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UIVERSIDAD CATÓLICA DEL MAULE

FACULTAD DE CIECIAS AGRARIAS Y FORESTALES


ESCUELA DE IGEIERÍA FORESTAL

IFLUECIA DEL SUSTRATO Y DE LA TÉCICA DE


IOCULACIÓ E LA MICORRIZACIÓ DE Pinus radiata D. DO.
CO EL HOGO ECTOMICORRICICO Boletus aereus BULL.: FR.

Profesor Guía: Rómulo Santelices.


Informe presentado como parte
de los requisitos para optar al título
de Ingeniero de Ejecución Forestal.

CRISTIA ALOSO PACHECO MARTÍEZ


Talca-Chile
2008.
Resumen.
Se estudió la factibilidad de obtener plantas de Pinus radiata micorrizadas con Boletus
aereus mediante métodos de inoculación esporal y distintas mezclas de sustratos.

La investigación se llevó a cabo en el vivero de la Universidad Católica del Maule donde se


utilizaron dos métodos de inoculación: una solución esporal e inoculo en talco, los sustratos
fueron turba vermiculita (1:1) y corteza perlita (7:3).

El experimento se planteó con un diseño factorial de efectos fijos con tres repeticiones y
cuatro tratamientos en función del tipo de sustrato, en combinación con la técnica de
inoculación. Se inocularon 75 plantas de P. radiata por tratamiento y se evaluó el nivel de
micorrización de ellas después de ocho meses mediante un análisis morfológico.

Los resultados muestran que no es posible establecer la micorrización de P. radiata con B.


aereus, observándose un nivel bajo de contaminación con otras especies.
Summary
This study sought to determine the feasibility to obtain inoculated Pinus radiata seedling
with Boletus aereus by sporal methods of inoculation and different mixtures of substrates.

The research took place in the nursery at the Universidad Católica Del Maule where two
methods of inoculation were used: a sporal solution and dry inoculum, substrates were
perlite-vermiculite (1:1) and composted bark pine-perlite (7:3). The experiment was
stablished as a factorial analysis of variance for fixed effects design with three replications
and four treatments represented by the type of substrate combined with the technique of
inoculation. 75 Pinus radiata seedlings per treatment were inoculated, eigth monts after the
level of micorhyzal symbiosis by morphological analysis is evaluated.

According to the results it was not possible to establish the micorrización with B. Aereus,
however, was established with other species contaminants at a very low level.
Índice de Materias Página

1. Introducción 1

1.1 Objetivos 3

2. Revisión bibliográfica 4

3. Material y Método 18

4. Discusión y presentación de resultados 22

5. Conclusiones 27

6. Bibliografía 28

Anexos 31
Índice de Tablas Página

N º1. Descripción morfológica de otras especies del genero Boletus. 13

Nº 2 Propiedades generales de los componentes de los sustratos. 17

Nº 3. Diseño del ensayo. 21

Nº 4. Resumen análisis de varianza. 22

Nº 5. Intervalos de confianza para los promedios de ápices 22


micorrizados por tratamiento.

N º6. Porcentaje de micorrización e intervalo de confianza (α= 0.05) 23


para la proporción de especies contaminantes (Suillus luteus).

N º7. Muestra la clasificación según rangos de porcentaje de 23


micorrización.

Nº 8. Indica los porcentajes de micorrización promedio según la 24


especie presente en cada tratamiento.

Nº 9. Muestra la tasa de mortalidad en el ensayo evaluada al 24


momento de la toma de muestras.

Nº 10. Estadísticas descriptivas para Tratamiento 1. 33

Nº 11. Estadísticas descriptivas para Tratamiento 2. 33

Nº 12. Estadísticas descriptivas para Tratamiento 3. 33

Nº 13. Estadísticas descriptivas para Tratamiento 4. 33


Índice de Figuras Página

Fig. 1. Ectomicorriza invade los tejidos de la raíz sin penetrar en el 8


interior de las células.

Fig. 2.a: Raíz de pino colonizada por Pisolithus tinctorius. 9

Fig. 2.b: Corte transversal de raíz de Populus tremuloides 9


mostrando hifas en laberinto de la red de Hartig.

Fig.3. El desarrollo intercelular de la hifa en la corteza de la raíz. 10

Fig. 4. Muestra periodos de fructificación del Boleto según las 11


clases de edad de la masa.

Fig. 5. Modelos de fructificación del Boleto. 12

Gráficos

Nº 1. Porcentaje de micorrización con especies contaminantes por 23


tratamiento.

Nº 2. Relación de ápices sin micorrizas y ápices micorrizados. 24

Fotografías 36

Nº 1 y 2. Ápices micorrizados con Suillus luteus.

Nº 3. Ápices micorrizados con Hebeloma spp.

Nº 4. Hebeloma crustuliniforme.

Nº 5. Esporas de Boletus spp.


1
1. Introducción.

Las micorrizas se pueden definir como “la asociación simbiótica entre determinadas
especies de hongos del suelo y las raicillas de diferentes especies de plantas”, es decir, se
trata de la unión fisiológica y morfológica de ayuda mutua, entre un hongo y la raíz de una
planta.

Las micorrizas se desarrollan a nivel del sistema radicular, como fruto de una asociación de
mutuo beneficio, de hecho, la simbiosis micorrícica se considera la parte metabólicamente
más activa de los órganos de absorción de nutrientes de las plantas (Barea y Honrubia, 1993
citados por de Miguel 1999).

Esto implica el establecimiento de una gran dependencia entre hongo y raíz, de manera tal
que el primero se integra al sistema radical formando parte del mismo, dependiendo su
desarrollo de la planta hospedera, la cual puede tener también un amplio nivel de
dependencia del hongo, formando un sistema compacto y homogéneo.

La simbiosis hongo – planta se encuentra muy extendida en todo el ecosistema terrestre, ya


que el 90-95% de las plantas superiores se encuentran micorrizadas. La degradación del
planeta, el uso indiscriminado de sustancias químicas por el hombre, etc., han obligado a
éste a crear nuevas alternativas de acción, dando paso a actividades de tipo sostenible, entre
éstas, se encuentra la utilización de inóculos micorrícicos. Desde esta perspectiva, se abre
un amplio campo de estimulo a la investigación en micorrizas de plantaciones exóticas y en
bosque nativo (Grandón, 2005).

Según el Servicio Forestal, Caza y Pesca español (2004) “se ha llegado a la conclusión de
que la inoculación de hongos debe ser una práctica habitual en cualquier vivero, comercial
o no, como factor de calidad de las producciones y como elemento corrector de
desequilibrios producidos por inadecuadas prácticas culturales, teniendo en cuenta siempre
que la especie fúngica a utilizar sea adecuada para el destino definitivo de las plantas.
Además es de destacar que existen muchas especies de hongos generadores de
ectomicorrizas, que son a su vez productores de setas comestibles, las cuales representan
una importante fuente de ingresos de muchas áreas, generalmente marginales”.

Sin duda la incorporación al mercado nacional de nuevas especies de hongos micorrícicos


comestibles y de alto valor económico, ayudaría a generar una mayor rentabilidad de las
plantaciones de pino, otorgando una mayor atracción en la inversión en forestación y un
mayor beneficio social.

De lograrse una micorrización exitosa podría proporcionar a los productores una


alternativa para aumentar la rentabilidad y sustentabilidad en las plantaciones de Pinus
radiata de pequeños y medianos productores silvoagropecuarios de la Región, a través de la
incorporación del cultivo de hongos micorrícicos comestibles exportables.
2

De datos obtenidos en trabajos realizados en esta temática se puede destacar la importancia


que la producción de hongos pueden aportar a una mayor rentabilidad de las plantaciones
de P. radiata, pudiendo decir que con la colecta de hongos, la productividad de un bosque
de pino se puede incrementar en un 30% cuando en este se encuentran algunos hongos
comestibles como Boletus edulis (Dans et al, 1999).

