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CAPITULO I
LAS DISPOSICIONES COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO
1. INTRODUCCION
“Disposiciones comunes a todo procedimiento” es la denominación que recibe el Libro
Primero del C.P.C., el cual se divide en 20 títulos, desde el art. 1° hasta el art. 252.
Ejemplo: si necesitamos saber de qué forma se debe notificar una resolución judicial
recaída en el juicio ejecutivo, a falta de norma especial contenida en dicho procedimiento,
se aplican las normas sobre notificaciones del Libro I.
Ejemplos:
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Derecho Procesal II - 2003 Ramón Beltrán
Profesor Gonzalo Domínguez
Las Costas:
Las costas o gastos se definen como: “los desembolsos inmediatos y directos que
origina una gestión judicial y que deben ser soportados por las partes en conformidad
a la ley”. (Se excluyen, por tanto, los gastos no exigidos perentoriamente por la propia
tramitación judicial, como sería, por ej., el gasto que signifique asesorarse por otro abogado
que no sea el patrocinante).
- Costas individuales, que deben ser pagadas por la parte que solicitó la diligencia.
- Costas comunes, que deben ser pagadas por todas las partes en cuotas iguales, “sin
perjuicio del reembolso a que haya lugar cuando por ley o por resolución de los tribunales
corresponda a otras personas hacer el pago”.
- Costas procesales: Son las causadas en la formación del proceso y que corresponden a
servicios estimados en los aranceles judiciales. Estas se subdividen en:
- útiles: corresponden a actuaciones necesarias o autorizadas por la ley.
- inútiles: actuaciones innecesarias o no autorizadas por la ley. Sólo se tasan las costas
útiles (art. 140, inc. 1° del C.P.C.).
- Costas personales: aquéllas que provienen de los honorarios de los abogados y demás
personas que hayan intervenido en el negocio (peritos, defensores públicos, intérpretes,
etc.)
* Mientras pende el juicio, de acuerdo al art. 25 del C.P.C., “Todo litigante está obligado
a pagar a los oficiales de la administración de justicia los derechos que los aranceles
judiciales señalen para los servicios prestados en el proceso”. En caso que la diligencia sea
individual, el pago corresponde a la parte que la solicitó; si la diligencia es común, la pagan
todas las partes por cuotas iguales, sin perjuicio del reembolso a que haya lugar cuando por
ley o por resolución de los tribunales corresponda a otras personas hacer el pago (ej.: pago
a receptores, indemnización a testigos, honorarios de abogados y procuradores, etc.)
Tan pronto como la diligencia encomendada se haya evacuado, pero la falta de pago no
podrá entorpecer en ningún caso la marcha del juicio.
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Esta materia se encuentra reglada en el Título V del C.P.C., “De la formación del
proceso, de su custodia y de su comunicación a las partes”, que comprende los artículos
29 a 37.
Las siguientes son las reglas del C.P.C. que deben respetarse para la formación del
expediente:
a) Todas las piezas que deben formar el expediente se irán agregando sucesivamente
según el orden de su presentación. (art. 34).
c) Ninguna pieza del proceso podrá retirarse sin que previamente lo decrete el tribunal
que conoce de la causa (art. 29, inc. 2°). En caso que el tribunal autorice el retiro de una
pieza del expediente, se desglosan una o más fojas del proceso, en la forma establecida en
el art. 35.
Los escritos constituyen la forma normal como las partes se comunican con el tribunal para
formular sus peticiones, de acuerdo al principio predominante en nuestro sistema procesal
civil, el de escrituración.
El escrito es, en consecuencia, “el acto solemne que contiene las solicitudes que
presentan las partes al tribunal y que debe reunir los requisitos contemplados en la
ley”. Dichos requisitos son los siguientes:
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El art. 30 del C.P.C. sólo señala que el escrito debe encabezarse con una suma que indique
su contenido o el trámite de que se trata.
- El contenido del escrito: que contiene las individualizaciones del tribunal, de la parte
que efectúa la presentación, del proceso con el número de rol (el cual debe asignarse por el
tribunal en la primera resolución que pronuncie, de acuerdo al art. 51 de C.P.C.) y con el
nombre de las partes que aparecen en la carátula del expediente. A continuación, debe
figurar el desarrollo del escrito (contenido) el cual termina con la expresión “POR
TANTO”, en el que se señalan las normas legales invocadas que fundamenten la petición
formulada.
Ejemplo de un escrito:
S.J.L. en lo Civil
Jorge Toledo Cruz, por el demandante, en este juicio ordinario rol N° 476-99, cara-
tulados “PÉREZ CANO, FELIPE con SOCIEDAD EL SOL LTDA”, a U.S. respe-
tuosamente digo:
Precluída la fase polémica en esta causa y no habiéndose llegado a conciliación, pro-
cede que S.S. reciba la causa a prueba.
.
POR TANTO,
de conformidad a lo dispuesto en el artículo 318 del Código de Procedimiento Civil.
RUEGO A U.S.: Recibir la causa a prueba y fijar los hechos substanciales, pertinen-
tes y controvertidos sobre los cuales ésta deberá recaer.
Nota: además de las reglas generales, existen ciertos escritos para los que la ley ha
establecido, en forma expresa y específica, otros requisitos, como por ejemplo, la demanda
(art. 254 del C.P.C.), la contestación de la demanda (art. 309 del C.P.C.), recurso de
apelación (art. 189 del C.P.C.), recursos de casación de forma y fondo (art. 772 del C.P.C.),
querella criminal (art. 94 del C.P.P. y art.113 del C. Procesal P. de 2.000, etc.).
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Art. 31: “Junto con cada escrito deberán acompañarse en papel simple tantas copias como
cuantas sean las partes a quienes debe notificarse la providencia que en él recaiga”... (por el
Estado Diario)
Estas copias deben ser confrontadas con los originales por el secretario y se deben dejar en
secretaría, a disposición de las otras partes a quienes debe notificarse por el Estado Diario
la resolución.
Las resoluciones que se dicten en conformidad a este artículo (31) serán inapelables.
- Personarse en el juicio
- Acusar rebeldías
- Pedir apremios
- Pedir prórroga de términos
- Señalamiento de vistas
- Suspensión de vistas
- Cualquiera otra diligencia de mera tramitación.
Todo escrito debe ser presentado al tribunal por conducto del secretario respectivo (art. 30
del C.P.C.)
“Entregado un escrito al secretario, deberá éste en el mismo día estampar en cada foja la
fecha y su media firma, o un sello autorizado por la Corte de Apelaciones y que designe la
oficina y la fecha de la presentación”. En la práctica, se emplea el segundo sistema,
conocido con el nombre de poner “cargo” al escrito. El secretario “deberá, además, dar
recibo de los documentos que se le entreguen, siempre que lo exija la parte que los
presenta, sin que pueda cobrar derecho alguno por los servicios a que este artículo se
refiere”
Art. 33: “Todo escrito será presentado por el secretario al tribunal para su despacho el
mismo día en que se le entregue, o al día siguiente hábil si la entrega se hace después de la
hora designada al efecto. En casos urgentes podrá el interesado recabar el despacho
inmediato aun después de la hora designada”.
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Conforme al principio de publicidad establecido en el art. 9° del C.O.T., según el cual los
actos de los tribunales son públicos, salvo las excepciones expresamente establecidas en la
ley, ésta establece que una de las funciones de los secretarios es la de “dar conocimiento a
cualquier persona que lo solicitare de los procesos que tengan archivados en sus oficinas y
de todos los actos emanados de la Corte o juzgado, salvo los casos en que el procedimiento
deba ser secreto en virtud de una disposición expresa de la ley” (art. 380 N°3 del C.O.T.)
b) Los receptores.
c) Los relatores.
El art. 159 N° 6 del C.P.C. dispone, como una medida para mejor resolver, la presentación
de cualquiera otros autos que tengan relación con el pleito.
Lo normal es que el trámite se cumple remitiéndose copias o fotocopias a costa del
solicitante, las cuales deben ser debidamente certificadas por el secretario del tribunal.
Excepcionalmente, puede ser remitido el expediente original, en casos de dificultad de
obtener fotocopias, o en casos urgentes o cuando el tribunal lo estime necesario, o cuando
el expediente tenga más de 250 fojas (art. 37, inc. final).
Es el C.P.P (arts. 668 a 671) y no el C.P.C. el que contempla normas que regula el
procedimiento que debe seguirse cuando el expediente se ha extraviado y debe
reconstituirse.
En la práctica, cuando se extravía un expediente civil, se han adaptado las normas que el
C.P.P. contiene al respecto y los pasos que se siguen son los siguientes:
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Las actuaciones judiciales son los actos jurídicos procesales, más o menos solemnes,
realizados por o a través del tribunal, por las partes , los terceros o los auxiliares de la
administración de justicia , de las cuales se deja testimonio en el expediente y deben
ser autorizadas por un ministro de fe .
Ej. del primer caso: el llamado a comparendo de discusión en el juicio sumario (art. 683
del C.P.C.), el llamado a conciliación, el cumplimiento de una medida para mejor resolver,
etc.
Ej. del segundo caso: la rendición de una prueba de testigos.
Son días hábiles los no feriados. Son días inhábiles, por tanto, los que tienen el carácter
de feriados o los que se encuentren comprendidos en el feriado judicial que va entre el 1°
de febrero al 1° de marzo de cada año (arts. 314 y 315 del C.O.T)
Son horas hábiles: las que median entre las ocho y veinte horas. Sin embargo, los
tribunales pueden, a solicitud de parte, habilitar para la práctica de actuaciones judiciales
días u horas inhábiles, cuando haya causa urgente que así lo exija (art. 60 del C.P.C.)
En materia penal, en cambio, no hay días ni horas inhábiles para las actuaciones del
proceso (arts. 49 del C.P.P. y 14 del C. Procesal P).
“ De toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el proceso, con expresión del
lugar, día, mes y año en que se verifique, de las formalidades con que se haya procedido, y
de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan” (art. 61, inc. 1° del C.P.C.).
“A continuación y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si
alguna no sabe o se niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia” (art. 61, inc. 2° del
C.P.C.).
Normalmente las actuaciones que no emanan de las partes provienen del juez que conoce
del asunto (art. 70 del C.P.C.), salvo los siguientes casos:
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- Actuaciones que la ley autoriza a los secretarios a practicar por el juez, como las
resoluciones de mero trámite (art. 33 del C.P.C.).
- Actuaciones que son propias de los secretarios, como autorizar los poderes judiciales (art.
6°, inc. 2°, N° 3 del C.P.C.), y de éstos u otros ministros de fe, como son las notificaciones.
- Actuaciones para las que la ley autoriza la delegación de funciones, como por ej., en los
tribunales colegiados, en que los decretos pueden ser dictados por uno sólo de sus
miembros (art.168 del C.P.C) o en que encomienden determinadas diligencias en el
ministro de turno.
“La autorización del funcionario a quien corresponde dar fe o certificado del acto es
esencial para la validez de la actuación”. (art. 61, inc. final del C.P.C.). Ejemplos: el
secretario debe autorizar la firma que el juez estampe en la resolución; el secretario o
receptor deben certificar la práctica de la notificación efectuada.
- Respecto del juramento, existen algunas actuaciones que, como requisito de validez
de éstas, la ley exige que los intervinientes deban prestar juramento, como es el caso del
juramento de decir la verdad de los testigos (art. 363 del C.P.C.) y de los absolventes en
confesión judicial provocada (art. 390 del C.P.C.), o acerca de desempeñar el cargo con
fidelidad, en el caso de los peritos (art. 417 del C.P.C.).
De plano.
Con conocimiento.
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Art. 69 inc. 2° del C.P.C.: “Cuando se mande proceder con conocimiento o valiéndose de
otras expresiones análogas, se podrá llevar a efecto la diligencia desde que se ponga en
noticia del contendor lo resuelto” (mediante la correspondiente notificación). En este caso,
el contendor puede impugnar la actuación a posteriori por la vía incidental.
Con citación.
Art. 69, inc. 1° del C.P.C.: “ Siempre que se ordene o autorice una diligencia con citación,
se entenderá que no puede llevarse a efecto sino pasados tres días después de la
notificación de la parte contraria, la cual tendrá el derecho de oponerse o deducir
observaciones dentro de dicho plazo, suspendiéndose en tal caso la diligencia hasta que se
resuelva el incidente”.
Ejemplo : la solicitud de aumento del término probatorio para rendir prueba dentro del
territorio de la República (art. 336 del C.P.C.)
Con audiencia.
Una solicitud decretada con audiencia debe ser proveída “traslado y autos”, lo que significa
que dicha actuación sólo puede ser llevada a cabo una vez que se hubiere fallado el
incidente que generó la solicitud.
Ejemplo: solicitud de aumento del termino probatorio para rendir prueba fuera del
territorio de la República (art. 336 del C.P.C.).
Sabemos que por aplicación del principio de territorialidad, los tribunales deben ejercer su
potestad jurisdiccional dentro del territorio que la ley les ha asignado (arts. 7° del C.O.T. y
70 del C.P.C).
