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Para el/la tutor/a de curso:

Este mes, la oración final de nuestro momento de reflexión será el Acordaos, pedir a la Comisión de
Pastoral que la escriba en un cartel.
Alternaremos la vida de Marcelino con la de un Santo, que debemos conocer.

Acordaos
Acuérdate, oh piadosísima
Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han
acudido a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido desamparado de ti.
Yo, animado con esta confianza,
a ti también acudo, oh Madre,
Virgen de las vírgenes.
Y aunque gimiendo bajo
el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana;
no desprecies,
oh Madre de Dios,
mis humildes súplicas,
antes bien acógelas benigna
y despáchalas favorablemente.
Amén.
Martes 2 de Junio

Acordaos
En febrero de 1823,en lo más crudo del invierno
de la región, cubierta de nieve, el Hermano Juan
Bautista, que apenas tenía quince años y medio,
cayó gravemente enfermo. Tan pronto como el
Padre Champagnat se enteró de la triste noticia,
partió rápidamente, acompañado del Hermano
Estanislao, decidieron cruzar el monte Pilat, de
1.434 m de altitud, a más de cinco horas de
camino, con nieve congelada. El penoso trayecto
fue recorrido sin mayores problemas, pues era de
día; nuestros dos viajeros tenían la salud de
robustos campesinos, 34 años de Marcelino y 23
de su compañero. Confiando en sus fuerzas,
decidieron regresar a La Valla esa misma tarde, a
pesar de la nieve que no cesaba de caer. La nieve
formaba torbellinos golpeándoles el rostro.

Después de 4 kilómetros, toda señal de camino había desaparecido y aún faltaba


un buen tramo, anduvieron varias horas a la deriva extraviados en medio de la
tempestad invernal de la montaña, la soledad de la noche y el oscuro bosque.
El Hermano Estanislao estaba en el límite de sus fuerzas y tuvo que ser sostenido
por Marcelino. Pero pronto él también, sofocado por la nieve, se sintió desfallecer.
Dirigiéndose al Hermano: "Amigo, le dijo, estamos perdidos, si la Santísima
Virgen no viene en nuestro auxilio; acudamos a Ella y supliquémosle nos libre del
peligro en el que nos encontramos de perder la vida en medio de este bosque y
de la nieve". El Hermano Estanislao no oía nada y se deslizó desvanecido en la
pendiente nevada.
Marcelino se arrodilló al lado del Hermano extendido en la nieve y rezó con fervor
la oración del Acordaos…
Levantó como pudo al Hermano Estanislao, lo arrastró unos diez metros, y de
repente vio brillar una lucecita que se movía. ¡Estaban salvados!. Fueron hacia
ella y dieron con una casa, aquella noche, precisamente al amor se le ocurrió
salir por esa puerta, cosa que nunca hacía.

Reflexión:
¿Qué altura tenía el monte que atravesaron?

María cuida de sus hijos sin grandes milagros, sin grandes alardes, como una
madre. Es tan dulce contar con el apoyo de alguien que nunca nos abandona.
Marcelino se sentía hijo de María. Y quería que los hermanos la amasen con un
cariño sin igual.
¿Tú como marista, compartes esa confianza en María?
Oración:
Acuérdate…

Miércoles 3 de Junio

San Agustín de Hipona


Aurelio Agustín nació en Tagaste, Argelia de hoy, en África, el año 354.
Hijo de Mónica y Patricio estudió en Cartago (África), ciudad que deslumbró
al joven de 16 años, que salía por primera vez de la casa paterna. Allí
Agustín no se privó de nada, aunque era un excelente estudiante, ya por
entonces era considerado un joven prodigio.
Después desarrolló su actividad como profesor en Roma. Por entonces vivía con la mujer a quien amaba,
Melania, y con quien tuvo un hijo, Adeodato (Dado por Dios). Para él escribió su mejor tratado de
pedagogía “El Maestro”. Estos años estaba Agustín buscando la felicidad entre los maniqueos (El
maniqueísmo era una religión oriental que establecía la existencia de dos principios eternos, iguales y
opuestos: el Bien y el Mal, el Espíritu y la Materia, la Luz y las Tinieblas), pero pronto fue desengañándose.
En Milán conoció al obispo San Ambrosio, siendo sus conversaciones y los estudios de San Pablo lo
que le llevan a decidir bautizarse. San Agustín no pudo quedar indiferente ante la lectura de la Biblia y
junto a su hijo y su madre, acepta nacer de nuevo, como cristiano.
Regresó a África y junto con sus amigos y su hijo, comienza un modo diferente de vida en comunidad, en
Hipona, fue ordenado sacerdote por aclamación del pueblo, y después obispo de Hipona, donde consagró el
resto de su vida hasta el año 430 cuando murió.
Durante los treinta y cuatro años como obispo, la enseñanza de la Palabra de Dios va a ser el primero y
más importante de sus deberes. Por eso se han conservado más de quinientos sermones de Agustín. Ser
obispo en aquel tiempo obligaba a pisar la calle y hacer de juez imparcial en herencias familiares, derechos
de propiedad... Por la casa del obispo pasan viudas desamparadas, limosneros, jóvenes que consultan si han
de alistarse en el ejército o que piden consejo antes del matrimonio.

Los planes de Agustín eran otros. Nunca había soñado ser sacerdote y mucho menos obispo. La llamada, no
admite condiciones, no contestar, es casi traición a sí mismo. Agustín, ha encontrado a Dios en el fondo de
su propia alma. Allí donde anidan los sentimientos más transparentes y los más inconfesables, su vida nos
anima a creer que Dios y el amor son, más fuertes que todas las miserias humanas, es un santo cercano,
que se ha tomado en serio el oficio de ser hombre siguiendo a Jesucristo.
Escribe sus Confesiones para ofrecernos el testimonio íntimo y sangrante de quien, se siente esperado,
perdonado y salvado por Dios. ¿Se podrá repetir hoy esta experiencia? Agustín encontró la verdad tras un
largo tiempo de búsqueda inquieta. Fue dejando en el camino pedazos de la propia alma. Vivió días de
inmensa soledad, de pobreza. Buscó, lloró, amó... Hasta el día de su conversión, cambió de rumbo la brújula
de su vida. Después, a vivir mucho y deprisa, gritando a los hombres de todos los tiempos que, aunque no
estemos atentos, el amor puede hacer en nosotros la imagen que Dios ha soñado.
En sus Confesiones, Agustín también explica el porqué de tantos seres humanos cansados, heridos en la
misma voluntad de vivir: "Nos hiciste, Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en
ti". El corazón humano no puede llenarse con cualquier cosa.

Refle xión:
¿Qué le hizo a Agustín cambiar su modo de vida y bautizarse? ¿De qué nos hablan sus confesiones?

Orac ión : Acuérdate…


Jueves 4 de Junio

Ejemplos del espíritu


de familia de Marcelino
Marcelino era un sacerdote, con obligaciones en
su parroquia, pero como amaba a los hermanos
como a hijos, y su corazón de padre le exigía
estar en medio de ellos, decidió ir a vivir con y
compartir con ellos la vida religiosa
Para cobijar a los hermanos, mientras se
construía el Hermitage, alquiló una casa donde
todos vivían amontonados, no había sitio para él
mismo, así que tuvo que dormir en una especie
de balcón, con tal de no quitar el puesto a
ningún hermano.

Los hermanos lo veneraban, pero como eran hombres rústicos, no tenían consideraciones
hacia él como se las tiene a un Superior o a un sacerdote, en los cuatro años a ninguno se
le ocurrió limpiar su habitación o hacerle la comida.