El incremento de supervivencia y crecimiento se puede traducir desde un punto de vista


socioeconómico en un aumento de los beneficios en el campo, contribuyendo a la
recuperación socioeconómica de zonas deprimidas (Navarro y Martínez, 1993) y a la
conservación de los bosques, principalmente en aquellos territorios en los que ahora se
plantea el posible abandono del uso agrícola (Barea y Honrubia, 1993 citados por de
Miguel 1999).

La presencia de plantaciones forestales en un sitio determinado, unido a la deficiencia


nutricional que afecta a muchos suelos de Chile y el alto costo de los fertilizantes químicos,
hacen necesario el estudio y el desarrollo de fertilizantes no contaminantes y de bajo costo
como son los de origen biológico, que en este caso, corresponde a los hongos
ectomicorrícicos que pueden garantizar un aumento en la disponibilidad de nutrientes a un
bajo costo para la forestación y reforestación con especies maderables.

La introducción de estos fertilizantes biológicos, llamados también, "biofertilizantes" y de


métodos de inoculación más efectivos, aportaría grandes beneficios en el establecimiento
de plantaciones en sitios degradados, permitiendo que las plantaciones forestales
industriales sean sostenibles, además de la producción de hongos comestibles.

Por otro lado, el asegurar un producto silvestre que sea comestible, de alta demanda y de
comprobada calidad nutritiva, podría ejercer un fuerte impacto en la rentabilidad de las
plantaciones forestales, además de generar un impacto social por la generación de empleos.
(Chung et al, 2005)
3

1.1. Objetivos.

Objetivo general.

• Evaluar el proceso de micorrización de plantas de Pinus radiata con Boletus aereus


en diferentes sustratos y utilizando dos técnicas de infección.

Objetivos específicos.

• Analizar el efecto de la inoculación con Boletus aereus y la aplicación de dos


sustratos diferentes de vivero: corteza/perlita 7:3 y turba /vermiculita 1:1, en el
crecimiento de Pinus radiata.

• Comparar el grado de micorrización entre plantas de Pinus radiata inoculadas con


dos técnicas y sobre dos tipos de sustrato.

• Proporcionar información para la producción de setas de interés económico.


4

2. Revisión bibliográfica.

2.1. Micorrizas.

En la asociación mutualista que se establece con la micorriza, el hongo coloniza


biotroficamente la corteza de la raíz, sin causar daño a la planta, llegando a ser fisiológica y
morfológicamente, parte de dicho órgano. A su vez la planta hospedera proporciona al
hongo simbionte (heterótrofo), compuestos carbonados procedentes de la fotosíntesis, y un
hábitat ecológico protegido, se sabe que algunas micorrizas juegan un papel muy
importante en el desarrollo de las plantas y en el ciclado de nutrientes en el ecosistema. Se
encuentran prácticamente en todos los suelos y climas de la tierra y solo en unas pocas
familias botánicas hay especies que no forman micorrizas (Miyasaka citado por Molina,
2004).

Las micorrizas se desarrollan a nivel del sistema radicular, como fruto de una asociación de
mutuo beneficio entre un hongo y una planta. De hecho, la simbiosis micorrícica se
considera la parte metabólicamente más activa de los órganos de absorción de nutrientes de
las plantas (Barea y Honrubia, 1993).

La planta aporta al hongo azúcares y otros productos derivados de la fotosíntesis, mientras


que el hongo permite, por medio del micelio, hifas externas o rizomorfos, un aumento en la
absorción de agua y macronutrientes por parte del vegetal, lo cual incrementa la resistencia
de las plantas en zonas con estrés hídrico y nutricional. Además, algunos tipos de simbiosis
permiten amortiguar la toxicidad debida a metales pesados (Smith y Read, 1997; Turnau et
al, 1996).

El nitrógeno es la principal limitante del crecimiento en los ecosistemas forestales, es


absorbido en mayor medida si existe la simbiosis ectomicorrícica, de forma que la planta
tiene así acceso a recursos nutricionales suplementarios.

Las interacciones de la asociación hongo-planta con los microorganismos del suelo


próximos a la rizósfera pueden ser muy diversas, desde incorporación de bacterias fijadoras
de nitrógeno a la estructura de la micorriza, a antagonismo con hongos potencialmente
patógenos por fenómenos de antibiosis, fungistasis o simple competencia trófica por los
nutrientes. Las interacciones no se dan sólo a nivel de microorganismos o del subsuelo, sino
que, en los ecosistemas forestales, algunas especies faunísticas dependen de las
fructificaciones de estos hongos para complementar su alimentación, y al mismo tiempo,
muchos hongos necesitan de algunos animales para poder dispersar las esporas (Álvarez,
1991; Pera, 1992 citado por Magaña 1999).

La introducción de manera controlada de esta simbiosis contribuye a la conservación y


establecimiento de los sistemas sostenibles, el control de enfermedades de las plantas,
basada en el antagonismo entre organismos, y con el menor uso de sustancias químicas.
Siempre que se encuentra esta relación se va a obtener en la mayoría de los casos, un mayor
5

crecimiento de la planta, así como una mejor predisposición de ésta ante las distintas
condiciones de estrés producidas por el sitio.

2.1.1. Tipos de micorrizas.

Los hongos son seres vivos heterotróficos y por lo tanto incapaces de formar sustancias
orgánicas a partir de materiales inorgánicos simples, como el agua y anhídrido carbónico,
utilizando como fuente de energía la luz solar. Para nutrirse necesitan utilizar material
orgánico producido por otros organismos. Esta dependencia alimentaria hace que se creen
lazos ecológicos tan estrechos entre los hongos y los otros seres vivos, que pueden dar lugar
a la formación de relaciones tróficas y morfológicas de orden superior: hongos saprofitos,
parásitos y simbiontes.

Smith y Read (1997) distinguen siete tipos distintos de micorrizas en función de sus
características morfológicas y de la taxonomia de los organismos que constituyen la
asociación (hongo y planta), se definen los siguientes tipos de micorrizas: Vesiculo-
arbusculares (VA), Arbutoides, Monotropoides, Ericoides, Orquidáceas, Ectendomicorrizas
y Ectomicorrizas.

Las ectomicorrizas se caracterizan por la presencia de tres componentes estructurales:


manto que envuelve la raíz, red de Hartig y sistema hifal externo al manto. Presentan hifas
septadas que colonizan la raíz únicamente a nivel intercelular. La red de Hartig es,
precisamente, una estructura fruto del crecimiento del hongo entre las células corticales de
la raíz. Es esta zona la que permite el intercambio de nutrientes y agua entre el hongo y la
planta, es decir, la estructura funcional de la simbiosis (Pera, 1992 citado por Magaña
1999). Esta asociación tiene lugar entre hongos Basidiomycetes o Ascomycetes
(ocasionalmente Zigomycetes) y plantas Gimnospermas o Angiospermas.

2.1.2. Función de las micorrizas.

Aunque la función benéfica que desarrollan los hongos micorrícicos con respecto a las
plantas infectadas se refleja en muchos sentidos, los aspectos mas destacados, por la
importancia y trascendencia de sus efectos, son la absorción de agua y nutrientes,
producción de reguladores de crecimiento y la protección de las raíces contra agentes
patógenos.

La planta micorrizada presenta un mayor valor de adaptación al ambiente; desarrollando un


crecimiento vigoroso, un aumento considerable de su sistema radicular, mayor resistencia a
los organismos patógenos y adaptaciones importantes ante un stress de tipo climático. Por
otra parte, los hongos que se asocian simbióticamente, presentan una baja potencialidad de
descomposición de la materia orgánica; por lo que resulta que sus requerimientos
nutricionales son fácilmente satisfechos con el consumo de los productos elaborados por el
árbol en el proceso de fotosíntesis. De esta forma compiten con los hongos saprófitos en
suelos con bajo contenido de carbono orgánico, estimulando de esta forma la estabilización
de suelos someros (Deschamps, 2002).
6

2.1.3. Absorción de agua y nutrientes.

De la particular estructura de las ectomicorrizas se derivan muchas de sus funciones, en


este sentido el amplio terreno explorado por las hifas del hongo, bien por medio de
rizomorfos, o por cordones miceliares o hifas, proporcionan a las plantas micorrizadas una
mayor facilidad para la absorción de agua y de nutrientes, funciones que se realizan
conjuntamente, ya que generalmente los nutrientes se absorben disueltos en agua. Además
se ha demostrado un considerable aumento de la longevidad de las raíces finas nutridoras
con lo que la función de absorción se ve potenciada (Rodríguez, 2003).

