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Un estudio de la iglesia en el libro de Los Hechos revela dos fases fundamentales del
hacer discípulos: (1) Evangelismo – traer a los no creyentes a un conocimiento de
Jesucristo como su salvador, y (2) Edificación – enseñarle al nuevo creyente todo lo
que Jesús ordenó. En nuestro ministerio podemos utilizar dos actividades
semanalmente para alcanzar estos objetivos:
La Actividad de Alcance (evangelística) es una herramienta para nuestros jóvenes
que les ayuda en sus intentos para ganar sus amigos para Cristo.
El Culto o Reunión de Jóvenes (edificación) que está diseñado para los jóvenes
cristianos que desean ser discípulos de Jesucristo. Esta actividad involucra
enseñanza, compañerismo, oración y comunión (Hechos 2:42).
2. TESTIMONIO VERBAL:
El Espíritu Santo motiva a todo cristiano a compartir verbalmente su testimonio. No
tiene que ser un sermón ni un estudio bíblico basta con decir “Ha habido un cambio
en mi vida... y ese cambio ha venido a través de Jesucristo”. El joven no cristiano
necesita escuchar ese tipo de frases.
Este segundo paso se refiere a que nuestros jóvenes deben saber cuándo es el
tiempo preciso para compartir a Cristo de forma sencilla y sincera. La jerga religiosa
causa mucha confusión. (Col. 4:6).
Es realmente efectivo cuando alguien puede decir de corazón “Mi vida fue cambiada,
mis pecados fueron perdonados”. Cristo es el centro, el punto central de nuestro
testimonio es lo que él hace en nuestras vidas.
Los jóvenes que tienen éxito testificando son los que testifican. Por la repetición, el
testimonio verbal se hace cada vez más natural. El líder o pastor de jóvenes ayuda
mucho a sus jóvenes si incluye de vez en cuando en su programa prácticas dirigidas
de testimonio dentro de sus reuniones.
¡Recuerdo cuando en una de esas prácticas un joven entregó su vida al Señor por
primera vez! Hoy ese joven es pastor de una iglesia y debo reconocerlo: predica
mejor que yo.
Procuremos que haya diversión sana y una atmósfera de aceptación que lleve al
joven invitado a experimentar un rato ameno y que al mismo tiempo lo haga
reflexionar. La actividad evangelística puede ubicarse de vez en cuando a mediados
de semana, porque llama más la atención a los inconversos.
4. CONVERSIÓN:
Sin ánimo de parecer calculador, notamos que todo lo antes dicho se puede resumir
en una fórmula.
Se verifica una genuina conversión cuando uno de esos amigos de nuestros jóvenes
recibe a Cristo como su Salvador personal y Señor de su vida. Esta conversión puede
suceder a través de:
Hasta este punto 4 todo lo tratado compone lo que llamamos la Fase Evangelística
del Ciclo. A partir de este punto comienza la fase de Edificación.
5. PROGRAMA DEL GRUPO DE JÓVENES
El joven cristiano ahora invita al nuevo creyente al grupo de jóvenes, un estudio
bíblico o una célula de jóvenes. El culto o reunión de jóvenes es bueno porque le da
al nuevo creyente la oportunidad de aprender cómo funciona el cuerpo de Cristo, y
sirve como una base o fundamento para fines de alcance evangelístico. Es poner
Hechos 2:42 en práctica.
El grupo de jóvenes debe tener un programa básico que incluya: oración, adoración,
amistad, y aprendizaje de la Palabra de Dios cada semana.
6. DISCIPULADO
El nuevo creyente debe ser discipulado de forma personal. No hay sustituto para ello.
Para ser exitosos en este trabajo se debe invertir parte de nuestra vida en el nuevo
creyente, como Jesús lo hizo con sus discípulos. Es por eso que debemos enfatizar la
necesidad de que cada joven de nuestro grupo sea capaz de ser un buen modelo
para el nuevo creyente e invertir tiempo en él:
a. Compartiendo sobre su vida espiritual;
b. Leer la Biblia y orar.
c. Divertirse juntos
d. Hablar sobre problemas de sus vidas y buscar soluciones Cristocéntricas. El líder o
pastor de jóvenes debe animar y guiar a los jóvenes de su grupo a encontrar
soluciones Cristocétricas para lo cual no basta preguntarse qué haría Jesús, sino
señalarles en la Biblia exactamente qué hizo Jesús en determinada situación.
7. PASTOREO INDIVIDUAL:
Por último, el líder o pastor de jóvenes no puede olvidar que es su responsabilidad
brindar ayuda espiritual directa al nuevo creyente.
Esta ayuda debe incluir buscar que el nuevo creyente se reproduzca en otros nuevos
creyentes, reiniciando con él un nuevo ciclo de evangelismo.