Cuando en un proceso fuere necesario decretar una actuación que deba cumplirse fuera del
territorio jurisdiccional del tribunal que la ordenó, ese tribunal debe dirigir una
comunicación al tribunal que corresponda al lugar donde la diligencia deba ser cumplida,
encomendándole su realización. Esta materia está reglada entre los arts. 70 a 77 del C.P.C.
Concepto: el exhorto es un acto jurídico procesal que consiste en una comunicación escrita
que un tribunal envía a otro tribunal para que este último ejecute o mande ejecutar una
actuación judicial dentro de su territorio jurisdiccional.
El que dirige la comunicación es el tribunal exhortante, mientras que el que recibe la orden,
la practica o imparte la orden de que se cumpla es el tribunal exhortado.
“Toda comunicación dirigida por un tribunal a otro deberá ser conducida a su destino por
los correos del Estado, pudiendo, en casos especiales calificados por el tribunal, entregarse
a la parte que la haya solicitado, para que gestione su cumplimiento (art. 77).
El art. 73 se refiere a las personas que pueden gestionar el cumplimiento de los exhortos:
“En las gestiones que sea necesario hacer ante el tribunal exhortado, podrá intervenir el
encargado de la parte que solicitó el exhorto, siempre que en éste se exprese el nombre de
dicho encargado o se indique que puede diligenciarlo el que lo presente o cualquier otra
persona”.
Para Fernando Alessandri R., la notificación “es la actuación judicial que tiene por objeto
poner en conocimiento de las partes una resolución judicial”.
Más completa es la definición de don Mario Mosquera R.: “la notificación es la actuación
judicial, efectuada en la forma establecida por la ley, que tiene por finalidad principal
dar eficacia a las resoluciones judiciales y comunicar éstas a las partes o terceros”.
En cuanto a sus fuentes legales, las notificaciones se rigen por dos grupos de normas:
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- las del Título VI del Libro I del C.P.C. “De las notificaciones”, (art. 38 y sgtes.), y
- por las disposiciones comunes relativas a las actuaciones judiciales del Título VII del
Libro I del mismo código.
El art. 38 del C.P.C. señala que “Las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud
de notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por
ella”. Alguna de las principales excepciones son las siguientes:
- Las medidas precautorias, que pueden decretarse y llevarse a efecto antes de notificarse a
la persona en contra de la cual se dictan (característica de unilateralidad de la cautela, art.
302 del C.P.C.)
- Las resoluciones pronunciadas en segunda instancia respecto del apelado rebelde, las que
producen efectos desde que se dictan, sin que sea necesaria su notificación (art. 202 del
C.P.C.).
Una de las principales características de las notificaciones, como también de los actos
jurídico procesales a los cuales pertenecen, es su carácter unilateral. Específicamente
respecto de las notificaciones, el art. 39 del C.P.C. prescribe que “para la validez de una
notificación no se requiere el consentimiento del notificado”). Acorde a lo anterior, el art.
57 de este código señala que “las diligencias de notificación que se estampen en los
procesos, no contendrán declaración alguna del notificado, salvo que la resolución
ordene, o que por su naturaleza requiera esa declaración”. Tales casos excepcionales son,
por ej.:
- en la notificación del protesto de una letra de cambio, pagaré o cheque (art. 434 Nº 4, inc.
1º del C.P.C.)
Las notificaciones pueden clasificarse desde variados puntos de vista, siendo los
principales, los siguientes:
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- En cuanto a su forma:
a) Notificación citación.
b) Notificación emplazamiento.
c) Notificación requerimiento.
Por medio del requerimiento se apercibe a una parte para que en el acto de notificación
haga o no haga alguna cosa, o para que cumpla o no cumpla con alguna prestación.
Ejemplo: el requerimiento de pago en el juicio ejecutivo.
Esta consiste en poner en conocimiento de las partes o de un tercero una resolución judicial
con el sólo objeto que produzca efectos legales, sin el propósito de que comparezca o
cumpla o se abstenga de una determinada prestación. Por regla general, las notificaciones
son “propiamente tales” y por excepción reúnen las características de citación,
emplazamiento o requerimiento.
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a) Concepto.
Se desprende del art. 40 del C.P.C., y consiste en la entrega a la persona a quien se debe
notificar, en forma personal, de copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya
recaído, cuando sea escrita.
b) Requisitos de validez.
De acuerdo a dicha norma son días hábiles para las actuaciones judiciales en general los no
feriados y son horas hábiles las que median entre las ocho y las veinte horas. Sin
embargo, con la dictación de la Ley Nº 19.382 de 24 de mayo de 1995, la notificación
personal ha experimentado modificaciones.
- Luego de la publicación de la Ley Nº 19.382, todos los días son hábiles para practicar la
notificación personal, si ella se practica en:
Es necesario tener presente que si la notificación “se realizare en día inhábil, los plazos
comenzarán a correr desde las cero horas del día hábil inmediatamente siguiente...” (art. 41,
inc.3º, primera parte del C.P.C.)
Por otra parte, si la notificación “se hubiere practicado fuera de la comuna donde funciona
el tribunal, los plazos de aumentarán en la forma establecida en los artículos 258 y 259”
(art. 41, inc. 3º, segunda parte del C.P.C.). La finalidad de esta disposición, un tanto
obscura, de acuerdo a la historia fidedigna del establecimiento de la ley, no fue establecer
una ampliación general del término de emplazamiento, sino dejar constancia que la
notificación practicada en día inhábil no puede perjudicar al notificado en cuanto a la
disminución del plazo para comparecer, cuando el cómputo abarca días que no son hábiles.
Hay que observar que en el art. 41, inc. final, el legislador no ha señalado los días hábiles
para la práctica de la notificación personal cuando ésta se verifica en el oficio del
secretario, la casa que sirve de despacho al tribunal y la oficina o despacho del ministro de
fe que practique la notificación. En consecuencia, en todos estos casos, rige la regla
general establecida para las actuaciones judiciales del art. 59 del C.P.C., en que son días
hábiles los no feriados.
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La notificación podrá hacerse entre las seis y las veintidós horas (art. 41, inc. 2º del
C.P.C.).
- Horas hábiles para notificar en el oficio del secretario, la casa que sirve de despacho
al tribunal y la oficina o despacho del ministro de fe que practique la notificación:
No se contempla ninguna norma especial en el art. 41, inc. final, de modo que rige la norma
general para la práctica de las actuaciones judiciales (art. 59), siendo horas hábiles las que
median entre las ocho y las veinte horas. (En materia penal, hay que tener presente lo
dispuesto en el art. 44 del C.P.P.).
2.- Debe dejarse constancia escrita en el proceso (art. 61, inc.1º del C.P.C.)., lo cual se
verifica mediante una certificación o acta de haberse efectuado la diligencia.
Respecto de la notificación personal, ésta “se hará constar en el proceso por la diligencia
que subscribirán el notificado y el ministro de fe, y si el primero no puede o no quiere
firmar, se dejará testimonio de este hecho en la misma diligencia”. (art. 43 del C.P.C.).
“La certificación deberá, además, señalar la fecha, hora y lugar donde se realizó la
notificación y, de haber sido hecha en forma personal, precisar la manera o el medio con
que el ministro de fe comprobó la identidad del notificado”. (art. 43, inc. 2º del C.P.C.).
* El oficio del secretario, es decir, la oficina donde éste desempeña sus funciones.
*La casa que sirve de despacho al tribunal, es decir el edificio donde funciona el
tribunal.
2.- La notificación personal debe efectuarse por funcionario competente. Estos son:
* El secretario del tribunal, sólo respecto de las notificaciones personales que practica
dentro de su oficio (art. 380 Nº 2 del C.O.T.).
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* El Notario Público o el Oficial del Registro Civil que exista en la localidad, en aquellos
lugares que no exista receptor judicial (art. 58 del C.P.C.).
- La notificación personal, por ser la más completa de todas, puede ser utilizada en todo
caso para poner en conocimiento cualquier resolución judicial, de ahí su carácter
supletorio a todas las otras formas de notificación que establece la ley. (art. 47, inc. final
del C.P.C.)
- “En toda gestión judicial, la primera notificación a las partes o personas a quienes
hayan de afectar sus resultados, deberá hacérseles personalmente...” (art. 40 del C.P.C.).
• Esta notificación es personal sólo respecto del demandado. Al actor se le notifica por el
Estado Diario (art. 40, inc. 2° del C.P.C.)
- En los casos que la ley dispone que se notifique a alguna persona para la validez de
ciertos actos, como sería, por ejemplo, la notificación de la cesión de un crédito nominativo
(art. 1902 del C.C.) o de la notificación del pago por consignación (art. 1603, inc. 2° del
C.C.).
- Cuando los tribunales lo ordenen expresamente (art. 47 del C.P.C.). Ejemplo: el art. 29
del C. Proc. P. establece que las notificaciones al imputado privado de libertad deben
hacerse en persona, en el establecimiento o recinto donde se encontrare.
- Las notificaciones que se hagan a terceros que no sean parte en el juicio, (ej.: testigos,
peritos) o a quienes no afecten sus resultados, deben hacerse personalmente o por cédula.
(art. 56 del C.P.C.).
- Cuando transcurren seis meses sin que se dicte resolución alguna en el proceso, no se
considerarán como notificaciones válidas las practicadas por el Estado Diario, sino que
deben ser notificadas personalmente o por cédula (art. 52 del C.P.C.).
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a) Su aplicación.
La notificación personal subsidiaria se efectúa siempre fuera del recinto del tribunal y el
único facultado para practicarla es el receptor o, en defecto de éste, el Notario Público o el
Oficial del Registro Civil que existan en la localidad.
c) Procedimiento.
c.1.- Búsqueda. La persona que se trata de notificar debe ser buscada en los lugares
indicados, a lo menos en dos días distintos (de la semana) sin ser habida.
- Que la persona que se trata de notificar se encuentra en el lugar del juicio, entendiéndose
por lo anterior, la ciudad donde tiene su asiento el tribunal.
- Cuál es la morada de la persona que se trata de notificar, empleándose este término en
sentido amplio (lugar donde vive y donde ejerce su industria, profesión o empleo).
c.5.- Notificación. Esta se verifica mediante la entrega de “...las copias a que se refiere el
art. 40 a cualquier persona adulta que se encuentre en la morada o en el lugar donde la
persona ejerce su industria, profesión o empleo. Si nadie hay allí, o si por cualquiera otra
causa no es posible entregar dichas copias a las personas que se encuentren en esos lugares,
se fijará en la puerta un aviso que dé noticia de la demanda, con especificación exacta de
las partes, materia de la causa, juez que conoce de ella y de las resoluciones que se
notifican”. (art. 44, inc. 2° del C.P.C.).
c.6.- Aviso. Art. 46 del C.P.C.: El ministro de fe debe dar aviso al notificado de la
notificación practicada según el art. 44, dirigiéndole carta por correo certificado, en el plazo
de dos días contados desde la notificación si ésta se practicó en día hábil. La omisión en el
envío de la carta no invalida la notificación, pero hace responsable al ministro de fe de los
perjuicios que se originen y además el tribunal deberá imponerle una sanción disciplinaria.
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Practicada la notificación, el receptor debe levantar un acta que debe contener las
menciones del art. 45, acta que debe suscribirla la persona que recibe las copias, si puede
hacerlo, dejándose testimonio de sus datos y también la constancia del envío de la carta
certificada, debiendo pegarse el comprobante de correos en el expediente. (art. 46 del
C.P.C.). Finalmente, el receptor debe devolver el expediente a la secretaría del tribunal.
a) Concepto.
b) Requisitos.
Se aplican los requisitos comunes a toda actuación judicial, es decir, efectuarse en día y
hora hábil, debe dejarse constancia en el proceso y el acta debe ser autorizada por el
ministro de fe. Además, se debe cumplir con los requisitos propios de la notificación por
cédula, que son:
- Debe efectuarse en lugar hábil (art. 48 del C.P.C.), que es el “domicilio del
notificado”. Este domicilio “procesal” del notificado es aquel que debe designar todo
litigante en la primera gestión judicial que realice, el que debe encontrarse dentro de los
límites urbanos del lugar en que funciona el tribunal (“domicilio conocido”). (Art. 49 del
C.P.C.)
- Debe efectuarse en la forma que determina la ley, para lo cual el receptor debe
entregar en el domicilio del notificado una copia íntegra de la resolución y de los datos
necesarios para su acertada inteligencia, es decir, individualización de la causa, en la forma
establecida en el inc. 2° del art. 44 (arts. 48, inc 1° y 2° del C.P.C.). La cédula debe
entregarse a cualquier persona adulta que se encuentre en el domicilio y si no hay nadie allí,
el receptor fijará la cédula en la puerta.
- las sentencias definitivas de primera o única instancia (art. 48, inc. 1° del C.P.C.)
- la resolución que ordena recibir la causa a prueba en el juicio, llamada “auto de prueba”
(art. 48, inc. 1° del C.P.C.)
- aquélla que ordena la comparecencia personal de las partes (art. 48, inc. 1° del C.P.C.)
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- la resolución que se dicta en el proceso cuando transcurren más de seis meses sin que se
dicte resolución alguna, que debe notificarse personalmente o por cédula (art. 52 del
C.P.C.)
