Santo Domingo 15/01/2012

Escuela Dominical
Un grupo de mujeres piadosas, esposas y colaboradoras de hombres dedicados al ministerio, con mucha experiencia como esposas, madres y servidoras del seor, se dedicaron a escribir un libro llamado: Atrvete a ser una mujer conforme al plan de Dios. Mis hermanas y yo queremos compartirlo con ustedes por autorizacin del pastor Dante Paz. Es un libro muy interesante, en su introduccin, nos habla de cmo un grupo pequeo de mujeres en los aos 60s iniciaron un movimiento, para protestar por el estilo de vida, que tenan las mujeres en ese tiempo. Estas mujeres que se involucraron en la llamada revolucin femenina, perseguan tener mayor satisfaccin y libertad. Con el transcurrir de los aos y despus de lograr muchas de las metas que se propusieron en aquellos tiempos, vemos el lastimero resultado que ha tenido para muchos hogares de hoy: una serie de divorcios, segundas nupcias e hijos descarriados, adems de muchas mujeres que estamos exhaustas por las exigencias de tener ms de un empleo, desenvolvernos como madres solteras, colaborar en la iglesia, etc, etc. Esa revolucin llego tambin la iglesia, porque en todas las comunidades tenemos a nuestras hijas formndose acadmicamente, para desempearse profesionalmente. Si evaluamos las ganancias y prdidas de aquella revolucin las mujeres fuimos las grandes perdedoras y en un segundo plano los esposos, hijos y nietos. Tambin la iglesia y por consiguiente toda la sociedad, porque somos influenciados por toda clase de cultura y no hay una solida base hogarea, que nos capacite para hacer frente con principios bblicos y fuertes lazos de amor a la familia. Nuestra meta al estudiar este libro es abrir los ojos de cada una de ustedes, hacer despertar una pasin por la gloria de Dios, que vaya mas all del temor a la opinin de nuestro entorno y que les permita ir mas all de sus reservas humanas. Que Dios sea glorificado en nuestras vidas y que ustedes se conviertan en mujeres agradecidas, confiadas, obedientes, compasivas, serviciales, virtuosas, gozosas, femeninas, que reflejen a nuestro mundo el corazn y el carcter del mismo seor Jesucristo. Que se regocijen por la grandeza del orden que Dios creo y que desarrollen con entusiasmo el rol que les corresponde en el supremo plan de redencin. Seamos parte de una contrarrevolucin cuyas armas no son el enojo, el descontento, la rebelda, sino la humildad, la obediencia, el amor y la oracin.