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Clase 6
Determine los diversos intereses de cada parte negociadora y ordénelos por importancia
relativa. La lista de preocupaciones que motivan a las personas que acabamos de
exponer le permitirá realizar mejores contribuciones a la negociación.
Considere que la decisión que se procura que adopte la otra parte no ha sido tomada por
alguna causa. Vale decir, que existan, como obstáculos, intereses que se oponen a la
decisión que se busca.
Comunique y escuche los intereses suyos y los de la contraparte para poder actuar
correctamente. Dé énfasis a sus intereses para que no sean ignorados y que se advierta
cuándo son atacados.
Los intereses de la contraparte deben ser reconocidos para construir parte del problema
en curso. Hágalo saber a la contraparte.
No sugerir soluciones sin antes haber planteado el problema y haber sido escuchado y
comprendido en sus intereses.
Flexibilidad:
Al formular opciones hágalo a título ilustrativo. No se comprometa anticipadamente.
Lleve a la negociación un abanico de opciones que se considera que satisfarán sus
intereses. Opere con una mentalidad abierta y flexible.
Dureza con el problema y suavidad con la gente: firmeza con los intereses sustantivos.
Apertura hacia las personas y comprensión de los intereses de la otra parte.
A tener en cuenta:
Las negociaciones no tienen probabilidad de progresar mientras una parte crea que la
otra está amenazando la satisfacción de sus necesidades básicas.
Identificación de intereses
Suelen responder a las preguntas:
¿Por qué…?
¿Por qué no…?
¿Qué le parece si…?
¿Para qué…?
¿Qué tal si…?
¿Cómo haría para…?
¿Estaría de acuerdo en…?
En resumen:
Pregunte. Pregunte, pregunte…
Ejemplos:
Pregunte acerca de las necesidades:
¿Qué es lo más importante que necesita de un acuerdo?
Pregunte acerca de los modos:
¿Cómo llegó a esta propuesta?
Pregunte acerca de los valores:
¿En qué sentido estas cuestiones son importantes para usted?
Pregunte acerca de las posibilidades:
¿Qué tendría de malo hacerlo de esta manera?
Preste atención a las emociones y reacciones no verbales:
¿Hay algo más que lo preocupa?
Indague acerca de las posibilidades:
¿Avanzaríamos si…?
Tema 4: La Jerarquía de Necesidades de Abraham Maslow y su relación con la
Negociación
7 Necesidades estéticas
6 Necesidades de saber y comprender
5 Necesidades de autorrealización (motivación interior a llegar a ser
aquéllo de lo cual uno es capaz de ser)
4 Necesidades de estima
3 Necesidades de afecto y pertenencia
2 Necesidades de seguridad
1 Necesidades fisiológicas (homeostáticas)
Las necesidades fisiológicas son comunes a todos los miembros del reino animal. Su
meta es la satisfacción de impulsos biológicos tales como el hambre, la fatiga, el deseo
sexual y otros. El concepto de homeostasis procura precisar con mayor exactitud esta
categoría de necesidades. El concepto de homeostasis se refiere a los esfuerzos que el
organismo realiza automáticamente para mantenerse en estado de normalidad y
equilibrio.
Vamos a dar un ejemplo:
Se cuenta una divertida historia, relacionada con una necesidad homeostática, acerca de
un magnate de las finanzas que yacía en su lecho de muerte. Estaba en una carpa de
oxígeno. De pie junto a él, su leal subordinado, con el rostro arrasado por las lágrimas.
“No sufras”- susurró el muribundo magnate con esfuerzo considerable-, “quiero hacerte
saber que he apreciado los fieles servicios que me prestaste durante años. Te dejo mi
dinero, mi avión, mis bienes raíces, mi yate…todo lo que tengo.”
“Gracias, señor”-sollozó el subordinado-, “usted ha sido tan bondadoso conmigo todos
estos años. Si al menos hubiese algo que yo pudiera hacer por usted en estos últimos
momentos…”
“Lo hay, lo hay”-exhaló el agonizante.- “Dígame qué es”- imploró el fiel servidor-,
“¡dígamelo!”.
“¡Deja de pisar el tubo de oxígeno!”-logró proferir el moribundo-.
De todas las necesidades, las homeostáticas son, sin duda, las más apremiantes.
