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Patologías psiquiatritas
Trastorno de Pánico
El trastorno de pánico puede aparecer en cualquier clase social, cultura o raza, pero siempre será
preponderante en las mujeres en una relación de 3 a 4. Generalmente comienza entre los 25 y
los 30 años, pero puede iniciarse también en la adolescencia, , no suele diagnosticarse hasta que
la persona es mayor. Las personas con esta afección generalmente se someten a pruebas y
exámenes para síntomas relacionados con ataque cardíaco u otras afecciones antes de que se
haga el diagnóstico de trastorno de pánico.
Las causas exactas del trastorno de pánico aun son desconocidas para la ciencia siquiátrica, pero
a pesar de ello entre las presumibles causas que originan un trastorno de pánico manifestado en
un ataque de pánico las podemos dividir en 2 tipos; factores neurobiológicos (vulnerabilidad
somática), psicológicos (traumas psíquicos o sexuales antes de los cinco años, "que alterarían el
patrón neurobiológico" y ambientales, que oportunamente: serán gatillados por desencadenantes
psicológicos y desencadenantes físicos, siendo estos los posibles tipos de causas del trastorno de
pánico:
1. Factores físicos:
Predomino del sistema cardiorrespiratorio. Cuando una persona siente ansiedad, se producen
una serie de respuestas físicas de varios tipos: cardiorrespiratoria (taquicardia, respiración
acelerada, sensación de falta de aire...), músculo-esquelética (temblores, hormigueos...) y
gastrointestinal (náuseas, malestar abdominal, etc.). En cada persona puede haber un
predominio de uno u otro sistema y parece ser que es el primero (cardiorrespiratorio) el que está
más relacionado con el pánico.
Los ataques de pánico suelen aparecer por primera vez durante una etapa de estrés prolongado.
En estas situaciones, las personas con predominio cardiorrespiratorio están teniendo una
respiración superficial e ineficaz, tienden a hiperventilar, sus músculos están tensos, su corazón
se acelera para compensar esta mala respiración, hasta que llega un momento en que los
síntomas de hiperventilación aumentan. Aquí entran en juego los factores psicológicos y de
personalidad para acabar provocando un ataque de pánico.
Consumo exagerado de sustancias adictivas. Como el café, el alcohol y la cocaína, que por
deprivación generan efecto rebote o medicamentos que producen ansiedad.
2. Factores psicológicos.
Las personas con tendencia al ataque de pánico suelen tener las siguientes características:
• Toleran mal el estrés y tienden a responder intensamente ante situaciones que les
resultan estresantes.
• Gran sensibilidad a las reacciones corporales (como corazón acelerado, mareo, etc), que
interpretan como peligrosas y pueden llegar a verlas como amenazas serias para su
salud, cuando en realidad se trata de reacciones normales e inofensivas, como la
reacción al miedo. Responden a estas reacciones con ansiedad y síntomas físicos.
• Tendencia a responder con miedo ante los síntomas de ansiedad y hacer interpretaciones
catastrofistas. Por ejemplo, las palpitaciones son interpretadas como indicio de ataque
cardíaco, la sensación de irrealidad la interpretan como indicio de que se están
volviendo locos, etc.
• Sobre exigentes con sus propios cuerpos y mentes, lo cual les genera mayores trastornos
intrapsíquicos lo cual aumenta los factores de riesgo.
De este modo, en cuanto aparecen los primeros síntomas de hiperventilación durante una etapa
de estrés prolongado, estas personas se asustan mucho, piensan que algo malo les pasa, el miedo
hace que su corazón se acelere aún más y que aumenten los síntomas, los cuales son a su vez
interpretados como una amenaza muy seria contra su salud. Piensan que puede ser un infarto,
que se van a morir, que perderán el control del coche y se estrellarán (si van conduciendo), etc.
y el miedo va aumentando hasta transformarse en verdadero pánico. Después, el miedo a que
vuelva a suceder los mantiene tensos y ansiosos, aumentado así las posibilidades de que,
efectivamente, acaben teniendo un nuevo ataque de pánico.
Por tanto, el ataque de pánico es la respuesta psicofisiológica normal (e inofensiva) que sucede
ante situaciones de gran peligro (como cuando un enorme perro furioso se abalanza contra ti con
intención de atacar), con la diferencia de que en el caso del ataque de pánico, no existe ningún
peligro real.
También, otro factor incidente puede ser la crianza marcada por padres que habrían tenido una
actitud sobre protectora pero con escaso cuidado en lo que se refiere a la expresión de las
emociones y a un real acercamiento afectivo. El porcentaje (prevalencia) de personas afectadas
de este trastorno de por vida, oscila entre el 2 y el 5%. O sea, que en Argentina podrían
padecerlo más de 1 millón de personas, teniendo en cuenta que la mayoría están
subdiagnosticadas. La evolución suele ser crónica y discapacitante si no se trata adecuadamente.
Los intentos de suicidio, pueden llegar al 20 %.
Ansiedad Anticipatoria:
Estado de preocupación casi permanente, por temor a que las crisis se repitan.
Aparece o aumenta su intensidad cuando debe enfrentarse una situación temida y puede llegar a
ser el síntoma que más sufrimiento produce, ya que acompaña a la persona de un modo continuo
Los tratamientos efectivos para el trastorno de pánico deben incluir medicamentos específicos,
formas particulares de psicoterapia y una adecuada educación acerca del trastorno.
La combinación de estos tres tratamientos produce los mejores resultados, aliviando a la gran
mayoría de las personas afectadas. Los medicamentos alivian el factor biológico de la
enfermedad, psicoterapeuticamente el tratamiento debe superar los temores y fortalecer las
vulnerabilidades sicológicas del individuo.