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Hace unos días llego a mis manos un folleto de la Semana Cultural “ San
Francisco de Sales”. En este documento había una reseña de San Francisco
de Sales, patrono de los periodistas. Voy a transcribir este documento.
A mediados del siglo pasado, conversaba el Papa Pío XII con un grupo de
cronistas deportivos, y les preguntó cómo ellos podían narrar con tanta
facilidad lo que pasaba tan de prisa. Uno de ellos contestó: “Bueno,
Santidad, muchas veces la imaginación completa lo que no puede nuestra
vista”. Pío XII se puso muy serio y le dijo que el quehacer del reportero era
decir con fidelidad la verdad del hecho. El Papa presentaba en aquella
ocasión la esencia de la vocación del periodista: transmitir la realidad de los
hechos con toda la autenticidad posible.
Suele decir que escritor es aquella persona que ve más que los demás. Es
decir, aquél que por sus cualidades tiene la posibilidad de observar o
descubrir o ser testigo de algo que la mayoría no capta. Y siente la
necesidad y el deber imperante de difundirlo y compartirlo para bien de
todos. Las cualidades esenciales son un amasijo de inteligencia, observación,
serenidad, valentía, un perpetuo y suave sentido del humor, silencio interior,
comprensión y una capacidad de asombro casi infantil.
Todo esto le acerca a la verdad. Esa verdad del acontecer diario, que cada
mañana buscamos en la prensa escrita o radial y que para todos es tan
importante.
Por tanto, los deberes del periodistas son: buscar, exponer y difundir los
hechos relacionados con la vida pública. Debe siempre, sin embargo,
respetar las leyes morales y los derechos de la persona humana.
Todo esto nos está diciendo que objetivo de toda información es forma,
consolidar y promover la opinión pública.