Sie sind auf Seite 1von 15

La educación de la mujer

(o acerca de cómo cocinar y cambiar los


pañales a su bebé de manera científica)

Marcela M. A. Nari *

A un viejo y querido amigo,


Pascual Vuotto.

A partir de fines del siglo Si todo conocimiento está


pasado -más exactamente desde la determinado por el contexto social
sanción de la Ley 1420- las niñas en que surge, la posición que la
comenzaron a ingresar de manera mujer ocupa dentro de la sociedad
masiva al sistema educativo, al determina el conocimiento que ella
menos en su nivel elemental. Este posee. Los saberes femeninos
proceso se dio en medio de un se derivan del status tradicional que
ambiente cientificista que, al mismo las mujeres tienen en la sociedad:
tiempo que negaba -por motivos (...) un conocimiento que ha sido
biológicos o culturales- capacidad definido como menos importante,
intelectual a las mujeres, creaba de menor estimación, princi-
nuevas ciencias basadas en saberes palmente debido al bajo status que
femeninos tradicionales ligados a se le asignara a la reproducción
la reproducción de la vida. social, a las tareas domésticas y al
Si, como sostiene Foucault, el cuidado de los niños dentro de la
saber es un conjunto de elementos sociedad 3.
formados por una práctica Los saberes femeninos, que
discursiva, indispensable a la forman parte del sujeto mujer, se
constitución de una ciencia, no se internalizan tempranamente. Mabel
halla, sin embargo, destinado Burin analiza, desde una perspectiva
necesariamente a darle lugar 1. pulsional, las condiciones de
Mientras que algunos conocimientos posibilidad para la constitución de
son presentados como legítimos, la subjetividad femenina. En el caso
verdaderos, y científicos; otros, de las mujeres, no siempre, ni mayo-
son reducidos al mero sentido ritariamente, la pulsión episte-
común, acrítico, fragmentado e mofílica se constituye como deseo
impresionista, al campo del de saber sino, más bien, se
conocimiento subyugado 2. transforma en deseo del hijo 4. Este

2
* Docente e investigadora de His- FOUCAULT, M.: Poder y conoci- una intervención educativa, San-
toria Argentina, Facultad de Filo- miento, 1980. El concepto de cono- tiago de Chile, CEM, 1988.
3
sofía y Letras, Universidad de cimiento subyugado ha sido frecuen- OXMAN, Verónica: El conocimiento
Buenos Aires. temente utilizado para analizar los subyugado..., op. cit., pp. 112-113.
4
conocimientos “específicos” de las BURIN, Mabel: Sobre la pulsión
1
FOUCAULT, M.: La arqueología mujeres. Véase, por ejemplo, Oxman, epistemofílica y el deseo de saber en
del saber, México, 1990, p. 306. Verónica: El conocimiento subyuga- las mujeres, CENTRO DE ESTUDIOS DE LA
do de las mujeres, en Notas sobre MUJER , 114, Buenos Aires, 1984, p. 1.

31
ideal maternal, en el psiquismo I. Mujer y razón
femenino, se fue formando
paralelamente a la configuración Mediciones de cerebros,
de la familia nuclear y a la sujeción hormonas, factores genéticos,
de las mujeres dentro del ámbito condenaron a la mujer a su
doméstico. En este sentido, León inferiorización intelectual, cultural
Rozitchner propone (...) y social. Una fuerte oposición entre
comprender cómo se origina en mujeres (naturaleza) y hombres
distintos sistemas de producción, (cultura) caracterizó -y, en algunos
las formas de pensar, categorizar, aspectos, aún, hoy lo continúa
ordenar las relaciones entre los haciendo- largamente a la cultura
sujetos y el sistema, (...) el modo occidental. Mientras que el hombre
en que los sujetos del sistema van aparecía definido por su fortaleza,
interiorizando las categorías y la valentía, inteligencia, creación y
comprensión de su modo de ser actividad; la mujer se caracterizaba
como sujetos, de su modo de vivirse por su dulzura, paciencia,
y comprenderse a sí mismos y a sentimentalismo, sumisión y
la sociedad. Para decirlo más pasividad afirmada en relación a la
claramente, cómo a la formación inercia de la materia. En las teorías
del aparato productivo le es acerca de la reproducción de la
complementaria necesariamente Grecia Clásica, la mujer sólo
la formación del aparato psíquico5. alimentaba la materia del embrión
Entonces, si entendemos a la mientras que el hombre era quien
ciencia como una actividad social daba forma a esa materia. Sólo él
no desvinculada del sistema de era capaz de crear. Con el
valores de la sociedad en que se advenimiento de la filosofía
practica y a las representaciones mecanicista, en el marco de la
científicas como parte del mundo transición al capitalismo, el rol pasivo
que las circunda, ¿qué papel tuvo la acordado a las mujeres en la esfera
construcción, hacia fines del siglo de la reproducción se reforzó. El
XIX, de campos científicos (como modelo del hombre activo se
la Ciencia Doméstica y la encarnó en la ciencia y en el
Puericultura) basados en saberes progreso técnico, mientras que el
femeninos? femenino, asociado al desorden de
Finalmente, creemos que la naturaleza que los hombres de
proponer una reflexión sobre las ciencia tenían por misión dominar
implicancias de las prácticas trata del ejercicio mismo de la razón y poseer, debió someterse al control
científicas no significa rachazar la y la sospecha, base de toda actitud del método experimental y del
ciencia, ni negar, en este caso par- científica, que no debemos nuevo saber masculine et durable6.
ticular, los avances en materia de abandonar exclusivamente en El intelecto (masculino) dominó la
salud humana. Por el contrario, se manos de profesionales. afectividad y la emotividad

5
ROZITCHNER, León: Freud y el epistemofílica..., op. Cit., p. 3]. apliquées: place aveugle ou non-
6
problema del poder, México, 1982 PEIFFER, Jeanne: La place reservée lieu?, en PERSPECTIVES UNIVERSITAIRES, vol.
[cit. en Burín, M.: Sobre la pulsión aux femmes en sciences exactes et 3, nro. 1 y 2, ED. AUPELF.

