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Ciro Alegría nació el año 1909 en Huamachuco, lugar situado en la sierra norte del
Perú, al igual que César Vallejo de quien ocasionalmente fuera alumno en la escuela
primaria, niño todavía. A los cinco años de edad fue a vivir con sus padres a Marcabal
Grande, hacienda de sus abuelos a orillas del río Marañón. A los siete años fue enviado
a casa de una abuela en Trujillo, para que estudiara en el Colegio Nacional de San Juan,
donde César Vallejo fue su profesor.
Los gamonales con leyes para expropiar a los comuneros. La ley, el derecho, es
para los gamonales. Dificultades para levantar la escuela. El indio es despreciado. El
tinterillo Bismark, "defensor jurídico" frente al gamonal Amenábar. Murió mucha gente
del tifo. Guerra con Chile. "Las madres blasfemaban...". Aparecen los azules y los
colorados. Dejaron hijos. Habla de dos ladrones disfrazados de frailes que bendecían el
ganado y regalaban ovejas a la comunidad. Referencia a diversas supersticiones. La
esposa de Rosendo, Pascuala, había muerto.
Se presenta a este personaje que despojaba a los ricos y daba a los pobres; aunque
también robaba a los pobres cuando necesitaba. Encuentra a Doroteo Quispe que iba a
comprar para la fiesta de San Isidro. El Fiero le roba los cien soles que llevaba, pero
después le devuelve ochenta y diez más para velas a San Isidro, por la oración al Justo
Juez que recita Doroteo. Aparece Valencio, hermano de Casiana, amante del Fiero
Vásquez. DescHieren en la cara al Fiero con carabina. Se repone y llega a un pueblo,
donde le cura la Sra. Elena. Llega don Teodoro, el esposo de Elena. El Fiero cuenta que
anduvo errante por matar a don Malaquías que había pegado a su madre. Se queda
trabajando con don Teodoro. Describe las peripecias de don Teodoro y el Fiero para
atravesar el río Condebamba. Don Teodoro se fue a firmar porque fue elegido diputado.
El Fiero se casa con Gumersinda. Estando en la chacra le ataca un desconocido al que
mata en defensa propia, pero tiene que huir. A los seis meses regresa. Su hijo había
muerto. Su esposa había sido violada por los gendarmes y tuvo que ser sirvienta del juez
para poder salir de la cárcel. Se informa del juicio con Amenábar y se va, caída la
noche.
V. El maíz y el trigo
Narración del arreo de vacas por un grupo de jóvenes por un valle. También se
narra la siega, el acarreo y la trilla. Describe cómo se avienta el trigo con horquetas y
palos de madera, hasta separar la paja del grano.
VI. El ausente
Ganó Benito en la carrera de caballos para atrapar el gallo, que colgaba de una
soga, y los treinta soles que estaban en un canasto. Por la noche hubo un baile. Prefirió
no pelear y se fue. Vagando de un lado para otro llegó al Callejón de Huaylas. Allí
pagaban los gamonales peor que en el norte. Tuvo que huir porque soltó a dos indios
que habían sido torturados por considerarles culpables de robo. Llegó a Pueblo Libre.
Pajuelo, que había dejado el pueblo por los abusos, vino, ya adulto, a ponerse al lado de
los indios explotados por gamonales y autoridades; se puso a arengar a la gente. Benito
está ahí con su caballo "Lucero". Hieren a Pajuelo y a los pocos que quedan les llevan
presos por subversión. Con el tiempo salen todos menos Benito, que por ser forastero no
tiene quien le defienda. Por fin lo sueltan, pero se queda sin su caballo y con hambre. Se
pone a trabajar en una hacienda. Allí, los indios cuentan historias de revoluciones en el
Callejón, pensando que se repetirán: y al día siguiente, la misma realidad.
El papel sellado es un mal nacional, que no puede faltar, aunque falte el pan. Por su
familia don Álvaro es enemigo de los Córdova. Íñiguez es el defensor de don Álvaro. Se
compran a falsos testigos, al subprefecto, al juez y al mismo Bismark Ruiz. Se
encontraron los hitos —que señalan los linderos— fuera de su sitio, y los colocaron de
nuevo. Mardoqueo, vendedor de esteras y encargado de espiar, fue flagelado. Bismark
dijo a Rosendo Maqui que él descalificaría a Contreras, a García y a otros más.
