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Las inmunidades y privilegios parlamentarias son ventajas que la Constitución establece a favor
de los diputados y senadores, con el doble objetivo de asegurar la independencia del Congreso y de
garantizar a sus miembros una absoluta libertad de acción en el desempeño del mandato representativo.
Los parlamentarios están dotados de un status jurídico especial respecto del ejercicio de algunas
libertades, lo cual implica que se encuentran en una situación privilegiada en comparación con la de
cualquier otro ciudadano. Por esta razón, las normas que los consagran tienen el carácter de
excepcionales.
Este principio está establecido en el artículo 61, inciso primero, de la Constitución. Conforme
a él, “Los diputados y senadores sólo son inviolables por las opiniones que manifiesten y los votos que
emitan en el desempeño de sus cargos, en sesiones de sala o de comisión”.
No basta que esas opiniones y votos o las actitudes que las concreten, ocurran en el curso de
una sesión o de una comisión, sino que, además, deben estar vinculadas al ejercicio de la función
parlamentaria. La disposición constitucional emplea la expresión “en el desempeño” y con ello hace
referencia a lo que ocurra en el curso del cumplimiento de la función y también con motivo o en
relación con ésta. (p. 344)
La segunda, la teoría mayoritaria, sostiene que estamos ante una causa de exclusión personal de
la pena. El hecho sería un delito y podría producir los efectos que le son inherentes, excepto la
responsabilidad penal del parlamentario, pudiendo hacerse efectivas otras formas de responsabilidad,
como la responsabilidad civil y la responsabilidad disciplinaria de las Cámaras.
El fuero parlamentario está consagrado en el Art. 61, incisos segundo, tercero y cuarto, en los
siguientes términos: “Ningún diputado o senador, desde el día de su elección o desde su juramento,
según el caso, puede ser acusado o privado de su libertad, salvo el caso de delito flagrante, si el
Tribunal de Alzada de la jurisdicción respectiva, en pleno, no autoriza previamente la acusación
declarando haber lugar a formación de causa. De esta resolución podrá apelarse para ante la Corte
Suprema.
En caso de ser arrestado algún diputado o senador por delito flagrante, será puesto inmediatamente a
disposición del Tribunal de Alzada respectivo, con la información sumaria correspondiente. El
Tribunal procederá, entonces, conforme a lo dispuesto en el inciso anterior.
Desde el momento en que se declare, por resolución firme, haber lugar a formación de causa, queda el
diputado o senador imputado suspendido de su cargo y sujeto al juez competente”.
La excepción al fuero está constituida por el delito flagrante (Art. 61, inc. 2° y 417 del Código
Procesal Penal). En este caso, el parlamentario puede ser detenido o arrestado, siendo puesto
inmediatamente a disposición de la Corte de Apelaciones, con la información sumaria respectiva. En
los demás casos no puede ser detenido, sino que se debe realizar el proceso de desafuero.
De acuerdo con el artículo 130 del Código Procesal Penal se encentra en situación de flagrancia:
1° El que actualmente se encontrare cometiendo el delito;
2° El que acabare de cometerlo;
3° El que huyere del lugar de comisión del delito y fuere designado por el ofendido u otra persona
como autor o cómplice;
4° El que, en un tiempo inmediato a la perpetración de un delito, fuere encontrado con objetos
procedentes de aquél o con señales, en sí mismo o en sus vestidos, que permitieren sospechar su
participación en él, o con las armas o instrumentos que hubieren sido empleados para cometerlo; y
5° El que las víctimas de un delito, que reclamen auxilio, o testigos presenciales señalaren como autor
o cómplice de un delito que se hubiere cometido en un tiempo inmediato”.
El parlamentario queda sometido a la misma ley sustantiva penal que las demás personas y
allanado el fuero que le favorece, puede ser detenido, formalizado y condenado en los mismos casos
que ellos.
El procedimiento para desaforar a los parlamentarios está establecido en los artículos 416 y ss.
del Código Procesal Penal.
En cuanto a los efectos de la resolución que allana el fuero, son los referidos en el artículo 61 de
la Constitución. (“Desde el momento en que se declare, por resolución firme, haber lugar a formación
de causa, queda el diputado o senador imputado suspendido de su cargo y sujeto al juez competente”).
La primera consecuencia del desafuero es la suspensión en el cargo de diputado o senador, que impide
el desempeño de las tareas parlamentarias. El congresal, para todos los efectos constitucionales, no se
entiende en ejercicio.
