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Granada, España.
HAY UN dicho español que dice: "Nunca segundas partes fueron buenas". Yo no
estoy muy de acuerdo con tal aforismo, pues tengo plena confianza, y esta es mi
experiencia por los pasados cinco años, que, segundas partes, pueden ser tan
buenas o mejores que las primeras, especialmente cuando una persona, después
de haber vivido una experiencia de dependencia e hipoteca con relación a un
colectivo religioso, toma conciencia de su individualidad y su derecho a
determinar qué valores en la vida merecen la pena, sin que sea un colectivo
religioso quien los determine y los imponga.
Hace diez años, me sentí muy feliz al contemplar reflejada mi vida en las páginas
de ¡Despertad! Pensé que había conseguido algo inimaginable, un privilegio
sensacional y único. Obviaba la razón principal por la que aparecía allí: mi estado
físico. Los discapacitados físicos y psíquicos sirven para muchas cosas. Pero
lamentablemente la sociedad en general, y muchos grupos religiosos y políticos,
generalmente utilizan las imágenes del discapacitado para vender sus productos,
para promulgar sus ideas, para concienciar, para poner hitos, y para incentivar a
una determinada acción; en suma, para decir: "Éste no vale para nada, pero hace
más cosas que tú, ¿por qué no lo imitas?" Es por eso, que en las revistas de los
testigos de Jehová, no hay año en el que no se relaten dos o tres experiencias de
discapacitados, enfermos, marginados, parias y otros, para incentivar a más
actividad, más productividad, más generosidad y más desinterés en la obra que
vienen realizando desde hace 125 años.
No me podía imaginar como una historia que yo redacté, pero que fue "retocada"
e intitulada principalmente por Jorge Weilland, iba a tener el efecto bumerang en
mi vida, es decir, se iba a volver contra mí, e iba a ser utilizada en diferentes
ocasiones, (especialmente después que fuí cesado como anciano), para
increparme cualquier pequeño detalle que no concordara con lo que pudiéramos
denominar "chico bueno y obediente". Por supuesto, después de dejar el grupo,
no sé si por envidia o por despecho, me han llegado duras críticas, basándose en
tal relato, diciendo: "Ya se veía venir". Mi reputación y honorabilidad han
quedado bastante deterioradas por haberme salidos de los Testigos, y por haber
confesado mi gran pecado de manera pública. Atrás han quedado 22 años de
servicio, de sacrificios, de aportaciones económicas, etc., que según ellos, no
tienen ningún valor a los ojos de Dios, y sólo han servido para confirmar mi
orgullo y prepotencia intelectual, en relación con los demás.
Han transcurrido trece años desde que fue publicado aquél relato, ¿y qué? ¿qué
ha ocurrido en este tiempo en mi vida? ¿qué pienso sobre todo lo que redacté y
fue publicado en esa revista en 1988?
Como han dicho otros con antelación, para mí, la organización de los testigos de
Jehová era como una madre amorosa que en ausencia del padre, se preocupa por
el bienestar espiritual, emocional y físico de sus hijos. No percibía que tal
creencia, controlada y administrada por hombres imperfectos, podría provocar
una metamorfosis en los símbolos, una transformación en los personajes, para
convertirse en auténticas figuras que asumen papeles que no les corresponden.
Que la ilustración asume el papel de realidad, y va ocupando parcelas de poder en
la vida de los afectados a tal grado, que lo que comienza con la determinación de
que la Biblia es y será su guía única y definitiva, su verdadera fuente de
información autorizada, se convierte en casos extremos, en una prescripción de lo
que se ha de leer, estudiar, de qué debe hablarse, por todos los que se adhieren a
esa estructura. Ese ha sido el patrón de desarrollo de muchas de las religiones
que existen en la actualidad.
