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ENFERMEDADES DE LA RETINA

El estudio del campo visual en las enfermedades retinianas puede aportar una importante
información relacionada con el grado de severidad y el alcance funcional de la lesión. Las
lesiones retinianas como sucede con todas las afecciones de la vía óptica prequiasmática
puede afectar uno o ambos ojos, estarán localizadas en cualquier región del campo visual
produciendo defectos que no respetan el meridiano vertical ni el horizontal, pueden imitar
casi todos los defectos campimétricos posibles y en especial a las enfermedades
neuro-oftalmológicas y al glaucoma.

Para una mejor comprensión de estas enfermedades su repercusión en el campo visual,


es beneficioso clasificarlas en tres grandes grupos, 1) Lesiones vasculares, 2) Lesiones
inflamatorias, y 3) Lesiones degenerativas.

LESIONES VASCULARES

Las lesiones vasculares pueden provocar alteraciones severas en la función retiniana, que
en muchas ocasiones se confunden con defectos originados por enfermedades del nervio
óptico. Determinadas patologías de origen vascular como las retinopatía diabética
también producen alteraciones campimétricas cuyas características dependerán de la
zona afectada (fig. 9.1).

La más grave de las patologías vasculares por su consecuencia en la función visual es la


obstrucción de la arteria central de la retina. En esta patología se produce una pérdida
total de la función visual por la destrucción de la capa de fibras nerviosas debido a la
isquemia en todo el parénquima retiniano. La retina es extremadamente sensible a la
deprivación de los nutrientes que le aporta la circulación intrarretiniana originando una
abolición completa del campo visual del ojo afectado de consecuencias irreversibles.

Fig. 9.1. Depresión generalizada acompañada de defectos de profundidad variable que afectan el campo visual
sin seguir un patrón determinado en paciente con retinopatía diabética no proliferativa con edema macular.

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La obstrucción de una rama arterial produce un defecto en sector que se corresponde con
la zona retiniana afectada. Más del 90% de estos pacientes presentan una obstrucción de
la rama temporal, siendo la superior la que se afecta con más frecuencia. El nivel de
pérdida visual depende del lugar de la obstrucción y en especial del grado de compromiso
de los vasos que irrigan la región macular. Si la obstrucción se origina cerca del nervio
óptico, la alteración puede ser similar a un defecto del haz de fibras nerviosas, si afecta
solamente una hemirretina puede simular un defecto altitudinal.

La oclusión de la vena central de la retina produce defectos campimétricos profundos y de


inicio brusco que en muchas ocasiones puede resultar difícil de diferenciar de una
obstrucción de la arteria central de la retina, especialmente en los estadios iniciales. Sin
embargo en las fases de resolución se puede producir una importante regresión de los
defectos. Las oclusiones de rama son las más frecuentes y originan defectos
campimétricos menos severos (figs. 9.2 y 9.3).

Fig. 9.2. Contracción del cuadrante nasal inferior similar a una cuadrantanopsia en una paciente diagnosticada
de obstrucción de rama de la vena temporal superior del ojo derecho.

Fig. 9.3. Alteraciones perimétricas en los cuadrantes superiores en un paciente fotocoagulado por obstrucción de
rama venosa temporal inferior del ojo derecho.

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LESIONES INFLAMATORIAS

La mayoría de las enfermedades inflamatorias que afectan la retina se originan de


inflamaciones endógenas del tracto uveal. Los agentes infecciosos capaces de causar una
coriorretinitis incluyen virus, bacterias, helmintos, hongos y protozoos, mientras que los
no infecciosos producen una gran variedad de trastornos que afectan el sistema
inmunológico. Todas estas lesiones traen como consecuencia defectos campimétricos de
tamaño y densidad variable que se corresponden con las alteraciones observadas al
examen oftalmoscópico (fig. 9.4).

Fig. 9.4. Defectos absolutos en forma de escalón nasal superior producidos por una coriorretinitis que afectó el
haz de fibras nerviosas inferior.

La más frecuente de las coriorretinitis es la toxoplásmica. Origina un defecto típico del


campo visual que consiste en un escotoma absoluto central ó paracentral que en
ocasiones se confunde con un defecto glaucomatoso. En la coriorretinopatía serosa
central también se observa un pequeño escotoma central ó paracentral como
consecuencia de un desprendimiento seroso de la retina sensorial macular. La etiología
no está totalmente aclarada pero se ha demostrado un factor vascular importante (figs.
9.5 y 9.6).