32
(femeninas). El hombre fue, ante exigencias del ambiente, ajustarse intelectual sino también de muchos
todo, cerebro, mientras que la mujer permanentemente al mismo, puestos de trabajo. Su "debilidad
era una sensibilidad y un sexo 7. modificando sus modalidades de orgánica-intelectual" no la hacía apta
Las diferencias orgánicas entre manera de aparecer como menos para trabajos que requerían de
los sexos determinaban, a su vez, coherente y menos volitiva. Sólo mucha atención e inteligencia (que
psiquis diferenciadas. Se en cuestiones de procreación eran, generalmente, mejor
consideraba que la inteligencia (amor y prole), la mujer desa- remunerados) puesto que
femenina era más versátil, amplia y rrollaba una voluntad y tenacidad trastornaban las “funciones más
“receptiva”, mientras que la especial para lograr su objeto que, delicadas” de su organismo 9.
masculina aparecía como más difícilmente, se encontraría en los Las relaciones entre hombres
profunda y “propulsiva”. El hombre hombres 8. y mujeres eran percibidas desde
era menos susceptible a la influencia Desde esta perspectiva, todo una visión organicista en la cual
ambiental, más volitivo y de mayor “exceso intelectual” en la mujer cada uno de los sexos cumplía
iniciativa. Todo lo que absorbía de conllevaba indefectiblemente la funciones diferentes y comple-
la vida, lo devolvía en forma de “degeneración de la raza” puesto mentarias. La "inferioridad" de uno
trabajo y creación intelectual. que incrementaba su esterilidad de ellos -por ejemplo, las mujeres-
La naturaleza no le exigía ahorro, pero, además, porque ella misma en el plano intelectual, se
pero sí, producción. La mujer, en se volvía “neurópata” y “dege- compensaba con su “superioridad
cambio, debía adaptarse para la nerada”. Esta concepción no sólo moral” 10. Sin embargo, como en
conservación de la especie a las excluía a las mujeres de la actividad todas las visiones organicistas de lo

7 9
Diversos tratados médicos de la épo- 1926. Estas concepciones apoyaron SERONO, César: Feminismo y ma-
ca sostenían este imaginario social. científicamente un amplio conjunto ternidad, op. cit., p. 35; Dr. AYNES:
Véase, por ejemplo, BALBASTRO, de ensayos (filosóficos, sociológicos, La masculinización de la mujer,
Arturo: La mujer argentina (estu- morales) que llegaban a un público op. cit., pp. 3 y ss.
10
dio médico social), Buenos Aires, mayor. Entre muchos otros, pode- La superioridad moral de las mujeres
1892; STUCCHI, Enrique: El Matri- mos citar: ANDRADE, G.: El hom- fue defendida por feministas, por
monio. Estudio médico social, bre y la mujer física y moralmen- hombres y mujeres del movimiento
Buenos Aires, 1916; Dr. AYNES: te considerados, Buenos Aires, obrero, de la élite e, incluso, desde
Masculi-nización de la mujer. Su 1860; y CAMELINO VEDOYA, M.: los organismos del Estado. Una de las
decadencia sexual, Buenos Aires, El poema del hogar. Observacio- exaltaciones mayúsculas acerca de la
1918; SERONO, César: Feminismo nes sociológicas, Buenos Aires, diferencia y superioridad moral de la
y maternidad, Buenos Aires, 1920; 1918. mujer correspondió a Julieta LANTERI:
8
MARAÑON, Gregorio: Tres ensa- SERONO, César: Feminismo y ma- La Mujer librepensadora, Buenos
yos sobre la vida sexual, Madrid, ternidad, op. cit., 25 a 30. Aires, 1906.

33
social, las “funciones” desem- rechazaron que ésto se debiera a
peñadas por las distintas partes no diferencias fisiológicas o
son equivalentes; por el contrario, psicólogicas: Quién sabe cuántas
se hallan fuertemente jerarquizadas mujeres habrán existido con
e implican una desigual distribución facultades geniales, que por falta
del poder. En la práctica, el trabajo, de ambiente, de desarrollo y de
la producción, la creación intelec- exteriorización nos son des-
tual, ligadas a lo masculino, conocidas? 11. Particu-larmente
implicaban un mayor acceso a la enérgicas, en esta posición, fueron
distribución social de bienes las mujeres anarquistas: (D)eplo-
materiales y simbólicos que la rable es el ver a ciertos hombres
capacidad de dar y conservar la que gozan de privilegios en los
vida, vinculada a lo femenino. En campos intelectuales y cuyos
consecuencia, dicha “comple- progresos mentales son respetables,
mentariedad” y la división de sosteniendo y tratando de
“dominios” (intelectual/moral, convencer de que existe la injusta
producción/reproducción) inferioridad intelectual de la
justificaba y legitimaba la mujer12.
subordinación de las mujeres a los Para algunos/as, la educación
hombres. ofrecería a las mujeres la
En círculos bastante reducidos, oportunidad de colocarse en
sin embargo, tanto el avance igualdad de condiciones con los
científico como la evidencia histórica hombres; para otros, se trataba de
de la exclusión y relegamiento de un derecho que ya no podía ser tan
las mujeres, fueron imponiendo fácilmente negado en razón del
paulati-namente la idea acerca de sexo.
un retraso intelectual relativo
de las mujeres. Justo es destacar
que este reconocimiento no se dió 2. Mujer y educación
sin una larga lucha, quizás hoy
olvidada, emprendida mayori- Estas ideas, si bien co-
tariamente por mujeres. En el menzaron a ser validadas
cambio de siglo, la diferencia sexu- científicamente y aceptadas en
al dejó de ser percibida, por ciertos ambientes, coexistían con
algunos/as, como determinante de los mitos y prejuicios, profun-
capacidades intelectuales damente internalizados en hombres
diferenciales, pasando a ser y mujeres, acerca de la incapacidad
considerada como consecuencia de intelectual femenina.
un “(des)orden” social. Aceptando Sin embargo, hacia fines del
la jerarquía de dominios masculinos siglo XIX, el “problema de la
y femeninos, muchos/as educación de la mujer” se planteó
reconocieron que el “influjo de la ante las necesidades ideológicas,
mujer en la civilización” había sido políticas y/o económicas de los
inferior al del hombre, pero estados modernos. La educación

11 12
LA PROTESTA 18/6/1904. Idem.

