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ALBERTO FEDERICO ACOSTA

Su historia con Universidad Católica hay que escribirla casi en paralelo a la del “Pipo”. La
sociedad que ambos conformaron se tradujo en cientos de goles y celebraciones. El año
1994 el “Beto” Acosta aportó de manera maciza para que la UC concluyera ese año como
el equipo más efectivo del torneo con 84 goles, todo un récord.

Su virtud era la fuerza y el empuje dentro del campo del juego. Como delantero centro era
garantía de gol y ese fue su aval sobre todo en cada clásico que los cruzados disputaron
frente a Universidad de Chile.

El “Beto” Acosta estuvo los años 1994, 1995 y 1997 en la UC, esta última temporada fue
campeón con los de la franja y máximo goleador de ese año, en que debutaron los torneos
cortos, la sociedad con el “Pipo” ya no estaba, pero eso poco importó para ser el más eficaz
en el arco contrario.

El máximo torneo continental también comprobó la letalidad del goleador cada vez que la
pelota llegaba a él. La Copa Libertadores de América supo de su eficacia el año 1997
cuando lo tuvo como su máximo goleador con once conquistas. Es que el “Beto” era
precisamente eso, pura eficacia a la hora de pararse frente a los arqueros rivales.

¿Qué recuerdos tiene de su paso por la Universidad Católica?

Es uno de los pasos más importantes en todo sentido. A nivel futbolístico, personal y
familiar. El trato que me dio el club, en los tres años que jugué en la Católica, fue
maravilloso. Por eso, mis recuerdos de la UC y de la gente de Chile, son los mejores. Fue
uno de los mejores pasos en mi carrera.

¿Qué significado tuvo para ti, vestir la camiseta de la UC?

En esa época, tuve la suerte de jugar casi siempre con estadio lleno y eso, para uno, era
muy estimulante. Entrabas a la cancha a defender la camiseta cruzada y, yo siempre lo
manifesté de la misma forma, con mucho corazón, personalidad y con la forma en que
encaraba el fútbol. Yo me maté siempre por la UC, independiente si jugaba un clásico o
contra un rival que iba último. Para mí, era lo mismo y de eso, la gente se dio cuenta en el
primer partido. Tenían un jugador, que más allá de jugar bien o mal, iba a dar todo por la
camiseta.

¿Qué mensaje la enviarías a los hinchas?

Más que un saludo, les enviaría un agradecimiento por el trato que me dio. Me hicieron
sentir como un hijo más de ese club. A católica siempre la voy a llevar en el corazón y a
medida que pasan los años, la gente siempre me recuerda con cariño mi paso por el club,
tanto los chilenos que están acá en Argentina, como cuando he ido a Chile.

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