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María Teresa Torroja Sabater

María Teresa Torroja Sabater va néixer a Mèxic


Districte Federal, de pares catalans.

Els seus pares van ser Estanislao Torroja Cabré i


María Sabater Roca. Els avis paterns van ser
Jaume Torroja i Francisca Cabré -catalans-, i els
avis materns van ser Antón Sabater i Teresa
Roca -catalans-.

De la família paterna hi ha poca informació.


Quan va començar la guerra el pare de Teresa,
Estanislao, estava fent el servei militar en el bàndol nacional.

La família materna era republicana, Marián i Joaquina Roca Munté van estar en la CNT i en
Esquerra Republicana de Catalunya. El germà gran de la mare de Teresa va estar internat en un
camp de Aix en Provence. La major part de la família es va exiliar a França i després a Mèxic.

Els pares de Teresa, Estanislao i María es van conèixer durant la postguerra en el 42 i un any
després van tenir el primer fill. En 1948, la família materna que estava a Mèxic els va reclamar i es
van anar a Mèxic.

María Teresa va anar a l'Instituto Anglo Español. María Teresa va viatjar en diverses ocasions a
Catalunya fins que va decidir residir a Barcelona l'any 1984.

María Teresa Torroja Sabater nació en México Distrito Federal, de padres catalanes.

Sus padres fueron Estanislao Torroja Cabré y María Sabater Roca. Los abuelos paternos fueron
Jaume Torroja y Francisca Cabré -catalanes-, y los abuelos maternos fueron Antón Sabater y
Teresa Roca -catalanes-.

De la familia paterna hay poca información. Cuando empezó la guerra el padre de Teresa,
Estanislao, estaba haciendo el servicio militar en el bando nacional.

La familia materna era republicana, Marián y Joaquina Roca Munté estuvieron en la CNT y en
Esquerra Republicana de Catalunya. El hermano mayor de la madre de Teresa estuvo internado en
un campo de Aix en Provence. La mayor parte de la familia se exilió a Francia y después a México.

Los padres de Teresa, Estanislao y María se conocieron durante la posguerra en el 42 y un año


después tuvieron el primer hijo. En 1948, la familia materna que estaba en México los reclamó y se
fueron a México.

María Teresa fue al Instituto Anglo Español. María Teresa viajó en diversas ocasiones a Cataluña
hasta que decidió residir en Barcelona en el año 1984.
Entrevista
¿Cuál es tu nombre y el de tu familia, y qué sabes de ellos a partir de la Guerra Civil?

Mi nombre es María Teresa Torroja Sabater, nací en 1951 en México, DF, mi padre se llama
Estanislao Torroja Cabré y mi madre María Sabater Roca. Cuando empezó la guerra mi madre era
soltera y mi padre estaba haciendo el servicio militar, duró tres años el servicio militar, esto fue en
Zaragoza, o sea le tocó estar del lado de “los nacionales”, pero no fue nunca a la guerra, estuvo en
las dependencias trabajando. Él era hijo único. Mi madre eran cinco hermanos y a mi abuelo
materno lo mató una bomba que cayó aquí en Reus, en el 38.

¿Cómo fue que murió tu abuelo, estaba en la casa o pasaba por ahí?

No, sonó la sirena y tenían que ir al refugio y él nunca quería ir al refugio porque decía que si caía
una bomba y tenía que morir, que fuera en su casa, las hijas lo convencieron de que fuera al refugio
y cuando ya iba a salir para ir cayó la bomba y se quedó ahí.

La mayoría de la familia de mi madre era del lado de la República, el hermano mayor de mi madre
estuvo en un campo de concentración en Aix en Provence y mi tío abuelo fue muy activista, igual
que su hermana que fue mi madrina. Se llamaban Marian Roca Munté y Joaquina Roca Munté, eran
de la CNT y de Esquerra Republicana, eran personas muy activistas aquí, primero se fueron
refugiados en Francia, ahí estuvieron y después se fueron en los barcos que salieron a México.

¿Tus padres se conocen aquí?

Mis padres se conocieron y en el 42 se casaron, mi hermano nació en el 43 y en el 48 como la


situación política aquí era ya insostenible para su forma de pensar, mis tíos en México los
reclamaron y se fueron. Llegaron a casa de ellos, que vivían como todos los refugiados al llegar a
México, entre la calle Guaymas y la calle Versalles.