- la notificación a terceros que no son parte en el juicio, o a quienes no afecten sus
resultados (personalmente o por cédula) (art. 56 del C.P.C.)
- siempre que el tribunal lo ordene expresamente o en los casos que la ley lo establezca.
(art. 48, inc. final del C.P.C.). (Arts. 233, 442, inc. 2°, 450, 595, 629 del C.P.C.), etc.
a) Concepto.
La notificación por avisos en los diarios se utiliza cuando se trata de notificar a personas
cuya individualidad o residencia sea difícil de determinar o que por su número dificulten
considerablemente la práctica de la diligencia (art. 54 del C.P.C.).
b) Requisitos de procedencia.
- Que se trate de notificar a una persona cuya individualidad o residencia sea difícil de
determinar, o a personas que por su número dificultan considerablemente la práctica de la
diligencia.
c) Procedimiento.
- El tribunal debe apreciar los antecedentes con conocimiento de causa, conocimiento que
puede adquirir por medio de informaciones sumarias, certificados de búsquedas, oficios a
Correos de Chile, Policía Internacional, Registro Civil, etc. (art.54 del C.P.C.).
- Las publicaciones deben efectuarse en el diario o periódico del lugar en que se sigue el
juicio y, en caso de no haberlo, en el de la cabecera de la provincia o de la capital de la
Región.
- Si la publicación es muy extensa y por tanto, onerosa, atendida la cuantía del negocio,
podrá hacerse un extracto redactado por el secretario.
- Cuando la notificación solicitada por avisos sea la primera de una gestión judicial, será
necesario además, para su validez, que se inserte el aviso en el Diario Oficial, los días
primero o quince de cualquier mes (art. 54, inc. final).
a.- Concepto.
Es aquella que consiste en la inclusión de la noticia de haberse dictado una resolución del
proceso, dentro de un estado que debe contener las menciones que establece la ley, el cual
debe formarse y fijarse diariamente en la secretaría del tribunal. (art. 50 del C.P.C.).
Del concepto señalado se desprende que esta forma de notificación constituye una ficción
legal, ya que no existe un conocimiento directo de la resolución que se notifica por este
medio.
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- Constituye la regla general, es decir, toda notificación que legalmente no sea necesario
notificarla personalmente o por cédula, debe notificarse por el Estado Diario. Así se
desprende del art. 50: “las resoluciones no comprendidas en los artículos precedentes...”
Además, la ley señala casos específicos de resoluciones que deben notificarse por el estado:
- Las resoluciones que debieron notificarse por cédula y no lo fueron por no haberse
designado domicilio conocido (art. 53 del C.P.C.).
- La resolución que recibe la causa a prueba en los incidentes (art. 323 del C.P.C.).
Nota: El art. 162, inc. final del C.P.C. hace referencia al Estado Diario en el sentido que los
secretarios deben anotar en éste el hecho de haberse dictado la sentencia definitiva
(recordemos que las de única y primera instancia se notifican por cédula, a menos que no se
haya designado domicilio conocido). Lo anterior no constituye notificación.
El secretario (art. 380 N° 2 del C.O.T.). El art. 50 del C.P.C. dispone que al estado “se
agregará sello y firma del secretario”. El oficial primero también puede practicar este tipo
de notificaciones, bajo la responsabilidad del secretario (art. 58, inc. 1° del C.P.C.)
D) Formalidades.
- El artículo 50, inc. 2° del C.P.C. señala las formalidades y menciones que debe tener el
estado y sus anotaciones (fecha en que se forma, número de rol de la causa,
individualización de demandante y demandado, número de resoluciones dictadas ese día y
el sello y firma del secretario).
- El estado debe formarse cada día y mantenerse durante tres días en un lugar accesible al
público cubierto con vidrios o en otra forma que impida hacer alteraciones en ellos. Luego
estas hojas deben ser encuadernadas por orden de sus fechas y archivadas mensualmente.
a) Concepto.
Al reconocerse por la ley esta forma de notificación, el legislador está aplicando dos
importantes principios formativos del procedimiento: el de economía procesal y el de
protección: sería absurdo exigir una notificación cuando la persona a ser notificada
demuestra que ha tomado conocimiento de lo que se trata de notificarle. En otras palabras,
la ley da valor de una notificación a una actuación de parte que no es una notificación
propiamente tal, pero que por el acto realizado, la supone. Por ello, en estos casos no
procede la declaración de nulidad de la notificación, ya que el notificado no ha sufrido un
perjuicio por la falta de notificación o por estar viciada.
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La notificación tácita o presunta, señalada en el art. 55, inc. 1° del C.P.C., por tanto, “es
aquella que suple u opera en el caso de una notificación defectuosa o ante la falta de toda
notificación de una resolución judicial, por haberse realizado actuaciones por parte de la
persona a notificar que importan un conocimiento de esa resolución, las que no tienen por
objeto reclamar de la falta o el vicio que afecta a la notificación” (Profesor Cristián
Maturana Miquel).
b) Requisitos.
- La parte que realiza la gestión que supone la notificación no reclama la nulidad o falta
de notificación antes de dicha gestión (su facultad precluye en ese momento).
Esta notificación, también llamada “presunta legal” o “de pleno derecho” está establecida
en el art. 55, inc. 2° del C.P.C. y ella es producto de las modificaciones que se introdujeron
al C.P.C. por la Ley N° 18.705, de 24 de mayo de 1988.
Por ello, el legislador estableció la oportunidad en que por el sólo ministerio de la ley debe
entenderse notificada de una resolución a la parte que solicita la nulidad de la notificación
que se le practicó.
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Su concepto no está formulado en el C.P.C., sino por la doctrina, la que en general apunta a
señalar sus finalidades: substanciar el procedimiento y resolver la controversia materia del
juicio (controversia accesoria o incidental y controversia principal).
Las resoluciones judiciales, las más importantes de las actuaciones judiciales, están
ubicadas en el Título XVII del Libro Primero del C.P.C. (Artículos 158 a 185).
6.2.- Clasificación.
Las resoluciones judiciales pueden clasificarse desde distintos puntos de vista. Así, por
ejemplo, pueden emanar de tribunales chilenos o extranjeros, de asuntos contenciosos o no
contenciosos, de asuntos civiles o penales, pueden ser dictadas en única, primera o segunda
instancia, según su contenido pueden ser declarativas, constitutivas, de condena y
cautelares, etc. En esta materia, la clasificación más importante es la señalada en el art.
158 del C.P.C., que atiende a la naturaleza jurídica de éstas:
Por otro lado, aunque la instancia termina (anormalmente) por resolución que declara el
desistimiento de la demanda, el abandono del procedimiento o la prescripción del recurso
de apelación en contra de la sentencia definitiva, estas resoluciones no son sentencias
definitivas sino sentencias interlocutorias, ya que no deciden la cuestión o asunto que ha
sido objeto del juicio.
Nota: En distintas disposiciones del C.P.C., como por ej. en el art. 98, se emplea la
expresión “sentencia de término”, la cual debe entenderse como aquella sentencia que
pone fin a la última instancia del proceso. Si el proceso es de única instancia, la sentencia
definitiva será también sentencia de término, pero si el procedimiento admite apelación en
contra de la sentencia definitiva, la sentencia de término será la que falle dicho recurso.
El hecho que sea sentencia de término, ¿significa que debe encontrarse ejecutoriada? La
respuesta es: “no necesariamente”, puesto que una sentencia definitiva de segunda instancia
(de término) puede ser impugnada por la vía de los recursos de casación en la forma y en el
fondo.
Una sentencia interlocutoria que pone fin al juicio o hace imposible su continuación,
cuando siendo apelable no se apela de ella, también es una sentencia de término.
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c) Los Autos.
Ejemplos de resoluciones que tienen carácter de autos: la que desecha el abandono del
procedimiento, la que se pronuncia sobre una medida precautoria, etc.
Están definidos en el inc. 5° del art. 158 como aquellos que, “...sin fallar sobre incidentes o
sobre trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de una sentencia, tiene sólo por
objeto determinar o arreglar la substanciación del proceso”.
Más completa es la definición que de los decretos da el C.O.T. en su art. 70, inc. 3°: “se
entienden por providencias de mera substanciación las que tienen por objeto dar curso
progresivo a los autos, sin decidir ni prejuzgar ninguna cuestión debatida entre las
partes”.
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Conforme lo dispuesto en los arts. 61 y 169 del C.P.C., las resoluciones judiciales deben:
- Expresar en letras el lugar y fecha en que se expiden.
- Llevar al pie la firma del juez o jueces que la dicten o intervengan en el acuerdo.
- Llevar al pie la firma del secretario, que las autoriza.
De acuerdo al art. 51 del C.P.C., la primera resolución, aparte de los requisitos generales,
debe asignar a la causa un número de orden, con el que figurará en el rol del tribunal hasta
su terminación.
A más de los requisitos generales, los decretos deben indicar el trámite que el tribunal
ordena para dar curso progresivo a los autos, como sería por ej., la resolución que recae
sobre el escrito de contestación de la demanda, además de los requisitos generales, debe
ordenar “traslado” para la réplica.
Además de los requisitos generales, los autos y las interlocutorias de primer grado deben:
- pronunciarse sobre la condena en costas (art.144 del C.P.C.).
- además de la decisión del asunto controvertido, pueden, en cuanto la naturaleza del
negocio lo permita, contener consideraciones de hecho y de derecho que sirvan de
fundamento al fallo (art. 171 del C.P.C.), lo que constituye un elemento voluntario,
cuestión de hecho que queda entregada a la apreciación del tribunal, por lo que no puede
impugnarse por medio del recurso de casación en la forma en caso de omisión.
Además de los requisitos generales para toda resolución, éstas deben cumplir con los
requisitos establecidos en el art. 170 del C.P.C. y en el Auto Acordado de la Corte Suprema
de 30 de septiembre de 1920 sobre la forma de las sentencias, contenido en el apéndice del
C.P.C.
Las partes de que consta una sentencia son tres: expositiva, considerativa y resolutiva.
a.1.- La designación precisa de las partes litigantes, su domicilio, profesión u oficio (art.
170, N° 1 del C.P.C. y N° 1 del A. A).
a.2.- La enumeración breve de las peticiones o acciones deducidas por el demandante y sus
fundamentos y las excepciones o defensas alegadas por el demandado (art. 170, N° 2 y 3
del C.P.C. y N° 2 del A. A).
a.4.- Si las partes fueron citadas para oír sentencia o no lo fueron en los casos previstos por
la ley. (N° 4 del A. A.)
b. Parte considerativa.
b.1.- Las consideraciones de hecho que sirven de fundamento al fallo (art. 170, N° 4 del
C.P.C. y N° 5, 6,y 7 del A. A.)
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b.2.- Las consideraciones de derecho aplicables al caso (art. 170, N° 4 del C.P.C. y N° 8
del A. A.).
b.3.- La enunciación de las leyes o en su defecto los principios de equidad con arreglo a los
cuales se pronuncia el fallo (art. 170, N° 5 del C.P.C. y N° 9 del A. A.)
c.1.- La decisión del asunto controvertido (art. 170, N° 6 del C.P.C. y N° 11 del A. A.), que
debe comprender todas las acciones y excepciones hechas valer en el juicio.
Excepcionalmente, se omitirán las acciones y excepciones en los casos siguientes:
- Las que sean incompatibles con las ya aceptadas (art. 170, N° 6 del C.P.C. y 11 del A.
A.). Ej.: Si el juez acoge la excepción de pago, no se pronunciará sobre la excepción de
prescripción. La misma situación se produce si el juez acoge la “acción” de cumplimiento:
no requiere pronunciarse sobre la de resolución.
- En los casos que la ley manda o permite proceder de oficio. Ej.: la declaración de
nulidad absoluta, de acuerdo al art. 1.683 del C.C.
- apreciación y pronunciamiento sobre la legalidad de las tachas (art. 379, inc. 2° del
C.P.C.)
- pronunciamiento sobre la condena o absolución al pago de las costas (art. 144 del
C.P.C.).
a) La sentencia de primera instancia que se confirma cumple con todos los requisitos
legales:
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El art. 170, inc. 2° del C.P.C. exige que la sentencia de segundo grado debe contener los
mismos requisitos que los de la sentencia de única o primera instancia.
Sin embargo, los tribunales han interpretado la norma, concluyendo que la sentencia
definitiva de segunda instancia da por cumplida dicha exigencia subsanando o completando
sólo el vicio cometido en la sentencia recurrida. Sin embargo, la sentencia de segunda
instancia no puede subsanar el vicio de la sentencia de primera instancia cuando la
sentencia apelada ha dejado de fallar una excepción opuesta en tiempo y forma con arreglo
a la ley.
En este caso, por aplicación del artículo 775 del C.P.C. tribunal superior puede asumir dos
actitudes:
- o invalida de oficio la sentencia de primera instancia y procede acto continuo y sin
nueva vista, pero separadamente, a dictar la sentencia que corresponde, (art.775, inc. 1° del
C.P.C.) o bien
- ordena al juez de primera instancia que complete la sentencia y dicte resolución sobre el
punto omitido, suspendiendo entre tanto la dictación de la sentencia de segunda instancia
(art. 775, inc. 2° del C.P.C.).