Una persona puede carecer de muchas cosas, tales como amor, seguridad o estima; pero
si al mismo tiempo está realmente hambrienta o sedienta, no prestará atención a ninguna
otra necesidad hasta que su hambre o su sed hayan sido, al menos, parcialmente
satisfechas. Un hombre que se muere de hambre no siente deseo alguno de pintar un
cuadro o escribir un poema. Para él nada presenta interés, salvo el alimento. Todas sus
capacidades se consagran a obtenerlo y, hasta que lo obtenga, las restantes necesidades
prácticamente no existirán.
Cualquier cosa le parece menos deseable que alcanzar la meta de la seguridad. Las
necesidades de seguridad se observan más fácilmente en los niños, porque nuestra
cultura ha enseñado a los adultos a inhibir toda reacción manifiesta ante el peligro. pero
todo lo inesperado y amenazante hace que el niño se sienta inseguro y transforma su
mundo que, en vez de un lugar brillante y estable, pasa a ser un sitio oscuro donde todo
puede acontecer.
Un niño se siente seguro en un mundo predecible y ordenado; prefiere una rutina
ininterrumpida. Tiende a sentirse más seguro en un orbe organizado y ordenado con el
cual puede contar y en el que sus padres lo protegen contra todo daño.
En nuestra sociedad, rara vez los adultos enfrentan la violencia, salvo en la guerra.
Cuentan con bastante protección contra peligros tales como animales salvajes,
trastornos climáticos graves o matanzas. Empero, la necesidad de seguridad se
manifiesta por sí sola en la búsqueda se la protección y la estabilidad ofrecida por cosas
tales como la cuenta bancaria, la seguridad en el trabajo y los sistemas de jubilación.
Aunque los seres humanos ya no viven en la selva, necesitan protección contra los
peligros que enfrentan en la ominosa “selva” de la competencia económica.
Una vez razonablemente gratificadas las necesidades fisiológicas y de seguridad, la
necesidad siguiente, por orden de importancia, es el anhelo de amor y afecto. El
individuo solitario puede llegar a sentirse totalmente dominado por su ansia de amigos,
de estar en pareja o formar familia.
Cuando pasaba hambre o corría peligro, sólo podía pensar en la obtención de comida o
de seguridad; pero después de haber atendido esas necesidades, lo que más quiere en el
mundo es ser amado. Tiene hambre de relaciones afectuosas con las personas en
general, conseguir su lugar en el grupo. En nuestra cultura, son precisamente estas
necesidades y anhelos los que, con más frecuencia, quedan insatisfechos.
Las sensaciones de no ser amado, de ser rechazado, de “no pertenecer”, son la causa de
la mayoría de los casos de desadaptación y de las neurosis más graves. Esta necesidad
de amor no debe ser entendida como necesidad sexual. Es verdad que representa uno de
los componentes del impulso sexual, pero la conducta sexual presenta múltiples facetas
y aquí la consideramos principalmente una urgencia fisiológica.
A continuación, en la jerarquía de necesidades básicas, se encuentra la de estima. En
realidad, consiste en una pluralidad de necesidades, todas del mismo carácter general.
Se las puede dividir en dos categorías.
Por último, sobre la conducta human influyen ciertas aspiraciones, que podríamos
llamar necesidad estética. Algunos individuos llegan incluso a enfermarse realmente en
ambientes desagradables y se curan cuando se trasladan a un ámbito bello. El anhelo de
belleza parece más poderoso sobre todo en los artistas. Hay quienes no pueden soportar
la fealdad.
Pero Maslow influye en la categoría de las necesidades estéticas la actitud de la persona
que “siente un fuerte impulso consciente de enderezar un cuadro que cuelga torcido en
la pared”. Ciertamente, la necesidad de orden y equilibrio es parte fundamental de toda
expresión estética.
Estas siete necesidades básicas han sido presentadas por orden descendente de
importancia. Para la mayoría de las personas y la mayor parte de la conducta humana,
ese orden fijo tiene validez.
Sin embargo, no se lo debe considerar rígido y por cierto no se aplica a todas las
personas. (Cualquier conjunto de generalizaciones tiene sus límites).
Sin duda existen muchos individuos para quienes el concepto de autoestima es tan
importante como el amor, así como hay seres creadores para quienes la satisfacción de
la necesidad estética es tan importante como la de una necesidad de orden vital.
