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Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII (108), 175-181, Enero-Abril 2005
Guillermo Coronado
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Dichosamente, el Prof. Constantino Láscaris secreto para decidir su destino. Finalmente, poco
Comneno, invitado constante, ha dejado regis- después de las nueve, breve reunión en alguno
tro de los mismos en las páginas de crónica de de los salones de Cartago, en particular el Salón
la Revista de Filosofía de la Universidad de París –ya desaparecido y sustituido por uno de los
Costa Rica. Siempre resulta muy gratificante omnipresentes restaurantes de comida rápida de
repasar los títulos de las conferencias y los sello norteamericano– o bien la Puerta del Sol.
nombres de los participantes. Para citar sola-
mente un ejemplo, considérese el ciclo del año IX. En aquellos primeros tiempos fue
de 1958, del 23 de agosto al 15 de octubre: Dr. muy importante la dimensión “peripatética” del
Constantino Láscaris sobre “vanidad de la filo- Círculo. En efecto, los domingos en la mañana
sofía”, Dr. Roberto Saumells sobre “ciencia y se realizaba una caminata a ciertos lugares de
filosofía”, Lic. Teodoro Olarte en torno al tema Cartago, por ejemplo, Coris y los Cerrillos –al
“el hombre en la filosofía”, Dr. Florentino Idoate oeste y sur de la ciudad–, y durante la misma
sobre “Dios en la filosofía contemporánea”, Roberto Murillo aprovechaba para profundizar
Lic. Alejandro Aguilar Machado acerca del las reflexiones sobre temas intelectuales o de
“significado histórico del Renacimiento”, Prof. acción político-cultural cartaginesa. El segundo
Francisco Amighetti acerca de la “plasticidad tipo de discusiones tenía que ver, según las infor-
del Arte Contemporáneo”, Ingeniero Fernando maciones posteriores que obtuve, con transfor-
Chavarría en torno a la “génesis y evolución de maciones deseables del Colegio San Luis, para
los matemáticas” y finalmente Prof. Abelardo que se convirtiera prácticamente en un centro
Bonilla sobre “verdad y belleza”. universitario; tema recurrente resultaba el com-
En la época de mi incorporación al Círculo, bate a las autoridades de la Junta Administrativa
el espacio para tales actividades era la Biblioteca y la Municipalidad, que se mostraban reacias a
Pública de Cartago. Anteriormente había sido la tales cambios, la función de la biblioteca pública,
biblioteca del Colegio de San Luis Gonzaga. Y es etc., etc. Debo reconocer que, dado que no eran
importante recordar que una de las grandes bata- obligatorias y además muy tempraneras, yo no
llas del Círculo fue el bautizar dicha Biblioteca participaba de ellas. Es algo que lamento mucho,
Pública con el nombre de Mario Sancho. La pero el modelo cartesiano de pasar la mañana en
oposición fue muy fuerte, pues, todavía en ciertas cama ya era sumamente poderoso.
esferas de la ciudad, la memoria de Sancho gene-
ra anticuerpos muy poderosos. X. Es de importancia rescatar algunos de
los juegos en las reuniones sociales, que con cierta
VIII. Otro importante detalle en las primeras regularidad, organizaba el Círculo en las casas de
etapas de la historia del Círculo corresponde a la los miembros. Entre ellos se destaca el juego de
estructura de las reuniones. Su inicio a las siete las películas, es decir, el adivinar, en un tiempo
de la noche los días sábados. Una primera parte determinado, de títulos de películas. Se me indica
administrativa, muy formal, con su correspon- que ahora se llama “charadas”. Se conformaban
diente lectura de actas, informes, propuestas de dos equipos, y mediante mímica uno de los
actividades. De importancia crucial: informes miembros del equipo trataba que sus compañeros
sobre libros, teatro, cine y otras actividades cul- adivinaran el título que el otro equipo le pro-
turales con sus respectivas “desrecomendaciones” porcionaba en absoluto secreto. Por supuesto los
para evitar a los circulistas perder tiempo y dine- equipos tenían que rotar a los encargados de hacer
ro. También se consideraban posibles nombres la mímica. Generalmente se preguntaba primero
para nuevos miembros que eran sugeridos o apa- sobre el número de las palabras, los artículos ini-
drinados por los circulistas activos. Una segunda ciadores del nombre, la acción del verbo. En casos
parte, la fundamental, consistía en la exposición de desesperación se aventuraban los nombres de
de un tema por parte de uno de los circulistas o de artistas o simplemente títulos. Por supuesto había
un candidato a ingreso, seguido de intensa discu- intentos de fraude, y normalmente el juego termi-
sión. Si era un candidato a ingreso, se votaba en naba cuando el conflicto era imposible de regular.