Las micorrizas solubilizan el fósforo (P) mineral, produciendo ácidos orgánicos y anhídrido
carbónico (CO2) durante la respiración. Las micorrizas expanden el volumen de suelo desde
el cual se absorbe el fósforo, puesto que crecen a partir de las raíces que se extienden por la
superficie disponible para el contacto con los minerales. La adquisición de (P) puede
producirse en menores concentraciones del nutriente en las micorrizas que en las raíces de
las plantas. Algunas micorrizas pueden liberar fosfatasas que mineralizan fósforo orgánico
en el suelo (Coyne, 1999).

2.1.4. Producción de reguladores de crecimiento.

Especial relevancia adquiere la producción de metabolitos por los hongos micorrícicos, en


particular los compuestos reguladores del crecimiento, ya que influyen decisivamente en
muchos procesos relacionados con el desarrollo de las plantas. Actúan sobre la traslocación
de los nutrientes y sobre el desarrollo de los cloroplastos, e inciden especialmente en la
zona radical, promoviendo que se inicie el crecimiento, la dicotomía la inhibición de la
formación de los pelos radicales y evitando la suberización de las raíces cortas nutridoras,
incrementando, por lo tanto, su tiempo de funcionalidad. Las micorrizas producen
sustancias reguladoras del crecimiento (auxinas), especialmente ácido indolacético,
citoquininas y giberelinas. También se ha comprobado la producción de vitaminas como
biotina, tiamina y ácido pantoténico (Rodríguez, 2003)

2.1.5. Protección de las raíces contra agentes patógenos.

Especial interés presenta, entre las interacciones de las ectomicorrizas con los
microorganismos edáficos, el estudio de la acción protectora que las micorrizas ejercen
contra los hongos patógenos del suelo, sobre todo por sus implicaciones económicas y
ecológicas.

Marx, (1973) citado por Rodríguez (2003) atribuye los mecanismos de resistencia de las
micorrizas a las infecciones de patógenos a las siguientes causas:

• El manto fúngico actúa como barrera física.


• Producción de sustancias antibióticas por la micorriza.
• Producción de compuestos fungistáticos, como fenoles, terpenos, ácido isobutirico y
etileno entre otros.
7

• Modificaciones en los exudados de la raíces micorrizadas que dificultan el


establecimiento de patógenos en la rizósfera.
• Presencia de poblaciones microbianas en la rizósfera, antagonistas a los agentes
patógenos.

Más de 100 micorrizas son capaces de producir antibióticos, lo que genera una capacidad
de protección y control contra patógenos de las raíces del huésped (Campbell, 1985 citado
por castillo, 1987).

2.1.6. Factores del suelo que afectan el desarrollo de micorrizas.

Después de la formación de una raíz arbórea receptiva, los principales factores que influyen
en la infección son el potencial fotosintético y la fertilidad del suelo de baja a moderada
ponen en relieve el desarrollo de las micorrizas, en tanto que las condiciones opuestas
pueden reducir e incluso impedir dicho desarrollo. Estos factores pueden influir en la
condición bioquímica de la raíz controlando el nivel de azúcares reductores, o pueden
afectar la formación de raíces alimentadoras nuevas. Cuando las altas concentraciones de
fósforo y nitrógeno son absorbidas fácilmente desde el suelo y traslocadas hacia la fuente
de fotosintatos, los carbohidratos solubles son asimilados rápidamente durante la formación
de protoplasma y paredes celulares nuevas en las yemas (Prittchet, 1985).

Las temperaturas óptimas para el crecimiento de micelios se hayan entre los 18º C y los 27º
C para la mayoría de las especies. En caso de muchas ectomicorrizas, el crecimiento cesa
por sobre los 35º C y por debajo de los 5º C (Marx et al, 1970 citados por Prittchet 1985).

Prittchet (1985) sostiene que varios factores afectaran el proceso de micorrización:

• El estatus fisiológico de la planta, su edad y posiblemente la presencia de otros


hongos.
• Las condiciones fisiológicas del hongo y la disponibilidad que tengan de recursos de
carbono.
• El contenido de nutrientes y agua del suelo, el pH, estructura y aireación, y la fauna
microbiana tienen una gran influencia en la formación micorrícica.
8
2.2. Ectomicorrizas.

Las ectomicorrizas son asociaciones simbióticas entre las raíces de diversas especies
arbóreas o arbustivas y hongos pertenecientes en su gran mayoría a los Ascomicetes o a los
Basidiomicetes. El micelio del hongo cubre a las pequeñas raíces y la zona de los pelos
radicales, formando una estructura denominada manto (Fig. 1). De esta forma se presentan
como intermediarios entre los tejidos del árbol y el suelo cercano a las raíces, aumentando
en forma importante la absorción de nutrientes. También entre otras funciones, segregan
determinadas sustancias que estimulan el desarrollo de raíces laterales y mejoran la
absorción de nutrientes, entre ellos el fósforo y el nitrógeno (Deschamps, 2002).

La mayoría de los hongos de interés comercial que forman ectomicorrizas se hallan


incluidos en los Basidiomicetos (Boletus, Lactarius, Amanita) o en los Ascomicetos (Tuber,
Terfezia). El desarrollo ectomicorrícico se inicia de propágulos, de esporas o hifas del
hongo simbionte, que se encuentra en la rizósfera. Las hifas cubren completamente las
raíces pequeñas y la zona de los pelos radicales, que poseen algunas conexiones al suelo
que las rodea, y otras hifas que salen del centro del manto y se ramifican entre células de la
epidermis y del tejido cortical (Donoso, 1981 citado por Venegas 2003).

Se encuentran ectomicorrizas tanto como en Angiospermas como en Gimnospermas, y en


familias como Betulaceae, Fagaceae, Rosaceae, Salicaceae, Tiliaceae, o Pinaceae, todas
ellas de interés agrícola y sobre todo forestal.

Las asociaciones de tipo ectomicorrícicas son las más importantes dentro de las coníferas,
siendo además muy importantes para la principal especie de interés forestal en Chile, Pinus
radiata, cuyos representantes pertenecen mayoritariamente a la clase Basidiomycetes, y
algunos de la clase Ascomycetes (Montecinos, 2000).

Figura 1. Muestra como el micelio de una ectomicorriza invade los tejidos de la raíz sin penetrar en el interior
de las células. Fuente: http://www.hiperbiologia.net/fungi/micorrizas.htm
9

2.2.1. Desarrollo de las Ectomicorrizas.

La ectomicorriza se caracteriza por la presencia de tres componentes estructurales: una


vaina o manto de tejido fúngico que envuelve a la raíz, un crecimiento interno entre células
epidermales y corticales llamada red de hartig, y exteriormente un sistema creciente de
elementos de hifas que forman conexiones esenciales con el sustrato y con los cuerpos
fructíferos de los hongos (Smith y Read, 1997 citados por Brunel et al, 2003).

La formación de la ectomicorriza es originada por esporas o hifas del hongo simbionte que
se encuentran en la rizósfera radical. La infección es estimulada por exudaciones radicales,
ya que éstas atraen al hongo quimotacticamente y promueven el desarrollo y crecimiento de
las hifas sobre la superficie de las raíces cortas formando una cubierta compacta o manto
(figura 2). (Ipinza y Grange, 1983 citados por Brunel et al, 2003).

Figura 2.a. Figura 2.b.

Corte transversal de raíz de Populus tremuloides


Raíz de pino colonizada por Pisolithus tinctorius.
mostrando hifas en laberinto de la red de Hartig
Manto de hifas (flecha)
(flecha).1

El manto puede variar de grosor, desde una hifa hasta varias decenas de diámetro. Una
penetración enzimática provocada por la hifa dentro de la epidermis del parénquima
cortical son fases que siguen al desarrollo del manto.

