Sie sind auf Seite 1von 20

Federalismo.

Relaciones típicas en la estructura del Estado Federal: subordinación,


participación y coordinación. Relaciones de coordinación entre las
provincias y el Estado Federal. Distribución de potestades.
Competencias exclusivas, concurrentes, compartidas y excepcionales.

I. INTRODUCCIÓN.

El artículo 1º de la Constitución Nacional establece la forma federal


de Estado, cuya característica es la descentralización territorial del poder en
unidades políticas autónomas, denominadas provincias.1

La autonomía de las provincias, es decir la capacidad que tienen de


darse sus propias instituciones, su gobierno y dictar sus leyes, conlleva el
reconocimiento del poder político soberano de la Federación de la cual
forman parte. Es dable observar entonces, en esta línea argumental, que “el
derecho federal tiene primacía sobre el de los miembros; es decir, que las
normas jurídicas establecidas por los Estados, pierden validez si están en
contradicción con las normas jurídicas establecidas por la Federación. El
Estado Federal se expresa, pues, en un solo orden jurídico, cuya validez
descansa en la constitución federal”.2 La supremacía de las normas
federales, y la consiguiente subordinación de las normas provinciales,
establece la llamada relación de subordinación.

Pero cuidado. La relación de subordinación no implica la absoluta


subsunción de las provincias en la Nación. El Estado Federal presenta una
dualidad de poderes: el de la Federación por un lado y tantos locales cuantas
unidades políticas lo forman. Esta configuración dual denota su
complejidad: existen, sobre un mismo territorio, diversos centros de poder y
decisión política que, en el marco de sus competencias, van a funcionar
como un “todo” en clave de unidad. No debe olvidarse que las entidades
autónomas federadas (las provincias) tienen la voluntad de vivir en común

1
Bidart Campos, Germán, Manual de la Constitución Reformada, Tomo I, Buenos Aires,
Ediar, Tercera Reimpresión, 2001, p. 437 y ss. Badeni, Gregorio, Instituciones de Derecho
Constitucional, Tomo II, Buenos Aires, Ad-Hoc, 1999, p. 15 y ss.
2
García Pelayo, Manuel, Derecho Constitucional comparado, Madrid, Alianza, 2000,
primera reimpresión de la primera edición en la colección “Manuales”, p. 238.
2

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

en forma permanente, pero no se funden en la unidad mayor (el Estado


Federal) que las absorbe o disuelve, sino que cada una preserva su identidad
y su personalidad jurídica y política.3 “La Federación reconoce por finalidad
el mantenimiento de la existencia política de todos sus miembros en el
marco de la Federación. De aquí se sigue que la Constitución federal
contiene en todo caso, incluso cuando no habla de ello expresamente, una
garantía de la existencia política de cada uno de los miembros frente a todos
y de todos frente a cada uno y frente a todos juntos”. 4 Esta garantía de
existencia política de cada miembro se manifiesta, entre otras cuestiones, en
su participación en el gobierno de la Federación. Los Estados Federados, en
cierta medida y en tanto tales, forman parte del gobierno de la Federación,
denominándose a esta cuestión relación de participación.

La superposición de los poderes del Estado Federal y de los Estados


Federados en un mismo territorio genera, asimismo, la necesidad de
delimitar el reparto de potestades y competencias entre ellos. Este proceso,
que se denomina relación de coordinación, pondrá en pugna principios y
fuerzas contrapuestas y buscará su equilibrio: la unión y la diversidad, la
solidaridad y la subsidiariedad, las fuerzas centrípetas y las centrífugas.
Existen dos métodos para la delimitación formal de competencias. Uno, tal
vez más general, consiste en enumerar las materias de competencia del
Estado federal, quedando reservadas todas las restantes a los Estados
miembros. El otro, a la inversa, enumera los poderes de los Estados parte,
quedando el resto reservados a la Federación.5

Los Fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que a


continuación analizaremos presentan como temática fundamental el
Federalismo, las relaciones entre la Nación y las Provincias y la distribución
de potestades y competencias. Encontraremos en primer lugar el Fallo
propuesto y luego, a modo de sucinta guía de lectura, una serie de preguntas
y comentarios que nos permitirán subrayar los puntos que consideramos
sustanciales del pronunciamiento del Alta Tribunal en relación a la temática
estudiada.