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Un equipo se declaraba triunfante porque el otro Gutiérrez, Roberto Murillo –ahora como un invi-
se retiraba bajo protesta. tado–, José Alberto Soto fueron muy llamativas.
En particular, en la sesión del 16 de diciembre de
XI. Durante las primeras dos etapas del 1972, Luis Camacho hace una exposición sobre
Círculo existía una junta directiva anual, com- las cuatro etapas de la filosofía analítica, que se
puesta por un presidente, un secretario y un publicó luego en la Revista Torrealba, del Centro
tesorero. Este último era el más sufrido dado que Regional Universitario de Turrialba, y en la que
cobrar las cuotas no era sino una tarea imposible. se hace referencia directa al proceso posterior de
El secretario debía redactar, leer y archivar la discusión típico del Círculo.
minuta de la sesión anterior. El presidente impul- Por estos tiempos, se incorporan nuevos
saba las grandes políticas culturales del Círculo. miembros como Édgar Roy Ramírez y Mario
Se llegaba a tales puestos como un reconocimien- Alfaro, estudiantes de filosofía. Roy con un
to al compromiso con el Círculo y una cierta anti- tema sobre la historia de las ciencias, mientras
güedad. Me correspondió desempeñar los puestos que Mario disertó sobre “Popper y su crítica a
ascendiendo desde tesorero a presidente. Cuando la inducción”. Con mi viaje a Indiana en 1976,
estuvo a mi alcance transformé esa estructura de se pasa a un estado de letargo. No obstante, una
“poder”. Pero ahora no estoy seguro de si aquella importante actividad tuvo que ver con el centena-
fue una sabia decisión. rio del nacimiento de Einstein, en 1979, y organi-
zada en el TEC, por los nuevos miembros antes
XII. Las etapas del Círculo corresponden, en mencionados, muestra que su compromiso con el
primer lugar, a su sede en Cartago, con el nombre Círculo era realmente sólido. Los participantes
original de Círculo de Estudios Alejandro Aguilar en la mesa redonda fueron Claudio Gutiérrez,
Machado, desde su fundación en 1956 hasta el filósofo de la UCR, Guillermo Moncada, físico
viaje de Roberto Murillo a Francia. Su sede origi- del ITCR, y Mario Alfaro, filósofo del Círculo
nal en el Colegio de San Luis Gonzaga, en casas de Cartago.
de los circulistas y en la antigua Biblioteca del En los ochenta, a nuestro regreso se reanudan
Convento de los Padres Capuchinos. las actividades en nuestra casa de habitación y se
En segundo lugar, su permanencia en San inicia la rotación por las de los otros circulistas.
José, bajo el alero del bufete Guier y la guía Se incorpora Álvaro Zamora. Más recientemente
del jurista e historiador Jorge Enrique Guier el “hogar” corresponde al Instituto Tecnológico
Esquivel. Algunos de los nuevos circulistas de de Costa Rica, en especial, el Seminario de
esta etapa josefina fueron: Víctor Hugo Acuña Estudios Filosóficos e Históricos, cuyo fundador
–historiador–, Álvaro Quesada –historiador de la fue precisamente Roberto Murillo. El nombre en
literatura, recientemente fallecido–, los hermanos este tercer momento es breve y directo: Círculo de
Sergio y William Reuben –sociólogos–, William Cartago. Se ha dejado de lado el deseo de ser una
Guido –abogado y político–. Una acción signifi- fuerza cultural en la ciudad, como en la primera
cativa de esa etapa es la decisión de cambiar el época, pero se ha reforzado el trabajo de estudio y
nombre de la agrupación, pues se consideraba que de producción. Los circulistas firman sus trabajos
debía hacer referencia más directa a lo cartago. como miembros de la entidad y se han publicado
En consecuencia se toma el nombre de Círculo varios libros como resultado de las actividades de
Mario Sancho. Esta acción no fue aceptada, análisis de los fenómenos científico-tecnológicos
obviamente, por Roberto Murillo y es causa, en en relación al impacto de los mismos en las ideas
gran parte, de su alejamiento al regreso de sus y en la sociedad. Como muestra de ello podemos
estudios en Francia. referir a los Foros de la Revista Comunicación,
Finalmente, el tercer momento arranca editada por el Departamento de Comunicación
en los inicios de los setenta con el regreso del Instituto Tecnológico de Costa Rica, apare-
del Círculo a Cartago, 1972, especialmente en cidos en 1988 y 1989. En el primero Édgar Roy
nuestra casa, gracias a la hospitalidad de Nora escribe sobre “La maternidad por substitución
Chacón. Intervenciones de los profesores Claudio como problema ético”, que refleja la sesión del
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Círculo de Cartago del 27 de febrero de 1987. En XV. En la primera época, el Círculo inten-
el segundo, aparecen dos breves ensayos sobre el tó llevar su mensaje a un auditorio mucho más
tema de la eutanasia, por Édgar y el que escribe, amplio. Prueba de ello es que en su organigrama
que tienen la peculiaridad que en el título intro- fundacional aparece un “secretario de relaciones
ductorio se destaca “participación del Círculo de internacionales”. Pero también tuvieron en mente
Cartago”. Pero estos no son los únicos temas con el contexto nacional. Por ello mantuvieron un
que interesan y comprometen a los circulistas. programa radiofónico en la emisora católica,
En recientes reseñas bibliográficas apareci- Radio Fides, aunque entiendo que por un tiempo
das en la Revista de Filosofía de la Universidad relativamente corto. No conozco las razones para
de Costa Rica se refieren al Círculo como “...ese tal conexión.
