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CONSIDERACIONES EN TORNO A LAS ESTRUCTURAS

EXCAVADAS DE LA ISLA DE MADERA

A finales de 1997 el Dr. A. Vieira del Centro de Estudos de Historia do


Atlantico de Funchal, contactd con nosotros para realizar una evaluación
arqueoldgica de ciertas estructuras de funcionalidad desconocida que se
relacionaban tradicionalmente con la población esclava de origen canario
que lbga a Madeira a partir del siglo XV. El trabajo de campo se realizd
entre los dCas 11 a 19 de julio de '1998.
El trabajo propuesto era en sí mismo un problema prácticamente
insoluble por las circunstancias que concurren en tos yacimientos a estudiar,
vagamente relacionadas con un entorno histbfico del que no sabemos si
participan. Sin embargo el hecho de que de alguna manera pudieran estar
relacionados con la población esclava de origen canario que llega a Madeira
durante el siglo W nos llevó a asumir el reto de intentar desvelar sus
orígenes.
Tras llevar a cabo la prospección de las zonas en que se ubican las
mencionadas estructuras, nos dimos cuenta de la dimensión real del
problema, que no era otro que la absoluta ausencia de informacibn sobre las
mismas. Fracasada, al menos por lo que a este primer contacto se refiere, la
opcidn arqueológica, es decir la obtencidn de informadón a trav4s de los
sedimentos que pudieran conservarse en estos sitios, la Única vía de anhlisís
a nuestro alcance era la tipológica y esta es muy endeble desde la
perspectiva científica. No obstante es la Única posibilidad que existe por el
momento para aproximamos al significado Ultimo de estas estructuras.
QukAs en el futuro con nueva documentación etnográfica y, tal vez,
aqueoli5gica, sea posible conocer la verdadera funcionalidaid de estos sitios

2. ANTECEDENTES HISTORICOS

Numerosos autores como G.E. de Zurara, Diogo Gomes .o Gaspar


Fmtuoso describen actividades esclavistas en Canarias, bien perpetradas
directamente, bien, wrno es mas frecuente, realizadas a la vuelta de
expediciones a la costa del; continente africano. Las primeras referencias a
esclavos canarios en la isla de Madeira datan de mediados del siglo XV,
Ilevfindose a cabo las presas en cuatro islas del Archipidlago: La Palma,
Tenerife, Gran Canaria y La Gomera, especialmente en las tres primeras
que aOn no habCan sido conquistadas. De estas se recogen las realizadas en
1425, 1427 y 1434 que parten de Madeira y la de 1445 llevada a cabo por el
rnadeirense Alvaro de Ornelas que de vuelta de una expedicidn por tierras
africanas se desvia a La Palma donde cautiva a un grupo de indígenas que
conduce a Madeira. Entre estas fechas las ventas de los esclavos obtenidos
en estas expediciones se llevan a cabo en Madeira o en ~agos'.
Tradicionalmente la presencia de canarios en Madeira se relacionaba con el

'VIEIRA, A. ü a u s u m w no M i p é l @ pda Madeim. W I o s XV a XYII. Fwichal, 1991, p. 37


texto de Cadamosto (1455) en el que refiere las habilidades de un canario en
Madeira
Y os hago saber que yo vi un canatfo &tíano, en la isla de la
Madem, que se mmprometla en apuesta er dar a tm hombres doce
namnjes a ceda uno, y 61 tornarla para si otras doce: y se mmpmetla 8

hawr blanco en cada uno de ellos con sus doce naranjas de modo que
ninguna feliase, y que nunca ninguno de eilos le twaría con ninguna de las
SUY8S.. .
Una vez que termina le conquista de las islas cambian los puntos de
aprovisionamiento, dirigibndose las expediciones esclavistas hacia el vecino
continente africano. Madeira tiene un papel protagonista durante el siglo XV
y XVI en la defensa de las plazas lusitanas en Manuecos, tales como Arzila,
Atamor, Mazagao, Santa Cruz del Cabo Uu6 o Safim, expediciones que son
capitaneadas por le aristocracia de Funchal y Ribira Brava. Esto explica la
importante presencia que van a tener los esclavos mariscos en ambas
localidades madeirenses y las represalias de los corsarios argelinos en la
segunda mitad del siglo XVI y en el XVII, siendo especialmente significativo
el asalto de 1617 a la isla de Porto Santo donde capturan a novecientos
vecinos.
La tercera vla de aprovisionamientode esclavos es la costa de Guinea, a
través de las factorías establecidas en Arguim, S. Jorge da Mina y, rnhs
tarde, en Cabo Verde, Santo Tome y PrCncipe. Zurara. Cadamosto, Diogo
Goma y Duarte Packeco Pereim son buenos cronistas de este oscuro
comercio entre las décadas del cuarenta y cincuenta del siglo XV.
Las esclavos canatios en Madeira, según recoge L. Siernens y L,
6srreto2, se dedicaron a dos actividades principales: el pastoreo, práctica
econcimica en la que tambien se mantienen en sus &reas de origen tras la
conquista castellana, y en los trabajos de la industria azucarera. No obstante
su presencia en la isla va a ser una fuente permanente de problemas como
señala la carta de3 Duque regente (Tomar, 12 de noviembre de 1483)
En cuanto a lo que dicen que hay muchos esclavos canerios que sus
dueños ocupan como pastores de ganados en la siem y ellas se amotinan y
n?ed88# por la sima y destruyen /os ganados ajenos, pur lo cual la crla de

los ganados de ese isla se ve perdiendo...


