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Maestría en Psicología Social

2008 – 2010
Facultad de Psicología, UNT

MODULO: “CONTEXTO SOCIO- HISTÓRICO,


LENGUAJE Y EDUCACIÓN”

Luciana Rubiol
Cecilia Ballesteros Valdez
Julia Saldaño
Maestría en Psicología Social Contexto Socio- histórico,
2008 – 2010 Lenguaje y Educación
Facultad de Psicología, UNT Ballesteros- Rubiol- Saldaño

1) Observar una situación grupal en una de las películas seleccionadas

a) Analizar desde las categorías de la Interacción dadas en clase.


Fundamentar.

b) Breve relato del argumento de la película ubicando la situación grupal


observada.

En el presente trabajo realizaremos la interpretación y análisis del film “Los


Coristas” de Christophe Barratier, en cuya trama veremos desplegar distintos
procesos de interacción.

La película se desarrolla en el año 1949, contexto sociohistórico de


postguerra, en un instituto correccional de menores, de un pueblito francés. La
historia refiere a un internado de niños y adolescentes que se encuentran
institucionalizados por diferentes motivos: por haber sido abandonados, por ser
huérfanos, porque sus progenitores carecen de recursos económicos para
mantenerlos, o por problemas de conducta. Esto plantea una situación de fuerte
ausencia de figura parental, y especialmente afecto y contención. La soledad que
experimentan y los malos tratos recibidos por un mundo institucional autoritario,
de reglas duras y castigos, y condiciones “carcelarias”, es lo que hace que los

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niños se constituyan en un grupo con una necesidad en común- resistir al


desamor, a los malos tratos y a la injusticia- y con un enemigo en común (el
adulto, siendo éste el director y los otros empleados que aceptan sus reglas y
cumplen con sus directivas sin cuestionamiento alguno). Se observa cómo lo
siniestro les permite la posibilidad de combate, la posibilidad de sostenerse
grupalmente, en contra de un sistema impuesto por un director especialmente
autoritario y represivo.

El sistema de educación se maneja bajo la consigna “acción-reacción” que


significa: a un acto indebido, se devuelve un castigo; con roles muy estrictos y
estereotipados, tanto en profesores como en alumnos. Aparecen aquí figuras
fuertes como la del director de la institución, cuya modalidad de ejercer el mando
es de tipo autoritaria, déspota, y con una personalidad soberbia y perversa, la
figura de docentes y auxiliares, quienes sólo ejecutan las órdenes del director y
también las figuras de los niños que transgreden las normas, se rebelan,
generalmente con violencia, y son señalados como caudillos o líderes.

A este panorama llegará a la institución un preceptor, profesor de música


desocupado, quien observa la conducta de los niños, intenta comprender las
causas de las mismas y, reconoce las injusticias que vivencian los pequeños y, de
manera estratégica, opone resistencia a las mismas imponiendo sutilmente un
trato diferente a los niños, actitud que éstos advierten y responden a ello también
con un trato diferenciado hacia él.

EL preceptor, Clément Mathieu, siente una íntima rebeldía ante los


métodos de represión, y compasión por los chicos. En sus esfuerzos por
acercarse a ellos, descubre que la música atrae poderosamente el interés de los
alumnos y se entrega a la tarea de familiarizarlos con la magia del canto,
conformando un coro, el cual dirige. A partir de aquí este grupo se asoma a un
mundo menos injusto, más contenedor y cada niño descubre que puede “ser”
individual y conjuntamente.

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La situación seleccionada (ya conformado el coro de niños) es aquella en


la que uno de los protagonistas, el niño Morhange, arroja desde un primer piso un
frasco de tinta al preceptor- director del coro- al descubrir que éste se encuentra
en el patio sentado en un banco hablando con su madre; esto lo enoja porque
sospecha que el preceptor pretende a la joven y hermosa mujer. Ante esta
situación los demás niños bajan rápidamente hacia donde se encuentra la
“víctima” (el preceptor), trayendo con ellos al niño Morhange y
responsabilizándolo por el hecho.

