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Cinta Pérez Calañas

La pregunta a la que queremos contestar es ¿Es el consumismo una


forma de vida?
Según el diccionario la definición de consumismo es el afán por comprar
bienes indiscriminadamente aunque no sean necesarios.
Consumismo es un término que se utiliza para describir los efectos de
igualar la felicidad personal a la compra de bienes y servicios o al
consumo en general.
El caso es ejemplificado por la frase Cuanto más consumo, más feliz
soy. También se refiere al consumo desmedido de bienes y servicios en
la sociedad contemporánea que impacta seriamente en los recursos
naturales y el equilibrio ecológico.
Esta es la primera respuesta a nuestra pregunta. En la vida la meta de
las personas es ser feliz, esta frase nos muestra que el consumo es su
objetivo en la vida para ser feliz. El consumismo es su forma de vida,
lo que le da sentido a su vida.

El consumismo inicia su desarrollo y crecimiento a lo largo del Siglo XX


como consecuencia directa del capitalismo y de la mercadotecnia
asociada; ésta última tiene como uno de sus objetivos crear nuevas
necesidades en el consumidor de modo de aumentar las ventas de los
productos. El consumismo se ha desarrollado principalmente en el mundo
occidental haciendo popular el término antropológico social sociedad de
consumo, que se refiere al consumo masivo de productos y servicios por
una sociedad determinada.

Diversos factores inducen a una persona a comprar un producto, éstos


se clasifican en:
• Culturales, determinadas por el entorno sociocultural del
consumidor.
• Status, determinadas por el nivel socioeconómico; el consumo
crece por lo general, en la medida que se eleva el nivel
socioeconómico.
• Afectivos, determinados por el grado de aceptación o rechazo
social o grupal por poseer o no un bien.
• Necesidad, determinados por la necesidad real de un producto
para la vida convencional.
• Estandarización o masificación, a medida que un producto es
poseído por la mayoría de las personas se eleva la presión para
que los que aún no lo tienen lo compren.

De los anteriores factores, los que influyen el consumismo son


principalmente los factores de status, afectivos y de estandarización.

Para mucha gente, el uso de esta palabra tiene necesariamente una


carga política, ya que, casi siempre, el que utiliza las palabras
consumismo y consumo excesivo lo hace para criticar lo que considera
consumo innecesario en otras personas. Una manera distinta de
interpretar la palabra "consumismo" es considerarla como una crítica a
la organización de la economía de una sociedad que, aunque tal como
está ahora funciona a satisfacción tanto de consumidores como de
productores, se puede decir que en su conjunto "despilfarra" ciertos
recursos. Un ejemplo trivial podría ser el uso de los envases y las
bolsas de plástico. El método moderno es más cómodo e higiénico para
los consumidores e incrementa los ingresos de los comerciantes, pero
desde el punto de vista del funcionamiento de la economía en su
conjunto desperdicia una serie de recursos que antes se aprovechaban
mejor, como el petróleo necesario para fabricar el plástico y el acero
del que están hechas las máquinas de empaquetar.

Esto nos demuestra que el consumismo no sólo es una forma incorrecta


de ver la vida sino también un hecho que estropea el medio ambiente.
En la actualidad cada vez son mas los problemas medioambientales de la
naturaleza: el efecto invernadero, el calentamiento de los polos ( que
puede producir inundaciones), el agotamiento de los recursos naturales…
En este tipo de problemas influye el consumismo ya que por ejemplo
como hemos mencionado anteriormente usa el petróleo para fabricar el
plástico, éste recurso natural está en época de escasez. Mientras que
el petróleo tarda millones de años en crearse, nosotros lo gastamos en
segundos.
El consumismo se ve incentivado principalmente por:

• La publicidad, que en algunas ocasiones consigue convencer al


público de que un gasto es necesario cuando antes se consideraba
un lujo. Es decir, esta influye mucho en que el consumismo sea
una forma de vida ya que hace que veamos esas cosas necesarias
para vivir, y que trabajemos o ganemos dinero sólo para conseguir
eso.