Es necesario distinguir:
En este caso, la sentencia de segundo grado modificatoria o revocatoria sólo debe hacer
referencia a la parte expositiva de la de primer grado, debe exponer los considerandos de
hecho y de derecho que demuestren la necesidad de modificar o revocar la de primera y
debe terminar haciendo una declaración acerca de las acciones y excepciones que
constituyen el asunto controvertido (art. 170, inc. final del C.P.C.)
Las resoluciones judiciales se impugnan a través de los recursos procesales, que pueden
definirse como el “acto jurídico procesal de parte cuya finalidad es impugnar una
determinada resolución judicial”. Aunque los recursos procesales, en general, no son
materia de este curso, desde ya conviene despejar dudas acerca de los diversos objetivos
que persigue la impugnación de las resoluciones judiciales. Estos objetivos son:
- Recurso de reposición. En materia civil, procede en contra de los decretos y los autos.
Excepcionalmente, en contra de las siguientes sentencias interlocutorias: la que recibe la
causa a prueba, la que declara prescrito o desierto un recurso de apelación, siempre que se
funde en un error de hecho y la que declara inadmisible el recurso de casación. Se
interpone ante el tribunal que dictó la resolución impugnada, para que lo falle el mismo.
procede en forma subsidiaria del recurso de reposición deducido contra de los decretos y de
los autos que ordenen trámites no establecidos en la ley o que alteran la substanciación
regular del juicio, cuando ha sido desestimada la reposición.
b) La nulidad de una resolución.
c) Otros objetivos.
Los recursos, en ciertos casos, acciones, que a continuación se señalan persiguen los
siguientes objetivos, de acuerdo a la naturaleza de cada uno de éstos:
- El recurso de queja. Según el art. 545 del C.O.T., persigue que el tribunal superior
jerárquico adopte todas las medidas necesarias para poner término a la flagrante falta o
abuso cometida por el tribunal inferior jerárquico en la dictación de una resolución que
tenga la naturaleza de una sentencia definitiva o interlocutoria, de aquellas que pongan
término al juicio o hagan imposible su continuación y que no sean susceptibles de recurso
alguno, ordinario o extraordinario.
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En ciertos casos, el tribunal que conoce del recurso, haciendo uso de sus facultades
disciplinarias, puede enmendar o invalidar una resolución; de ahí su carácter
disciplinario y jurisdiccional propiamente tal.
7.1.- Generalidades.
Recordemos que las resoluciones judiciales son actos jurídicos procesales del tribunal,
tendientes a substanciar o a fallar incidentes o la causa misma y que de acuerdo a su
naturaleza jurídica pueden ser decretos, autos, sentencias interlocutorias y sentencias
definitivas.
Para que una resolución judicial produzca efectos, ésta debe ser debidamente notificada a
las partes. Acontecido lo anterior, las partes pueden adoptar dos actitudes frente a ellas: o
conformarse o deducir en contra los recursos procesales que correspondan. La resolución
judicial quedará ejecutoriada en los momentos y casos que señala el art. 174 del C.P.C.
Una vez ejecutoriada la resolución judicial, está podrá cumplirse, a petición de parte, a
través del ejercicio de la acción de cosa juzgada. Por otra parte, no podrá debatirse en un
nuevo juicio entre las mismas partes la cuestión o asunto que ya se resolvió y la forma de
evitarlo es invocando la excepción de cosa juzgada.
Respecto del tribunal, una vez que dicta una resolución y esta es notificada legalmente a
alguna de las partes, no podrá alterarla de modo alguno, pues será otro el tribunal
competente llamado a corregirla o enmendarla. Con esta explicación, nos introducimos al
punto siguiente.
El principio ya señalado es que una vez dictada y notificada a alguna de las partes una
resolución judicial, el tribunal que la dictó pierde competencia para continuar conociendo
del juicio o de la cuestión accesoria debatida, especialmente para modificarla o alterarla.
Esta función corresponderá al tribunal superior que conozca de los recursos procesales que
correspondan.
El principio del desasimiento del tribunal está establecido en el art. 182, inc. 1° del
C.P.C.: “Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no
podrá el tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera alguna”.
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Concepto.
Es el recurso que permite a las partes pedir al tribunal aclarar los puntos oscuros o
dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de
cálculo numéricos. (Art. 182, inc. 1°, 2° parte del C.P.C.)
Por medio de este recurso, el agraviado no puede pedir una alteración sustancial de la
sentencia recurrida, ya que para ello cuenta con otros recursos, ordinarios o extraordinarios.
Su objetivo, por tanto, es muy limitado.
Requisitos y modalidades.
Nota: los autos y decretos, por su propia naturaleza, no producen el efecto del desasimiento
del tribunal, ya que pueden ser dejados sin efecto por el tribunal que los dictó, como
veremos a continuación.
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Concepto.
Requisitos y modalidades.
- sin nuevos antecedentes: debe interponerse dentro del plazo fatal de cinco días
contados desde la notificación de la parte que lo entabla.
- El objetivo de este recurso es la modificación o que se deje sin efecto un auto o decreto.
- La resolución que niega la reposición es inapelable, sin perjuicio de poderse apelar del
fallo de la causa, si procediere este recurso. La resolución que acoge la reposición es
apelable.
- Aunque la ley nada diga, el auto o decreto recurrido de reposición debe mantenerse en
suspenso en cuanto a su ejecución, hasta que el tribunal se pronuncie sobre ella.
“Es una cualidad (la de irrevocable), de ciertos efectos (de condena, cautelares,
ejecutivos, etc.), de algunas resoluciones judiciales (sentencias definitivas e
interlocutorias), que se encuentran en un estado determinado (firmes o
ejecutoriadas)”.
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Por otra parte señalamos que la resolución judicial que se encuentra firme o ejecutoriada
presenta dos características fundamentales:
- cosa juzgada formal (la irrevocabilidad opera en el proceso en que se dictó la sentencia,
pero no impide la posible revocación de lo fallado en un nuevo proceso, como en la reserva
de acciones y excepciones en el juicio ejecutivo), y
- cosa juzgada sustancial provisional (la sentencia es inmutable mientras las condiciones
que se tuvieron en consideración no hubiesen variado). De lo contrario, esta puede ser
alterada, como ocurre, por ejemplo, en los juicios sobre cobros de pensiones alimenticias,
cuando cambian las condiciones de económicas del alimentante o del alimentario).
Concepto.
El art. 176 del C.P.C. dispone que la acción de cosa juzgada corresponde a aquel litigante
a cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo
resuelto o para la ejecución del fallo en la forma prevenida por el título XIX del Libro
Primero del C.P.C.
La acción de cosa juzgada es sinónima de acción ejecutiva cuando se invoca como título
una resolución judicial firme o ejecutoriada. De ahí que la sentencia firme, bien sea
definitiva o interlocutoria, aparece como el primer título ejecutivo en el art. 434 del C.P.C.
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del C.P.C.). Por tanto, el cumplimiento de los autos y decretos está condicionado a la
posible interposición del recurso de reposición.
Resolución judicial que causa ejecutoria, en cambio, es aquella que puede cumplirse, no
obstante existir recursos judiciales deducidos en su contra.
Es decir, la prestación no puede encontrarse sujeta a plazo, condición o modo que impida
su ejecución actual.
Concepto e importancia.
La importancia de esta institución viene dada por ser un medio para la obtención de la paz
social, evitando la perpetuación de los juicios entre las mismas partes y un mismo objeto;
también persigue mantener el prestigio de la justicia, impidiéndose la dictación de fallos
contradictorios.
Características.
b.1.- Irrevocable, ya que las sentencias definitivas o interlocutorias, una vez firmes o
ejecutoriadas, no pueden ser modificadas o dejadas sin efecto, por ninguno de los poderes
del Estado (art. 73 de la C.P.R.). Si una ley viene a modificar una sentencia firme, estaría
violando la garantía constitucional del derecho de propiedad, de modo que sería
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inconstitucional. Ni siquiera las leyes interpretativas pueden afectar los efectos de las
sentencias ejecutoriadas (art. 9 ° del C.C.)
b.2.- Es relativa, ya que las sentencias judiciales sólo tienen fuerza obligatoria respecto de
las partes en que actualmente se pronunciaren (art. 3°, inc. 2° del C.C.)
Nota: Una sentencia firme o ejecutoriada produce excepción de cosa juzgada aunque dicho
fallo adolezca de un vicio de nulidad o haya sido dictado en un procedimiento viciado. Ello
es así, porque si las partes no reclaman dentro de plazo su nulidad (interponiendo un
incidente o un recurso de casación en la forma), su facultad precluye. Pero,
¿Qué sucede en los casos de inexistencia?, como cuando, por ejemplo, falla una causa una
autoridad que no es un órgano jurisdiccional, o cuando un juez civil falla una causa
criminal, o cuando un juicio se ha seguido enteramente en rebeldía del demandado, o entre
representantes legales de una persona, sin serlo. En estos casos los autores en general
coinciden en que la sentencia dictada en estos casos, de cosa juzgada sólo tiene su
apariencia, y por tanto no puede servir de fundamento a la excepción de cosa juzgada. Por
ser inexistente dicha sentencia, sólo bastaría dar por acreditadas las circuntancias que la
hacen inexistente.
El art. 177 del C.P.C. establece los casos en que una sentencia produce la autoridad de cosa
juzgada en otro juicio posterior. Entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta debe
darse la triple identidad:
Esta triple identidad de personas, objeto y causa debe darse entre la nueva demanda en
relación a la ya resuelta y además los tres requisitos deben darse en forma copulativa. Si
alguno de estos tres falta, no prosperará la excepción de cosa juzgada.
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Se trata de una identidad legal y no física de personas, de modo que es más apropiado
hablar de identidad legal de partes; en ambos juicios deben figurar las mismas partes y en
la misma calidad. Hagamos un paralelo entre la identidad física y legal:
• Caso de identidad física pero no legal: cuando en el primer juicio la persona actúa
como representante legal o mandatario de otra y en el segundo ese representante actúa por
sí mismo. En este caso, no habrá excepción de cosa juzgada ya que el representante o
mandatario en una situación defiende pretensiones ajenas y en la otra, pretensiones propias.
• Caso de identidad legal pero no física: cuando en el primer juicio la persona ha actuado
por medio de representante o mandatario y en el segundo esa persona actúa por sí. Hay
excepción de cosa juzgada, ya que se trata de una misma parte.
Concluyendo, la calidad con la cual se actúa dice relación con el derecho sustantivo y no
con el papel procesal que les hubiere correspondido a las personas.
No hay que confundir la cosa pedida u objeto del juicio (calidad de heredero) con el objeto
material del juicio (disputa de un inmueble).
Hay casos en que el objeto material de los juicios es el mismo, pero el objeto pedido es
diverso.
Ejemplo: en un juicio reivindicatorio disputo el dominio de tal inmueble, (objeto material)
en mi calidad de heredero (objeto pedido o cosa pedida). No habrá cosa juzgada si en el
nuevo juicio disputo el mismo inmueble (objeto material), pero esta vez en calidad de
propietario del mismo (objeto pedido o cosa pedida).
Hay otros casos en que el objeto pedido de los juicios es el mismo, pero el objeto material
es diverso.
Ejemplo: en el primer juicio haciendo valer mi calidad de heredero (objeto pedido) reclamo
un automóvil (objeto material). Habrá lugar a la excepción de cosa juzgada si en el nuevo
juicio, aduciendo la misma calidad de heredero, reclamo ahora un computador.
El art. 177 define la causa de pedir señalando que es “el fundamento inmediato del derecho
deducido en juicio”.
No hay que confundir el objeto o cosa pedida (el dominio de un bien, por ejemplo), con la
causa de pedir (el contrato de compraventa o la prescripción, por ejemplo.) Si entre la
primera demanda ya fallada y la segunda se reclama el mismo objeto pedido, pero la causa
de pedir es diversa, no podrá oponerse con éxito la excepción de cosa juzgada, ya que no se
ha dado la triple identidad que la ley exige.
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En las acciones de nulidad de un acto o contrato, el concepto de causa de pedir que señala
la ley en el art. 177 no aparece tan claro. Vamos a un ejemplo:
Demando la nulidad de un acto o contrato (cosa pedida) por motivos que dicho acto adolece
de un vicio del consentimiento (causa de pedir) y concretamente, porque hubo error (causa
de pedir). ¿Cuál es la causa de pedir en este caso? ¿El vicio del consentimiento en general,
el error en especial o ambos?
Por este motivo los autores distinguen entre la causa próxima o inmediata y la causa
remota o mediata para determinar si existe o no cosa juzgada entre una nueva demanda y
la anterior ya resuelta (que declaró válido el contrato).
En el caso del ejemplo, la causa inmediata o próxima sería el vicio del consentimiento,
mientras que la causa mediata o remota sería el error, que sirve de base para demostrar la
existencia del vicio.