Pablo lo explicó profetizando la llegada del "hombre del pecado" y diciendo: "el
cual se opone y se exalta sobre todo lo que se llama Dios o es objeto de culto;
tanto que se sienta en el santuario de Dios como Dios, haciéndose pasar por
Dios". (1ª Tes 2:4 Val)
Es por eso que mientras creí lo que creí yo era feliz, y canalizaba mis habilidades
en pos de colaborar y contribuir para que esta "madre" tuviera una familia muy
numerosa de hijos obedientes y sumisos. Curiosamente, los defectos que yo tenía:
(mi "orgullo" que no era otra cosa, que el utilizar una fórmula de equilibrio
psicológico de mis carencias físicas), era aceptado por el colectivo, siempre que
asumiera el "papel" de hijo desvalido que aparenta una humildad ficticia, y
siempre que me mantuviera en el redil. Cuando uno está allí, todos los defectos
son excusables, achacados a la imperfección humana. Nunca tuve experiencias en
las que se me increpara tan horrendo pecado, hasta que yo mismo tuve el valor de
confesarlo públicamente.
No me di cuenta que estos "hijos", en cuanto aceptaban la "maternidad"
protectora del grupo comenzaban a perder su individualidad y a asumir una
colectiva, impersonal, que a veces solía ser prepotente e intolerante contra todo
aquel que no se mantenía en el cobijo de su madre. Y esa personalidad colectiva,
en la mayoría de los casos es un arma peligrosa y hasta tiránica.
En más de una ocasión, tuve que mediar en problemas y disputas entre los
hermanos, ¡y hasta entre mis propios compañeros "ancianos"!
Pero no fueron estos los factores que me llevaron a desasociarme de los testigos
de Jehová. De hecho, desde mi cese de anciano hasta mediados de 1995, me
mantuve fiel a la 'organización' y se continuó efectuando un "estudio de libro" en
mi hogar, y mi esposa y yo nos mantuvimos regulares en la asistencia a las
reuniones, y en la predicación de casa en casa, (termómetros utilizados por la
congregación para discernir quién es considerado "espiritual" y quién no, dentro
de sus filas).
Efectivamente, después de afirmar que 'las personas que Jehová utilizó para
proveer este aumento gradual de luz espiritual', eran C.T. Russell y sus
compañeros, y que "es notable observar lo mucho que Jehová, mediante el
espíritu santo, favoreció a aquellos primeros Estudiantes de la Biblia con
destellos de luz," señala que un año después de la Asamblea de 1922 en Cedar
Point, Ohio, "...una luz brillante aclaró la parábola de las ovejas y las cabras. Se
entendió que esta profecía se cumple en el presente día del Señor, no durante el
Milenio, como se había pensado anteriormente."
Pero la cosa no quedó ahí. Una semana después me llegó otra Atalaya que
contenía el cambio que más influyó en mí para que comenzara una seria
investigación. Tenía que ver con la afirmación que se había efectuado por más de
50 años, de que la generación que vio lo acontecido en 1914 vería el final de este
sistema. Basados en este argumento, la Sociedad Wathtower ha ejercido gran
presión sobre todos los sobrevivientes al debacle doctrinal de 1975, para que
nuestras vidas giraran sobre tres premisas básicas: la predicación y distribución
de revistas y libros, las reuniones programadas, y la lectura y estudio exclusivo de
las mismas publicaciones que distribuyen.
Leí la revista con asombro, la releí creyendo que no había entendido bien su
significado, la subrayé y la comenté esa misma noche en el grupo de Estudio de
libro. La cara de sorpresa y desilusión de algunos lo decía todo. No podía ser de
otro modo.
Era tal la emoción que me embargaba que traté de compartir algunas ideas con
mi esposa esa misma noche, pero ésta se enfadó bastante. Cuando vió quién era el
autor del libro, se negó rotundamente a saber nada sobre su contenido. Yo insistí
otro poquito en los siguiente días. No podía callar lo que sabía y lo que aquél libro
me mostraba. Una semana más tarde, mi esposa no podía salir de su asombro:
¿Quién era el ‘esclavo fiel y discreto'? ¿Era una figura real y tangible, encarnada
en un grupo de personas a través de la historia del cristianismo, que han tenido y
tienen el encargo de proveer 'alimento', (en forma de explicaciones,
entendimiento y revelación) del contenido de la Palabra de Dios, sus doctrinas y
enseñanzas, y que es el 'único conducto de revelación de la verdad de Dios' a los
hombres en este siglo XX? ¿Quiénes eran ‘los hijos de Dios'? ¿Es necesaria una
organización tipo Watch Tower para servir y agradar a Dios en este tiempo?