Aunque el dinero puede atender muchas de esas necesidades, no es verdad que la única
cosa que no pueda comprarse con dinero sea la pobreza. Evaluar todo en términos de
dinero, a veces nos impide comprender que hay otras maneras de atender las
necesidades. En el mundo de los negocios, la seguridad del trabajo y el dinero fueron,
en algún momento, las motivaciones decisivas.
En los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, años de prosperidad
sostenida han puesto a la mayoría de la gente que trabaja más allá de la influencia de
esos amables factores de persuasión.
Hace algunos años atrás, Fortune publicó un estudio, efectuado con la colaboración de
la firma Daniel Yankelovich Inc., en el curso del cual más de 300 de los principales
ejecutivos de compañías enumeradas en la “Guía Fortune- 500 Directory” fueron
interrogados acerca de problemas relativos al trato con el personal clave, en tareas
importantes.
“Lo que más destaca entre los resultados del informe, es que el dinero y la posición han
perdido eficacia como factores, en la atracción de gente capaz”.
“Los valores propios de esta nueva generación están sumergiendo los valores de ayer,
orientados al dinero”.
No permita usted que el resplandor del dinero lo lleve a ciegas a las “soluciones”
inmediatas. Mire más allá de ellas. ¿Qué representan? ¿Cómo se podría satisfacer en
otra forma la necesidad? Si a cierta distancia de nuestra experiencia inmediata
analizamos una situación de negociación, tal vez nos resulte un poco más fácil ver la
disyuntiva entre necesidad de realización propia y obtención de dinero.
Una compañía minera inglesa que empleaba a miles de personas en una firma
subsidiaria africana, se enfrentó con un difícil problema de negociación. El 80 por
ciento de su personal consistía en mujeres negras que habían abandonado recientemente
sus tribus.
Los trabajadores de la empresa se habían agremiado poco tiempo atrás y el sindicato
había efectuado un pedido que los directivos consideraban poco menos que imposible
satisfacer: se trataba de que cuando una empleada diera a luz se le pagara, después del
nacimiento, el 75 por ciento de su salario durante 4 meses, sin obligación de trabajar.
para la empresa, indefectiblemente, ellas debían volver al trabajo.
Esa cultura africana permitía matrimonios múltiples y consideraba a los hijos como una
“cuenta de ahorro” para la vejez. En consecuencia, en cualquier momento un amplio
porcentaje de las mujeres podría acogerse a ese beneficio.
Si la empresa se hubiera empeñado en considerar el pedido sobre una base
exclusivamente monetaria, se hubiera enfrentado a una larga y costosa huelga.
La dirección optó por reconocer que operaba en el ámbito de una cultura distinta que,
además, desconocía. Admitió sus propias limitaciones, comprendió en todo su alcance
las posibles consecuencias para la empresa que dicha situación podría provocar y se vio
obligada a negociar en forma desapasionada.
Decidió investigar mejor los hechos para tener mayor información al respecto.
En el curso de esa investigación se supo que el 75 por ciento del salario que ganaban las
mujeres era destinado para pagar las necesidades del hijo.
Por haber adoptado la empresa un punto de vista más flexible, no debió confinar las
tratativas a discusiones sobre dinero. Se consideraron muchas alternativas: las mujeres y
sus aspiraciones, las convenciones tribales y el hecho de que las leyes del gobierno
impedían recurrir al control de la natalidad. Emplear solamente a hombres era
imposible. Ofrecer tan sólo un mes de salario no ayudaba a nadie.
Finalmente, se presentó por sí sola una solución sinérgica. La empresa ofreció crear un
centro diurno de atención infantil gratuito. El ofrecimiento fue aceptado con entusiasmo
y creó entre las trabajadoras y la firma un nexo de lealtad que ellas habían reservado,
hasta entonces, para su tribu.
En síntesis, la existencia de un individuo es una constante lucha por la satisfacción de
necesidades. La conducta es la reacción del organismo que procura reducir la presión
ejercida por esas necesidades. Y la conducta se dirige hacia alguna de las metas
deseadas. En suma, la conducta es lo que una persona hace.
Nuestro propósito es utilizar los hechos conocidos acerca de las necesidades humanas
con el fin de que la negociación cooperativa tenga éxito.
Negociador: DANIEL
Contraparte.