W i j n Siemens-Barreto los problemas no se drcunscribian a este gnipo
6tnico sino que se trasladaron tarnbien a otm pues inducian a los negros a
mbar y encubrfan unos los h u h s de los otms. Esta pmblemkitica da lugar en
14913 a la expulsión de los canarios con algunas excepciones de car8cter
econdrnico
En dicha isla no habd canatios de la G m canana ni de la isla de la
Palma ni de TenerW ni de /a Gomera, ni homs ni cautivos, entendiéndose
!os hombres y muchachos 8 parfrr de los diez afim de edad. Les esclavas
puede tenerlas quien quiera (...) Entre estos canarios no estad comprendido
aquel que el pmsente fuem maestrr, de azúcar y estd empleado en dicho
oficio y examinado de lo que sabe hacer.
Lejos de desaparecer los problemas generados por la poblacidn canaria
d a v a , estos parecen que continúan, lo que origina nueva documentaci6n
referida a este grupo Btnico que tiene, a pesar de las alteraciones del orden

* SIEMENS, L. y L. EüVWEfO Los &M abwlgenm E B ~ B ~ OenE Ole isla de ia Madera C.1455-1605). Anwirio de
pYblico que genera, un gran interés para Sa población madeírense, si no
tanto Iss pastores si los esclavos y horros que trabajan en la industria
azucarera, muchos de 10s cuales adquirieren la categoría de maestro de
azúcar. Siemens-Bamto explican que esta falta de unidad frente al
problema canario se produce a fin de evitar la fuga de especialistas de la isla
en un momento en el que el epogeo de /a industria azucamm en otms islas
at/dnt¡cas era ya un aconfecimiento prúximo e imversible.
La pregunta que debemos hacernos antes de que nada es la siguiente:
&es posible que en este contexto, con las condiciones de vida que se
imponen al esclavo, las canarios recompongan -aunque sdlo sea a niveles
mínimos- sus modos de vida tradicionales? Y si es así La qué niveles se
realiza esta rscxrinstniccibn?. La esclavitud supone un cambio radical que
afecta al individuo a todos los niveles porque lo extrae del entorno social y
cultural que le es habitual para introducido en otro mrnpletamente extrafío y
coercitivo que aisla al edavo de sus cong6neres evitando que estos puedan
reorganizarse y llegar a ser un peligro pata el sistema. Para alcanzar estos
objetivos la religidn juega un papel primordial como vehículo de integración
de estas personas al nuevo orden social en que están inmersas,
despojdndolas de aquellos mecanismos psicolbgicos que los diferencian
dtnicamente de sus opresores. De esta manera la religidn cumple la funcidn
ideólCigíca por excelencia en un conjunto estructuralmente homogeneo, es
decir, resuelve simbólicamente para todos los grupos las oposiciones que
existen en el plano de las relaciones sociales y del ejercicio del poder3.

Eshidios
3
~~ 20, MadrBbLas Palmm 1W4, pp. 11$143
HOUTAFYi, F. ReBgicin y modos de pmducdón precapltalktms. Madrid, IB88, p.108
Un ejemplo de Is dicho lo tenemos en Canarias donde encontramos
aborígenes libres junto a poblaciones esdavas moriscas o negras. Pocos
vestigios se han encontrado de estas Últimas, quizás algún enterramiento
encontrado en Lanzarote donde la condición del individuo se identifica en
todo caso a través de algún complemento de ornato pero no en los ritos o en
el ajuar funerario. Para en caso de los aborigenes canarios el mejor ejemplo
puede ser el de la conquista de la vecina isla de Tenerife, en la que participa
un contingente numeroso de aborígenes de Gran Canaria que
posteriormente reciben datas en la isla. Se trata, como sucede con Don
Fernando Guanarteme y sus súbditos, de un grupo compacto que se asienta
en Tenerife a finales del siglo XV y que no es capaz de reorganizarse como
pueblo ni tampoco de dejar en el territorio huellas diferenciales que delaten
su presencia étnica. Tampoco los alzados guanches, estudiados por el
profesor M. Lorenzo ~erera'. que quedan en esta isla tras la conquistal
dejan una impronta material clara que delate sus actividades, debido sin
duda a la constante movilidad que les impone su condición de renegado,
aunque son numerosas las referencias documentales que les sefialan como
gente que no se andan ni se tratan en el vestir y en las otras cosas como
castellanos, salvo que andan entemarcados. Sin embargo, este Último caso
presenta marcadas diferencias con el anterior y con el que nos ocupa en
Madeira, armo las que existen entre individuos libres y esclavos. Esto
explica que muchos grupos que vivían en zonas aisladas y siguieron
dedicados a la ganadería trashumante conservaran la lengua, las