Fue como si un velo que nos cegaba, hubiera caído de repente de delante de
nuestros ojos (2ª Cor. 4:4). Comenzamos unidamente a investigar más
profundamente el contenido del libro buscando y contrastando citas, razonando
sus argumentos, y reviviendo nuestra propia experiencia con los detalles que
aportaba el hermano Franz. No había duda para nosotros. El engaño y la
manipulación a que habíamos sido sometidos por la Sociedad Watch Tower eran
evidentes. No prejuzgaba a ningún hermano porque todos éramos víctimas.
Nadie era el responsable directo de toda esta patraña mentirosa, pero todos
teníamos un grado de responsabilidad al haber sido enlaces de la mentira.
Nuestros dones y habilidades habían sido utilizados por esta Sociedad para
hipotecar las mentes de muchas personas en favor de un colectivo denominado
‘Cuerpo Gobernante', que había asumido el control de las mentes y corazones de
ellos.
Rápidamente fuimos detectados por los "ancianos" que nos amenazaron con
descaro, después de reunirse con nosotros durante más de tres horas. Nos dijeron
que teníamos que guardar silencio pues de otra manera "tomarían medidas". Lo
sentía por ellos, pues estaban asumiendo un papel que no les correspondía: el
papel de jueces, pero mi esposa y yo no podíamos seguir sometiéndonos a tal
control en nuestras vidas.
Esa misma tarde, acordamos no volver más a las reuniones, y unos meses
después, redactamos una carta de renuncia que reproduzco al final de éste
artículo, para general conocimiento.
En ese intervalo, tuve diversas experiencias verdaderamente tristes y que me
dieron mayores motivos a apartarme del colectivo.
Una de ellas tuvo que ver con el arreglo de ayuda que la congregación tenía
concertado para que yo asistiera a las reuniones y que consistía en que un joven
diferente cada semana, venía a mi trabajo u hogar y me llevaba al Salón. Después
me volvía a llevar a casa. Este arreglo se hizo, no por iniciativa de la congregación
o los ancianos, (siempre era mi esposa o mis cuñados los que me llevaban y traían
a la reunión), sino porque mi esposa quedó embarazada a finales de 1994, y tenía
grandes dificultades para llevarme, y después de nacido mi niño, peor. Ante esa
necesidad, yo personalmente hablé con los ancianos para que me pusieran el
arreglo.
Pues bien, después de aquella reunión en Mayo de 1996, uno de esos ancianos me
llamó por teléfono y me dijo que no volviera a llamar a los jóvenes para que me
llevaran o trajeran al Salón del Reino, que primero hablara con ellos, pues ellos se
encargarían del asunto. De esta manera, evitaban mi contacto con esos jóvenes,
que hablara con ellos, y ‘canalizaban' el amor de éstos, de forma que ninguno
pudiera expresar espontáneamente ese amor, llevándome y trayéndome de las
reuniones, si no era con permiso de los ancianos.
Otra, tuvo que ver con el proceder de algunos clientes de la Asesoría que dirijo,
que mucho antes de tomar mi decisión de abandonar el grupo comenzaron a
boicotear mi negocio, y a retirar sus documentos y libros contables, con la excusa
de que les pillaba lejos, o que iban a llevar ellos mismos estos documentos. Una
hermana me dijo que ‘venía a llevarse los papeles porque había escuchado en la
Asamblea de Distrito, que me había hecho un apóstata, y los ancianos me iban a
expulsar'.
Por supuesto, los que conocen a los Testigos se pueden imaginar el proceder
inmediato de los clientes que me quedaban. En cuanto se hizo pública nuestra
renuncia, todos y cada uno de ellos fueron peregrinando a retirar sus documentos
de mi oficina. A ellos no les importaba mi estado físico, el que estuviera casado y
con dos niños pequeños. Es más, estoy por decir, que si a raíz de mi marcha, me
hubiese ido a la ruina con mi negocio, se habrían alegrado, y habrían dicho: "Esto
le ha ocurrido por dar la espalda a Jehová".
http://edificandolafe.obolog.com/ex-testigo-se-atrevio-investigar-aumento-luz-
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