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Revisitando los “ Diez apuntes para una Nueva Hoja de Ruta del desarrollo

económico de Canarias “

En Octubre de 2003 redacté los “Apuntes” de referencia, que fueron


publicados en algún periódico local y en nuestra propia pagina :
www.edei.es.

Han pasado casi seis años y lo transcurrido desde entonces y sobre todo la
lentitud a la hora de adentrarse en la ruta allí propuesta, arrojan algunas
reflexiones que recomiendan su relectura.

La precipitación en el abismo de la crisis económica global desatada en el


2008, sin un claro fondo, con incierto plazo de recuperación y dudoso
paisaje al otro lado, ha cogido con el pie cambiado a gran parte del tejido
institucional y socioeconómico de las islas.

Parece así de la mayor actualidad concretar en el discurso público a que


referencias se alude, que cambios hay que acelerar y medidas introducir en la
Agenda respecto a un nuevo modelo económico de futuro para las islas. ¿
Que se quiere decir con lo de sustituir el cemento por el talento, de fomentar
el I+D+i y la emprendeduria , de estimular una diversificación equilibradora,
de la sostenibilidad como nuevo paradigma... etc.?

Confrontando los Diez Apuntes con la “realidad del discurso realmente


aplicado” la comparación no deja de ser desoladora.

Los indicadores relativos de la competitividad de la economía insular no han


hecho más que deteriorarse.

La propuesta de especialización estratégica no termina de encontrar su sitio,


lo que con el deterioro de la oferta turística y el aplazamiento de su
reconversión-renovación ponen las cosas cada día más difíciles.

Sobre el avance de la economía del conocimiento creativo, los indicadores


de oferta-demanda y en particular de empleo, tienden a indicar que seguimos
en posiciones subalternas.

En fin mejor no seguir... porque los desenfoques, batallas internas, presiones


sectoriales para mantener lo existente y comprensible urgencia en atender
demandas sociales básicas, pueden estar aplazando la ineludible,
precisamente ahora en medio de la crisis, transformación de la economía
canaria.

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En los actuales tiempos de máxima incertidumbre, mantener la
responsabilidad moral del optimismo y la voluntad de determinar un futuro
mejor, debe ir paralelo a revisar los fundamentos de nuestra economía para
encaminarla hacia una nueva ruta de prosperidad.

El articulo de 2003 sigue desgraciadamente vigente, como pendientes la


mayor parte de las tareas de la visión en el sugeridas.

Releer para tomar nuevos impulsos.

Fernando Sáenz - Marrero

Ingeniero Industrial y Economista

Socio-Director EDEI Consultores

Canarias, mayo de 2009

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Diez apuntes para una Nueva Hoja de Ruta del desarrollo económico de
Canarias

El desarrollo económico de Canarias en las últimas décadas, cuyas


características, cambios estructurales, resultados macroeconómicos y
limitaciones de continuidad temporal han sido de sobra analizados, es a
todas luces un modelo de éxito. Si ese modelo está ya agotado, si podía o
debía haber sido de otra manera, si hay un modelo de futuro mejorado o
alternativo, lleva siendo años discutido en foros académicos, políticos y
empresariales, aunque bien es verdad que de forma fragmentaria y siempre
presionado por el corto plazo y lastrado por las inercias sectoriales y hábitos
decisorios adquiridos. El éxito siempre es refractario a los cambios.

Los apuntes que a continuación se proponen quieren hacer hincapié en una


nueva mirada de largo alcance y un nuevo discurso que conecte este debate
siempre inconcluso, con los enfoques y prácticas que se están mostrando
como claramente predominantes en los lugares (países, regiones, ciudades)
más avanzados en las formas innovadoras de impulsar el desarrollo
económico, contando con las nuevas realidades que están abriéndose
camino en la emergente economía-sociedad global de las redes basada en la
información y el conocimiento.

Estos apuntes, que sin agotar el tema y aun estando basados en ellas
prescinden deliberadamente de cifras y citas (*), pretenden servir de brújula,
para configurar una nueva Hoja de Ruta, que carente de sus connotaciones
político-militares recientes, se proponga atender a los retos aquí planteados y
“fijar el rumbo en las direcciones” aquí señaladas para el desarrollo
económico regional.