Una vez en época de vacaciones llegaron algunos hermanos que fueron alcanzados por la
lluvia, pidió que el encargado les diera ropas secas, pero como el encargado no estaba y se
había llevado la llave del ropero, Marcelino con una herramienta rompe las puertas del
ropero y él mismo les entrega la ropa seca, resguardando a sus hijos de un resfriado.

Otra ocasión, destina a un hermano joven para ir a un centro escolar que no estaba muy
lejos, abre la caja del dinero, para darle unas monedas y sólo encuentra 2 francos y 50
céntimos, para las compras de la casa. Como el hermano vio que no alcanzaría ni siquiera
para comprar pan para todos los hermanos, le dijo que iría sin dinero, pero Marcelino le dijo
que era más importante que se llevara dinero para el viaje, que no podía consentir que un
hijo salga sin nada para algún apuro, y le entregó 1 franco y 25 céntimos.

Un día, costada la comunidad, fue a ver a un hermano gravemente enfermo, quien le dijo:
Discúlpeme padre, por causar tantas molestias. Marcelino lo consoló diciendo: Hermano
mío, no diga esas cosas, un enfermo no es una carga para la comunidad, sino una fuente de
bendiciones. El atenderle no nos resulta molesto, sino consolador. Además yo no sería
capaz de conciliar el sueño si supiese que usted tiene esa preocupación.

Reflexión:
¿En tu familia también ha sucedido una anécdota como estas? (Preocupaciones de tus
padres por un viaje, enfermedad o clima). Cuenta alguna.

Oración: Acuérdate…
Viernes 5 de Junio

San Benito
San Benito nació en una familia rica en Nursia, región Italia, en el
año 480. Tuvo una hermana gemela, que también fue santa.
Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, se
retiró a una cueva, donde pasó una vida de meditación, soledad y
encuentro con el Señor.
Una comunidad de monjes, en la que había muerto su abad, le pidió
que sea su prior, pero después trataron de envenenarlo por la
disciplina que les exigía.

Con un grupo de jóvenes, entre ellos Plácido y Mauro (ambos santos), fundó su
primer monasterio en la montaña de Cassino. Pasaba horas rezando y
meditando. Hacia también horas de trabajo manual, imitando a Jesucristo. Veía
el trabajo como algo honroso. Recibía a muchos para dirección
espiritual. Algunas veces acudía a los pueblos con sus monjes a predicar. Era
famoso por su trato amable con todos.
El santo abad, lejos de limitar sus servicios a los que querían seguir su regla,
extendió sus cuidados a la población de las regiones vecinas: curaba a los
enfermos, consolaba a los tristes, distribuía limosnas y alimentó a los pobres.
Cuando un pueblo sufría un hambre terrible, donó todas las provisiones de la
abadía, con excepción de cinco panes. "No tienen bastante ahora", dijo a sus
monjes, notando su desesperación, "pero mañana tendremos de sobra". A la
mañana siguiente, doscientos sacos de harina fueron depositados por manos
desconocidas en la puerta del monasterio.

San Benito escribió un Reglamento para sus monjes que llamó "La Santa Regla"
y ha sido norma y guía espiritual de innumerables comunidades monásticas
durante más de 1500 años. Muchos laicos también se comprometen a vivir los
aspectos esenciales de esta regla, adaptada a sus propias condiciones.
La síntesis de la Regla es la frase “reza y trabaja”, es decir, la vida del monje ha
de ser de oración y de acción, como nos enseña el Evangelio.
Algunas recomendaciones de San Benito:
• La primera virtud que necesita un religioso es la humildad.
• La casa de Dios es para rezar y no para charlar.
• Todo superior debe esforzarse por ser amable como un padre bondadoso.
• El que administra el dinero no debe humillar a nadie.
• Cada uno debe esforzarse por ser agradable con los demás
• Cada comunidad debe ser como una buena familia donde todos se aman

Reflexión: ¿Cuál de sus consejos, es más fácil de poner en práctica en el curso?


Oración: Acuérdate…
Lunes 8 de Junio

Ser Hermano
Un día que Marcelino hablaba con gente
de un pueblo, vieron a lo lejos a una
persona con hábito y alguien preguntó
¿Quién es aquel sacerdote?
No es un sacerdote, la contestaron, no
es más que un hermano.
Marcelino rápidamente, lo defendió
diciendo: ser hermano es importante.
Por la noche, lo comentó en casa:
algunos recordaron las palabras de
Marcelino cuando ingresaron a la
comunidad:
- ¿Saben qué es ser hermano?

“Ser hermano es comprometerse a ser santo. Todos los hermanos de María han
de ser santos. Al acostarse, mucho penaban en lo mismo. Toda la vida y con
todas sus fuerzas, ha de trabajar por llegar a serlo. Si tienen una firme y sincera
voluntad de hacer esto, es decir, de trabajar toda la vida en el camino hacia la
santidad, y de esforzarse a más no poder en adquirir una virtud sólida, en
realizar el mayo bien posible, sirven para nosotros”

El Pequeño Hermano es verdaderamente el hombre que se mantiene al nivel del


pueblo, sin pretensiones de dignidades sociales o clericales, compartiendo la vida
cotidiana de los jóvenes, trabajando hasta sus últimas fuerzas entre ellos para
darles una educación humana y cristiana con el sello propio marista, hecho de
sencillez, de aire de familia, bajo la mirada maternal de María. En el
cumplimiento de esta misión, en la consciencia de su valor y una vida familiar
intensa, es donde encuentra su felicidad.

El H. Avit nos ofrece un valioso comentario: “El fundador quería que sus
Hermanos fuesen y permaneciesen siempre sencillo, muy humildes y pobres.
Quería que estas virtudes fuesen la base de su congregación. Él era el primero
que vivía estas virtudes…vivía entre los Hermanos y se portaba con ellos como
un servidor de todos, compartía sus trabajos y se reservaba siempre el más
fuerte y desagradable que hubiese. ¡Cuántas veces se le vio acarrear la
argamasa, sacar el estiércol del establo, bajar al depósito de las letrinas para
limpiarlo… Ser Hermano Marista, era ser el primero en trabajar, servir y llevar a
Jesús a los demás.

Reflexión:
¿Esta descripción sirve para todos los que nos sentimos familia marista? –
profesores, alumnos, padres y madres de familia? (Que el/la profesor/a cuente
cómo se sintió cuando ingresó a la familia marista, qué le dijeron al proponerle
ingresar, o algo de esa charla)

Oración: Acuérdate…
Martes 9 de Junio

Santo Domingo de Guzmáçan


Nació en España, alrededor del año 1170. Su padre, Félix
de Guzmán, era noble acompañante del Rey. Su madre,
Juana, de quien recibió su educación primera.
Cuando tenía seis años fue entregado a un tío suyo,
sacerdote, para su educación. Eran tiempos de continuas
guerras contra los moros y entre los mismos príncipes
cristianos. Una gran hambre sobrevino a toda aquella
región. Domingo se compadeció profundamente de los
pobres y les fue entregando sus pertenencias.
En los oídos de Domingo martilleaban las palabras de Jesús: "Un mandamiento
nuevo les doy, que se amen los unos a los otros como yo les he amado". Llegó el
momento que solo le quedaba lo que mas preciaba, sus libros. Entonces pensó:
"¿Cómo podré yo seguir estudiando en pieles muertas (pergaminos), cuando
hermanos míos en carne viva se mueren de hambre?".
Un día llegó a su presencia una mujer llorando y le dijo: "Mi hermano ha caído
prisionero de los moros". A Domingo no le queda ya nada que dar. Decide
venderse como esclavo para rescatar al esclavo. Este acto de Domingo conmovió
a Palencia, de manera que se produjo un movimiento de caridad y se hizo
innecesario vender sus libros o entregarse como esclavo. También surgieron
vocaciones para la Orden que mas tarde Domingo fundaría.
A los 25 años fue ordenado sacerdote. Domingo, con algunos compañeros, se
entrega de lleno a la vida apostólica, viviendo de limosnas, que diariamente
mendigaba, renunciando a toda comodidad, caminando a pie y descalzo, sin casa
ni habitación propia en la que retirarse a descansar, sin más ropa que la puesta.
Determinó fundar la Orden de predicadores, dispuestos a recorrer pueblos y
ciudades para llevar a todas partes la luz del Evangelio. Funda centros de
apostolado en todo el sur de Francia. Más tarde, uno de sus discípulos en la
orden sería Santo Tomás de Aquino. Santo Domingo fue un gran amigo de San
Francisco de Asís. Santo Domingo poco después fundó la rama femenina de su
Orden.

