Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
1
L.F. 07320039201345
ISBN: 980-6630-00-9
2003: Primera edición en formato libro
2010: Primera edición en formato digital
Caracas. Venezuela
El autor autoriza la reproducción total y/o parcial
de la obra siempre y cuando cite adecuadamente
la fuente.
elvinbarretoguedez@hotmail.com
2
RUPERTO: COMBATIENTE REVOLUCIONARIO.
3
llegar a la militancia revolucionaria, donde ese salto se hace viable por
el constante y fecundo debate que constituyó práctica en esos años
del M.I.R. y en toda la historia de Bandera Roja.
Pero esto no hubiese sido suficiente si su conducta no hubiera sido
marcada por ese gran amor a los pobres que siempre profesó, por el
compromiso de servir a su causa, que lo llevan a la entrega
sacrificada y riesgosa en el movimiento político. Sólo profundas
convicciones hacen que esa conducta se convierta en rasgo esencial
de una vida. La crítica franca y cruda signó su militancia y su
comportamiento en la relación con camaradas y amigos. Pero no
menos duro fue en el reconocimiento de sus errores una vez que
lograba entender las razones que se esgrimían para criticarlo. Con
mucha insistencia reclamó mejorar la formación de los dirigentes.
Acertadamente estimuló la elevación teórica y la eficacia en el trabajo
militante. Esto nos dice mucho del convencimiento de nuestro amigo
del imprescindible papel que juega el partido revolucionario en la
transformación social, y cómo hay que cuidarlo alcanzando una alta
conciencia en sus militantes y dirigentes. Esto lo acompañó
reiteradamente con la prédica por la unidad interna, la crítica al
fraccionalismo y al espíritu grupal. Los que estuvimos cerca en la hora
de las definiciones sobre confrontaciones internas que desembocaron
en divisiones, pudimos ver cómo esos procesos afectaron a El Viejo.
Pero el estado de ánimo no constituyó obstáculo para que firmemente
se colocara al lado de quienes defendíamos valores, principios y la
línea general que han sido base y fundamento en el nacimiento y
desempeño de Bandera Roja.
Con igual firmeza respaldó los avances que en materia de
comprensión de la realidad nacional y de determinaciones políticas ha
venido asumiendo el partido en su proceso continuo de maduración.
No seríamos justos con Ruperto si no resaltáramos su gran capacidad
de comunicación con la gente, esa rapidez para traducir el discurso
político al lenguaje de su variado auditorio, para explicarlo con
metáforas que llegaban a la gente, sobre todo que tocaban las
angustias y los anhelos de los más pobres. Esto lo convirtió en un
destacado activista social, en un personaje que se hacía querer, que
generaba apoyos, que sumaba voluntades por donde quiera que
pasaba, que incorporó a muchos militantes a nuestra organización.
Escribimos estas líneas sobre nuestro camarada y amigo Francisco
Jiménez ”Ruperto” a propósito de la entrada en imprenta de una
interesante entrevista que le hiciera nuestro también camarada y
amigo Elvin Barreto. Allí está expresado en toda su crudeza y
sinceridad, sin arreglos posteriores, un hombre que estaba en lucha
final contra el cáncer. La vida no le dejó tiempo a Ruperto como para
4
que pudiera revisar esta entrevista y hacer los añadidos y
correcciones que mejoraran la comprensión de lo allí dicho. Si se va a
lo esencial de lo narrado no hay lugar para interpretaciones erróneas
de anécdotas insuficientemente planteadas.
Seguimos batallando por lo de siempre.
5
INTRODUCCIÓN.
6
Estas palabras de “Ruperto” fueron suficientes para que ambos
llegáramos al convenio de hacer una realidad sus deseos de sacar a la luz
pública sus vivencias. En tal sentido, nos reunimos en la ciudad de Maturín,
estado Monagas, entre los días 11, 12 y 13 de abril del año 2001,
aprovechando el asueto de semana santa. Allí conocí a la señora Cruz
Jiménez, a sus hijos y nietos, quienes me brindaron una esmerada atención.
Los relatos de “Ruperto” alcanzaron diez casettes, que fueron
transcriptos por completo y ordenados en subtítulos e incorporadas algunas
notas al pie de página para permitir una mejor orientación en la lectura de los
mismos.
Este trabajo de “Historia de Vida”, aparte de exponer la ejemplar vida
de Francisco “Ruperto” Jiménez, nos presenta también algunos episodios de
las realidades de la Venezuela rural de la primera mitad del siglo XX. Y a su
vez, presenta una visión de lo que fue la lucha armada en los años sesenta,
setenta y ochenta desde la perspectiva de un combatiente perteneciente al
proletariado campesino.
7
ENTRE PENURIAS, PULGAS Y CHINCHES.
1
Bahareque o “bajareque”: estructura de varas vegetales entretejidas recubiertas de barro y paja que se
emplea en la construcción de viviendas campesinas.
2
Locha: unidad monetaria venezolana que equivale a 12 céntimos y medio de bolívar.
8
Cuando llegué a la casa llegué con una cantidad muy disminuida a su tamaño
normal. Mi mamá, muy brava, me mandó a devolver el papelón. Entonces yo
me preocupé mucho, porque el hombre no me lo iba a recibir. Sin embargo, le
llegué al hombre con pena y con todo, medio llorando. Le rogué que me diera
otro pedazo de papelón porque yo me había comió un pedacito de ese y mi
mamá no lo quería recibir. El hombre comprendido y bueno... cortó otro
pedazo y me lo dio.
LA ORFANDAD.
9
y el viejo me quiso atacar pero después se quedó quieto. Yo salí, pero después
empecé a sentirme muy mal en la casa, porque no le podía tener cariño al
viejo. Nunca más le tuve cariño al viejo. Me parecía muy injusto lo que había
hecho conmigo.
Después, un día jugando con unos primos, entre ellos el primo Manuel
Jiménez, sin estar peleando con él me pegó un piedrazo en la cabeza, que me
dejó medio trastornao. Hubo susto en la casa cuando ocurrió esto. Todavía
tengo la marca en la cabeza. Me golpeo fuerte ese muchacho. Mi tía, Evarista
Jiménez, se incomodó mucho por esto y agarró a mi primo y lo iba matando a
palo. Tuvo que intervenir mucha gente para quitárselo. Yo refiero este caso,
porque más adelante nos encontramos con que este primer piedrazo... vamos
para allá.
10
comer pescao de vez en cuando y papelón, me dije: “Me irá a hacer falta la
vida aquí... pero yo me voy”.
3
Conuco: pequeña porción de tierra destinada al cultivo de frutos menores para el consumo doméstico.
11
TRABAJAR Y TRABAJAR... ¿PA’ NAA...?
4
Quintal, medida de peso que equivale a 100 libras, es decir; 45,359 kilogramos.
12
MAJAGUAS A CAMBIO DE APRENDER A LEER Y ESCRIBIR.
Con esa ventaja tan grande, de pagar una locha semanal y además con
majagua, no pude aprender a leer y escribir. Y ese fue otro de mis grandes
sueños, aprender a leer y escribir. Así que lo que hizo mi hermano fue
matarme momentáneamente la idea... sólo momentáneamente.
5
Fanega o fanegada: medida de uso agrícola que representa 6.400 metros cuadrados
13
VIVENCIAS COMO TABACALERO.
Entonces, ahí yo sabía ya el secreto. Que esa casa era para cuando
llegara cualquier forastero, llegara ahí y guindara. Yo guindé mi hamaca, con
la seguridad de que nadie se metía con uno porque eran otros tiempos, sano,
confiable todo. Estamos hablando del año 40 y yo tengo 20 años.
Duermo en esa “casa en piernas” un buen rato, tal vez dos horas o tres,
lo cierto es que a las cuatro de la tarde estoy despierto. Desguindé mi hamaca,
la amarré con el propósito de quedarme ahí esa otra noche y veo venir un
hombre que yo conocía, amigo de mi hermano, que se llamaba Eliseo
Castillos. Me preguntó: “¿Muchacho... que estás haciendo por aquí?”. Y le
conté el cuento. Me dijo: “No vale, no te vayas por ahí, que hay mucho
paludismo. Tu no tienes a nadie por ahí. Aquí por lo menos me tienes a mi...
Vente pa’ mi casa, yo tengo unos muchachos ahí como de la edad tuya y
tengo trabajo para ti. Ahí en la casa comes, duermes, trabajas con los
muchachos... me ayudas un tiempo ahí... Pa’ que conozcas más gente... No te
vayas pa’ Caripito ahorita”.
14
Bueno, me engatusa el hombre y me fui pa’ su casa. Estuve trabajando
con ese señor. Me puse a vivir con una mujer y luego de ciento y picotes días
de trabajo, sin arreglo, voy hablar con él y el carrizo llegó y me quitó quince
días y además de esos días que me ofreció pagarme a 2,50 me los pagó a
1,50. Discutimos. Y entonces me salió con un cuento de que yo había dicho
de él no se que cosa. Le dije: “Yo no he dicho nada. Eso lo sacó usted pa’ no
pagarme... buscando la manera de no pagarme mis reales...” El tipo se me
puso bravo y se metió pal’ cuarto. Yo tenía el conocimiento que él era
atronao, esos hombre que llaman atronao, que a cualquiera le dan un
pescozón. Pero yo tenía mi machete.... y lo esperaba en la puerta de la casa.
Salió y siguió discutiendo conmigo, pero esta vez más frío y no pasó nada.
15
__ “¿De dónde es usted?”.
__ “De La Peña”.
__ “A bueno, entonces lo llamamos con ese nombre, El Peñero”.
Me quedo ahí. Ahí hice una buena relación con ese señor. Al otro día
me llevó a donde tenía el tabaco y me preguntó:
__ “¿Usted sabe fijar?”
__ “Yo, si”
__ “¿De gusano?”
__ “También”
__ “¿Sabe de esto?”
__ “También”
__ “¿Clasificarlo?”
__ “También”
En ese año, en ese mismo año, que el hombre ha hecho una buena
cosecha de tabaco con mi ayuda, el hombre hace un caney grande para meter
todo ese tabaco que vamos cosechando. Cosechamos todo y entonces
empezamos a clasificarlo dentro del caney y empezamos también a
empacarlo, a encachipalar, todo ya enmanillao. El señor estaba contento,
porque tenía unas deudas y debía pagarlo con esa cosecha. Yo trabajaba con
mucha voluntad en esa casa porque me tenían mucho cariño ahí. Y tenía unas
relaciones buenísimas en el caserío. En donde quiera tenía una amistad.
16
en el cariño, lo bien que se había portao el hombre conmigo y me lanzo a la
casa, a la parte en donde estaba el tabaco y empiezo a zumbar pacas pa’ fuera.
Cansándome ya, saqué el ultimo paquete y saliendo de ahí, seguro que ya no
quedaba nada en la casa, media casa está quemada ya. Al rato, es que me doy
cuenta de que estoy desnudo... con todo y la vergüenza fui y busqué el
pantalón mojao y seguí llevando pacas a un lugar seguro.
17
RUMBO A SAN ANTONIO DE MATURÍN.
18
Al poquito tiempo aparece mi hermano mayor (José Inocente), el que
yo había dejao en Las Vegas de Santa María. Tuvo un problema con la hija
mayor de él, que se enamoró de un hombre y se vino bravo. Unos compadres
de Santa María lo había hecho coger un crédito del gobierno, un crédito de
seiscientos bolívares y después no encontró como pagarlo. Tuvo que
entregarle al Banco la hacienda por esa deuda. Y se fue por ahí “casiriando”,
de caserío en caserío, buscándome. Dejando a su mujer. Me encontró y estuvo
viviendo un tiempo conmigo. Después de separó y se trajo una nueva mujer y
se puso a trabajar como peón, ganando dos bolívares diarios.
6
Partido Democrático Nacional, fundado en la segunda mitad de 1936, durante el gobierno de Eleazar López
Contreras y que en su seno reunió a las organizaciones e individualidades más progresistas y contestatarias
de aquel entonces. Fue Jóvito Villalba su Secretario General y Rómulo Betancourt como Secretario de
Organización. También estuvieron Miguel Otero Silva, Ernesto Silva Tellería, Rodolfo Quintero, Carlos
Augusto León, Juan Oropeza y Gonzalo Barrios, entre otros destacados dirigentes políticos y estudiantiles
antigomecistas. En marzo de 1937, es disuelto por decreto presidencial y expulsado del país sus dirigentes.
19
hombre que me quería enseñar a leer y escribir. Ahí llego yo otra vez.
Estamos en el año 1943, tenía 23 años y todavía no sabía leer ni escribir.
