Working Paper

5 de mayo de 2013

Políticas Anti-Crisis
HAY QUE PARAR AL BCE
Anti-crisis Policy Krisiaren Aurkako Politikak
ECB MUST BE STOPPED EZB GELDIARAZI BEHARREAN

As a Working Paper, it does not reflect any institutional position or opinion neither of EKAI Center,
nor of its sponsors or supporting entities.
EKAI Center seeks to do business with companies or governments covered in its reports. Readers should be aware that we may have a
conflict of interest that could affect the objectivity of this report. Investors should consider this report as only a single factor in making
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 Políticas Anti-Crisis
HAY QUE PARAR AL BCE

1. El Banco Central Europeo ha reducido el
tipo de interés de referencia del 0,75% al 0,50%.
Supuestamente, según la prensa convencional, se
trata de ayudar a los países periféricos europeos
y al conjunto de la Eurozona. Pero la realidad
tiene poco que ver con este supuesto interesante
objetivo.
2. Porque la realidad es, en primer lugar,
que los tipos de interés del Banco Central
Europeo son ya excesivamente bajos. Políticas
monetarias que impulsan tipos de interés
artificialmente bajos en cortos períodos de
tiempo pueden tener una eficiencia significativa
en la reactivación a corto plazo de la economía. Si
estas políticas se mantienen a muy largo plazo
distorsionan el funcionamiento económico,
incrementan artificialmente el endeudamiento y
crean burbujas inflacionarias.
3. Sin embargo, esta medida de reducción
de tipos será bien acogida, suponemos, por
quienes una y otra vez reclaman medidas
expansivas supuestamente “progresistas” del
Banco Central Europeo. También por quienes de
forma repetida afirman que “España ya está
haciendo lo que debe y ahora es el turno del
Banco Central Europeo” o que “España, Francia y
los estados periféricos deben unirse para
impulsar políticas de crecimiento a través del
BCE”.
4. La realidad es que estas estrategias
expansivas perjudican al conjunto de los
europeos y benefician exclusivamente al sector
financiero. Inciden directamente sobre los tipos
de interés de los depósitos y apenas –o sólo de
forma muy indirecta- sobre el crédito.
5. Los empresarios europeos lo vienen
advirtiendo una y otra vez. El crédito no llega a
las empresas. Y sigue siendo, especialmente en
los países periféricos, desproporcionadamente
caro. A modo de ejemplo, Miguel Angel Lujua,
Presidente de la Confederación Empresarial
Vasca (CONFEBASK), afirmaba, a raíz de esta
decisión del BCE de reducción de tipos, que “la
bajada de tipos de interés no llega a las
empresas”. Efectivamente. Ni llega a las
empresas ni reactiva la economía. Y esto es
porque el objetivo fundamental de las políticas
del Banco Central Europeo durante la crisis no ha
sido en ningún caso la reactivación de la
economía sino, muy al contrario, la transferencia
permanente de recursos a la gran banca.
6. Desde 2008 vienen lamentándose los
empresarios de que se han inyectado una y otra
vez recursos a los grandes bancos sin asegurar
que estos recursos se trasladen a la economía
productiva, y que esto no debería volver a
suceder. Pero sucedió en 2008, y en 2009, y en
2010 … y sigue sucediendo ahora. Los grandes
bancos reciben recursos aportados por todos los
europeos –también por nosotros- a tipos de
interés ridículos y los invierten en deuda pública,
en mercados especulativos, en materias primas,
… dedicando los beneficios generados a reducir
pérdidas en sus balances. Esto es algo
perfectamente conocido por los responsables
políticos y económicos de primera línea del
conjunto de Occidente. Y, sin embargo, el
conjunto de “expertos” que pueblan los medios
de comunicación de los países periféricos
continúan reclamando, una y otra vez, políticas
más expansivas del Banco Central Europeo, lo
cual se supone que es, según dicen,
“progresista”. Este tipo de mensaje es el que, al
parecer, quieren impulsar en Europa, bajo la
denominación de “políticas de crecimiento”,
Hollande o Rajoy.
7. Como cualquier valoración seria de
política económica exige, es necesario no sólo
cuestionar las decisiones incorrectas, sino poner
sobre la mesa propuestas alternativas. Desde

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 Políticas Anti-Crisis
HAY QUE PARAR AL BCE

EKAI Center lo hemos hecho repetidamente. Una d) Los países periféricos deben detener
verdadera política de impulso del crecimiento en inmediatamente la aportación de
Europa requiere que el altísimo coste que para el recursos al sistema financiero y, de ser
conjunto de los europeos supone la expansión posible, recuperar los importes ya
monetaria –ya sea a través de nuevos préstamos entregados. Estos recursos se deben
o de la reducción de tipos de interés- se traslade destinar a la financiación de pequeñas y
directamente a la economía real sin pasar por un medianas empresas a través del crédito
sector financiero en situación patrimonial crítica. público (bancos públicos o instituciones
Los instrumentos para ellos son, en nuestra de crédito oficial).
opinión, bien claros:

a) Prescindir del Banco Central Europeo

como instrumento de canalización de la
financiación de la economía y sustitución
del mismo por el Banco Europeo de
Inversiones.
b) En su caso, mantener en el Banco
Central Europeo la capacidad de definir la
cuantía total de la masa monetaria.
c) Reservar los tipos de interés
preferenciales para la financiación de la
economía productiva. La financiación
directa del sector bancario desde el
Banco Central Europeo –en la medida en
que se mantenga- debería canalizarse a
un tipo de interés superior en dos o tres
puntos a los recursos que se destinen
directamente al crédito social y al crédito
productivo.
8. Que este tipo de medidas son las que
deberían adoptarse parece –en nuestra opinión-
bastante claro, desde la perspectiva de la lógica
económica y del interés general. Pero –como
sabemos- tienen poco que ver con lo que en
realidad se ha hecho y con lo que es previsible
que se continúe haciendo durante los próximos
años. La razón no es, desde luego, de teoría
económica sino, como solemos apuntar, de
Economía Política. Como sabemos, las decisiones
de política económica, con excesiva frecuencia,
no se adoptan en función del interés general sino
de la capacidad de influencia política de unos u
otros sectores. Y el desequilibrio político a favor
de la gran banca ha sido creciente en Europa
durante las últimas décadas. El problema es que
ahora nos estamos jugando el propio destino –
económico, social y político- de Europa. Mientras
tanto, hay que parar al BCE.

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