La misión de los dominicos, se aprecia en algunas frases de Domingo:


“Con los pies descalzos salgamos a predicar”. De este modo persuadía a
sus acompañantes de la importancia de predicar desde la pobreza.
“El trigo amontonado se pudre”. Animando a sus mojes a salir y reproducir
el evangelio como semilla.
“Tengan caridad, conserven la humildad, posean pobreza voluntaria”. Es
este su testamento espiritual, legado en el momento de su muerte a los frailes.
El 6 de agosto de 1221 rodeado de sus frailes, en el Convento de Bolonia,
Domingo muere

Reflexión: ¿Qué significa “el trigo amontonado se pudre? ¿Y para la sociedad actual?

Oración: Acuérdate…
Miércoles 10 de Junio

Testamento Espiritual de Marcelino


Marcelino muy debilitado llamó a sus hermanos, y les dijo que le gustaría hacer el testamento
espiritual, el hermano Luís María redactó lo que Marcelino pronunciaba, decía así:

En presencia de Dios y bajo el amparo de la Santísima Virgen y de San José, con deseo de dar a
conocer a todos Hermanos de María mi última voluntad, reúno mis energías para redactar mi
testamento espiritual, para el mayor provecho de nuestra Sociedad.
Suplico, ante todo, a quienes de alguna manera haya podido ofender que me perdonen y que
unan sus plegarias a las mías para que Dios acoja mi alma.
Muero lleno de respeto y gratitud al Superior General de la Sociedad de María, y animado por los
sentimientos de familia con todos los miembros que la componen, especialmente con los
Hermanos que el Señor ha confiado a mis desvelos y que siempre han sido tan queridos de mi
corazón.
Deseo que reine siempre entre los Hermanos de María una obediencia total y perfecta; que los
hermanos, viendo en los Superiores la persona de Jesucristo, los obedezcan de corazón y
espíritu, y renuncien siempre, si fuere necesario, a su propia voluntad, cuando manda, debe ser
obedecido como si mandara el mismo Cristo.
Les pido con todo el cariño de mi alma y por el que ustedes me tienen, que se porten de tal
modo que la caridad reine siempre entre ustedes. Ámense unos a otros como Cristo nos ha
amado. No haya entre ustedes más que un solo corazón y un mismo espíritu. ¡Ojalá se pueda
afirmar de los Hermanitos de María lo que se decía de los primeros cristianos: "Miren cómo se
aman"... Es el deseo más vivo de mi corazón en estos últimos instantes de mi vida.
Pido también al Señor que la humildad y sencillez, sean el distintivo de los Hermanitos de María.
Una tierna y filial devoción a nuestra buena Madre les anime en todo tiempo y circunstancia.
Háganla amar por donde vayan. Es la primera Superiora de toda la Sociedad. Desempeñan el
oficio de ángeles custodios de los niños que les están confiados: entréguenles amor, respeto y
confianza.

Hermanos míos muy queridos: sean fieles a su


vocación; ámenla y perseveren en ella.
Manteneos en un espíritu recio de pobreza y
desprendimiento. Cuesta vivir como buen
religioso, pero Jesús y María les ayudarán. ¡Qué
consolador resulta, cuando se va a comparecer
delante de Dios, recordar que se ha vivido bajo
el amparo de María y en su Sociedad!. Dígnese
esta buena Madre conservarlos, multiplicarlos y
santificarlos. Que la gracia de Nuestro Señor
Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del
Espíritu Santo estén siempre con ustedes. Les
dejo a todos, confiadamente, en los Sagrados
Corazones de Jesús y de María, hasta que
tengamos la dicha de vernos juntos en la
eterna bienaventuranza.

Reflexión: ¿Qué parte del testamento es lo que más notas en que practican los
maristas hoy en día? ¿Y tú?

Oración: Acuérdate…
Viernes 12 de Junio

San Francisco de Asís


Nació en Asís (Italia) en 1182. Cuando era joven a
Francisco lo que le agradaba era asistir a fiestas,
paseos y reuniones con mucha música. Su padre
tenía uno de los mejores almacenes de ropa en la
ciudad, y al muchacho le sobraba el dinero.
Los negocios y el estudio no le llamaban la
atención. Pero tenía la cualidad de no negar un
favor o una ayuda a un pobre siempre que pudiera
hacerlo. Tenía veinte años cuando hubo una guerra
entre Asís y la ciudad de Perugia. Francisco salió a
combatir por su ciudad, y cayó prisionero de los
enemigos.
La prisión duró un año, tiempo que él aprovechó para meditar y pensar
seriamente en la vida. Al salir de la prisión se incorporó otra vez en el ejército de
su ciudad, y se fue a combatir. Francisco no llegó al campo de batalla porque se
enfermó y en plena enfermedad tuvo un sueño donde oyó una voz que le decía:
"¿Dime, a quien debes seguir, al amo o al siervo?.
Luego volvió a Asís y comenzó un tiempo de soledad y oración en busca del
Señor. Y se fue convenciendo de que debía vender todos sus bienes y darlos a los
pobres. Empezó a visitar a los enfermos en los hospitales y a los pobres. Y les
regalaba cuanto llevaba consigo. Un día, rezando ante un crucifijo en la iglesia de
San Damián, le pareció oír que Cristo le decía tres veces: "Francisco, tienes que
reparar mi casa, porque está en ruinas".
En 1206 renunció públicamente a los bienes de su padre y vivió a partir de
entonces como un ermitaño. El Sr. Obispo le regaló el vestido de uno de sus
trabajadores del campo: una sencilla túnica, de tela ordinaria, amarrada en la
cintura con un cordón. Francisco trazó una cruz con tiza, sobre su nueva túnica, y
con ésta vestirá y pasará el resto de su vida. Ese será el hábito de sus religiosos
después: el vestido de un campesino pobre, de un sencillo obrero
Francisco comenzó a servir a los pobres y al ver esto once mas le siguieron; unos
se dedicaron a cuidar enfermos, otros a trabajar sin recibir ningún dinero a
cambio. Estos se llamaron a si mismos Franciscanos y querían servir a los pobres,
los oprimidos y los incapaces.
San Francisco de Asís predicó la pobreza como un valor, vivió un amor
apasionado a Jesús y propuso un modo de vida sencillo basado en los ideales de
los Evangelios.
El papa Inocencio III aprobó su modelo de vida religiosa, le concedió permiso
para predicar y lo ordenó diácono. Además, con la colaboración de santa Clara,
fundó la rama femenina de su orden, que recibió el nombre de clarisas. Su pasión
juvenil, su amor apasionado a Jesús y Santa María, su riesgo valiente por el
Evangelio, le colocan entre los mejores modelos de los jóvenes.
Reflexión. ¿Qué te llama la atención de la vida de San Francisco de Asís?