Pero no nos vamos, sino que nos quedamos y consigo trabajo en otra
hacienda, jalando machete por cinco reales diarios. Estuve trabajando una
primera semana y una segunda semana. En esta segunda semana se me
enfermó la mujer y después que el médico que estaba en el muelle la vio me
recomendó que la sacara de allí, estaba muy anémica. Me recomendó llevarla
a Cumaná. La llevé a Cumaná siguiendo sus instrucciones y me la dejaron
hospitalizada. La gente del hospital me preguntó: “Si esa muchacha se
muere aquí, ¿qué hacemos?”. Yo les contesté: “Si se muere, hagan el
esfuerzo y entiérrenla porque yo no tengo recursos...” La dejé allí y me fui a
trabajar al muelle de Cariaco. Llamaba al hospital por teléfono pa’ saber de la
mujer. A poco días me dicen que a la mujer le van a dar de alta, porque ya se
ha recuperado. Con unos reales que tenía, le compré una tela y le mandé hacer
un vestido y se lo llevé.
20
Entonces, llegó el mayordomo de la hacienda donde trabajé antes y me
propone que me quede a trabajar como caporal por tres bolívares diarios y
acepté. A los días de estar en la hacienda, mi mujer se vuelve a enfermar de
fiebre y mando a llamar al médico del muelle, en una bestia. Y el médico no
quiso ir. Preguntó que tenía la mujer, le dijeron que fiebre y entonces mandó
unas pastillitas... Al otro día a las ocho de la mañana la mujer estaba muerta...
Y lloré de impotencia, porque si el médico va hubiera sido otra la situación.
Un día llega un capitán del ejército que se llamaba Juan Bautista Rojas,
que fue destacado a servirle de maestro a los policías que no sabían leer y
escribir. Me hago muy amigo del capitán... Ese hombre era revolucionario...
Y hablaba con nosotros y tiraba cositas suaves. Cuando él empezaba a decir
algunas cosas con respecto a la gente que tenía dinero y el tratamiento que le
daban al pobre y a mi me caen algunas... Por eso nos hicimos amigo. Y
21
fuimos haciendo relación y relación y el hombre se empeñó en ayudarme. A
renglón seguido, conocí a uno que era de la policía, que no era el capitán, un
tipo de apellido Jiménez y yo andaba con él pa’ que me prestara ayuda.
Después conocía a otro profesor e iba a su casa... Todo esto empeñado en
aprender a leer y escribir.
Y cuando estoy ahí, tengo una relación humana con la mujer del
Gobernador y a través de esa mujer hago buen trato con él, que para aquel
entonces era Ugarte Pelayo 7 . Un día le digo al Gobernador: “Mire doctor, yo
quiero aprender a manejar que así le puedo servir mejor”. Y me mandan a
enseñar a manejar. Cuando ya se manejar, pero no tengo título (licencia)
todavía, viene un hombre a visitar al Gobernador y trae una camioneta nueva,
una panel. Salió con el Gobernador para una hacienda y el tipo me dice que
agarre la camioneta y de una vuelta por ahí pa’ que la caliente y la traiga en
condiciones. Agarro mi camioneta enfiefrao y voy volando en plena ciudad y
cuando voy llegando por una esquina, no tengo tiempo de esquivar un maldito
musiú que venía saliendo de la otra calle y le llevo un cachete y por poco
7
Alirio Ugarte Pelayo: Abogado, dirigente político y parlamentario de URD; siendo candidato a la
presidencia de la República y considerado como un fenómeno electoral del momento, se “suicida” en su casa
el 19 de mayo de 1966, en la cual se desarrollaba una rueda de prensa.
22
desbarato la camioneta contra una esquina. Vino el fiscal de tránsito
inmediatamente y al primero que le caen es al musiú. Ocurre que el musiú
entretiene a la policía mientras yo arranco y me voy. Porque, primero, yo
estoy con el Gobernador y segundo, el musiú no tenía papeles. Y hasta ahí, no
pasó más nada.
Casi cercano al año 1950, antes de las elecciones que ganó Jóvito
Villalba, se presentó un episodio importante. El capitán Rojas se alza. El
mismo capitán que nos hablaba y nos tiraba cosas. Yo no sabía que ese carajo
se iba a alzar, pero tenía sospechas de algunas vainas, por lo que hablaba... El
día del alzamiento, a las tres de la madrugada, llega con cuatro soldados a la
escuadra levantando de las camas a los policías y junto a los dos comandantes
23
de la policía, nos dice: “Señores, las fuerzas armadas están dispuestas a
cambiar este gobierno...” Me dice a mi: “¡Oficial, desarme al comandante y
mándelos al calabozo!”. Yo cumplo las órdenes. “¡Búsquese dos hombres de
su confianza para que asuman el puesto de estos comandantes !”. Yo busco a
unos policías amigos y los nombro.
8
Seguridad Nacional, policía política que durante el régimen dictatorial de Pérez Jiménez persiguió, apresó y
torturó a los opositores del mismo.
24
interrogar, pero me dicen las preguntas que me van hacer y como las debía
responder. Después de diciembre, en las pascuas, salgo yo en libertad.
RUMBO A GUAYANA.
9
Empresa transnacional encargada de la explotación del hierro en Guyana. Luego pasaría a llamarse
Siderúrgica del Orinoco (SIDOR)
25
En esos tiempos aprovechaba para mejorar mis conocimientos y como
mejorar la letra y leyendo y leyendo... yo no abandoné la vaina de aprender a
leer y escribir.
Durante ese tiempo ocurre un episodio. Llega un tipo que llamaban “El
cubano” que estaba trabajando en Seguridad Nacional y funcionaba en el
Departamento de Compras de la Compañía, allí trabajaba él. Había otro tipo,
de apellido Vegas, que también trabajaba en Seguridad Nacional, pero era de
inteligencia. Ese Vegas llegó un día que yo estaba de permiso para pasar por
un portón que se necesitaba una identificación firmada por el jefe de
seguridad industrial. El vigilante de turno no le permitió el paso por no tener
el pase y él se fue. Consiguió un pase, no se con quien y pasó para allá. Pero
cuando pasó, preguntó por el nombre del vigilante.
Había que ser estricto porque la gente robaba mucho. Teníamos que
hasta revisarle las viandas a los trabajadores. Por eso yo me hice una situación
mala con los obreros, porque yo era vigilante y los tenía perreados. Yo estaba
cumpliendo con mi deber, yo no sabía más nada. Me pusieron bobo los
carajos, los obreros. Una vez me les metí en una lancha en donde iban a salir
los obreros hasta San Félix y mientras la lancha se detuvo yo me brinque.
Entonces, yo ya tenía mala fama entre los obreros, por lo que me detuvieron
en San Félix, la Seguridad Nacional, creyendo que yo era el vigilante que
había tenido el incidente con Vargas. Me metieron dos días presos en el
calabozo y afortunadamente no me maltrataron. La noche que me detuvieron
era sábado y los policías buscando plata, se llevaban presa a mucha gente para
revisarles los bolsillos y darles puño y palo. Pero a mi no me hicieron nada. A
los dos días llega “El cubano” y me lleva a la compañía, directamente a la
oficina de personal. Estaba el jefe mío ahí y me dijo: “Bueno, queremos
pedirle excusas a usted, porque hubo un error. El hombre que tuvo el
incidente con Vegas no es usted. Váyase a descansar, cójase éste y el otro día
de descanso. Entréguele éste sobre al jefe de la Seguridad Nacional allá en
San Félix...”. Busco en San Félix al hombre. Pero noto que el sobre que le
voy a entregar está abierto y leo la carta. La carta decía, entre otras cosas:
“Esperamos que situaciones como ésta no se vuelvan a repetir, so pena de
perder su puesto...”. Le escribía el jefe de seguridad industrial al jefe de
Seguridad Nacional. Entonces me doy cuenta del poder que tienen las
compañías norteamericanas sobre el gobierno. Le entrego la carta al hombre,
la lee y se me pone a la orden.
26
vez le quité el camión al chofer que lo cargaba para yo manejar un rato y
aceleré a una velocidad mayor al que lo hacía el chofer oficial del camión.
¿Cómo se dio cuenta el musiú de esa situación?. Simplemente, nosotros
teníamos que ir a ciertas estaciones a chequear un reloj. De reloj a reloj, a una
velocidad determinada, él sabía cuanto tiempo se gastaba. Cuando se encontró
que había una diferencia de llegada de un sitio a otro, le indicaba que había un
aceleramiento de la máquina. Yo, con ganas de echámela de buen chofer en el
camión, ocurre que un día el musiú me llamó y me dijo que hasta ahí el
trabajo con él, que yo no podía seguir trabajando en la empresa. Ni siquiera se
comprometió a pagarme mis prestaciones sociales.
27
condiciones de pobreza, sin avance...” El problema de los frijoles es para mi
una lección. Uno cosecha las cosas y entonces se lo quieren pagar a real y
medio... Igual lo que me pasaba con mi hermano allá en Santa María. Aquí
también, las cosas siguen igual... Y me dije que iba a buscar otra cosa que
hacer...
DE COMERCIANTE EN ANACO.
Yo trabajé unos días ahí, pero yo no tenía idea si ese kiosco era mío o
era de él, porque como me debía una plata... Pero me pareció que era tan mío
como de él. Llegó un momento en que el compañero me dijo que me iba a
quitar el kiosco y de hecho me lo quitó. Un tiempo después, la señora Cruz se
mudó para Anaco y allá nos juntamos. Allá yo puse un negocio por mi cuenta,
después que perdí el kiosco. Un amigo me dio una habitación y me prestó
veinte bolívares y con esos veinte bolívares yo puse un nuevo negocio. En el
10
De nombre Vicente Figuera Jiménez.
28
mismo sitio donde estaba el kiosco. Me puse a vender, en primer término,
tabaco de mascar, casabe y cambures maduros. A los meses de ese negocio,
vino una compañía transnacional, la Procter and Gamble 11 y vino también la
Indulac, a evaluar lo que tenía para hacerme un crédito. Cuando eso el
negocio iba floreciendo. Me hicieron un crédito. El primero fue de setecientos
bolívares y después de mil y pico; porque dijeron que el negocio, una vez
hecho el balance, consideraron que tenía por lo menos diez mil bolívares en
petuches. Me descubrí en ese tiempo, como un hombre habilidoso para
vender. Pero con una falla terrible y es que no me pueden pedir fiado porque
aflojo la mano; ese ha sido mi gran defecto de toda la vida. Pero buen
vendedor, si. Con mi amigo aprendí a comprar bien para poder vender bien
porque ese si era un gallo pa’ eso. Todo esto era antes de la caída de Pérez
Jiménez.
11
Empresa transnacional fabricante de jabón de tocador, champú y pasta dental. En la actualidad se
denomina Empresa Colgate-Palmolive.
29
Una vez, llega un amigo mío, que es retirado de la compañía y
trabajaba en la Orinoco´s Mining, en Anaco y un señor llamado Pablo Torres.
Torres, tenía setenta mil bolívares de una indemnización que le había dado la
compañía y me dice que va montar un negocio y le ayudo a comprar una casa,
en una esquina buena. Lo ayudo a comprar los corotos en Puerto La Cruz y
montamos un buen negocio de aguardiente. En la casa había un permiso de
aguardiente y él quedó ahí. Metimos de todo pa’ vender.
LA INCORPORACIÓN AL M.I.R.
30
Me dijo: “Vamos hacer una cosa, si tu quieres, yo que estoy designado
para coordinar el trabajo aquí, en Anzoátegui, tu me buscas una habitación
en tu casa, si la tienes, y nos levantamos todas las madrugadas a las cuatro a
leer y hablar de esto hasta las seis...¿Te parece?” Acepté y le di un cuartico
de la casa. Después me llegó con un libro que en la portada decía: “Curso de
Filosofía” de George Politzer y me dijo que eso era lo primero que íbamos a
leer. Bueno, estuvimos leyendo y leyendo toda esa madrugada y yo no le
cogía la idea, no sabía que estaba leyendo, no agarraba lo que el hombre
explicaba. Fíjate, que creía que lo que leía no me entraba por la pedrada que
me había pegado mi primo cuando estaba pequeñito...
31
PRIMER CURSO Y PRESIDIO POLÍTICO.
32
Luego vino Gabriel Puerta y me invitó a una reunión con Fausto Hernández,
para fundar una Comisión Agraria, en Aragua de Maturín.
33
“YO SUBÍ A AMERICO SILVA POR PRIMERA VEZ AL
TURIMIQUIRE”.
Entonces, fui hablar con los campesinos que había manejado, por las
montañas de San Antonio de Maturín. Había dos sindicatos por allí que los
manejaba. Y les dije que me esperaran esa noche a las once. Me voy pa’
Cumanacoa y me llega un carro con tres hombres y se baja un flaco alto,
narizón con una patotas de este tamaño. Me dice el compañero de la casa:
“Mire, este es el hombre que viene a buscar...”