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1. Una Economía Competitiva insertada en la Redes

El mayor reto de la economía canaria en los próximos años es torcer la


tendencia a la disminución de la productividad, que se viene
observando en los últimos años y que está detrás del retroceso de la
renta per cápita relativa canaria. El crecimiento con creación de
empleo, en actividades intensivas en el mismo y de baja media
cualificación, compatible en los últimos años con el estancamiento de
la productividad, no es sostenible si se mantiene la aspiración social de
mayor prosperidad y calidad de vida de la población canaria. La
productividad (dependiente del valor de la estructura de oferta de
bienes y servicios y de la eficiencia con la que son producidos), está
en la base de la competitividad duradera de un espacio económico, si
renuncia a plegarse a una espiral descendente de salarios y rentas y a
beneficiarse de depreciaciones relativas de su moneda. El marco de
estabilidad política legal, social e institucional y las políticas
macroeconómicas afinadas crean las condiciones de competitividad
económica, pero es en el nivel microeconómico donde se crea la
riqueza y donde las empresas en su habilidad de crear una oferta de
valor crecientemente sofisticada y usando métodos eficientes soportan
las bases de la prosperidad regional. No es un problema exclusivo de
Canarias, en una escala ampliada y con otros condicionantes, el
problema de la baja productividad relativa está en estos momentos en
el primer punto de la agenda económica europea. Las particularidades
de Canarias por estudiadas y conocidas, no pueden sustraernos de
este reto pues solo agravan la necesidad de incidir más y más rápido,
en la mejora de la calidad del entorno microeconómico de las
empresas y en la sofisticación de las estrategias y operatoria de las
mismas. Los condicionantes de tamaño, lejanía, fragmentación,
insularidad, historia, etc. de la estructura económica canaria no deben
seguir actuando como justificaciones, demostradas como superables
en otras latitudes, que vayan en contra de la inserción eficiente en la
economía global. Moverse hacia arriba a actividades de mayor
productividad, creando y controlando mayor valor en las redes de
producción-distribución internacional apoyándose en una economía
local sana, admite muchas variantes pero es una dirección única para
la prosperidad de la comunidad.

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Las inercias en la repetición de “lo que ha resultado rentable en los
últimos años” ha de abrir paso a saltos cualitativos en los modos de
manejar los recursos y capacidades, en los que el territorio debe
aprovecharse dando preeminencia al cerebro, el capital físico al capital
conocimiento. En el avance de la era digital, no es posible volver a un
pasado eminentemente manufacturero, que en sus rasgos más duros
menos mal que nunca existió, pero si hay que reconocer que nuestro
particular modo de integración en la “economía de los servicios”,
debe revisarse para acentuar la necesidad de dar mayor presencia a la
producción, no solo en el sentido físico de productos, sino lo que es
más importante en el más amplio que se combina con lo digital, de
contenidos y plataformas que provean servicios. No es una cuestión
de forzado reequilibrio de sectores (agrícola, industria, servicios) sino
una vez más de posición, productividad y encadenamiento eficiente
de los mismos.

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2. Una Economía de Especialización Estratégica

