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PSICOANÁLISIS Y CRISTIANISMO
Varias y variadas son las cuestiones que se plantean al pensamiento
cristiano a la luz del análisis psíquico del hecho religioso. Todas se
plantean a partir del dato de la omnipotencia infantil como motor de
lo ilusorio y de la ambivalencia afectiva. Estos elementos, descubiertos
por la labor psicoanalítica, condicionan y determinan la relación con la
autoridad, la representación de Dios, la idea de salvación, la proble-
mática siempre difícil de los sentimientos de culpabilidad y sus vincu-
laciones íntimas con la sexualidad y las tendencias agresivas.
Psicoanálisis y cristianismo, Proyección 50(2003) 333-355.
INTRODUCCIÓN
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sonancia con este mundo. La ex- rá la posibilidad de la existencia
periencia del resucitado mostró de Dios, de la vida en el más allá o
su temple y audacia para plantar de la concepción virginal de Ma-
cara a lo que, para muchos, sólo ría. El psicoanálisis sólo sabe de la
era una liquidación de las posibili- cuestión del inconsciente. Pero
dades de la fe. esta cuestión le plantea al pensa-
A pesar de muchas formula- miento teológico una revisión de
ciones de Freud, no es propio del cualquier decir o sentir que pue-
psicoanálisis pronunciarse sobre da llevar a cabo, ya sea en térmi-
la verdad o falsedad de ningún nos propios del pensamiento más
postulado religioso, sino sólo de tradicional o progresista. Los me-
la verdad o mentira con la que el canismos inconscientes de fondo
sujeto pronuncia estos enuncia- pueden, paradójicamente, ser
dos. El psicoanálisis no se plantea- idénticos en uno u otro caso.
RELIGIÓN Y OMNIPOTENCIA
El psicoanálisis cuestiona las que de ella se deriva. En el senti-
conexiones existentes entre la miento de omnipotencia tendría-
formulación de tal o cual creen- mos que encontrar la raíz común
cia y los eventuales contenidos de esos dos grandes temas en los
inconscientes que puedan estar que Freud insistió a la hora de in-
condicionándola en un sentido u tentar comprender el hecho reli-
otro. El inconsciente determina gioso.
siempre cualquier tipo de formu- Freud nos conduce hasta la
lación consciente, religiosa o no. infancia, enlazada al narcisismo
La cuestión que se plantea es la como estadio infantil de la evolu-
de la dirección más sana o más ción libidinal. De él procede este
patológica, más elaborada o más alto valor concedido a las propias
primitiva, más madura o más re- ideas, sentimientos o afectos. El
gresiva o infantil en la que se está neurótico, deudor de su pasado
produciendo esa ineludible deter- infantil, se resiste a conceder a la
minación inconsciente. realidad una causalidad que de
Esas conexiones entre la modo tan importante le afecta y
creencia religiosa y los dinamis- prefiere atribuírsela a su propio
mos del inconsciente son innume- mundo de deseos. Sólo considera
rables. En cada historia singular eficaz lo que él previamente ha
poseerán una estructura única y pensado o sentido. La madurez del
específica. De toda la crítica freu- ser humano pasa por la renuncia
diana al hecho religioso se dedu- a esta primacía del mundo inter-
ce la cuestión de la omnipotencia no de los deseos sobre el de la
infantil, motor que alimenta el realidad. El adulto ha realizado un
posible dinamismo de la religión, duelo por sus antiguos e infanti-
como ilusión o como intento de les sentimientos de omnipotencia.
solventar la problemática de la Este duelo no resulta fácil. Se-
ambivalencia afectiva y la culpa gún Freud, la religión se presta, en
SEXUALIDAD, AGRESIVIDAD
El psicoanálisis nos ha hecho capítulo más importante de su
ver que los campos de la sexuali- experiencia moral. Pueden vivir
dad y la agresividad movilizan la situaciones éticas muy cuestiona-
culpabilidad de modo casi auto- bles en el terreno profesional, sin
mático e irracional. Amor y odio experimentar por ello especial
son los padres de la omnipoten- culpa. Cualquier transgresión de
cia y, en íntima relación con ello, la norma en el campo de la sexua-
sexualidad y agresividad generan lidad despierta en ellos la incomo-
una culpa que, desde el punto de didad de la culpa y la necesidad
vista cristiano, habría que discer- de buscar remedio mediante el
nir y analizar para comprender la sacramento de la reconciliación.
relación existente que pueda, o no, Parece como si Dios fuera espe-
existir entre esos sentimientos de cialmente sensible a esta dimen-
culpa y lo que sería una auténtica sión de la conducta y como si la
situación de pecado. relación con Él tuviera en este
Los temas concernientes a la terreno el campo fundamental
sexualidad y a la agresividad co- que habría que atender de modo
bran una relevancia muy particu- preferente. La interpretación psi-
lar cuando la concepción de Dios coanalítica, que enlaza la sexuali-
y su salvación se desarrollan en dad con la cuestión del “padre
ese nivel infantil de la omnipoten- imaginario”, podría clarificar mu-
cia y de sumisión al padre imagi- cho estos comportamientos.
nario. El Dios que allí surge es es- En el mensaje de Jesús el amor
pecialmente celoso y sensible a los y la apertura generosa y solidaria
temas de la sexualidad y agresivi- ante los otros se presenta como
dad, tal como sucede en la diná- lo más importante. Ese amor es
mica de la situación edípica. Pero el principio fundamental que con-
parece, según una lectura elemen- figura la dinámica de la sexualidad
tal de los evangelios, que al Dios y los demás aspectos de la exis-
de Jesús le preocupan también tencia. La convergencia de sexua-
muchas otras cosas del compor- lidad y amor se convertirá en el
tamiento de sus seguidores. principio ético fundamental para
Para muchos creyentes, la determinar la vida del cristiano en
sexualidad se ha convertido en el este terreno. Más allá de su dimen-