A los poquitos días me dicen: “Usted tiene que hacer unas amistades
por la vía de Maturín a San Antonio...” Me llevan una mañana a Guanaguana
y me indican que debo ganarme una gente en ese pueblo. A la tarde me
pasarían recogiendo. A la tarde vinieron y me encontraron en una bodega
conversando con un señor llamado Miguel Mata. Estoy hablando con él, me
brindó refresco y le dije que estaba haciendo yo por ahí y el hombre, que
estaba enamorado de la guerrilla de Falcón, me prestó su colaboración.
Entonces, me encontré una fichita, un punto de base para cualquier cosa... me
vine con ese logro. Al poquito tiempo, me vuelven a empujar para
Cumanacoa. Y me dicen: “Usted va volver a la misma casa y se va encontrar
34
al mismo hombre y probablemente va subir con él... De todas manera, busca
los campesinos de San Antonio y los ubica para que suban con ustedes...”. Y
Crucita, acostumbrándose a vivir sola ya...
Busco al hombre y dos más que el hombre había reclutado y nos vamos
en un carro para San Antonio y llegamos a las once y media de la noche...
Llegamos al sitio convenido con los campesinos, al final del pueblo, en la
pata de la Serranía de Turimiquire, tiramos la señal, bajamos los corotos y nos
empujamos por ese cerro. Los campesinos estaban desarmados, pero estos tres
que venían conmigo traían armas largas y cortas. Traían pertrechos,
medicinas, ropas... un cargamento. Los campesinos advirtieron que había más
adelante una casa, cerca del caminito y había que pasar con cuidadito para no
despertar los perros porque iban a delatar la vaina. Ahí me tocó organizar esa
marcha. Somos seis hombres. Pongo a un campesino, el más baquiano,
adelante, pongo a Américo en medio de dos campesinos y pongo a los dos
hombres detrás del campesino que va detrás de Américo y yo voy de último.
Cuando Américo ya ha pasado frente a la casa y cogen una subidita suave,
Américo, que tenía unos zapatos como unas chalanas de grande y que era muy
brusco caminando, especialmente de noche, resbala y se cae pa’ tras con unos
corotos... El perro siente y se armó la sanpablera. El campesino que iba
delante siguió y lo dejó. Yo paso y ayudo al hombre a pararse, resbala y se
vuelve a caer y como pudo avanzó y se alejó del sitio... Cuando llegamos
arriba, a la lomita, ya al final del cerrito ese, pa’ empezar a bajar de nuevo
pal’ otro lado, encontramos a los dos campesinos sentados, esperando. Los
campesinos creen, y yo también, que después de ese ajetreo por subir el
cerrito, vamos a descansar... era lo lógico, incluso. Pero Américo en vez de
sentarse se paró. Y el campesino más vivo del grupo, que era un compañero,
dijo: “Este compañero vino bien espatao de la ciudad...Este compañero si es
espatao...” Y Américo nos empujó a continuar la marcha... Y cogimos esa
bajada... y Américo se cayó de culo más adelante... y siguió el hombre
espatao...
35
UNA SOPA DE PATA.
Bajamos ahí los corotos. Empezamos hablar con el hombre que nos
recibió. El hombre ya conocía a Américo. Cuando Américo salió de la
guerrilla por primera vez, pasó por ahí. Los dos campesinos de la zona, se
despidieron de ahí y dejaron sus paquetes. Hasta ahí era la comisión, eso fue
dicho en Maturín. El seudónimo que en esa ocasión utilicé era Eliseo.
Entonces nos quedamos los cuatro ahí. Américo le pidió al hombre que
bajara al amanecer al pueblo, para que le comprara unos coroticos que él
necesitaba llevar. Además de las cosas que tenemos, nos vamos bien cargados
los cuatro. El hombre se preparó, pero antes de salir, nos dijo que no era
bueno que nos quedáramos en la casa. Nos indicó que era mejor pasar el día
en el conuco, que era tranquilo y había una cueva. Antes de salir para la
cueva, yo le dije a la señora del rancho: “Señora, todo lo que traemos pa’
comer es esto, una pata... Ve usted que hace con esa bicha....”
“Déjame ahí mijito, olvídese que yo voy pal’ conuco horita a recoger
una berutica 13 que no es mucho tampoco, pero ahí una cosita por ahí para
hacer un buen sancocho...”, dijo la señora.
13
Verduras, tubérculos, raíces para el consumo humano.
36
Nos metimos en la cueva. Al medio día la mujer nos hizo una señal,
salió Américo y regresó con un canallín lleno de sopa, bien condimentao. Y
nos hemos dado un banquete con esa sopa de pata...
14
Pescado propio del oriente del país.
37
porque la montaña es muy alta y no alumbra ya. “Vamos a quedarnos aquí,
compae” , dice Américo. Pega un golpe de agua. Ordena Américo que nos
quitemos toda la ropa. Todo el mundo se quitó la ropa y así sin ropa, salimos
a cortar palma, madera y bejucos. Lo único que llevábamos era una navaja
pico e’ loro que yo cargaba media esgañotá. Reventando con el diente y todo
cada uno trajo su parte: bejuco, carata, palos y ahí mismo se fabricó un
rancho.
Américo empezó a pelar por unas alpargatas nuevas que llevaba, cogió
la suela, unos palitos de madera y unos fósforos, porque Américo siempre era
precavido, y como pudo prendió fuego a sombrerazos, primero prendieron lo
palitos más delgados, a pesar de estar mojados, y prendió la fogata... con un
pedazo de la suela de una alpargata...
Después que ese fogón está funcionando, vino lo demás: el café, arroz,
el pescao salao asado, a comer, el agua y a dormir. Antes, pasamos la ropa
mojada por la candela para medio oreala 15 y acostarnos con ella puesta. Es mi
primera experiencia en el monte como guerrillero. Éramos la primera
incursión guerrillera en la sierra de Turimiquire. La otra fuerza guerrillera
estaba en Caripito, que nosotros habíamos ayudado al principio.
15
Oreala, oreal: secar la ropa.
16
Cuenta Ruperto que “cuando los campesinos que se van tres o cuatro días para la montaña cazando lapas
en los fruteros hacen un rancho para dormir”, que se les llaman ranchos de cazadores.
38
“LA PULGA”, PRIMER CAMPAMENTO DEL FRENTE.
Américo me propuso, como yo tenía que bajar al otro día pa’ Maturín,
que antes de hacerlo echara un conversación con los muchachos, que les
dijera qué estábamos haciendo, cuál era el fin de esto, la necesidad de que le
pusiéramos corazón al trabajo y tal... Yo no sabía mucho de eso. Le tiré mi
discurso a esos muchachos y se quedaron tranquilos. Me saca un campesino y
me tira por los dos caminos pa’ bajo y salí pa’ San Antonio y luego Maturín.
39
eso. A veces me lo recuerda... Era la primera vez que yo le daba a esa señora
cuarenta bolívares, porque me los dio Américo Silva.
17
Quien años más tarde y sería miembro de la comandancia del Frente Guerrillero Américo Silva, de
Bandera Roja. Murió en la conocida “Masacre de Cantaura”, en octubre de 1982.
40
LA MUERTE DE LUIS TINEO GAMBOA.
Una vez que Américo sale por segunda vez de la montaña, yo quedo
atendiendo los compañeros. Pero la guerrilla empezó a sonar. Los campesinos
hacendaos están denunciando paso de gente de noche tanto por un lado como
otro... Una vez me tocó llevar cuatro muchachos pa’ lla y nos vió to’ el
mundo, marchando por una zona que llaman Manical, oscureciendo...
Nosotros no habíamos comenzado a operar, estábamos explorando y metiendo
gente.
41
ganas de bajar a resolver cualquier cosita. Hizo un plan para bajar, traer el
otro que se iba a sacar una muela y él se iba a dar un recorrido por Maturín a
encontrarse conmigo y resolver algunos problemas y algunas cosas para subir
otra vez. Ocurre que cuando vienen bajando, después que pasan el río por el
paso que la guerrilla bautizó como “El Cataco”, se vienen acercando al
camino real y consiguen rastros del ejército, incluso, residuos de comida. El
ejército ya había estado ahí esa mañana y habían comido ahí y se había
retirado. Se metieron un poquito a la montaña, pero luego salieron de ahí. Y
se ubicaron en la lomita, para montar una emboscada. Los compañeros en vez
de regresarse, que era lo prudente, siguen el camino, pero “Diego” iba
delante, distanciado, y el otro detrás. Subieron las lomita y el de atrás ve
cuando a “Diego” se lo llevan preso los soldados que estaban arriba. El
compañero se fue corriendo y alcanza la comisión que los acompañó del
campamento al río. Los compañeros sacan a un campesino por Caicara, que
era la otra ruta y me llega la información oficial desde adentro. A “Diego” lo
tuvieron en la zona campesina, lo interrogaron, no habló; lo maltrataron,
empezaron a cortarle un pedacito de nariz, un pedacito de oreja, un dedo...
Pero antes lo habían mandado hacer un hoyo, una fosa... Después empezaron
a jugar con él, a tirarle cuchillos y después le dieron un tiro y lo zumbaron en
el hoyo. Así perdimos uno de los mejores hombres de aquel momento. Se
llamaba Luis Tineo Gamboa.
42
el paquete era clandestino, que estaba enviado a un diputado de U.R.D. 18 ,
para presionar el camuflaje; pero un error de los muchachos que debían
recoger el material, hizo que la policía tomara el material en sus manos.
Cuando descubren, van a la casa donde el material había llegado. Y
preguntaron: “¿Quién vino a recoger este material?”. “Bueno, aquí vino el
señor Francisco Jiménez. Alguien vino a buscarlo aquí y él no lo encontró”.
“Está bien, señor...” Otra cosa que no sabía era que dos oficiales de la
DIGEPOL estaban escondido ahí y estaban esperando que me recibiera el
paquete para tenderme el lazo. Como no recibí el paquete, me cayeron de
todas manera. Hasta un compañero que me había servido, llevó la policía
18
Unión Republicana Democrática, partido opositor, para aquel momento, al gobierno. Su líder fundamental
era Jóvito Villalba.
43
hasta mi casa inocentemente. No porque me quería perjudicar, porque
perjudicarme a mi se iba a perjudicar él también, pero inocentemente lo
engañó la policía y les dijo que sabía donde yo vivía...
En este trajín, Crucita se estaba moviendo. Ahí pude ver como mataban
un muchacho, que habían agarrado en Caripito; un catire alto, joven, un
muchacho, tenía una pinta de extranjero, que nunca supe como se llamaba.
Me metieron un día con él ahí. Lo habían matado a palo y estaba tumbado
boca arriba. Trató de decirme que estaba muy golpeado, que estaba muy mal.
No me dijo el nombre ni nada... Extrañamente me sacaron de ahí y me
pusieron en un grupo de treinta que estaban en otro calabozo. Esa misma
noche, al muchacho lo sacaron del calabozo, le zumbaron otra paliza y lo
volvieron a llevar para que se terminara de morir ahí... Y bien entrada la
noche. De madrugada, tal vez lo sacaron... nadie sabe para donde se lo
llevaron... 21
19
Los Teatro de Operaciones (T.O.) o campamentos anti guerrilleros eran puestos militares unificados,
responsables de planificar y ejecutar operaciones e inteligencia anti subversiva. Aparecieron a partir de 1964
por decreto presidencial. El T.O.-4, con sede inicial en Maturín y luego en Cachipo, tenía jurisdicción en todo
el oriente del país.
20
Dirección General de Policía, policía política creada durante el gobierno de Rómulo Betancourt en 1960,
que vino a sustituir a la Seguridad Nacional y más tarde se denominó DISIP.
21
En las instalaciones de los T.O. se cometieron muchos hechos violatorios a los derechos humanos: torturas,
violaciones, muertes y desapariciones de todo aquel sospecho de colaborar o pertenecer a la guerrilla, sin
previa comprobación ni juicio imparcial.
44
Amenazas y tal, pero más nada. Ha ido bajando la represión, digamos, la
tortura.
Van pasando los días, a fin de cuentas no me pasó nada. Estuve ahí y en
presencia mía sacaron unos camaradas del partido comunista. Llegó el jefe
militar y riéndose de un preso le dijo: “Mira, ¿tu te quieres ir a tu casa?...”
“Yo, si...”, dijo uno que llamaban “El gallo”. “Bueno, agarra tus corotos y
salte... Además, sálganse todos ustedes... sálganse...” Y estaba un autobús
afuera y los metieron como a seis u ocho en ese autobús. ¿Sabés pa’ donde los
llevaron?... Pa’ Guasina 22 ... En el camino se murió uno y lo tiraron al agua,
los demás lo llevaron pa’ Guasina.
