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ARTE ESPAÑOL EN LOS 70

ANTONI TAPIES

contexto histórico
A partir de 1959 tiene lugar en España un despegue socio-económico que se deriva en una doble
vertiente: una aumento de la capacidad económica de la urbe y las clases altas, frente a un deterioro
de la calidad de vida de las clases menos favorecidas, reflejada en un aumento del desempleo, las
huelgas y una creciente migración al exterior.
La represión del régimen franquista facilita y provoca un ambiente altamente enrarecido en estos años
de desarrollo.
La actividad artística se convierte en un reflejo de los nuevos procesos cotidianos de la sociedad,
marcada por un desarrollo del consumo, los medios de comunicación o los viajes, así como los
crecientes procesos de aculturación o infravivienda en las claes más desfavorecidas.
El resultado será un arte altamente politizado
El desarrollo económico y el aumento de los bienes de consumo alienta el mercado del arte en las
ciudades, que empezará a relacionarse con el mercado exterior. También se desarrolla la obra gráfica
y otra producción de obras en serie, para satisfacer las demandas del comprador medio. Éste es un
ambiente propicio para la creación de nuevas galerías de arte, así como la consolidación de las ya
existentes. Se produce, asimismo, un desarrollo de la crítica de arte.

Los años sesenta


En la segunda mitad del siglo XX el arte español va a cobrar una particular coherencia y extension,
con el desarrollo de unas tendencias estéticas con características propias que han generado estilos,
parejos a los lenguajes plásticos internacionales del momento, pero consiguiendo un carácter y
expresividad tan propios como inconfundibles.
Así, los artistas del grupo Dau al Set (1948-1953), partiendo de la ensoñación y el automatismo
surrealista llegaron a la abstracción matérica. El grupo El Paso (1957-1960) se fundó para vigorizar
el arte español contemporáneo. Desde diferenciadas posturas personales, configuraron un vigoroso
lenguaje abstracto, informalista y liberador, muy característico en la pintura comprometida de los
años cincuenta y sesenta. Por otro lado, la escultura contemporánea tendrá un foco importante en
el País Vasco. Jorge Oteiza, Eduardo Chillida.

Los años setenta


Desarrollo del informalismo, heredero del lenguaje abstracto utilizado
por los grupos de la década anterior, hacia la elaboración de una poética
propia. Manolo Millares, Antonio Saura.
A su vez, se desarrolla un acerado debate sobre el realismo, fruto de
la crisis de la poética del informalismo y el auge del pop art inglés y
americano. La tipicidad aparece como concepto básico de esta tendencia,
casi siempre imbuido de un fuerte componente crítico hacia la sociedad.
La ironía, la parodia o la reflexión sobre la sitación del arte español y Antoni Tapies.
su patrimonio son características claves de muchos de estos autores.
Eduardo Arroyo, Equipo Crónica, Juan Genovés, Rafael Canogar.
La pintura figurativa cobrará un nuevo impulso con la práctica de cierto realismo mágico, que ya
en los años setenta deviene hacia una inquietud por la captación de las realidades cotidianas
y el paso del tiempo, fuertemente influida por la práctica fotográfica. Antonio López, Carmen
Laffón. A principios de los años setenta, con los signos iniciales de la apertura a Europa y
la aceptación de las tendencias más vanguardistas del minimal art y, sobre todo, del arte
conceptual, que abrirán las puertas a diferentes corrientes experimentalistas caracterizadas
por no manifestarse a través de los tradicionales medios de la pintura o la escultura. Francesc
Torres, Antoni Muntadas, Luis Gordillo, ZAJ.

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