Oración: Acuérdate…
Lunes 15 de Junio

Dolores
Marcelino, casi agotado, visitó las escuelas de la
congregación. Algunos alumnos se confesaron con
él. El obispo de Autun había comprado el palacio de
Vauban para dárselo como casa de noviciado,
Marcelino recibió este obsequio e inauguró el
noviciado el día de la Inmaculada. Habló así:
“Hermanos, qué distinta es esta casa de la que nos
sirvió de cuna en La Valla. Hemos dejado cuatro
cosas y Dios nos concede un Palacio. En él hay
peligro de que aflojemos en espíritu de sencillez y
pobreza. Eso es lo que temo y me preocupa”.
Mandó retirar los muebles y objetos de lujo. Al
visitar los establos dijo: Solamente esto nos hubiera
venido muy bien.
Días más tarde animaba a los hermanos a que comieran bien para poder
trabajar. Auque él mismo no podía comer, porque su estómago no toleraba
ningún alimento. Los últimos años había sufrido de una gastritis aguda. Se siguió
levantando a la misma hora que los hermanos para presidir la misa, e iba con
ellos al comedor, aunque no comiera, también iba al recreo y al trabajo. Un día,
mientras trabajaba, se le cayeron las herramientas de las manos. Los obreros y
los hermanos que mil veces le habían dicho que no trabajara, al verlo en aquel
estado, lloraron de pena. Desde aquél día no volvió a trabajar en la huerta.
El miércoles de ceniza le dio un ataque nefrítico. (Generalmente, este tipo de
cólico se caracteriza por un ataque fulminante de dolor que aparece de manera
repentina. El dolor puede llegar a ser insoportable y crea un estado de ansiedad
permanente en el enfermo. La crisis puede durar desde media hora a ocho o
nueve). El dolor se volvía insoportable si estaba acostado. En invierno se le
hincharon las piernas.
El 30 de abril, con grandes dolores, quiso inaugurar el mes de las flores, al
acabar exclamó: Se acabó. La vida se me va. Tenía ya un cáncer al estómago
En los últimos meses de su vida tuvo el deseo de fundar una escuela para la
educación de sordomudos. Siempre disponible a los signos del Señor, puso a dos
Hermanos para que se especializaran. Pero no tuvo el gusto de ver realizado su
proyecto. Agotado por el trabajo, las renuncias y por la enfermedad, la vida de
Marcelino se apagó en la casa madre de Nuestra Señora de l’Hermitage, el
sábado 6 de junio de 1840, a las 4:30 hs., momento en que los Hermanos
iniciaban la jornada con el canto de la Salve Regina.
Marcelino había dado frutos buenos como auténtico árbol bueno. Para continuar
su misión dejaba 200 religiosos que educaban a 7000 alumnos en 48 escuelas.
Después de su muerte, como la semilla sembrada, ha revelado una fecundidad
prodigiosa. El Instituto se ha propagado por todos los rincones de la tierra. La
opción preferencial por los menos favorecidos, característica original del Instituto
presenta hoy un amplio abanico de actividades: escuelas primarias, secundarias,
profesionales y agrícolas, editoriales, cura de enfermos, asistencia a los leprosos
y a los discapacitados.

Oración: Acuérdate…

Martes 16 de Junio

Santo Tomás de Aquino


Nació en Nápoles. El hijo menor de 12 hijos del Conde
Landulf de Aquino. Sus primeros estudios fueron con
los benedictinos en Montecassino, cerca del castillo de
sus padres.
Continúa por cinco años en la Universidad de Nápoles.
Allí supera a todos sus compañeros y hace notar su
inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos
(comunidad recién fundada) y entra con ellos pero su
familia se opone. Trata de huir hacia Alemania, pero
por el camino lo sorprenden sus hermanos, lo apresan
en un castillo por dos años. Aprovecha el tiempo en
la cárcel estudiando la Biblia y la teología. Los
hermanos, y su madre, comprenden poco a poco la
fuerza de su vocación.
Después de su liberación, Tomas fue enviado a
Alemania, a estudiar, los compañeros al, ver a Tomás
tan grande y callado, lo tomaron por tonto, por lo que
le pusieron como apodo: "El buey mudo". Luego lo
conocieron mejor y le admiraron mucho.

Recibió el doctorado de teología en la Universidad de París y a los 27 años


es maestro. En 1259 el Papa lo llama a Italia donde por siete años recorre el
país predicando y enseñando. En Roma, en París, en Nápoles. Sus clases de
teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis
lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia.
En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra maestra
de 14 tomos. Fundamentándose en la Sagrada Escritura, la filosofía, la
teología y la doctrina de los santos, explica todas las enseñanzas católicas.
La importancia de esta obra es enorme. Los obispos y Papas recurrían a este
libro.
Santo Tomás era muy humilde: Según el santo, el aprendió más
arrodillándose delante del crucifijo que en la lectura de los libros.

El Papa le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta Corpus Christi.
Así compuso varios otros cantos Eucarísticos clásicos.
Tomás escribió tratados acerca de Jesús Eucarístico y el Ave María, su
devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus
cuadernos escribía: "Dios te salve María".
El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero enfermó cerca de Roma.
Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: Todas las
enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la
Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente. Allí murió el 7 de
marzo de 1274 a la edad de 49 años.

Reflexión. ¿Por qué sus compañeros le llamaron El buey mudo? ¿Qué pasó
cuando conocieron mejor a Tomás?

Oración: Acuérdate…
Miércoles 17 de Junio

Educación
Marcelino preparó con dedicación y muchos esfuerzos,
una congregación de educadores. Recogieron estas ideas
de él:
Todo se puede resumir en lograr la perfección de su ser:
Quién no sentirá gozo de educar a un joven, ver nacer una
consciencia, acompañar un camino.

La educación de la juventud no es un oficio, es un


ministerio religioso y un verdadero apostolado

Para educar bien a los niños, hay que amarlos y amarlos a


todos por igual. No hay que olvidar nunca que los niños
deben ser tratados con bondad, amor, perdón y mucha
paciencia.

No me gusta la sola presencia del educador que asusta a los jóvenes, debemos ser alegres,
amables y respetarles para lograr su confianza.

Ahora bien, tolerar que el joven viva indisciplinado, dejarle estancada en sus defectos,
flojeras y permitirle vivir según sus caprichos, no es amarle. Debemos enseñarles a ver su
futuro grande y proporcionarle medios para lograrlo.

Hablarles de Jesucristo, incluso mostrándolo en nuestra propia vida, es nuestra primera


labor. Decirles que Jesús les ama es nuestra primera tarea.

La educación debe promover el crecimiento en todos los aspectos: despertar la inteligencia,


abrir el corazón, iluminar la consciencia, llevar al bien, enseñarles a orar, utilizar el criterio,
pulir el carácter, aprender a trabajar como un valor y proporcionarles herramientas para su
desarrollo físico.

Díganles a los niños y jóvenes con los que trabajan que son por cada uno de ellos que he
emprendido esta misión, que pienso mucho en ellos y en que el Señor nos ha confiado a los
que más ama.

Reflexión:
¿Te sientes centro de la misión de Marcelino? ¿Cómo sería la educación si todos escucharan e
hicieran caso de estos consejos?
-El/la profesor/a que está a cargo de la oración puede decir algún testimonio de su vida en la
educación de los jóvenes.