En el calabozo me quedé con tres o cuatro que también eran del partido
comunista... El único del MIR era yo. Estos que eran del partido comunista,
con menor causa, nuevos, los dejaron ahí. Incluso, dejaron uno que se debilitó
con unos cocogotazos que le dieron, entonces se comprometió con el jefe del
campamento a pasarle cualquier información sobre alguien, un camarada del
partido comunista, que estaban buscando en Maturín.
22
Guasina, cárcel depósito de presos políticos en las décadas del 60 y 70 ubicada en un islote del río Orinoco.
45
estamos en estas mismas condiciones, tenga la seguridad que usted la va
pasar en su casa con su mujer y su familia... Eso si, trate de no meterse en
vainas Jiménez...” Pasó el tiempo y yo rogando que no llegara alguien y me
conociera y lo torturaran... No pasó nada y el día fijado me mandaron a salir a
tres presos, entre ellos el que se había rajao. Al salir, llevaba un mensaje de
uno de los camaradas encerrados, sin que nadie lo supiera... y unas diligencias
en Caracas... yo las hice.
Salí y me reencontré con mi mujer y mis hijos. A los tres o cuatro días
me mandan a Caracas otra vez y allá me agarra Gabriel Puerta, quien yo
mismo había bajado de la guerrilla y me dice: “Mire, yo quiero que usted
vuelva a Maturín y averígüeme esto y esto... Búsquese a Carlitos Mayz, que
nosotros lo necesitamos para incorporarlo”. Mayz era un buen hombre de
Caripito. Vengo yo, hago mis diligencias en Maturín, no encuentro a Carlos
Mayz y me tiro pa’ Guayana porque me dijeron que estaba allá, en donde
llaman La Sierra. No encuentro a Carlos por ningún lado. Me voy pa’
Caracas. Allá me dijeron: “Usted se va quedar aquí un tiempito... lo vamos a
mandar para Cuba”. Ahí empiezan a prepararme mi salida para Cuba.
Américo ya estaba en Cuba y me iba a encontrar con él allá. En Caracas, me
pongo en contacto con uno de mis jefe en ese tiempo, que aún vive y se llama
Cristóbal Correa; que por cierto tengo un episodio con él.
UN MILITANTE... RESUELVE.
46
Arranco y me meto a la casa en donde estaban las armas. Las meto en
un saco y las monto en la camioneta. Se acerca Cristóbal con otro compañero
llamado Armando Bastardo, y me pregunta: “¿Resolviste el problema...?”. Le
contesté: “Si, lo resolví. Pero hay otro problemita y vamos a ver como lo
resolvemos”. “Nosotros nos vamos alante hacia Las Cruces, a ver si hay
alcabalas por ahí. Si no hay alcabalas, te vas por Caicara y ya al llegar ahí
esa vaina se resuelve... Tienes que seguir por Caicara, San Félix,
Guanaguana...”, me dijeron al final.
47
VENDEDOR DE QUESO EN CARACAS.
Era tanta la ruina en ese tiempo, que con la ganancia lo primero que
había que hacer era apartar dos bolívares para la gasolina de mañana, pasar
por la panadería por un real de pan y luego por la carnicería a comprar un
real de tere tere 23 que era para las personas que vivíamos en la casa y el perro.
Con eso comíamos diariamente. Y así nos tiramos como seis meses
vendiendo queso hasta que llegó el momento en que me arreglaron las cosas
para que saliera al exterior.
23
Vísceras del ganado, de bajo costo, que se come en sustitución de la carne.
48
una ciudad industrial muy importante en Francia, hasta donde llegó el tren. A
París llegamos en carro. Estando en París se me agota el dinero que llevaba.
Voy a la embajada cubana, planteo el problema y me dan dinero para que
comprar el pasaje para Checoslovaquia. Llegué a Praga y me pongo en
contacto con la embajada cubana de aquel país. Allí tomo un avión de
“Cubana de la Aviación”, haciendo escala en Hanoi (Vietnam) y llegando a
Cuba por Las Bahamas. Dimos la vuelta al mundo para llegar a Cuba.
EN LA ZAFRA DE CAÑA.
49
muchacho de la Isla de Timor, recién graduado de médico, que estaba también
en la isla de Cuba en ese tiempo. Estaba en el curso con nosotros.
DE VUELTA A VENEZUELA.
DE LLENO EN LA GUERRILLA.
50
Ahí empezó mi vida como guerrillero, a finales del 67, junto con
Emperatriz Guzmán, porque los años anteriores ambos éramos retaguardia.
Julio Escalona no vino para quedarse sino para pasar unos días. Nos
instalamos en un campamento del (Frente) Antonio José de Sucre que
quedaba a orillas de un río que pasa por Viento Fresco. En ese tiempo era
comandante del Frente, Carlos Betancourt.
24
Desembarco de un grupo de guerrilleros venezolanos y cubanos en las playas de Machurucuto, estado
Miranda, con el apoyo logístico de Cuba
25
Marcolina de Silva.
26
Argelia de Silva, dirigente de los Comités de Luchas Populares y del semanario Qué Hacer?, en la segunda
mitad de la década de los 70.
51
último, porque el hombre, un adeco chismoso llamado José Napoleón, nos
engañó.
Vino otra cosa. Carlos Betancourt se abrió con un grupo, en donde iba
el hermano de Crucita, que también estaba incorporado en la guerrilla. Salió
con un grupo bueno a buscarle pelea al enemigo. Atacó un campamento que
estaba montado por San Antonio, montó unas escaramuzas por ahí y
estuvieron provocando. Mientras ellos provocaban por un lado, nosotros
provocábamos por otro.
Con esa arepa llegamos a una zona ya a la entrada del sitio, acampamos
para comernos esa arepa ahí y le caímos a la única casita que había en ese
tiempo en esa zona. Buscamos algo de comer y el hombre lo que tenía era
unas raicitas de chaco 27 por ahí. Entonces el hombre nos tiró una: “Miren
muchachos, si tienen hambre, ahí hay un ganado. Un ganao de una gente rica
de por aquí pero esos son unos grandes carajos. ¿Por qué no le matan una
res de esas?”. A mi me gustó la idea.
27
Batata.
52
y como teníamos sal, pasamos toda la medianoche asando, comiendo y
salando carne. Al otro día mandamos en dos burros a un caserío que era base
nuestra, carne salada para que comieran los compañeros. Pasamos ese día
comiendo y en la noche bajamos pa’ otro caserío.
Esto nos costó un regaño y una pena con ese señor... Porque no estaba
trazada la línea de comerle ganado a nadie, sino el impulso de nosotros
porque alguien nos advierta sobre unos ganaderos bravos... En ese tiempos
nosotros teníamos muy sobresaliente lo que llamamos odio de clase... un
ganadero rico era enemigo. Después si hubo una línea de comerle ganao al
que tuviera bastante. Pedirle por la buena o quitáselo... Pero, cuidado con
53
aquellos pequeños ganaderos y criadores. A esos teníamos que hablarles. Si
nos quería dar un becerro, bienvenido. Pero nunca que se lo quitáramos así...
El señor del toro después no nos quiso recibir los reales por el animal.
Pero pagó caro esa bondad porque el ejército le cayó a palo... y el hombre
tuvo que dejar a uno de sus hijos ahí a cargo del fundo y salirse de la zona.
Después, en ese mismo tiempito, nos unimos los dos grupos grandes
con el de El Bachiller. La guerrilla de El Bachiller se había retirado de allá y
trajeron todos esos hombre pa’ oriente, sobre la base de un convenio que
hicieron en Caracas, Carlos Betancourt y Américo Silva. Pasaron las armas
para allá con el compromiso de que le entregáramos a esos muchachos de la
juventud la segunda comandancia del frente. La segunda comandancia era de
Gabriel Puerta, que era el hombre lúcido de nosotros. Betancourt se
comprometió a hablar con Gabriel para dasela a ellos. Y Betancourt les dijo:
“Bueno, si Gabriel no quiere, entonces hacemos una cosa... vamos a las
elecciones internas y si a mi me toca decidir yo decido a favor de ustedes, a
favor de este convenio...”
A todo este ajetreo, los muchachos han echado mucha broma por ahí lo
que motiva a que el ejército se meta a la montaña. Hacemos una reunión
54
grande y decidimos tenderle una embocada al ejército. El ejército se metió y
los muchachos deciden pelear con el ejército en la zona de Tarabacoa.
Cuando el ejército empieza a meterse en lleno, deciden abrirse y meterse en
profundo a la montaña de Tarabacoa. Llegan a un caserío y pretenden tirarle
una emboscada al ejército en el caserío. Se opusieron algunos campesinos
porque ellos iban a sufrir las consecuencias. Era verdad. Ellos le hicieron caso
y se retiraron más en profundidad.
28
M1, rifle automático de fabricación norteamericana, de finales de 1930.
55
Oscurito nos levantamos y atravesamos el caminito que va del rancho al
río y nos perdimos pa’ la montaña. Bueno, ellos se quedaron y nosotros nos
fuimos. Yo estoy buscando alivio, no salime sino pa’ mantenerme en
contacto con mis campesinos y dejándolos a ellos, los soldados, que sigan
recorriendo por ahí. Pasamos dos días caminando por ahí, de repente caímos a
una casa donde yo sabía que los compañeros habían caído anteriormente en
una pasada por ahí y habían sido bien atendidos. Pero antes de llegar a esa
casa nos dimos cuenta que había rastros del ejército en el camino real.
Entramos a la casa y le pedimos a la mujer dos cosas: un pedazo de arepa,
porque teníamos hambre, y una aguja. La mujer no nos ofreció ni la aguja ni
la arepa. “Les voy a dar este recado para que se vayan: si ustedes quieren
vayan a aquella casa que allá si hay”. Ella sabía que el ejército estaba
acampado ahí, en una casa en plena orilla de montaña. Y el marido de ella era
confidente del ejército, era el baquiano que llevaba ejército, pero
afortunadamente no estaba ese día ahí.
56
Nos dijo: “Como no... quédense ahí.” Nos metimo pa’ lla. Pongo la carpa y
nos metimos debajo porque estaba llovendito. Cuando yo pensé que la mujer
estaba brillando el primer bollo de casabe, nos llegó al campamento y nos
dijo: “Aquí está... aquí tienen casabe, pescao asao y avena”. Todo un
relámpago la mujer... Entonces, los muchachos empiezan con aquella
debilidad a tomarse su poquito de avena con tanta paciencia como si
estuvieran en su casa. Salgo pa’ fuera y veo las dos mujeres que van pasando
por el camino... Las dos mujeres dejaron de hacer casabe y se fueron
corriendo. Ordené que levantáramos el campamento y arrancamos, nos
fuimos. Y nos fuimos y nos fuimos encontrándonos en el camino el lugar
donde había estado el ejército acampao, seguimos un caminito, subimos una
loma y encontramos una casa donde estaba una señora también haciendo
casabe. Le estamos comprando una torta y en eso llega otra señora. La señora
se nos queda viendo de arriba a bajo y yo le meto ojo a ella... siento que algo
me quiere decir. Se retira de la casa y yo me voy detrás de ella. Le digo:
“Señora, ¿cómo está usted?”. Y me digo: “Mire, ¿ustedes son de la gente del
monte?”. “Si, señora...”. “Bueno mijo, piérdanse... que el ejército los está
esperando allí en el crucero 29 . Los están esperando ahí porque les llegó unas
señora y les avisó que ustedes estaban por aquí. Los fueron a buscar allá, en
donde estaban comiendo, pero lo están esperando en el crucero también.”
Esa fue una época difícil, esa estada mía ahí. Después de esto viene
algo bien serio también. En una de esas vueltas, llegamos a Tarabacoa, faltaba
unos días para hacer contacto con Carlos Betancourt en la vía a Cumanacoa,
tal como lo teníamos establecido. De ahí me acerco una hacienda con el
propósito de pasar una o dos noches ahí, incluso pa’ recoger café porque
había café maduro, para esperar que pasen las pascuas. Y tan pronto pasen el
día de año nuevo, me pierdo pa’ lla porque el 4 de enero era el contacto allá.
Cuando estoy en la haciendita, más o menos como a cincuenta metros del
camino real, vemos que llega un campesino conocido de nosotros.
29
Crucero, sitio en donde se encuentran dos o más caminos.
57
que estaba con nosotros en la zona de Cumanacoa, con Gabriel y Carlos
Betancourt. Entonces, le escribo al hombre que si tenía algo que enviarle a
Piar, que lo hiciera conmigo porque yo iba en esos días para allá, donde él
estaba, sin decirle que pa’ Cumanacoa. El campesino sale de la zona
prometiendo llegar en la tarde, antes que oscureciera. Bueno, oscureció y el
campesino no llegó y yo le propuse a los compañeros quitanos de ese sitio.