El desarrollo intercelular de la hifa en la corteza de la raíz se conoce como red de hartig


(Figura 3), la cual caracteriza a las ectomicorrizas. Los tejidos meristemáticos y vasculares
no son infectados (Castillo, 1987).

1
Imágenes tomadas de http://www.ffp.csiro.au/research/mycorrhiza/ecm.html

9
10

Muchos basidiomicetes asociados a raíces ectomicorrícicas forman agregados de hifas


paralelas que, dependiente del género fúngico, pueden mostrar un alto grado de
diferenciación anatómica. La palabra rizomorfo es la primera usada para describir este tipo
de estructura y enfatiza su semejante morfología a la raíz (Smith y Read, 1997 citados por
Brunel et al, 2003).

Figura 3. El desarrollo intercelular de la hifa en la corteza de la raíz. Fuente:


http://www.infojardin.com/foro/showthread.php?t=37321
11
2.3. El Genero Boletus.

Clase: Basidiomicetos.
Orden: Boletales.
Familia: Boletáceas.

El grupo de especies llamado Boletus edulis incluye hongos ectomicorricicos comestibles


con excelentes cualidades culinarias, son cuatro especies europeas: B. edulis Bull.: Fr.
sensu stricto, B. aereus Bull.:Fr., B. pinophilus Pilat et Dermek y B. aestivalis Fr. (Leonardi
et al, 2005), Los que se comercializan juntos bajo el nombre común porcini (Italia) o ‘cèpe
de Bordeaux’ en francés (Boa, 2004 citado por Peintner, 2007).

De preferencia se encuentran en suelos ácidos, con orientación suroeste. Fructifica en


árboles de entre 30-90 años (figura 4), llegando a su producción óptima entre los 50-70
años. Forma micorrizas con encina, roble, haya, castaño, pino, alcornoque, llegando a tener
rendimientos de 7- 40 kg/ha/año (Morcillo, 2007).

Figura 4. Muestra periodos de fructificación del Boleto según las clases de edad de la masa (Morcillo, 2007).

Según lo expuesto por Morcillo (2007), la producción española de Boleto spp. alcanzaría
las 8000 toneladas/año. El Precio que se paga al recolector fluctúa entre 3 €/kg y 10 € /kg.
Los mercados de destino frecuentes son Italia, Francia, Alemania, Suiza, Estados Unidos y
se comercializa Fresco, seco, congelado, o en conserva.
Los Boletos son de importancia económica considerable, se consumen entre 20.000 y
100.000 toneladas anualmente en todo el mundo y más de 3000 toneladas se comercian en
mercados europeos cada año (Hall et al, 1998).
12

Ya en 1975 se publicaron estudios sobre el cultivo de esta seta a partir de la micorrización


directa en árbol adulto e incluso la inoculación de bosques que ya presentaban Boletos,
cuadruplicando las producciones (Veselkov, 1975 citado por Morcillo, 2007).

El Boleto fructifica en zonas de gran diversidad ecológica, asociado a bosques adultos.


Principalmente en suelos ácidos (pH < 5,5), pobres, no muy profundos, de textura variada,
asociado a una flora caracterizada por especies como el brezo, la brecina y el arándano.
Crece tanto bajo bosques abiertos de hojas caducas como coníferas. Las producciones
llegan a perderse si el bosque se cierra en exceso.

Se conocen con bastante precisión la biología y los factores que incitan la producción de
cada especie de boleto, así como algunas actividades agronómicas. B. edulis fructifica ante
un choque de frío mientras que B. aereus responde a un choque de agua, donde se observa
una relación lineal entre la disponibilidad de agua y el peso de los boletos. También se ha
comprobado cómo a diferencia de otras setas un arado hará que se pierda gran parte de la
producción. (Olivier, 1998; Hall, 1998; Rodríguez Fernández, 1997)

La fructificación de B. aereus, se ve estimulada al aplicar un shock de agua, mediante el


riego, cuando la temperatura promedio fluctúe entre los 11 y 22º C, tal como señala la
figura 5.

Figura 5. Modelo de fructificación del Boleto.


Fuente: Morcillo, M. 2007. Comercialización y gestión de hongos silvestres en España. (Charla), anexo 3.
Micologia Forestal & Aplicada.

En la tabla N º1 se presentan algunas características morfológicas de otras especies del


genero Boletus.
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Tabla N º1. Descripción morfológica de otras especies del genero Boletus.

Especie Boletus aestivalis Boletus pinophilus Boletus edulis


Sombrero semiemisferico a convexo Hemisférica que evoluciona El sombrero mide hasta 25 cm. De
de 20 - 25 cm. de diámetro a plano convexa hasta 30 cm. diámetro color pardo claro o canela,
cutícula color rojiza a menudo más claro en el borde, y se
presenta con una ligera viscosidad
tubos casi libres blanco-
Himenio tubos casi libres 10-20 mm amarillento Los tubos son fácilmente separables
Blanco a amarillento, llegando a amarillo oliva del sombrero
poros circulares del mismo Poros blancos, luego amarillentos y
color terminan de color verdoso.
Pie 5-20 cm de largo Muy grueso, sólido y muy Grueso de 5 a 12 cm de largo y
2-8 cm diámetro ventrudo hacía la base a veces hasta 7 cm de diámetro
mas engrosado en la parte supera el diámetro del sombrero de color blanco cremoso, decorado
media, color marrón claro a plano convexa hasta 30cm. con un fino retículo blanco,
color mas claro que el sombrero más evidente en la zona superior
Poligonales de tonos cremas a
rojos en el ápice, y más diluida
en el resto.

Esporada Ocre olivácea Ocre olivácea. Olivácea


Marrón oliváceas, lisas
Esporas fusi- Lisas, fusiformes, amarillentas. Amarillentas
Formes con gútalas
internas. 10-20 x 3,5-6 µm.
14-18 x 4-6 µm.
Cistidios En forma de huso de Fusiformes
32-55 x 7-9 µm
Basidios Tetraspóricos, claviformes Tetraspóricos

28-40 x 10-12 µm
aparece a final de
Ecología primavera Aparece en primavera y verano en terrenos silíceos y no muy secos
con lluvia, y mayormente en de más de 550 mm de precipitación
hasta fin del verano otoño anual
Suelos ácidos o subácidos
Huéspedes pino, abetos, robles, bosque de Pino adulto pinos, robles y hayas,
castaños, hayas y encinas

* Fuente: http://www.amanitacesarea.com
14
2.3.1. Boletus aereus Bulliard: Fries.

Descripción Macroscópica (Arora, 1986).

Sombrero: de 5-15 cm. de ancho, de forma convexa pasando de ancho y convexo a plano
con la edad, de superficie seca o húmeda (o viscosa con la edad), liso o algo agujereado, de
color café oscuro a casi negro cuando es joven y cubierto por lo menos parcialmente con
una pelusa blanquecina, pero en ejemplares viejos se presenta liso y de color canela o
marrón y con manchas mas claras. La carne es gruesa y blanca o poco rojiza, no se vuelve
azul cuando queda expuesta, (solo un poco cerca de los tubos), de sabor dulce y agradable.

Poros y tubos: de color blanco en la juventud, pasando del amarillo al amarillo verdoso
con la edad, no se vuelven azulosos al magullarse.

Pie: de 5-15 cm de longitud y de 2-5 cm de grosor usualmente mas ancho en la base en


ejemplares jóvenes pero a menudo se vuelve uniforme con la edad; es firme y sólido, de
color blanco o café según la edad, finamente reticulado al menos sobre la parte mas alta.

Esporas: lisas de color café oliváceo oscuro, de 12-14 x 4-5 µm. con forma de huso a
elípticas.

Hábitat: se presentan diseminados o gregarios en bosques mixtos y bajo bosques de


maderas nobles (especialmente robles); se halla en California; pero fue descrito
originalmente en Europa; en Norteamérica es muy común en otoño en montes costeros,
usualmente bajo Lithocarpus densiflorus (Hook & Arn.) Rehder (tan-oak), y Castanea
pumila (L.) Mill. (chinquapin, golden chinquapin). También crece asociado con Quercus
sp., pero no es tan común como Boletus barrowsii.

