Sie sind auf Seite 1von 4

Instituto O’Higgins

Hermanos Maristas
Rancagua

Patologías psiquiatritas
Trastorno de Pánico

Integrantes: Carlos Mena, Francisco Ossandón, Felipe Troncoso


Curso: 3º A Humanista
Fecha: 28 de noviembre de 2006
Asignatura: Filosofía y Psicología
Profesor: Cristián López

Origen del trastorno de pánico

El trastorno de pánico puede aparecer en cualquier clase social, cultura o raza, pero siempre será
preponderante en las mujeres en una relación de 3 a 4. Generalmente comienza entre los 25 y
los 30 años, pero puede iniciarse también en la adolescencia, , no suele diagnosticarse hasta que
la persona es mayor. Las personas con esta afección generalmente se someten a pruebas y
exámenes para síntomas relacionados con ataque cardíaco u otras afecciones antes de que se
haga el diagnóstico de trastorno de pánico.

Las causas exactas del trastorno de pánico aun son desconocidas para la ciencia siquiátrica, pero
a pesar de ello entre las presumibles causas que originan un trastorno de pánico manifestado en
un ataque de pánico las podemos dividir en 2 tipos; factores neurobiológicos (vulnerabilidad
somática), psicológicos (traumas psíquicos o sexuales antes de los cinco años, "que alterarían el
patrón neurobiológico" y ambientales, que oportunamente: serán gatillados por desencadenantes
psicológicos y desencadenantes físicos, siendo estos los posibles tipos de causas del trastorno de
pánico:

1. Factores físicos:

Predomino del sistema cardiorrespiratorio. Cuando una persona siente ansiedad, se producen
una serie de respuestas físicas de varios tipos: cardiorrespiratoria (taquicardia, respiración
acelerada, sensación de falta de aire...), músculo-esquelética (temblores, hormigueos...) y
gastrointestinal (náuseas, malestar abdominal, etc.). En cada persona puede haber un
predominio de uno u otro sistema y parece ser que es el primero (cardiorrespiratorio) el que está
más relacionado con el pánico.

Hiperventilación. Se trata de una respuesta común a la ansiedad, que es mayor en aquellas


personas en las que la ansiedad activa preferentemente el sistema cardiorrespiratorio. Los
síntomas de la hiperventilación son: respiración entrecortada, mareos palpitaciones, dolor en el
pecho, etc. Algunas personas hiperventilan no sólo en situaciones de ansiedad, sino de modo
crónico, debido a que no respiran correctamente (respiración superficial y frecuente, predomino
de la respiración oral) o a problemas de salud física como trastornos nasales o hipertiroidismo.

Los ataques de pánico suelen aparecer por primera vez durante una etapa de estrés prolongado.
En estas situaciones, las personas con predominio cardiorrespiratorio están teniendo una
respiración superficial e ineficaz, tienden a hiperventilar, sus músculos están tensos, su corazón
se acelera para compensar esta mala respiración, hasta que llega un momento en que los
síntomas de hiperventilación aumentan. Aquí entran en juego los factores psicológicos y de
personalidad para acabar provocando un ataque de pánico.
Consumo exagerado de sustancias adictivas. Como el café, el alcohol y la cocaína, que por
deprivación generan efecto rebote o medicamentos que producen ansiedad.

2. Factores psicológicos.

Las personas con tendencia al ataque de pánico suelen tener las siguientes características:

• Toleran mal el estrés y tienden a responder intensamente ante situaciones que les
resultan estresantes.
• Gran sensibilidad a las reacciones corporales (como corazón acelerado, mareo, etc), que
interpretan como peligrosas y pueden llegar a verlas como amenazas serias para su
salud, cuando en realidad se trata de reacciones normales e inofensivas, como la
reacción al miedo. Responden a estas reacciones con ansiedad y síntomas físicos.
• Tendencia a responder con miedo ante los síntomas de ansiedad y hacer interpretaciones
catastrofistas. Por ejemplo, las palpitaciones son interpretadas como indicio de ataque
cardíaco, la sensación de irrealidad la interpretan como indicio de que se están
volviendo locos, etc.
• Sobre exigentes con sus propios cuerpos y mentes, lo cual les genera mayores trastornos
intrapsíquicos lo cual aumenta los factores de riesgo.

De este modo, en cuanto aparecen los primeros síntomas de hiperventilación durante una etapa
de estrés prolongado, estas personas se asustan mucho, piensan que algo malo les pasa, el miedo
hace que su corazón se acelere aún más y que aumenten los síntomas, los cuales son a su vez
interpretados como una amenaza muy seria contra su salud. Piensan que puede ser un infarto,
que se van a morir, que perderán el control del coche y se estrellarán (si van conduciendo), etc.
y el miedo va aumentando hasta transformarse en verdadero pánico. Después, el miedo a que
vuelva a suceder los mantiene tensos y ansiosos, aumentado así las posibilidades de que,
efectivamente, acaben teniendo un nuevo ataque de pánico.