34
estatal, en nuestro país, nació al solamente articuladas con una clase
calor de una función política sino, además, con un género
específica: socializar las nuevas socialmente dominante 15.
generaciones dentro del marco de Evidentemente, el ciuda-
referencia de la cultura dominante. dano era un varón, puesto que no
Aceptado el principio de soberanía se esperaba de las niñas una
popular y el interés de reproducir participación “directa” en la política;
el orden social, se imponía, pues, aunque sí, de manera vicaria. Y si
“educar al soberano”: La escuela, educar al varón era, ante todo,
señores, es el vestíbulo de la formar al ciudadano; educar a la
asamblea electoral. Entre la banca mujer era construir a la madre/
del niño y la boleta del elector hay esposa del ciudadano 16. En el
sólo una solución de continuidad. Congreso Pedagógico Nacional,
La escuela prepara al elector; reunido en 1882, se señaló la
porque la escuela forma al hombre importancia social y moral que
moral y enseña al ciudadano a debía otorgarse a la educación de la
conocer su propio papel en la vida mujer y, fundamentalmente, la
pública de su país 13. necesidad de enseñar a las niñas -
Tanto la socialización familiar tanto en escuelas elementales como
como la escolarización son superiores- costura, corte de ropa
fundamentales para analizar la de uso y bordado (cuya eficaz
reproducción ideológica de una atención debe rencomendarse) 17.
sociedad determinada. Pero la La reproducción de la división sex-
mayoría de los análisis de los ual del trabajo (y, por ende, de las
sistemas educativos focalizan sus relaciones asimétricas de poder
interrogantes en la cuestión de entre hombres y mujeres) fue
clase14. Sin embargo, las formas asegurada desde el mismo
culturales hegemónicas no están currículum. El Congreso Nacional

13
Discurso inaugural del Congreso Pe- women: patriarcal fetichism in the
dagógico Internacional (1882), a car- sociology of education, B R I T I S H
go de Onésimo Leguizamón [cit. en SOCIOLOGICAL ASSOCIATION, Manchester,
RECALDE, Héctor: El Primer Con- England, 1982.
16
greso Pedagógico (1882), Buenos Los movimientos pro-sufragio feme-
Aires, CEAL, 1987, pp. 101-102]. nino, a principios de siglo, eran
14
Véase, por ejemplo: GIROUX, Henri: minoritarios. Muchas feministas, in-
Teorías de la reproducción y la resis- cluso, no los apoyaban [FONT, Mi-
tencia en la nueva sociología de la guel: Encuesta feminista argenti-
educación: un análisis crítico, En: na, Buenos Aires, 1921]. Sobre el
HARVARD EDUCATIONAL REVIEW, nro. 3, 1983; feminismo argentino de esta época,
y TENTI, Emilio: La interacción maes- véase: FEIJOO, María del Carmen:
tro-alumno: discusión sociológica, Las feministas, Buenos Aires, 1982.
17
En: REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGÍA, vol. RECALDE, Héctor: El Primer Con-
XLVI, nro. 1, México, 1984. greso Pedagógico (1882), op. cit.,
15
O’BRIEN, M.: The commatization of pp. 148 a 150 y 191.

35
sancionó, en el artículo 6 de la Ley química, higiene, para poder
de Educación Común (1420), el administrar y llevar su casa. Como
minimun de instrucción obliga-toria resulta evidente, la utilidad de la
para ambos sexos y agregaba: (...) educación de la mujer se basaba
Para las niñas será obligatorio, más en términos de su repercusión
además, el conocimiento de labores social que del provecho personal:
de manos y nociones de economía (...) Cuando se instruye a un niño
doméstica. Para los varones el se prepara a un hombre instruído;
conocimiento de los ejercicios y pero, cuando se instruye a una
evoluciones militares más sencillos; niña, se elabora la instrucción de
y en las campañas, nociones de una familia 19.
agricultura y ganadería. Pero, al mismo tiempo que la
Ante el peligro de “dese- elevación al status científico del
xualización” o de “degeneración”, trabajo doméstico legitimaba la
que para muchos suponía la incorporación de la mujer a la
educación de la mujer, algunos de educación, justificaba su reclusión
sus defensores contraatacaban el en el hogar. La mujer podía
argumento sosteniendo que, lejos educarse, pero fundamentalmente
de degenerar a la mujer, la para ejercer sus capacidades
educación la prepararía para ser intelectuales en el mundo privado.
“más mujer”. Era necesario educar Si bien algunos comenzaban a
a las mujeres -incluso era deseable admitir la “profesionalización” de la
que recibieran enseñanza mujer en el mundo público, ésto
secundaria- para acentuar y sólo era posible si renunciaba a la
perfeccionar sus saberes domés- maternidad. Excepcionalmente, una
ticos que no podían ser ya confiados mujer que dedicara su vida al estudio
sólo al instinto. En la escuela y al trabajo comenzó a poder ser
recibirían aquellos ...conocimientos pensada, aunque sin concebirla
que le harán más llevaderas las simultáneamente en un rol
tareas del hogar”; “...es el liceo el doméstico 20.
que puede darle esa preparación
para ser la buena madre que
muchos reclaman 18. 3. La ciencia doméstica
La elevación del trabajo
doméstico al status científico Podríamos decir que hacia fines
justificó, incluso, la educación su- del siglo XIX se impuso un nuevo
perior de la mujer. La “nueva” ama ideal de ama de casa emocional e
de casa necesitaba saber economía, intelectualmente comprometida

18
MOREAU, Alicia: Feminismo e Mujer, En: HUMANIDAD NUEVA, tomo V,
intelectualismo, H UMANIDAD NUEVA , 1912, p. 271.
20
tomo III, 1910, p. 30. MOREAU, Alicia: Feminismo e
19
LAC, Pierre: La emancipación de la intelectualismo, op. cit., p. 30.