Ecología.2
Aparece en primavera con lluvia, crece asociada a especies de la familia Fagaceae, robles,
encinas, alcornoque, haya, castaño, pino, en suelos preferentemente ácidos, con orientación
suroeste (en el Hemisferio norte). Fructifica, dependiendo del binomio altitud / latitud,
desde el final de la primavera, hasta el otoño, en árboles entre 30-90 años, siempre y
cuando las demás condiciones lo permitan.

Comestibilidad: es delicioso y tan bueno como B. edulis y menos propenso a agusanarse.

Comentarios: este pariente de B. edulis a menudo crece asociado con Boletus


appendiculatus, pero tiene poros de color blanco cuando es jóven, el sombrero es más
oscuro, y no se pone azuloso. La pelusa avejentada en sombreros más oscuros desaparece a

2
Fuente <http://www.amanitacesarea.com/boletus-aereus.html>

14
15

medida que se va tornando de color canela, y a medida que envejece cuesta diferenciarlo
del B. edulis, la diferencia es el hábitat. Afortunadamente ambas especies son apetecibles y
escasamente tendrá importancia si por descuido se confunden. Boletus fibrillosus también
se le asemeja, pero este tiene más vellosidad en el sombrero y carece de pelusa
blanquecina.

Otro pariente de B. edulis; el Boletus variipes su sombrero carece de la pelusa blanquecina


del B. aereus y a menudo se agrieta con la edad. Es abundante en verano bajo Robles y
Hayas al este de Norteamérica, pero escaso o ausente en el oeste. Es comestible, pero
generalmente invadido por larvas y tiene un sabor amargo (Arora, 1986).

La separación taxonómica entre B. edulis, B. aereus y B. pinicola no está muy clara para
algunos autores debido a que las diferencias microscópicas que hay entre ellas son
prácticamente inexistentes. Sin embargo, aparte de las divergencias macroscópicas, existen
importantes diferencias de carácter ecológico que recomiendan mantener la categoría de
especie para todas y cada una de las aquí tratadas.

Es una especie termófila, más ligada al área mediterránea, igual que Amanita caesarea, con
la que comparte hábitat y período de fructificación. Este hecho, que condiciona su período
de fructificación, provoca que deje de hacerlo cuando bajan las temperaturas, y justifica su
ausencia o su rareza en otras áreas más septentrionales de Europa.

La micorriza de B. aereus es de color blanco, con una superficie mas o menos lisa, con
algunos cordones miceliares (rizomorfos). Microscópicamente se destaca por un manto
plectenquimático con hifas sin fibulas que pueden formar un patrón anular en la superficie,
los rizomorfos deben ser diferenciados, lo que significa que tienen algunas hifas dilatadas
(hifas vasculares) en el centro.3

3
Comunicación personal con el Dr. Götz Palfner Universidad de Concepción Facultad de Ciencias Naturales
y Oceanográficas Departamento de Botánica.

15
16
2.4. Pinus radiata D. Don.

Orden: Coniferáles.
Familia: Pinaceae.
Subgénero: Diploxylon.
País de origen: Estados unidos, California.

Árbol de 30-40 m. de altura, perennifolio o verde todo el año. Conífera de desarrollo muy
rápido, de porte cónico en su juventud y en cúpula en los ejemplares maduros. La corteza
de color negro, contrasta con las hojas, no coriáceas y verde brillante, aciculares en
fascículos de tres en tres, largas de 7-15 cm., finas. Conos, estróbilos o piñas largos (7-15
cm. x 5-8 cm.), en grupos de 2-5, muy asimétricos, con apófisis de las escamas muy
prominentes. Semillas de 5-8 mm. Muy sensible al frío y heladas, prefiere climas suaves
litorales con abundante humedad atmosférica. Resiste bien el viento, suelos arenosos,
ácidos y profundos (Dans et al, 1999).

El sistema radical en la mayor parte de su hábitat es superficial. Las raíces principales que
sostienen el árbol están situadas en los 60 cm. superiores. Para mejorar la resistencia al
viento, en su empate con el tronco se desarrollan unos abultamientos característicos. Las
raíces pueden extenderse hasta distancias de 12 m., entremezclándose e injertándose con las
de otros pies. La mayor parte de las raíces se mantienen en los 30 cm. superiores
invadiendo con numerosas raicillas la espesa capa de mantillo cuando éste está presente
(Dans et al, 1999).

La madera de pino insigne posee cualidades técnicas que la hacen muy demandada en la
industria de la celulosa, donde resulta muy atractiva por su fibra larga; se utiliza en la
fabricación de cartones, cartulinas y papeles de resistencia. Asimismo, su uso se ha
difundido extensamente en la industria maderera y en la construcción de casas.

En Chile existen más de 1.4 millones de hectáreas plantadas con esta especie, desde la V a
la X Región, sustentando cerca del 80% del abastecimiento industrial de la madera. La
densidad de plantación más utilizada para el pino es de 1.250 árbol/ha, lo que implica
plantar a 2,83 m x 2,83 m (INFOR, 2005).

2.5 Componentes de los sustratos.

Vermiculita: Tiene una estructura apta para acumular y liberar grandes cantidades de agua,
por lo que refuerza estas propiedades en la turba cuando se mezclan. Su reacción es neutra
y tiene una capacidad de intercambio catiónico (CIC) de 80 a 120 meq/l que disminuye las
pérdidas de nutrientes por arrastre. El inconveniente principal de este material es su elevado
costo y también su frágil estructura, que al destruirse pierde las cualidades físicas.

Perlita: Se emplea para mejorar la estructura del sustrato. A diferencia de la vermiculita es


totalmente inerte, tiene bajos CIC y poder amortiguador, así como escasa retención de agua.
Proporciona aireación al medio de cultivo y mantiene su estructura inalterable.
17

El pH es neutro, la densidad aparente es pequeña y es un buen estabilizador de la


temperatura. Algunas posibles desventajas son el riesgo de toxicidad por Aluminio (Al) en
plántulas cuando el pH es bajo y la escasa capacidad de suministro de agua en condiciones
de gran transpiración, lo que hace necesario el riego más frecuente.

Turba: Proporciona excelentes propiedades de aireación y agua al sustrato, tiene bajo pH y


poco nitrógeno. La turba rubia tiene un 80 a 90% de materia orgánica y 4 a 20% de cenizas.
La CIC es de 60 a 120 meq/l. El contenido de materia orgánica de la turba es superior al
80% en peso seco. La mayor parte de las turbas tienen escaso contenido de cenizas, menor
del 5%, lo que indica que su cantidad de nutrientes, aparte del N, es baja.

Corteza de pino: Se pueden emplear cortezas de diversas especies vegetales, aunque la


más empleada es la de pino, que procede básicamente de la industria maderera. Al ser de
origen natural posee una gran variabilidad. Las cortezas se emplean en estado fresco
(material crudo) o compostadas. Las cortezas crudas pueden provocar problemas de
deficiencia de nitrógeno y fitotoxicidad. Las propiedades físicas dependen del tamaño de
sus participas, y se recomienda que el 20 - 40 % de dichas partículas sean de un tamaño
inferior a los 0,8 mm. Es un sustrato ligero, con una densidad aparente de 0,1 a 0,45 g/cm3.
La porosidad total es superior al 80 – 85%, la capacidad de retención de agua es de baja a
media, siendo su capacidad de aireación muy elevada. El pH varía de medianamente ácido
a neutro. La CIC es de 55 meq/ 100 g.

Tabla Nº 2 Propiedades generales de los componentes de los sustratos *

Material Aireación Retención de H2O Nutrientes


Turba Buena Buena Pobre
Perlita muy buena Pobre Nulo
Vermiculita pobre/buena Buena pobre/nulo
Corteza de pino muy buena Buena Pobre

* Fuente: Ansorena 1994.


