, hasta que el
gobierno cediera a las presiones y otorgara el Acta de Talara170.
En este proceso de tensa negociación entre las clases dominantes, se produjo la
quiebra de los partidos reformistas y la marginación de los representantes
políticos de la fracción terrateniente. Ambos son hechos importantes para el
análisis y se basan en el re acomodo que intentaron las clases y fracciones en
el poder.
El reformismo se quebró al predominar posiciones decididas a pactar con la
oligarqu ía, arriando para ello sus banderas de reforma agraria y nacionalismo
que, además, no podían ejecutar por el poder de las fracciones oligárquicas en
el Parlamento. Asumieron más orgánicamente los intereses de la fracción
industrial para disputar la hegemonía a partir de una conciliación en el corto
plazo. Industriales y tecnócratas vieron principalmente en el proyecto Ulloa la
satisfacción de los intereses inmediatos ya descritos. Este decantamiento del
reformismo dejó fuera del poder a una pequeña burguesía intelectual y poi ítica
que se enfrentó al proyecto Ulloa, negándose a conciliar con la oligarquía y el
Apra. Por tendencia obvia, caminaba hacia una alianza con la "Unidad de
170
Belaúnde concedió sin negociar más allá del problema petrolero. El chantaje funcionó porque las grandes empresas
mineras retuvieron las concesiones de grandes minas que no explotaron, en espera de la decisión del gobierno. Sólo
cuando después del 68 el gobierno militar -en nueva dinámica que partla de la toma de la IPC- amenazó con revertir las
concesiones al Estado y fijó un calendario, se decidieron por invertir en Cuajone y perder otras concesiones. Es
necesario estudiar otros elementos que expliquen esta larga retracción de inversiones en la mineria, que muestre
conexiones, por ejemplo, con prioridad de inversión en otras regiones o con la evolución del proceso del cobre. Pero
también es preciso investigar sobre términos más globales de los intereses imperialistas en la región y en el Perú como
parte de ella para ver, por ejemplo, prioridades en la inversión para sectores industriales que parecedan preferir paises
con un mercado interno más amplio, y un mayor avance industrial que permitiera tomar empresas "de punta", más ren-
tables.
Izquierda" y el Partido Comunista en un nuevo frente antioligárquico, con
buenas posibilidades de arraigo en sectores medios de bajos ingresos y en las
clases populares, pero pocas oportunidades de tomar el gobierno. La ruptura
llevaba implícita una progresiva radicalización.
Pero fue también significativa la marginación de los terratenientes tra-
dicionales. Expresada en la quiebra de la Coalición Apra-Uno y aclarada con la
renuncia de los representantes poi íticos de los agroexportadores al partido odri
ísta, este proceso indicaba, en perspectiva, que la orientación del nuevo pacto
en el poder tocaría al debilitado poder gamonal, necesidad evidente para
mantener el sistema después de las guerrillas.
Las fuerzas sociales y su expresión poi ítica se encontraban en pleno
reacomodo en 1968171. En la escena, al momento del golpe, no sólo era visible
el escándalo de la solución dada al problema de la IPC o el desgaste del
régimen en su conjunto. Se puede apreciar que el reacomodo de fuerzas
apuntaba más a las elecciones de 1969 que a una solución inmediata dentro del
gobierno de Belaúnde. No hay que olvidar al respecto que diversos actores poi
íticos actuaron en función de los nuevos bloques de fuerzas: por un lado,
Bedoya Reyes jugaba a apoyar el proyecto Ulloa, cuidándose como carta de
transacción entre los dos partidos grandes. Por otro lado, se organizaba la
Unidad de Izquierda a partir del Partido Comunista y se tendían lazos hacia la
Democracia Cristiana y el sector seoanista de Acción Popular. Cornejo Chávez,
el líder demócrata cristiano, en pre-campaña electoral, no negó conversaciones
con la "unidad de izquierda", mientras procuraba mejorar sus condiciones para
negociar.
Al intervenir los militares en la escena, todo este cuadro se trastoca. Tanto las
fracciones oligárquicas como la fracción industrial pierden sus representantes
poi íticos tradicionales. La izquierda, en intento de articulación, pierde canales
de acción abiertos en la perspectiva de las elecciones de 1969. Era preciso,
pues, un reacomodo y en la confusión inicial todas las fuerzas buscaban
representantes políticos dentro de la cúpula del nuevo gobierno. Ello fue posible
dada la composición heterogénea de la Fuerza Armada y su gobierno. Es obvio
que lo logran, como puede apreciarse en las tendencias descritas en el período
1968-70. Pero es claro también que el gobierno militar tenía, de entrada, un
margen de autonomía mayor y que impondría sus términos – o los de una
tendencia, más bien- a las distintas fuerzas sociales expresables en el poder.
Con el cambio del régimen poi ítico las clases dominantes perdieron sus
representantes en el gobierno, más no su poder real, ni su base económica. A
partir de 1969, en proceso continuo, las reformas en la propiedad, .afectaron en
distintos grados a las clases y fracciones que conformaban el bloque en el
poder. Son las fracciones oligárquicas las que resultaron afectadas estructural
mente, aunque la fracción industrial se vió en problemas de IlIocomodo. Esto se
produjo a lo largo de un proceso complejo en el cual.' .las clases rodearon al
171
Este reacomodo fue dificil y se estaba iniciando. En el capftulo I se han señalado algunas de las dificultades
simbolizadas en la oposición de "La Prensa" de Pedro Beltrán y en la necesidad previa de conciliar con la IPC para lograr
la venida del capital extranjero.
gobierno y obtuvieron nuevos representantes políticos que luch.aron dentro de
éste.
172
Desde fines del siglo pasado, la modernización del latifundio costeño y la demanda internacional producen un nuevo
campo de productos de exportación: azúcar y algodón. Pero a la inversa de lo que ocurre con la gran minería y el
petróleo, en este sector será decisiva en el inicio, luego importante, la presencia del propietario nacional. Se forma la
burguesía agroexportadora -los llamados "barones del azúcar"- que desde el siglo pasado adquieren hegemonía dentro
del bloque en el poder, en forma prácticamente ininterrumpida hasta la década de 1960.
Los agroexportadores controlan directamente un producto de exportación, que aunque no es el principal dentro de la
economía peruana sí es el más importante en cuanto al porcentaje de participación nacional. Establecen vinculación
directa con el capital extranjero, no requiriendo significativamente de la participación intermediaria del Estado. En el
devenir de este siglo aumenta la participación extranjera en los complejos agroindustriales, a la vez que se diversifica
su producción complementando la actividad exportadora de azúcar con industrias que procesan sus derivados tales
como la producción de papel y cartonería o la producción de licores.
El poder de los agroexportadores aparece omnímodo hasta la coyuntura del 30, en que es cuestionado por las fuerzas
del Apra. que tienen su base en el proletariado agrícola del norte y los sectores medios desplazados. Esta fracción logra
unificar a la oligarqu ía y aislar al Apra, enfrentándola al Ejército. Mantiene así su hegemonía, volviendo a ser
cuestionada a partir de la década de 1950.
El ejercicio de su hegemonía tiene muchos ejemplos en la escena poi ítica de este siglo. La poi ítica económica del
Estado oligárquico se diseña y ajusta en función de sus intereses. Controla la Sociedad Nacional Agraria, que en nombre
del campo reclama devaluaciones, medidas de protección e incentivos tributarios. Los agroexportadores imponen sin
problema sus términos a las otras fracciones oligárquicas utilizando tanto su propia presencia diversificada en la
economía como su decisivo control del Estado. Las fricciones con los sectores modernos partirán justamente de su
impermeabilidad al cambio y de su contradicción de intereses en lo que a una p'ol ítica de promoción industrial se
refiere.
La Sociedad Nacional Agraria (SNA) cambia rápidamente de manos.