La condena a penas aflictivas (todas las de crímenes y respecto de las de simples delitos, las de
presidio, reclusión, confinamiento, extrañamiento y relegación menores en sus grados máximos),
provoca simultáneamente la pérdida de la ciudadanía y la cesación en el cargo parlamentario (artículos
27, 28 y 29 del Código Penal). De acuerdo con el artículo 29 del CP, tales sanciones acarrean las de
inhabilitación perpetua para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena. Cuando esas
penas son aun mayores que las indicadas como aflictivas, llevan además la inhabilitación perpetua para
cargos y oficios públicos y derechos políticos y la inhabilitación para profesiones titulares mientras
dure la condena (28 CP).
Finalmente, si la acción penal tiene por base una opinión expresada o un voto emitido que estén
constitucionalmente amparados con la inviolabilidad, no procede otorgar desafuero, ya que no ha lugar,
por esa circunstancia a procesamiento (opera la inviolabilidad).
La norma constitucional fue concebida dentro del antiguo sistema penal, por lo que cabe
preguntarse si es necesario desaforar a un parlamentario para formalizar una investigación o si el
Ministerio Público debe solicitar el desafuero para poder formalizar.
El artículo 416 del Código Procesal Penal dispone que “igual declaración requerirá (se refiere a
la declaración de la Corte de Apelaciones respectiva para que declare que ha lugar a la formación de
causa en contra de un parlamentario) si el fiscal quisiere solicitar al juez de garantía la prisión
preventiva del aforado u otra medida cautelar en su contra.
La dieta es la remuneración percibida por los parlamentarios por el desarrollo de sus respectivas
funciones. Su fundamento radica en que el desempeño de la función parlamentaria se ha hecho cada
vez más difícil por la complejidad de los problemas públicos, el desarrollo científico y técnico y por la
imposibilidad absoluta que el estatuto parlamentario crea para obtener otras fuentes de ingreso.
La Constitución de 1833 establecía que el desempeño de los cargos parlamentarios era gratuito.
La dieta parlamentaria fue establecida en nuestro ordenamiento por la Constitución de 1925.
Conforme al Art. 62 de la C.P. de la R., “Los diputados y senadores percibirán como única
renta una dieta equivalente a la remuneración de un Ministro de Estado incluidas todas las
asignaciones que a éstos correspondan”.
En la práctica, los parlamentarios siempre han intentado y logrado justificar los motivos que
permitan aumentar, directamente o no, el monto de la dieta aludida. (Cea Egaña)
Además, los parlamentarios gozan de otras franquicias económicas, tales como viáticos para
alojamiento y alimentación, asignaciones para transporte o movilización y pago de oficinas distritales.
Se produce una vacante cuando opera una causal de cesación en el cargo de parlamentario: en
caso de muerte; por renuncia en caso de enfermedad grave calificada por el Tribunal Constitucional o
cuando un diputado acepta un cargo vacante de senador, etc.).
Art. 51, incisos segundo y siguientes: Las vacantes de diputados y las de senadores se proveerán con
el ciudadano que señale el partido político al que pertenecía el parlamentario que produjo la vacante
al momento de ser elegido.
Los parlamentarios elegidos como independientes no serán reemplazados.
Los parlamentarios elegidos como independientes que hubieren postulado integrando lista en conjunto
con uno o más partidos políticos, serán reemplazados por el ciudadano que señale el partido indicado
por el respectivo parlamentario al momento de presentar su declaración de candidatura.
El reemplazante deberá reunir los requisitos para ser elegido diputado o senador, según el caso.
Con todo, un diputado podrá ser nominado para ocupar el puesto de un senador, debiendo aplicarse,
en ese caso, las normas de los incisos anteriores para llenar la vacante que deja el diputado, quien al
asumir su nuevo cargo cesará en el que ejercía.
El nuevo diputado o senador ejercerá sus funciones por el término que faltaba a quien originó la
vacante.
En ningún caso procederán elecciones complementarias”.
La modificación introducida por la reforma del 2005 vino a llenar el vacío existente, que
requería de una urgente regulación debido a los casos en que se había suscitado la necesidad de llenar
la vacante de parlamentarios. La norma distingue entre los parlamentarios que forman parte de un
partido político y los independientes. Los parlamentarios independientes no serán reemplazados a
menos que integren lista con otros partidos. En este caso, deberán designar, en su declaración de
candidatura, a un partido de la lista para ejercer la facultad de reemplazo.
La ley 19.653, modificó también la LOC del Congreso Nacional incorporando los principios de
probidad y transparencia, contenidos y desarrollados en los artículos 5 A a 5 D. En estas disposiciones,
se definen de manera similar a la ley N° 18.575, los principios de probidad y transparencia; se
establecen las obligaciones de los parlamentarios de presentar una declaración jurada de intereses y una
declaración jurada de patrimonio.