Mi padre se hizo mexicano al llegar a México, yo nací en el 51, de padres mexicanos por
naturalización. Pero en casa siempre era eso de que Franco se iba a morir y que “este año nos
iremos, pasaremos navidades allá…” y teníamos la típica mesa en la que ya había un agujero
porque mi padre siempre decía (dando un golpe a la mesa) “este año volveremos a Reus”.

¿Se hablaba mucho del exilio en tu casa?

Sí, se hablaba todos los días. Venían amigos de mis padres y el postre de todos los días era este tema
y de que si “ahí las sandías eran así” y que si “los melones era ‘asado’” y que todo era una
maravilla, bueno cuando la República.

Ellos siempre se quedaron con la idea que tenían que volver. ¿No se integraron mucho a
México?

Mi padre no, mi madre bastante, como en todo siempre ha habido épocas. Épocas difíciles al
comenzar, luego fueron muy buenas, luego volvieron a bajar y luego a subir, como mucha gente,
pero siempre viviendo dos vidas, o sea de puertas para adentro éramos una familia catalana
independentista republicana y de puertas para afuera, sobre todo los hijos éramos mexicanos,
físicamente no éramos muy mexicanos, pero yo mis mejores amigos son mexicanos.
El padre de María Teresa, Estanislao

Lo que pasa es que también fuimos mucho al Orfeó Català, nos integramos mucho, yo bailé desde
que era pequeña, luego con los medianos y luego con los grandes, luego fui maestra del esbart
infantil, canté, hice teatro, era del grupo excursionista.

¿Iban a otros clubs españoles?

Íbamos también al Mundet.

¿Cómo asumían tus padres el exilio? ¿Estaban implicados en cuestiones políticas relacionadas
con Cataluña?

Había relación sobre todo por mi tío abuelo, escribía en una revista que salía en México en el Orfeó
que se llamaba Xaloc. Tenían relación con la gente de aquí, pero por carta no se escribían
demasiadas cosas porque sabían que podían estar controladas, entonces más bien la fórmula que
adoptaron era hacer viajes aquí y ver cómo estaba la situación y cómo se iban moviendo las cosas.

¿Pero tu papá se integró a México o lo sufrió?

Le costó mucho, se adaptó al temperamento de los mexicanos, al trabajo de los mexicanos y se supo
mover en determinadas cosas, pero no se sentía integrado. Así como nosotros sí, aunque hablásemos
catalán en casa o viviéramos dos vidas, porque yo soy maestra de primaria y trabajaba en Santa
Cruz de Meyehualco, o sea un medio bastante complicado. Pero es que mi padre jamás comió ni
una tortilla, nunca, la comida mexicana jamás la probó.

Teníamos una casa de campo en Cuernavaca y ahí celebrábamos las fiestas mexicanas y mi padre
siempre traía una tortilla enrollada en la mano para que no lo molestaran, pero no se la comía nunca,
él ya venía cenado y decía “estoy comiendo, estoy comiendo”, pero no comía nada, cosa que a mi
madre desde el primer día le encantó la comida mexicana, y a
nosotros también nos gusta mucho, siempre comimos de todo.

¿Tu madre sí se integró a México?

Mi madre sí, era modista y entonces ella siempre trabajó mucho hasta
que nació su primera nieta, pero más que por necesidad porque le
gustaba mucho, se relacionaba con todo el vecindario. Aparte, mi
madre era más abierta de carácter, de estar bien con la gente, de no
discutir y todo estaba perfecto y en cambio mi padre era bastante
contestatario y si no hacías lo que decía era muy estricto, era muy
recto, entonces si alguien se desviaba un poco del camino, se
enfadaba.

Cartel de las Olimpiadas de 1936

¿A qué escuela fueron?

Yo fui al Instituto Anglo Español, de monjas y mi hermano fue a muchas escuelas porque era muy
inquieto. Yo estuve aquí hasta que hice la carrera en la Normal número 4.

¿Y tu vida en la escuela cómo era?

Normal, me venía a buscar el autobús de la escuela y cuando yo entré en la primaria iba mañana y
tarde, entonces me quedaba a comer en la escuela y ya llegaba a mi casa a las 5:30 de la tarde a
hacer las tareas.

¿Y salías con la gente de la escuela, tenías amistades?

No, entré en esta escuela porque las hijas de una prima de mi padre entraron ahí. Mi padre no se
opuso, él era agnóstico pero respetaba que mi madre era católica y que nos hubiera bautizado y el
hacer la comunión, él no se metía para nada en cómo educar a los hijos en este tema de la religión,
eso lo dejó en manos de mi madre. Él lo respetaba, es más acompañaba a mi madre a misa pero él
se quedaba dormido.