Desaparecida la gran burguesía agraria (los barones del azúcar que la contro-
laron y condujeron desde muchos años) la SNA pasa a defender los intereses de
una burguesía agraria que, en todo el período anterior, aparece subordinada a
los agroexportadores173. La lucha de la SNA se da en los términos de la nueva
Ley de Reforma Agraria que permite la parcelación de tierras y proclama la
defensa de la pequeña y mediana propiedad agrícola. La SNA trata de evitar el
choque frontal con el gobierno y luego de un "saludo a la bandera" en defensa
de la propiedad privada de los expropiados, se dedica a rodear al gobierno, a
buscar representantes poilíticos en su cúpula y a proclamar que sus
representados se encuadran en los límites establecidos por esta ley.
El gobierno ha definido su prioridad en los complejos agroindustriales y ampl ía
el ámbito de ésta a la costa como conjunto. La acción de esta burguesía agraria
ágil y moderna, rápida en convencer funcionarios y articular poderes, parece
forzar esta prioridad en el momento. Una tendencia del gobierno, el
velasquismo, se jugó por la poliítica de cooperativización que poco a poco
eliminó a esta burguesía agraria, la venció en la lucha por las parcelaciones
privadas y en la aplicación de causales de la reforma agraria. Aunque esta
burguesía agraria tuvo en el reformismo liberal decididos defensores, la
correlación de fuerzas en la cúpula le fue desfavorable, perdiendo también su
base económica. Desaparece la SNA cuando asumía la defensa de la "pequeña
y mediana propiedad". Esta defensa será asumida luego por otras formas de
articulación, representando a una burguesra agraria media que también',
resulta afectada en 1973-75, pero que intenta regional mente recomponerse y
articularse con el comercio y los servicios rurales. Diffcilmente puede afirmarse
que, sin recuperar sus tierras, propietarios de menos de 100 Has en la costa
alcanzarán el significado anterior de esta burguesía agraria. Es más bien un
conjunto de actividades complementarias (granjas, servicios y comercio) las
que les darfan un poder económico y político cuyo desarrollo dependerá del
curso del gobierno actual.
c. LA FRACCION FINANCIERA
Los terratenientes costeños han sido reducidos así a una mínima expresión, lo
que, en cuanto a clase expresable en el poder, significa su desaparición. Esta
parte de la llamada oligarquía se articulaba con otras fracciones. Siendo fuerza
social propia, no lo era en .forma aislada. En los últimos años de su predominio
en la escena habíá diversificado inversiones mientras articulaba con la fracción
173
Son propietarios de grandes fundos arroceros y algo.doneros -algunos parcelados en medianos, pero controlados.
como conjunto- productores de frutales, ma(z y productos de pan llevar, as( como azucareros sin ingenio.
financiera174, se expresaba en parte de la industria, en el control del comercio
de exportación y tenía en la prensa diaria canales de expresión propios.
En la medida que el gobierno avanza en la definición de un proyecto propio,
otras fracciones de la llamada oligarquía resultaron afectadas. La progresiva
definición de un marco legal que acentúa el poder normativo e intervencionista
del Estado ha de ser un elemento importante para quebrar a la burguesía
financiera. El control de los Bancos: Popular, Continental, Internacional, etc.,
adquiridos por el Estado, combinando coyunturas de crisis con los efectos de
sus propias normas reguladoras, (del capital bancario extranjero, por ejemplo)
ha de quitar buena parte de la base económica a la burguesía financiera
tradicional. Esta fracción se presenta muy articulada con los agroexportadores,
pero también con parte de la construcción y la industria. Puede decirse que su
rol de bisagra fue en este siglo claramente cumplido. Esto se ve en la
composición de directorios y en su actuación poi ítica. Ello es más claro cuando
la compra de algunos bancos da al Estado el control accionario de diversas
industrias, e incluso de un diario (La Crónica). La caída del "Imperio Prado" es
un hecho muy sign.ificativo, no sólo por mostrar la actuación dolosa de la
oligarquía en su decadencia, sino porque permite ver las redes de contacto de
distintas partes de la clase dominante.
Si en el caso de la burguesía agroexportadora el golpe fue definitivo y ésta
desaparece como clase, en el caso de los grupos financieros la quiebra no es
total. Existe banca privada, constituida por los sectores más modernos de la
fracción financiera, aunque la capacidad normativa e interventora del - Estado
haga incomparable su poder actual con el que tuvo la fracción financiera en
décadas pasadas. El Banco de Crédito es el más importante y procura ar-
ticularse con grupos cercanos al gobierno, a la par que sirve de enlace a la
burguesía constructora e industrial. Podría preverse que la fracción financiera
devenga en apéndice subordinado de la burguesía industrial, dado que buena
parte de su poder se traslada al Estado.
174
A partir del auge del guano, que comienza en los años 40 del siglo pasado, y particularmente utilizando la llamada
"consolidación de la deuda externa" que hiciera el Gobierno del General Echenique, se conforma esta fracción comercial
y financiera que tiene su máxima expresión polltica en el civilismo, constituyendo el primer partido poi ítico significativo
de la historia peruana.
Su base material es difusa. Se construye a partir del negocio de las consignaciones guaneras y se diversifica en la
formación de los primeros bancos en la década de 1860. Incursiona luego en el comercio externo e interno y, en este
siglo, se diversifica hacia la industria, pero manteniendo siempre en la banca privada su centro de poder. El llamado
Imperio Prado -a partir del Banco Popular- es quizás el grupo más conocido y con poder económico y poi itico más
significativo en este siglo. Esta fracción cumple un rol de "bisagra" en la clase dominante, articulando a nivel económico
y polltico los intereses de las otras fracciones. En el siglo XIX lo hace a través del crédito hipotecario, que permite la
formación de la bu rguesía agroexp.ortadora, con la modernización y concentración de tierras. En el siglo XX se
diversifica hacia el sector industrial, aunque con menos éxitos que en el caso anterior.
Su hegemonía comienza a reducirse después de la Guerra con Chile al crecer el poder de los agroexportadores, quienes
establecen vínculos directos con el capital extranjero. Muy ligada a los exportadores y a la naciente industria, logra en
este siglo mantener su poder económico y tener en dos períodos un presidente, directo representante de la fracción
(Manuel Prado: 1939-45 y 1956-62).
Parlamento – con el odriísmo – y en el Poder Judicial, lo hizo posible. Sin
embargo, la lucha del movimiento campesino la iba arrinconando irremedia-
blemente.
En la actual reforma agraria los gamonales 175 tuvieron, sin embargo, varios
elementos que postergaron su desaparición o la mitigaron. Es clara la prioridad
que el gobierno concede a la costa. Desde la escena poi ítica, lo anterior, más
que una decisión política explícita, parece ser efecto del poder de
terratenientes costeños que, al ser mayor amenaza para el gobierno, adqui-
rieron prioridad. Si la prioridad del gobierno no se hubiere centrado en la
fracción terrateniente con más poder, ésta hubiera tenido recursos para voltear
los términos de la lucha poi ítica o inclusive, como antes, para derrocar el
gobierno o retomar el poder. Esa capacidad no la poseía el terrateniente tra-
dicional o gamonal. Atacarlo era, pues, segunda prioridad; y el ritmo de la
reforma agraria quedó más bien definido por la agudización de la lucha cam-
pesina.
Con todo, en 1975 puede verse que la reforma agraria ha avanzado sobre
buena parte del latifundio serrano. Pero ha sido incapaz de romper las cadenas
intermediarias en el comercio y el poder político local que completaban el poder
de esta fracción y de modernizar el agro, superando las formas precapitalistas
de producción176. En ello se pueden ver también las dificultades de un equipo de
reforma agraria preparado desde épocas anteriores para la costa y el efecto de
la asignación de prioridades dentro de esta reforma.
Algunos estudiosos, valorando el efecto movilizador que hubiera tenido la
reforma en el minufundio y las comunidades, hipotetizan que hubo temor a los
efectos de una movilización incontrolable en la sierra. Nos parece improbable
tanta racionalidad política predictiva y parece más claro que la reforma agraria
estuvo marcada por los términos de la lucha global, donde los sectores
costeños tuvieron un papel protagónico y constituyeron amenaza poilítica177.
175
Se originan en el período colonial y tienen presencia"en la escena política hasta 1968. Su base material es el
latifundio tradicional que cubre primero gran parte del país. pero que luego queda ubicado principalmente en la sierra.