• La predisposición de usar y tirar de muchos productos, esto hace
que las personas quieran comprar y comprar cuando se gastan
estos productos. Cuando compran unos solo piensan en cuando se
van a agotar para volver a comprarlos.


• La baja calidad de algunos productos que conllevan un período de
vida relativamente bajo los cuales son atractivos por su bajo
costo pero a largo plazo salen más caros, y son más dañinos para
el medio ambiente.

• Algunas patologías como obesidad o depresión que nos hacen creer
más fácilmente en la publicidad engañosa, creyendo con esto que
podemos resolver nuestro problema consumiendo
indiscriminadamente alimentos, bebidas, artículos milagrosos u
otro tipo de productos.

• El desecho inadecuado de objetos que pueden ser reutilizados o
reciclados, ya sea por nosotros o por otros.

• La cultura y la presión social.

Efectos del consumismo [editar]


• Global: El consumismo es dañino para el equilibrio ecológico en su
totalidad ya que actualmente existen muchos problemas relacionados
con el excesivo consumo de recursos naturales que se hace a nivel
mundial así como el que los procesos de producción en su gran mayoría
generan contaminación.


• Regional: La preferencia de productos innecesarios o fácilmente
sustituibles de una población que son producidos en otra región ayuda
a desequilibrar la balanza comercial entre las regiones.
• Social: Frecuentemente se ayuda a la mala distribución de la riqueza,
ya que los consumidores son por lo general de un nivel socioeconómico
inferior que los dueños de las compañías generadoras de los
productos objetos de consumismo.

• Familiar: Al caer en el consumismo aumentamos nuestros gastos de


forma innecesaria comprando cosas que pudiéramos evitar o reducir
como productos cuya publicidad promete milagros, productos de vida
útil baja o productos sustitutos de otros naturales.


• Personal: Diversas opciones consumistas son menos saludables que las
que no lo son. Por ejemplo, hacerse un zumo de naranja en casa en
lugar de comprar uno empaquetado que además de contener
conservante, viene con envases que acaban en la basura inorgánica.


• Cultural: Las expresiones culturales como transmisores de sentido y
valores se modifican de tal manera que hoy el joven de la generación
que se está formando, es preparado para consumir y no para ser una
persona independiente y crítica.

El consumismo en la sociedad española:

Aunque a simple vista pudiera parecer lo contrario, los hábitos consumistas


en nuestra sociedad es un fenómeno relativamente reciente. Los mas
jóvenes hemos nacido en este ambiente y los adultos se han habituado a
cambios significativos en sus pautas de consumo.

La Televisión, tan vinculada al fenómeno consumista, no inició su andadura


hasta finales de los años 50 y tardó más de una década en extenderse.
España, sumida en una autarquía, vivió prácticamente una situación de
economía de subsistencia hasta la erupción del denominado «desarrollismo»,
durante los años sesenta. La incomunicación con los países europeos en la
que nos sumió la dictadura fomentó el que lo americano adquiriera un fuerte
prestigio y se convirtiera en un modelo a imitar, conocido como el
«American way of life». El cine de Hollywood y la influencia norteamericana
sobre la industria cultural, fundamentalmente audiovisual, marcaron nuevas
pautas de comportamiento.

El desarrollismo abrió una etapa en la que, por primera vez, muchos


españoles y españolas de diversos estratos y capas sociales, tuvieron acceso
a bienes y servicios que hasta ese momento les habían estado vetados.
El fin de la dictadura, la consolidación de la democracia y el ingreso en la
Comunidad Europea fueron hechos históricos que derribaron los muros que
nos separaban de Europa y originaron que, en menos de veinte años, la
sociedad española se aproximara al ritmo de vida y a las coordenadas de los
países de nuestro entorno.

El efecto uniformador de la televisión, el control del mercado por parte de


las multinacionales y el mayor contacto con los centros emisores y difusores
de los hábitos del consumo y de la moda han propiciado que, en pocos años,
la austera sociedad española se haya convertido en el ámbito consumista que
padecemos.