Para establecer en qué casos opera la excepción de cosa juzgada, se dan tres teorías:
Segunda: Hay que distinguir entre la causa próxima (inmediata) y la causa remota
(mediata) y para ello se basa en la definición de causa de pedir del art. 177 del C.P.C. “el
fundamento inmediato del derecho deducido en juicio”. En el caso del ejemplo anterior, la
causa inmediata, válida, sería el vicio del consentimiento, sin importar si este se produjo
por error, fuerza o dolo (causas remotas o indirectas). En consecuencia, en caso que en el
primer juicio se hubiere rechazado la anulación del contrato por vicio de error, si se
pretende anular el contrato por el vicio de fuerza, la excepción de cosa juzgada del
vencedor en el primer juicio sería aceptada.
Tercera: Esta teoría postula que la causa válida sería el vicio que sirvió precisamente de
fundamento a la acción de nulidad. En el ejemplo anterior, si se invoca el error como vicio
del consentimiento, esa será la causa de pedir, de modo que el que haya obtenido sentencia
favorable que rechazó la anulación del contrato por vicio de error, no tendrá éxito alegando
la excepción de cosa juzgada cuando se haya demandado la nulidad por el vicio de dolo.
Esta teoría es la que más se aviene con el derecho positivo, ya que las sentencias deben
pronunciarse conforme al mérito del proceso y por tanto no pueden extenderse a puntos que
no hayan sido sometidos por las partes al tribunal y éste debe resolver sólo las acciones y
excepciones hechas valer por las partes. Además ningún precepto obliga a las partes a
deducir todas las acciones que tenga contra otra en forma simultánea.
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- Como si fuese excepción dilatoria (excepción mixta), de acuerdo al art. 304 del C.P.C.
- Como fundamento del recurso de apelación, en caso que la excepción hubiese sido
opuesta y desestimada en primera instancia. Ejemplo: el tribunal de primera estimó que no
existió la triple identidad.
- Como causal del recurso de casación en la forma, siempre que se haya alegado
oportunamente en el juicio y la sentencia la hubiere desestimado (art. 768 N° 6 del C.P.C.).
- La acción de cosa juzgada sólo nace de las sentencias condenatorias, es decir, cuyo
cumplimiento puede exigirse por la vía ejecutiva.
- La excepción de cosa juzgada puede nacer tanto de una sentencia condenatoria, como
de una absolutoria.
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Por lo estudiado en el capítulo sobre la competencia el año pasado, sabemos que en ciertos
casos el tribunal en lo criminal tiene competencia para conocer de asuntos de naturaleza
civil derivados de un delito (art. 171 del C.O.T.). Esta norma fue modificada por la Ley
19.708. Estos son:
• La acción restitutoria de la cosa objeto del delito: sólo es competente para conocer de
ella el tribunal en lo criminal.
- tanto el tribunal con competencia en lo penal, cuando se trate de acciones que deduzca
la víctima contra el imputado,
- como el juez civil, tratándose del caso anterior. Pero si las acciones civiles reparatorias
derivadas del hecho punible son interpuestas por personas distintas de la víctima, o se
dirigieren contra personas diferentes del imputado, sólo podrán interponerse ante el tribunal
civil competente (art. 171, inc. 3° del C.O.T.).
Cuando la acción civil emanada de un delito se tramita ante el juez civil, existen dos
procesos: uno ante el juez que conoce de la acción penal y otro ante el juez civil llamado a
conocer de la acción indemnizatoria.
Normalmente ocurre que el proceso penal se falla antes que el proceso civil; en este caso
surge la duda acerca de los efectos que producirá la sentencia penal ejecutoriada
-absolutoria o condenatoria- en el proceso civil. En otras palabras, ¿puede o no invocarse
la autoridad de cosa juzgada de la sentencia penal en el proceso civil? En este punto hay
que distinguir entre sentencias penales condenatorias y absolutorias.
Estas siempre producen cosa juzgada en materia civil, es decir, podrán hacerse valer en el
proceso civil (art. 178 del C.P.C.)., de modo que, como señala el art. 180 del C.P.C., “no
será lícito en éste (el proceso civil) tomar en consideración pruebas o alegaciones
incompatibles con lo resuelto en dicha sentencia o con los hechos que le sirvan de necesario
fundamento”. El art. 13 del C.P.P. reafirma lo mismo, señalando que no podrá ponerse en
duda, en el juicio civil, la existencia del hecho que constituya el delito, ni sostenerse la
inculpabilidad del condenado.
Ante una sentencia penal condenatoria, en consecuencia, en el proceso civil sólo podrá
debatirse sobre la especie y monto de los perjuicios que se reclaman.
Dispone el art. 67 del C. Procesal P.: “La circunstancia de dictarse sentencia absolutoria en
materia penal no impedirá que se dé lugar a la acción civil, si fuese legalmente procedente”.
La regla es absoluta en el caso contemplado en el art. 179, inc. final del C.P.C., es decir,
sentencias absolutorias o de sobreseimiento que favorecen a tutores, curadores,
depositarios, etc. (en general, personas que reciben valores u objetos muebles con
obligación de devolverlos). Para proteger a las víctimas de delitos contra la propiedad
donde está presente el abuso de confianza, podrá probarse en el juicio civil la existencia
del hecho que constituye el delito y la culpabilidad del procesado, no obstante existir
sentencia penal absolutoria.
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Analicemos ahora los casos excepcionales en que la sentencia penal absolutoria produce
cosa juzgada en el proceso civil:
Primera excepción: La no existencia del delito o cuasidelito que ha sido materia del
proceso. (art. 179, N° 1 del C.P.C.).
Cuatro situaciones pueden darse en el caso de esta norma, con diversas soluciones:
b) Se estableció que no hay delito o cuasidelito porque a pesar que existen los hechos
y éstos están probados, ellos no están sancionados por la ley penal.
No hay cosa juzgada, porque un hecho “ilegítimo”, aunque no concuerde con un “tipo”
penal, bien puede constituir un delito o cuasidelito civil (cuando es cometido con dolo o
culpa y cause daño).
En este caso, la sentencia penal absolutoria produce cosa juzgada en el proceso civil,
porque sería contradictorio que en el proceso penal se establezca la casualidad del hecho y
en el proceso civil se pretenda establecer el dolo o la culpa.
El legislador estableció que en estos casos no hay cosa juzgada (art. 179 N°1) porque la
irresponsabilidad penal no supone necesariamente la irresponsabilidad civil. Ejemplo: en
el proceso penal se absolvió por acreditarse la eximente de la legítima defensa. En este
caso, el favorecido con la sentencia absolutoria penal no podrá ver prosperar su excepción
de cosa juzgada en el proceso civil.
El sujeto pasivo puede oponer la excepción de cosa juzgada en el juicio civil cuando en el
proceso penal se acreditó que la persona que cometió el delito resultó ser otra y no aquél,
previamente inculpado, por ejemplo.
Sin embargo, la norma vuelve a la regla general (no produce cosa juzgada) cuando se trata
de la responsabilidad civil por actos de terceros o por accidentes señalados en el título
XXXV del Libro IV del C.C.
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Ejemplo: Si soy absuelto en el proceso penal por falta de pruebas, podré oponer la
excepción de cosa juzgada cuando en el proceso civil sea demandado por la víctima que fue
querellante en el proceso penal, pero no podré excepcionarme si en aquel proceso penal el
querellante fue una persona distinta del demandante civil (éste último, por no ser parte en el
proceso penal, no tuvo oportunidad de rendir pruebas).
Para concluir el estudio de los efectos de las sentencias penales en los procesos civiles, es
necesario referirse a dos temas aclaratorios:
Los artículos 178 y 179 del C.P.C. constituyen notorias excepciones a la norma del art. 177
que establece la concurrencia copulativa de la triple identidad para que exista la cosa
juzgada, tanto respecto de las personas (partes), del objeto pedido, como de la causa de
pedir.
En cuanto a las partes de ambos juicios, estas difieren por la propia naturaleza y principios
que informan una y otra rama de la jurisdicción. Ejemplo: los procesos penales,
frecuentemente se iniciarán de oficio por el Ministerio Público o por denuncia presentada
ante este organismo, casos en que no es apropiado hablar de “parte” ni de ejercicio de la
acción, sino sólo de “inicio del procedimiento”.
Lo mismo ocurre respecto de la cosa pedida, que en materia penal está constituida por el
castigo del responsable del delito (“lo que se pide”), mientras que la causa de pedir es la
infracción penal cometida (“por qué se pide”).
La regla general, de acuerdo al art. 14, inc. 2° del C.P.P., es que las sentencias civiles
absolutorias firmes no producen cosa juzgada en materia penal, tratándose de delitos
de acción penal pública, es decir, la sentencia firme absolutoria del proceso civil no
impide el ejercicio de la acción , en caso de delitos perseguibles de oficio.
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a) Delitos que no pueden perseguirse de oficio (de acción penal privada): el solo ejercicio
de la acción civil emanada de estos delitos extingue por ese hecho la acción penal, por el
hecho de promoverse primero la acción penal (art. 12 del C.P.P. y art. 66 del C. Procesal
P.).
c) El tribunal con competencia en lo penal debe respetar lo fallado por el juez civil
respecto de las cuestiones prejudiciales civiles que son de su competencia (arts. 173 y
174 del C.O.T.).
Generalidades.
Los incidentes se encuentran regulados en el libro primero del C.P.C., entre los títulos IX y
XVI, tratando el primero de ellos el incidente ordinario y los demás, los incidentes
especiales.
Los incidentes, o cuestiones accesorias que se suscitan en un proceso, pueden surgir en
cualquier tipo de juicios, sean ordinarios, ejecutivos, especiales etc.; por ello su correcta
inclusión dentro de las normas comunes a todo procedimiento.
Recordemos que la resolución judicial que falla un incidente necesariamente tendrá que
ser una sentencia interlocutoria (de primer grado, aquella que falla un incidente del juicio,
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes) o un auto. Jamás un incidente
podrá ser fallado por una sentencia definitiva ni por un decreto.
Tanto en los tribunales colegiados (confección de las tablas) como en algunas disposiciones
del C.P.P., los incidentes toman el nombre de “artículos”.
Concepto:
Incidente es toda cuestión accesoria del juicio que requiere especial pronunciamiento
del tribunal.
El art. 82 del C.P.C. señala: “Toda cuestión accesoria de un juicio que requiera
pronunciamiento especial con audiencia de las partes, se tramitará como incidente y se
someterá a las reglas de este título, si no tiene señalada por la ley una tramitación especial”.
De este concepto legal de un incidente hay que observar que no todo incidente se tramita
con audiencia previa de las partes u “oyendo a las partes”, ya que hay incidentes (o
cuestiones que se promueven) que se resuelven de plano, que son aquellos cuyo fallo puede
fundarse en hechos que constan del proceso o sean de pública notoriedad (art. 89 del
C.P.C.).
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La tramitación de los incidentes ordinarios aparece en el título IX del libro primero del
C.P.C. Todos aquellos incidentes que no tienen una tramitación especial diversa, se
tramitan como ordinarios.
Incidentes conexos son aquellos que se encuentran relacionados con la cuestión principal
(asunto que es materia del juicio).
Incidentes inconexos son aquellos que no tienen relación alguna con la cuestión principal
del juicio.
Los incidentes conexos deben ser aceptados a tramitación, mientras que los inconexos
pueden ser rechazados de plano (art. 84, inc. 1°).
Incidentes de previo y especial pronunciamiento son aquellos sin cuya previa resolución
no se puede seguir substanciando la causa principal. Esto significa que la tramitación causa
principal debe suspenderse hasta que se falle el incidente, el cual debe tramitarse en la
misma pieza de autos, es decir, en el cuaderno principal.
c.4.- Incidentes que se resuelven con audiencia e incidentes que se resuelven de plano.
(arts. 82 y 89 del C.P.C.).
El tribunal fallará de plano una cuestión cuyos hechos estén en su conocimiento, sea
porque constan en el expediente o porque se fundan en hechos públicos y notorios.
Estudiaremos las disposiciones del título IX sobre el incidente ordinario, cuyas normas
también se aplican a los incidentes especiales cuando éstos no estuvieren modificados por
regla especial.
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La regla general es que todo incidente debe promoverse tan pronto llegue el hecho a
conocimiento de la parte que lo formula. Esta regla aparece en las siguientes normas
referentes a la oportunidad de interposición:
- art. 84, inc. 2° del C.P.C.: “Si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o
coexistente con su principio, como defecto legal en el modo de proponer la demanda,
deberá promoverlo la parte antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito”.
- art. 85, inc. 1° del C.P.C.: “Todo incidente originado de un hecho que acontezca
durante un juicio, deberá promoverse tan pronto como el hecho llegue a conocimiento
de la parte respectiva”.
- art. 86, parte primera del C.P.C.: “Todos los incidentes cuyas causas existan
simultáneamente deberán promoverse a la vez”.
Podrán oponerse en cualquier momento los incidentes que tienden a corregir un vicio
que anula el proceso o que se fundan en la omisión de una circunstancia esencial para
la ritualidad o marcha del juicio (arts. 84, inc. 3° y 85, inc. 2° del C.P.C.). Ejemplos: la
incompetencia absoluta, la falta de emplazamiento, etc.
