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Informes Perfil: Viuda, rica y polémica
Economistas Domingo, 24 de Abril de 2005
Especiales Enfoques, Economía y Negocios
MARÍA EUGENIA TAMBLAY C.
Columnas
Pags. Especiales Tras heredar una fortuna superior a US$ 100
Reportajes millones de su marido Alfredo Andonie,
Entrevistas controlador del Laboratorio Chile, se convirtió
en protagonista de una historia que tiene todos
Hechos Esenciales
los ingredientes de un best seller: romance,
Buscar ambición, intriga y dinero, mucho dinero.
Paula Kraushaar delega en su abogado Jorge Bofill estas preocupaciones judiciales. Ella prefiere dedicarse a
administrar la fortuna que le dejó su marido, siguiendo los consejos de inversión de sus asesores Luis Echavarri y
Pablo Lamarca, ex gerente general de Laboratorio Chile.
Por ahora no ha montado ninguna empresa. Tampoco concretó la idea que anunció, de crear una fundación
educacional con el nombre de su esposo para ayudar a los más necesitados.
Con 30 años conoció a Alfredo Andonie, ingeniero comercial dos años menor que ella, quien no tardó en caer
rendido a sus pies. La relación se formalizó en 1984 en Paraguay y al año siguiente en Chile, cuando se legalizó su
separación de Valech.
Al nuevo matrimonio le gustaban los lujos. Los aciertos en los negocios de Andonie, como la compra de acciones de
Chilectra, y, especialmente, el ingreso a Laboratorio Chile, les permitieron dárselos. Compraron una casa en
Villarrica, un refugio en La Parva y mandaron a hacer una casa estilo villa italiana de más de 1.000 metros
cuadrados, ricamente decorada y alhajada con obras de arte, construida sobre un terreno de 10 mil metros en
Piedra Roja en Los Dominicos.
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En esa gran casa vive hasta hoy Paula Kraushaar junto a las dos hijas de su primer matrimonio, a quienes Andonie
asumió como propias, y a los tres del segundo, más un contingente de niñeras, mucamas, jardineros, un chef y un
mozo que a diario se viste con chaqueta y humita para atender a su refinada patrona.
El mundo de la empresa le resultaba tan ajeno que se pensó que delegaría estos asuntos en Jorge Uauy, un
estrecho colaborador, amigo y socio de su marido en Inversiones Portfolio, la sociedad a través de la cual
controlaban el 28,8% de Laboratorio Chile.
Pero Kraushaar resentía del rol que jugó Uauy durante la crisis que enfrentó su matrimonio algunos meses antes del
accidente. Durante este período Andonie vivió en el Hotel Hyatt, e intentó salvar su matrimonio invitando a su mujer
a un viaje a Mónaco y luego a Argentina. Al regresar emprende la expedición al monte Illimani.
Kraushaar nombró a Uauy presidente de Laboratorio Chile, pero a los 6 meses le pidió la renuncia, argumentando
que le había perdido la confianza porque la marginó de la marcha de los negocios. "Cuando murió Alfredo la acción
cayó y le dije a Jorge (Uauy) que deberíamos reestructurarnos. Su respuesta fue que mejor me fuera a reestructurar
la cocina", contó Paula Kraushaar a "El Mercurio" en agosto de 2003, en la única entrevista que ha dado a la prensa.
Pero hay otro factor que distanció a Kraushaar y Uauy: Alberto Eguiguren.
El joven abogado era director de Laboratorio Chile a la muerte de Andonie. Sobre cómo llegó a ese cargo existen
dos versiones, una que señala que porque era amigo de Andonie, y otra que dice que Andonie pidió al estudio Carey
que le enviara a uno de sus profesionales para ocupar un sillón y él fue el designado.
Eguiguren, al igual que Uauy, formó parte del grupo que acompañó a la viuda a Bolivia a repatriar los restos de
Andonie tras el accidente. Luego el abogado se transformó en hombre de confianza y pareja de Paula Kraushaar,
además de presidente de Laboratorio Chile.
El malo de la historia
Uauy es identificado como el personaje oscuro en esta historia por personas que pronto se descubren como amigas
de Eguiguren. Ellas aseguran que no tiene fundamento la querella por el supuesto uso malicioso de su firma para
falsificar un documento.
El empresario inmobiliario Patricio Millas representa al círculo de amigos de Andonie, y también de Uauy, que piensa
que el verdadero culpable es Eguiguren.