'LORENZO PERERA, M. ¿Quékm de Icw alwdoo guanchs?. La Laguna, 1963


costumbres y el modo de vida tradicional durante bastante tiempo despues
de la conquista5.
En fin, otro elemento que impedía la reorganización de estos grupos
especialmente de aquellos que gozaráin de cierta libertad de movimiento,
fue de bajo nijmero de los esclavos canarios, la ausencia de liderazgo en su
seno y el contado con otros grupos Btnicos (negros y mariscos) en la misma
situación.
E s t a motivos nos llevan a dudar de entrada de una posible vinculaci6n
de las estructuras de Madeira con esclavos canarios, aunque no a desechar
que la presencia de este contingente de poblacidn haya dejado directa o
indirectamente otras huellas relacionadas son la percepción del territorio o el
uso de determinados complementos propios de la adividaci pastoril, ademáis
de aquellas que dan cuenta de la propia percepci6n que tiene el hombre de
Madeira de la presencia da estos componentes letnicos extrarios a su propia
idiosincrasia.
3. LA TOPONIMIA COMO EVIDENCIA ETNICA
El murso a la toponimia corresponde a una de les parcelas e las que
con mayor frecuencia se recurm para eWuar evaluaciones arquedógicas
de un entomo, toda vez que constituye una de las m$s claras evidencias de
la8 relaciones establecidas entre las poblaciones del pasado y su entorno.
ia8 Wores de esta naturaleza dwmlladas en Canarias hacen un uso
m a n t a de esta fuente informativa dada la constatada pervivencia de
tophimtx indigenas que, mds o menos alterados, han perdurado hasta la
actualidad. Así lo avalan los estudios desarrollados por investigadores como
M. Trapero o L. Afonso en estos 4mbit~sinsulares.
Como recoge F. Burillo, los colectivos humanos tienen la necesidad
denominar el medio geogr$Rco en el que se halla inmerso, para identificar
kols lugares y poder comunicarse con sus semejantes. Como sefial&barnos,
entre los top6nirnos actuales pueden encontrarse pewivencias del pasado,
verdaderos f;Qsiles JingUlsticos, que abren la posibilidad de compietar
importantes paroelas de la Historia de las poblaciones que nos han
precedido en el tiempo. Si bien es cierto que su estudio e interpretacidn
oomponde en mayor medida a los filblogos, no puede dejar de
considerarse en cualquier estudio que trate de contemplar la vinwladbn de
las poblaciones del pasado con un territorio especifico.
La toponimia puede contribuir de forma determinante a la localiracibn
espacial de yacimientos o enclaves donde grupos del pasado han
desanrillado cualquier actividad. Ello responde al hecho de que las
nomenclaturas de l lugares se realizan, normalmente, por las
particularidades y anomalías que éstos pmsentan, que las diferencian de los
dermis, Una de estas difgmcias podría ser, por ejemplo, el asentamiento de
una poblacltiln con unas seiías culturales particulares que les disünguen de
otm ~d~ que comparten el mismo t0mtoRo. Este podría ser el
caso que owpa nuestra atención en estas páginas, donde unos grupos
humanos, por sus caandicionantes histbrims particulares, exhiben unos
'mportamientos" considerados ajenos o extrafios por el resto ele la
poblacidn.
La posibilidad de rastrear la existencia en Madeim de topónimos que
pudieran ser asimilables a la poblacibn aborigen canana traslada a este
mm insular, abre una muy interesante fuente de estudio. Tal circunstancia
a
responde al hecho enidente de la e n m e dificultad que estos 'alados'',
dadas las prZicukrRdacCgs de situación histórica, hubieran dejado una
abundante huella material (ya sea bienes muebles o inmuebles).
Sus oondJciones de existencia, las actividades económicas
emprendidas, la persecución a la que fueron sometidos por parte de las
autoridades bailes, etc., son elementos de gran importancia a la hora de
evaluar las evidencias artefactuales y10 oonstrucüvas que pudieron haber
dejado esta poMaci6n aborigen canaria en Madeira. Resulta evidente, en
este sentido, que una de las condiciones m4s importantes para el desamallo
y oonsotidación de une8 manifestaciones culturales es la estabilidad del
gmpo que las protagoniza, asi corno un mana temporal adecuado para este
propósito.
A elk han de afiadirse otras cuestiones, no menos importantes, que
diejan constancia de la dificultad de la localización inmediata de restos
mat.eríales asimilable$ a estas poblaciones. Por un lado estaría la intensa
presibn antrópica existente sobre buena parte del temtotio considerado en
estas psginas ha debido limitar, sin duda, la posible perduracidn hasta la
actualidad de los vestigios antes sefíalados. Por otro lado, la reutilizacidn de
espacios en los que los indígenas canarios hubieran podido tener un refugio