En estos casos, que dicen relación con la nulidad procesal, la ley faculta al tribunal para
actuar de oficio, quedando éste facultado para ordenar que se practiquen las diligencias
necesarias para que el proceso siga su curso legal (art. 84, inc. 3° del C.P.C.) y, en general,
para corregir los errores que observe en la tramitación del proceso (art. 84, inc. final del
C.P.C.).
Esta última norma establece una importante excepción a la facultad correctiva de oficio:
“No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse
realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley”.
Debido a que los incidentes perturban y postergan la marcha regular del juicio y en ciertas
ocasiones se interponen con propósitos dilatorios, el legislador ha debido establecer ciertas
restricciones, señaladas en el art. 88 del C.P.C. (principios de buena fe y economía
procesal). (Leer la norma).
“La parte que haya promovido y perdido dos o más incidentes en un mismo juicio, no podrá
promover ningún otro sin que previamente deposite en la cuenta corriente del tribunal la
cantidad que éste fije”. Esta puede fluctuar entre una a diez U.T.M., que se aplicará como
multa, a beneficio fiscal, si se desecha el nuevo incidente.
Promovida una cuestión que no sea de aquellas que deben resolverse de plano, el tribunal
deberá estudiar si el incidente es conexo, si se ha presentado en tiempo oportuno, si es no o
de previo y especial pronunciamiento y si existe la obligación de consignar. Si se cumple
con los requisitos para su interposición, se da curso a su tramitación:
Fase polémica: (art. 89 del C.P.C.) el tribunal proveerá la solicitud confiriendo un plazo de
tres días a la contraparte para contestar (reaccionar)., proveyendo “traslado y autos”.
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La parte contraria, dentro de dicho plazo expondrá al tribunal lo que crea conveniente en
orden a su derecho, en un escrito cuya suma expresará “responde”.
Fase de prueba: (art. 90 del C.P.C.) el tribunal recibe el incidente a prueba, cuando haya
lugar a ella, es decir, cuando existan hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos
(aplicación supletoria de las normas del juicio ordinario).
La resolución que recibe el incidente a prueba determinará los puntos sobre que debe
recaer, y su recepción se hará en conformidad a las reglas establecidas para la prueba
principal (art. 323, inc. 1° del C.P.C.). Esta resolución se notifica por el estado diario (no
por cédula como es el caso del auto de prueba en el juicio ordinario).
El art. 90, inc. final del C.P.C. señala que la resolución que recibe el incidente a prueba no
es apelable. Esta norma, sin embargo, no es tan categórica, ya que de acuerdo a las normas
generales, sí puede interponerse el recurso de reposición.
Dentro de los dos primeros primeros días deberá acompañar cada parte una nómina de los
testigos de que piense valerse, con expresión del nombre y apellido, domicilio y profesión u
oficio. Sólo se examinarán los testigos que figuren en dicha nómina (art. 90, inc. 1° y 2°
del C.P.C.).
El art. 90, inc. 3° establece el término probatorio extraordinario, el cual no podrá exceder
de treinta días desde que se recibió (notificó la resolución) el incidente a prueba, cuando, a
juicio del tribunal y por resolución fundada, amplíe el plazo cuando hayan de practicarse
diligencias probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio.
También procede la concesión del término especial de prueba, aunque el legislador nada
diga, en virtud de la norma del art. 3° del C.P.C.
Fase de sentencia y recursos: (art. 91 del C.P.C.) “Vencido el término de prueba, háyanla
o no rendido las partes, y aún cuando éstas no lo pidan, fallará el tribunal inmediatamente,
o a más tardar dentro de tercero día, la cuestión que haya dado origen al incidente”.
a) Generalidades.
* La cosa juzgada, planteada como excepción, que evita que se promueva un nuevo juicio
en que se vuelva a discutir lo ya fallado por una sentencia firme o ejecutoriada.
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Art. 92 del C.P.C.: “La acumulación de autos tendrá lugar siempre que se tramiten
separadamente dos o más procesos que deban constituir un solo juicio y terminar por
una sola sentencia, para mantener la continencia o unidad de la causa”.
Es necesario analizar las situaciones descritas por los números 1°, 2° y 3° del art. 92 e
incluso interpretar algunas de sus palabras, con un sentido poco claro.
* Art. 92, inc. 2°, N° 1, primera parte: (Habrá lugar a la acumulación) “Cuando la acción
o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan deducido en otro,”
Algunos autores señalan que esta norma se refiere a la coincidencia de la triple identidad,
por tanto, no sería un caso de acumulación, sino de litispendencia.
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En otro juicio, C demanda a D respecto del mismo objeto pedido y causa de pedir. Será
procedente, en consecuencia, la acumulación de autos.
* Art. 92, inc. 2°, N° 1, segunda parte: “o cuando unas y otras emanen directa e
inmediatamente de unos mismos hechos;”
Es decir, cuando la acción o acciones que se hacen valer en un juicio emanan en forma
directa e inmediata de los mismos hechos que han dado origen a acciones hechas valer en
otro juicio.
Ejemplo: Se produce una explosión en una industria cuyos daños imputables a ésta afectan
a tres propietarios vecinos y estos tres perjudicados demandan perjuicios en procesos
diversos.
* Art. 92, inc. 2°, N° 2: “Cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean
idénticos, aunque las acciones sean distintas;”
* Art. 92, inc. 2°, N° 3: “En general, siempre que la sentencia que haya de
pronunciarse en un juicio deba producir la excepción de cosa juzgada en otro.”
En principio, pareciera ser que la norma exige la concurrencia de la triple identidad (dos o
más juicios que se pretenden acumular que sean idénticos). Pero en realidad, si concurre la
triple identidad, debería interponerse la excepción dilatoria de litispendencia.
Algunos autores creen que el N° 3 regla casos de juicios que, sin ser exactamente idénticos,
la sentencia que ponga término a uno de ellos debe producir cosa juzgada en el otro. La
situación descrita se presenta en los casos excepcionales en que los efectos de la cosa
juzgada son absolutos, “erga omnes” y no relativos (sólo a las partes del proceso).
Ejemplo: Juicios con un mismo objeto y causa en que el acreedor demanda a un codeudor
solidario en uno y a otro codeudor solidario en el segundo. Este último no podrá oponer la
excepción de litispendencia, pero sí formular un incidente de acumulación de autos.
La misma situación de cosa juzgada con efectos absolutos se da en los arts. 315, 1246 y
2513 del C.C.
• El art. 93 del C.P.C. también señala otro caso de acumulación de autos: si una persona
es declarada en quiebra, se acumulan los juicios contra el fallido ante el tribunal que conoce
de la quiebra.
La ley habla de instancias análogas pero no idénticas, es decir habrá lugar a la acumulación
cuando dos o más causas estén en la primera o en la segunda instancia, aunque sean
tramitadas por tribunales de distinta jerarquía.
La acumulación se decretará, en todos los demás casos, a petición de parte (art. 94, inc. 1°
del C.P.C.).
¿Quién puede pedir la acumulación: el inc. 2° del art. 94 nos dice que puede hacerlo
“...todo el que haya sido admitido como parte integrante en cualquiera de los juicios cuya
acumulación se pretende”.
e) Tribunal ante el cual se pide la acumulación y tribunal que sigue conociendo. (art.
98 del C.P.C.).
a) Oportunidad para pedir la acumulación. (art. 98, parte primera del C.P.C.).
“Pedida la acumulación, se concederá un plazo de tres días a la otra parte para que exponga
lo conveniente sobre ella. Pasado este término, haya o no respuesta, el tribunal resolverá,
haciendo traer previamente a la vista todos los procesos cuya acumulación se solicite, si
todos están pendientes ante él. En caso contrario, podrá pedir que se remitan los que se
sigan ante otros tribunales”.
La medida para mejor resolver consistente en traer a la vista todos los procesos que se
piden acumular es una obligación para el tribunal cuando todos los procesos están
pendientes ante él y es facultativa en caso contrario.
La norma del art. 100 del C.P.C. señala que la apelación se concederá en el solo efecto
devolutivo, sea que la resolución recurrida acoja o deniegue la acumulación.
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• Respecto del tribunal: si todos los procesos se tramitaban ante el mismo, éste sigue
conociendo de los procesos acumulados. En el caso que los procesos se tramitaban ante
tribunales distintos, se produce una importante excepción al principio de radicación de los
tribunales (art. 109 de C.O.T.), ya que por causa sobreviniente (la acumulación), uno o más
tribunales perderán su competencia respecto de aquel que deba conocer de los procesos
acumulados.
• Respecto de los procedimientos: el curso de los juicios que estén más avanzados se
suspenderá hasta que todos lleguen a un mismo estado (art. 97); de ahí en adelante se
tramitan conjuntamente y son fallados por una misma sentencia.
a) Generalidades y conceptos.
Al estudiar las normas sobre la competencia, señalamos que las partes podían promover
problemas de competencia, llamadas “cuestiones de competencia”, y si el conflicto de
competencia se presenta entre dos o más tribunales, éste recibe el nombre de “contiendas de
competencia”.
Las cuestiones de competencia son los incidentes que plantean las partes litigantes
respecto de las facultades que tienen o no los tribunales para conocer de un
determinado asunto judicial.
El art. 101, inc. 1° del C.P.C. señala que las partes podrán promover cuestiones de
competencia por inhibitoria o por declinatoria.
El tipo de incompetencia que puede reclamarse por la inhibitoria y la declinatoria puede ser
la absoluta (factores fuero, materia y cuantía) y relativa (factor territorio).
Recordemos también que los que hayan optado por uno de estos medios, no podrán después
abandonarlo para recurrir al otro y tampoco podrán emplearse los dos simultánea ni
sucesivamente (art. 101, inc. 2° del C.P.C.).
La solicitud de inhibitoria se presenta ante el tribunal requirente, quien con sólo el mérito
de lo que exponga la parte y de los documentos que presente o que el tribunal de oficio
mande agregar, si lo juzga necesario, accederá o negará lugar a ella (art. 103).
Si el tribunal requirente niega lugar a ella, una vez ejecutoriada la resolución, la cuestión de
competencia ha sido rechazada.
En cambio, si el tribunal requirente accede a la solicitud, dirigirá al que esté conociendo del
negocio la correspondiente comunicación (exhorto), con inserción de la solicitud de la parte
y de los demás documentos que estime necesarios para fundar su competencia (art. 104).
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Recibida la comunicación, el tribunal requerido oirá a la parte que ante él litigue, y con lo
que ella exponga y el mérito que arrojen los documentos que presente o que el tribunal
mande agregar de oficio, accederá a la inhibición o negará lugar a ella (art. 105).
El tribunal superior que resuelva la contienda declarará cuál de los tribunales inferiores es
competente o que ninguno de ellos lo es. Para pronunciar esta resolución, citará a uno y
otro litigante, pudiendo pedir los informes que estime necesarios, y aún recibir a prueba el
incidente. Si los tribunales de cuya competencia se trata ejercen jurisdicción de diferente
clase, se oirá también al ministerio público, es decir, la fiscalía judicial (art. 109).
En cuanto a los efectos de la inhibitoria frente a la causa principal, hay que distinguir:
• Si el tribunal requirente (en este caso más bien el que conoce de la solicitud) niega lugar
a la solicitud de inhibitoria, la causa seguirá tramitándose ante el tribunal que conoce de
ella (nunca supo de dicha solicitud).
Una vez aceptada la declinatoria, todo lo actuado ante el juez incompetente será nulo. La
resolución que acoge la incompetencia es una sentencia interlocutoria de primer grado y
además es de aquellas interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su
continuación.
a) Generalidades y conceptos.
Las implicancias y recusaciones “son causas legales que, una vez constatadas y
declaradas, hacen que un juez con competencia suficiente para conocer de un
determinado negocio judicial deje de tenerla, en razón de carecer de la imparcialidad
necesaria para intervenir en él”. (Mario Casarino V.)
La definición anterior se obtiene de lo preceptuado en el art. 194 del C.O.T. El art. 195 de
dicho código señala las causales de implicancia y el art. 196, las de recusación.
Las implicancias son verdaderas prohibiciones impuestas a los jueces para conocer o
seguir conociendo de un asunto. Se trata de normas de orden público, irrenunciables.
Las recusaciones están establecidas en beneficio de determinada parte litigante, respecto de
quien la ley presume que va a ser perjudicada por la falta de imparcialidad del juez. Son
normas de orden privado, renunciables por las partes.
Las implicancias y recusaciones afectan a las siguientes personas: (art. 113 del C.P.C.).
C.O.T.). El inc. 2° de esta norma altera levemente lo anterior, en el sentido que tratándose
de una causal de recusación de un ministro de Corte, una vez hecha la declaración, éste no
debe inhabilitarse, sino que debe esperarse la actuación de la parte interesada.
Cuando los jueces no cumplen con la obligación legal de declararse inhabilitados de oficio
o de pedirlo al tribunal de que forman parte, o bien en los casos en que la ley no obliga a
los jueces y auxiliares a hacer esta declaración, corresponde a las partes la carga de
hacer valer la inhabilidad ante el tribunal competente. (Arts. 199, inc. 2° y 200, inc. 2°
del C.O.T.).
