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En teatros,
operas, y salas
de conciertos,
la arquitectura
se convierte en
un instrumento
musical. Las
texturas y
curvas
mezcladas con
colores
dramáticos
preparan el ambiente para una experiencia antológica.
Es un efecto corporal y emocional. Pero la materialidad
y forma que toman estos lugares no es casualidad. Es
un producto de varias profesiones que estudian el
diseño de teatros, instilaciones artísticas, estructura y
más importantemente, expertos en diseño acústico. La
música se convierte en la
mano que forma la arquitectura, exigiendo la
Foto interior del Oslo Opera House (1) mezcla perfecta de su expresión máxima entre la
arte y la tecnología.
El Oslo Opera House (2007) en Oslo, Noruega es una obra ejemplar de arquitectura de
este tipo. Al aproximarse al teatro, sus laderas brillan en el sol como hielo. Casi entra
deslizándose en el agua helada que toca su borde. El techo-plaza de mármol es suave y
puro donde personas locales toman baños de sol. Resaltan los colores de toallas y
manteles de picnic contra el mármol blanco. Disfrutan la vista del lago helado, lleno de
barcos pequeños de madera. El paisaje verde del pueblo capta la variedad de estructuras
históricas y modernas. La entrada esta ubicada donde el techo en pendiente toca
levemente el suelo. Se pasa por un muro de vidrio, que aumenta su altura a medida que
avanza. Este espacio entremedio confunde interior con exterior, formando un área
preparatoria para el visitante antes de entrar el teatro. Con una última mirada a la
naturaleza por el muro invisible, se continúa por pasillos resplandecientes, introduciendo a
la persona a un cuerpo de madera con curvas similares a la perfección del violín. El
corazón de una extraordinaria bestia de sonido. Su rabia se mantiene en silencio mientras
que llega su audiencia.
Los componentes del teatro funcionan como una maquina. Es un delicado equilibrio para
producir el mejor sonido posible. Los balcones por los lados del teatro reflejan sonido a la
audiencia abajo, mientras que los balcones al fondo separan sonidos en varias direcciones.
Las caras de los balcones junto con el muro al fondo están enchapadas con roble denso
que resiste altas vibraciones. El cielo forma un ovalo que también refleja sonido. Paneles
convexos reparten sonido uniformemente. Los asientos forman la herradura clásica,
posicionando las personas lo más cercano posible a el escenario. Con todos los factores de
forma, materialidad, tecnología e innovación resuelto, proporciona la mejor experiencia
acústica a la audiencia con solamente una resonancia de 1.9 segundos. (1) Excepcional
para este tipo de teatro.
Cientos están sentados. Hay una energía en el aire de excitación que esta acompañado
por un murmullo constante. La luz serena y tamizada de un candelabro ovalado se atenúa
lentamente. Los murmullos se convierten en silencio. Cada par de ojos se abre totalmente
can alta expectación. Cada uno escucha los latidos de su propio corazón. Obscuridad.
Nada. De repente un rayo de luz corta la neblina negra, iluminando el escenario. Pareciera
que los artistas están flotando solos en la nada. Desatan la bestia y suena la primera nota.
El aplauso sigue tres veces más que un aplauso normal, la audiencia termina en pie. El
candelabro brilla nuevamente. Vuelve el murmullo pero ahora con electricidad en el aire.
Las caras están llenas de inspiración. Alegría. Como si la vida tuviera un nuevo comienzo.
Están emocionados. Fue la música, el ambiente, y el poder del sonido, los que lograron
emocionar a la audiencia. En este teatro se vive la música. Fue un trabajo bien hecho.
(1) Información técnica y fotografías del Oslo Opera House en Oslo, Noruega citado de
www.architecture.about.com
(2) Extractos de una entrevista personal con Pablo Lavados. Licenciado en Música de la Universidad
Católica (Santiago). Chileno por nacionalidad. Actualmente vive en Italia.