18

3. Material y método.

3.1. Materiales.

3.1.1. Material vegetal e inóculo.

El ensayo se realizó en el vivero de la Universidad Católica del Maule, ubicado en la


ciudad de Talca, Región del Maule (35° 26’ 10” latitud sur y 71° 37´ 05” longitud oeste). El
área se ubica en una zona de clima templado calido con lluvia suficiente y estación seca en
verano.

El invernadero de estructura de acero galvanizado con cubierta de polietileno de alta


densidad, con una superficie de 126 m² aproximadamente, consta con sistema de riego y
enfriamiento automatizados. El programa de riego utilizado fue de 3 minutos cada tres días.

Al inicio se germinaron semillas de Pinus radiata4 a las que se aplicaron tratamientos


pregerminativos con el objeto de romper el estado latente en ellas, para ello se aplicó
remojo de las semillas en ácido giberelico (GA3). Previo a la inoculación las plantas fueron
fertilizadas con Basacote 9M, la dosis aplicada fue de 4 g por litro de sustrato, mezclado
con el sustrato al momento de llenar los contenedores.

El material fúngico corresponde a la especie Boletus aereus, fue adquirido a la empresa


española “Micología Forestal & aplicada” en el marco del proyecto FIA-C-2004-F-014.
Este producto consiste en una bolsa de inóculo mas una bolsa de gel, la preparación que
recomienda el fabricante es diluir el contenido de ambos envases en 14 litros de agua, esto
sería suficiente para infectar a 350 plantas. Esta mezcla se prepara primero hidratando el
inoculo por 10 minutos ya que este viene liofilizado, luego se añade el gel y se
homogeniza. La solución esta lista para su uso luego de unos 5 minutos cuando el gel haya
cuajado.

3.1.2. Sustratos.

Los sustratos para trasplante seleccionados fueron dos: turba /vermiculita 1:1 con un pH de
5,8 y corteza de pino/perlita en proporción 7:3 con pH final de 5,8. Estas mezclas fueron
previamente esterilizadas a 100º C durante 90 minutos.

4
Semillas de pino insigne proceden de vivero el peral, ex-bosques de Chile, sector Pullaullao Constitución
VII región de Chile.

19
19

3.2. Métodos.

3.2.1. Inoculación y trasplante.

La inoculación se realizó en plantas de aproximadamente tres meses de edad, en la primera


quincena de diciembre de 2006, aproximadamente a las 18 horas. La temperatura no superó
los 20º C y el método empleado consistió en una suspensión de esporas.

Las plantas fueron extraídas del sustrato de siembra cuidando de no dañar sus raicillas,
luego se pusieron en agua para eliminar residuos de tierra adheridos a ellas, sólo entonces
se realizó la inoculación a modo de minimizar el estrés a la planta, para luego trasplantarla
a su contenedor de destino. Toda la operación no superó los 15 minutos desde la extracción
de la planta hasta su trasplante. La operación de trasplante se llevó a cabo en termomatrices
de 140 cc.

Posterior a la inoculación, las plántulas se mantuvieron en el vivero durante ocho meses


más para permitir la formación y multiplicación de las ectomicorrizas hasta el momento de
efectuar la toma de muestras.

3.2.2. Técnicas de inoculación.

Las técnicas de inoculación utilizadas fueron:

• Inóculo esporal liquido: consiste en una suspensión en agua de esporas de Boletus


aereus con una densidad esporal de 5 ml determinada con hematocitometro, en la que
se sumerge unos minutos el sistema radicular de la planta para luego ser plantada en
el contenedor de destino, inmediatamente a cada planta se le incorpora una dosis de
20 ml de la misma solución.

• Inóculo esporal en polvo: talco inerte como medio de dispersión con esporas en
proporción 3:1. La aplicación se realizó con un salero y se espolvoreó la raíz húmeda
de la planta más menos con unos 5 mg de inóculo para luego depositar la planta en su
correspondiente sustrato.
20
3.2.3. Evaluación de niveles de micorrización.

La evaluación de los niveles de micorrización se realizó desde el 13 al 28 de agosto de


2007, ocho meses después de la fecha de inoculación. Se procedió a efectuar un análisis
cualitativo y cuantitativo, para lo cual se consideró tomar muestras al azar de 8 plantas por
tratamiento.

Para el análisis las plantas fueron extraídas de su contenedor, limpiadas de restos de


partículas de sustrato adheridas al sistema radicular, este es separado de la parte aérea de la
planta y luego recogido en un recipiente pequeño con agua para luego ser analizadas bajo
lupa binocular, procediendo al conteo de raicillas micorrizadas e identificación de especies
presentes en los ápices. El nivel de micorrización se expresa como el numero (%) de raíces
infectadas.

Se observaron tres categorías en las muestras analizadas, según su estado:

A/s/M: ápices radicales sin micorrizas.


A/c/B.a: ápices radicales micorrizados con Boletus aereus.
A/c/O.m: ápices radicales con otras micorrizas.

Para el análisis cualitativo e identificación de especies se observaron variables como la


forma y color además de las características anatómicas del manto fúngico, ya sea, presencia
de rizomorfos, basándose en claves morfológicas propuestas por Agerer (1985) y Brundett
(1996).

3.3. Diseño experimental.

El ensayo consistió en 4 tratamientos representados por las combinaciones de los factores


sustrato y técnicas de inoculación (cada uno con dos niveles), mediante análisis de
varianza con un 95 % de confianza, se analizó la significancia en la interacción de ambos
factores se diseño un experimento factorial (2*2) de efectos fijos con un tamaño muestral
de 25 plantas por tratamiento y este fue replicado tres veces.

Según el modelo factorial:

yijk = µ+ αi+ßj+ (αß) ij+e ijk i=1,2…, r


j=1,2…, t
k=1,2…, n

Se probó la hipótesis nula:

H0: (αß) ij =0
Los promedios de ápices radicales micorrizados con Boletus aereus no son
significativamente distintos entre tratamientos.
21
Contra la hipótesis alterna:

H1: (αß) ij ≠ 0 para algún i, j


Existen diferencias significativas entre los promedios de los tratamientos.

El ensayo buscó determinar la influencia del tipo de sustrato y de la técnica de infección en


plantas de Pinus radiata en la formación de micorrizas con Boletus aereus.

Tabla Nº 3. Diseño del ensayo.

Tratamiento Sustrato Técnica º plantas Réplicas


T1 Turba /vermiculita 1:1 en agua
25 3
T2 Turba /vermiculita 1:1 en talco 25 3
T3 Corteza/perlita 7:3 en agua 25 3
T4 Corteza/perlita 7:3 en talco 25 3

La variable a medir se determinó como el número de raicillas micorrizadas con Boletus


aereus, analizada mediante un diseño factorial, con un tamaño muestral de 8 plantas
seleccionadas aleatoriamente por tratamiento (n=32). Mediante análisis de varianza al 95 %
de confianza se estudió la significancia en la interacción de los factores.

Las especies incluidas fueron Hebeloma spp. y Suillus luteus, por ser las más comunes en
programas de micorrización en vivero.
22
4. Presentación de resultados y Discusión.

4.1. Presentación de resultados.

Se produjo micorrización con hongos contaminantes, los que se identificaron como Suillus
luteus y Hebeloma spp. Esto indica que las condiciones del medio no eran adversas al
desarrollo de micorrizas. Dado la presencia de estas especies, es relevante su análisis
estadístico, a fin de establecer si se presentan diferencias significativas entre los
tratamientos.

De acuerdo al análisis de varianza (tabla Nº 4) realizado, se acepta la hipótesis nula, ya que


con base en la evidencia estadística proporcionada por la muestra, no se presentan
diferencias significativas en la interacción de los factores en los promedios de
micorrización para las especies contaminantes, Suillus luteus y Hebeloma spp.

Tabla Nº 4. Resumen análisis de varianza.