¿Cuando terminas la escuela qué haces?

Me metí a estudiar la Normal, terminó la carrera y antes de empezar a trabajar me vine un año aquí,
en el 69. Regresé en el 70 a México y empecé a trabajar de maestra en una escuela.

¿Pero también habías venido cuando nació tu hermana, no?

Sí mi hermana nació en agosto del 57 y nosotros vinimos en abril, vinimos en barco para que fuera
adaptándose mi madre al cambio de horario porque estaba embarazada. Llegamos a Barcelona y fue
complicado porque a mi madre no le dijeron que tenía que avisar en México de que salía
embarazada, nació mi hermana y entonces fueron a arreglar los papeles para regresar a México y le
dijeron “no, usted vino aquí sin hijo y no se puede ir con un bebé” y dijo “¡como! pero si yo vine
embarazada” y dice “no, aquí no dice que usted estaba embarazada”, y en esa época como no había
relaciones diplomáticas con México, los papeles teñían que ir de España al consulado de México en
Portugal, de ahí a Cuba y de ahí a México. Hicimos toda una serie de papeleo y de testimonios de
testigos y la suerte fue que era niña, porque si llega a ser niño de todas maneras aunque hubiera
habido todos esos papeles, se hubiera tenido que quedar siete años para ver si no lo reclamaban,
porque un hombre valía más que una mujer, y al ser niña, como no la iban a reclamar, después de
seis meses nos regresamos.

¿Qué ha sido para ti haber sido hija de exiliados, cómo ha influido en tu vida?

Es que era como de dos


mundos diferentes, de
puertas para adentro de casa
era una vida y de puertas
para fuera era otra vida, o
sea en la calle era
mexicana, era una más,
trabajaba y luchaba por
cosas de México, me
implicaba mucho por cosas
y siento un gran cariño por
México, no por algunos
políticos, pero por la gente
sí, soy mexicana, de
corazón soy mexicana y de
nacimiento, y me siento
más mexicana que de aquí.
O sea era vivir dos vidas.
Refugio en Reus

¿Y cómo te sentías viviendo dos vidas?

Se vive con bastante normalidad, lo asimilas y es una cosa normal. Mi hermano, que estaba en una
escuela española, a lo mejor estaba más politizado porque los profesores hablaban más de política,
pero tampoco fue algo traumático para él, lo vivía también con normalidad. Más bien es adaptarse a
las circunstancias, será que nuestro carácter también es más (y en eso nos parecemos más a mi
madre que a mi padre) adaptable a las situaciones que vivimos, que íbamos viviendo día a día.

Trabajabas de maestra. ¿Te llegaste a implicar en alguna cuestión de política mexicana? ¿En
el 68, por ejemplo?

Sí, en el 68 no porque yo era jovencita, tenía 17 años y lo viví más porque mi hermano estaba
implicado, fui a las manifestaciones pero de observadora, no participé en ninguna huelga. Pero en la
escuela sí hicimos huelgas sobre todo por salarios, porque como muchos lugares del mundo los
maestros ganamos una miseria, entonces siempre reivindicamos mejores salarios y mejores
condiciones de trabajo.
Los padres de María Teresa, Estanislao y María

¿No crees el ser hija de exiliados también te da un poco de inconformismo, de participar más
en estas luchas?

A lo mejor sí porque mi padre era más socialista que republicano, de parte de la familia de mi madre
sí eran republicanos 100%, pero mi padre yo creo que estaba más politizado y más por la forma de
ver el mundo y yo creo que interiormente me dio más el pensamiento de mi padre, sí, de las
injusticias y de lucha por un mundo mejor.

¿Te casas con un hijo de refugiados catalán que conoces en el Orfeó?

Sí, él empezó a ir de grande porque de pequeño nunca fue al Orfeó, ellos llegaron al esbart de los
grandes y es cuando nos conocimos. Nos casamos por la Iglesia, fue un matrimonio mixto porque
en casa de él eran totalmente agnósticos, pero por dejar contenta a mi madre nos casamos por la
Iglesia. Nos casamos en Las Águilas, todo el casamiento fue en catalán por los capuchinos que
viven en Las Águilas y la homilía de nuestro matrimonio, en vez de ser una homilía de casamiento,
fue un mitin político.

¿Cuándo deciden venir a vivir acá?

