Laug
Loy, Inv A362
Violeta Hemsy de Gainza
Recopilacién y presentacién didéctica
fn Materno Infantil.
Juegos de manos
75 rimas y canciones tradicionales
‘con manos y otros gestos
cles.
y 3 afios,
EDITORIAL &% GUADALUPEIntroduccién
En febrero de 1989, mientras pasaba mis vacaciones de ve-
rano en una playa del Uruguay cercana a Punta del Este, me
llamé la atencién, desde lejos, un juego de manos muy bonito,
con movimientos nuevos y llenos de gracia que realizaban tres
nifias pequefias. No pude reprimir el impulso de acercarme a
ellas para observar mejor el juego. Se entabl6 un didlogo muy
cordial con las chicas y les pedi que me lo ensefaran. Ellas, con
total espontaneidad, no sélo me enseharon el juego que me ha-
bia atraido y que incluf en este libro (Pepito fue a China) sino me
brindaron generosamente otros dos mas que también vinieron a
parar a esta coleccién. Luego de agradecer a las tres el hermoso
momento que me habian hecho pasar, volvi corriendo junto a la
sombrilla donde habia dejado mi bolso a buscar un lapiz y un
trozo de papel para anotar el texto y los movimientos del juego
antes de que los detalles se borraran de mi memoria.
Durante el transcurso de ese afio tuve oportunidad de dictar
varios cursos para educadores musicales en distintos lugares de
nuestro pais y en el exterior. Senti a menudo aquella conocida e
itrefrenable necesidad (“epedagégica?”) de compartir con los
estudiantes y profesores que asistian a mis clases estos juegos
que tanto placer e interés habian despertado en mi. Pude enton-
ces constatar que éstos, ademas de provocar un clima festivo,
de promover las risas y la relajacién de todos, constituian un
verdadero desafio desde muchos puntos de vista: habia que
movilizarse, formar subgrupos, hacer un circulo o buscar pareja,
en primera instancia. Y a partir de alli era preciso mantenerse
concentrados para poder observar y luego recordar textos a ve-
ces extensos, con algunos vericuetos. Y ni qué hablar de las ver-
daderas complicaciones que representaba para algunos profe-
sores —especialmente los que ya no eran tan jévenes— la reali-
zacién de los rapidos y complejos movimientos que acompafia-
ban el recitado de la rima.Esta experiencia me sirvié para registrar las diferentes ma-
neras de aprender que habia en el grupo. Algunos, generalmente
los mas jévenes, se abocaban de inmediato y de una manera
global a realizar las acciones propuiestas. Procedian como los
nifios, cuando se pasan entre ellos los juegos: simplemente imi
taban y repetian el modelo hasta que los movimientos y las pala-
bras se ajustaban naturalmente. En cambio, las personas que
necesitaban analizar o racionalizar previamente la accion, no lo-
graban vencer ciertos obstéculos y permanecian rezagadas,
como desorientadas. Las diferencias individuales también fueron
notorias cuando hubo que anotar los distintos elementos del jue-
go ya que ello requeria, entre otras habilidades, la invencién de
cédigos gréficos adecuados —analégicos y/o simbélicos— para
representar los gestos y las acciones.
En realidad, mi inierés por registrar ciertos juegos basados
en estructuras ritmicas de caracter popular —como los que apa-
recen ala hora de comer en los campamentos infantiles y juveni-
les y que se realizan con golpes de las manos sobre la mesa
junto a otros gestos sonoros— habia comenzado el afo anterior.
En varias oportunidades utilicé alguna de estas formulas sonoro-
coordinativas del acervo tradicional, que aparecen incluidas en
esta coleccién bajo el nombre genérico de “Redobles” (Batidas
para los brasilefios), durante los momentos iniciales de algunos
de mis cursos, como un recurso facilitador de la comunicacién.
Pude advertir entonces que, si bien los “mdsicos" no tenian pro-
blema para retener el ritmo sonoro de estos “Redobles”, no con-
seguian —tal vez por quedarse “pegados” a lo auditivo— obser-
var y, por lo tanto, fijar aquellos otros aspectos de la accién rela-
cionados con la percepcién visual y la motricidad. En los isi
cos aparecia en general como anulada o descalificada, de ma-
nera inconsciente, la observacién visual del fenémeno, ya que
casi todos podian palmear acertadamente el ritmo sonoro de la
estructura pero no lograban coordinar exactamente los movi
mientos 0 los gestos sonoros.
El caso es que, durante estos tltimos afios, he tenido que
dedicar al tema de los juegos de manos y “anexos” mucho mas
tiempo y energia de lo que imaginé en un comienzo. Pero tam-
bién es verdad que me siento muy feliz y satisfecha con los resul
tados. A esta altura del camino, no tengo dudas acerca del ex-
traordinario valor de los juegos populares. Estos tienen verdade-
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