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Massimo Cacciari El dios que baila PAIDOS "Md rin: edie a dense [© 20, Eone Cre & Pag t Bins Matt ‘Tiadin de Vis Galo al Fide ECF ako 0, ns Ale ‘dines Pier Sh Marat Ca $2 Baran oa acho dente ee rove IL op on Ages Dee in Ara Inpro Gri MIS Indice Prslogo ° 1. EL hacer del canto i" 2. Elespej de Plat nninnane 3, Natit, odela pinta eves TD 4, Bldios que ala en) 5. Los mensjeosslenciosos. De lela Schopenhacr- Wagner 109 6 De Heget a Dachamy sons 145 El hacer del canto 1. Ninguna apologia supo nunca cuestionar de una manera tan radical esta forma inquietante y especifica del hacer, de la produccién, que une el verso y la pintura, la escultura y la imisica —ninguna exaltacién supo hacerlo— con un desprecio tal de la daxa, cuestionar las antinomias constitutivas tanto como la condena platénica. Es cierto que la investigacién esti a veces bien disimulada: si, en efecto, no se trataba mas que de technai relativas a la orna- mentacion (peri ton kosmon), o de un juego de nifios (pdignion), sin ninguna intenci6n seria (Politica, 288 ©), gc6mo explicar la afirmacién qne da inicio al libro X de la Repiiblica: “Y por cierto |...] si tengo otras razones para creer que nuestra ciudad ha sido fundada de la manera mis correcta posible, es sobre todo sufiando con nuestras reglas acerca de la poesia” (peré potéseas) (idem, X, 595 a)? La im- portancia que buscamos otorgar a la critica precedente (y a la ctitica ontolégicamente fundada que esté a punto de ser desarrollada, al concluir la obra, inmediatamente an- tes del “gran final”, donde Platén muestra, entre otros, qué tipo de mythos podria tener derecho de ciudadania en sui utopia) es por lo tanto excepcional. Es evidente, ade- iu

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