De acuerdo a la consigna de este trabajo, se realizará un análisis de las


categorías de la Interacción grupal, entendidas como características y a la vez
procesos que se encuentran presentes en todo grupo y que se “debaten”
permanentemente entre la contradicción proyecto/ resistencia, conciente/
inconciente.

Si bien, para un mayor orden en la exposición en este trabajo, hemos


optado por realizar el análisis con cada una de las mencionadas categorías de
manera particular, se señala que éstas no funcionan de manera aislada, ni
pueden separarse unas de otras; las mismas aparecen de manera integrada
conformando una totalidad que se desarrolla y configura en la tarea misma.

Para este análisis, partimos de la idea de que la Interacción, como lo


señala Ana P. de Quiroga al referirse a los procesos interaccionales, es sustancia
de toda trama vincular, y constituye el horizonte de la conducta humana, es el
contexto en que dicha conducta reviste significatividad (Quiroga, 1984, 83).
Entendemos que es un proceso dialéctico, espiralado, mediante el cual lo
implícito se hace explícito, lo inconciente se hace conciente y la resistencia se
transforma en cambio.

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AFILIACION: En la situación elegida se observa que en ese momento ya


se produjo una afiliación al grupo, los integrantes tienen un campo grupal
(personas en relación y en acción) y una tarea. Antes de la conformación de este
grupo, la actitud natural era la de encubrir al compañero ante un hecho de estas
características, pues eran ellos en contra de todos los que acechen contra ellos.
En esta circunstancia podemos vislumbrar el proceso de identificación logrado,
cuando la reacción del compañero que agrede al preceptor, al que perciben
como uno más de ellos, es sentida como una injusticia cometida y como una
afrenta a grupo mismo y lo denuncian (pero siempre en el contexto grupal,
protegiendo de esta manera al compañero y al grupo. No lo denuncian ante el
director, que sigue siendo el enemigo).

La afiliación, como el tránsito esperable en el que ya existe un grado de


identificación pero en el que los integrantes no se asumen comprometidamente
como parte de esa estructura, es en la escena seleccionada ya un hecho
consumado. Los integrantes están afiliados al grupo, se sienten parte de él.

PERTENENCIA: entendida como el proceso mediante el cual el sujeto


internaliza y sintetiza la estructura grupal. Significa “ser parte de” y además es un
modo, una forma de ser en un conjunto (una comunidad, una organización, una
población, etc).

En esta escena, la categoría de Pertenencia opera con fuerza. Antes de


explicitarse la tarea, estos niños actuaban con la ley del “sálvese quien pueda”,
pero en esta situación en particular, se observa cómo el grupo ha empezado a
encontrar una identidad grupal; la actitud de Morhange, al arrojar el objeto sobre
su preceptor, pone en riesgo ahora al grupo en su conjunto, que se encuentra en
la construcción de su identidad. No hay aquí una intención deliberada de
delación, pero el grupo señala al causante del “hecho” y lo responsabiliza porque
uno de sus miembros (el preceptor/ director del coro) es la víctima; entiende el
ataque a esta persona como un ataque al grupo mismo. Hay pertenencia, los

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integrantes se identifican con los acontecimientos y con las vicisitudes del grupo.
Hay una internalización del otro en cada uno de ellos; salen en defensa de uno
de sus miembros (el preceptor) pero tampoco atacan al otro (Morhange), lo
responsabilizan para que se pueda “hacer cargo” del error que cometió. Se
observan cambios en el grupo y en cada uno de sus integrantes que, más allá de
esas vicisitudes, se encuentran centrados en los objetivos de la tarea, que es la
construcción conjunta de un espacio propio (el coro) en el que se encuentran
contenidos, sostenidos, reconocidos y valorados.