Un sitio bien bueno para dormir dentro de unas piedras. Bien bueno el sitio...
planito. Nos pusimos cincuenta metros más arriba, en un bosque. Bueno, nos
quedamos dormidos tardecita y el compañero no llegó. Por la mañana a las
cinco, nosotros nos levantamos a las cinco y media, sentí una conversación en
el sitio donde estábamos antes acampaos. Ocurre que era el ejército había
puesto preso al compañero que estuvo con nosotros y lo obligaron a llevarlos
hasta el sitio en donde nos había encontrao. Yo siento el ruido dormido, pero
la compañera que estaba despierta me dice en voz bajita: “Allá abajo estan
hablando...”. Yo me enderezo y veo que hay un movimiento abajo, me paro
sobre una piedrita y veo hacia abajo, que está clarito todo eso, entonces veo
cuando un hombre vestido de militar se desplaza hacia un lado y otro se
desplaza por otro lado y un hombre vestido de blanco con un sombrero de
campesino, bajito; está conversando con el campesino compañero nuestro. Yo
hago una seña desde arriba, pero quien capta el ruido son los soldados, por
eso se desplazan por uno y otro lado tratando de tomar posiciones. Al advertir
que son los soldados los que están ahí, yo le digo a los compañeros: “Vamos
a salir de aquí rápidamente...” Escurriditos nos salimos. Abandonamos ese
sitio y nos fuimos. A poco rato, salimos por detrás a una casa, como a unos
doscientos metros de ahí, cerquita del camino por donde ellos habían bajao y
tenían que subir otra vez. Cuando estamos ahí, siento la voz que viene. El
teniente hablando por radio diciendo: “Por aquí topamos con los
“espajaracos”... no los cojo porque cometí el error de dejar muy abajo mi
pelotón... sino los seguiría hasta alcanzarlos... salgo para allá” Se fueron y
nosotros también nos fuimos pal’ carrizo.
58
lapos 30 que están ahí seguros... el ejército está ahí abajo.” Cuando él arranca
en su caballo y se va, el compañero nos dice: “Tomen esta torta de casabe y
váyanse ya, porque ese carajito los va denunciar... el ejército está ahí abajo
en el crucero.” Estaba cerca de ahí como unos quinientos metros. Nos
quitamos de ahí. El mismo campesino no sabe por donde cogimos y nos
quedamos durmiendo como a doscientos metros de la casa. Cuando estamos
guindando las hamaquitas pa’ dormir, sentimos los perros ladrando en la
casita. No pasó más nada. De ahí arrancamos por otra zona y nos fuimos.
Llegamos a un caserío, nos dieron comida, compre unas alpargatas, seguimos.
Más adelante me encuentro con un hombre que era comisario, amigo mío, y
me dice que todo estaba bien por ahí. Seguimos y le caigo a un compañero,
que yo sabía que los muchachos le habían caído antes, pero le caí solo y
entonces el hombre estaba temblando... Me pregunta: “¿Usted es de la gente
del monte?”. “Si...” . “Piérdase de aquí que el ejército está cerca...” Yo le
hice caso. Nos fuimos y en vez de coger el camino real, nos tiramos al lado
izquierdo por un conuquito que había por ahí. Cogimos un monte espeso.
Llegaron los soldados a buscarnos, no nos encontraron; siguieron más
adelante creyendo que nosotros habíamos cogido el camino real pa’ seguir por
otro caserío y se perdieron por ahí. Ocurre que el ejército trabaja así, de esa
manera. Un grupo anda aquí, mientras que otro anda por acá y otro por allá;
andan varios grupos de apoyo. Cualquier cosa, el que anda más cerca auxilia
al otro. Esa es la idea. Eso pasó en Cantaura y pasa siempre.
30
Lapos: pendejos, tontos.
59
me a tocado. Porque se me va el que viene atrás, montaña abajo pa’ coger la
montaña rápido; tenemos el soldado apuntando del lado izquierdo y el
compañero se pierde por el lado derecho... la mujer no se mueve y yo
atendiendo a los dos... a aquel que no corra, que nos espere... y a la mujer que
avance rápido... y la mujer no quiere... y yo no me puedo levantar mucho
porque me pongo al descubierto del soldado... Nos han echado como ochenta
tiros los soldados... Sentimos cuando volvieron a cargar la cacerina nueva,
pero no dispararon más... Nos dio tiempo a nosotros y yo arrastrando con esa
mujer y llamando al tipo y de ahí rodando pa’ bajo... hasta que lo vi cuando
pasó la montaña. Le grité y corro con la negra pa’ llá y alcanzamos al
compañero entre una palazón grande de la montaña. Cuando llegamos ahí, es
cuando uno de los soldados decide ir hacia el sitio donde nos había visto y
dijo: “Coño de la madre... se fueron... pa’ donde cogieron...” Nosotros
escuchamos y nos quedamos tranquilos ahí. Ya de tardecita, nos tiramos pa’
la montaña.
60
“RUPERTO” ME LO PUSO GABRIEL PUERTA EN 1969.
61
contacto, nos incorporamos, andamos dando vuelta por ahí y paca.
Finalmente, bajamos pa’ Cumanacoa.
62
como a un kilómetro cerca de un río estaba el ejército... tal vez en línea recta
menos distancia... Hay una casita en donde vivían unos campesinos nuestros,
Américo va acercándose a la casa para ver si los compañeros están ahí y
conseguir con ellos aunque sea un racimo de cambures pa’ comer ellos.
Cuando van llegando, Américo le dice a uno de los compañeros, el enfermero,
le dice: “Acércate al rancho y ve si los compañeros están ahí...” Cuando el
enfermero se acerca ve que están los soldados y se regresa y le dice a
Américo que están los soldados. El enfermero era el hombre más jodido que
yo he conocido como guerrillero... A ese no le podían decir “ahí está”... no se
lo podían decir... hizo lo que siempre quiso hacer y lo hizo varias veces...
Agarró su AK 31 , que la sabía manejar a la mil maravillas, y se prendió pa’ llá.
La negra Emperatriz (Guzmán) y los demás compañeros tuvieron que
seguirlo, sin más organización. Él se tiró pa’ llá pa’ comerse esa gente. Le
llegó a tiro y les cayó a tiros. Le pegó un tiro en la frente al teniente y se arma
aquella plomazón. Cayeron unos soldados. No sabemos si seis ó siete, no
sabemos. Lo que si sabemos, por lo que nos contó Américo, es que uno de
esos soldados brincó rápidamente y se metió bajo una mata y ahí empezó a
disparar. Porque eso de disparar en la guerra, aunque no este hiriendo a nadie,
eso es bueno... eso es positivo, tan positivo es que Américo no quiso asaltar el
campamento donde estaban los campesinos presos por los soldados por temor
a que en una de esas aquel hombre montado en la mata lo hiriera porque
estaba bien apertrechado y era difícil bordearlo. Américo me dijo después:
“En estas condiciones, con hambre, nos hieren a un hombre aquí, en esta
zona, tan lejos de la ciudad y las carreteras...” Américo era un hombre
acucioso y no quiso avanzar. La noticia dada por el ejército a sus comando
hizo que el ejército se metiera y tirara un bombazo. Esa fue la detonación que
nosotros oímos. Esto ocasionó que Gabriel y Betancourt rasparan y cogieran
camino por Cumanacoa, por la parte baja, llevando el ejército metido en la
zona montañosa. Entonces Américo, que sabe que yo estoy atrás, se queda en
el campamento... valiente, se queda ahí. Y bien por la mañana, como sabe que
va venir por lo menos el helicóptero por la mañana a recoger los muertos que
no los pudo sacar en la tarde, Américo se mete en un corte de caña que estaba
más arriba, porque él creyó que el ejército iba a comer caña y ahí los iba a
tirar cuando llegaran. Él tenía un grupo bueno. Nosotros que estamos arriba,
bajamos y llegamos al campamento bien por la mañana. Encontramos ahí un
cambur verde sancochao y me dije: “Esto es una señal...” Pero cuando
estamos arrancando y llevamos cien metros de ahí tratando de salirnos de la
zona, llega el helicóptero y empieza a regar plomo de arriba al rancho...
Menos mal que ya habíamos salido de ahí. Y plomo y plomo y tiró una
bomba más pa’ llá. No se nos ocurrió coger por una quebradita pa’ bajo que
viene a tener en el corte de caña, por donde había pasado Américo; sino que
31
Se refiere al fusil automático de asalto AK-47 de fabricación rusa.
63
seguimos por otra vía a la izquierda y por allá el ejército está echando bomba
por ese lado. Dimos vueltas todo el día y en la noche; ya distanciado de donde
estaba la tropa nos metimos en una casa que estaba sola. Ahí dormimos. Al
otro día arrancamos y nos fuimos buscando contactos con otros campesinos
de la zona.
64
teníamos esa orientación. A partir de ese momento hacemos un esfuerzo y nos
vemos con Gabriel y Carlos; quienes se trazan la idea de provocar en esa zona
al ejército. Llegamos también a la conclusión que debemos bajar a Los
Cañaverales y bajamos pa’ lla’. Llegamos, hacemos contacto con la gente, nos
reunimos con los compañeros de Cumanacoa, conseguimos bastimento y un
poco de cosas y empezamos a trabajar.
LA TOMA DE CUMANACOA.
65
que pasó cuando oyó la plomazón echó a correr... cayeron seis soldados, los
que no habían pasado echaron a correr pa’ tras... partió la columna de
soldados en tres rolos. Entonces vienen los compañeros en su apoyo, se riegan
en el camino y se hacen de todas las armas y el pertrecho que llevan los
soldados muertos y heridos.
32
Julio César Guzmán moriría combatiendo en las filas de la guerrilla de El salvador en el año 1987.
66
buscar. Pero yo no voy. Simplemente le doy unas ideas al compañero que
vino. Eso me lo reclamó Gabriel después... me lo criticó... de muy buena
manera... pero en todo caso una crítica que yo tuve que aceptar porque era
correcto. Yo debía haberlo buscado, porque ellos tenían la fe que yo era
baquiano en la zona. Total, tres días después pudieron salir de la zona y se
unen al grupo de Carlos. Pero antes, ellos me mandan un enlace y me dicen
que quieren hablar conmigo. Yo los busco y me encuentro con Américo; nos
reunimos y lo llevo a un sitio y conversamos. Entonces, Carlos, que tiene
cuatro días de descanso en la zona, sabe que en la zona en donde está,
cerquita de El Palmar, está el ejército acampado, porque el ejército sabe que
desde Sucre la guerrilla se mudo pa’ Monagas y sabe que están en una zona
de base y está el ejército ahí tratando de pescanos. El ejército sabe que Carlos
está ahí, lo que no saben es que Américo y Gabriel vienen también llegando
ahí.
67
Gabriel sale con un grupo por un lado y Américo por otro lado. En esta
oportunidad yo voy con Gabriel. Venimos buscando la vía de Caicara y
Carlos se queda ahí. De ahí Carlos no pudo hacer nada porque no llegó el
ejército; se pierde de ahí y coge para Caripe-El Guácharo. Al coger por
Caripe-Guácharo tiene una escaramuza con el ejército el negro “Mariano”
(Marcos Gómez) y es donde hieren y ponen preso a “Lanza”, cuyo nombre
verdadero era Juan Chacón Lanza. Ellos vienen a un contacto por ahí y ocurre
que se encuentran con un grupo de gente que están vestidos de civil en un
pocito y cuando se acercan hablar con los tipos le caen los soldados por detrás
y cada quien saca su arma. “Mariano” se retira violentamente y “Lanza” cae
herido y se lo llevan. Allá en Cocollar 33 lo quemaron vivo.
Carlos Betancourt regresó de esa zona con esa vaina. Nosotros tenemos
un choque en Aragua de Maturín, Américo Silva sale de esa zona y se va pal’
llano y Gabriel y yo nos quedamos ahí. En esa zona recibimos a Diego
Salazar, a Carmelo Laborit, que recuerdo que me regaló un tabaco cubano y
recibimos también a Alí Rodríguez Araque. Ellos vienen con el calor que
produjo la toma de Cumanacoa y vienen buscando la unidad de nuestra
guerrilla con la de Douglas Bravo. La gente del P.R.V. 34 se fue y Alí se quedó
un tiempo con nosotros. También se quedó Julio Escalona y otra gente de la
juventud del MIR.
Allí estamos haciendo planes para abandonar ese sitio. Un día hicimos
contacto con un compañero. El compañero quedó en irse con nosotros.
Gabriel lo mandó a comprar unas cosas y el hombre no regresó. Ocurre que el
muchacho tenía un hermano en el ejército y cuando fue a decirle a su mamá
que se iba con nosotros, ella lo paró, le avisó a su hermano y éste lo convence
y le saca la información. Nosotros estábamos acampao bien cerquita de la
carretera negra en la orilla de una quebrada. Gabriel malicioso, escoge y
manda a dos compañeros pa’ que se pongan a la orilla de la carretera,
escondiditos ahí para que vieran los carros que pasan por ahí. Los muchachos
bajaron diciendo después que habían visto un camión sospechoso, del
Ministerio de Obras Públicas, que llevaban una gente que no parecían
obreros, por la conversación. Iban cerrados, pero con la conversación que se
escuchaba desde afuera parecían que no eran obreros. Esa fue la información.