más accesible (como por ejemplo cuevas), ha debido desdibujar de manera
muy significaüva cualquier evidencia material o eonstructhfa que estos
gnipcw humanos hubiesen podido dejar.
a m de las cuestiones ha tener en cuenta es el origen diverso de las
poblaciones llevadas hasta Madeira. Las sensibles diferencias culturales
entre cada una de las islas durante su Prehistoria, constituye un hecho
sdcienteniente probado por la Arqueología. Este aspecto lleva a valorar las
dificultades que entrafia la conformacibn y perduración temporal de
manifeJtaciones completamente parakelizables con las eistentes en el
Archipielago canario durante la etapa de poblamiento prehistdrico.
La toponimia por su mide, y en este caso concreto, si puede aportar
una valiosa informacidn sobre los aoontecimientos histtirioos a los que aqui
hacemos referencia. La toponimia supone la exptesibn de conceptos,
símbolos, etc. claramente relacionados con el lugar en el que se habii. Es,
sin duda, una forma de conceptualizar el espacio de una manera sencilla,
para comprender el medio y la naturaleza con todas sus propiedades. Es
evidente en este sentido, como la toponimia constituye parte de la historia de
un paisaje, pues no sólo Meja los elementos que en QI predominan, sino
tambibn los que tarnbiirn han perdido la referencia original (L. Afonso, 1988).
Es Bsta una valoracidn especial importante para el caso que nos ocupa en
eslas phginas, desde el momento que un elevado n0mero de los topónimos
conservados en Madeira pueden ser adscritos a esta ultima categoría.
De -te nodo, el conocimiento de los topónimos ayudan a aclarar el
significado de los conceptos y símbolos que lleva implícito el
comportamiento del grupo humano que alli habitó y sus actividades
socioecon6mims. Por otro lado, el cuntenido Socacional o topográfico
proporciona la estructura básica del espacio geográfica y el conocimiento de
sus atributos, tanto en el pasado como en el presente. Como sefiaila L.
Afonso (19881, los to@nimos normalmente tienen un origen muy simple,
surgiendo de una referencia local que acepta el grupo. Ese origen puede
variar desde la forma del terreno, o una planta, o un animal, una cualidad,
etc.
Muchos topónimos petviven mucho mAs alla de su origen funcional o
de su referencia inicial, quedando asi desvinculado de la mzbn que motivo
su genesis. El escaso número de estudios filol6gicos sobre esta materia de
estudio, limita enormemente la valoración de muchos de los nombres de
lugares localizados en Madeira que puedan ser puestos en relacibn con los
aspectos que se abordan desde estas phginas. A ello ha de aliadirse los
continuos intercambios de poblaci61-1entre ambos territorios insulares, lo que
dificulta enormemente precisar el contexto histórico que dio origen a
algunos de los topdnimos a los que se ha& referencia posteriormente. La
presencia de gentes de habla portuguesa en Canarias en una constante
desde los inicios de su colonizacibn europea, r$zrSn por la cual puede
resultar complicado determinar cual es la diíeccibn de los prestamos
cuiturales aquí valorados.
De este modo, y para los objetivos perseguidos en este trabajo, no
&lo se han tenido en cuenta los topónimos que pudieran tener una
ascendencia aborigen canaria, sino tambidn otros que pudieran ser
asimilable8 a la impmnlta de astas comunidades en el temtodo madeirense.
Un aspecto que Hama poderosamente la atención oon relación a lo
mencionado anteriormente, es que la mayor parte de los topémimos en el
sentido propuesto se encuentran concentrados en el extremo rnds occidental
de la isla. Un aspecto éste especialmente sugerente si tenemos en cuenta la
territorialidad de los "canarios alzados1*y las practicas ~ n 6 r n i c . apor
~ sllos
emprendidos, asi como los emplazamientos coloniales del inicio del
poblamisnto de Madeira.
Evidentemente el primer nombre al que debemos hacer referencia es
el Pko Cenado. No cabe duda la dara relación entre este accidente y al
grupo poblacional al que se asimila. La constatación de este topónimo en
documentos históricos, da cuenta, ademhs, del arraigo del mismo a lo targo
del tiempo. Uno de los aspectos mds llamativos con relación al Pico Canario,
es que se encuentra en una rona especialmente inaccesible, a la que, ni
siquiera en la actualidad puede llegarse por carretera. Quizh este caso pone
de manifiesto que, m8s que la asimilación de construcciones o estructuras
vinculables a la poblaci6n indígena canaria trasladada a Madeim, se asocia
a estas comunidades unos entornos específicos, como parte de la
compci6n sobre la compartlmentación del territorio.

