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Günther Weisenborn
PERSONAJES
Lofter lleva puesta una máscara que le tapa desde los ojos a la boca.
Si se estima necesario, la máscara podrá tener un tinte gris-rosa;
debe de imprimir en el rostro un aspecto feroz, cierto matiz de
fatalidad y de amarga dignidad.
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Ropa blanca oculta el escenario; está tendida a secar y ondea al
viento. ANGELINA, la danzarina que baila entre velas encendidas,
aparece en escena y comienza a recoger lentamente la ropa.
ANGELINA es linda y frágil. Se mueve como a tientas. Más tarde,
cuando al llegar el extremo de la cuerda intenta en vano asir otra
pieza de ropa, descubrimos que es ciega. Oyese la voz de U, LA
LEONA, se percibe su proximidad, marcada por golpes de bombo,
cada vez más claros. Entra la enérgica anunciadora del “Green-Box”,
con su melena roja y su veste de terciopelo también rojo; es una
mujer fuerte, resuelta, ruidosa. Trae un bombo viejísimo y ensaya su
pregón, intercalando de vez en vez entre las frases algún grito
imitativo del rugido del león.
TELÓN
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Noche de luna tras el “Green-Box”. U, LA LEONA limpia un casco.
ANGELINA toca el laúd
TELÓN
JOSIANA está sentada con atavío ligero y bebe vino. Entra su dama,
LILIANE.
LILIANE.- Señora…
JOSIANA.- Termina de beberte esa copa.
LILIANE.- (Suavemente.) Señora…, si no me gusta el vino.
JOSIANA.- Pero a mí sí me gusta que te lo bebas. Bebe.
LILIANE.- Señora, ahí afuera está el hombre que ríe.
JOSIANA.- (Interesada.) ¡Que entre!
LILIANE.- En seguida. (Desaparece rápidamente.)
JOSIANA.- ¡Liliane!
LILIANE.- (Desde la puerta.) ¿Señora?...
JOSIANA.- El vino…
LILIANE.- (Vuelve a entrar y bebe de muy mala gana.) Gracias,
señora. (Se dirige presurosa a la salida.)
JOSIANA.- No olvido nada…, nunca…; ¿comprendido? ¡Vete! (Se
mira al espejo y se arregla. LOFTER aparece.) ¿Quién está ahí? ¿Es
Lord David? ¡Ah, eres tú…, el hombre que ríe!
LOFTER.- Sí, señora duquesa.
JOSIANA.- ¡Recoge eso! (Tira un pañuelo al suelo. El lo recoge.)
Ponlo ahora ahí…; ¡no, ahí, en el suelo! Arrodíllate. Besa el pañuelo…,
más..., ¡más fuerte! Bien. Ven aquí. (LOFTER se acerca a ella.)
¿Cuánto dinero tienes en tus bolsillos? Cuéntalo y ponlo encima de la
mesa, todo.
LOFTER.- (Obedece.) Aquí hay… diecisiete peniques.
JOSIANA.- Cuando salgas de aquí, tendrás diez veces más.
¿Cuánto es cómico?
LOFTER.- Ciento setenta peniques…
JOSIANA.- Sabes que puedo mandar que te maten o que te
arranquen una mano. (Se acerca a él.)
LOFTER.- Lo sé.
JOSIANA.- Lo he hecho algunas veces…
LOFTER.- Cierto, señora.
JOSIANA.- Bien. Levanta un poco tu máscara.
LOFTER.- (Asustado.) No.
JOSIANA.- ¡Vamos, obedece! Sólo quiero mirar un poco por
debajo… (Ella le levanta la máscara. El agarra firmemente la mano de
la DUQUESA.) ¡Escalofriante! ¡Qué modo de reír! ¡Estupendo
espantajo!... En verdad que es una sardesca caricatura venida del
infierno. (Se aparta de él.) ¿Quién te hizo eso?
LOFTER.- No lo sé. Alguien me compró, cuando tenía cinco años.