La economía canaria está afortunadamente inserta en la economía


global, principalmente mediante su vinculación ya madura con una
importante, sino la primera, industria mundial por su dimensión en
todos los indicadores y desde luego por su mayor crecimiento,
estabilidad y externalidades mayormente positivas: la industria del
turismo, el ocio y lo viajes, de la hospitalidad y la fantasía. No hay
sector de la economía local, que se sustraiga a la circulación y
redistribución de rentas, que se genera en cualquiera de los renglones
de su actividad central o complementaria. De sus orígenes, trayectoria
e impactos ya hay abundante literatura sobre este malentendido por
mal llamado monocultivo. De sí ya hay bastante y de las supuestas
bondades de una diversificación sin atributos que sustituya a su
empuje en la búsqueda de un reequilibrio sectorial, también. Entre
seguir o parar, cabe cambiar a mejor sin descarrilar la locomotora y sin
desentenderse de la dirección que puede tomar. Cualquier alternativa
al modelo económico actual, debe considerar que las mejoras de la
productividad, para ser significativas, se vienen produciendo
predominantemente en espacios de aglomeración geográfica,
densidad empresarial, orientación exterior y amplias vinculaciones,
con comunalidades y complementariedades, entre operadores e
instituciones (los llamados “clusters”). En el espacio económico
canario, con todas sus limitaciones, solo las actividades en torno al
turismo en general y el de “sol y playa” en particular, son las que
aunque solo sea por aproximación merecen tal consideración. Las
necesarias diversificaciones en proyectos y renovaciones deben
construirse tomando este núcleo de concentración de capacidades
como central. Es en torno a la especialización enriquecida, la
intensificación de conocimiento y tecnología y el “upgrading” de las
actividades relacionadas con la industria turística en sentido amplio
donde se podrá ensanchar el ámbito de diversificación de la economía
regional. Para ello el desarrollo de redes colaborativas en proyectos
transversales y el aprendizaje de buenas prácticas de rango
internacional, resultan claves.

Las iniciativas de “diversificación desconectada”o los intentos de


construcción ex-novo de sectores o clusters sin base socio-técnica
local, aun con el apellido de alta tecnología, resultan periódicamente
estériles. El desarrollo de una “economía de estabilidad, crecimiento y
cohesión alineada con las estrategias europeas”, exige intensificar las
especialidades propias, en las que no hay nada más insostenible que el
subdesarrollo y la irreversibilidad no se puede dar por garantizada.

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3. Una Economía del Conocimiento Creativo

La creatividad humana, entendida como la habilidad de generar e


implementar nuevas ideas, modelos, contenidos, bienes y servicios
“creando nuevas formas de sentido”, se está convirtiendo por su
profundidad y extensión a todos los ámbitos en el principal motor del
desarrollo económico. Ello requiere crecientemente un entorno
abierto a la movilidad, a la diversidad, la experimentación cultural y
tecnológica, a la dinámica colaborativa y competitiva de interacción
social con bajas barreras para la promoción basada en el mérito y en
la contribución individual. La facilitación de entornos tolerantes y
estimulantes para el crecimiento, atracción y retención de
Trabajadores Creativos (profesionales, artistas, gestores, técnicos y
trabajadores creativos cualificados de todas las ramas que aportan su
juicio autónomo a la solución especifica de problemas basados en
conocimientos complejos) está en la base del desarrollo de ciudades y
áreas emergentes en todo el mundo. Ya no son las políticas de bajos
costos, espectacularidad de infraestructuras e incentivos fiscales o
financieros los que atraen a las mejores empresas. Es contar con este
tipo de gente, su “hábitat creativo”, la que está creando y atrayendo a
las empresas que ofrecen los nuevos y mejores empleos y
oportunidades. La combinación de las 3 T´s , de Tolerancia + Talento
+ Tecnología, emergen como el círculo virtuoso que realimenta el
desarrollo de localidades más avanzadas: La Tolerancia atrae Talento y
este a la Tecnología.

Empezando por casa, las políticas activas de cualificación superior,


desarrollo y retención de joven talento local, que formado inicialmente
en las universidades canarias o fuera de ellas, no encuentra la
adecuada inserción y promoción en el débil tejido tecno-económico
local, han de poner límites a la creciente diáspora de técnicos
canarios, intensificando las oportunidades de dar cauce a su
capacidad creativa conectada al desarrollo económico regional.