grupo misterioso que es el Círculo de Cartago” Se sugirió, también, una publicación impresa,
(Alexander Jiménez), y se llega a afirmar que es la cual debió esperar por “nuestro tiempo”, más
el autor de las publicaciones: “De mi parte creo de cuarenta años después de la fundación. Tiene
que, si bien figuran varios nombres y apellidos, como título Coris, y aparece tanto en versión
la obra es de un solo autor: el autodenominado impresa como en versión electrónica. Pero así
“Círculo de Cartago”.” (Arnoldo Mora) como fue lenta su actualización lo es también su
presente desarrollo, solamente lleva dos números
XIII. En esa segunda etapa, la josefina, en cinco años. Publica textos de los circulistas y
el éxito fue tan grande y la diversidad de los de autores invitados. Su director es Mario Alfaro.
intereses de los nuevos miembros, en especial, La dirección electrónica de Coris es la siguiente:
la dimensión política, que se creó una especie www.itcr.ac.cr/escuelacienciassociales.
de círculo filosófico, conformado por los “vie-
jos cartagos” –pero entre ellos estaba Jorge XVI. Si era difícil ingresar al Círculo, tam-
Enrique– que se reunía entre semana. Una de las bién lo era permanecer en él. Según recuerdo, las
experiencias más ricas de este “subcírculo” fue el actas iniciales registran que miembros fundado-
estudio por muchos meses de la Ética de Spinoza, res fueron suspendidos por el incumplimiento de
teniendo a mi cargo el análisis de la dimensión sus deberes: ausencia a las sesiones, asignaciones
axiomática. Lamentablemente un estudiante de sin cumplir, no presentación de los temas estable-
la Escuela de Filosofía me extravió la traducción cidos. Como muestra de esto, cabe anotar que el
de la obra de Spinoza en que estaba incorporado último miembro en ingresar al Círculo, también
todo el análisis. ha sido suspendido en forma definitiva por no
cumplir con sus obligaciones.
XIV. Según el imaginario del Círculo,
como se estila decir ahora, una muy importante XVII. En estos momentos, y ello no deja
actividad se llevó a cabo en la Biblioteca del de ser doloroso, me corresponde ser el miembro
Convento de los Padres Capuchinos: la “repre- más antiguo del Círculo de Cartago, dado el ale-
sentación”, durante muchas sesiones, de la obra jamiento de todos los miembros fundadores, en
de Jean Paul Sartre, El Diablo y el buen Dios. especial: Diana Masís Fernández, en cuya casa,
Aparte de los conflictos internos por los pape- el 30 de agosto de 1956, se funda el Círculo,
les a representar por Roberto Murillo y Ramón John Saxe Fernández, Adolfo Chacón Solano,
Madrigal, dado que los de Haydee Garro y Víctor Jiménez y Manuel Baldares Carazo(✝); de
Ángela Valverde, esposa de Roberto, estaban aquellos de la siguiente generación como Ramón
asegurados no solamente por razones de género Madrigal, Haydee Garro, los hermanos Castillo,
sino por su especialidad en castellano, los demás Zulay Soto, Franklin Aguilar, Rodolfo Watson,
circulistas representábamos todos los personajes Isabel Quesada, Jorge Araya, Flor del Carmen
secundarios, esta aventura dramática tuvo otro Portuguez, Egennery Venegas... así como la parti-
serio resultado: se nos quitó la posibilidad de da de Roberto Murillo y Jorge Enrique Guier. Se
reunirnos en la Biblioteca del Convento; sin mantiene algún contacto con Egennery, al menos
eufemismos: ¡nos expulsaron! en los aniversarios.