Entonces, Gabriel mandó a tres compañeros a un caserío cerca, que se llama
33
Se refiere al Teatro de Operación antiguerrillero de Cocollar, existente en las décadas del 60 y 70 entre los
estados Sucre y Monagas
34
Partido de la Revolución Venezolana, desprendimiento del PCV ocurrido en 1965, dirigido por Douglas
Bravo, Alí Rodríguez Araque, Francisco Prada, entre otros.
68
“Manapire”, a ver si estaba el ejército por ahí. Y les dice: “Si está el ejército,
se vienen, y si no está se quedan conversando con los compañeros esta noche
ahí, vigilando la zona por ese lado y se vienen mañana...” Nos quedamos en
el campamento, conversando hasta tarde y como los muchachos no vinieron
ni hubo disparos, nos acostamos a dormir... sin guardia... eso fue un error
nuestro, acostarnos sin guardia ese grupo de hombres valiosos. Yo duermo en
la entrada del campamento. Llega una garuita 35 a las tres de la mañana, me
produce frío, me arropo bien y sigo durmiendo. Cuando son las seis de la
mañana, yo siento que un grupo de guacharacas que estaban abajo en la
quebrada, se despiertan y salen espantadas. Ese alboroto me despierta. Yo
cojo entonces y despierto a Gabriel y le digo: “... Son las seis de la mañana y
no tenemos guardia...” En seguida me dice: “Coja usted la primera y
despierte a los demás...” Entonces cojo la primera guardia y me pongo detrás
de una piedra viendo abajo pa’ la quebrada. Siento un ruido, veo una mata que
se mueve. “Son los muchachos”, pienso. Cuando se han movido más hacia
delante distingo a un trigueño alto, que no era ninguno de los nuestros, con
una boina negra y una camisa de kaki manga corta. Vienen dos adelante.
Vienen exactamente a donde está ubicado el campamento. Venían por el
camino pa’ donde van a coger agua, entonces yo estoy ahí tenso. Yo
acostumbraba a dormir con mi fusil aprovisionado. Mucha gente le saca la
bala de la recámara y la mete en la cacerina. Yo nunca hice eso, siempre me
quedé con mi proyectil dentro de la recámara listo para disparar. Cuando yo
veo que son dos soldados los que vienen. Retirarme no puedo... no me puedo
mover... todo el mundo está quietecito. Ya Gabriel había mandado a Julio
Escalona y dos más a coger posiciones más arriba, en la parte alta del
campamento. Cuando los dos soldados están más o menos al frente del
campamento, en un peladero, viendo pa’ los lados porque de espalda estaba
yo y a buen tiro. Arrancaron pa’lante y todo el mundo está escondido. Yo cojo
mi posición y Gabriel me llega y me dice: “Hágase acompañar con El
Maestrico...” El Maestrico era un muchacho de Caracas, que me dice: “Si
vienen la gente, usted dispara primero y yo aprovecho pa’ cargar...”
35
De garúa: llovizna.
69
considerando retirarse del lugar. Mandó a llamar a Julio y empezó a retirar su
gente. Yo me quedé cubriendo la retaguardia. Cuando me di cuenta que ya el
último hombre había arrancao, fui agarrar mi morral, metí unos corotico que
habían quedado suelto por ahí y agarré y me fui detrás... nos unimos todos y
yo agarré mi puesto de vanguardia. Cuando nos vamos acercando a la
carretera Gabriel dice que hay un sitio ahí por donde tenemos que pasar que
es probable que haya una emboscada, el sitio se prestaba para eso. Gabriel
supo con razón que eso debía estar tomado por el ejército. Me dijo que había
que pasar por ahí “patria o muerte” Contábamos con un grupo bueno,
numeroso, que podíamos resistir una pelea con ocho soldados que tuvieran
ahí. Nos acercamos a la cuneta de la carretera, observamos, no vimos ningún
movimiento, brincamos al centro de la carretera, no vimos nada, brincamos
más confiado a la otra orilla. Hicimos señas a los compañeros pa’ que salieran
y pasaran. Pasaron todos y sentimos después que había salido un camión del
caserío, que suponemos venía a tender la emboscada en el sitio porque había
soldados en otras partes y ese era el mejor sitio para eso. Llegó un
helicóptero, paro encima de nosotros y no logró vernos... no pasó nada... nos
fuimos. Nos acampamos relativamente cerca de ahí, apoyados en una casita.
De ahí salimos pa’ otro sitio que llaman “Chaparral”, a los pocos días. Allá
resolvimos regresarnos pa’ tirarle una emboscada al ejército en el sitio donde
habíamos chocado con ellos, entre Aparicio y Aragua de Maturín. Allí nos
dividimos y un grupo sale a tirar la operación. Alí (Rodríguez), Tito
(González Heredia) y otros compañeros más salimos a buscar un sitio para
tirar otra operación. Era un momento defensivo realmente. Chequeamos una
parte de la carretera Maturín-San Antonio, Maturín-Aragua y no encontramos
un sitio donde tirar una emboscada. Los otros compañeros lograron una
escaramuza ese día, pasaron unos camiones hacia allá, nos avisaron a nosotros
los campesinos de Chaparral, entonces nosotros decidimos tomar la estación
petrolera que está cerca de Maturín que se llama Orocual. En esa operación
participamos: Alí, un grupo de compañeros de menor jerarquía y Tito
González Heredia, que iba con nosotros. Alí Rodríguez se portó de maravillas
en esa vez, discutimos mucho con él, que tenía una posición clara acerca de la
lucha guerrillera.
70
LA DIVISIÓN DEL MIR, EL FRENTE Y FUNDACIÓN DE
BANDERA ROJA.
A los poquitos día vino la división del MIR. Nosotros con Gabriel por
un lado y Julio con su gente por otro lado. Alí, por supuesto, no se quedó con
nadie; regresó a reunirse con Douglas. Sin embargo Alí dejó entre nosotros a
tres de compañeros que él había traído; esos eran “Goyito”, “Rafael” y
“Lencho”; así llamábamos nosotros a estos compañeros. Por cierto, hace poco
me encontré con “Lencho” en Cariaco y conversamos... “Rafael” cayó en una
operación junto con Contreras Duque 36 y “Goyito” lo fusiló el ejército en la
zona de Los Molinos una vez que los compañeros se fueron para Caracas, que
se dividió el Frente Antonio José de Sucre, en el año 1976; a mi me mandaron
para esa zona de Los Molinos, estuve un tiempo por ahí, se metió el ejército y
ahí fusilaron a “Goyito” y a otro campesino. Los demás pudimos escapar de la
zona...
36
Vicente Contreras Duque, tachirense, dirigente de la juventud del MIR, participó en el Pleno Constitutivo
de Bandera Roja el 19 enero de 1970. Murió a manos del ejército en las cercanías de Las Pavas, estado
Bolívar, en 1977.
71
idea de que fue delatado por el otro muchacho. El ejército lo llevó a la zona
donde había estado y ahí lo fusilaron. Yo me retiré de ese caserío con un
grupo de seis hombres más o menos bien armados, pero no se me ocurrió
quedarme a combatir al ejército porque era un grupo grande de soldados. Lo
que hice fue prepararme pa’ retirarme de la zona.
72
Recuerdo que ahí ocurrió un episodio. Un día recibimos la información
que un compañero que mandó Carlos hacer una misión por ahí se dio un tiro
en un pie y se le quedó la bala adentro. Entonces cuando Carlos recibió la
información me mandó a casa de un amigo que yo había conseguido por ahí a
buscar un carro que el hombre tenía para ir a buscar al herido y sacalo pa’
Caracas. Pero yo fui en una yegua y la yegua no podía caminar porque tenía
los cascos enfermos y yo casi lloro en el camino pensando que la vida del
compañero iba depender de esa yegua que no caminaba. Pero más alantico me
encontré con un señor que yo no conocía bien, que lo había visto una vez que
andaba sacando turas con un caballo. Le propuse que prestara ese caballo pa’
yo llegar rápido y el hombre aceptó. Le eché la pierna al caballo y en una
sola carrera le caí al hombre allá y después vine a rescatar mi yegua otra vez.
El hombre concretó a venir con el carro una hora después a encontrarse en el
sitio en donde estaba Carlos a recibir las instrucciones últimas. Ocurre que
cuando yo regresé al campamento con mi yegua estropea porque le dolían los
cascos, me encuentro que el problema lo estaba resolviendo: a Tito, que de
repente vino por ahí, le dieron la información y se esmachetó pa’ llá en un
carro nuevo que tenía a buscar el compañero. Esa noche cuando el compañero
bajó también venía Gabriel y yo mismo viajé pa’ Caracas con el herido
porque también iba hacerme un chequeo médico.
“PROTESTA” EN GUAYANA.
73
trajimos guerrilleros enfermos, que tenían que pasar un tiempo fuera del
monte.
74
hablar conmigo. Lo esperé en Las Pavas. Pero antes de que yo llegara mandó
a su chofer a una bodega a comprar un refresco; el hombre buscó los
refrescos, se lo bebieron y llevó las botellas. El bodeguero se dio cuenta que
el carro no era de la zona, que los hombres tampoco eran de la zona y al poco
rato se fueron a conversar conmigo. Llegó la Guardia al negocio y le
preguntaron al bodeguero como estaba la cosa por ahí. El bodeguero les dijo
que había un carro y una gente rara por ahí. La Guardia decidió poner una
alcabala ahí mismo. Cuando Américo regresa unos minutos después, lo
abordan y a Américo lo mandan a salir del carro y como va armado... y no es
Ruperto... porque si es Ruperto, no hace lo que él hizo y estuviera vivo...
Américo agarró al Guardia por el pescuezo y le puso la pistola por la espalda,
sin mediar nada. El chofer, que era un guerrillero llamado Pedro Centeno
Gómez, se zumbó del carro por el lado izquierdo, le dio un disparo a un
Guardia y lo tiró herido en la carretera y se zumbó en una cuneta cerca de un
cafetal que estaba ahí. Pedro después que le metió el tiro al guardia, los otros
se agolparon a prestarle ayuda al herido; Pedro aprovechó y se fue pasando
una cerca de alambres que le tiraron pero no le dieron. Luego que Pedro se les
perdió, se concentraron en Américo, quien se deshizo del otro guardia que era
el sargento, entonces corrió hacia el alambre pero ahí le dieron unos tiros y lo
mataron. Así fue como perdimos nosotros ese gran compañero llamado
Américo Silva 37 .
37
La muerte sorprende a Américo Silva, comandante guerrillero y dirigente fundador del partido Bandera Roja, el 31 de
marzo de 1972, cuando una comisión de la Guardia Nacional lo acribilla en el kilómetro 27 de la carretera Puerto Ordaz-
El Pao, en el estado Bolívar.
38
La fuga del Cuartel San Carlos, operación ocurrida en 1975 en donde lograron la libertad a través de un
túnel construido desde el cuartel hasta la calle, algunos dirigentes presos del P.R.V. y Bandera Roja. En esta
fuga escapan Carlos Betancourt y Gabriel Puerta, entre otros.
75
LA OPERACIÓN MOLINA PALACIOS Y LA FUGA DEL
CUARTEL SAN CARLOS.
76
preparado una logística cerca de donde estaba un Cuartel del ejército,
Guaicaipuro creo que se llama. Al frente de ese Cuartel, que le pusimos el
nombre de “la embajada”, ahí estaba todo el material que se necesitaba: ropa,
armas, agua, comida, cobija, todo y todo pa’ que los compañeros pasaran una
semana de reposo ahí. De ahí nos planteamos una caravana que tiró por Santa
Teresa del Tuy, pasando por Altagracia de Orituco, costeando la vía de
Lezama para salir a Chaguaramas, en Guárico. De allí fuimos a reunirnos en
un sitio que llamamos “Salicari”. Allí participó también en esa reunión
Ernesto Virla, que era un cuadro bueno, que después se fue del partido porque
expuso una tesis que estaba fuera del perol.