Oración: Acuérdate…

Jueves 18 de Junio
San Ignacio de Loyola
San Ignacio nació en el castillo de Loyola, Navarra.
Su familia pertenecía al señorío de Vizcaya y
educado según su nobleza como caballero en la
corte de España. Era el más pequeño de trece hijos.
A los 16 años sus padres lo enviaron a donde el
administrador del reino de Castilla. Como miembro
de la casa de Velázquez, Ignacio frecuentaba la
corte y desarrolló el gusto por los placeres que ésta
ofrecía, especialmente las mujeres. Era adicto al
juego, le gustaban las batallas y tomaba parte en
duelos de vez en cuando.
Estuvo al servicio del virrey de Navarra Antonio
Manrique y fue herido en ambas piernas en la
defensa de Pamplona (1521), Por el resto de su vida
habría de cojear, ya que le quedó una pierna más
corta que la otra.
Pasó su convalecencia leyendo libros carácter religioso. Poco a poco su ánimo
religioso fue en aumento y cuando se curó quiso hacer un viaje a Tierra Santa,
pero no lo consiguió por las guerras que en ese tiempo habían.
En Barcelona, se propuso estudiar para el sacerdocio. Pero no sabía latín, un
requisito esencial para los estudios universitarios en aquellos tiempos. Así que
regresó a la escuela a estudiar gramática latina, con los niños de una escuela de
Barcelona. Allí mendigaba comida y alojamiento. Después de dos años pasó a la
universidad de Alcalá. Se metió en algunos problemas, del mismo tipo de los que
habría de encontrar a lo largo de su vida. Reunía a los estudiantes y adultos para
explicarles los evangelios y enseñarles a orar. Sus esfuerzos llamaron la atención
de la Inquisición y le metieron en la cárcel varias veces. Cuando fue puesto en
libertad, le dijeron que evitara enseñar a otros.
Conoció en 1529 a sus inseparables amigos de toda la vida, Francisco Javier y
Pedro Fabro entre otros y que más tarde serían el germen de la Orden de los
Jesuitas.
Ignacio y 6 amigos, empezaron a trabajar en hospitales y a enseñar catecismo
en distintas ciudades del norte de Italia. Fue en este tiempo cuando Ignacio fue
ordenado sacerdote. El grupo de amigos inició una comunidad que tuvo la
aprobación del Papa; además de los votos normales de la vida religiosa,
adoptaron la obediencia al Papa. En un viaje a Roma fue cuando San Ignacio vio
a Dios y todos ellos se convirtieron en "Compañeros de Jesús".Por fin la
Compañía de Jesús fue constituida en el año 1540 en Roma, bajo el lema:
«Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia,
su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra».
Sus estudios (más de 17 años) han hecho de los Jesuitas, durante casi cinco
siglos, los líderes intelectuales del catolicismo.
Reflexión:
¿Qué te enseña la vida de San Ignacio de Loyola? ¿Quiénes son los jesuitas? ¿Cómo se
llamaba la orden religiosa fundada por San Ignacio?

Oración: Acuérdate…
Viernes 19 de Junio

El valor del Trabajo


Nuestro Fundador nos ha dejado ejemplo admirable de
amor al trabajo. Se entregó a él desde su infancia con
verdadero gusto y acierto, como su padre aprendió el
cultivo del campo, el oficio de albañil y el de
carpintero.
Que sepa hacer todo esto fue muy útil cuando se
determinó a fundar el Instituto Marista, abaratando
costos a la comunidad. Gracias a sus habilidades,
pudo edificar la casa de La Valla y contribuir en la
construcción de la casa noviciado del Hermitage.
Esa pasión que tenía por el trabajo, le impulsaba estar en todo: Levantar una
pared al lado de los albañiles, alternar con ellos en la construcción de tabiques,
fabricar un mueble y ayudar a los carpinteros a entarimar un piso, juntarse a los
canteros para la extracción de piedras, cultivar la huerta, arar un campo,
transportar piedras y abonos; todo estaba al alcance de su habilidad, y en todas
esas labores destacaba por lo bien que lo hacía.
El Padre Champagnat recordaba siempre a los postulantes antes de su admisión,
que el trabajo lleva a la felicidad, y era la primera prueba para admitirlos. Y a
todo el que no podía soportar esta primera prueba, y demostraba flojera le
despedía sin contemplación alguna.

Trabajaba un día con obreros excavadores, y el jefe le dijo: «Padre, hemos


renunciado a partir esa roca, porque es tan dura que se pierde el tiempo en
golpearla». El Padre quería a toda costa hacer desaparecer aquella roca, porque
hacía deshabitables los cuartos de al lado, y le contestó sonriendo: «Pero, ¿se
desanima usted por tan poca cosa? No hay que extrañarse de que no puedan
ustedes contra esa roca, porque los golpes que le dan son tan flojos, que ni
siquiera podrían romper la suela de mi zapato» y empuñando una picota y
dando tales golpes que la roca saltaba en pedazos, produjeron el efecto deseado.
Volvieron a emprender su labor con tal empuje, que al día siguiente la roca había
desaparecido.

Un tal Hermano Mateo, recibió la orden de ir a un campo para trasladar las


piedras de un montón a otro lugar. Después de haber llevado unas cuantas
piedras, se sentó en el montón y desde allí tiraba las piedras pequeñas al lugar
designado. El Padre Champagnat contempló aquel hecho desde la ventana de su
cuarto, llamó a un Hermano joven y le dijo: «¿Ve usted a aquel Hermano que está
sentado en aquel montón de piedras? Pues llévele esta almohada y dígale de mi
parte que estará mejor sentado en ella». Cuando el Hermano Mateo vio la
almohada y oyó el recado que el joven le daba, tuvo tal vergüenza, que se
levantó en el acto y se puso a trabajar sin parar hasta el momento de la comida.
Conversaba un día con un Hermano, y llegó a pasar cerca de ellos un anciano a
quien se daba hospedaje por caridad, y no podía dedicarse a ningún trabajo. Al
verle, dijo el Hermano: He ahí un hombre feliz; no tiene nada que hacer. El Padre
replicó al momento: ¡Cómo! ; ¿llama usted feliz a un hombre que no hace nada?
¡Que Dios me libre de esa felicidad, que a mi me parece una gran desdicha!

Reflexión: ¿No te da vergüenza de las veces que por flojera dejas de estudiar, ayudar en casa o
realizar tu proyecto de solidaridad? ¿qué te diría Marcelino?

Oración: Acuérdate…
Lunes 22 de Junio

San Francisco Javier


Francisco Javier nació en el Castillo de Javier
(Navarra, España) en 1506, en el seno de una
familia rica.

A los 19 años fue enviado a estudiar a la Universidad


de París, y allá se encontró con San Ignacio de Loyola,
el cual se le hizo muy amigo y empezó a repetirle la
famosa frase de Jesucristo: "¿De qué le sirve a un
hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí
mismo?" Ya que a Javier gustaba beber, jugar a las
cartas y, sobre todo, cantar en bares. Aquí se cumplió
a la letra la frase del Libro del Eclesiástico: "Encontrar
un buen amigo es como encontrarse un gran tesoro".
La amistad con San Ignacio transformó por completo a
Javier

Francisco fue uno de los siete primeros religiosos con los cuales San Ignacio fundó la
Compañía de Jesús o Comunidad de Padres Jesuitas. Ordenado Sacerdote colaboró
con San Ignacio y sus compañeros en enseñar catecismo y predicar en Roma y
otras ciudades.
En 1541, con 35 años, parte desde Lisboa hacia la India, donde comenzará la
parte más importante de su vida: la de misionero. Sus primeros años los pasó
atendiendo una leprosería. Con San Javier empezaron las misiones de los jesuitas

Su único equipaje eran su libro de oraciones y su incansable ánimo para enseñar,


curar a enfermos, aprender idiomas extraños y bautizar. Empezó a ganarse la
buena voluntad de las gentes con su gran amabilidad (a uno de sus compañeros
le escribía: "hágase amar y así logrará influir en ellos. Si emplea la amabilidad y
el buen trato verá que consigue efectos admirables"). Estableció clases de
catecismo para niños y adultos. Popularizó la costumbre de confesarse y
comulgar. Enseñaba la religión por medio de hermosos cantos del mismo lugar
que evangelizaba.

El Papa Pío X nombró a San Francisco Javier como Patrono de todos los
misioneros porque fue si duda uno de los misioneros más grandes que han
existido. Empezó a ser misionero a los 35 años y murió de sólo 46. En once años
recorrió la India (país inmenso), el Japón y varios países más. En total, más de
100.000 Km. de recorrido; es decir, dos veces y media la vuelta a la Tierra.