36
con sus tareas 21. El supuesto era Economía Doméstica en las
que ...lo que la joven puede escuelas. A corto plazo, es muy
aprender en la casa no basta; es difícil poder determinar la difusión
preciso un campo más ancho que una forma de organización
donde pueda aprender nuevas doméstica, modelada a partir de las
cosas, utilizando los consejos experiencias de las mujeres
ajenos y adquiriendo la experiencia burguesas, pudo tener en medio
de los demás para aplicarla de condiciones de vida totalmente
juiciosamente a las propias diferentes, como eran las de la
necesidades 22. Del mismo modo clase obrera poteña. Pero, si lo
en que se había construído lo miramos en el largo plazo, los
instintivo del trabajo domés-tico resultados parecen haber sido
(que no se abandona), se le bastante más auspiciosos.
agregaba lo intelectual. Esto se En un primer momento, la
debió a diversos y complejos Economía Doméstica se difundió a
factores. Los intentos emotivos y/o través de algunas traducciones de
científicos de reafirmar y definir las libros extranjeros y publicaciones
funciones tradicionales de la mujer españolas. Pronto, algunas mujeres
pueden ser vistos como respuestas argentinas se fueron adueñando
a la tensión provocada por los del campo. Pero, en sus primeros
vertiginosos cambios sociales 23. Por tiempos, la nueva ciencia sólo
otro lado, era un ideal que había llegó a un reducido grupo de
sido, en parte, construído por las señoras y señoritas de la élite25.
propias mujeres de la burguesía, ya Sin embargo, con la difusión y
sea como única forma de actividad obligatoriedad emanadas del cur-
y desgaste de energías “decente”, debemos tener en cuenta la riculum escolar para las niñas y
ya sea, como sugiere Francine intención reguladora y norma- jóvenes, hacia principios del XX,
Masiello, como necesaria intro- lizadora, desde el Estado y las clases no sólo aumentaron extraordina-
ducción de la mujer en prácticas dominantes, dirigida hacia las capas riamente los títulos de los manuales
“modernas” en relación a las ciencias más bajas de la población, sino que se crearon institutos, se
y tecnología 24. Finalmente, pero especialmente después de la dictaron charlas y conferencias, se
no por ello menos importante, implementación obligatoria de la publicaron artículos y consejos en

21
Sobre este fenómeno en Estados XIX, Bs. As., ed. Feminaria, 1994. ba, por ejemplo, el Manual de Appleton
24
Unidos, véase: EHRENREICH, Barbara Francine Masiello desarrolla el deba- [Economía e Higiene Doméstica,
y ENGLISH, Deirdre: Por su propio te sobre ciencia y domesticidad en- Buenos Aires, 1912 -sexta edición]. El
bien. 150 años de consejos de tre las mujeres cultivadas, a través de Tratado de Pilar Pascual de San Juan (de
expertos a las mujeres, Barcelona, periódicos como LA O NDINA DEL PLATA o origen español) tuvo su octava edición
1990, pp. 162-163. EL BÚCARO AMERICANO [MASIELLO, F.: en Buenos Aires en 1880 [Guía de la
22
Economía e Higiene Doméstica Between Civilization and mujer o Lecciones de Economía
de Appleton, sexta edición, 1912, p. 3. Barbarism. Women, Nation and Doméstica para las madres de fami-
23
NARI, Marcela: Conflicto, materni- Literary Culture in Modern Ar- lia]. Josefina Pelliza de Sagasta (argen-
dad y la `degeneración de la raza’, en gentina, Universidad de Nebraska tina) escribía, cinco años más tarde:
FLETCHER, Lea (comp.): Mujeres y Press, 1993, p. 95]. Conferencias. El libro de las madres
25
cultura en la Argentina del siglo Entre los libros traducidos se encontra- [Buenos Aires, 1885].

37
tales primicias, no provienen de la basaba en la supuesta naturaleza
fortuna ni de los medios materiales más conservadora de las mujeres
de que se disponga, sino del acierto (menos gastadoras y derro-
desplegado en el manejo material chadoras, no emplearían -como los
y moral de los sagrados intereses hombres- el dinero destinado al
de la familia 27. Más específi- alimento de sus hijos en bebidas y
camente, podríamos decir que, a juego): No se exige de la mujer por
través de la economía doméstica, lo regular que adquiera, sino que
se buscó difundir dos valores: el conserve; el hombre le entrega el
ahorro y el aseo. fruto de su trabajo, le entrega
las revistas y periódicos de mayor La mujer era responsable de la dinero adquirido muchas veces a
difusión, etc. 26. buena administración del dinero costa de sudores, (...), y con aquel
Este intento de intervención de su esposo: (...) la mujer que dinero doblemente precioso, en
enmascarada en la vida su- descuide imponerse a las reglas de razón de lo que ha costado a una
puestamente “privada” de la clase la economía, aún en aquéllas que persona querida, y en razón de las
obrera estaba guiado por el interés le parezcan triviales y de poca esperanzas que en él se fundaron,
de inventar determinado tipo de monta, no será verdaderamente está obligada a proporcionarle a
estructura y relaciones familiares sabia ni verdaderamente buena, él y a todos los individuos de la
que convirtieran la vida familiar de en una palabra, no podrá llenar familia la mayor suma de
los hombres (maridos e hijos), debidamente su destino en la comodidad y bienestar posibles 29.
después de cumplidas sus jornadas tierra 28. Esta “administración” del Los avances de las nuevas
laborales, en el ámbito preferencial dinero, por parte de la mujer, no teorías de enfermedades por
de retiro/ocio/descanso. En la apuntaba a ninguna refor-mulación gérmenes, promovidas por los
construcción de este espacio, la doméstica del poder: en primer bacteriólogos, generaron una oleada
mujer debía ocupar un lugar funda- lugar, porque el “dominio” que la de pánico social por los contagios,
mental: La paz y la felicidad mujer podía tener del dinero estaba al mismo tiempo que promovían
domésticas, dependen en parte destinado no a su uso personal sino científicamente el valor del aseo
principalísima del tino y solícitos para los otros miembros de la familia; como medio de salvación. Los
cuidados del ama de la casa, y y, en segundo lugar, porque se conventillos, los productos