Trabajan la tierra directamente o a través de mayordomos, sobre la base de relaciones precapitalistas de produccion
que suponen distintas formas de arrendamiento de parcelas como correlato a la prestacion gratuita de servicios
personales.
El gamonal es en su region un señor que nos recuerda indefectiblemente al señorío feudal. Su poder no proviene solo
del latifundio. Esa es su base economica, pero no la única. Controla el poder político regional en todas sus instancias y
tiene efectivo control y participacion -cuando no monopolio- sobre el comercio y los servicios de la zona.
El centralismo limeño ha sido una de las mayores garantías para este poder regional de los gamonales, que ha
subsistido a pesar del deterioro de su base econ6mica y de la pérdida de hegemonía a nivel nacional. En efecto, solo
puede hablarse de un rol hegemonico de esta fraccion en los primeros 20 años de la república y aún durante ese
período la parte limeña, dependiente indirecta de rentas de tierra similares, logra preponderancia. La aparici6n del
guano y la generaci6n de la fraccion financiera primero y agroexportadora luego, han de marginar gradualmente al
gamonal, que se afinca en la sierra y algunos latifundios tradicionales de la costa, conservando un poder político
regional inalterado hasta la reforma agrari a actual.
En estas regiones, los gamonales garantizaron al Estado y a la fraccion hegemonica, un fácil control de la masa
indígena, mayoritaria en la poblaci6n. En cada gobierno negociaron su apoyo manteniendo las senadurías y
diputaciones del lugar bajo su control. Reclamaron para sí la decisi6n final sobre el nombramiento de autoridades
locales (prefecto, subprefecto, alcaldes, gobernadores), de la magistratura, la policía, e incluso empleos en servicios
tales como educaci6n, salud o administracion local. Al colocar allí a hombres de su confianza, acrecentaba el gamonal
su autoridad definitiva sobre la region. Se presentaba como "el benefactor", obteniendo del Parlamento o de los
ministerios partidas para obras públicas deseadas por el pueblo y ligándose incluso en parentesco con éste a través del
padrinazgo.
Esta fraccion no logro nunca articulacion significativa con el capital extranjero. Productora para el consumo interno, no
modernizo su explotacion agrícola ni reinvirtio significativamente en ella, procurando diversificar su inversion en otros
sectores aunque sin gran significaci6n global.
176
Habría que ver, sin embargo, qué significa para éste el funcionamiento de nuevas empresas estatales como ENCI
(Comercializaci6n de insumos) o EPSA (Comercializaci6n de productos agropecuarios).
177
Puede ampliarse en PEASE, Henry: "La Reforma Agraria peruana en la crisis del Estado Oligárquico" en Estado y
poHtlca Agraria. DESeO, Lima, 1977.
Tanto los gamonales como la burguesía agraria pudieron aprovechar el carácter
progresivo y avisado de la reforma agraria, procediendo a una descapitalización
de sus fundos que alcanzó ejemplos de verdadera depredación. Las cifras que
indican una disminución brutal de cabezas de ganado son expresión de esta
política en muchos fundos, que la burguesía presenta hoy como ejemplo de la
incapacidad de los campesinos. Esto se dió también en el desm$lntelamiento
de servicios e instalaciones productivas.
Estos recursos permitieron, tanto a los gamonales como a la burguesía agraria,
incursionar con más éxito en el comercio y otras actividades intermediarias,
muchas veces de la misma región. Para el gamonal éste parece ser un proceso
más antiguo, producido por la baja rentabilidad y la sub-división de tierras.
Esta fracción gamonal parece retener, así, elementos regionales de poder,
aunque muy mermados y sin relación a su base terrateniente perdida en gran
parte. En la escena poi ítica nacional su expresión es muy débil y fraccionaria,
con pocas posibilidades de recuperación y sin capacidad de definir la política
global del Estado.
Hasta aquí, en perspectiva, puede hacerse una apreciación sobre la re-
composición del bloque en el poder: es el ocaso del poder oligárquico. Las
fracciones que se definían en lo que se llamó oligarquía, han sido quebradas en
su base económica. Si en el período de Belaúnde tenían poder de empate frente
al reformismo propugnado por la fracción industrial, ahora no hay ni restos de
ese poder en la cúpula y han perdido sus propiedades. En este sentido puede
afirmarse que las fracciones oligárquicas desaparecen de la escena política y
ello supone nuevos términos en la composición del bloque en el poder. En tanto
que su base económica ha sido quebrada, puede hablarse de un proceso
irreversible. El golpe final ha sido dado por la revolución de la Fuerza Armada
del 68, pero esta no es independiente del proceso de modernización que desde
la década del 50 la fue arrinconando económica y socialmente, con importante
rol del movimiento campesino en esa etapa.
La permanencia de rezagos de las fracciones oligárquicas ya anotadas es parte
de un nuevo cuadro poi ítico social, en el que ya no tienen posibilidades de
hegemonía ni de empate, sino a lo más por algún tiempo, y sólo en algunos
casos, posibilidad de articulación subordinada con la burguesía industrial. En
perspectiva, pueden permanecer personas, peJo desaparece como forma de
dominación. Esto es visible en lo que denominamos burguesía agraria media,
cuya base de poder no es tanto la tierra como otras actividades económicas
rurales. También hay visibles rezagos en la banca privada - limitada por el
poder estatal normativo y operativo – y en los restos del poder regional de los
gamonal es, muy disminuido y marginado, aunque tenga en su favor la
permanencia de un mundo rural no modernizado en la sierra.
178
Hay que distinguir entre representantes econ6micos y representantes polfticos de la burgues(a, pero en la década
pasada, y aun en la presente, ha habido aparente identidad en cuanto al rechazo de una opci6n de Estado interventor y
empresario. Cabe estudiar las nuevas opciones de los años más recientes y ver en perspectiva el curso actual aún no
definido. Puede observarse en el año 1974 signos indicadores de la existencia de vinculas – expresados en las
posiciones de "la Misión"- que bien podrfan articular un proyecto de capitalismo de Estado, aceptado por parte de la
burguesla industrial. Es insuficiente nuestro estudio a ese nivel. Hay que ver también si se trata de estrategias
paralelas.
El período 1974-75 (derrotados coyunturalmente los representantes poIíticos de
la burguesía liberal en la cúpula) no supone una agudización de Ia lucha con los
industriales, al no cambiar la política económica y ser hegemónica en la cúpula
"la Misión", con una opción estatista, claramente capitalista y antipopular. La
lucha de tendencias se da, así, más en el nivel ideológicopolítico que en el nivel
de cambios concretos que afecten el poder de la burguesía. En 1975, incluso,
nuevos factores políticos y geopolíticos reforzarán el arrinconamiento
progresivo de las tendencias que enuncian -al menos verbalmente – la ruptura
con un modelo capitalista de desarrollo. Por ello el proyecto de propiedad social
-centro del debate verba l- no sólo afronta dificultades de viabilidad, sino que es
combatido desde dentro del gobierno. Por ello también el llamado pluralismo
económico, definido originalmente bajo la hegemonía de la Propiedad Social,
rápidamente se reinterpreta en sentido inverso. La lucha poi ítica es en esta
etapa cada vez más super estructural, dándose en un tiempo en que la
correlación de fuerzas favorece cada vez más a la burguesía industrial. Esta
agitó eficazmente el mito anticomunista y el temor a la movilización popular. Se
sirvió de las posiciones autoritarias en el gobierno, viendo el peligro que podía
significar la alianza de éste o parte de éste con los trabajadores y sus
organizaciones.
180
Y que tiene antecedentes no militares desde muchos años antes, por lo menos desde los años 30.
viene en apoyo de los inversionistas, introduce préstamos y "ayudas", fija
términos a la politica exterior de los gobiernos semicoloniales e introduce a su
vez variantes que potencian sus intereses, según la coyuntura politica
internacional.
Se han señalado ya las distintas articulaciones que las diferentes fracciones de
la clase dominante, tenían con el capital imperialista. En la coyuntura del 68 es
notoria entre ellas fa necesidad que la burguesía industrial tenía de recurrir al
apoyo y la inversión imperialista para conseguir su hegemonía sobre los
agroexportadores en el mediano plazo. Por ello cobraba particular importancia
al chantaje que el imperialismo hacía con el.problema de la IPC al gobierno de
Belaúnde, exigiéndole una solución en función de los intereses de esta empresa
como condición para refinanciar la deuda externa, para ampliar sus inversiones
o para otorgar préstamos.