F
fuente de variación SC GL CM Razón-F tabulado
A (sustrato) 0,17 1 0,17 0,45
B (técnica inoculación) 0,22 1 0,22 0,6
AB (interacción) 0,05 1 0,05 0,13 3,48*
ERROR 10,46 28 0,37
TOTAL 10,9 31

* No hay diferencias significativas en la interacción de los factores (p≤0,05).


.
En la tabla nº 5 se presentan se presentan la estimación de valores promedios de ápices sin
micorrizas, con B. aereus, con otras micorrizas, según parámetros obtenidos por el
muestreo.

Tabla nº 5. Intervalos de confianza para los promedios de ápices micorrizados por tratamiento.

Tratamiento Ápices sin micorrizas Ápices c/ B. aereus Ápices c/ otras micorrizas *


T1 380,40 - 602,83 0 -1,03 - 12,74
T2 505,02 - 575,48 0 -9,89 - 40,39
T3 398,01 - 540,91 0 -2,02 – 79,02
T4 453,43 - 600,57 0 6,83 - 46,43

* Los números negativos indican que el promedio de ápices micorrizados tiende valores
positivos de cada intervalo de confianza.

El grafico nº 1 muestra el porcentaje de micorrización total obtenido en cada tratamiento


con respecto a la especie contaminante.
23
Porcentajes de micorrización por tratamiento

9
8
% micorrización

7
6 B. aereus
5 Suillus luteus
4
3 hebeloma sp.
2
1
0
T1 T 2 turba / T 3 corteza/ T 4 coteza /
turba/vermiculita vermiculita perlita 7:3 perlita 7:3
1:1 inoculo inoculo en polvo inoculo liquido inoculo en polvo
liquido
tratamientos

Grafico nº 1. Porcentaje de micorrización con especies contaminantes por tratamiento.

El porcentaje de infección con S. luteus resultó mayor en el tratamiento 3 (la mezcla de


corteza y pelita 7:3 ph 5,8), llegando a un 7,9 %, en tanto que para Hebeloma spp sólo se
registró un 0,69 %. Sólo se consideró el factor sustrato debido a que la aparición de estas
especies se debió a causas fortuitas.

Tabla N º 6. Porcentaje de micorrización e intervalo de confianza (α= 0.05) para la proporción de especies
contaminantes (Suillus luteus).

Tratamiento Micorrización (%) Desviación estándar Intervalo confianza *


T1 5,856 9,233 -0,540 a 12,250
T2 2,737 5,968 -1,390 a 6,872
T3 7,931 10,696 0,52 a15,34
T4 4,753 4,582 1,577 a 7,928

De la tabla anterior se desprende que aunque la micorrización obtenida fue accidental y


escasa, la presencia de S. luteus no deja duda de que las condiciones del medio eran
favorables para el desarrollo ectomicorrícico, además, indica que con 95 % de confianza el
porcentaje de micorrización para los tratamientos se encuentra entre 2 y 7 %.

Tabla N º 7. Muestra la clasificación según rangos de porcentaje de micorrización.

Valor Equivalencia Categoría


0 sin micorrizas Nula
1 1 -25 % raicillas micorrizadas Baja
2 26-50% raicillas micorrizadas Moderada
3 51-75 % raicillas micorrizadas Alta
4 76-100 % raicillas micorrizadas Muy alta
Fuente: Barroetavena et al, 2003.
24

Según los rangos que se presentan en la tabla Nº 6 el porcentaje de micorrización obtenido


se encuentra en la categoría nula para Boletus aereus, y en la categoría nula a baja para S.
luteus.

El grafico nº 2 muestra la relación de ápices micorrizados obtenido con respecto a la


especie, y ápices sin micorrizas.

Relación entre ápices sin micorrizas y ápices micorrizados


B. aereus
120
Suillus
% micorrizacion

100
luteus
80
hebeloma
60
sp.
40 sin
20 micorrizas
0
T1 T 2 turba / T 3 corteza/ T 4 coteza /
turba/vermiculita vermiculita perlita 7:3 perlita 7:3
1:1 inoculo inoculo en polvo inoculo liquido inoculo en polvo
liquido
tratamientos

Grafico N º 2. Relación entre ápices sin micorrizas y ápices micorrizados.

Tabla Nº 8. Indica los porcentajes de micorrización promedio según la especie presente en cada tratamiento.

Suillus luteus Hebeloma sp.


Tratamiento B. aereus (%) (%) (%) sin micorrizas (%)
T1 0 5,86 0 94,14
T2 0 2,737 0 97,263
T3 0 7,931 0,69 91,379
T4 0 4,753 0,367 94,88

Tabla Nº 9. Muestra la tasa de mortalidad en el ensayo evaluada al momento de la toma de muestras.

T1 T2 T3 T4
población total 75 75 75 75
plantas vivas 63 75 67 73
Plantas muertas 12 0 8 2
% mortalidad 16 0 10,7 2,7

Como se puede observar la mortalidad dentro de cada unidad experimental no sobrepasó el


16 % (tratamiento 1), siendo ésta atribuida a causas genéticas, y no al estrés post
trasplante, en promedio la mortalidad observada en el total de plantas alcanzó un 7,3 %.
25
4.2. Discusión.

La inoculación con Boletus aereus no produjo resultados positivos en ninguno de los


tratamientos, lo que no se podría atribuir a que los sustratos utilizados o a la técnica de
inoculación no fueran los adecuados, sino que, probablemente, se deba a que esta especie se
asocia simbióticamente en forma natural con árboles adultos. No obstante, en condiciones
controladas puede establecer forzadamente la micorriza con plántulas de vivero, y a veces
no se genera una verdadera micorriza ya que B. aereus no acaba de desarrollar la red de
hartig en plantas jóvenes. Solo se da de forma natural que Boletus aereus fructifique en
arbustos jóvenes de Cistus ladanifer, pero no en árboles.5

Otra de las causas probables de que no se haya establecido simbiosis con B. aereus pudo
ser que el sistema de riego del invernadero sufrió la falla de una de sus válvulas, lo que
sometió a las plantas al estrés hídrico (esto ocurrió después de 5-6 meses necesarios para la
micorrización). Existen trabajos donde se ha estudiado el efecto de la desecación sobre las
micorrizas con diversos resultados. Mientras hay autores que observaron que la formación
de micorrizas se ve favorecida por la desecación, otros opinan que no se ve afectada, o
incluso disminuida (Carrillo, 2000).

Las concentraciones de fósforo y nitrógeno en el suelo influyen directamente en el


desarrollo de las micorrizas. Varios experimentos, en los que se compararon diferentes
niveles de fertilización en plántulas producidas en contenedor, muestran que la formación
de micorrizas esta relacionada con los niveles de N y P añadidos al cultivo (Trofimow y
Van den Driessche, 1991; Bowen, 1994 citados por Carrillo 2000).

Estos nutrientes también pueden afectar a los hongos indirectamente, puesto que la
asimilación de nutrientes consume energía y carbohidratos, lo cual puede reducir el carbono
disponible para el desarrollo de la cepa fúngica. Altos niveles de nitrógeno y fósforo,
reducen la cantidad de carbohidratos en las raíces a niveles demasiado bajos para mantener
al hongo simbionte (Wallander, 1992 citado por Carrillo, 2000).

Asimismo, influyeron negativamente las bajas temperaturas históricas que se registraron


durante el invierno (anexo nº4).

Existen hongos mejor adaptados a vivir asociados a árboles adultos, cuanto más viejo es un
árbol, más cantidad y variedad de azúcares tiene en sus raíces y por tanto, podrá mantener
más diversidad y cantidad de setas, que por norma general serán de mayor porte (Ana-
Magan, 1998 citado por Morcillo 2007).

5
Comunicación personal con Marcos Morcillo. Micología forestal & aplicada.

25
26

Entre ellas están los hongos o Boletos (Boletus spp), la trufa negra (Tuber melanosporum)
etc. Los plantas micorrizadas con este tipo de setas tardan muchos años en producir (10-15
años) y no es posible asegurar el mantenimiento de la micorrización a lo largo de tantos
años (Morcillo, 2007).

