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Benveniste para definir al locutor, parte de la definición de enunciación que es
“poner a funcionar la lengua por un acto individual de la lengua”, es decir el discurso,
que se produce cada vez que se habla. La condición específica de la enunciación y el
objeto de ésta, es el acto mismo de producir un enunciado. De acuerdo a esto se puede
definir al locutor como aquel que por un acto de voluntad propia moviliza la lengua.
El alocutario se define en relación al locutor en cuanto éste se declara como tal y
asume la lengua, implanta al otro delante de él, cualquiera sea el grado de presencia que
atribuya a este otro. Toda enunciación es, implícita o explicita, una alocución, postula
un alocutario.
El locutor aparece como el parámetro esencial de la enunciación ya que por medio de él
la lengua se efectúa en una instancia de discurso, forma sonora que espera un auditor y
que suscita otra enunciación a cambio. Por que la lengua antes de la enunciación no es
más que la posibilidad de lengua.
La enunciación se puede definir en relación con la lengua, como un proceso de
apropiación, es decir que el locutor se apropia el aparato formal de la lengua y enuncia
su posición de locutor mediante indicios específicos por un lado y por medio de
procedimientos accesorios por otro. Es por ello que toda enunciación ya sea implícita o
explicita, es una alocución e implica un alocutario. Porque el locutor inmediatamente se
declara como tal y asume la lengua, implica otro delante de él.
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A) los signos que posibilitan la emergencia de cada una de esas dimensiones son,
primero esta la emergencia de los indicios de persona - la relación yo-tú - que se
produce solo en la enunciación y por ella. El termino yo denota al individuo que
profiere la enunciación, el termino tu, al individuo que esta presente como alocutario.
De igual naturaleza y pertenecientes a la misma estructura están los indicios de
ostension, este, aquí, términos que implican un gesto que designa el objeto al mismo
tiempo que es pronunciado la instancia del termino
En segundo lugar las formas llamadas pronombres personales, demostrativos,
aparecen como una clase de individuos lingüísticos, de formas que remiten siempre y
solamente a “individuos”, sean de personas, de momentos, de lugares. El estatuto de
estos individuos lingüísticos procede del hecho de que nacen de una enunciación y
que son producidos por este acto individual y si puede decirse semelnativo, es decir
que son engendrados de nuevo cada vez que es proferida una enunciación.
En tercer lugar la enunciación esta constituida por el paradigma entero de las formas
temporales. Determinadas en relación con el ego, centro de la enunciación. Los
tiempos verbales cuya forma central, el presente, siempre coincide con el momento
de la enunciación. Forman parte de este aparato necesario.
B) La enunciación es responsable de esta clases de signos que promueve, literalmente, a
la existencia y no podrían nacer ni hallar empleo en el uso cognitivo de la lengua. La
diferencia se marca en las entidades que tienen en la lengua su estatuto pleno y
permanente y aquellas que emanadas de la enunciación, solo existen en la red de
individuos que la enunciación crea. Por ejemplo el yo, el, eso, el mañana de la
descripción gramatical no son sino los nombres utilizados para hacer referencia al yo,
eso, mañana que se producen en la enunciación.
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Para Benveniste el dialogo es inherente a toda enunciación porque en lo general
lo que la caracteriza es la acentuación de la relación discursiva al interlocutor, ya sea
este real o imaginario, individual o colectivo. Esta característica plantea por necesidad
lo que se llama cuadro figurativo de la enunciación. Se refuerza la afirmación de
Benveniste diciendo que como forma de discurso, la enunciación plantea dos figuras
igualmente necesarias, fuente la una, la otra meta de la enunciación. Es la estructura de
dialogo. Dos figuras en posición de interlocutores son alternativamente protagonistas de
la enunciación. Este marco se dio con la definición de la enunciación.
La noción de monologo se reconsidera como un dialogo interiorizado, una
variante del dialogo que plantea dos figuras arriba mencionadas. El monologo es un
dialogo interiorizado, formulado en lenguaje interior entre un yo locutor y yo que
escucha. A veces el yo locutor es el único que habla, el yo que escucha sigue presente,
no obstante su presencia es necesaria para tornar significante la enunciación del yo
locutor. O el yo que escucha interviene con una objeción, una pregunta, una duda o un
insulto. La forma lingüística que adopta esta intervención difiere según los idiomas pero
siempre es una forma personal..
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