26
DEL CASTAÑO, Aurora: El Vade- cos reflexionaron sobre la nueva informaban acerca de los valores
mecum del hogar. Tratado prác- ciencia [Ver Alejandro Bunge: For- nutritivos de los alimentos, de la
tico de economía doméstica y mación del sentido económico de la correcta manera de servir una mesa;
labores, Buenos Aires, 1906; BARO mujer, LA ECONOMÍA ARGENTINA, Buenos e, incluso, qué hacer con los dolores
de ENGO: Tratado de economía Aires, 1928]. Entre los institutos crea- de muelas.
27
doméstica, corte y confección, dos no podemos dejar de mencionar FERREIRA, Alfredo (Inspector Ge-
Buenos Aires, 1922; BARRANTES el fundado por la médica Cecilia neral de Enseñanza Secundaria y
MOLINA, Luis: Para mi hogar. Sín- Grierson Escuela Técnica del Ho- Normal) [cit. en Aurora del Casta-
tesis de economía y sociabilidad gar en 1902. También se ofrecían ño: El Vademecum del hogar,
domésticas, Buenos Aires, 1923; cursos o charlas en organizaciones op. cit.]
28
BACHOFEN, Elisa: Enseñanza téc- de mujeres (por ejemplo, el Consejo PASCUAL DE SAN JUAN, P.: Guía de
nica para la mujer. Su influencia Nacional de Mujeres), en locales la mujer... op. cit., p. 19. Subrayado
en la conducción científica del socialistas y/o anarquistas, etc. Final- nuestro.
29
hogar y en las distintas activida- mente, las revistas y periódicos tam- PASCUAL DE SAN JUAN, P.: Guía de
des, Buenos Aires, 1932; entre otros. bién traían recetas de comidas y la mujer... op. cit., p. 30 [Subrayado
Incluso, algunos economistas políti- “labores femeninos”, aconsejaban e nuestro]

38
confeccionados a domicilio, las rendimiento en las tareas del hogar nómicas, intelectuales o morales
lavanderías públicas, los sellos de con igual o menor esfuerzo es un de la madre (o de la madre y el
correo, los libros, la barbería, el campo virgen en la Argentina y su padre), no aseguraban una buena
mate e, incluso, los besos, eran práctica puede llevar muy lejos en crianza, el Estado (o en su defecto
sospechosos de ser ámbitos pocos años 31. alguna institución filantrópica) debía
irradiadores o vehículos de hacerse cargo, al menos tem-
infecciones. El mejor adorno de porariamente, del niño o de la niña.
una casa es la limpieza. No sólo A pesar de estas ideas, bien por
eleva moralmente al ama de casa, 4. La puericultura haber sido éste un grupo minoritario,
sino que es el medio más eficaz o bien por contradecir los
para conservar la salud y combatir Si las expertas en ciencia presupuestos del Estado liberal de
las epidemias 30. doméstica fueron, en su mayoría, principios de siglo, los/as niños/as
La influencia de otras ciencias mujeres, no ocurrió lo mismo en la continuaron siendo responsabilidad
comenzó a distanciar la ciencia crianza científica de los niños. privada de la madre. No obstante,
doméstica de las antiguas Esto se debió, en parte, a una esta nueva noción de respon-
experiencias y saberes de las valoración de la niñez enmarcada sabilidad pública frente a la niñez
mujeres (incluso, burguesas). en una nueva concepción de la se plasmó en un nuevo grupo de
Alejandro Bunge, reconocido población como riqueza. Detrás de expertos en crianza y educación de
economista del período, abogaba las preocupaciones acerca de la niños/as que comenzaron a
por la ordenada distribución del mortalidad infantil, la minoridad descargar una serie de consejos
trabajo doméstico, su rendi- abandonada, los abortos y los prescriptivos y convenientes
miento y eficiencia. Al igual que infanticios, se hallaba un nuevo instrucciones acerca de cómo las
otros tipos de trabajo, el doméstico concepto utilitario del niño como madres debían criar y educar a sus
debía ser sistemático y regular. Se (...) capital precioso que hay que hijos/as aisladamente.
intentó impulsar una nueva gestión conservar y aumentar para Por otra parte, la medicina
científica para eliminar o redefinir asegurar la salud y fuerza de las constituyó, durante este período,
los tiempos muertos de trabajo, Naciones 32. Esta nueva concep- una de las ciencias más cultivadas
para alcanzar una mayor ción sobre la población trajo en América Latina, con un alto gra-
productividad y, funda- aparejada, en algunos médicos y do de institucionalización y
mentalmente, para elevar el trabajo estadistas, la noción de
doméstico al rango de una actividad responsabilidad pública ante la
estimulante: Existe ya un verdadero infancia. Por ello, para el Dr.
taylorismo doméstico, técnica de Gregorio Aráoz Alfaro, el abandono
la cual se podrá tomar mucho de niños no siempre debía
bueno adoptándola a nuestro considerarse como un mal social.
ambiente. El estudio del mayor Cuando las capacidades eco-

30
DEL CASTAÑO, Aurora: El Vade- abandono del niño; sobre la legislación
mecum del Hogar, op. cit., p. 18. de la patria potestad, en II CONGRESO
31
BUNGE, A.: Formación del sentido AMERICANO DEL NIÑO, Montevideo, 1919.
económico de la mujer, op. cit., p. 86. Nótese que si sólo el padre era incapaz
32
ARAOZ ALFARO, Gregorio: Discur- no se consideraba problemático. Véase,
sos pronunciados en la sesión inau- también, CONI, Emilio: Patronato y
gural y en la recepción de la Universi- Asistencia de la Infancia en la Capi-
dad; Informe sobre la profilaxis del tal Federal, Buenos Aires, 1892.