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son solamente tres, mientras los cartagos somos correspondientes. Así, mi lectura de tales textos
cuatro –aunque uno sea herediano que reside se probaba en el proceso de la exposición, pero más
en Cartago y todavía trata de no ser totalmente importante, su comprensión se afinaba en el inter-
asimilado–. Roy, Mario y Valeria son los extran- cambio de ideas posterior a la exposición. Y por
jeros; Nora, Celso, y Guillermo como nativos supuesto, los circulistas eran interlocutores mucho
aceptamos gustosos a Álvaro como residente más fieros que cualquiera de los profesores y sus
todavía un poco reacio. exámenes parciales o finales. De hecho, el Círculo
eliminaba totalmente el estrés de las pruebas uni-
XXI. En respuesta a una inquietud de Mario versitarias que se transformaban en un simple ejer-
Alfaro, insisto en que según mis recuerdos me cicio en comparación con la sesión sabatina.
parece que la cerveza o bien otro líquido destilado Desde esa perspectiva, la actividad como
para consumo posterior a la sesión se hace una cos- circulista completaba la formación estudiantil,
tumbre en la etapa josefina, aunque Roberto en su de ninguna manera la perturbaba como algunos
ensayo antes citado, lo sugiere ya en Cartago. En solían afirmarlo. Sin embargo, mucho más impor-
las fiestas navideñas de ese período josefino o en tante resultaba la diversidad de enfoques y puntos
las noches de los sábados se inició esta práctica. De de vista a los que se sometía las exposiciones
hecho, en San José, un restaurante-bar cercano a la personales, por una parte, y la necesaria apertura
plaza Víquez, de nombre El Paraíso, se convirtió de posibilidades de interpretación e interés que
en el sitio de la tertulia posterior a la sesión ordina- provocaba las formaciones e intereses personales
ria. Dado que por ese entonces causaba conmoción del conjunto de los circulistas. Una consecuencia
un motel de nombre semejante, proclamar en los necesaria era que sin una apertura de miras y una
corredores universitarios que nos veríamos en El actitud antidogmática no se podía sobrevivir en el
Paraíso después del Círculo, provocaba murmullos Círculo. Y ello sí que resultó en una crucial lección
de desaprobación –que ciertamente era lo que se intelectual y vital. Por ello no solamente hay que
buscaba–. Por supuesto que este es solamente mi brindar por la eternidad del Círculo, como cerraba
recuerdo; no un dato histórico. su ensayo Roberto Murillo, sino que quiero brindar
Egennery recuerda que en la época josefina en profundo agradecimiento por la formación que
los paseos y la mayoría de las fiestas navideñas se me proporcionó y sigue proporcionándome.
llevaban a cabo en Cartago, ya fuera en mi casa
materna o en el apartamento “del segundo piso” Cartago, diciembre del 2004.
en que instalamos nuestro hogar con Nora. Y
ciertamente en tales fiestas las bebidas fermenta-
das y destiladas estuvieron presentes. Pero ello no Notas
refuta mi remembranza antes referida.
Por cierto, Egennery también recuerda la 1. Estas remembranzas responden a un reto-reunión
ejecución de ciertos bailes colectivos, en especial, del Círculo de Cartago provocado por mi hija
en el caso de la danza de Zorba el Griego, aunque Gioconda, quien se autodefine como miembro
en muchos casos solamente por Jorge Enrique de la nueva generación de circulistas. Estuvo
y Nora, y en el caso del “himno” del Círculo, a también presente Surayabi Ramírez. En conse-
saber, “Black is Black”. Por mi parte, insisto que cuencia, estas memorias se dedican a ella.
las ejecuciones más brillantes de Zorba fueron en 2. Ramón Madrigal falleció a las dos semanas de
la Primavera, en el viejo Escazú. finalizado este ensayo. Del golpe de su partida
no nos hemos podido recuperar en el Círculo.
Dado el tono festivo de las remembranzas decidí
XXII. Finalmente, el último recuerdo que dejarlas como documento privado, pero cambié
quiero registrar es el del Círculo como comple- de opinión gracias al consejo de Luis Camacho
mento a la formación universitaria. Durante mis quien me hizo ver que seguramente a Ramón le
años de estudiante los libros de lectura obli- habría agradado precisamente dicho tono. Sean
gatoria en los cursos de filosofía se convertían pues estas remembranzas también un homenaje a
en el objeto de las exposiciones en las sesiones Ramón, el circulista por excelencia.
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