77
nosotros nos fuimos metiendo más en el trabajo de masa en Caracas y en otras
partes; Pablo Parra y Carlos seguían manteniendo una concepción equivocada
de la guerra: “teniendo un grupo de hombres capaces de pelear, tenemos que
tenerlos todos los día peleando”, decían ellos. Por esa razón, por ser
conocidos como tal, cuando se dividió el Frente Antonio José de Sucre,
Gabriel dijo: “ A esos les voy a dar un año y medio de plazo... pa’ que el
gobierno los escoñete...” Eso fue en 1976, nosotros fuimos a conversar con
Pablo y Carlos que estaban expresando dudas sobre nuestra firmeza
revolucionaria, nuestra condición de militantes revolucionarios; ellos decían
que nosotros éramos pequeño-burgueses, que nos estábamos regodeando con
la burguesía. Y nosotros los que estábamos haciendo era ampliar más la
capacidad del partido. Ellos no querían a los profesionales, digamos,
abogados, médicos y estudiantes de altos estudios que se estaban
incorporando. Gabriel y Tito se estaban metiendo mucho en eso, buscando y
estaban logrando un avance en ese sentido. Pero aquellos, con una concepción
muy militarista pensaban que ese no era el trabajo que debíamos hacer, lo que
había, según ellos, era pelear, pelear y pelear. Teníamos un grupo de 60
hombres bien armados en la guerrilla y con eso había que pelear. Esa era la
misma concepción que manejaban los cubanos, porque cuando yo estuve en
Cuba a nosotros nos dijeron que en Venezuela lo que se necesitaban eran
bolas (testículos); los cubanos nunca pensaron que en su país las cosas eran
distintas a las condiciones que existían en Venezuela, nunca pensaron en eso.
Entonces estos compañeros, Carlos Betancourt y Pablo Parra, tenían esta
concepción y se la trasmitieron a Cardiel, que era en aquel entonces el
comandante del Frente Antonio José de Sucre.
78
nuestra militancia, principalmente de las bases campesinas; pero no pudieron
hacerlo con todos. Nosotros nos quedamos arriba unos días.
79
casa. Veo que sale uno con una metra 41 y se va detrás de la casa y dos más se
ponen en la puerta con sus pistolas. Entran, hacen un registro en la casa,
empiezan a investigar a la mujer y yo me sentí incómodo por mi error. Se me
acerca uno y me pregunta: “¿Quién es usted?”. Yo le respondo: “Soy
Francisco Jiménez”. Me agarraron y arrancaron para Monagas. Estuve unos
días en Chaguaramas y después me pasaron con Chicho y Antonio Arias, los
que habían caído en el contacto, y nos pasan para la Dirección de Inteligencia
Militar (DIM). En la DIM cometo otro error que es dejarme padronear con un
soldado, porque no quise agarrarme con él en el calabozo y eso ocasionó, con
toda la razón, una sanción de dos años fuera de la dirección y una autocrítica
escrita. De allí me sacan y me meten en la Cárcel de La Pica, que queda cerca
de Maturín. Desde el momento que yo llego, la señora Cruz Jiménez me va a
visitar y pasa todo un año, los fines de semana, visitándome. Las muchachas
también van. El que no va es Ignacio, mi otro hijo, porque estaba sirviendo en
el ejército en ese tiempo. Tuve problema con los compañeros que estaban
también presos que, como estaba sancionado, me prohibieron la relación con
Argelia de Silva, la señora de Américo Silva, que siempre me tuvo cariño y
me visitaba. (Andrés) Cova Mata 42 , que era el jefe de la célula de los presos
políticos, me lo prohibía. Éste se portó muy mal conmigo en ese tiempo. Pero
muy mal. Una vez me dijo algo que me desarmó un poco, me dijo que
hablaba mucho pero que decía poco, era verdad eso; me recomendaron que
mejorara y yo en una próxima reunión traté de mejorar y después que se
terminó esa reunión le pregunté acerca de mi esfuerzo por mejorar y me
respondió sin ánimos. Y después en una nueva reunión y contó lo que yo le
había preguntado y dijo que sintió asco... que sentía asco con mi presencia
ahí... así mismo me dijo el compañero. Ahí recordé las palabras que me dijo
Carlos Fariñas: “en el partido, comunistas todos no son...” Y tan no son que
Cova Mata se fue del partido en 1988. Total que de tanto estar ahí, un día le
dije a la señora Cruz: “Por favor, no vengas más por acá... ya tenemos un
plan pa’ fugarnos.” Ella entendió eso.
80
Quien estaba dirigiendo el Frente Américo Silva era el compañero
Pedro Véliz Acuña, que tenía un grupo a su cargo, montando lo de la fuga. Se
había acelerado el proceso de la operación, por eso le dije a Crucita que no
fuera más y salimos... Lo que también pasó fue que no se dieron las cosas tal
como estaban planificadas; ellos debían llegar a tomar el guardia en la garita y
cortar la cerca para que saliéramos nosotros, pero no fue así. Ellos no
pudieron entrar, no pudieron llegar. Había un aguacero muy fuerte y no
pudieron llegar. Apenas lograron meter los carros cerca de ahí, donde estaba
convenido y nosotros tuvimos que tomar la delantera, la iniciativa en la salida.
Ellos se demoraron haciendo un trabajo que debí haberlo hecho yo, que era
mantener preso a un vigilante que se mantenía en un pasillo. En vez de
dejarme que yo hiciera ese trabajo, me dejaron encerrado en el salón de visitas
y se fueron los dos jefes a poner preso al vigilante, que eran los únicos que
sabían donde se iban a poner los carros que nos iban a recoger a boca de jarro.
Se delató la operación cuando un señor, que era jefe de los vigilantes de ahí,
vino y se encontró con que los presos se estaban yendo. Se formó la gran
alarma y empezó el tiroteo sin saber a quien le estaban tirando y nosotros bajo
ese tiroteo se picó la cerca y nos fuimos. Yo y ocho compañeros más tuvimos
que coger el monte. Estos eran: el Chicho Noguera, que era mi correaje en
Santa Teresa; Antonio Arias, que era hombre de seguridad de Tito en
Caracas; el catire Morales Rossi y con él otro compañero del P.R.V.; Luis
Calma, un estudiante de derecho; un preso común; un muchacho que nosotros
llamamos “El Bombito”, de Cumanacoa, primo hermano de Cardiel y “El
negro Domínguez”, el negro Ventura lo llamábamos nosotros. Éramos en total
nueve compañeros. En los carros se fueron cuatro nada más: Cova Mata,
Lugo, el catire Rincón y otro compañero. Nos tiramos al monte y el ejército se
creyó que toda la gente se había ido en los carros y no hizo muchos esfuerzos
por buscarnos en el monte; dieron una vueltecita pero no nos vieron. A los
cuatro días nos recibieron los hermanos Carlos y Bernardo Hermoso juntos a
Pedro Arturo Moreno; nos agarraron en la carretera, poniendo en práctica el
plan alterno y nos sacaron de la zona. Fuimos a parar a la parte baja de La
Mesa de Guanipa, en Monagas, en un campamento del Frente Américo Silva.
Cuando estoy en el Frente, a los dos días, nos hacen a Gabriel y a mi una
entrevista la periodista Irma Barreto, de la revista Resumen. Cuando salió
publicada la entrevista a ella la metieron presa en Tocuyito y después tuvo
que salir del país. Más nunca volvía a verla.
81
“ESTABA EN MARACAIBO CUANDO RECIBÍ LA TRISTE
NOTICIA DE LA MASACRE DE CANTAURA”.
82
Monagas, la aviación, la DISIP, todas esas fuerzas y pum!! echan ese cuento
en lavativa. Eso es lo que me duele... que la comandancia no piense su
verdadera responsabilidad en función de su personal, lo que significa todo
eso, perder veintitrés compañeros así. Entonces los compañeros no
aprendieron nada de eso y nadie sospecha que “Inti” es un sapo y se dejan
guiar por él y ese logró preparar esa operación a las mil maravillas y por
supuesto cuando llegó el momento de actuar, faltan unos días pa’ que se diera
la operación, la que ellos pensaban tirar en Cantaura; el avión que dispara y
que en una acción disuasiva, cayó la bomba y se oyó la voz del catire que
decía: “Arriba, levántense, vámonos...” Y arrancaron y se fueron por el
camino que estaba trazado y allá lo estaban esperando y cayeron los casi
veinte que se fueron por ahí. Se salvaron los que no pudieron llegar a tiempo,
los que se quedaron rezagados atrás dirigidos por un hombre que llamamos
“El Camarita” 46 , un viejo campesino que cuando oyó los tiros adelante se dio
cuenta de la situación y se retiró en sentido contrario chocando algunas veces
con piquetes de tropas que estaban por ahí esperando participar en la cuestión,
pero lograron salvarse. Ellos incluso en la retirada llegaron una noche y
chocaron con una patrulla que estaba en la sabana y ahí se les acercó un
capitán de civil, se puso incómodo el hombre y lo liquidaron. Y un par de
soldados se fueron con la guerrilla; ellos fueron los que guiaron esa guerrilla
pa’ que no cayeran en otra emboscada más adelante. Los soldados los
llevaron por el camino en donde no chocaran con nadie. En el campamento
guerrillero habían cuarenta y un hombres y mujeres, matan veintitrés por lo
que de esa masacre se salvan dieciocho combatientes. Entre los vivos quedó
un compañero que le decían “Patán” 47 , no se su nombre; ese compañero no se
fue con “Camarita” sino que se quedó metido en un hueco, se echó un poco de
hojas y pasó toda la temporada de búsqueda del ejército en la zona. Después
cuando sintió que no había nadie por ahí, salió y se embarcó con unos
hacendados, unos muchachos, consiguió con ellos un dinerito y dejó el arma
ahí pa’ irla a buscar después; la fue a buscar y no la encontró mas nunca, pero
logró salirse de la zona. Por otro lado estaba Camarita, un muchacho de los
andes que llamábamos “Mariano”48 . Del resto de los nombre no te puedo
decir quienes eran porque no los conocía; lo cierto es que ese grupo de
dieciocho compañeros se salvan. Luego viene la reconstrucción del frente.
46
Cuyo verdadero nombre es Alejandro Velásquez, quien se separa de Bandera Roja en el año 1992.
47
Que en realidad se llama Cándido Montilla, de Barinitas estado Barinas, quien fue preso político en La
Pica, por razones distintas a los hechos de Cantaura, en el año 1987 y salió en libertad veinte meses después.
Actualmente vive en Barinas y sigue militando en Bandera Roja.
48
Su verdadero nombre era Alirio Quintero, natural de Mérida, quien años después murió abaleado por los
cuerpos de seguridad en Santa Inés, estado Anzoátegui, en el año 1987.
83
LA RECONSTRUCCIÓN DEL FRENTE AMÉRICO SILVA.
Después de haber pasado todo eso, a mi me llaman del Frente para que
me reincorpore al trabajo de reconstrucción con los compañeros de la
retaguardia. Ahora estaba de responsable de esa reconstrucción el compañero
que llamamos Diógenes Sierralta 49 , que fue oficial del Frente Antonio José de
Sucre y de los pocos guerrilleros que se quedaron con nosotros después de la
división. Es un buen hombre, un buen compañero. Ese es el hombre que
recibe la encomienda de reconstruir el Frente. En esa reconstrucción entra
también “El Camarita”, el que había salvado; el Negro Tacoa (Rubén
González), quien también viene del Frente Antonio José de Sucre y que se
quedó con nosotros; “La Negra Violeta” (Alba Rosa Barreto), un gochito que
llamábamos “Teo” y estaba también allá “Redondillo” (Pedro Martínez).
Toda esa gente estaba allá y yo creo que el último en subir fui yo.
“Chespirito” (Carlos Hermoso) también subió antes que yo y bajó antes que
yo subiera. Total que ellos empezaron hacer su trabajo y después vengo yo
ayudando en eso. Cuando creímos que habíamos logrado la reconstrucción y
habían creo que dos destacamentos más o menos organizados. Yo formaba
parte de uno con el Negro Tacoa y el Camarita. Participamos en ese trabajo,
creo que lo hicimos bien, en muy malas condiciones económicas, con serias
dificultades, pero jugamos un buen papel en eso durante ese tiempo.
84
significaba entregar las armas, pacificarse y adiós guerrilla, adiós revolución.
Y ninguna de esas dos cosas estaban planteadas para nosotros. Fue necesario
esperar a que se produjera un hecho de cual no hemos hablado todavía, que es
la participación de Bandera Roja en el alzamiento del (año) 92.
EL FRENTE SUR.
85
EL 4 DE FEBRERO.
86
cuando tengo que acercarme a los medios de comuniciación, que nunca lo
había hecho, ni tengo ningún discurso preparado; pero ahora tengo la
obligación de hacerlo en el acto, pues, no hablé, ahí no hablé, ahí hablaron los
demás menos yo. Total que salimos, almorzamos con el gobernador de Sucre,
Ramón Martínez y a partir de ahí nos fuimos dando brisa públicamente.