39
profesionalización33. Al mismo madre frente a la del padre, como a la libertad, al progreso, a la
tiempo que la salud pasaba a ser un al “descubrimiento del poder de la Anarquía y a odiar a la esclavitud,
problema público, se redefinió el madre” en la socialización de los/as al estacionamiento y a la tiranía36.
espacio social de sus prácticas: (...) hijos/as, especialmente durante los Más allá de su correlato real, gran
el médico comprende la necesidad primeros años de la infancia. Si parte de la esperanzas de “crear” al
de salir del círculo cerrado del tenemos en cuenta que lo biológico individuo que aceptaba vehemen-
hospital o de la clínica privada. “El y lo moral era difícilmente temente o con indiferencia el orden
hombre de ciencia o el práctico diferenciable en el pensamiento social o al revolucionario, se basaban
debe llevar su palabra a todos los médico de la época, ambas en las madres.
ambientes: cuarteles, fábricas, concepciones parecían legitimar la Desde fines del siglo XIX, la
colegios, universidades (...). “El intervención de expertos en la relación madre-hijo comenzó a
médico abandona, pues, su tarea reproducción. La influencia moral verse interceptada por expertos.
estrictamente profesional y se ejercida por la madre durante la La brecha, en este caso, también
convierte en educador social 34. infancia fue reconocida por todos comenzó, en parte, por las iniciativas
En este proceso, además, los grupos y clases sociales: Hay un de algunas mujeres de la burguesía
deben tomarse en cuenta tanto las ser sobre el cual se fijan las miradas que sostenían que era necesario
nociones acerca de los mecanismos de cuantos desean de todas veras formar a la madre para que ésta
de transmisión de caracteres la regeneración de la sociedad ac- fuera capaz de dar algo más que
(benefeciosos y perjudiciales) por tual. Sabiendo que la familia es su ternura a sus hijos. Sin embargo,
herencia, vinculada al pensamiento base, y que en la familia es la como sostienen Ehrenreich y En-
eugenésico, que privilegiaban la mujer la que más influye en el glish, ésto no condujo a la
constitución física y espiritual de la carácter de los hijos, la que profesionalización de las madres
regulariza la marcha de la casa y sino a la medicalización de la
establece la debida armonía entre maternidad por parte de un grupo
los que las componen, de aquí que de profesionales 37. A diferencia de
en la Madre de familia se fundan la Economía Doméstica, las mujeres
generalmente las más bellas fueron más receptoras que
esperanzas, (...) 35. Desde una constructoras de este discurso.
perspectiva totalmente diferente, Obviamente,algunas mujeres
las mujeres anarquistas reconocían se profesionalizaron y ejercieron la
tener el poder para minar, desde la medicina “moderna”. De todas
primera piedra, la sociedad injusta maneras, y a pesar de ciertas
...enseñando a los pequeñuelos a explicaciones naturalistas acerca de
amar ya en su más tierna infancia, la “vocación irresitible” de las

33
LEYS STEPAN, Nancy: The “hour of [subrayado en original].
35
eugenics”. Race, gender and PASCUAL DE SAN JUAN, Pilar: Guía
nation in Latin America, Ithaca de la Mujer..., op. cit., p. III.
36
and London, Cornell University Press, MOZZONI, Ana María: A las prole-
1991, pp. 41-43. tarias, Propaganda Anarquista para
34
MOREU, Alicia: La lucha contra el mujeres, Biblioteca de la Questione
mal venéreo en LIGA DE PROFI- Sociale, 1895.
37
LAXIS SOCIAL: POR LA SALUD DE EHRENREICH, B. y ENGLISH, D.: Por
LA RAZA, Buenos Aires, 1936, p. 29 su propio bien..., op. cit., p. 222.

40
mujeres hacia la medicina 38, su entonces había que luchar, era
organización académica en mostrar un temple de carácter y
Universidades, hacia fines del siglo una voluntad de labrar su propio
XIX, obstaculizó -formal o destino, bien poco comunes en
informalmente- la incorporación de una mujer de la época 39.
aquéllas al estudio y prácticas En los primeros tiempos, la
médicas. El Dr. Gregorio Aráoz práctica médica de estas mujeres
Alfaro destacaba, de la siguiente era tanto o, quizás, más dificultosa
manera, la excepcionalidad de que sus estudios. No todas
Cecilia Grierson -primera médica intentaron ejercerla y, en caso de
argentina: Afrontar, (...), en tal hacerlo, la combinaron con otras
época, los estudios médicos y aplicaciones de sus conocimientos,
realizarlos entre las sonrisas de los fundamentalmente la docencia 40.
unos, la compasiva desconfianza Por otra parte, la particularidad de
de los otros y la presencia airada estas primeras médicas fue la
de muchos, llevarlos a buen tendencia hacia la especialización
término, en medio de todas las en el estudio y atención de mujeres
dificultades materiales con que y niños 41.

38
“Es que está en la naturaleza misma Dra. Cecilia Grierson. A principios
de su ser el ejercitar los sentimientos de siglo, ésta sólo podía dictar algu-
afectivos. Donde hay una familia hu- nos cursos en la Facultad de Medicina,
mana, allí la mujer tiene natural- actuando como adscripta a la Cátedra
mente su puesto para aliviar el sufri- de Física Médica y de Obstetricia del
miento” [BALVASTRO, A.: La mujer profesor F. Velarde, es decir, como
argentina..., op. cit., p. 47]. docente libre [Kohn Loncarica, A.G.:
39
Cit. en KOHN LONCARICA, Alfredo Cecilia Grierson...., op. cit.]
41
G.: Cecilia Grierson. Vida y obra Entre las tesis de doctorado, por
de la primera médica argentina, ejemplo, la de Cecilia Grierson versó
Buenos Aires, 1976. sobre Histerioovarotomías ejecuta-
40
Muchas de ellas fueron maestras y, das en el Hospital de Mujeres entre
después de su graduación como 1883 y 1889 (1889) y la de Elvira
médicas, se transformaron en Rauson se titulaba: Apuntes sobre la
propulsoras de la enseñanza de la Higiene de la Mujer (1892). La prime-
Puericultura y Economía Doméstica ra realizó en Europa cursos de per-
(Cecilia Grierson, Elvira Rawson), feccionamiento en Ginecología y
fundamentalmente en Escuelas Nor- Obstetricia y fundó la Asociación
males o, en el caso de la Dra. Alicia Obstétrica Nacional. La Dra. Julieta
Moreau en el Colegio Nacional de- Lanteri y la psicopedagoga Raquel
pendiente de la Universidad de La Camaña organizaron en 1913, en
Plata. Las cátedras universitarias fue- Buenos Aires, el “P RIMER CONGRESO DEL
ron negadas hasta la década del ‘30 NIÑO”. Los anuncios de los servicios de
a las mujeres. El concurso para optar estas profesionales iban dirigidos es-
al cargo de profesora sustituta de la pecialmente a mujeres y a madres
Cátedra de Obstetricia para Parteras (pediatría) [ver, por ejemplo, el pe-
fue declarado desierto cuando, a riódico femenino UNIÓN Y LABOR 1909-
fines del siglo XIX, se presentó la 1913].