En esta coyuntura de 1968 la toma militar de los yacimientos de la IPC y la
negativa posterior a toda transacción y pago produce un vuelco de la situación,
que legitima al nuevo gobierno en el plano interno y libre las puertas para una
poi ítica externa agresiva que, por primera vez, caracteriza a la Cancillería. En
América y Europa, el Perú expone el caso de la IPC y acusa al imperialismo
norteamericano, que anuncia sanciones económicas y traba los créditos
externos, especialmente preocupado por el "efecto de demostración" que
puede cundir en otros países.
En el problema de la IPC se produce una victoria coyuntural contra el gigante
norteamericano. No hay manera de que éste haga pagar .al Perú y, a pesar de
las presiones internas de los monopolios, la situación de los Estados Unidos no
permite a su gobierno agredir públicamente al Perú. Afectado por la guerra en
el sudeste asiático, encuentra en América Latina un cuadro desfavorable en los
procesos locales. Torrijos en Panamá levanta la bandera del Canal; surge Torres
en Bolivia, tras el gobierno de Ovando que tuvo también problemas con la Gulf
Co. Poco después triunfa Allende en Chile, mientras en la Argentina el
peronismo no da tregua a la dictadura militar progresivamente debilitada. En
este cuadro, los Estados Unidos prefieren esperar, aplicar en la práctica algunas
sanciones -obstaculizando créditos – y preparar en el mediano plazo acciones
más precisas en función de las propias debilidades que el nuevo gobierno
peruano demuestre.
181
Esta preocupación es visible en la siguiente declaración del Secretario de Estado norteamericano: "Actualmente es
muy fácil predecir qúe, si Allende gana, existe la posibilidad de que se establezca, durante un periodo, algún tipo de
gobierno comunista. En tal caso, no estaríamos frente a una Isla fuera de la Costa y que no tiene una relación
tradicional y un Impacto en Latlnoamérlca, sino a un Importante país latinoamericano que tendría un gobierno
comunista, aliado de, por ejemplo, Argentina, que ya se encuentra profundamente dividida (a lo largo de una extensa
frontera); AL LADO DEL PERU, QUE YA SE HA ESTADO ORIENTANDO EN DIRECCIONES QUE HAN SIDO DIFICILES DE
TRATAR; y al lado de Bolivia, que también ha marchado hacia una dirección antlnorteamerlcana más Izquierdista, aun-
que sin ninguno de estos desarrollos. (. . .) SE TRATA DE UNA DE ESAS SI. TUACIONES QUE NO ES MUY FELIZ PARA LOS
INTERESES NORTEAMERICANOS".
KISSINGER, Henry . .. Texto de una conferencia de prensa realizada el 16 de setiembre de .1970, reproducido por
"Corporaciones Multinacionales y Política Exterior Norteamericana", Audiencias ante el Sub-Comité de Corporaciones
Multinacionales del Comité de Relaciones Exteriores del Senado Norteamericano, 39avo. Congreso, Washington: GPO,
1973, Parte 2, pp. 542-543.
Citado por FAGEN, Richard. . ." "Estados Unidos y Chile: "raices y ramas" En: FOREIGN AFFAIRS, Enero 1975, Vol. 53, No.
2, p. 297. (Los subrayados son nuestros).
gobierno de atraer la inversión extranjera hacia la industria, aún haciendo
excepción de los términos de la comunidad. Puede verse en esta poi ítica una
relación de continuidad con lo planteado en la política de Ulloa y las necesi-
dades de la burguesía industrial en 1968. Pero los términos militares son dis-
tintos en tanto que aplican normas restrictivas y parten de un intervencionismo
estatal y una posición nacionalista, que ni soñaban en aplicar los políticos de la
década anterior. No se quiere decir con ello que estas normas eliminen la
dependencia del imperialismo ni hagan imposible que la inversión extranjera
venga a la industria. Es la política económica de conjunto (que depende de
préstamos extranjeros, que importa en función de una industria que produce
para muy pocos, pero demanda cada vez más divisas para insumos) la que
reproduce y mantiene relaciones de producción hegemónicamente capitalistas,
la que sostiene la situación de dependencia y lleva a coyunturas críticas donde
se perderá el margen coyuntural de maniobra que el gobierno ha adquirido.
Pero hecha esta salvedad, es claro que las restricciones -aún sin negarle un
amplio margen de ganancia- afectan la inversión extranjera. Al menos los
resultados no parecen mostrar éxito en la ampliación de la inversión extranjera
industrial.
En estos términos, se busca hacer más factible la inversión extranjera directa o
asociada con el estado en el sector industrial. Ello es parte de una redefinición
que se origina en la coyuntura del 68 y evoluciona al compás de coyunturas
sucesivas, más desfavorables al margen de juego del gobierno, hasta 1975. En
perspectiva, esta poi ítica puede ser juzgada conservadora y de hecho es pro-
burguesa, en tanto que en la práctica económica no se abandona la vía
capitalista de desarrollo, que es la primera fuente estructural de subdesarrollo
en América Latina. Pero cabe apreciar en perspectiva histórica lo distinto que es
este cuadro de relaciones con el capital imperialista, del que se observaba
hasta 1968. El margen de juego del gobierno es en ese período inmensamente
mayor y su nacionalismo inicial, en la coyuntura del 68, lo ha hecho posible.
Pero es a la vez un margen coyuntural, ganado con claridad táctica, que
mostrará su debilidad cuando el cuadro internacional, los resultados de la poi
ítica econóinica y el desgaste propio del régimen, lleven a coyunturas
sucesivamente peores que arrinconañ al gobierno y lo obligan a variar la poi
ítica en sucesivas concesiones.
Ya a principios de 1974 un viejo anhelo popular, la estatización de la Cerro de
Paseo, se producirá dentro dé un arreglo global que sirve para saldar viejas
negociaciones sobre expropiaciones anteriores 182 y permite a los Estados
Unidos mostrar el arreglo como contraparte del crítico momento dé la IPC, en su
preocupación fundamental por no impulsar nacionalismos en la región. Al
gobierno peruano, el arreglo Green-Mercado le permite solucionar problemas
pendientes en una coyuntura internacional desfavorable, a partir de la caída de
Allende y el inicio de las tensiones chileno-peruanas. En un piano político -de la
solución negociada y la preocupación peruana ante la nueva coyuntura- más
que en el económico, hay que analizar este convenio que va indicando la
presencia de márgenes más estrechos para el gobierno militar.
En lo económico, ambas partes han cedido. Los montos no son exagerados (76
millones de dólares por la Cerro de Paseo, Sociedad Paramonga, Compañía
Papelera TrujiIIo, Cartavio S.A., varias pesqueras, Refinería Conchán Chevron y
182
Grupo Grace, pesqueras norteamericanas, petroleras menores. . .
otras empresas) y el arreglo no afecta la coyuntura económica, en tanto incluye
un préstamo de la Banca de Nueva York por 80 millones de dólares para
efectuar el pago al Gobierno de los Estados Unidos 183.
En el análisis global del proceso, esta coyuntura es importante indicador de que
los márgenes se estrechan. Vendrán luego, desde ese mismo año, coyunturas
complejas que reducirán aún más el margen de juego delgobierno. La crisis
económica tardíamente enfrentada, el problema de la compra de armamento
-que ante las restricciones de los Estados Unidos buscó en los países socialistas
diversificar sus mercados, evadiendo momentáneamente uno de los más serios
eslabones de la dependencia- y el problema geopolitico, agudizado con la
política del gobierno chileno: son elementos de la nueva coyuntura que afronta
el gobierno militar. En este contexto la expropiación de Marcona, en 1975,
representa la voluntad política de no ceder más posiciones ante la coyuntura
adversa. El General Velasco personaliza y representa esta poi ítica audaz y
posiblemente calificable de irreal en la nueva coyuntura. En un análisis
comparado, habría que ver si esa audacia no podía recibir el mismo calificativo
en 1968, ante el caso de la International Petroleum Company. Lo que sí será
distinto es el cuadro político interno: con un gobierno desgastado y
progresivamente aislado, debiendo enfrentar una crisis económica muy aguda y
en plena tensión política interna.