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4. Una Economía de Innovación Distribuida

Las habilidades del tejido socioeconómico local para transformar


nuevas ideas y nuevos conocimientos en procesos, productos y
servicios de alta calidad y alto valor, es la mayor y más acelerada
fuerza económica capaz de proporcionar retornos a los inversores,
mejores empleos y salarios y crecimiento en la prosperidad general.
Está suficientemente reconocido que las raíces duraderas de la
innovación solo pueden ser locales, actuando la inversión exterior
principalmente como catalizador u orientador de dichos procesos. El
carácter dinámico, abierto y distribuido de los nuevos modelos de
innovación se basa en el esfuerzo concertado de redes de agentes
públicos y empresas privadas, de las universidades y centros
tecnológicos y profesionales, de proveedores y empresas de servicios
de apoyo intensivas en conocimientos, contando con recursos,
“ángeles” y gestores de capital facilitadores de la financiación
necesaria. Estos procesos de aprendizaje compartido son ubicuos y se
dan potencialmente en todos los sectores económicos, siendo no solo
irrelevante sino errónea la distinción entre sectores de alta tecnología
y el resto. No importa dónde, sino cómo y con qué intensidad. Es la
innovación desde lo existente y dirigida de abajo-arriba “sin
ortopedias”, la que se demuestra como más ampliamente difusora de
sus efectos benéficos.

El esfuerzo de las políticas de innovación ha de centrarse en pasar de


islotes de innovación a tejidos innovadores, de acelerar los procesos
de aprendizaje-experimentación en los mercados, propiciando la
combinación de ideas excelentes con ejecución de procesos
eficientes. Nuestro entorno es exuberante en ideas, pero relativamente
huérfano de proyectos y capacidades de ejecución de las mismas.

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5. Una Economía de Lugares Atractivos y Sostenibles

El concepto de la sostenibilidad medioambiental ha calado


profundamente en la economía y la sociedad de Canarias, aunque
desgraciadamente más en el discurso que en las prácticas políticas
públicas y privadas. En sí mismo es un componente consistente e
internacionalmente aceptado de los modelos de desarrollo
económico, pero insuficiente en cuanto en que no marca una
diferenciación sustantiva entre los espacios económicos. Los lugares y
actividades que no se adapten a los parámetros de la sostenibilidad,
estarán sencillamente fuera de la carrera competitiva. No es una
elección, es una precondición de partida a cualquier eje de desarrollo
territorial. Para una economía insular de alta especialización turística
como la canaria nos pone en el centro de atención la importancia
estratégica de todos los componentes de su frágil ecosistema,
recordándonos que el paisaje como recurso y escenario debe ser por
expresarlo coloquialmente “limpio y bonito”, pero nos dice poco de
cómo debe ser y como integrarlo en su valor económico a las fuentes
de riqueza convirtiéndolo en lugares atractivos, renovados,
reinventados y gestionados con el poder de atracción que
potencialmente tienen.

La sostenibilidad no puede “limitarse a poner límites” jugando a la


defensiva, sino que ha de navegar entre esos límites para afirmarse en
la construcción del paisaje humanizado y en pasar de las grandes
ideas y las pequeñas desidias a los pequeños proyectos con grandes
detalles, por su unicidad y alta diferenciación de su oferta.

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6. Una Economía de Experiencias de Calidad

Al igual que la sostenibilidad es necesaria pero insuficiente para definir


el tránsito a las nuevas formas y componentes del desarrollo
económico regional, la calidad también lo es. Sobre la búsqueda del
santo grial del “turismo de calidad” y la construcción de “hoteles de
calidad” se han cometido suficientes dislates como para insistir en ello.
La calidad como modelo de gestión, como resultado óptimo, como
aspiración y práctica de la mejora continua, resulta imprescindible en
cualquier ámbito y proyecto económico, pero es un “genérico”. No
nos alumbra en absoluto sobre hacia donde dirigir la oferta ni sobre
que precisa combinación de los componentes, que configuran una
oferta de valor para una demanda especifica, centrar las actividades
económicas. Al igual que las economías predominantemente agrarias
han ido dando paso a las manufactureras y estas a las de los servicios,
la “progresión del valor económico” parece estar migrando hacia las
“economías de las experiencias”, en donde las ofertas están
embebidas en algo que los consumidores-clientes-ciudadanos cada día
parecen valorar más y pagar por ello: las vivencias memorables únicas,
positivas y emocionantes. Esto tiene que ver con la “tematización”
pero no se limita a ello y desde luego toma distancia de sus formas y
ejemplos más degradados de “cualquier cosa temática”. Guarda sobre
todo relación con que la combinación de las ofertas atiendan a
aspectos de alto valor en la personalización-masiva, en la conexión-
participación de las personas implicadas y la integración de amplios
recursos sensoriales, reales y virtuales.