«Usar y tirar» La adquisición de lo superfluo se ha convertido en norma


aunque, a veces, sea perjudicial para la salud o para el medioambiente. La
adquisición convulsiva de las últimas novedades del mercado (ordenadores,
compacts discs, automóviles, etc.) está estrechamente vinculada a las
aspiraciones de los jóvenes que, si bien prolongan sus estudios y ven
limitadas sus posibilidades de acceder al mercado laboral, han adquirido
tempranamente hábitos consumistas, en virtud de los cuales, no vinculan su
incorporación a la vida productiva con su exigencia de disponer de bienes y
servicios.

Toda persona consumista es, por definición, un inmaduro o inmadura, incapaz


de elegir libremente y esclavo de unos hábitos que lo convierten en un
juguete manipulado por intereses espurios.

El consumismo en Navidades

Las fiestas navideñas, más allá de su significado religioso, constituyen la


época privilegiada del año para hacer regalos. En estas fechas, las empresas
sacan sus productos al mercado y bombardean al consumidor con sus
mejores ventajas y cualidades envueltas en el celofán brillante de la
publicidad. Es inevitable caer y comprar no sólo los productos alimenticios
que se necesitan para las cenas y comidas navideñas sino también los regalos
de diferentes caracteres y precios para familiares y amigos.

Los grandes almacenes se llenan y cierran en horas inoportunas y los


ciudadanos se dejan llevar por la publicidad y la ansiedad para adquirir más
productos de los que se necesitan Y es que las Navidades son las fiestas
consumistas por excelencia y más de uno se pregunta si alguien todavía se
acuerda de verdad del significado de las celebraciones religiosas. Comprar,
comprar y comprar, todo el mundo quiere comprar y regalar .

La gran demanda navideña es aprovechada por las empresas que ponen los
precios de los productos por las nubes. Es la época en la que aparecen los
productos típicamente navideños como turrones, polvorones, champán, cavas
o mariscos.

Los viejos valores de la Navidad como festividad que rememora el


nacimiento de Jesús para los católicos o la unión familiar que se establece
en estas fechas, desaparecen ante las compras y los regalos. Pero a todos
les da igual, porque las calles se engalanan de luces y las casas se adornan
con belenes y árboles navideños y si la Navidad sirve de pretexto para
comprar, pues entonces bienvenida sea, porque la sociedad en la que vivimos

es consumista por naturaleza.

El consumismo impide la solidaridad

Según hemos ido avanzando a lo largo del trabajo nos hemos ido dado cuenta
de que el consumismo, en cierto modo, impide la solidaridad. Cuando vemos
en la televisión anuncios de asociaciones, como el de Anesvad o alguno de
esos, muchas veces nos sentimos un poco culpables por no estar ayudando a
quien lo necesita pero nos excusamos diciendo o pensando cosas como: “yo
no doy porque no tengo, si ni siquiera llego a fin de mes”. Pero eso no es
verdad, al menos en la mayoría de la gente, ya que consumimos muchas veces
sin necesidad, y si solo consumiéramos lo necesario, o incluso nos diéramos
algunos caprichos, ala mayoría de la gente le sobraría mucho dinero para dar
a los demás. Esto quiere decir que somos egoístas por naturaleza y que
preferimos seguir consumiendo abusivamente a ayudar a los que lo
necesitan, así que no vale lo de “es que si doy no me llega” porque en la
mayoría de los casos no es verdad. La verdad es que preferimos un producto
de marca conocida que de marca desconocida, uno que salga anunciado en la
televisión a otro que no salga, preferimos seguir yendo de compras solo por
el placer de comprar, y derrochando en Navidad aunque con esto estemos
dejando morir a miles de personas. La conclusión de nuestro grupo es que el
consumismo en nuestra sociedad ha llegado a un punto en el que todos nos
estamos volviendo tan ciegos ante la posibilidad de tener más que no vemos
los problemas que esto trae consigo. No vemos que por elegir unas zapatillas
u otras puede morir o salvarse una persona. No vemos que hay cosas mucho
más importantes que los objetos, ya que hay gente que trabaja innumerables
horas sólo por ganar dinero para poder consumir más y más. No vemos lo
egoístas que somos. Y no nos damos cuenta que la manera de consumir que
tenemos va a llegar a un punto en el que ni siquiera lo podamos controlar.

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