A lo largo de este proceso hay una redefinición de las reglas de juego para el
capital imperialista, que es reversible en tanto se apoya en coyunturas
favorables, sin romper la dependencia estructural que el carácter capitalista de
la econom ía peruana actual impone. Es posible prever algunos rasgos que
parecen destacar en el nuevo cuadro. Se ha reforzado el rol del Estado como
intermediario en toda negociación con el capital imperialista, no sólo en los
sectores minero y petrolero, sino incluso en el sector industrial. Se ha ampliado
en forma muy significativa la presencia del Estado en sectores productivos
como la minería, la pesca, el petróleo y la industria básica, antes controlados
principalmente por el capital extranjero. En estos campos -la minería y el
petróleo- quedan inversiones extranjeras grandes, aunque con menos margen
de juego que en 1968.
La burguesía industrial tiene en este cuadro capacidad directa de articulación
con el capital imperialista y cumple el rol de intermediario alternativo 184, que
según el curso del proceso obtendrá márgenes mayores o menores de juego. La
poi ítica económica del gobierno – que espera solucionar la crisis con nuevos
créditos y con inversión extranjera asociada al Estado o directa, asociada a la
burguesía nativa – es en la coyuntura "el punto límite de este conjunto de
cambios. Muestra, en su devenir, cómo en la sociedad peruana el vasto
conjunto de cambios producidos desde 1968 hace aflorar ahora, con claridad
meridiana, que un proyecto de Estado nacional, independiente y soberano es
inviable dentro del capitalismo dependiente. Mientras esa ruptura no se pro-
duzca, los cambios y reformas más audaces tienen como límite la estructura
183
El carácter coyuntural, sucesivamente desfavorable, puede apreciarse al estudiar el contrato referente a Marcona en
1976, comparando cantidades pagadas y valor de las empresas expropiadas.
184
En el sentido de que la inversión asociada con el Estado es también opción posible.
dependiente y articulada del capitalismo monopólico, que combinará sus me-
canismos internos y externos en coyunturas adecuadas para utilizarlas en fun-
ción de su propia lógica. .
186
Y esa voluntad de conciliación no era la misma en todo el gobierno, dado que para parte de éste la comunidad
laboral no era ni el modelo final ni el definitivo, sino lo posible en la coyuntura. .
No cabe analizar beneficiarios en el proyecto de Propiedad Social. Se trata de
un proyecto redefinido antes de su implementación real y por tanto más útil en
un análisis de nivel ideológico; el impacto de este debate en la lucha poi ítica
fue importante, pero no se traduce directamente en otros niveles.
Usufructuando el poder expropiado, los aparatos de Estado – la Fuerza Armada
y la burocracia – aumentan su margen de acción y ofrecen oportunidades
amplias a grupos sociales medios que pueden fácilmente ser eficaces
articuladores de los intereses de la burguesía, pero que desarrollan también
intereses propios que dan a la discusión sobre el poder del Estado en la econo-
mía una particular importancia política.
En el período estudiado surge una significativa tecnocracia alrededor de las
empresas públicas, muy vinculada en su origen al empresariado privado, sus
necesidades, usos e intereses. No hay que confundirla con la burocracia
normativa, planificadora o administrativa. Se sitúa en empresas que funcional-
mente se articulan con el sector privado. Es este un objeto de estudio impor-
tante en perspectiva.
Aunque en la actualidad, en un cuadro de crisis y a la defensiva, el gobierno
conceda cada vez más a defensores del proyecto liberal de la burguesía, en su
crítica a este pretendido estatismo, es previsible que estos grupos sociales
ligados al Estado defiendan su base de sustento político. En este campo parece
haber amplio terreno de luchas interburguesas aún pendientes de definición.
CAPITULO VI
Desde fines del siglo pasado hasta la segunda postguerra de este siglo, el
Estado peruano asume la forma conocida gruesamente como Estado oli-
gárquico. Los años 50 muestran ya en la escena política la crisis del Estado
oligárquico, que corresponde a una particular estructura de dominación, a una
determinada composición del bloque en el poder y a una relación liberal entre
lo económico y lo político.
188
Bourricaud Francois: "Poder y Sociedad en el Perú contemporáneo". Buenos Aires, Ed. Sur, 1967,.pp, 290-310,
poco las formas democráticas de representación política, aún en su nivel
formal. Basta ver lo limitado del número de electores, a partir de la marginación
de los analfabetos y del aislamiento campesino (189). En la ley y en la práctica
política se expresa este carácter cerrado del poder, incluso contradiciendo los
valores y planteos propios de la democracia burguesa. La desarticulación
política y organizativa de las grandes mayorías es así un hecho clave, ya que
esta forma de dominación descansa en mayorías aisladas orgánica y
geográficamente. Incomunicación, sindicalismo embrionario primero y dividido
luego, partidos de cúpula y no de masas, son correlato del Estado oligárquico,
situados en la base de su capacidad de maniobra. Ello marcará los regímenes
políticos que se desarrollan en este siglo donde deberá recurrirse a la dictadura
para desmantelar y desarticular, quebrar o ilegalizar, las organizaciones
sociales y políticas que aparecen para enfrentar el poder cerrado de las clases
dominantes.
189
En las elecciones de 1962 los tres principales candidatos alcanzaron 1'582,469 votos. Pocos 'más
recogieron los otros candidatos y las cifras de ausentismo, votos viciados y en blanco no fueron significativas. De una
población de más de 10 millones de personas, esta votación resulta indicativa del estrecho sistema electoral que
margina a los jóvenes (de 18 a 21 años) y a los analfabetos.
¡ dominación. Las instituciones son débiles: gremios profesionales, sindicatos,
partidos, entidades culturales y representativas de la comunidad. El espacio
jurídico y real, para la actuación de éstas es estrecho. El Estado aparece así con
gran capacidad de control y desarticulación. Pero a la vez, esta apariencia
encubre la debilidad del régimen político y sus aparatos, frente a los gremios de
propietarios, entidades de la sociedad civil que en el Estado oligárquico
concentran fuerte poder y son capaces de enfrentar con éxito al gobierno. Las
fracciones oligárquicas combinaron eficientemente la acción dentro y sobre el
gobierno de turno, con la articulación de estas instituciones representativas de
las "fuerzas vivas", eficaces en la elaboración de estrategias y en la presión
sobre los gobernantes (190). El desarrollo de la crisis del Estado oligárquico y de
instituciones representativas de las "fuerzas vivas" no oligárquicas como la
Sociedad Nacional de Industrias permitirá apreciar Ia pugna y la crisis también
dentro de ellas y clarificará -si se investiga su actuación el rol que lograron
jugar y su presencia real en las políticas resultantes del Estado.
192
En este rol, durante el siglo pesan rasgos de caudillismo sobre elementos institucionales, hasta la década del 50.
Sánchez Cerro, Benavides y Odría son jefes militares que representan a la oligarquía en el gobierno y ejercen en la
Fuerza Armada un liderazgo que les permite imponerse como articuladores. Pero a partir de la Mitad de este siglo se
puede apreciar una evolución que tiene su origen en el proceso de institucionalización de la Fuerza Armada que se
acentúa desde las primeras décadas del siglo. La creación de la Escuela Militar y el forzoso paso por ella de toda la
oficialidad, la creación de las Escuelas Superiores de Guerra y luego del CAEM, la influencia de las misiones militares y
navales (francesa y norteamericana); son matrices de este proceso de institucionalización que se complementa con
diversas normas legales que estabilizan la carrera militar, le dan seguridad y orden, dejando menos margen al
caudillismo del siglo pasado, incluso en sus efectos internos.