Para la economía turística canaria, pero no solo para su núcleo central,


ello supone que los componentes de gestión de la escenografía y
capacitación humana, de continente con contenido, de
combinaciones de educación con entretenimiento, de tecnologías
digitales con cuidado personalizado, pasan a ser determinantes. La
considerada malamente como oferta complementaria pasaría así a
convertirse en el centro de la oferta. Desde esta perspectiva el espacio
económico de Canarias, en el mejor y más amplio sentido de la
palabra, se dirigiría hacia un modelo de “total experience inclusive”.

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7. Una Economía de la Identidad Renovada

Cuanto más abierta y conectada una economía mayores son las


presiones y exigencias de “no vender su alma”, de no transar con su
dignidad local. Una noción de identidad, alejada de los chauvinismos
aldeanos y reconociendo la coexistencia de su multiplicidad de
opciones. Repensada en su modernidad y firmemente asentada en el
valor económico global de la diferenciación y autenticidad de su
oferta local. Identidad entendida como sinónimo de unicidad, de
creatividad y convivencia, de calidad de vida y calidad de medio
ambiente. No hay sector (agricultura, industria, turismo...) que no esté
afectado por este fenómeno y que no tenga a su alcance grandes
oportunidades de desarrollo a partir de intensificar nuevas formas de
entender la identidad local, reforzando y vinculando al máximo los
conceptos de identidad (gastronómica, cultural, paisajística...) e
innovación, integrando e implicando a los ciudadanos-consumidores
de Canarias.

En lo turístico reconvirtiendo lo banal y masificado y contribuyendo a


las nuevas lecturas proactivas del patrimonio socio-cultural local, en lo
comercial renovando los tradicionales distritos comerciales centrales y
de proximidad y adaptando a los nuevos formatos las buenas prácticas
del buen oficio comercial, en los espacios industriales poniéndolos al
nivel funcional y de imagen arquitectónica de su potencial de
atractores de sedes empresariales y nueva industria de servicios
avanzados.

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8. Una Economía de Cooperación Transfronteriza

La economía canaria ha sido en extremo dependiente de su espacio


físico y ha hecho un uso intensivo y extensivo de los límites que le
imponía su localización y dimensión geográfica. Las orientaciones de
política recientes y sobre todo las iniciativas consorciadas y las
prácticas individuales ya han migrado hacia el reconocimiento de que
es en la ampliación orgánica del espacio económico actual,
completando la cohesión del mercado interno regional, extendiéndolo
al menos hacia la Macaronesia y aspirando a estar presente en los
proyectos y mercados africanos más próximos y algunos
latinoamericanos propicios, donde se encuentran los mayores retos de
los operadores económicos canarios. Es solamente en la dialéctica de
la cooperación, desde la que este “diálogo económico” es posible:
Entender las prioridades y escala de necesidades sociales de nuestros
vecinos para adaptar el contenido de la oferta canaria, invertir en el
marco de sus políticas, proyectos y recursos para recuperar en plazos
razonables, dar para recibir, crear conexiones duraderas y contar con
socios locales para “aprender haciendo juntos”.

Sus elites económicas conocen más de nuestras potencialidades que


nosotros de nuestras posibilidades y sus expectativas son altas a la luz
de lo que la economía canaria ha demostrado por sí misma. Cualquier
resabio de prepotencia o traslado de prácticas depredatorias o de
cortas miras, no hará más que cortar o aplazar este proceso
mutuamente necesario.