Quería llegar a China, pero en el viaje se siente enfermo y las fiebres acaban con
su vida.

Reflexión:
¿Llegaron a Bolivia los Jesuitas? ¿Cómo evangelizaron desde un principio?

Oración: Acuérdate…
Martes 23 de Junio

Sencillez
La predilección por las tres virtudes marianas de
humildad, sencillez y modestia nos viene de
Marcelino Champagnat. Estas virtudes revisten de
autenticidad y bondad nuestro trato con todas las
personas. Ofrecemos gustosamente vida y
talentos al servicio de la Iglesia y del mundo,
haciendo el bien sin ruido. Conscientes de
nuestras limitaciones, ponemos la confianza en
Dios y en María. Sólo así podremos, como el
Fundador, emprender y realizar cualquier
empresa, por difícil que parezca.

Los educadores maristas orientamos a los jóvenes para que adopten la sencillez como
un valor para sus propias vidas, animándoles a ser ellos mismos en cada situación, a ser
abiertos y sinceros, y fuertes en sus convicciones. En un mundo impregnado de
superficialidad, les ayudamos a valorarse a sí mismos y a valorar a los demás por lo que
son, sin dejarse seducir por lo que tienen o por la fama; les enseñamos a saber apreciar
el valor de una vida integrada, equilibrada y basada en el amor, construida sobre la roca
del amor de Dios.

* Cuando otros padres maristas se alistaban para viajar a las misiones extranjeras,
Marcelino quiso llevar el equipaje, ante la resistencia de los sacerdotes, les dijo: dejen
que los lleve, será un medio de participar en su futuro apostolado, además soy un
campesino acostumbrado a trabajar. Y se echó el equipaje a la espalda.

* Viajaba, en otra ocasión, con dos o tres hermanos. Un sacerdote que iba en la misma
diligencia, admirado de sus modestos vestidos les preguntó:
¿Qué clase de religiosos son esos?. Son hermanos que dan instrucción a los niños de
escuelas rurales. Contestó Marcelino
- ¿Cómo se llaman?
– Se llaman Hermanitos de María.
- ¿Quién ha fundado ese instituto?
- No se sabe con exactitud, volvió a contestar Marcelino, se han reunido unos cuántos
jóvenes que se sentían llamados, y un sacerdote se ha ocupado de ellos en tareas
mínimas, Dios ha bendecido esa comunidad y la hace prosperar por encima de todas las
previsiones humanas.
Así de humilde era.

Reflexión:
¿Qué quiere decir “hacer el bien sin hacer ruido? ¿La sencillez es un valor en la sociedad de hoy?
¿Qué ejemplos de humildad vez en las personas que conoces?

Oración: Acuérdate…

Miércoles 24 de Junio
San Martín de Porres
Nació en Lima en 1579. Su padre fue don Juan de
Porres, un hidalgo pobre que perteneció a la Orden de
Alcántara, y nunca quiso reconocerlo. Su madre fue
Ana Velázquez, una mujer negra, que era esclava
liberada de Panamá. Su infancia no fue demasiado
feliz, pues por ser mulato (mitad blanco y mitad negro,
pero más negro que blanco) era despreciado en la
sociedad por blancos y por negros. Aprendió el oficio
de barbero y de enfermero, pero su verdadera
vocación fue amar a Dios y servir al prójimo.

En el año 1603 ingresó en el convento de Santo Domingo como "donado", ya


que por ser mulato ilegítimo no podía aspirar a la condición de fraile. Así vivió 9
años, practicando los oficios más humildes, los demás frailes lo trataban como el
último de todos. Martín nunca se quejó a sus superiores de los malos tratos. Ni
siquiera podían llamarlo fraile.

Ejercitó los oficios de enfermero y cirujano, destacando en su abnegación por los


más necesitados y en su amor a los animales. Los frailes se quejaban de que
Martín quería hacer del convento un hospital, porque a todo enfermo que
encontraba lo socorría y hasta llevaba a algunos más graves y pestilentes a
recostarlos en su propia cama cuando no tenía más donde se los recibiera. Con la
ayuda de varios ricos de la ciudad fundó el Asilo de Santa Cruz para reunir a
todos los vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa
situación. Recogía limosnas y repartía todo lo que recogía.

Fue admitido como hermano de la orden en 1603. Perseveró en su vocación a


pesar de la oposición de su padre, y en 1606 profesó los votos de pobreza,
castidad y obediencia.

Martín, con el ejemplo de su vida, nos enseña a hacer de las labores más
humildes, un servicio a los demás.

Reflexión:
¿Generalmente, cuando recibimos palabras groseras de alguien cómo
reaccionamos?
Cuando nosotros somos los que herimos con estas palabras, ¿estamos
conscientes de que la otra persona puede resultar lastimada?
¿Qué nos enseña la vida de Martín?

Oración: Acuérdate…
Jueves 25 de Junio

Ser Pobre
A juzgar por las referencias de los primeros Hermanos, resulta
evidente que el P. Champagnat empelaba para sí mismo el menor
dinero posible y se procuraba los mínimos cuidados. Los que
vivían con él procuraban imitarle lo mejor que podían. Ser pobre
por amor del Reino les llenaba de alegría.

Hasta los rudos campesinos, se admiraban de las privaciones del P. Champagnat, y


Marcelino les ayudaba en la medida de sus posibilidades. Por eso se enojaba que
malgasten alimentos y vestidos. Le dijo a un hermano que desperdiciaba las cosas: Usted
no se da cuenta, que muchos indigentes carecen de lo necesario. Seríamos culpables si
hiciésemos gastos inútiles.

Se presentaban muchas veces niños indigentes, que eran atendidos con bondad y solicitud,
aunque se les diera la comida que se guardaba para los hermanos.

Otro día encontró a un hombre cubierto de úlceras, recostado en el suelo, y con sólo unos
andrajos para cubrir su desnudez, enseguida pidió un colchón para el enfermo. El hermano
tesorero le dijo que ya habían regalado el último que quedaba. Entonces Marcelino mandó
llevarle su propio colchón.

Fue un hombre cercano, sin hacer distinciones, estaba tan contento confesando a ricos y a
pobres, y es más, le movía el corazón para ofrecer no sólo palabras de consuelo, sino
también acciones.

En la casa de La Valla, él mismo hizo la mesa y las sillas, que se conservan hasta ahora,
muy sencillas y con espíritu de pobreza.

Son innumerables las personas que fueron ayudadas, olvidándose de sí mismo. Ayudó a un
grupo de ancianos con las más penosas enfermedades, proporcionándoles todos cuanto
podía para hacerlos sentir dignos. Se daba tiempo hasta de sacar piojos a los niños
abandonados y llevarles desayuno.

No puede pensarse en la pobreza de Marcelino como teoría, él vivía ese voto día a día.

Reflexión:
¿Qué tienes hoy en tu ropero que puedas donar el fin de semana a tu parroquia, para
ponerlo a disposición de los que tienen menos?