JOSIANA.- ¿En dónde?
LOFTER.- En Kent.
JOSIANA.- ¿Quién fue?
LOFTER.- Un comprachicos…
JOSIANA.-…Ya sé… Desfiguran caras…, como los siameses
hacen con los árboles, con extraños artificios e incisiones, cuyo
secreto, por cierto, sólo ellos conocen.
LOFTER.- Sí.
JOSIANA.- ¿Te queda algún recuerdo de todo aquello?...
LOFTER.- (Con un grito.) ¡No!
JOSIANA.- Hubieras hecho un buen caballero… Anchas espaldas,
caderas y empeines finos… Aún con ese horrible rostro, la otra noche
cantaste tan dulcemente que las manos me temblaban en el regazo…
(Se recuesta en una otomana.) ¿Cuántos peniques habíamos dicho?
LOFTER.- Había dicho ciento setenta…, con su permiso.
JOSIANA.- Añade otro cero.
LOFTER.- Señora…
JOSIANA.- He dicho que otro cero. ¿Cuántos son ahora?
LOFTER.- Mil setecientos…, señora.
JOSIANA.- Acércate más…, más…, más todavía. (Gesto
interrogante de LOFTER.) Quítame la capa…
LOFTER.- Señora…
JOSIANA.- (En voz baja.) Vamos, hazlo. (LOFTER le quita la
capa.) ¿Te gusto?...
LOFTER.- Señora…, es… bella…
JOSIANA.- Has sido valiente… viniendo aquí. Eres una criatura
insólita. Debía yo ahora mostrarte a la reina… Es mi hermana; seguro
que sus celestes brazos se pondrían como carne de gallina… Pero en
estos momentos está encerrada allá con el lord Canciller. Tienen que
resolver algo importante… Política… ¿Te… parezco apetecible?... me
siento tan baja a tu lado…, es tan agradable… sí; has resultado ser el
que yo buscaba… Me gustaría presentarme a tu lado en público. (Con
halago.) Lofter… ¿Me dejas besar tu mano…, tu mano sucia de
vagabundo de feria? Gran Lofter…, vente más acá…, otro poquito
más…
LOFTER.- Señora, tengo que decirle…
JOSIANA.- (Se levanta de pronto.) ¡Ah, tienes que decirme
algo?... Enséñame la mano… No; la derecha. Bien formada,
vigorosa… ¿Por qué quieres esconderla?...
LOFTER.- (Retirando la mano rápidamente.)… Cierto…, señora.
JOSIANA.- Vamos, acércate más… (LOFTER obedece.) Y ahora,
quítate del todo la máscara…
LOFTER.- ¡No!
JOSIANA.- ¡Te he ordenado que te la quites!
LOFTER.- ¡No!
JOSIANA.- ¿Te atreves a contradecirme?... (LOFTER se vuelve de
espaldas al público y se arranca la máscara. JOSIANA lo contempla
alzándose sobre las puntas de los pies.) Espantoso… Y ahora…
¡abrázame!...
LOFTER.- (Ronco) No, señora…
JOSIANA.- No te apartes, quédate… ¿Es que no soy lo bastante
hermosa para ti, espantajo?... ¿De qué te ríes?
LOFTER.- No me río.
JOSIANA.- (Furiosa.) Sí; te estás riendo de mí, fantoche…
LOFTER.- (Con un grito torturado.) ¡No…, no!
JOSIANA.- Ven… (Lo abraza y lo sienta en la otomana.) Eres
hermoso como un íncubo…
LOFTER.- (A gritos.) ¿Qué quiere de mí?
JOSIANA.- (Sin despegarse de él.) Quiero tu amor… tu miserable
amor, tu amor infame y amargo con risa sardónica de sátiro…
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LOFTER, inquieto, anda de un lado para otro. Se queda mirando
absorto algún que otro objeto; luego repara en la campanilla.
Reflexiona un momento y titubea. Por fin llama.
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U, LA LEONA y BOTELLA.
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FIN DE