Cuando nos casamos, de viaje de novios vinimos, estuvimos dos meses por Europa, fue en el 75, el
año en el que murió Franco, pero nosotros vinimos en verano. Roger, mi marido, a lo mejor estaba
más politizados, pero no había venido nunca, él desde México ya escribía en catalán, siempre ha
hablado en catalán, yo también, pero escribirlo nunca y en casa de Roger todos siempre habían
escrito muy bien en catalán, él llegó aquí escribiendo catalán perfectamente. Al llegar, Roger lo
tuvo claro, dijo “tenemos que venir a vivir aquí”.
Nacieron nuestros dos hijos y después en el 82 mis padres compraron un piso en Reus y se vinieran
para acá. Nosotros llegamos en el 84 y nos fuimos a vivir a Barcelona, decidimos Barcelona
pensando que viniendo de una gran capital como la de México, el DF, íbamos a tener más
oportunidades en Barcelona.

Desde tu punto de vista cómo fue venir a vivir ¿cómo los sentiste?, ¿fue fácil o difícil?,
¿conseguiste trabajo?

Fue fácil venir, conseguir trabajo fue difícil, primero cuando nosotros llegamos no había la doble
nacionalidad, era mexicana y no queríamos ser españoles y entonces nos dieron permiso de
residencia y un permiso de trabajo para Roger, para mí no.

La familia de Teresa

Pero bueno nosotros no queríamos tener la nacionalidad española, pero era horrible porque cada año
teníamos que ir a Plaza España con los niños a renovar los papeles. Nunca nos pararon por la calle
porque nuestro aspecto es totalmente de aquí, nunca nos dijeron nada, lo único, cuando teníamos
que ir a hacer la cola cada año a Plaza España con los niños desde las seis de la mañana y que si el
papelito rosa y el papelito amarillo.

La situación se complicó, no fue tan idílica como pensamos que iba a ser, o sea de venir de una
posición económica estable de ir así más o menos, y venir aquí con restricciones. Pero bueno
tampoco lo cambiaría, no sé, la calidad de vida de poder salir a la calle sin preocupaciones y
caminar, esto en México no lo tenía porque tenía que ir a todos lados en coche. No, no lo hubiera
cambiado, me adapté muy bien, lo único es eso, que no pude trabajar y claro la situación se fue
complicando, deteriorando un poco, de estar en un nivel económico y tener ciertos privilegios, a la
restricciones.

Pero bueno lo enfocamos todo a que los niños tenían que estar bien y entonces finalmente Roger fue
el primero que pidió la nacionalidad, a él se la dieron más rápido porque él era hijo de españoles,
sus padres nunca se hicieron mexicanos, entonces yo como esposa de un español, me la dieron al
cabo de 2 años y después a los niños.

En el 92, en el año de las olimpiadas, veíamos que la situación económica estaba mal y que no
podíamos mantener dos pisos, el nuestro y el de mi suegra. Entonces mi suegra se cae, se rompe la
cadera y fui yo, por el hecho de no trabajar, que me quedé con ella cuidándola.

Necesitábamos un piso amplio y como veníamos a Reus cada 15 días dijimos “por qué no
compramos aquí que es más barato”. Yo encantada de la vida porque mis padres van y vienen de
Reus a México, tengo muchísimos primos, mucha familia y yo estoy bien en Reus.

Hicimos un concilio en
casa porque los hijos ya
tenían 18 y 16 años y
claro su vida la tenían en
Barcelona, es una edad
difícil para cambios tan
drásticos porque en Reus
no conocían a nadie,
tenían primos pero no es
lo mismo que haber
estudiado. Que es lo que
me pasa a mí, yo no
tengo pasado aquí, no sé
cómo era la escuela o la
televisión ni sé cómo era
nada, porque claro ya
viene de treinta y tantos
años, o sea mi pasado, mi
juventud, mis recuerdos
están en México y toda
esa parte de mi vida es
México, no tengo aquí
vida anterior.
Su casa en Cuernavaca

¿Cómo te sientes de estar aquí, tú te sientes más de aquí o de México, mitad, mitad, o cómo te
sientes?

Yo creo que siempre seré ni de un lugar ni de otro, porque claro en México nací, crecí y todo ese
bagaje que llevas desde que naces, que llevas en la primaria, secundaria en tu carrera, el trabajo, el
Orfeó todo eso es una parte muy importante de mi vida, que no la tengo, llegas aquí y tu pasado no
existe.