Luego me llaman a “T.V. Oriente” para hacerme unas entrevista y me
declaran “Personaje de la Semana” y ahí si tengo que hablar por televisión,
porque el entrevistador me hace unas preguntas sencillas y yo si pude
responderle. Luego voy a un acto en Barcelona y después a otros actos en
todo el país y así aprendí hablar en público. Todo este momento fue para mi
muy difícil, pero creo que fue necesario. Tenemos que explicar por qué
dejamos la guerrilla y yo decía que las masas están en la calle, la guerrilla en
la montaña no tiene perspectivas y hay que ir allá en donde están las masas a
luchar junto a ellas...
87
El día de la desmovilización vi por primera vez a Miguel Vásquez,
quien había estado en un tiempo en la guerrilla con nosotros. Luego lo vuelvo
a ver en el Encuentro Nacional Campesino, que era parte del comité
organizador y es cuando conozco más de cerca y rápidamente me formo una
idea de él. Creo que es un muchacho talentoso, muy dinámico e impulsivo,
con un discurso muy llano que llega perfectamente bien a la gente y un
hombre honesto. Eso se lo dije una vez a una gente y eso lo sostengo todavía.
Después supe que él estaba aspirando a la Alcaldía del Municipio Ribero
(Cariaco) del estado Sucre y creo que puedo ayudarlo en algo aprovechando
mi figuración como viejo guerrillero de Bandera Roja, que además estuvo
mucho tiempo vinculado a esa zona. Entonces yo creo que un hombre de la
capacidad de Miguel, aparte de la vigorosa juventud que tiene el compañero,
me anima a participar y hacer lo posible en la campaña electoral. Entonces,
participamos y ganamos. Me incorporo también al lado de él y de otros a
defender su victoria, que se la querían arrebatar y logró su triunfo junto a la
participación de todo un pueblo en la calle apoyándolo, porque el tipo arrastra
gente, de eso no hay dudas.
88
Cuando ocurrió el terremoto en Cariaco yo no estaba en las mejores
condiciones de salud. El terremoto vino a enfermar mucha gente y me dio una
gripe que agravó mucho mi salud. Hubo un momento que quise retirarme a
despachar, porque si bien era necesario acompañar a la gente a la tarea de
reconstrucción del pueblo, yo me sentía muy mal. Miguel me dio una tarea y
yo no pude decirle que estaba enfermo y me fui a cumplirle con la tarea y la
cumplí bien, montando un centro de acopio con unos muchachos que estaban
por ahí.
50
En abril del año 2001.
51
Miguel Vásquez perdió su reelección como Alcalde en septiembre del 2000.
89
En estos momentos estoy trabajando con “Redondillo”52 , que es mi
compañero querido, que es como mi hijo político, para que se quede en
Cariaco, pero él tiene otro mundo en la cabeza y no se quiere quedar.
“Redondillo” lo conocí en Maracaibo, cuando me mandaron para allá, y él
trabajaba junto conmigo. Por cierto, hay un especie de anécdota con él: ese
muchacho trabajaba con otro compañero llamado Julio Rojas (“Maneiro”),
que murió en un accidente automovilístico en el año 1987; ellos andaban
juntos, pero Julio era un dirigente ya desarrollado y éste era un muchacho que
acababa de salir del ejército, medio campesino, con muy poco desarrollo, pero
muy trabajador, dirigido entonces por Julio Rojas. Como yo allá trabajaba,
Julio me pedía a mi veinte bolívares mensuales y “Redondillo” me pedía dos.
Yo le preguntaba para que quería los dos bolívares y éste me contestaba:
“...Pa’ funcionar.”. Luego, “Redondillo” se fue entusiasmando y se fue para
la guerrilla y cuando bajó de la guerrilla y se fue para Maracaibo, ya me pedía
cien bolívares para funcionar...
En todos estos años de lucha y sacrificios, de cárcel y persecuciones, lo
que más me ha causado emoción y alegría es haberme incorporado de lleno a
la actividad revolucionaria porque es lo que ha significado la salvación de
Ruperto, que pudo haber escogido cualquier otro camino y que se ha
conseguido a una gente que tenían una manera de ser, que tenían un
comportamiento determinado, que llegó a ser de mi querencia... yo quería ser
como muchos hombres que estaban en los primeros años del MIR y que
después estuvieron en Bandera Roja. Yo creo que el logro y la mayor
ganancia que obtuve en todo este tiempo fue el haber alcanzado esa referencia
que hoy tengo en el partido, eso llena mi espíritu y ánimo porque en verdad
no todo el mundo cuanta con eso, no todo el mundo ha logrado eso. Aprender
a leer y escribir con tantos problemas, estar escribiendo ahorita para la prensa
local, estar hablando con tanta gente, saber que tanta gente lo recibe y lo
saluda, que algunos te quieren entrevistar y lo han logrado. No es que yo me
sienta un santo, es que yo esto lo he ganado y lo he ganado por estar dentro de
este partido. No había manera de que lo lograra en otra parte, por razones de
mi condición de clase, me incorporé en un partido como éste, cumpliendo con
su deber para poder alcanzar estos méritos que en otros partidos y en otras
partes es difícil alcanzarlos.
52
Cuyo verdadero nombre es Gilberto López, es miembro del Comité Central de Bandera Roja y forma parte
de los cuadros clandestinos que se legalizaron junto con Ruperto.
90
A continuación se presenta algunos episodios vivenciales de Ruperto, al
lado de desaparecidos dirigentes de Bandera Roja.
91
EMPERATRIZ GUZMÁN CORDERO.
92
y lo llevaron para el hospital, en donde murió. De esa manera perdimos uno
de los mejores hombres que tenía el partido en ese tiempo, que formó parte de
lo que pudiéramos llamar la vieja guardia, de la que también formaba parte el
Negro Vielma, el Motilón y otros tantos que yo no llegué a conocer. De esa
manera fue que murió Tito, valientemente, haciéndole frente al enemigo
“Motilón” era parte de esos jóvenes que formaron parte del MIR en
Caracas. Era un hombre intrépido y combativo. Yo lo conocí en Caracas,
después nos vimos en Maturín; viajamos juntos a una diligencia en Guayana y
así lo fui conociendo un poco más. Él trabajo por mi salida a Cuba y después
que yo regresé estando en la guerrilla, entró para pasar un tiempo con
nosotros, pero no pudimos dejarlo porque enfermó de los riñones y tuvimos
que bajarlo para ser operado de emergencia. Sufrió mucha persecuciones
porque era uno de los hombres fuertes de Bandera Roja en Caracas, esta que
llegó un momento que lo cazaron en la zona donde vivía lo cercaron y lo
mataron a tiros. Motilón era un hombre que lo consideramos muy bueno y por
otra parte la policía lo acosa porque lo considera un hombre muy peligro, por
eso lo buscan para matarlo. Así pasó con Tito. Eso tiene que tenerlo pendiente
cualquier combatiente revolucionario, que en la medida que sea bueno como
revolucionario en esa medida es gran enemigo del gobierno y de las clases
dominantes.
NOEL RODRÍGUEZ.
93
ENRIQUE MÁRQUEZ
94
grande, una quebrada con bastante agua, llevamos comida y nos quedamos
metiditos pa’ tras porque la represión andaba detrás de él. Preparo un sitio
detrás de unas casas que yo controlaba y nos metemos. Nos descubren el
mismo día que llegamos; cuando él está amasando la masa para que vamos
hacer el desayuno sentimos que ladra un perro cerquita de ahí, nos pusimos en
guardia y yo le dije a él: “Detrás de ese perro viene un hombre con
seguridad” Efectivamente. Cerca de esa casa que yo controlaba había
comprado alguien un ranchito y estaba por ahí. Era un nuevo que tenía unos
pollitos y unas cosas por ahí. Era un tipo que la policía lo había metido para
controlar la actividad nuestra en la zona pasando información. Entonces ese
día se metió el tipo en la montaña, una montaña en donde yo tuve los reales
de la operación de Los Molinos escondidos; entonces el tipo viene
directamente a pasar a unos diez metros de donde estamos nosotros, pero
como esos está ralito por debajo, porque estamos hablando de un tiempo de
verano en donde los árboles se despojan y se pone muy claro lo que antes era
un bosque cerrado... Teníamos también un bidón negro y un plástico azul
sobre el cual “Contreritas” estaba amasando la masa. Cuando el hombre viene
siguiendo el perro, naturalmente mira hacia la izquierda, se destaca el plástico
azul y el bidón negro que hacían mucho contraste; el color del monte para
esos caso es medio amarillo y marrón que representan las hojas secas. Cuando
yo veo que él nos descubre ahí, me voy acercando hacia el hombre y
“Contreritas” me sigue. Yo le pregunto: “¿Qué busca usted por aquí?”. El
hombre nos dice: “...Yo vengo con el perro a ver que consigo por ahí”. Le
contesto: “Tiene suerte, porque nos consiguió a nosotros... Le voy a decir
algo, si se sabe mañana que nosotros estuvimos aquí, lo tendremos en cuenta
a usted, sabremos que fue usted, porque nadie más a pasado por aquí” Me
pareció bueno abordarlo de esa manera porque que otra explicación podía
darle una gente haciendo comida ahí escondido, yo tengo que decirle: “Yo
soy guerrillero...estamos aquí así es que aquí se presenta alguna cosa, fue
usted quien nos delató...puede haber otra gente por ahí, pero el único que nos
ha visto es usted...” El hombre dio la vuelta y se regresó a su casa y no vino
más, más nunca vino a la zona. Y nosotros también nos fuimos de ahí. Al
tiempo, Contreras tiene una reunión planteada con Sierralta y un grupo de
otros muchachos en ese mismo sitio, la misma zonita. A esa reunión llevó a
Contreras un muchacho que yo había incorporado a la guerrilla; porque
déjame decirte que mientras estuve en Las Pavas incorporé a diecisiete
muchachos a la guerrilla... Pero el tipo dejó a Contreras ahí y perdió el
contacto con él. Entonces Contreritas se quedó a esperar el muchacho y no
viene y se le aparase un hombre y le pregunta por mí, él le responde que no
está por aquí, que estoy en otra zona... El tipo después se fue. Si Contrerita
asimila la situación, debió haberse salido de ahí...es una regla que debemos
llevar los guerrilleros en la cabeza... él debió haber hecho lo que la otra vez
nosotros hicimos... salirse de la zona... más no lo hizo y se quedó en el mismo
95
sitio. Esa era una montaña que le permitía cualquier cosa, hasta pasarse para
el otro lado, irse a dos kilómetros de ahí y estar protegido por el monte. Pues
se quedó ahí. Al otro día viene en la mañana sale a buscar agua para llenar el
bidón. Unos pasos saliendo del campamento, se encontró con el ejército que
venía subiendo. ¿Cómo sabe el ejército que él estaba ahí?. Llegó un
campesino que el ejército había mandado a explorar la zona para saber en que
sitio se encontraba el grupo reunido, no nos olvidemos del hombre que no
vino al contacto y si no volvió fue por algo... Cuando esas cosas pasan, hay
que abandonar el sitio; tenemos una experiencia en eso: lo que pasó en
Aparicio, un poco tiene que ver con esta nueva situación, que nosotros
mandamos al compañero y nos confiamos en el campamento... La gente no se
puede confiar, la gente tiene que estar mosca en esto. Yo no digo nunca que
he sido el mejor guerrillero, no, yo se que no he sido el mejor, pero lo que si
se es que he adquirido una experiencia que me parece buena en la guerrilla. A
mi no me agarró el ejército dormido a las cinco de la mañana en Tarabacoa,
precisamente por esto, porque cuando el campesino se fue a su casa y quedó a
venir en la tarde y se hace de noche y no llegó, yo le dije a los compañeros
que nos quitáramos de ahí y nos pusimos cincuenta metros más arriba...
incómodo el sitio, pero nos quedamos ahí y estando ahí observamos cuando
vino el ejército a las cinco de la mañana, cuando nos despertábamos a las
cinco y media, pues, vino con el propósito de encontrarnos dormidos a los tres
guerrilleros que estábamos ahí. Esa malicia debe llevarla un guerrillero
siempre. Yo creo que los guerrilleros que llegan a viejo, sin que les haya
pasado una cosa de ese tipo.
96
El comandante guerrillero Ruperto, falleció el jueves 7 de
noviembre del 2002, a causa de una penosa dolencia. Murió a los
ochenta y dos años, en la ciudad de Maturín, capital del estado
Monagas. Murió rodeado de cercanos familiares, amigos y
camaradas.
Las dificultades políticas por las que atravesaba el país antes
de su muerte, impidieron la realización en vida de un merecido
homenaje a este incansable revolucionario.
Con la publicación de ésta obra biográfica, estamos
cumpliendo con uno de sus mayores deseos: ofrecer su testimonio
vivencial durante sus años de indoblegable actividad revolucionaria,
“que pudieran ser útiles a las futuras generaciones que tendrán la
tarea de continuar la lucha por la real transformación de las
estructuras económicas, políticas y culturales de nuestro país”,
como lo él mismo lo escribió al principio del libro.
97