Los oficiales, de diversos orígenes mayoritariamente provenientes de sectores medios e incluso populares, adquieren en
sucesivas escuelas de formación los valores institucionales junto con lo que gruesamente podría llamarse conciencia de
clase media, con todas las contradicciones que ello implica. La formación técnica deja un amplio lugar para la
geopolítica, para el estudio de la realidad nacional y, en las últimas décadas, para el estudio de los problemas del
desarrollo y su vinculación con la preparación para la defensa antisubversiva, diseñada a nivel continental por los
Estados Un idos en plena guerra fría.
A partir de los años 50 se acentúa la fortaleza orgánica de la Fuerza Armada como institución -con estructura sólida y
articulada- tornando más difícil el caudillismo de períodos anteriores.
ríodos en que el Ejecutivo controla al Parlamento o de épocas de
enfrentamiento entre ambos poderes (1945-48 y 1963-68). El espacio se amplía
o estrecha con los diferentes regímenes dados dentro del Estado oligárquico,
pero existe, como tal, fundamentalmente para las fuerzas que forman parte o
se adaptan a la dominación oligárquica. En caso contrario -el APRA antes de su
viraje, por ejemplo- se les elimina de ese espacio político cada vez que alcanzan
peso significativo y amenazan el orden oligárquico. Para ello es preciso declarar
"fuera de la ley", en unos casos (193) o sólo se requiere un golpe contundente de
los aparatos represivos, en otros.
193
Caso de la CGTP en los años 30 y del APRA en 1948.
En el Estado oligárquico la prensa escrita tendrá particular importancia.
Hay un verdadero monopolio de ésta en manos cercanas a la oligarquía; tiene
capacidad de generar opinión y mitos ideológicos, pudiendo incluso destruir a
un candidato, a un ministro o a un funcionario. Los grandes diarios actúan como
órganos de dirección política, con más capacidad de articular fuerzas que los
partidos políticos. Esta prensa tiene matices diferentes. De los dos grandes
diarios, "La Prensa" se pone al servicio directo de los agroexportadores. La
opción de "El Comercio" es más compleja. Con muchos vínculos con las clases
dominantes, defiende al bloque oligárquico en su conjunto. Su rasgo más
saltante es el antiaprismo y así, desde los años 30, todo el que pacte con el
Apra será objeto de su sistemática oposición, aún cuando represente a la
oligarquía (como en el caso del Presidente Prado en 1956-62). Asume un
nacionalismo tradicional, defendiendo la nacionalización de la IPC en forma muy
combativa durante la crisis del Estado oligárquico, especialmente a partir de
1956
195
El APRA presenta en los años 30 una plataforma radical, avanzada para su época e inaceptable para la oligarquía
dominante. Logra un efectivo liderazgo en su jefe, Haya de la Torre que, sin embargo, a pesar de su carisma caudillista,
no impide la generación de un cuadro amplio de dirigentes de alto nivel político, estructurando una base organizativa
sólida, férreamente probada en la clandestinidad. El APRA logra articular sectores populares como los trabajadores
rurales del Norte, grupos medios e incipientes sectores urbanos. Es un partido de masas que enfrenta en los años 30 el
formidable poder de la coalición oligárquico militar y logra polarizar la escena política peruana en función de su
alternativa. Indudablemente, la fuerza de la oligarquía y los militares ha de ser tan decisiva que se impedirá al APRA
llegar al poder. Al escoger este partido la vía de la insurrección y aplicarla en forma vacilante y contradictoria, facilitará
el triunfo de la oligarquía y los militares. El cambio de estrategia que pone en práctica con la evolución de la década del
40, permitirá al APRA llegar parcialmente al poder (1945-48, 1956-62, 1963-68), a cambio de arriar sus banderas
reformistas y pactar con la oligarquía, al igual que con sus más conspicuos enemigos políticos (Benavides, Prado y
Odría). El APRA pasará a ser desde 1956 el Partido que necesitan las fracciones oligárquicas para mantener su
hegemonía con ropaje democrático. Pactarán sus líderes con la esperanza de obtener así legalidad y llegar al poder. Sin
embargo, la estructura partidaria será suficientemente fuerte para mantener el apoyo de masas a pesar de sus
continuos virajes y la claudicación en sus planteamientos reformistas. .
La Fuerza Armada pasa de ser alternativa permanente de gobierno, a un
rol de árbitro que ejercerá claramente en 1962, en plena crisis. Es necesario
estudiar aquí el significado del proceso de institucionalización de la Fuerza
Armada en este siglo. No es ya tan fácil recurrir a un caudillo y que éste, por sí
solo, asuma la representación institucional con su liderazgo. Los militares
parecen ser ahora interlocutores más difíciles de la oligarquía, porque mayores
niveles de institucionalización los hacen pesar como cuerpo, progresivamente
deliberante y cada vez menos .instrumento de un caudillo (196). La mitología que
se apoya en el antiaprismo es ya insuficiente elemento aglutinador en una
institución con "conciencia" de clase media predominante, que se va alejando
de la oligarquía. A su vez, en el Parlamento una minoría reformista cuestionará
permanentemente al gobierno y a su direccionalidad pro-oligárquica, poniendo
en debate temas claves como la IPC y la Reforma Agraria.
En la crisis del Estado oligárquico, particularmente entre 1956 y 1968, los
partidos políticos adquieren una importancia mucho mayor que en el período
anterior, pues las distintas fuerzas sociales en pugna procuran expresar
se a través de ellos. En el período anterior, el régimen político recurría más a
las "fuerzas vivas". Los partidos eran simples articulaciones para una coyuntura
electoral, en torno a un caudillo. El único partido de masas era el APRA,
generalmente declarado ilegal. Pero a partir del inicio de la crisis, la opción
democrático formal de la oligarquía tiene como correlato la aparición de par-
tidos políticos reformistas que se enfrentan al APRA ya la oligarquía,
organizándose principalmente con grupos medios y recibiendo impulso y apoyo
de parte de la burguesía industrial. Hasta la intervención de la Fuerza Armada
en 1968, estos partidos tendrán plena vigencia.
197
La oposici6n real quedaba excluida del Parlamento, caso de los representantes apristas en la constituyente, ausencia
que se produce, luego, en los Parlamentos de Benavides y Odría, por ejemplo.
tras de sí a otros actores menores. Responden, por lo general, en la misma
dirección a las acciones de lucha política que intentan romper el sistema
(guerrillas), aunque también les dejan un espacio político limitado dentro del
cual, encapsulados, encuentran un canal de desfogue (universidades).
Belaúnde, en este contexto, pierde progresivamente la iniciativa política que
conquistó en los primeros 100 días de su gobierno y conforme se hace visible
primero la conciliación y luego el pacto con el APRA la quiebra del reformismo
genera una minoría parlamentaria que cumple un rol de denuncia similar al que
había jugado en el período de Prado (1956-62).
198
Recuérdese, por ejemplo, la dependencia respecto de las directivas del odriísmo, que tuvieron los Vocales Supremos
y el rol que jugaron frente a la Reforma Agraria de Belaúnde. El Poder Judicial ha concentrado a los más tradicionales
defensores del orden establecido en todos sus niveles; el nombramiento de sus miembros desde Ejecutivo y Parlamento
V la dependencia económica así lo aseguraban.
-remoción de oficiales de todos los grados, incluidos los ministros de Estado, en
tanto eran generales o almirantes en actividad y los ministerios estaban re-
partidos por arma. Los miembros de la junta tenían así un margen importante
de juego, ejercido según la capacidad y audacia de cada uno para hacer frente
al presidente. Asumían además la representatividad del arma ante el presidente
en importantes decisiones.
Los ministros de Estado fueron en todo momento generales o almirantes
activos. Cabezas de su sector, votaban en Gabinete las leyes y decisiones más
importantes y conducían la implementación de esas decisiones y políticas, en
relación individual y sectorizada con el presidente. Si bien en el régimen
constitucional el Gabinete y cada ministro era débil al depender del presidente
y el Parlamento, en este régimen se fortalece notoriamente su poder, no sólo
por la capacidad legislativa del presidente, sino por la autonomía que en su
operación especializada consigue cada sector. Por lo general, en el período, la
tendencia en que se ubica el ministro ha determinado mucho la política
aplicada por el sector. Más allá de la Ley de Comunidades Industriales, la
política del gobierno varía de un ministro a otro. Lo mismo ocurre en
Agricultura, en SINAMOS o en cualquiera de los ministerios, resultando por ello
clave la designación o salida de un ministro.