Aquí siempre fuimos, sobre todo en Barcelona, (aquí no porque aquí me conocen más a mí),
siempre fuimos los padres de…, no teníamos amigos, teníamos primos de Roger en Barcelona, pero
es muy difícil entrar a un círculo porque ya vienes de grande, y más no trabajando, pues menos te
integras todavía.
O sea claro, aquí siempre soy de allá y allá siempre seré otra cosa. Pero bueno yo me siento más
mexicana, pero aquí estoy bien, creo que por mi situación ahora, estoy mejor aquí que allá, estoy
más tranquila y más libre de hacer cosas que no en una ciudad y más como en México DF.

Yo no había ido a México en 20 años y ahora he estado tres veces en dos años, me he movido
mucho sola y creo que el DF es una ciudad que para una mujer sola es más dura, no te puedes
mover con la facilidad con que te puedes mover aquí, a lo mejor otra ciudad más pequeña estaría
bien, pero el DF no. Es una ciudad difícil y a mí nunca me han asaltado, he ido en metro y me moví
mucho en transporte público, pero es una ciudad complicada para una mujer viuda y que hace
tiempo que no ha estado allá. Yo aquí y sobre todo en Reus, me muevo muy fácilmente y siempre
encuentras a alguien conocido.

Instituto Anglo Español

¿Aquí haces una vida política?

Habíamos tenido el carnet de Esquerra Republicana, pero nos dimos de baja porque no nos gustaba
la gente que estaba al frente del partido. Será que crecimos con una idea de la política un poco más
idealista y de que todo es perfecto, y sobre todo aquí en Reus que nos conocemos todos, que vemos
muy de cerca a los políticos y les conocemos sus deficiencias, entonces, si no actúan de acuerdo a lo
que tú tenías programado, es muy difícil seguir, no sé, nos han defraudado mucho.

¿Tenías una idea por lo que hablaba tu padre de lo que era la República y estas cosas antes de
llegar acá? ¿Cómo ha sido este enfrentamiento con estas cosas aquí?

Difícil porque desde México los padres lo idealizaban, todo era absolutamente perfecto, la
República lo mejor y que la gente era perfecta y te das cuenta aquí de que les falta mucho.

Yo encuentro que la transición fue demasiado blanda, no se puede hacer borrón y cuenta nueva
porque ahora tenemos lo que tenemos, no puede ser que Fraga haya mandado hasta ahora sin que le
hayan recriminado que fue uno de los últimos que firmó penas de muerte y que los Franco vivan
opulentamente, yo lo que quiero no es venganza, sino que realmente…¡es que hay gente joven que
no sabe nada!

Ayer celebraron 32 años de que se murió en la cama el dictador, que hay mucha gente que no sabe
vaya ni quién era Franco, ¡y eso es...! Porque en Chile y en Argentina que hace menos tiempo que
han tenido los cambios han ido mucho más deprisa, hasta ayer un obispo pidió perdón, y es una
vergüenza, los alemanes pidieron perdón por haber entregado a Companys y aquí nadie ha pedido
perdón.

A ver, de los dos lados hubo errores, no hay malos ni buenos, lo que pasa es que unos estaban
porque los había elegido el pueblo y los otros quisieron ese poder por la fuerza, ése es el problema.
En los dos lados hubo desastre, pero bueno uno era el poder que había elegido el pueblo y otro
personas que por la fuerza lo quitaron y duraron 40 años, que es una vergüenza. ¿Cómo es posible
que se haya muerto en la cama? y que haya gente que todavía…
Porque estos pobres chicos que quemaron la foto de los Reyes los han juzgado y tienen que pagar
una multa pero ¿y todos éstos que van con banderas de águila y anticonstitucionales? ¿no les hacen
nada? A ver o ponemos orden en los dos lados o los dos tienen la libertad de hacer lo que les pega la
gana, pero no una medida contra unos y que los otros hagan lo que les dé la gana, en esto es en lo
que yo creo que la transición fue demasiado blanda.

Cierto que tenían miedo, pero bueno ya con Felipe González se tenían que haber puesto las cosas
más claras, o sea aquí hay un desmadre de falta de memoria impresionante, o será que nosotros allá
vivimos más politizados y todos los días la misma historia, sí, quizás, pero es que aquí la gente ha
perdido la memoria, no tienen memoria y no hace tanto.

Y además ahora que empiezan a tener memoria toda la gente que ha sufrido está muriéndose
también, hay pocos de aquellos que sufrieron, o sea ¿a quiénes van a resarcir de todo esto? Ya
quedan poquísimos, ya no queda gente a quien pedir perdón, por lo menos por honor.

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