Para el ~ ~ k nde comparedonar,


t o w ha empleado el DiccEDnario de fa Lengua Aborigen Canaria I F.
N8vam ArtPss (1881).
A PORTO MONlZ

PARGO
0 SANTANA
LOMPO MOIRU SAN
u
COVA DO NEGRO P FCO CANARIO FAlAL

LQiME3ODO MOURO

0 EIRADOMOIW

SERRA DE AGUA

RIBEIRA B W A

CAMARA DE LOBOS
Las fuentes escritas sefialan de forma recurrente la dedicación de
esta poblacibn al pastoreo de ganado menor, constituyendo esta actividad
un elemento clave para entender sus formas de vida y, gspecialmente para
el casa que aqui nos ocupa, su conexibn con el espacio geográfico. Son
numerosos los topónimos, como decimos especialmente localizados en la
mitad oociclental de la isb, que pueden ser asimilados al desarrollo de estas
labores. Así tenernos, por ejemplo: P o i b da faja da ovelha o Pioo da cabra,
etc. En la mayor parte de los casos, parece poder situarlos en entornos en
los que se desarrolld con cierta intensidad labores de pastoreo. No obstante,
estos topónimos difícilmente pusden ser asimYables directamente a los
canarios, tuda vez que esta pdctica económica continuó desamlldndose en
este entorno hasta fechas relativamente recientes. A pesar de ello, es un
elemento que ha de tenerse en cuenta a la hora de afrontar futuros trabajas
de investigación. Afirmación esta que adquiere una especial significación si
tenemos en cuenta la constatada existencia de o t m u s a , relacionados con
el pastoreo, que pueden tener un origen canario, como es el uso de garrotes
o lanzas (bordones) para el desplazamiento de los pastores por este
territorio.
Otra de las categorias de topbnirnos que puede tener una cierta
significaddn para los aspectos considerados, son aquellos asociados a
espacios que pudieron aprovechar las poblaciones canarias alzadas como
refugio: las cuevas. Las oquedades naturales constituyen un elemento que
resultaba familiar a estos grupos humanos y que, a todas luces, debieron
servirles para guarecerse a lo largo del período de üempo contemplado,
Quid, el elevado grado de mutilizacibn a la que se han visto estm espacios
no permita la determinacidn de ningún resto material asociados a los
canarios, siendo la toponimia el Único elemento que puede permanecer en el
sentido propuesto. De nuevo ha de manifestarse las debidas cautelas oon
respecto a lo sehalado, si bien sin descartar aptiorísticamente, la
eventualidad apuntada.
Nuevamente los topbnimos encuadrables dentro de esta categoría se
ubican preferentemente en el sector más occidental de Madeira, como
manifiestan los ejemplos que a continuación se recogen: Beira das lapas,
Pico da Cova Grande, Cova do Arm, Cova da Birahoao, Cava du ~urral',
etc., siendo un caso especialmente significativo para los objetivas que aqui
nos preocupan el caso de la Cova do Negro.
Uno de los grupos de topónirnos que presenta un mayor intetes es el
que hace referencia en su nomenclatura a poblaciones fodneas y extmfias a
las gentes que otorgan nombres el entorno. Normalmente, y de forma
recurrente, se hace referencia en nombres de lugares a "rnouros" o
"rnouras", en referenda inequlivoca a poblaciones de comunidades
norteafricanas. La procedencia norteafricana de un contingente importante
de población que es trasladada a Madeira a raiz de su colonizacllón, y su
vinculación reiterada con los "canarios alzados" constituye un elemento de
gmn valor para el desamllo del análisis propuesto. En el mismo sentido, en
la Arqueologia peninsular espafiola, la aparicibn de topbnimos en los que se
incluye rnom8,es directamente asimilada, en la mayor parte de los casos,a
la existencia de yacimientos arqueológicosg. En t6minos generales, se
asocia tos moros cualquier manifestacidn extrafia o no reconocible,
perdurando tal m n n o t a c i en la toponimia a lo largo de mucho tiempo.
Son numerosos los tuponirnos localizados en Madeira que pueden ser
encuadrables dentro de esta categoría'': Lombo do Mouro, €ira do moira,
L o m b Moiro, etc. En este caso, podría resultar singularmente importante la
recogida de información oral en torno a estos topónirnos y los elementos,
caso de perdurar, que aUn se asocian a ellos.
Sin duda los topónimos que ofrecen una mayor dificultad de
explicación e interpretacibn son aquellos a los que puede asociarse un
origen, la menos parcial, a la lengua de los aborígenes canarios. Es el caso,
por ejemplo, de Uarachico, considerado topónirno aborigen, y que está
presente en la isla de La Palma y Tenerife (F. Navarro, 1981); en la primera
no se conoce antes del sigla XVlll, mientras en Tenerife es recogido por
varios textos del siglo XV1 como Garachice y también Gareichizo y
Guarachico. Pera J. Alvaser Delgado tiene origen aborigen, rechazando
cualquier otra procedencia, relacion6ndolo con otras voces similares como
Gamfh o Garajonay, filiacion que también reconoce D.J. Wfilfel, aunque no
encuentra paralelos cercanos en las lenguas del Noroeste africano.
Para C. Diaz ~layón"la etimologia de la voz Garachico se presenta
como una cuestibn no resuelta del todo, aunque si nos atenernos a la
interpretación de J. Alvarer Delgado podríamos plantear un significado
similar a tierra alta. En Madeira la VOZ Garachico podría responder a estas

'Yaolmientoa que no tienen portpie ser ashilables al intervnb temporal en el que los musuirnanes&n ocupando
&e tariitork, sino que pusden hacer alusión a otros emplatamlentos arqueoldgboai m& antiguos.
'O Nuevamerke kcalirab de forma prahntu en la mitad occidental de k $h.
caracterlsticas y estar relacionada con la población canaria, pues este lugar,
en las cercanías de Estreito da Camara da Lobos presenta estas
características y se localiza en medio de las dos zonas a las que llega m&
afluencia de población canaria y morisca.
O t m términos que se asocian a ambas culturas son Tabaiba -a los
higos chumbos se les conoce en Madeira como Tabaibos- que para D.J.
w6blf2se treta de un vocablo tomado sin duda de los aborigenes aunque
no encuentm ningún pamielo adecuado para esta palabra en bember, que
tiene otros vocabi'os m# el signíficado de Euphorbia como takiut, tauk o
addad. Tambien 6anbusan0, pero en este caso no se trata de una palabra
aborigen y si de una derivaci6n del vocablo portugués bafbosa = retofio,
vastago". Tambidn el vocablo Villatigo ha sido atribuido a la lengua de los
aborígenes, pero no da en absoluto la impresilbn de serlo; y si lo fuera,
foneticarnente tendrla que estar muy desfigurada'".
En cuanto a la palabra gofio, documentada en la isla de Porto Santo
como gofe, se trata de un vocablo de ciam origen canario y asl aparece
recogido en las fuentes etnohist6ticas, aunque quid§ su usa en el
Archipi6lago no estuviera tan generalizado como plantean los te>dos15(nos
referimos a la denominación no al tipo de alimento). VVl)lhll' paraleliza esta
palabra con el Hausa guhuhu y propone la palabra g0fj.o = masa hecha de
haninar.