Oración: Acuérdate…
Viernes 26 de Junio

Santa Rosa de Lima


Isabel Flores de Oliva nació el 20 de abril de 1586; siendo
sus padres don Gaspar Flores, natural de San Juan de
Puerto Rico y la dama peruana doña María de Oliva.
Aunque la niña fue bautizada con el nombre de Isabel, en
recuerdo de su abuela materna, al ser confirmada por el
gran obispo Toribio de Mogrovejo, se le agregó el nombre
"Rosa", en honor a su belleza. Desde entonces ya casi
nadie la llamó Isabel; su madre, sus parientes, su profesor,
todos al nombrarla, la llamaban Rosa.
En un pueblito, se desarrolló su infancia, fue común y
nada llamativa, su compañero de juego fue su hermano
Fernando el cual siempre la apoyó y ayudó.
Regresó a Lima con su familia ya siendo una joven. Debido
a problemas económicos de la familia, trabajaba el día
entero en el huerto y solía bordar para diferentes familias
de la Ciudad y así ayudar al sostenimiento de su hogar.
Se encontraba conforme con su forma de vida y no hubiera tratado de cambiarla
si no hubiera sido por la insistencia de sus padres para casarla. Rosa resistió por
más de diez años y finalmente hizo voto de virginidad. Al cabo de unos años
ingresó a la orden de santo Domingo de Guzmán, a imitación de Catalina de
Siena.

A partir de entonces, se recluyó prácticamente en la Ermita que ella misma


construyó, con ayuda de su hermano, en un extremo del huerto de su casa. Sólo
salía para visitar al Templo de Nuestra Señora del Rosario y atender las a los
indígenas y a los esclavos de la ciudad. También atendía a muchos enfermos que
se acercaban a su casa buscando ayuda y atención, creando una especie de
enfermería en su casa.
Ya cerca del final de su vida, cayó gravemente enferma. Pasó los últimos tres
meses de su vida en la casa de una familia que le tenía mucho cariño. En este
lugar se levanta el Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima.
Murió a los treinta y un años de edad el 24 de agosto de 1617.

Reflexión:
¿Hay algún santo/a boliviano/a?
Según lo que hemos visto en la vida de los santos, ¿qué se necesita para ser
santo/a? ¿Acaso cada uno de nosotros no tiene estas cualidades?
Oración:
Acuérdate…
Lunes 29 de Junio

Amor a María
El Padre Champagnat quiso darnos el nombre de María
para que viviéramos su espíritu. Convencido de que ella lo
ha hecho todo entre nosotros, la llamaba Recurso Ordinario
y Primera Superiora.
Contemplamos la vida de nuestra Madre y Modelo para
impregnarnos de su espíritu. Sus actitudes de discípula
perfecta de Cristo inspiran y configuran nuestro ser y
nuestro actuar.
Dios entregó su Hijo al mundo por medio de María. Por eso,
nosotros queremos hacerla conocer y amar como camino
para ir a Jesús. Es nuestro lema: Todo a Jesús por María,
todo a María para Jesús
María es el modelo perfecto para el marista, como lo fue
para Marcelino. María, mujer, primera discípula de Jesús,
orienta nuestro camino en la fe.

El aspecto mariano de nuestra espiritualidad se manifiesta, ante todo, en el deseo de imitar


sus actitudes para con los demás y con Dios. Con el canto de alabanza del Magnificat, María
nos invita a ser testigos de la solidaridad de Dios con los necesitados y los que sufren. Nos
anima a hacer lo que Jesús nos diga. Está en medio de nosotros como símbolo de unidad y
misión, igual que lo estaba entre los apóstoles el día de Pentecostés. Como Marcelino,
vemos en Ella a nuestra Buena Madre y Recurso Ordinario, y le expresamos nuestra
devoción de manera personal, familiar y sencilla.

Algunos pasajes de la vida de Marcelino:

• Un joven se acercó a la casa. Dijo que quería ser hermano. Marcelino le preguntó:
¿Por qué vienes a nuestra congregación, la más pequeña de todas?. Serenamente el
joven contestó: porque lleva el nombre de María y yo también deseo llevar ese
nombre.
• Un niño pedía con insistencia ser admitido. Marcelino se negaba a recibirlo porque no
le conocía. El niño se puso a llorar, tenía como 10 años. Marcelino le hizo algunas
preguntas: ¿Tres la bolsa llena para pagar el noviciado?. El niño le contestó que sólo
tenía unas cuantas monedas. Marcelino le volvió a preguntar ¿Amas a María?, el niño
le contestó: Si, por eso he venido aquí.
Está bien, respondió Marcelino. Estás admitido, pero no olvides nunca que has venido
a amar y servir a María. Por eso has sido aceptado en esta congregación.
• Marcelino decía a los hermanos: si infunden a los niños una tierna devoción a María,
los han salvado
• Antes de dar a conocer los destinos de los hermanos, los ponía a disposición de María
(En un grieta que tenía la imagen de María), él decía, para que los destinos salgan del
corazón de la Virgen.

Reflexión:
Desde el tiempo de Marcelino sus discípulos han dado a conocer a María y la han hecho
amar. Hoy seguimos convencidos de que seguir a Jesús al estilo de María es una forma
privilegiada de ser cristianos.

Oración: Acuérdate…
Martes 30 de Junio

San Pedro Channel


Pedro Chanel nació en un pueblo francés llamado Cuet, diócesis de Lyon, el 12 de julio de 1803, en el 
seno de una familia acomodada. Hizo la Primera Comunión a los 15 años y entonces sintió la vocación 
misionera. Dos años después entró en el seminario. En 1823 quiso acompañar a un profesor suyo, que 
partía hacia las misiones de América del Norte, junto con otros dos compañeros de estudios, pero no 
fue posible porque aún le faltaba un año de filosofía. 

Pedro fue ordenado sacerdote en 1827 y pidió a su Obispo que lo enviara a las misiones. El Obispo le 
respondió que su diócesis estaba tan necesitada de evangelización que podía empezar siendo misionero 
en su propia tierra. 

Hacia 1830 se unió a un grupo de sacerdotes con vocación misionera. Formaban la Sociedad de María, 
o Maristas. A finales de 1836 partió hacia la Polinesia un grupo de maristas en el que figuraba el Padre 
Pedro   Chanel.   Por   el   camino   se   dividieron   en   dos   grupos,   y   el   Padre   Pedro   y   otro   hermano 
desembarcaron en Futuna el 12 de noviembre de 1837. La isla se hallaba dominada por dos tribus que 
siempre   estaban   en   guerra.   No   conocían   el   cristianismo   y   había   allí   un   comerciante   inglés   que 
estimulaba la lucha de los nativos. Pronto estalló una guerra y el rey de la tribu vencedora obligó a los 
misioneros a vivir cerca de su casa para tenerlos bien vigilados. Pese a todo, Pedro se las arregló para 
predicar y empezó a convertir a los nativos. En febrero de 1839 un huracán arrasó la isla y las dos 
tribus firmaron una tregua; pero en agosto la rompieron y una tribu casi aniquiló a la otra en una 
matanza sin precedentes. 

El   rey   vencedor   acabó   creyendo   que   aquellos   cristianos   estaban 


introduciendo   supersticiones   que   molestaban   a   sus   propios   dioses   y 
decidió acabar con el Padre Pedro. El 28 de abril de 1841, un  grupo 
capitaneado   por   Musumusu,   yerno   del   rey,   fue   a   buscar   a   Pedro;   lo 
sacaron   de   su   cabaña   y   lo   mataron   con   garrote   y   hachas.   Pedro   fue 
beatificado en 1889 y proclamado mártir y Patrón de Oceanía en 1954. 
Es el primer mártir marista.

El   martirio   de   Pedro   Chanel   fue   el   precio   para   abrir   finalmente   las 


puertas a la evangelización de toda la isla, 140 años después, Futuna es 
ahora una pequeña, meta de los turistas amantes de lo exótico,  y  los 
habitantes son todos católicos y viven una vida pacífica.

Reflexión:
¿Por qué San Pedro Chanel se hizo marista?  
¿Las misiones de Oceanía, te recuerdan algo de la vida de Marcelino?