Habla de Nasha, bruja y curandera, que con hierbas, el cuy, etc., podría hacer algo
contra don Álvaro Amenábar. Sacó una fotografía suya de la hacienda, de noche. Don
Álvaro la descubrió y dijo que no la mataba porque su padre había salvado al de don
Álvaro. ¿Qué había hecho don Gonzalo Amenábar con los indios? ¿Qué hacía don
Álvaro? Explotarlos, matarlos, flagelarlos, despojarlos. En vista de que don Álvaro
seguía bien de salud, empezaron las dudas sobre Nasha, y al final nadie creía en ella; se
justificaba: "No le puedo agarrar el ánima...".
Rosendo Maqui tiene que buscar testigos que no sean de Rumi. Rezan a San Isidro
para que salve a la comunidad. Los buscaron en Muncha y Viyumi; sabían que los
comuneros tenían razón, pero no se atrevían a enfrentarse con don Álvaro. Apareció
Jacinto Prieto, el herrero del pueblo; y enviaron al "Zurdo", vagabundo y truhán, para
que le provocase. En efecto, le propinó una paliza y Prieto fue a la cárcel.
VIII. El despojo
IX. Tormenta
Nació el hijo de Casiana. No se sabe nada del Fiero Vásquez; otros han muerto.
Doroteo entra a Muncha, el caserío donde esta Zenobio García, el gobernador.
Sospechan del bandido. Los bandidos entran a medianoche disparando mucho, para
impresionar. Entraron en Muncha y Zenobio huyó, pero la esposa, la hija y la sirvienta
no pudieron hacerlo. Cuando regresó a la casa se encontró con el saqueo: todo el
esfuerzo de años, perdido. Se emborrachó. Los bandidos encontraron al "Mágico"
(mercachifle) y después de despojarle de la mercadería, le echaron en un pantano, donde
se hundió.
En una cantina de Lima está Benito Castro, que trabaja en una imprenta. Allí
comenta con el tipógrafo llamado Santiago de cómo domó una mula en su comunidad.
Llegó Lorenzo Medina, el gran líder sindical. Benito se va con él a trabajar en un bote
pesquero. Luego se entera Benito que Lorenzo no dirige nada; que había sido expulsado
del sindicato. Hablan de explotación de indígenas en las haciendas, de la construcción
de ferrocarriles, etc.
Cuenta Benito que, por haber matado a su padrastro, y a falta de cárcel, fue
encerrado en un cuarto de Rosendo Maqui; este último lo soltó.
Benito quiere volver a la comunidad, por eso estaba aprendiendo a leer. Termina la
historia narrando la fuerte explosión que hubo en el Callao, y cómo eso hundió el bote;
de cómo la lancha no daba para vivir; y de que ambos (Benito y Lorenzo) tuvieron que
quedarse en el Callao, resignados en trabajar recogiendo conchitas, después de haber
intentado éxito— encontrar otro trabajo en Lima.
Una pastora encontró entre unos matorrales la cabeza del Fiero Vásquez. Llegaron
el juez, el subprefecto y muchos campesinos. No había indicios de quién lo había
matado: ¿los gendarmes, una mujer por celos,...? Enterraron la cabeza. Casiana se
enteró del suceso.
Juan Medrano está mirando Solma, la tierra que tiene por delante y que se parece
un poco a Rumi; Juan Medrano la anidó. Simona, cocinando al raso, está con él. Se hace
de noche y duermen allí. Su destino es trabajar la tierra, como su abuelo Antón. Juan y
Simona tienen dos hijos: Roli y Elvira. Hacen su casa, y siembran en ese mes de
noviembre, con la ilusión de obtener una buena cosecha que pueda beneficiar a los
padres de ambos y a Modesto, un pastor que vive solo —únicamente tiene la compañía
de una culebra— y a quien tratan de brujo. Llegaron las lluvia y crecieron el trigo y el
maíz; Juan realizó la cosecha —con la ayuda de otros, como es habitual—, acordándose
de Rosendo. Al final de la cosecha llegó don Ricardo, que se llevó la mitad de lo
recogido, y reclamó casi otro tanto por las facilidades prestadas: los colonos se
quedaron únicamente con los granos necesarios para su sustento.