" WAZ M Y O N , C. Matenakw kymírnbs de La Pelma. Santa C m de Tsnerffe, 1987, pp.184-105


'* W-L, DJ. ,Wctnumenta Iinguae maifm. Santa Crin de Tenedfe, 1998,pp. BB-669
''lMdbm p. 888
j4 I b h m p. 8a7
'' lbklsmriitfwhou
Id
nr#i
p. W
cr la hnaninecbnrm al bipo de alimento
Ademsis de los topónirnos, el citado trabajo del Dr. A. Viera
documenta la presencia de la lucha canaria en la isla a trsv6s de un episodio
referido por U. FWuoso. En este a s o no es de extrañar la puesta en
práctica par los aborígenes canarios en Madeira de ciertas destrezas propias
de su cultura. Ya al principio de este informe nos referíamos al texto de
Cadamosto que desaíbe las habilidades corporales de los canarios y que
surgen del entrenamiento a que son sometidos desde su infancia. Abreu
' ~describe asi para la Gamera:
~ a l i n d o lo
Acostumbraban los naturales desia islai pare hacer diestms y ligems
si sus hijos, ponerse los padres a una parte, y con unas pelotas de bam les

tiraban, porque se guareiasen; y, como iban creciendo, les tiraban piedras, y


U ~ puntas;
despues varas botas y ~ ~ S P con S y as/ los hacian diestros en
guardarse, hudendo el cuerpo.
Entre los datos recogidos figura también el uso de lanzas por los
pastores en Madeira a las que algunas personas atribuyen un origen canario
y a las que denominan bordon. Desconocemos si este hecho es así, p r o ya

en el siglo XV G.E. de zuraraq8utiliza este vocablo para describir las lanzas


utilizadas por tos aborígenes de la isla de La Palma formadas por un vástago
de madera y un cuerno de cabra:
E a su8 peleja 8 corn hestes como os de Tanerifg, senao que ¡he
poem onde havia de andar o fem, um como agudo, e no conta oufm,
empero nao tao agudo como o outm da ponta.

"ABREU OALINDO, J. Historia de la Conquista de las siete sleteks de Cansria. Santa C m de Tenerile, I g n , p. 74
"ZURARA, Q.E.da CrcZnica de Gutnb. Barcelos, 1973, pp. 343
En Canarias el uso de la lanza, astia o lata por los pastares
tradicionales continúa hasta 1a actualidad, conserv6ndose además juegos
vernláculos coma el del palo o gamte canario.
Es muy posible que estos y otros elementos estuviesen presentes en
la isla ligados al grupo de población canaria, aunque dado el ámbito
mtfingida en que surgen es muy dificil que estas costumbres hayan
pervivido de algún modo hasta la actualidad.
Otro de los topónimos es el de Massapez, que aparece citado como
aborigen para Gran Canaria y ~enerife" con la variante Massapeces. Se
encuentra localizado en la costa occidental de Madeira en dos
emplazamientos distantes entre si, lo que puede asimilarse, como en el caso
de Canarias a un topónimo que hace referencia a un tipo de entorno
camderlstico.
Con una Iodizacidn similar, puede hacerse referencia al topónimo de
llheu do Ginctio, tarnbidn sita en el litoral medeirense. La voz Guincho, que
hace referencia a un Plguila pescadora, aparece de forma recurrente en
diversas islas d d Archipidlago Canario, en la mayor parte de los casos en
las wmnias del mar.

El desoonocimiento del territorio, la abrupta orografía de Madeira y el


FKKX) tiempo de que disponíamos no nos permitieron visitar todos aquellos
lugares que hubidsemos querido y mucho menos realizar encuestas a la
poblacidn que vive en esos parajes. Aún así recorrimos algunos de 108 sitios
que se mencionan, como Lombo do Mouro, Eira do moim, Lornbo Moiro, en

laEn este caso se a s d a incluso con un yacimiento aborigen: las Cwvas de Nassapes.
busca de algún mfemnte material que nos permitiera explicar el origen de
estos bpbsnimos. Sin embargo, nuestro trabajo fue infructuoso pues no
~ m s n ~ m ninguna
o s evidencia que nos permitiera justificar la existencia
de eso8 vocablos, por lo que sería conveniente profundiraia en el anblisis
documental y en la; reoopilación de información etnogdfica que coadyumra
a ello.
4. LAS ESTRUCTURAS LABRADAS
En nuestra estan~iavisitamos varios sitios con estructuras excavadas
situadas fundamentalmente en Ribeira Brava y en Tabua, existiendo entre
ellas un mismo denominador común como es el que se trata de estructuras
labmdas en grandes bloques de matriz tobdcea localizados en el cauce del
barranco o en las partes bajas de la ladem. De cualquier manera, nuestro
interés estuvo centrado en la denominada Casa da Moum, en Serra de Agua
(Ribeira Brava), por ser el mds completo e interesante de todos las visitados,
a pesar de que ha sufrido algunos desperfectos por la instalacidn de un
pcate de tendido electrice aprovechando una de las bocas superiores.
En esta estructura realizarnos, ademds, un pequefio sondeo para
conocer el inter4s arqueológica que pudiera tener el escaso sedimento que
existía en e3 interior de uno de los pozos, aunque sin ningún resultado
positivo. Las dimensiones de la cata fueron de 40x40 cm y se alcanzd una
profundidad de 42 cm. La capa supeficies (2-3 cm) esta formada por una
torta de cemento presumiMemente procedente de los trabajos de colocación
del to&n eléctrico; continúa en una tierra arenosa y finalmente en una
acumulación de clastos de 5-10 cm de grosor que s e asientan en el suelo de
la cueva, o mejor dicho de la pocsta. El trabajo se documento con dibujos de
lo8 elementos mhs representativos y fotografias en detalle de la estiaietura.