199
Una anciana se le arrodilla en la pampa de Anta -durante una ceremonia masiva para pedirle algo. Antigua
costumbre de una poblaci6n condenada al servilismo. Al no aceptar ésta levantarse es el Presidente Velasco el que se
arrodilla ante ella y la abraza, emocionando a los asistentes con el gesto oportuno. Una foto instantánea nos recuerda el
hecho.
200
Hacia fines del gobierno de Belaúnde el Presidente ten fa que rubricar el nombramiento de cualquier funcionario
desde la categoría de Oficial 6to., con un haber básico interior a los 5,000 soles. Ello suponía que la designación de una
Secretaría Ejecutiva o de un empleado sin responsabilidad política decisiva, ocupaba tiempo del Presidente. En el
pasado esto se usó para garantizar el clientelismo político en torno a la figura del Primer Mandatario, en quien se
centraban presiones y pedidos para nombrar, remover, trasladar y ascender funcionarios. Durante el régimen militar
ello fue variado lentamente, dado el recargo de funciones, pero hasta la enfermedad del presidente en 1973 no se
recuerdan variaciones legales fundamentales que desconcentraran esta función administrativa
siempre al presidente elementos para imponerse a sus ministros, incluso en
asuntos rutinarios.
203
Estos servicios parecen tener un rol esencial en la "caza de brujas" que tanto ha marcado algunas épocas del
gobierno. Su información tiene particulares condiciones de "prueba" para sus hipótesis y afirmaciones. Con técnicas
difundidas por el ejército norteamericano en la guerra fría, encuentran comunista todo lo "popular". Incluso clérigos y
Obispos reciben este calificativo que, por otra parte, no distingue entre la variedad de posiciones comunistas. Aunque
se supone que el proceso mismo debe haber influido en ampliar perspectivas 'de análisis, muchos "operativos" frente a
organizaciones populares y algunas "comisiones Investigadoras!' tuvieron esta influencia de aparatos diseñados para la
guerra y que hoy en América Latina, dirigen y condicionan las relaciones entre el gobierno y los ciudadanos.
la Fuerza Armada a san parte de su alta jerarquía (generales y coroneles). Si las
que alcanzan ese nivel san legítimas comandas de la institución castrense y la
representan, según sus normas de jerarquía y no. de elección, al estar en el
gobierna mantienen esa representatividad.
204
En varios momentos del periodo los sectores más conservadores han demandado la salida de los militares,
recordando que un periodo largo politiza la Fuerza Armada y hace peligrar la institución. Cabe preguntarse si en algún
momento de la historia su opción no ha sido política. En la respuesta resulta evidente que el rol cumplido -de alternativa
política a los partidos- la hizo siempre una institución politizada. Pero aquí hablamos en un sentido más estricto: es
corriente desempeñar roles políticos con alto nivel de inconciencia. En muchos casos la ideología oculta ese rol,
generando enemigos que se sitúan aparentemente más allá de la simple contingencia de los partidos y que
mecánicamente "merecen" rechazo de los organismos de defensa nacional (el antiaprismo de antes o el anticomunismo
de ahora). La politización a la que nos referimos en este párrafo se refiere así a opciones y alternativas, a partir del
ejercicio del poder en términos más institucionales (la cantidad de oficiales en cargos públicos, por ejemplo) y que tal
como preverán los sectores conservadores, podrá romper cauces, inutilizar "mitos" y hacer consciente a la oficialidad
del rol político que oculta bajo múltiples encubrimientos la función de aparato de Estado castrense modelada por el
Estado oligárquico. Este proceso parece darse, parcial e incompleto, sin que' la cúpula lograra implementar en la
oficialidad un sistemático trabajo de esclarecimiento político e ideológico en su favor. De allí las múltiples y confusas
opciones que se vislumbran a partir del desarrollo del proceso político.
Si a esto se agrega el fuerte proceso de ideológización que caracteriza la
lucha política a partir .de 1970 y la campaña sistemática que la burguesía
dirigió hacia la Fuerza Armada (205) puede 'comprenderse mejor la crisis que
caracteriza los últimos años. No dejarán de pesar en ello errores del gobierno
(como el trato dado a la Marina a partir de la caída de Vargas Caballero o la ley
de situación militar que facilita las invitaciones al retiro en distintos grados, a
voluntad del comando) en sus últimos años.
El gobierno basa su legitimidad exclusivamente en la Fuerza Armada. No hay
una evolución en el período articulando alianzas que hagan factible el apoyo
popular. El gobierno no acepta aliados sino "apoyadores". El binomio Pueblo-
Fuerza Armada es un aparente deseo que en la práctica no deja al pueblo sino
un rol pasivo, de espectador o de "aplaudidor". Esto, como resultante, más allá
del análisis de lo propuesto por las diferentes tendencias al respecto.
Puede decirse, respecto a las tendencias estudiadas, que ninguna logra más
que articulaciones ocasionales con el movimiento popular en apoyo a su lucha
interna. Los intentos son muy ocasionales porque se antepone la ins-
titucionalidad castrense del gobierno y ello lleva a preferir solucionar los pro-
blemas dentro de éste y con mecanismos de su institución.
En otro plano, sin embargo, sí puede hablarse de una legitimidad consensual,
válida tanto para la Fuerza Armada, como para distintas' fuerzas sociales. En
ese mínimo de legitimidad indispensable para gobernar, tiene rol central la
ideología que genera todo régimen político. Es claro que en medianos plazos no
basta la fuerza para gobernar. Es preciso un consenso mínimo que apoye y
justifique al gobierno. El régimen militar lo logra a partir de la coyuntura de
1968.
Esta legitimidad inicial se mantiene, por lo menos hasta 1974, con suce-
sivas medidas, que son relativamente sorpresivas y dan la imagen de un go-
bierno que va buscando cambios reales, aunque se hagan notar errores y haya
discrepancias concretas. Esa legitimidad puede no proveer de militancia o apo-
yo decidido pero deja un amplio margen de tolerancia.
Sin embargo, a pesar de este rasgo en la cúpula -que sirve para arrinco-
nar en una larga etapa a las fracciones burguesas- hay en la escena hechos
parciales o sectoriales del movimiento popular que tienen efectos en la política
global, sin ir más allá de su campo específico. Estos se producen, tanto en
articulación con una parte del gobierno (Huando, por ejemplo) como en posición
frontal mente contraria (movimientos magisterial y minero, por ejemplo). En la
evolución de la lucha política sus efectos, sin embargo, no serán centrales ni
alterarán el monopolio de la iniciativa del gobierno.
La mayor parte de las decisiones del gobierno está marcada por esta
lucha política interna. Se expresa en la ambigüedad de algunas leyes -que
abren la puerta a la definición de las políticas en el momento de su aplicación- o
en la conciliación que se establece en muchas decisiones políticas, incluyendo
las medidas represivas que, al producirse, tratan -en la mayor parte de los
casos- de compensar los polos del espectro político.
206
Como "El Comercio", cuando ataca directamente al Jefe del SINAMOS, General Rodríguez.
207
Eficiente en cuanto a cuajar un proyecto político con los militares, pues hubo capacidad de expresarse en parte de
ellos en las políticas concretas- para luego obtener un curso favorable. Esto parece, sin embargo, más una resultante de
tendencias estructurales del sistema -que no se cambia con conciliaciones- que una calculada maquinaci6n de los
representantes gremiales de la burguesía.
profesionales -como el Colegio de Abogados- que les son mayoritariamente
cercanos. No por ello se abandonan los intentos de influir en el gobierno. En esa
misma coyuntura, el rol de algunos empresarios de la ADEX se percibe
conciliador y a veces más cercano al gobierno, constituyendo el posible punto
de partida de una articulación más orgánica.