En cuanto al tribunal competente para hacer valer las inhabilidades, hay que distinguir:
• Si se trata de recusaciones:
“Antes de pedir la recusación de un juez al tribunal que deba conocer del incidente, podrá
el recusante ocurrir al mismo recusado, si funciona solo, o al tribunal de que forma parte,
exponiéndole la causa en que la recusación se funda y pidiéndole la declare sin más
trámite” (inc. 1°).
“rechazada esta solicitud, podrá deducirse la recusación ante el tribunal correspondiente”
(inc. 2°).
b.1.- Declaración de implicancia que requiere fundarse en causa legal. Ej.: implicancia
de un juez:
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- Si la causa alegada existe y es conocida por la parte, debe alegarse antes de toda gestión
que ataña al fondo del negocio, o antes de que comience a actuar la persona en contra de la
cual se dirige (art. 114, inc. 1° del C.P.C..).
b.2.- Declaración de recusación que requiere fundarse en causa legal. Ej.: recusación
de un juez:
- Si la causa alegada existe y es conocida por la parte, deberá pedirse antes de toda
gestión que ataña al fondo del negocio, o antes de que comience a actuar la persona contra
la cual se dirige (art. 114, inc. 1° del C.P.C.).
Debido a que el reclamo por causal de recusación puede ser renunciado, el art. 125 del
C.P.C. señala que la parte favorecida con la presunción de perjuicio por la falta de
imparcialidad deberá alegar la inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días
contados desde que se notifique la declaración respectiva. Si no reclama dentro de plazo,
precluye dicha facultad.
Una vez presentada ante el tribunal competente, para determinar qué tramitación le dará
éste, es necesario distinguir:
- Cuando no es necesario expresar causa, se admitirán sin más trámite (art. 117 del
C.P.C.).
- Cuando la implicancia o recusación deba fundarse en causa legal, la ley impone una
exigencia a todo solicitante que no goce del privilegio de pobreza: deberá acompañar
comprobante de depósito judicial para responder a la multa que se imponga a la parte en
caso que su incidente sea rechazado, señalado en el art. 122. Los montos, de acuerdo al art.
118, inc. 2°, son los siguientes:
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- Si el tribunal estima que la causa no es legal, o que no la constituyen los hechos en que
se funda o si los hechos no se especifican debidamente, la desechará de plano (art. 119,
inc. 1°).
- Si el tribunal estima que la causa es legal, que la constituyen los hechos en que se funda
y que éstos aparecen debidamente especificados, pero no le consta o no aparece de
manifiesto la causa alegada, el tribunal recibirá el incidente a prueba, el cual se
tramitará en cuaderno separado (art. 119, inc. 3°).
- Si se dan los presupuestos del caso anterior, pero si los hechos en que se funda la causal
constan al tribunal o resultan de los antecedentes acompañados o que el mismo tribunal
mande agregar de oficio, la implicancia o recusación se declarará de oficio.
El art. 205, inc. 2° y 3° del C.O.T. señala cuál es el tribunal competente para conocer de las
apelaciones: aquél a quien corresponde o correspondería (proceso de única instancia) la
segunda instancia del negocio en que la implicancia o recusación inciden.
Se debe condenar en costas al que la haya reclamado y se le impondrá una multa que no
baje de la mitad ni exceda del doble de la suma que se ha debido consignar (art. 122, inc.
1° del C.P.C.). Los inc. 2° y 3° de esta norma señalan los casos en que la multa se elevará
al doble y al criterio de fijación de su monto.
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intente inhibir, y se suspenderá el juicio como en el caso anterior, hasta que se resuelva el
incidente (art. Art. 121, inc. 2°).
Nota: El art. 123 del C.P.C. se refiere al caso de abandono del incidente de implicancia
o recusación: si éste se paraliza por más de diez días, sin que la parte que lo haya
promovido haga gestiones conducentes para ponerlo en estado de que sea resuelto, el
tribunal lo declarará de plano si se trata de implicancia y con citación de la parte contraria,
si se trata de recusación.
a) Generalidades y concepto.
El privilegio de pobreza es un incidente especial, tratado ente los arts. 129 a 137 del C.P.C.,
mientras que los beneficios que éste supone, figuran el art. 591 del C.O.T.:
• Oportunidad para pedirlo: en cualquier estado del juicio, y aún antes de su iniciación
(art. 130, inc. 1°).
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• La resolución que falla este incidente será un auto (si lo rechaza, no hay dudas. Si lo
acoge, podríamos pensar que sería una sentencia interlocutoria de primer grado, por
establecer derechos permanentes a favor del solicitante, pero, de acuerdo al art. 136, el
privilegio es siempre provisional, el cual puede dejarse sin efecto, siempre que cambien las
circunstancias consideradas al otorgarse).
• Por último, el art. 133 establece que los funcionarios judiciales a quienes pueda afectar
la concesión del privilegio, podrán oponerse (actúan como terceros excluyentes).
a) Generalidades y concepto.
En el N° 2 de este capítulo, “de las cargas pecuniarias a que están sujetos los litigantes”,
nos referimos a las costas, entendiéndolas como “los desembolsos inmediatos y directos
que origina una gestión judicial y que deben ser soportados por las partes en
conformidad a la ley”.
Nos referimos también a la obligación del pago de las costas mientras pende el juicio, y que
terminado el proceso, el tribunal, al dictar sentencia, debe emitir un pronunciamiento sobre
el pago de las costas. Sobre la condena en costas trata este incidente especial, comprendido
entre los artículos 138 y 147 del C.P.C.
El art. 144 de C.P.C. establece la regla general: “La parte que sea vencida totalmente en
un juicio o en un incidente, será condenada al pago de las costas”.
El vencimiento total supone que se acojan completamente las pretensiones del demandante
o del demandado (con sus excepciones).
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• El tribunal puede eximir del pago de las costas cuando aparezca que la parte totalmente
vencida ha tenido motivos plausibles para litigar, sobre lo que debe hacer declaración
expresa en la resolución (art. 144, inc. 1°, parte final). Debe tratarse de circunstancias
calificadas que consten en el proceso que permitan al tribunal estimar que las acciones o
excepciones tenían fundamento jurídico o moral.
• En los tribunales colegiados, cuando se haya emitido uno o más votos favorables
respecto del litigante que haya sido totalmente vencido. (art. 146). Esta norma es
imperativa; en este caso la ley supone que por el hecho de haber obtenido uno o más votos
a su favor, el litigante perdedor no ha sido totalmente vencido.
• Puede el tribunal de segunda instancia eximir de las costas a la parte contra quien se
dicte sentencia, sea que se mantenga o no las costas impuestas en primera, debiendo
expresarse los motivos de la exención (art. 145). En el fondo, es una estimación de motivo
plausible para litigar de parte del tribunal colegiado.
Respecto de las costas causadas en un incidente, se aplican las mismas normas que a la
cuestión principal (art. 144) y el art. 147 prescribe que si la parte que promueve un
incidente dilatorio no obtiene resolución favorable, será precisamente condenada en costas.
Decretada por el tribunal la obligación del pago de las costas en la causa principal o en un
incidente, debe procederse posteriormente a su tasación, por el tribunal en cada instancia,
labor que comprende dos aspectos: la avaluación de las costas procesales y la regulación de
las costas personales. (art. 140).
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Nota: Desde que se derogó la norma sobre colegiatura obligatoria, dejó de tener vigencia la
aplicación del arancel respecto de los honorarios de los abogados. El art. 139, inc. 5° del
C.P.C. establece que el honorario fijado por el tribunal pertenece a la parte en cuyo
beneficio se decreta la condenación en costas, pero si el abogado lo percibe por cualquier
motivo, ese honorario debe ser imputado al pactado con el cliente.
Una vez practicada la tasación de las costas, ésta debe ponerse en conocimiento de las
partes y se tendrá por aprobada si ellas nada exponen dentro de tercero día. (art.
141).
Si alguna de las partes formula objeciones, podrá el tribunal resolver de plano sobre
ellas, o darles la tramitación de un incidente (art. 142) (resolución “traslado y autos”).
Una vez resuelto el incidente, puede la parte perjudicada interponer los recursos, de
acuerdo a las reglas generales.
El art. 143 establece el derecho de las personas cuyo honorario se ha tasado (abogados,
peritos) para exigir de quien corresponda el pago de sus servicios según la ley. De ahí el
derecho del abogado a cobrar a su cliente los honorarios pactados, aunque el tribunal los
haya regulado en un monto más bajo.
a) Generalidades y concepto.
Se tramita como incidente ordinario (resolución “traslado y autos”, pudiendo haber término
probatorio de ocho días).
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La sentencia que falla este incidente puede ser una interlocutoria de primer grado (por fallar
un incidente estableciendo derechos permanentes a favor de las partes) o un auto, si lo
desecha.
a) Generalidades y concepto.
El abandono del procedimiento es una forma de extinción del procedimiento que tiene
lugar cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución
durante un determinado lapso de tiempo.
b.1.- Que el procedimiento haya quedado paralizado durante seis meses (norma
general), contados desde la última resolución recaída en alguna gestión útil para dar
curso progresivo a los autos.
Nótese que el plazo comienza a correr desde la última resolución y no desde la notificación
a las partes de dicha resolución, que constituye la regla. Por tratarse de un plazo de meses
establecido en el C.P.C., se computa de acuerdo a los arts. 48 y 50 del Código Civil: se
comprenderán aún los días feriados.
Sólo una gestión útil tendiente a darle impulso al procedimiento interrumpe el plazo. Son
inútiles para estos efectos, por ejemplo, la presentación que solicita un certificado al
secretario o aquélla que solicita una fotocopia del expediente, etc.
El plazo de seis meses de inactividad constituye la regla general. Para el juicio ejecutivo
existe regla especial, como también en el abandono del incidente de implicancias y
recusaciones. En el recurso de apelación, el abandono figura en el art. 211 (prescripción
del recurso de apelación: 3 meses de inactividad si se apela de una sentencia definitiva y un
mes si se trata de la apelación de una sentencia interlocutoria, un auto o un decreto).
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b.2.- Que todas las partes que figuran en el juicio hayan cesado en su prosecución.
Esta inactividad puede corresponder tanto a las partes directas como a las indirectas o
terceros.
De acuerdo al art. 157 del C.P.C., no procederá en los juicios de quiebra, ni en los de
liquidación o división de herencias, sociedades o comunidades.
El art. 153 señala que el abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado y hasta que
se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa (durante todo el juicio).
El art. 155 establece la renuncia tácita del derecho a alegar el abandono: se produce cuando
renovado el procedimiento, realiza el demandado cualquier gestión que no sea la de alegar
el abandono.
El tribunal no debería abrir un término probatorio, porque los hechos constan del proceso.
La resolución que falla el incidente será una interlocutoria de primer grado si lo acoge y un
auto, en caso contrario.
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Para efectos de los recursos que proceden en contra del fallo del incidente, hay que
distinguir si éste se produce en primera o en segunda instancia y en ambos casos, si se
acogió o rechazó la solicitud de abandono.
Nota: La prescripción civil se interrumpe por todo “recurso judicial”, según el art. 2503 del
C.C., salvo que se hubiere declarado abandonado el procedimiento.
g.3.- Subsisten con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos
definitivamente constituidos. Ejemplos: acto del tribunal que declaró la autenticidad de un
documento; que condenó incidentalmente en costas; contrato de transacción parcial,
acuerdo para renunciar los recursos, etc.
9.1.- Generalidades.
Puede darse el caso que para entrar a intervenir en un juicio, tanto el demandante como el
demandado necesiten contar con ciertos antecedentes para preparar el juicio o para asegurar
determinadas pruebas que deben ser rendidas. El no contar con dichos antecedentes puede
significar la nulidad de la relación procesal o el no disponer de los medios probatorios
necesarios para las pretensiones de las partes. Para garantizar el derecho de defensa en
juicio, el legislador ha establecido entonces la institución de las medidas prejudiciales.
Las medidas prejudiciales aparecen reglamentadas en el Título IV del Libro Segundo del
C.P.C. (arts. 273 a 289). Tres observaciones sobre las medidas prejudiciales:
* No obstante estar incluidas dentro de las normas del juicio ordinario y que el art. 273 del
C.P.C. señala que “el juicio ordinario podrá prepararse...”, las medidas prejudiciales
tienen un amplio campo de aplicación, para todo tipo de procedimientos, salvo
regulación especial. De ahí que muchos autores critican su ubicación en el Código –
también es el caso de las medidas precautorias-, debiendo estar contenidas en el Libro
Primero, por tratarse de normas comunes a todo procedimiento.
* Las medidas prejudiciales no constituyen una demanda, sino que son medidas
preparatorias del juicio y por lo tanto no producen los efectos procesales propios de la
demanda, como son interrumpir la prescripción, constituir en mora al deudor, etc.
- Las prejudiciales pueden ser pedidas por ambas partes, mientras que las precautorias,
sólo por el demandante.
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- Las prejudiciales tienen como finalidad preparar la entrada al juicio, mientras que las
precautorias buscan asegurar el resultado de la pretensión.