Otro lugar visitado fue las cuevas de Eira do Mouros donde


observamos varias estructums excavadas en la roca probablemente con
fines agropecuarios. Decimos esta por obsewar en una de las cuevas, en la
que se aprecia en las paredes las huellas de los instrumentos metálicos con
que fueron labradas, una serie de huecus excavados en ambos laterales en
Icw que encajarían palos que servirían quizás para contener las materias
guardadas en su interior, en este caso forrale para el ganado. Por otra parte,
las caraderísticas rnorfol6gicgs y la poca salubridad de las mismas las
incapacitan de entrada para cualquier uso de habitación.
Finalmente documentamos otra estructura excavada, convertida hoy
en capilla de Nasa Senhora da Penha Franca (Faial), oonversibn realizada
m 1880 para cristianizar un presunto lugar de culto de pagaos. Este sitio
p w i t a caracteristicas cercanas al de %m de Agua, aunque [as
tiransfomaciones realizadas para convertirlo en capilla impiden conocer la
totalidad del monumento. Según en propietario de la finca en la que se
ubica, sólo tenia a m o pos los dos huecos de la paíte superior que, a su
juicio, servían de acceso a los moum que la utilizaban como lugar de
habitacibn, lo cual se contradice con la versidn que la considera una
estructura de tipo cultual. Pensama que esta estructura era originalmente
muy parecida a Ca de Sem de Agua y tenia posiblemente id6nüca
funcionalidad pues presentan numerosos elementos comunes, que
enoontramos muy difuminado$ en Tabua y ausentes en el restos de las
localidades visitadas.

4.1. Consideraciones acerca de la funclonalidad


Uno de los principales problemas que encontrarnos a la hora de
interpretar la funcionalidad de 1
ssitios de Sem de Agua, Tabwa o Faial, es
la ausencia de cualquier dowmentacibn sobre las mismas. Sdlo existe un
entorno histdrico estudiado del que participan una de grupos Btnicos
que llega como mano de obra forrada a la isla desde el siglo XV y las
leyendas que generan las mismas en la tradición oral. Por otra parte en el
interior de estas construcciones o en sus inmediaciones no existen 4 por lo
menos no hemos sabido interpretarlas- evidencias materiales que apunten el
uso que tuvieron en el pasado. Ante esta situación parece muy dificil tratar
de explicar el origen y la funcionaliad de unas estructuras que parecen no
estar englobadas en la tradición del grupo poblador de la Isla; aún así
intentaremos plantear algunas cuestiones, aunque sólo sea para reabrir el
debate sobre las mismas y promover su preservacibn.

Ante la ausencia de otra explicación mbs racional, en Madeira se


consideran estas estructuras labradas en la roca obra de esclavos moriscos
que las utilizaban como vivienda. Esta funcionalidad parece fácil de rebatir
por lo menos como genesis de estos monumentos; otra cosa es que estos
sitios perdieran su primitiva funcionalidad y personas de este o de otros
grupos étnicos las utilizaran como morada o como refugio. Los argumentos
que descartan este uso son los siguientes:
a) Su localización, en algunos casos en el centro de cursos de agua
permanentes (Ribeim Brava), en ambientes insalubres y, en cierta medida,
peligrosos ante los incrementos de caudal que experimenta el río en los
meses invernales.
b) La configuración interna de este tipo de estructuras que para nada
reproduce un lugar de habitación, sino en todo caso un espacio
especializado empleado para una actividad económica concreta. La baja
representación de este tipo de sitios en la isla, el escaso espacio disponible
2

ESTRUCTURAS DICAVADAS DE GRAN CANARIA

1. Granero de Awsa (Arlienara)


2. Cueva dd Gayre (Tejeda)
en el interior y la dificultad para el acomodo de personas a causa del
tratamiento que hen recibido los suelos, invalidan de entrada esta hipótesis.
Tampotx, siei comesponden morfoldgicamente oon estruduras de tipo
cultual, como por ejemplo las existentes en Gran Canaria. En Bsta isla este
tipo de yacimkntas m suele ubicar en zonas altas y no en el cauce de los
barrancos; por otra parte tanto la configuracibn de las cazoletas a m o su
disposkiidn no tienen nada que ver con los descritas, que están mucho m8s
elaboradas, son de mayores dimensiones y guardan una disposicibn
espacial completamente diferente.
Nada parecido se utiliza tampoco en Gran Canaria con fines
funerarios; nada tienen que ver estas estructuras con los túmulos de
yacimientos como el Lomo de Los Gatos ni eon ningún otro espacio de
mtemmiento, como se efima erróneamente en un reciente e r i í ~ u l oPor
~ ~ .lo
tanto descartarnos el uso de estas estructuras como vivienda o lugar de
culto, con lo cual debernos buscar una explicacidn alternativa.
Arnbas caracteristicas, moríología y ubicaci6n, las utilizamos como
oriterios de referencia para establecer la posible funcionalidad de estas
estnrduras. En cuanto a la ubicaci6n esta podría venir dada por la existencia
en las partes bajas de la ladera de los barrancos de grandes bloques
susceptibles de ser trabajados, pero tambien por la existencia en este punto
de otros recursos -corno el agua- presumiblemente relacionados con el uso
de estos recintos. Este hecho queda de manifiesto tambi8n en la morfologia
oanstructiva de este espacio, pues la mayoría de sus componentes (A,B,C y
Distribücibn espacial en Serra de Agua

Tenerla de Mesquer (Fuerteventura)