Los indicadores de Pertenencia observados en esta tarea son, por


ejemplo, el compromiso con la permanencia del grupo (el coro), con su
existencia, con su continuidad, que se ve amenazada por este acto violento que
podría significar, (teniendo en cuenta las reglas de la institución y las reacciones
del director), la disolución del coro. Otro indicador importante de esta categoría,
es el que corresponde a los grados de relación para transitar conflictos, que
opera con claridad en esta situación. Estos grados de relación para transitar/
resolver/ trabajar el conflicto y los obstáculos, como podría ser la escena
seleccionada, se vivencian en esta etapa del proceso interaccional como una
posibilidad abierta, como parte del proceso de construcción de la identidad
grupal; y en este grupo de niños y adolescentes aparece este indicador con
estas características ya que se resuelve el conflicto, se supera el obstáculo, el
grupo se fortalece y continúa su proceso como tal. Se abre la posibilidad de
reparación.

COOPERACION: Esta categoría no se visualiza con tanta claridad en la


situación seleccionada, teniendo en cuenta que indicadores como grado de
competencia, nivel o frecuencia de aportes a la tarea grupal, como por ejemplo,
que podrían ser útiles para su análisis no se observan en este episodio; sí
entendemos que ya en esta instancia grupal (cuando ocurre la escena) el grupo
ya experimentó procesos de cooperación.

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De todas maneras, se podría identificar un proceso de cooperación en el


hecho en que los miembros del grupo, de manera conjunta, al increpar al niño
autor del hecho, actúan en defensa del grupo, preservando al grupo y así, en
defensa del espacio que tanto les está costando construir.

PERTINENCIA: En esta situación se observa la pertinencia porque uno de


los integrantes pone “en palabras” al culpable, denuncia el hecho, en pos de la
tarea, de los objetivos comunes.

Los integrantes del grupo que participan del acto transgresor cometido por
Morhange, visualizan que hay un problema entre dos integrantes y hay un
portavoz que lo expresa, en procura de los objetivos del grupo y de conservar la
cohesión del mismo como tal. Hay una capacidad para centrarse en la tarea
explícita, que en este caso es el coro de niños, su mantenimiento y preservación.
Los portavoces del grupo registran el problema y lo explicitan, no lo ocultan,
pueden comunicarse entre ellos en esta situación de conflicto, y esto no significa
la disolución del grupo, sino su crecimiento.

APRENDIZAJE: Se manifiesta esta categoría cuando los miembros del


grupo demuestran una conducta activa. Existe un cambio cualitativo en los niños,
quienes estaban acostumbrados a mantener una conducta encubridora, a
mantener el silencio, a no participar frente a un mismo hecho injusto e incorrecto.

Luego de haber vivenciado un proceso de aprendizaje, experimentan un


cambio sustancial en el proceso de interacción, una transformación cualitativa
(que no se produce súbitamente, sino de manera progresiva), que hace efecto
en el interjuego entre los sujetos y produce que denuncien el hecho y pongan en
palabras la situación. Se observa la apropiación de modalidades (respeto por los
miembros del grupo, tolerancia) e internalización del grupo, el preceptor Clément
Mathieu es visualizado y sentido como miembro del grupo, como parte de él.

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En esta escena, el aprendizaje se observa principalmente en la resolución


del conflicto o del obstáculo que está impidiendo la construcción de ese grupo
como tal; y justamente este conflicto, esta crisis, es un indicador de ese
aprendizaje que básicamente impacta en la modificación de las conductas; los
niños ya no callan, ya no encubren, Morhange tampoco lo hace y demuestra
arrepentimiento, en contraposición a otros hechos de su “autoría” de los que más
bien se enorgullecía, o por lo menos de los que nunca mostró arrepentimiento.

En esta escena seleccionada se puede observar , siguiendo a Enrique


Pichón Riviere, cómo el grupo es estructura en movimiento, multiplicidad que se
unifica y adquiere coherencia interna, como cada integrante es a la vez productor
del proceso interaccional y su emergente (Morhange es un buen ejemplo) y
además determinante y determinado, sujeto y proyecto, instituido e instituyente.

COMUNICACIÓN: Si tomamos uno de los axiomas de la comunicación


propuesto por Watzlawick, que afirma que “es imposible no comunicar”
(expresar, entendemos), es claro que los procesos comunicacionales atraviesan
todas las situaciones grupales y se los puede advertir de la mano de las demás
categorías de análisis.