- Las prejudiciales deben pedirse antes de la iniciación del juicio; las precautorias, en
cualquier estado de mismo, incluso antes de su iniciación, tomando en este caso el nombre
de “prejudiciales precautorias”.
Las medidas prejudiciales, según el profesor Mario Casarino, son los medios que franquea
la ley a las partes litigantes para preparar su entrada al juicio.
Según su objetivo:
Según su titular:
- Medidas prejudiciales del futuro demandante (arts. 273, 279, 280, 281, 282, 284, 285
y 286).
- Medidas prejudiciales del futuro demandado (arts. 273 N° 5, 281, 284, 286 y 288).
b) Debe oírse a la persona en contra de la cual se solicita la medida en todas aquéllas que
la ley expresamente exige su intervención. (art 289).
Los requisitos especiales para decretar las medidas prejudiciales dependen de la naturaleza
de cada una de ella, como veremos.
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Declaración jurada del futuro demandado acerca de los siguientes antecedentes. (art.
273 N° 1).
Estas medidas se decretan sólo cuando el tribunal las estime necesarias (art. 273, inc.
final).
Si el futuro demandado se niega a cumplir con la medida prejudicial decretada (para lo cual
el tribunal debe designar una audiencia), podrá imponérsele multas o arrestos (art. 274).
- si la cosa se halla en poder del futuro demandado, éste deberá mostrarlo al interesado o
bien autorizando a éste para que la reconozca, dándole facilidades para ello.
El solicitante tiene derecho a pedir se deje constancia de la clase y estado actual de los
objetos exhibidos (art. 283).
En caso que el futuro demandado expone ser simple tenedor de la cosa, podrá ser obligado
a declarar bajo juramento el nombre y residencia de la persona en cuyo nombre la tiene o a
exhibir el título de su tenencia y si no lo tiene, a declarar bajo juramento esta circunstancia.
(art. 282).
La sanción para la negativa a exhibir la cosa será la aplicación de multa o arresto y aun el
allanamiento del local donde se halle el objeto (art. 276).
No se trata de cualquier instrumento del que pretende conocer el futuro demandante, sino
de aquellos que por su naturaleza puedan interesar a diversas personas.
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Esta medida sólo procede en caso que el instrumento se encuentre en poder del futuro
demandado. Si se encuentra en poder de un tercero, deberá hacerse con la forma y
requisitos del art. 349 del C.P.C.).
El tribunal decretará esta medida sólo cuando la estime necesaria para preparar la entrada al
juicio y el actor tiene derecho a que se dejen copias de las piezas exhibidas.
No cabe la exhibición general de los libros, sino sólo de aquellas partidas que interesen al
peticionario por tratarse de negocios en que tiene interés y además debe referirse a aquellas
partes que dicen relación directa con los hechos materia del futuro proceso. La exhibición
debe ejecutarse en el lugar donde los libros se llevan y en presencia del dueño o de la
persona que él comisione.
Esta medida prejudicial, a diferencia de las demás señaladas, puede pedirla tanto el futuro
demandante como el futuro demandado (art. 288); se decretará en todo caso (art. 273,
inc. final), es decir, basta que el solicitante la pida para que el tribunal fije una audiencia
para tal efecto.
Podrá pedirse de aquel cuya ausencia del país se teme, que constituya un apoderado que le
represente, en el lugar donde va a entablarse el juicio y que responda de las costas y multas,
bajo apercibimiento de nombrársele un curador de bienes.
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a.1.- La inspección personal del tribunal: es un medio de prueba (art. 403 y siguientes
del C.P.C.), consistente en la observación directa que de los hechos realiza el tribunal.
a.2.- El informe de peritos: es un medio probatorio (art. 409 y siguientes del C.P.C.), que
se lleva a efecto mediante el informe que hacen al tribunal personas versadas en
determinada ciencia o arte, respecto de ciertas materias o hechos.
Para decretarlas, debe existir un peligro inminente de un daño o perjuicio o debe tratarse de
hechos que puedan fácilmente desaparecer (art.281, inc 1°).
Estas medidas siempre se decretan con audiencia (resolución que confiere traslado).
Si la persona se ausenta del país dentro de los 30 días siguientes al de la notificación sin
absolver posiciones, se le dará por confeso en el curso del juicio respecto de los hechos
categóricamente afirmados en el pliego. (Para evitar lo anterior podría designar un
apoderado).
Se trata de testigos respecto de los cuales se teme fundadamente que no podrán prestar
declaración en el juicio, por impedimentos graves.
Las declaraciones versarán sobre los puntos que indique el actor, calificados de
conducentes por el tribunal (art. 286, inc. 2°).
Para conceder esta medida, el tribunal previamente debe ponerla en conocimiento del
futuro demandado, quien podría alegar la improcedencia de la medida o bien acudir a la
audiencia de declaración del testigo para poder fiscalizar o controlar la prueba (tachar al
testigo, contrainterrogarlo, etc.).
10.1.- Generalidades
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Las medidas precautorias se ubican en el Título V del Libro Segundo del C.P.C. (arts. 290 a
302), no obstante su aplicación general para todo tipo de procesos.
a) Son actos procesales de parte: las solicita el actor o demandante y por regla general no
pueden ser concedidas de oficio.
b) Son instrumentales: "Para asegurar el resultado de la acción", como señala el art. 290.
Las medidas precautorias no tienen un fin en sí mismas, sino que están al servicio de otra
resolución definitiva.
c) Son provisorias: ellas dejan de surtir efectos una vez cumplida su finalidad o bien
cuando ya no se justifica su permanencia (principio "rebus sic stantibus"). (art. 301).
d) Son idóneas: deben caucionar el fin que se busca y no otro: asegurar la futura ejecución
de la sentencia condenatoria que se imponga al demandado.
f) No son taxativas: las precautorias del C.P.C. no son las únicas que pueden pedirse, ya
que también pueden solicitarse las demás precautorias que autorizan las leyes (art. 301
como son por ejemplo, los alimentos provisorios en el juicio de alimentos o el derecho legal
de retención) y también puede el actor pedir medidas precautorias no autorizadas
expresamente en la ley (art. 298).
h) Pueden ser unilaterales, es decir, concederse y llevarse a efecto aún antes de notificar
al demandado (art. 302, inc. 2°).
En cuanto a su oportunidad procesal, el art. 290 señala que pueden pedirse en cualquier
estado del juicio, aunque no esté contestada la demanda. Pueden solicitarse aún después
de citadas las partes a oír sentencia (lo que constituye una excepción art. 433, inc. 2°).
Por la amplitud de sus términos, estas medidas podrían solicitarse tanto en la primera como
en la segunda instancia y aún en el recurso de casación.
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c) Que el demandado tenga bienes sobre los cuales aplicar la medida precautoria. El
derecho de prenda general del art. 2465 del C.C. se ejerce sobre los bienes del deudor.
Estos deben limitarse a los bienes necesarios para responder a los resultados del
juicio (el juez debe considerar una equivalencia entre los bienes objeto de la medida
precautoria y el monto del juicio).
Las mencionadas en las letras c) y d) son los requisitos generales que específicamente exige
la ley, en el art. 298.
10.4.- Análisis de las medidas precautorias del art. 290 del C.P.C.
El secuestro, según el art. 2249 del C.C., es el depósito de una cosa que se disputan dos o
más individuos, en manos de otro que debe restituirla al que obtenga una decisión en su
favor. .Como precautoria, el secuestro no es convencional, sino judicial: se constituye y
prueba por una resolución judicial.
Su procedencia está determinada por el art. 291, que regla dos casos:
• En el caso del art. 901 del C.C., es decir, cuando reivindicándose una cosa corporal
mueble, hubiere motivo para temer que se pierda o deteriore en manos del poseedor.
• En los casos que se entablen otras acciones cuyo objeto es una cosa mueble
determinada y haya motivo de temer que se pierda o deteriore en manos de la persona que,
sin ser poseedora de dicha cosa, la tenga en su poder. (art. 291).
Son aplicables a esta medida precautoria las normas que rigen a los depositarios de los
bienes embargados contenidas en el juicio ejecutivo (art. 292) y en segundo término las
que contiene el C.C. sobre el contrato de depósito.
Sus facultades consisten en el deber de llevar cuenta de las entradas y gastos de los bienes
intervenidos. Además el interventor debe dar al interesado o al tribunal noticia de toda
malversación o abuso que observe en la administración de dichos bienes, pudiendo decretar
el depósito y retención de los productos líquidos en la cuenta corriente del tribunal (art.
294).
Los casos en que procede el nombramiento de interventor son los siguientes: (art. 293)
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• Caso del art. 902, inc. 2° del C.C.: cuando se demanda el dominio u otro derecho real
constituido sobre un inmueble, y existe justo temor que el poseedor cause deterioro a la
cosa
• Cuando haya justo motivo para temer que se destruya o deteriore la cosa que es objeto
del juicio, o que los derechos del demandante puedan quedar burlados.
Esta medida recae exclusivamente sobre dineros o cosas muebles y su finalidad es evitar
que el demandado disponga de ellos durante el curso del proceso.
La retención puede recaer sobre los bienes que son materia del juicio o sobre otros bienes
determinados del demandado, cuando sus facultades no ofrezcan suficiente garantía, o haya
motivo racional para creer que procurará ocultar sus bienes o cuando la ley expresamente lo
permita (art. 295, inc. 1°).
Los bienes retenidos como medida precautoria se encuentran en la misma situación jurídica
de los bienes embargados, es decir, quedan fuera del comercio humano, por lo que existe
objeto ilícito en su enajenación, de acuerdo al art. 1464 del C.C.
Nota: no hay que confundir esta medida precautoria con el derecho legal de retención que
establece la ley a favor de ciertos acreedores, que aparece regulado en el art. 545 del C.P.C.
Esta medida precautoria puede recaer sobre bienes que son materia del juicio o sobre bienes
ajenos al juicio (art. 296, inc. 1°), siendo diversos sus requisitos de procedencia:
* Si se pide sobre bienes que son materia del juicio, sólo basta que se acredite lo anterior
para que el tribunal pueda concederla, si se cumple además con los requisitos generales
para decretar las medidas precautorias.
* Si se pide sobre otros bienes determinados del demandado, se requiere que las
facultades de éste no ofrezcan suficiente garantía para asegurar el resultado del juicio (art.
296, inc. 1°, parte final)., además de los requisitos generales.
Nota: El art. 1464 de C.C. señala que hay objeto ilícito en la enajenación, 4°: de las
especies cuya propiedad se litiga. Según la norma, basta que se verifique esta circunstancia
para que la enajenación sea nula por objeto ilícito. El inc. 2° del art. 296 modifica la norma
del C.C. al disponer "para que los objetos que son materia del juicio se consideren
comprendidos en el N° 4 del artículo 1464 del Código Civil, será necesario que el tribunal
decrete prohibición respecto de ellos". (cuando se trata de medida precautoria de
prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes materia del juicio, la ilicitud de la
enajenación es declarada solemnemente: por resolución judicial).
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• Entre las partes: produce efectos desde que son notificadas de la resolución.
Si se trata de bienes muebles, sólo producirá efectos respecto de los terceros que tengan
conocimiento de ella al tiempo del contrato. (art. 297, inc. 2°).
10.5.- Las medidas precautorias del art. 298, parte final del C.P.C.
Se trata de aquellas no autorizadas expresamente por las leyes. Para concederlas, deben
concurrir los requisitos generales de toda medida precautoria:
• que se limiten a los bienes necesarios para responder a los resultados del pleito (art.
298, inc. 1°).
Además, deberá, como requisito especial, deberá otorgarse caución para responder el
actor de los perjuicios que se originen, si el tribunal así lo estima necesario (art. 298, parte
final).
Se trata de las demás medidas precautorias que autorizan las leyes, tanto de fondo como
procesales que no sean las ya señaladas.
Para concederlas sólo se exigen los requisitos especiales que cada texto legal establece.
Ejemplo de este tipo de medida: solicitud de nombramiento de un administrador
proindiviso en un juicio de partición de bienes (art. 654 del C.P.C.).
El demandante debe presentar su solicitud ante el tribunal que está conociendo del juicio,
especificando una o mas de las medidas precautorias pedidas, con indicación que su
otorgamiento es indispensable para asegurar el resultado de su acción y que se verifican los
requisitos generales y especiales para decretarla.
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10.8.- Las medidas prejudiciales precautorias. (art. 279 y 280 del C.P.C.).
• Que se determine el monto de los bienes sobre que deben recaer las medidas
precautorias, y,
• Que se rinda fianza u otra garantía suficiente, a juicio del tribunal, para responder de los
perjuicios que se originen y multas que se impongan.
Aceptada la solicitud, el solicitante deberá demandar dentro de 10 días (plazo que puede ser
ampliado a 30 días) y además deberá pedir que se mantengan las medidas decretadas.
Si el futuro demandante no cumple con las dos cargas anteriores, o si habiendo cumplido lo
anterior el tribunal decide no mantener las medidas decretadas, la ley presume doloso el
procedimiento seguido por el futuro demandante y éste deberá responder de los perjuicios
causados (art. 280, inc. final).
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