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9. Una Economía basada en la Emprendeduría civil

Dando por buenos los principios de subsidiaridad económica público-


privada tantas veces localmente vulnerado y de reconocimiento y
apoyo a las empresas realmente existentes y no a las que
teóricamente encajarían con un determinado canon ideal, la economía
que viene se apoya crecientemente en la capacidad de
experimentación sociotécnica de la emprendeduría civil. Primero,
porque es en la tasa de creación-desarrollo de nuevas empresas
donde se dan los mayores potenciales de innovación y por que no
reconocerlo, de capilaridad social e introducción de energía
competitiva en los sectores económicos convencionales. Segundo,
porque son los emprendedores los más capacitados, a riesgo de su
subsistencia, de identificar e interpretar los obstáculos y limitaciones al
crecimiento económico, atrapando oportunidades y movilizando
recursos. Tercero y último, porque las iniciativas solidamente
asentadas en proyectos madurados por empresarios innovadores, son
menos susceptibles de polarización política y encuentran su camino
en el mercado, con–sin o-a pesar de subvenciones.

El apellido de emprendeduría civil, no resulta trivial, porque excluye la


emprendeduría parasitaria que florece como mala hierba al calor de la
proximidad y accesibilidad a las rentas públicas privilegiadas y la
emprendeduría forzosa por mor de las insuficiencias del mercado de
trabajo o la presión a la externalización obligada de determinadas
organizaciones públicas o privadas. Sin embargo, incluye la
emprendeduría social en toda su variada gama de formas híbridas de
empresa con causa, con valores cívicos o con nuevos tipos y modos
de insertarse en desatendidas demandas sociales o emergentes
segmentos de mercado. Despojado de cualquier mitificación heroica,
la promoción del perfil del joven neoemprendedor europeo, formado
como nunca antes, orientado al logro compartido, al deseo de
independencia, al aprendizaje creativo y al trabajo en equipos de
bajas jerarquías, es un factor determinante de los rasgos de un modelo
avanzado de inclusión y cohesión socioeconómica para Canarias.

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10. Una Economía con Buen Gobierno y Servicio Público

El panorama europeo en sentido amplio y el financiero en sentido


estricto, aboca a una gestión pública que incide en la economía
canaria, en que todo conduce a hacer cada vez más con cada vez
menos, a través de una flexible y variable arquitectura interinstitucional
donde a cada una ha de hacer lo que mejor pueda, sepa y le toque
hacer. El buen gobierno local será así en su austeridad, visión acertada
y eficiencia un componente fundamental del desarrollo económico
regional. Con un liderazgo activo y adaptativo hacia las políticas de
desarrollo competitivo, de aprendizaje, apertura y promoción de la
cooperación interinstitucional y público-privada donde no se pretenda
remar sino llevar el timón, de trasparencia en la regulación y control
de la eficacia de la gestión pública, de políticas consensuadas y de
largo recorrido en el apoyo a los factores que impulsan la educación
generalizada y excelente y las infraestructuras de apoyo al desarrollo
económico, del mantenimiento de estándares exigentes en la
sofisticación de la demanda interna, de tendido de puentes a la
cooperación internacional, de movilización de amplios pero
menguantes recursos y de predicamento con el ejemplo en la
búsqueda de equilibrios pero también de prioridades selectivas.

El principio de no exclusión ciudadana en las políticas públicas ha de


combinarse en micropolítica económica con el de, no hay de todo
para todas las islas, municipios, ciudades, barrios, sectores económicos
y empresas a no ser a costa de la neutralización interna y mutuamente
asegurada.

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En síntesis, Canarias como espacio económico ha de “reencontrar fuera”, en
su conexión exterior, gran parte de su prosperidad interior. Ha de estimular
en mayor medida las condiciones que facilitan la emprendeduría y el apoyo
mutuo para afianzar un modelo asumible de cohesión social interna. Ha de
generar nuevos atractores que no dependan solo de sus rentas históricas de
situación o de un remendado régimen fiscal, sino sobre todo de su nueva
condición de espacio denso en redes de innovación socioeconómica, de
centralidad informacional y de ocio enriquecido. Ha de reencontrar su
identidad no en el ensimismamiento en sus problemas fragmentarios sino en
competencia y cooperación internacional con otros espacios geográficos
próximos en la distancia y/o la cultura, para insertarse como un lugar
económicamente significativo en la nueva geografía virtual de los flujos de
información, de capitales y sobre todo de las personas y los valores humanos.

Canarias, octubre de 2003

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