41
El cuidado y la crianza de los sea que las mujeres trabajen en el
niños, la alimentación de la mujer taller o en su casa, desde el
embarazada, las medidas que debían momento de la primera gestación
tomarse ante el parto, siempre deben ser tributarias del control y
habían constituído un conjunto de del consejo médico, si no prefieren
saberes, creados, transmitidos y sufrir las consecuencias de la
difundidos entre mujeres. Pero, a imprevisión y del abandono 43.
partir de fines del siglo pasado, una No puede dejar de reco-
nueva ciencia se construyó como nocerse que, a mediano y largo
un campo de saber autónomo y se palzo, la asistencia maternal
organizó en torno a algunos durante el embarazo, parto y
principios fundamentales para puerperio redujo la mortalidad
formar un cuerpo coherente de materna al evitar las infecciones y
conocimientos teóricos y reglas remediar las causas de distocia,
prácticas 42. hemorragias y otros accidentes. Pero
El nacimiento de la pue- también es cierto que la
ricultura (especialmente la medicalización de la reproducción
puericultura prenatal) debe humana provocó, en lo inmediato,
entenderse dentro de un proceso un enfrentamiento muy fuerte entre
más amplio que condujo finalmente las experiencias de las mujeres y
a la medicalización del embarazo, las nuevas prácticas científicas y,
parto y cuidado de los niños. Hasta en un futuro más lejano, una
ese entonces, los médicos sólo ignorancia total o parcial por parte
supervisaban una minoría de los de las mujeres acerca de su propia
nacimientos de mujeres de la clase experiencia maternal 44. Debemos
alta. La mayoría de ellos estaban señalar, sin embargo, que, a
bajo control de comadronas. Pero principios de siglo, los servicios en
hacia fines del siglo XIX, la gestión las maternidades tropezaban con
de la vida comenzó a dejar de ser muchos obstáculos, a pesar de los
considerada un proceso natural, esfuerzos del cuerpo médico y
practicado exclusivamente entre del afianzamiento del sistema
mujeres, para convertirse en un teórico que sustentaba su ciencia:
delicado proceso (para algunos, conflictos institucionales con la
incluso, asimilable a una sociedades filantrópicas, re-
enfermedad) que requería la clutamiento del personal auxiliar,
presencia del médico-varón (an- insuficiencia de camas, ins-
tes, durante y después del parto) y, trumentales y, fundamen-
en lo posible, de una institución talmente, la tenaz resistencia de
formal (las Maternidades): (...) ya muchas mujeres a concurrir a los

42
BOLTANSKI, Luc: Puericultura y Mo- el trabajo y sus accidentes, Bue-
ral de Clase, Barcelona, 1974, p. 7. nos Aires, 1923, p. 47.
43 44
Dr. GONZALEZ, Juan B.: La mater- OACKLEY, Ann: The trap of
nidad y el trabajo. La obstetricia medicalised motherhood, NEW S OCIETY,
y la ginecología en relación con 18, 1975.

42
hospitales 45. Por otro lado, la revistas 48, como de la escuela. La
tendencia descendente de la materia Economía Doméstica
mortalidad infantil, relacionada tanto incluía ciertas nociones generales
(o más) a factores socioeconómicos acerca de cómo criar y alimentar a
como teórico-técnicos, aún no se los niños, pero, además, se realizaron
había consolidado. esfuerzos para capacitar a docentes
Evidentemente, el proceso de a través de artículos publicados en
medicalización de la salud involucró EL MONITOR DE LA EDUCACIÓN (de
todos los aspectos de la vida humana Mme. J. Leroy Allais: De cómo he
y abarcó tanto a hombres como a instruído a mis hijas sobre las
mujeres. Independientemente de cosas de la maternidad) o de la
ciertos beneficios para la salud gen- exhibición de películas estado-
eral de la población, la colonización unidenses, bajo el estímulo de la
médica de la vida cotidiana, como Liga Argentina de Profilaxis Social
sostiene Iván Illich, aliena las formas (Cómo comienza la vida y Ma- la intervención del Estado para que
de atención sanitaria y monopoliza dres educad vuestras hijas)49. hiciera obligatoria esta vigilancia
el saber científico en un reducido Con respecto a los contenidos, médica autorizada 50.
grupo de profesionales, impidiendo se consideraba que el embarazo Las obras clásicas de
su distribución46. La práctica médica requería cuidados higiénios y puericultura del período se
se tornóen una relación pater- médicos a través de una asistencia caracterizaron tanto por el tono
nalista, en la cual la mujer (o el obstétrica eficaz, que consistía en autoritario de sus consejos como
hombre) ocupa el lugar de pa- exámenes periódicos y “prolijos” por la oposición entre ciencia y
ciente, dependiente e infantil 47. (exámenes de sangre, de orina y supersticiones o ignorancia. Los
Más allá de los tratados médicos medida de presión arterial). La manuales contenían pres-
(su principal cultor en nuestro país, crianza debía estar dirigida por cripciones médicas acerca de
durante este período, fue el Dr. un médico, necesario en caso de los comportamientos que debían
Gregorio Aráoz Alfaro), la nociones que la madre amamantara a su hijo efectuarse en el interior del
básicas de puericultura se e “indispensable” en caso de hogar, además de la obligación
divulgaron ampliamente tanto a lactancia mixta o artificial y en el de concurrir o llamar a un médico
través de cursos, charlas, momento del destete. Muchos en determinadas ocasiones. Las
conferencias, artículos en diarios y médicos, incluso, llegaron a solicitar madres no sólo no lograron

45 TRABAJO [Alicia Moreau: Consejos a las


Véase GONZALEZ, Ricardo: Los ser- Tecnología, Madrid, Siglo XXI, 1991,
vicios de salud en Buenos Aires p. 10]. Madres, 1919, pp. 129-131] o CARAS Y
47 CARETAS.
durante el siglo XIX, PEHESA/CISEA, BIANCO, Mabel: Medicalización y
49
s/f; CIAFARDO, Eduardo: Caridad y Reproducción Humana, D IREITOS La Liga de Profilaxis Social fue funda-
control social. Las sociedades de REPRODUCTIVOS, San Pablo, Fundación C. da por el Dr. Alfredo Fernández Ve-
beneficencia en la ciudad de Bue- Chagas, 1991, p. 115. rano en Buenos Aires, en 1921 [véa-
48 se, FERNANDEZ VERANO, Alfredo:
nos Aires, 1880-1930, Buenos Ai- Se publicaban artículos y/o consejos
res, Tesis Maestria Flacso, 1990. acerca de la crianza adecuada de los Los prejuicios sexuales y sus con-
46 secuencias, Buenos Aires, 1924].
ILLICH, I.: Némesis medicale. niños periódicos y revistas tan
50
L’expropiation de la santé, Paris, disímiles ideológicamente como LA Dr. ARAOZ ALFARO, Gregorio: Por
1975 [cit. en TUBERT, Silvia: Muje- PROTESTA [Cartilla higiénica para las nuestros niños y por las madres,
res sin sombra. Maternidad y madres, 24-10-1903]; el ALMANAQUE DE Buenos Aires, 1936, pp. 191 y 21.