Por tanto, el ataque de pánico es la respuesta psicofisiológica normal (e inofensiva) que sucede
ante situaciones de gran peligro (como cuando un enorme perro furioso se abalanza contra ti con
intención de atacar), con la diferencia de que en el caso del ataque de pánico, no existe ningún
peligro real.

También, otro factor incidente puede ser la crianza marcada por padres que habrían tenido una
actitud sobre protectora pero con escaso cuidado en lo que se refiere a la expresión de las
emociones y a un real acercamiento afectivo. El porcentaje (prevalencia) de personas afectadas
de este trastorno de por vida, oscila entre el 2 y el 5%. O sea, que en Argentina podrían
padecerlo más de 1 millón de personas, teniendo en cuenta que la mayoría están
subdiagnosticadas. La evolución suele ser crónica y discapacitante si no se trata adecuadamente.
Los intentos de suicidio, pueden llegar al 20 %.

Síntomas del trastorno de pánico

Esta enfermedad comprende tres elementos principales:

Crisis de Pánico Recurrente:


Constituyen la principal manifestación de trastorno. Se caracterizan por ser episodios de
angustia de intensidad extrema, inicialmente de comienzo brusco y sin motivo aparente, con
intensos síntomas físicos, asociados a sensaciones de muerte, terror o descontrol. Con el curso
de la enfermedad también se presentan crisis de intensidad limitada, del tipo que el paciente
siente que "puedo controlar". Estas crisis leves tienen gran importancia en la evolución de la
enfermedad, ya que suelen pasar desapercibidas, y de este modo favorecen la persistencia de
síntomas residuales y luego de recaídas.

Ansiedad Anticipatoria:
Estado de preocupación casi permanente, por temor a que las crisis se repitan.
Aparece o aumenta su intensidad cuando debe enfrentarse una situación temida y puede llegar a
ser el síntoma que más sufrimiento produce, ya que acompaña a la persona de un modo continuo

Conductas de Evitación (Agorafobia):


Se intenta evitar situaciones o lugares que se asocian con nuevos episodios, o bien, con la
dificultad de huir o recibir ayuda oportuna en caso de una nueva crisis, Ejemplos comunes son
evitar salir o viajar solo, espacios cerrados, muy concurridos o aislado, reuniones sociales, usar
transporte público y cruzar túneles.

Además de esto los síntomas se pueden

también clasificar en:

Tratamiento del trastorno de pánico

Los tratamientos efectivos para el trastorno de pánico deben incluir medicamentos específicos,
formas particulares de psicoterapia y una adecuada educación acerca del trastorno.

La combinación de estos tres tratamientos produce los mejores resultados, aliviando a la gran
mayoría de las personas afectadas. Los medicamentos alivian el factor biológico de la
enfermedad, psicoterapeuticamente el tratamiento debe superar los temores y fortalecer las
vulnerabilidades sicológicas del individuo.

La mejoría inicial generalmente se consigue en un período de tiempo breve, aproximadamente


de seis a ocho semanas. Sin embargo, es necesario que se mantenga el tratamiento con
medicamentos por lo menos 1 año, a fin de evitar recaídas y lograr una erradicación total de los
síntomas. Si no es tratado adecuadamente pueden haber periodos de mejoria en donde igual
sigue existiendo la enfermedad. Un tratamiento completo e integral, que incluye adecuadas
medidas de auto cuidado, contribuye al alivio de las molestias y mejora el pronóstico a largo
plazo. La constancia en el cumplimiento de todas las metas es esencial para un buen resultado
final. La suspensión prematura del tratamiento, con presencia de síntomas residuales, es una de
las principales causas de recaídas posteriores. Por tanto, cumplir las indicaciones es
fundamental para una recuperación completa.

Realidad en Chile del trastorno de pánico

En chile no deja de estar presente, pues se estima que al menos un 3% de la población,


alrededor de medio millón de personas en Chile, se verán afectadas por este problema en algún
momento de sus vidas. El trastorno de pánico suele comenzar entre la segunda y la tercera
década de la vida, aunque puede presentarse en personas de cualquier edad, incluso en niños. Es
dos a tres veces más frecuente en mujeres que en hombres. El trastorno de pánico afecta con
mayor frecuencias a personas que también padecen de enfermedades del ánimo como depresión
o bipolaridad, y de otros trastornos por ansiedad, como ansiedad generalizada, ansiedad social y
estrés post traumático.

Das könnte Ihnen auch gefallen