(Flselatiuado a parür de M' A. Perera y A. RodrLguca)
D) parecen estar destinados a contener líquidos y no a otros menesteres,
hecho que se oorrobora en los cems dejados en las paredes por este uso.
Esta sesteza redujo las poaibitidades a aquellos trabajos artesanales en los
que el agua fuera un elemento primordial en el tratamiento de alguna materia
pdma que por el momento desconocíamos.
P m i a no tener correspondencia con nada conocido hasta que cayó
en nuestras manos una publicacidn sobre una tenería tradicional de la
localidad de Mesquer, en la isla de ~uerteventura~'.Esta guarda una
configuracidn espacial similar y estb integrada como aquella ( V h e fig. 1)
por depcisitos en los que se llevan a cabo los distintos pasos que conlleva el
p m o de curtido de la piel. En Pa misma línea estíAn las tenen'as del nolte
de Africa corno las de Marrakech (Marruecos),cuya planta se reproduce en
la figura 2.
Las diferencias residen sobre en el tarnailo de las instalaciones y en
la distribucir5n espacial de los distintos componentes que integran un lugar
de estas caracterlstias. En Marrakech encontramos la cadena operativa
completa, mientras que en Mesquer sólo hallarnos una parte de esta que va
del desalado de las pieles hasta el curtido, que aquí se realizaba con los
taninos procedentes del zumaque (Rhus conaria). Algo similar debía ocurrir
en Serra de Agua, según la hiplitesis que argumentamos en este trabajo,
aunque aqui tendria una proyeocibn exclusivamente familiar y no comercial
como en los casos anteriores, ligada quizás a los esclavos moriscos que

PERER4 BETANCOR, M". y A. RODRIGUEZ LrtJ tenerías de Fuerteventura. Un estudio s o h el


irabajo tradlclonal c i d cuero, VI Jwnadas de Estudios sobm Lanzafotsy Fuerteventura, 1995, pp. W -
850
Planta de una tenería en Marrakm fMarnieotis)
( S w nD. Jemm Les Tanmum Ekf Manakech]
llegan a la isla. De ser cierta esta hipbtesis se confirmaría la información oral
que existe sobre estos monumentos y su toponimía.

El proceso de curtido podría ser similar al que pasamos a describir,


basado en los trabajos realizados sobre las tenerías de Marruecos y
Canarias, que, para el caso que nos ocupa, se realizarían en los distintos
depósitos y espacios abiertos que existen en el monumento estudiado. La
cadena operativsP es la siguiente:
1. Se sumergen las pieles en una mezcla de agua y cal durante unos quince
días csn la finalidad de facilitas el depilado y la extraacibn otros restos
orgdnioos, que se realiza posteriormente con la ayuda de herramientas
especiales.
2. Despub de lavada, quizÉrs en el cauce del río donde obtenian el agua
para todo el proceso, se procedia a su maoeracidn con alumbre,
excrementos de perro y afrecho. Este bafSo tiene unos efectos
bactertanos, pues sus fermentos descomponen las substancias
albuminoideas y pmpki@n una fermentacibn elcalina que neutraliza la
hinchazdn que sufren las pieles despo6s del depilado con cal.
3. Nuevamente se procede a lavar las pieles y se mantienen en agua para
asegurar su flexibilidad hasta que tiene lugar el verdadero curtido que se
realiza con los taninos del arbusto zumaque (Rhus ooriaria), cuyo uso
llega a Canarias desde Madeira. Una vez salidas las pieles de este bailo,
que duraba unos cuatro días, se echaban a secar.
Esta funúonalidad es la que proponemos para la estructura de Serra
de Agua, hipótesis que se basa exclusivamente en las caracteristícas
morfoldgicas que presenta al sitio ya que no existen datos de otra
naturaleza. Con ello querernos decir que su uso pudiera haber sido este u
otro que desoonocemos, pero, en todo caso, no el que relaciona estos
espacios con lugares de habición.

5. CONCLUSlONES
Ante la escasa información existente sobre unos monumentos de los
que no s61o desoonocemos su funci~n,sino induso su cronelogia -
suponemos que deben encuadrarse entre los siglos XV y XVI aunque sin
ninguna certeza- realizamos una propuesta interpretativa basada
fundamentalmente en las características tipológicas y de localización de
estas estniduras, Con ello no queremos dar por zanjada la cuestión, antes
al contrario, pretendemos que se realicen trabajos de documentación en los
archivos y entre la población de estos lugares, así como sondeos
aqueolQgicos allí donde sea factible, orientados a buscar nuevos indicios
acerca de la cronologia y funcionalidad de estos lugares, que permitan
verificar esta hipótesis o plantear otra en su lugar.
Dos cuestiones parecen claras tras el andlisis de los datos
disponibles:
l.No parece existir relación alguna entre la poblacibn esclava de origen
canario y las estructuras estudiadas. No existe concordancia entre los

" PERERA BETANCOR, Mi A. y A. RODRIGUEZ. Op. Cit. pp. 643848


parámetm constructivos y rnorfoldgieos de las mismas con otras
existentes en la isla de Gran Canaria.
2. Estos monumentos tienen un valor histórico y patrimonial indudable,
Mejo de la composición etnia de Madeira y de la modos de vida de sus
habbntes, por lo que su proteccidn debe de ser garantizada por la
administración a fin de evitar actuaciones tan negligentes como la llevada a
cabP en la estructura de Serra de Agua. Este sitio, que consideramos el mas
representativo de los visitados, debería ser restaurado y valorado como un
elemento representativo del patrimonio etnográfico de la isla de Madeira.

Emaato Martin Rodriguez


Javier Velasco VAzquez
Enero, 1999

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