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Reporte de lectura Primero que nada tenemos que situarnos en la realidad en que se vive este dialogo entre: Equcrates, Fedn, Scrates, Apolodoro, Cebes, Simmias, Critn, Jantipa, el servidor de los once. Todo empieza cuando Equcrates empieza a cuestionar a Fedn sobre si estuvo presente el da de la muerte de Scrates el cual haba sido condenado a esta por los once. Fedn se muestra entusiasmado por contar lo que Scrates vivi en sus ltimos momentos de vida y se muestra sorprendido por que este no sabe nada sobre el proceso ni nada de lo que ocurri. Equcrates quiere saber todos los detalles y cualquier por menor que sucedi en las ultimas horas de Scrates. Al principio Fedn muestra su asombro al ver como Scrates esperaba la muerte con ansias y le desconcertaba por qu no le tema a la muerte como cualquier otro humano que se encontraba en su condicin, Fedn no era el nico que se encontraba sorprendido, todos los presentes estaban de la misma manera sorprendidos. Scrates empieza hablando por qu el suicidio no es permitido y est mal visto a los ojos de Dios y aclarando sus dudas a Cebes le explico por qu es malo el suicidio. Scrates afirma que nosotros estamos cuidados por los dioses y somos de los dioses y que hemos sido puestos en este lugar por alguna razn, por lo tanto dice Scrates no tenemos poder sobre nuestra vida, Dios nos llamar a la muerte en determinado momento. Antes estas palabras de Scrates, Cedes no queda del todo conforme pues afirma que los filsofos esperan con gusto la muerte y llegan a desear el no existir. Scrates responde con palabras claras y concisas: Si no creyera que voy a encontrar en el otro mundo dioses tan buenos y tan sabios y hombres mejores que los que dejo en ste, sera un necio si no me manifestara pesaroso de morir. Scrates nos dice que los verdaderos filsofos se preparan durante su vida para la muerte pues como l dice saben que lo que viene despus de esta vida es mejor que lo que se vive aqu en la tierra. Tambin nos dice como el filsofo separa su cuerpo y alma, dejando atrs todo tipo de pasiones y deseos carnales, puesto que el verdadero filosofo desprecia este tipo de acciones, el filsofo debe dejar separarse en medida que pueda de su cuerpo y dedicarse completamente a su alma.
Introduccin a la Filosofa. | Pbro. Lic. Martn Barraza Luis Carlos Senz Cabrera