Por ejemplo, un proceso de pertenencia no se daría sin comunicación, y


los aprendizajes, que implican cambios en las matrices adquiridas, serían
imposibles sin la comunicación en el grupo.

Desde este marco, al analizar la situación grupal propuesta, los procesos


comunicacionales que señalamos como más significativos son los siguientes:

- Morhange arroja a Mathieu un objeto. Esta acción expresa


violencia o bronca, cuya causa no es apalabrada. El sentir que
mueve a esta reacción no es algo compartido por el grupo, sino

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que es un sentimiento individual, propio de uno de los miembros


(Morhange).

En esta situación podemos identificar que el niño expresa su enojo al


arrojar el objeto al preceptor, pero no explicita la razón por la que está
enojado, que sería la razón de ser del hecho comunicativo. Es decir,
detrás de este acto hay mucho no dicho y que es, justamente, lo que
mueve a esta reacción.

El sentimiento de Morhange, que lo lleva a agredir al preceptor, está


basado en una lectura que él hace de una situación que ve en la que
se encuentra su madre con Mathieu, desde la cual él realiza una
construcción subjetiva, significándolo de acuerdo a lo que puede y, sin
crear un espacio para ponerle palabras y aclarar las cosas, sólo da
lugar a su reacción.
Podemos hablar entonces de una metacomunicación o un
metamensaje.

- El grupo interpela a Morhange con sus voces y con sus cuerpos.

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- El más pequeño de los integrantes, si bien se encuentra en la


interpelación, no forma parte del círculo que rodea a Morhange,
sino que está un paso detrás.

- Mathieu interpela al más pequeño sobre la situación, como


buscando una muestra de lealtad, o talvez, porque al leer la
ubicación de los miembros en el grupo, entiende que el pequeño,
al estar “fuera” podrá apalabrar lo que está pasando.

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- El más pequeño responde a Mathieu contando lo ocurrido,


delatando a Morhange. Es una actitud de lealtad hacia Mathieu y
hacia el mismo grupo, ya que se puede entender como una
defensa del grupo.

- El preceptor Mathieu interpela con su mirada a Morhange, como


tratando de entender el por qué de su reacción, buscando la
causa, no acusando.

- La madre de Morhange le reclama a su hijo lo que hizo y le hace


saber el sentir que le ha provocado su conducta (vergüenza).

- Morhange comunica con su silencio.


Podemos advertir dos momentos en el silencio del niño. En un primer
momento, su silencio es para protegerse ante la interpelación de los
compañeros y de los demás.

En un segundo momento, se trata de un silencio ensordecedor. Este


silencio es un grito, donde la expresión de su rostro, su mirada, su
boca, expresan la bronca, el resentimiento, y tantos otros sentires no
apalabrados!.

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En todos estos procesos, es claro el papel de la comunicación en el proceso de


interacción grupal, que es medio para poner en común sentidos y códigos en
camino hacia lograr la mutua representación interna, encontrar objetivos
comunes y trabajar en común hasta alcanzarlos.
BIBLIOGRAFIA:

• P. de QUIROGA, Ana: “Enfoques y perspectivas en Psicología Social.


Desarrollos a partir del pensamiento de Enrique Pichón- Riviere”.
Ediciones Cinco

• P. de QUIROGA, Ana: “Crisis, Procesos Sociales, Sujeto y Grupo.


Desarrollos en Psicología Social a partir del pensamiento de Enrique
Pichón- Riviere”. Ediciones Cinco

• PICHON- RIVIERE, E., P. de QUIROGA, A.: 1969, “Breve guía para el


aprendizaje del rol de observador de grupos”.

• PICHON- RIVIERE, Enrique: 1980, “Historia de la Técnica de los Grupos


Operativos”, Revista Temas de Psicología Social, Año 4, Nº 3

• WATZLAWICK, Paul y otros, “Teoría de la Comunicación Humana”, Edit.


Herder, Madrid, 1981.

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