El porcentaje de raíces micorrizadas está entre el 80-22% (Zuccherelli, 1988) y es difícil


asegurar el mantenimiento de la asociación, las fructificaciones se darán en 10-15 o más
años, bien se apliquen choques térmicos, riego o cualquier otra técnica (Olivier, 1998 citado
por Morcillo 2007).

A pesar de la importancia económica de los Boletos, todos los intentos de cultivar estos
hongos han fallado (Hall et al., 1998; Wang y Hall, 2004; Giomaro et al., 2005, citados por
Peintner, 2007). Sin embargo, de acuerdo a lo informado por otros autores ha habido éxito
limitado en producir las plantas colonizadas con Boleto bajo condiciones de invernadero e
in-vitro. (Tozzi et al., 1980–1981; Ceruti et al., 1983–1984; 1985–1986; 1987–1988;
Zuccherelli, 1988; Wang et al., 1998).

En micorrización dirigida se trabaja con las especies B. edulis, B. aereus, B. pinophilus, B.


reticulatus (B. aestivalis) y B. fragans. Actualmente existen parcelas experimentales de
castaños, abetos rojos, pino negro, pino insigne, entre otras especies, micorrizadas con
Boleto.

La negativa de los resultados puede deberse a que las dosis de inoculación no eran
correctas, o a que la técnica de micorrización fue adecuada o que seria mejor trabajar con
micelio, pues producir planta micorrizada con estos hongos es muy complejo y es por ello
que las patentes de producción de este tipo de planta micorrizada son costosas.

No obstante el principal factor es la ecología del hongo y su asociación con plantas adultas
del genero Fagus.

Algunos de los hongos con valor comercial como Boletus spp, Chantarellus spp., Amanita
spp., etc. fructifican con preferencia en bosques adultos, siendo compleja la micorrización
de plantas en vivero. Existen muchas posibles causas de esta problemática, algunas de las
respuestas hay que buscarlas en las complejas interacciones entre los hongos y sus plantas
huésped. Para éstas especies de hongos será interesante explorar y desarrollar técnicas de
micorrización dirigida directamente en árboles adultos.
27
5. Conclusiones.

No se observó ningún efecto en la micorrización de Pinus radiata con esporas de Boletus


aereus, ya que no se estableció micorrización entre estas especies en ninguno de los
tratamientos efectuados, sin embargo esta si se estableció con especies contaminantes.

Como regla general la inoculación esporal no ha reportado buenas experiencias con Boleto,
por lo que, se mantienen incógnitas en la determinación de un método exitoso para obtener
micorrización, de todas formas, a futuro seria conveniente el estudio de inoculaciones
miceliares.

Respecto a los contaminantes, estos se presentaron en bajas cantidades, de las raíces


analizadas una proporción ínfima presentaban asociaciones con alguna micorriza, entre las
especies contaminantes se encontraron las especies Suillus luteus y Hebeloma spp. No se
observó una diferencia significativa de micorrización de las especies no objetivo en ningún
tratamiento.

Si observamos el caso de las forestaciones con especies introducidas, se notará que


diferentes árboles pueden asociarse con diferentes hongos. Este último caso es el de
Lactarius deliciosus o de las especies del genero Suillus spp. cuya relación con las
coníferas resulta mucho más amplia.
28
6. Bibliografía.

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Anexos.
32
AEXO º 1. Análisis de varianza para especies contaminantes.

Supuestos del modelo

Normalidad: Ho: fo (x) con fo (x) ~ normal v/s H1: f (x) ≠ fo (x)

Homocedasticidad: Ho: ∂1² = ∂2² = ∂3² = ∂4² v/s H1: alguna difiere.

Los datos originales fueron normalizados por el método sen √x.


Modelo: yijk = µ+ αi+ßj+ (αß) ij+e ijk i= 1,2…r
J= 1,2…k
µ : media global.
αi : efecto tratamiento a.
ßj : efecto tratamiento b.
(αß) ij : interacción
eijk : error aleatorio.
Hipótesis:
H0: (αß) ij =0 (no existen diferencias significativas para la interacción de ambos factores
entre los tratamientos)
H1: (αß) ij ≠ 0 para algún i, j (alguna difiere)

Resumen análisis de varianza.

F
fuente de variación SC GL CM Razón F tabulado
A (sustrato) 0,17 1 0,17 0,45
B (técnica inoculación) 0,22 1 0,22 0,6
AB (interacción) 0,05 1 0,05 0,13 3,48*
ERROR 10,46 28 0,37
TOTAL 10,9 31

* No hay diferencias significativas en la interacción de los factores (p≤0,05).


.
33
AEXO º 2. Estadísticas descriptivas para cada tratamiento.

Tratamiento 1.

Tabla Nº 10.

Variable n Mínimo Máximo Promedio Desviación Coef. Variación


ápices sin micorrizas 8 379 812 491,63 149,1 30,33
Con Boletus aereus 8 0 0 0 0 0
Con otras micorrizas 8 0 103 5,86 9,23 157,67

Tratamiento 2.

Tabla Nº 11.

Variable n Mínimo Máximo Promedio Desviación Coef. Variación


ápices sin micorrizas 8 466 613 540,25 47,22 8,74
Con Boletus aereus 8 0 0 0 0 0
Con otras micorrizas 8 0 98 15,25 33,7 221,01

Tratamiento 3.

Tabla Nº 12.

Variable n Mínimo Máximo Promedio Desviación Coef. Variación


ápices sin micorrizas 8 344 637 469,5 95,73 20,39
Con Boletus aereus 8 0 0 0 0 0
Con otras micorrizas 8 0 160 38,5 54,32 141,08

Tratamiento 4.

Tabla Nº 13.

Variable n Mínimo Máximo Promedio Desviación Coef. Variación


ápices sin micorrizas 8 370 605 527 98,62 18,71
Con Boletus aereus 8 0 0 0 0 0
Con otras micorrizas 8 0 65 26,63 26,54 99,67
34
AEXO º 3. Muestras obtenidas en el ensayo.
T n º1 turba/vermiculita 1:1 inoculo liquido
otras micorrizas
Planta nº Ápices sin micorrizas B. aereus Suillus luteus hebeloma sp. Total
1 812 0 0 0 812

2 412 0 19 0 431

3 385 0 101 0 486

4 496 0 2 0 498

5 447 0 2 0 449

6 379 0 0 0 379

7 400 0 103 0 503

8 602 0 2 0 604

T n º2 turba / vermiculita inoculo en polvo


otras micorrizas

Planta nº Ápices sin micorrizas B. aereus Suillus luteus hebeloma sp. Total

1 613 0 0 0 613

2 466 0 98 0 564

3 518 0 2 0 520

4 523 0 10 0 533

5 573 0 0 0 573

6 587 0 0 0 587

7 523 0 10 0 533

8 519 0 2 0 521

T n º 3 corteza/ perlita 7:3 inoculo liquido

otras micorrizas
Planta nº Ápices sin micorrizas B. aereus Suillus luteus hebeloma sp. Total
1 457 0 10 0 467

2 442 0 0 0 442

3 561 0 0 0 561

4 344 0 160 0 504

5 637 0 35 14 686

6 421 0 35 14 470

7 385 0 2 0 387

8 509 0 66 0 575

T nº 4 corteza / perlita 7:3 inoculo en polvo

otras micorrizas
Planta nº Ápices sin micorrizas B. aereus Suillus luteus hebeloma sp. Total
1 588 0 0 0 588

2 603 0 5 0 608

3 571 0 38 5 614

4 605 0 35 1 641

5 580 0 60 11 651

6 524 0 65 0 589

7 370 0 9 0 379

8 375 0 1 0 376
35

AEXO º 4. úmero de días con heladas durante el invierno 2007

Fuente: http://met.dgf.uchile.cl/clima/HTML/BOL_ANT/AGOSTO07/agosto07.htm
36

Fotografías.

Foto Nº 1 y 2. Ápices micorrizados con Suillus luteus.

Foto Nº 3. Ápices micorrizados con Hebeloma spp. Foto Nº 4. Hebeloma crustuliniforme.

Foto Nº 5. Esporas de Boletus spp.

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