Es posible que en 1968 los militares tuvieran una idea clara de lo que
buscaban en términos generales, del tipo de solución que debían dar al proble-
ma de la IPC o al ya largamente discutido proceso de reforma agraria. Ninguna
de las fuerzas sociales presentes en la escena política oficial iba más lejos en
sus alternativas y soluciones concretas. La observación directa de los pasos del
gobierno muestra, en el camino, un actuar basado en lo que es posible obtener
de la correlación de fuerzas en cada coyuntura. La firme conducción del
Presidente Velasco -en doble rol de cabeza pendular e impulsor de su propia
tendencia- señala este camino pragmático que se construye paso a paso. Ello lo
obliga a conciliar cuando los efectos de la coyuntura pueden afectar el apoyo de
la Fuerza Armada; ello también lo hará recurrir a recursos imprevisibles,
producto de errores del enemigo externo e interno, para avanzar a partir de
ellos. La utilización de las amenazas norteamericanas, radicalizando
definiciones en el momento en que se cuestionaba la permanencia de Velasco;
la utilización de coyunturas en que la prensa, la Sociedad Nacional Agraria o la
Sociedad Nacional de Industrias llegaban al máximo de su ataque al gobierno,
para tomar medidas en su contra –aprovechando la reacción del gobierno en
conjunto ante estos ataques- y otros hechos similares, indican la forma en que
se ha ido construyendo el proyecto del gobierno.
Las distintas tendencias definen, con mayor o menor claridad, el proyecto
político que buscan o apoyan. La misma formulación ideológica que el
Presidente Velasco hace oficialmente a nombre del gobierno, es procesada por
el juego de tendencias tanto' en su formulación -que mide lo que se puede decir
en cada momento- como en su interpretación posterior, tomando del discurso la
parte que se adapta mejor a sus intereses.
Este proceso, abierto en un principio a los términos de lucha de fuerzas
va, sin embargo, dejando una resultante presente en lo que efectivamente ha
hecho el gobierno -no tanto en su discurso como en la aplicación, no en la ley
sino en su ejecución. Todo ello hace difícil de digerir la idea de un Plan Inca,
anunciado recién en 1974, que tan precisamente corresponde a la resultante de
seis años de intensa y compleja lucha política. Entender así el período 1968-75,
no niega sino reconoce la voluntad política de una parte del gobierno e incluso
la existencia de un plan global, hecho en el 68, en términos adecuados a lo que
entonces era posible preveer.
208
También actuarán en el periodo, dentro de estos cuadros del gobierno, ex-apristas de distintas épocas y posiciones.
realizan por constituir una organización política en 1975, indican esta relación
difícil en la que muchos se jugaron enteros.
210
La. Democracia Cristiana y Acción Popular Socialista tienen frente al gobierno una posición muy similar a la del
Partido Comunista Peruano, pero no la analizamos específicamente por la escasa importancia de esos partidos en tanto
estructuras orgánicas, -en cuanto a bases y cuadros-o Aportaron personas a los cargos públicos, tratados por el
gobierno como individuos y no como representantes partidarios. Quizás el caso más explícito de actuación partidaria a
partir de una designación personal y ello fue aceptado así por el gobierno) sea el caso del Dr. Cornejo Chávez, en la
Dirección de "El Comercio".
El gobierno optó por organizar su propia central campesina en el mismo
año en que se reestructura la CCP (Confederación Campesina del Perú) por
acción de grupos de la izquierda opositora al gobierno. En trabajos más para-
lelos que enfrentados -dada la amplitud del campo- se producen estos intentos
de centralización con direcciones políticas divergentes, compitiendo en algunas
regiones.
3. NOTAS FINALES
214
El Ing. Walter Piazza -Ministro de Economía y Finanzas- sustentó su posición doctrinaria y política ante el Presidente
Velasco en CADE 1972. Dijo Piazza que al hombre. . . "hay que definirlo tal como es: un 88r por natura egoísta qua
busca su felicidad, pero que solo alcanza su calidad verdaderamente humano cuando su espíritu se proyecta sobre la
sociedad". De allí dedujo que "l. sana amblcl6n del hombre y de su LEGITIMO EGOISMO, en la medida que no
perjudiquen al conjunto social, han sido, son y serán vigorosas fuerzas motoras de progreso". A partir de esta
formulaci6n doctrinal defendi6 el pluralismo económico en los términos en que convenía a la empresa privada, es decir
sin siquiera la menci6n a la prioridad de la propiedad social, tal como ahora lo ha reformulado la Segunda Fase. A partir
de ello formuló también la forma en que los empresarios privados podían aceptar la comunidad laboral: participaci6n sí
pero no compartir la autoridad.
El Presidente Velasco respondió señalando "reparos y discrepancias significativas" sosteniendo que desde el punto de
vista del gobierno hay un fundamentable error INSUBSANABLE en sostener un enfoque de los problemas sociales, eco-
nómicos y políticos basados en el Individualismo o en una reduccl6n de la compleja naturaleza de lo humano a la sola
dimensión del egoísmo en el Individuo o finalmente en aceptar que la ambición y el egoísmo siempre y por siempre
serán vigorosas fuerzas motoras del progreso.....
Sostuvo el Presidente Velasco al rechazar ese planteamiento capitalista liberal que el gobierno rechazaba también el
comunismo estatista y el capitalismo con planificaci6n estatal que en este discurso lo identifico con los tercerismos.
Señalo finalmente que "la participación es participación en la toma de decisiones o no es nada" y que en síntesis el
planteo del gobierno frente a la empresa privada reformada esa propiedad compartida, dirección o autoridad
compartida Ver CRONOLOGIA POLITICA. Hecho No. 1898 pp. 449 a 452.
en las medianas y pequeñas. A su vez la definición del rol del Estado en la
economía es vista de manera diferente por diversos sectores de la burguesía,
unos más ubicables en el proyecto liberal anterior y otros más dispuestos a
compartir con la nueva tecnocracia un desarrollo capitalista en el cual el Estado
juegue un rol decisivo. Los proyectos políticos están, así, en plena reformulación
dentro de una burguesía homogeneizada -respecto a la anterior etapa histórica-
pero con composición heterogénea a nivel de sus intereses específicos. En
estos proyectos políticos de la burguesía es posible reconocer la búsqueda de
una "democratización" que mantenga lejos del poder a las mayorías. Pero será
cada vez más difícil si hay lucidez en los actores políticos populares y se usa el
espacio que cada proyecto político abre en alguna medida, unificando las
fuerzas progresistas con criterio amplio y aprovechando las lecciones y
experiencias de este intenso período histórico.
215
Incremento notable de sindicatos, cooperativas, comunidades laborales, ate.
confluencia se produce en uno de los momentos en que el gobierno se en-
cuentra más aislado. Después de poner en práctica las medidas económicas
antipopulares de los Ministros Barúa y Piazza, después de modificar la Ley de
Comunidad Laboral y manejar al país con las garantías constitucionales sus-
pendidas por más de un año, el gobierno carece del más elemental apoyo de
las mayorías populares, que cada vez ven más reducido su nivel de vida y más
limitadas sus posibilidades de organización y expresión. En efecto, el paro se da
precedido de. protestas en distintas ciudades del país y de una condenatoria
declaración de los Obispos del Sur Andino que cuestiona la política económica y
social del gobierno, evidenciando una confluencia que da cuenta de la situación
objetiva que vive la mayoría del país.
En otros países, con una trayectoria sindical poderosa, puede no ser sig-
nificativo un paro general, efectivamente nacional, como éste. En el Perú,
sociedad desarticulada políticamente, con fuertes y propiciadas divisiones en
los gremios, con un "estado de emergencia" que cumplió más de un año de
duración desarticulando todo intento de movilización, este hecho es significa-
tivo. Lima quedó completamente paralizada, con el transporte reducido, a pesar
de que las organizaciones gremiales de transportistas no se habían adherido al
paro. Las zonas de mayor concentración industrial estuvieron totalmente
paralizadas. Aunque los noticieros, diarios y revistas -sujetos a censura previa
desde esa fecha- afirmen en más de un caso que el paro fue parcial, indican
paralizaciones en Tacna, 110, Arequipa, Puno, Cuzco, Ayacucho, Huancayo,
Huánuco, Pucallpa, Cajamarca, Trujillo, Piura, Chiclayo. Es decir que, en buena
cuenta, por más recortes que se introduzcan, el paro fue efectivamente
nacional.