Oración: 
Acuérdate…
Miércoles 1º de Julio
¿Alguna vez quisiste ser
hermano marista?
Algunos ex alumnos han escrito esto en el facebook:
- Creo que nos falta la valentía para dejar
todo en favor de acontecimientos que nos
muestran que hay que seguir a Cristo
como fue la experiencia Montagnie para
Marcelino
- A mi no me nació lo de ser hermano, pero
uno puede ayudar de otras formas a
seguir con la misión de Marcelino, yo sigo
siendo catequista.

- También sentí que el Señor me invitaba a seguirlo como hermanita... tuve la


suerte de estar un mes con la comunidad inicial en Guatemala y gozar de la
alegría y coherencia de María Laura, Anita y las demás (nombro las que
siguen allá). Llevo 7 años casada con 3 hijos, y nuestra vocación, herencia de
Marcelino, sigue intacta... no por no ser hermano o hermana, se deja de vivir
el espíritu de familia, el amor a María (tratando de ser presencia materna de
ella en el mundo), el espíritu de trabajo... la sencillez y acogida típica que nos
legó Marcelino. Doy gracias a Dios por sentir que me ha regalado ser un poco
él en nuestro mundo. Que la educación de los más necesitados sigue siendo
una prioridad y que nuestro trabajo diario sigue enfocado a ello. Rezamos
mucho por los hermanos como congregación y también como amigos y
hermanos nuestros, en este mismo camino de seguimiento a Cristo
- Yo también quise ser hermana marista, pero era una experiencia nueva y sólo
había un noviciado en Perú para las mujeres, creo que al final lo dejé por el
temor de alejarme tanto de mi familia.
- yo estoy viviendo la experiencia y vaya! que es algo nuevo y muy gratificante
para mi... les invito a unirse a esta gran familia de consagrados
- En su momento, cuando yo quería ser hermano, a mi no me dejaron mis
papás... ahora estoy con otro carisma, pero creo que el legado que dejó
Champagnat en mi, es de profunda devoción a Nuestra Madre y de lo
importante que es ser un buen ciudadano y poder lograr ser un buen cristiano
en medio del mundo.

Reflexión:
¿Qué responderías a esta pregunta?

Oración:
Recemos a María por las nuevas vocaciones:
Acuérdate…
Jueves 2 de Julio

San Juan Bosco


Juan era hijo de Francisco Luís Bosco y
Margarita Occhiena, campesinos de Piamonte,
Italia.
Los Bosco eran en realidad una familia del
campo que sobrevivía como peones de los
Biglione. Cuando Juan tenía 2 años de edad, su
padre falleció a causa de una pulmonía. La
responsabilidad de la familia quedó en manos
de su madre, Margarita.
Su niñez fue dura, tuvo que trabajar sin
descanso para sacar adelante la hacienda
familiar. Quería estudiar para ser sacerdote, por
lo que tenía que hacer todos los días a pie unos
diez kilómetros (a veces descalzo, por no tener
zapatos) para ir a estudiar en el liceo de Chieri.
Con el fin de pagar sus estudios trabajó en toda
clase de oficios.
Juan Bosco era muy alegre, y un auténtico líder para los jóvenes de la
ciudad. Funda con ellos “la Sociedad de la Alegría”, lugar de encuentro,
formación y diversión juvenil.

A los pocos meses de ordenarse sacerdote, comienza Don Bosco a visitar


las cárceles de Turín. Esta experiencia marca el rumbo de sus opciones
como educador. Él lo describe con estas palabras:
“Me horroricé al contemplar cantidad de muchachos, de doce a dieciocho
años, sanos, fuertes e inteligentes, que estaban allí ociosos, atormentados
por los insectos y sin ningún alimento espiritual y material. Constaté,
también, que algunos volvían a las cárceles porque estaban abandonados
a sí mismos. Quién sabe, decía para mí, si estos muchachos tuvieran fuera
un amigo que se preocupase de ellos, si no se reduciría el número de los
que vuelven a la cárcel”
Preocupado por la suerte esta suerte de los niños y jóvenes pobres,
particularmente por su imposibilidad de acceso a la educación, fundó el
Oratorio de San Francisco de Sales. Estableció luego las bases de la
Congregación de los sacerdotes de San Francisco de Sales, o salesianos, y
de su rama femenina, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora.
En su vida destaca, ante todo, la referencia constante de una vida hacia la
persona de JESUCRISTO, a quien se considera cercano. Por Él trabajó Don
Bosco. Esta presencia constante de Jesucristo la vive, de manera
privilegiada, en la EUCARISTÍA y en el sacramento de la RECONCILIACIÓN.
Don Bosco ve en la VIRGEN MARÍA una verdadera madre en quien poder
confiar. Lo hace siempre en referencia a Jesucristo. Cree que María llevará
a buen término todas las obras iniciadas porque es Ella la primera
interesada en salvar a la juventud.

Reflexión:
¿Qué semejanzas encuentras en la vida de Don Bosco y en la de
Marcelino?

Oración: Acuérdate…
Viernes 3 de Julio

Algunos testimonios
En Junio, hemos reflexionado a cerca de la vida de Marcelino, sin
embargo, para conocer de verdad la personalidad de su hay que
acudir a quienes compartieron con él la vida y la misión.

* Un rasgo esencial: la paz de su alma y la serenidad de su


rostro. Grandes dificultades, pruebas, cansancio, enfermedades...
nada le alteraba. Y contagiaba el buen humor, la paz... "El dejarse
llevar por las dificultades, -decía-, multiplica las penas de la vida
y acaba destruyendo lo mejor del corazón."

* Una actitud constante: la alegría .Decía Marcelino: "El que está alegre y contento demuestra que
ama la vida, que se siente feliz en ella, que supera todas las dificultades". Por eso la alegría era para él
una señal firme de tener vocación marista. Para cultivar la alegría favorecía los juegos y perdonaba
algunas trastadas de aquellos maristas tan jóvenes y tan felices en su vida.

* Una cualidad de éxito: gran sentido práctico Y esto significa que sabe ver las dificultades, que
trabaja desde la realidad, que encuentra caminos hacia los demás en todas las situaciones. Marcelino
sabe lo que quiere, sabe lo que tiene que hacer en cada momento, conoce a los hombres, prepara para
la vida, respeta las individualidades.

* El camino de la eficacia: su gran actividad. Y esto en sus años de formación, cuando ejerció de
coadjutor en La Valla, y sobre todo cuando se dedicó plenamente a los hermanos. Caminatas, visitas,
cartas, encuentros... Estaba siempre dispuesto para asistir a los enfermos. Se dedicaba con pasión a la
catequesis de los niños. Construyó una casa y una familia y hasta tuvo que animar a los mismos
albañiles en los duros trabajos de cortar la roca y encauzar el río. Viajó a París, visitó escuelas
estatales para aprender métodos de enseñanza y hasta muy poco antes de morir trabajó y ocupó
intensamente su tiempo.

* Todas las puertas abiertas: su gran corazón. "Sólo Dios sabe lo mucho que quiero a los hermanos, y
ante él afirmo que estoy dispuesto a dar por ellos la sangre y la vida" -decía Marcelino- También son
palabras suyas: "Bien saben que no vivo sino para ustedes. Les amo muy tiernamente". "Para educar a
los niños hay que amarlos". El hermano Lorenzo decía: "El P. Champagnat nos amaba como una
madre; qué digo, más que una madre, ya que éstas aman con amor natural y el padre nos amaba con
amor sobrenatural."

* Y la gracia de Dios siempre presente. En el carácter de Marcelino, su fe en Dios, su confianza


ilimitada, su profundo sentido de Dios, su amor tierno a María, la intensidad de su oración, la gran
alegría con que vivía su vida sacerdotal, su delicadeza de conciencia... eran elementos clave.
Embellecían todas sus cualidades, daban profundidad a lo mejor de su persona y conseguían vencer
poco a poco las limitaciones que sin duda también estaban presentes en su vida y en su personalidad.

Oración: Acuérdate…

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