"Eguiguren es un abogado joven que destila una ambición absolutamente desmedida... El pecado de Paula fue
confiar en él y dejarlo hacer cosas que fueron las que le costaron la amistad con Uauy y los problemas con la
Superintendencia y con Impuestos Internos".
Millas era socio de Andonie en Alianza, la sociedad dueña del recinto donde operan los cines Hoyts de La Reina y
del proyecto de segunda vivienda Bahía Pelícano en Horcón. A este empresario inmobiliario no le gustó el ingreso
de Eguiguren a su directorio en representación de los intereses de Kraushaar, por lo que optó por comprarle la
participación a la viuda.
Lo vendió todo
La venta de Alianza fue bastante menor al lado de la del 28,8% de la propiedad de Laboratorio Chile en junio de
2001, que le reportó a la viuda sobre US$ 100 millones.
Eguiguren fue quien inició los contactos con la norteamericana Ivax Corporation, la compradora, pero no alcanzó a
cerrar la operación porque en medio del proceso su romance con Paula Kraushaar terminó. Para entonces la viuda
mantenía una relación con Álvaro Carrasco Bengoa, empresario que fue cuestionado por la forma en que hace una
década quebró su empresa pesquera. Esta nueva pareja aparece entre quienes cerraron la operación con el
laboratorio norteamericano.
Cuando Eguiguren cobró sus honorarios, Kraushaar se los negó, por lo que en abril de 2002 el abogado recurrió a
tribunales demandando el pago de $1.563 millones sólo por concepto de la negociación con Ivax, y $1.386 millones
por la revisión superior del contrato final. Esto arroja un total en torno a los US$ 4,5 millones.
Kraushaar finalmente llegó a un acuerdo extrajudicial con Eguiguren, pagándole una cifra estimada en US$ 1,5
millón.
Una estrategia similar, pagar sin reconocer la falta, fue la que desplegó Paula Kraushaar cuando la SVS la investigó
por uso de información privilegiada en la compra de acciones de Laboratorio Chile en los días previos al anuncio de
la venta a Ivax (todo el proceso en recuadro adjunto).
Habrá que ver qué estrategia despliega ahora si prosperan en tribunales las acusaciones de Uauy y del SII.
Probablemente podrá alegar que no fue la autora intelectual, ya que resulta difícil pensar que una mujer como ella,
astuta pero sin la formación profesional necesaria, sea capaz de urdir operaciones tan sofisticadas.
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La pregunta, entonces, es si ella conoció y promovió las operaciones que ahora investiga la justicia. La respuesta no
está clara, ya que si bien pudo desconocer la gravedad de las actuaciones de las que se le acusa, quienes la
conocen dicen que su ambición pudo traicionarla.
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En la mira por uso de información privilegiada
Entre el 7 y el 11 de noviembre de 2000, Paula Kraushaar adquirió cerca de US$ 400 mil en acciones de Laboratorio
Chile, para venderlos meses después en la oferta de Ivax. Hizo una ganancia cercana a los $120 millones.
La Superintendencia inició una investigación por uso de información privilegiada. El superintendente de Valores y
Seguros, Alejandro Ferreiro, cuenta que en virtud del artículo 172 de la Ley de Valores cerraron el caso cuando
Kraushaar devolvió a beneficio fiscal el beneficio pecuniario que obtuvo en la transacción.
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Evasión de impuestos
En febrero, el Servicio de Impuestos Internos (SII) presentó una querella contra Paula Kraushaar y su asesor legal
Alberto Eguiguren, porque subdeclaró los ingresos recibidos en 1999 por la muerte de su marido, pagando menos
impuestos a la herencia de lo que correspondía.
Una investigación del Departamento de Delitos Tributarios del SII, de septiembre de 2004, señala que antes de los
trámites de posesión efectiva y pago de impuesto a la herencia, "el patrimonio de Alfredo Andonie fue disminuido".
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Uauy acusa falsificación de firma
En noviembre de 2001, Jorge Uauy interpone una querella contra Paula Kraushaar y Alberto Eguiguren por
falsificación de instrumento público. Dice que el 16 de diciembre de 1999 le piden firmar un documento con fecha 11
de junio, es decir, antes de la muerte de Andonie, en que disminuyen de 63,5 a 30% la participación de Andonie en
Inversiones Portfolio y aumentan el de Iona a cerca de 60%.
En el proceso dice que posteriormente descubrió que aprovecharon su firma para un alzamiento parcial de prenda
del Chase Manhattan Bank para hacer la maniobra a la que él se había negado.
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