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Ricardo Chigne C.
Hoy pues nos parece que hay más enfermedades que nunca. No sé si
han de atribuirse al que haya en sí una verdadera proliferación de los males
que aquejan a la humanidad, o si se debe sencillamente a que hoy por hoy
somos más aptos en descubrirlos y catalogarlos. Entre esos males no están
solamente los problemas físicos atribuidos a las enfermedades o lesiones
limitantes, sino también hay aquellos que son males del alma, males como
las emociones afectadas o dañadas, que necesitan, al igual que el cuerpo,
ser debidamente atendidas a fin de alcanzar una deseable calidad de vida,
que no solo la da el tener buena salud física, ni aun siquiera el goce de
solvencia económica, sino, la paz y armonía interna de las emociones y del
espíritu.
Emociones Perturbadas
Hablar de emociones restauradas es también hablar de las emociones
que previamente fueron dañadas. En tiempos de mucha inestabilidad familiar,
económica, sentimental, laboral, etc. es un lugar común también hablar de
inestabilidad emocional. La pregunta es, ¿cuando la inestabilidad emocional
en una persona la hacen totalmente vulnerable a debilidades que la ponen
fuera de control?
Sin duda, todos hemos padecido o padecemos algún grado de
inestabilidad emocional; la hemos sentido cuando hemos vivido experiencias
especialmente difíciles, y en algunos casos, hasta traumáticas; hemos visto
como el ánimo puede cambiar abruptamente, y con esos cambios, no solo
sentirnos abrumados, descontrolados y confundidos, sino también generar
problemas en nuestro entorno, desde el conyugal, familiar, laboral y hasta en
la iglesia.
Esa falta de control o estabilidad emocional, cuando se hace constante
y permanente en la conducta del individuo puede estar señalando ya, de
algún grado de daño en sus emociones que la van a alejarse del sano
disfrute, tal vez no perfecto, pero disfrute en buen grado, de mejores
momentos en la vida matrimonial, familiar, laboral, etc.
Categorías Emocionales
Necesidades Básicas
Por sobre estos cuatro conjuntos de emociones adversas, hay
necesidades que necesitan ser satisfechas, porque si no estas tendencias
destructivas nos vencerán como seres humanos. Aquí es donde los principios
de la Palabra de Dios están fuertemente dirigidos a que el hombre logre una
vida abundante, como era el propósito de Jesús que viviésemos.
Brevemente podemos ver cuatro de las principales necesidades que
todo ser humano requiere cubrir:
Mecanismos de Evasión
El ser humano emplea tres mecanismos para evitar enfrentarse con lo
que le es doloroso:
• Negación: “esto no me ocurrió, esto no es verdad, esto no es real. Esto no
me afecta.”
• Racionalización: trata de encontrar una razón que satisfaga la mente,
aunque las emociones o los sentimientos no queden satisfechos sólo con
razones.
• Proyección: “No soy yo el que tiene este problema, sino el otro. Mi
prójimo, mi familiar.”
Temor e Inseguridad
Raíces Emocionales
Dice la Biblia en Hebreos 12: 15 “Mirad bien, no sea que alguno deje
de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os
estorbe, y por ella muchos sean contaminados.” La Palabra de Dios es clara,
a través del símbolo de la raíz: la raíz, escondida, sepultada, enterrada donde
la vista no llega, en cualquier momento puede brotar y llegar a ser un gran
árbol, que nos estorbe, y contamine, además, a aquellos que nos rodean.
Uno puede talar el árbol, cortarlo a ras de tierra, quemarlo o ignorarlo: pero la
raíz definitivamente está allí, y podrá brotar en cualquier momento, hasta que
nos decidamos a sacarla. Ahora bien, es necesario hacer dos
puntualizaciones muy precisas:
La verdadera sanación
El Señor ha provisto los mejores medios de que podamos echar mano. Nos
ha dejado un ayudador, Dios mismo, la tercera persona de la Trinidad divina.
El conflicto
Dos extremos
Encontrando el balance
Ahora que hemos visto algunas de las formas no productivas en que
manejamos los sentimientos, ¿qué podemos hacer con respecto al cambio?
Es fácil para alguien decirnos que nuestras emociones necesitan estar "bajo
el control del Espíritu Santo", ¿pero qué es lo que eso significa realmente?
Primero, podemos empezar tomando una perspectiva más
balanceada. Nuestras emociones no deben conducirnos a guiarnos
instintivamente. Ni tampoco deben ser sofocadas y ahogadas. Dios creó
nuestras emociones así como nuestras mentes y cuerpos físicos. Vamos a
glorificarlo y a disfrutar con Él con cada parte de nuestro ser, incluyendo
nuestros sentimientos. Incluso los sentimientos que calificamos como
"negativos" o "fuera de la voluntad de Dios" no deben ser totalmente
rechazados o ignorados. Nuestra naturaleza emocional puede llegar a ser
íntegra cuando aceptamos y comprendemos nuestros sentimientos, tratando
con ellos en una forma sana. ¿Así que por dónde comenzamos?
Que todos y cada uno de los hijos de Dios podamos decir con el apóstol:
“...una
“...una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante,
delante, prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
(Filipenses 3:13-
3:13-4)