43
convertirse en las expertas en
puericultura sino que frecuen-
temente fueron consideradas como
obstáculos antes que agentes, de
la difusión de la nueva ciencia. Sus
saberes fueron deshechados por
irracionales, oscurantistas y
supersticiosos. Si la madre no seguía
obedien-temente el consejo de un
especialista para “dirigir” la crianza
del niño, ésta podía llegar a
convertirse en la principal enemiga
del niño.
Otras mujeres, también objetos
de sospecha, fueron las nodrizas.
Los médicos consideraban necesario
que éstas vivieran en la misma surgimiento de un cuerpo de
casa, junto al niño, con la finalidad expertas en tareas domésticas que
de poder ser constantemente se organizaron para elevar su área
vigiladas, no sólo por la posibilidad de conocimiento hasta el nivel de
de que portaran enfermedades una profesión científica. La
contagiosas sino ante el peligro de puericultura, en cambio, estuvo
cuidar mal al niño, de utilizar fuertemente influída por la
supercherías, etc. 51. Sólo el médico evolución de la profesión médica
podía resolver el empleo de la que, al mismo tiempo que
nodriza y, en ese caso, debía elegirla revolucionaba su base científica,
per-sonalmente 52. buscaba concentrar el conoci-
miento en un reducido grupo de
especialistas. En contraposición a
5. Reflexiones finales las milenarias prácticas llevadas a
cabo por las mujeres, la puericultura
Hacia fines del siglo pasado, pretendió ser un campo de
simultáneamente a la profe- conocimiento “nuevo” (voluntad
sionalización de las ciencias, expresada, incluso, en la invención
surgieron nuevas disciplinas misma de su nombre en el siglo
académicas (sociología, psicología, pasado).
ciencias políticas). La sistematización La ciencia doméstica y la
de los conocimientos acerca de puericultura representaron
cómo llevar una casa no era una trayectorias diferentes. En la
novedad. Lo nuevo fue el primera, los expertos continuaron

51
Las nodrizas eran, por lo general, [Dr. ARAOZ ALFARO, G.: Por nues-
mujeres pobres que tomaban el hijo tro niños ...., op. cit., p. 17].
52
de otra para percibir un salario. El Dr. ARAOZ ALFARO, Gregorio: El
hijo de la nodriza, a su vez, era aban- libro de las madres, Buenos Aires,
donado en comadres de conventillo 1899, pp. 68, 119 y 128.

44
riamente en los textos médicos
eruditos. Las prácticas femeninas,
tanto de clases populares como
burguesas, pasaron a ser percibidas
más como obstáculos que como
agentes de este nuevo saber. Esto,
obviamente, no implica desconocer
los beneficios que, en el campo de
la salud en general, produjeron las
nuevas prácticas médicas. Se trata,
más bien, de problematizar el
paradigma (positivista y tec-
nocrático) de salud en que se
encuadran y expresar, entre otras
cosas, cierto malestar ante la
progresiva tecnologización de la
gestión de la vida humana que nos
lentamente al campo de la medicina toca vivir en este fin de siglo.
moderna, adhiriendo totalmente al La introducción de la mujer al
paradigma científico androcéntrico. sistema educativo contribuyó a
Por lo tanto, si a fines del siglo reproducir la desigual división de
pasado algunas amas de casa trabajo y poder entre hombres y
pudieron elevar sus saberes a mujeres a través de la creación de
ciencia y convertirse ellas mismas la ciencia doméstica (y su
en profesionales, no corrieron igual aprendizaje obligatorio sólo por
suerte con sus conocimientos acerca parte de las niñas) y de la
de la maternidad. La ciencia puericultura como una rama de la
doméstica, de todas maneras, medicina reservada a la educación
comenzó a distanciarse de las superior (bastión casi exclu-
experiencias de las mujeres sivamente masculino en la época).
burguesas (nunca había respondido En la actualidad, ambos
a la cotidianidad de las mujeres de mecanismos parecen perimidos: la
las clases populares) puesto que su currícula escolar ha sido uniformada
desarrollo pasó a depender, en para ambos sexos y las mujeres han
buena parte, del de otras ciencias, legitimado su incorporación a la
como la economía política, la profesión médica, especia-
siendo mayoritariamente mujeres. química, la bacteriología. Pero la lizándose, incluso en mayor medida
Esta feminización, sin embargo, derrota de las mujeres en el campo que los hombres, en ginecología,
influyó en su universalidad y médico y la imposibilidad de obstetricia y pediatría. Sin embar-
prestigio académico dentro del convertirse ellas mismas en go, la escuela continúa repro-
campo científico. La puericultura, expertas, produjo un extrañamiento duciendo la desigualdad de género
en cambio, nació de un aún mayor entre la ciencia y sus y la mujeres se han convertido en
desplazamiento violento de las experiencias a través de la expertas de sus cuerpos en tanto
mujeres de la práctica médica; sus construcción de un patrón de médicas y no en tanto madres.
expertos fueron mayoritaria-mente prácticas, ideas y valores diferentes Como sostiene un viejo refrán: “A
hombres y alcanzó un alto grado de que incorporaba una imagen cuentas viejas, barajas nuevas...”.
cientificidad y especialización. femenina como hombre Quizás ya sea tiempo de tomar el
Las mujeres comenzaron a ingresar incompleto, cultivada milena- mazo.

45

Das könnte Ihnen auch gefallen