Dinamitaron la laguna para aprovechar más tierras de cultivo. Benito Castro dijo a
la comunidad que él era el responsable de eso, a pesar de las supersticiones. La gente se
oponía por la superstición de la "mujer negra y peluda", que suponían vivía en la
laguna. También destruyó unas ruinas donde, decían, estaba el "chocho". Pero no había
ni tal chocho ni tal laguna encantada. No pocos se opusieron, se discutió en la
comunidad, y la mayoría voto a favor de Benito. Clemente renunció por el reuma y
Benito fue elegido Alcalde.
Artemio Chauqui decía: "El indio es un Cristo clavado en una cruz de abuso".
Benito Castro organizó a la gente contra Amenábar, que intentaba llevarles a trabajar a
su chacra. También luchan los munchinos. Se acercaron los de Amenábar. Benito
Castro dispuso las operaciones y treinta hombres se pegan contra las peñas dejando la
vía libre. Al fin aparecieron los guardias con un indio de guía. Se tiraron al suelo ante
los disparos; murieron seis guardias y algunos comuneros: Porfirio Medrano y Fidel
Vásquez. Rumi y Umay también se sublevaron, pero les atacaron con máuseres. Mueren
muchos, entre ellos Benito Castro.
CONTENIDO
El título
Ciro Alegría le da este título debido a lo que se vive en la misma obra: la lucha
constante por poseer la tierra, el despojo sufrido por los indios, por parte de las
autoridades, quienes se empeñan en enviarlos por otras tierras, aludiendo a que el
mundo es ancho, pero ajeno: pues cada uno habita un determinado lugar y éste no puede
ser tomado por otro.
Género
Temas
Personajes
Ciro Alegría utiliza tres tipos de personajes en su novela: los indios, los mestizos y
los blancos.
El Fiero Vásquez, héroe bandolero que sirve a la causa de los indios con gran
pasión, demostrando un enorme coraje en sus acciones.
Amadeo Illas, por el que podemos conocer lo que significa la explotación de los
indígenas en los sembríos de cocales, en donde se interna en busca de una mejor suerte
y porvenir.
Y como no podía ser de otra manera, los blancos, enemigos de los indígenas, cuyo
mejor personaje es:
Zenobio García, gobernador sin escrúpulos, que sólo vive para enriquecerse.
Marcos referenciales
Argumento
Cierto día llegaron los montoneros, gritando: unos, "¡Viva Cáceres!" —eran los
colorados—, y otros, "¡Viva Iglesias!" —los azules—. Estos montoneros dejaron en
Rumi ingratos recuerdos e hijos bastardos como Benito Castro, quien repudiado por su
padrastro vivió en la casa del Alcalde hasta que partió a conocer mundo.
Con todo esto había en Rumi paz y contento. Mas, un día, la presencia del
poderoso terrateniente Álvaro Amenábar ensombreció el límpido cielo de la comarca.
El gamonal amenazó a Rosendo, el Alcalde, reclamando las tierras comunales. Íñiguez
entabló juicio a la comunidad que, para defender sus derechos, contrató los servicios del
abogado Bismark Ruiz. Amenábar compró testigos: al "Mágico", al gobernador García
y a otros de la comunidad de Muncha; también sobornó a Bismark, al juez y a otras
autoridades.
La asamblea convocada por Rosendo Maqui acordó el éxodo: se irían a las faldas
del cerro Yanañahui. En esos roquedales donde crece la miseria como sombras de
muerte, pasaron más penurias aún. Muchos se fueron a probar suerte; algunos, como
Quispe, Cahua y Condorumi, se volvieron bandoleros. Después, Rosendo Maqui fue
encarcelado acusado de abigeato, intento de homicidio y ser compinche del Fiero
Vásquez. Golpeado por los gendarmes, el buen viejo Rosendo murió en la cárcel.
Años después retorna Benito Castro, que trató de redimir a los suyos y procuró
construir la escuela que no pudo hacer el venerable Rosendo, pues era bueno saber leer
y escribir. Pero Amenábar no cesaba en su ambición: no satisfecho con las tierras
despojadas, ahora quiere y necesita gente que trabaje sus minas o sus plantaciones de
coca. ¡Y no hay quien proteja a los indios!