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Fig. 9.5. Campo visual y retinografía de un paciente de 54 años de edad con historia de coriorretinitis
toxoplásmica. Destaca un escotoma amplio que compromete la región macular.

LESIONES DEGENERATIVAS

Las enfermedades degenerativas de la retina desarrollan alteraciones perimétricas


progresivas que se localizan en función de la región retiniana afectada. En los estadios
finales se caracterizan por presentar escotomas absolutos como consecuencia de la
pérdida de la función retiniana.

Una de las más frecuentes es la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) que se
caracteriza por escotomas centrales o paracentrales que se hacen más profundos en la
medida que se destruyen las estructuras maculares, convirtiéndose finalmente en
absolutos. La alteración siempre será bilateral aunque no simétrica, habitualmente un ojo
estará mas afectado que el otro. Este tipo de lesión es probablemente el escotoma
retiniano más frecuente y debe evitarse confundirlo con el escotoma central de las
enfermedades del nervio óptico. Sin embargo el diagnóstico diferencial se realiza
fácilmente con una simple oftalmoscopia (figs. 9.7).

Fig. 9.7. Escotoma central amplio en un paciente con degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

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Fig. 9.8. Paciente de sexo femenino, de 23 años de edad, con una agudeza visual de ojo derecho 0,4 y ojo
izquierdo 0,3. El campo visual muestra un escotoma central que afecta la fijación en ambos ojos. El diagnóstico,
después de realizar exámenes electrofisiológicos y fluoresceingrá ficos, fue de enfermedad de Stargardt.

Fig. 9.11 A. Escotomas centrales bilaterales amplios y profundos por maculopatía tóxica en una mujer de 32
años diagnosticada de lupus eritematoso sistémico (LES) tratada con antipalúdicos de síntesis (cloroquina).

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Fig. 9.11 B. Estudio fluoresceingráfico perteneciente al caso anterior.

Otra enfermedad degenerativa que debemos destacar por su efecto sobre el campo visual
es la retinosis pigmentaria. La lesión se presenta en forma de un escotoma anular que
afecta la media periferia. Se inician como escotomas aislados que evolucionan hasta
unirse y formar un anillo completo. La parte externa de este anillo se extiende
rápidamente con la consecutiva pérdida del campo visual periférico, mientras que el
borde interno progresa más lentamente hacia el punto de fijación. En los estadios finales
se conserva una pequeña isla central de visión similar a la que persiste en los estadios
finales del glaucoma (fig. 9.12).

Fig. 9. 12. Campo visual con una contracción severa y retinografía a color de una paciente de 39 años
diagnosticada de retinosis pigmentaria.

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En la miopía degenerativa se presentan defectos perimétricos como resultado de las
alteraciones retinianas. Es frecuente un aumento de la mancha ciega que se confunde
con patologías del nervio óptico, aunque la causa real es una atrofia coriorretiniana
cicumpapilar. También se pueden presentar escotomas centrales como consecuencia de
una hemorragia macular (mancha de Fuchs). Otro defecto frecuente en el campo visual
de un miope alto es la depresión generalizada y siempre habrá que diferenciarla de otras
enfermedades que la producen como el glaucoma (fig. 9.13).

Fig. 9.13. Mancha ciega aumentada de tamaño y conectada con defectos profundos debido a amplias zonas
de atrofia circumpapilar. También aparece afectada la región macular en un paciente con miopía elevada.

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Finalmente, podemos encontrar una gran variedad de alteraciones que afectan la función
retiniana produciendo defectos extensos y profundos en el campo visual, entre estas
alteraciones citamos, los colobomas, la retinosquisis, los desprendimientos de retina y las
tumoraciones entre otras (figs. 9.14 y 9.15).

Fig. 9.14. Defectos de profundidad variable que afectan los cuadrantes superiores en un paciente con un
coloboma retinocoroideo.

Fig. 9.15. Contracción de los cuadrantes superiores similar a una hemianopsia altitudinal en un paciente que
presenta un desprendimiento de retina que afecta los cuadrantes inferiores.

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