La metodología propuesta aborda cuestiones de derecho desde el


análisis crítico de jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación. Resulta pertinente aclarar que dicha actividad debe
complementarse con la lectura de los textos que conforman la
bibliografía obligatoria indicada por la cátedra.

3
Barrera Butele, Guillermo, Provincias y Nación, Buenos Aires, Ciudad Argentina, 1996.
4
Schmitt, Carl, Teoría de la Constitución, Madrid, Alianza, 2003, cuarta reimpresión, p.
350.
5
García Pelayo, Manuel, Derecho Constitucional comparado, Madrid, Alianza, 2000,
primera reimpresión de la primera edición en la colección “Manuales”, p. 231.
3

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

II. FALLOS.

1. MENDOZA, DOMINGO Y HERMANO V. PROVINCIA DE SAN LUIS. FALLOS 3:131.


CORTE SUPREMA, 05/12/1865.

1.a. Fallo.

“Domingo Mendoza y hermano, argentinos y vecinos de Buenos Aires,


entablaron demanda ante la Corte Suprema contra la provincia de San Luis
sobre devolución de derechos percibidos por aquélla por artículos extraídos
de su territorio.

Expusieron que, ejerciendo el negocio de frutos del país en la provincia de


San Luis, habían sido obligados a pagar al tesoro de dicha provincia sumas
considerables por derechos impuestos a la exportación y tránsito
interprovincial de dichos frutos.

Que semejante impuesto, creado por una ley de la citada provincia, era un
verdadero derecho de exportación, ya sea por la forma en que estaba
establecido por dicha ley, o por la manera de cobrarlo, pues por aquélla se
ordena el pago de un real por cada arroba de lana o cerda y dos reales por
cada cuero que se exporte de la provincia, y el momento de cobrar el
impuesto es en el acto mismo de la exportación.

Que no era la simple producción la que quedaba gravada con el citado


impuesto, pues aquélla ya lo estaba por la contribución directa que se paga
en la provincia de San Luis por las propiedades territoriales y mobiliarias,
siendo así que después de haberse pagado por el productor las lanas, cueros,
etc., avaluados en el valor de los ganados sujetos a la contribución directa,
no podían dichas lanas, cueros, etc., ser extraídos de la provincia sin pagar
un nuevo impuesto.

Que si éste no es un derecho de exportación, no lo es tampoco el que cobran


con ese nombre las aduanas nacionales.

Que la creación de ese impuesto trae consigo, como consecuencia


indispensable, el restablecimiento de las antiguas aduanas provinciales,
aunque no se dé tal nombre a las receptorías que lo cobran.

Que, por lo tanto, la ley provincial creando dicho impuesto viola las
disposiciones contenidas en los arts. 4, 9, 10, 11, 16, 17 y 67 inc. 1 CN.; y si
dicha ley es inconstitucional, lo que se ha cobrado con arreglo a ella, ha sido
indebidamente cobrado, y debe devolverse, no habiéndose por los
demandantes hecho semejante reclamación desde el principio, por no
hallarse instalados los tribunales nacionales.
4

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

La ley aludida en la demanda es del 7/7/1862, y su art. 18 referente a los


derechos citados era del siguiente tenor:

"Art. 18.- Los productos de la provincia que se extraigan al exterior de ella,


pagarán los siguientes derechos municipales: por cada cuero vacuno dos
reales, por la arroba de cerca o lana un real; por cada docena de cueros de
cabra dos reales; por la docena de cueros de cabrito un real; por cada cama
de carreta un real, y medio real por la de carretilla".

Conferido traslado, el apoderado de la provincia de San Luis, Dr. Francisco


Elizalde, interpuso artículo de incompetencia.

Resuelto el artículo por fallo del 3/3/1865, declarándose la Corte Suprema


competente para conocer en la demanda, el apoderado de la provincia
contestó que debía rechazarse la demanda con costas.

Expuso que las legislaturas provinciales tienen por la Constitución Nacional


el derecho de establecer impuestos municipales sobre los productos
elaborados en su territorio.

Que el impuesto creado por el art. 18 ley del 7/7/1862 no es otra cosa que un
impuesto municipal.

Que el objeto de la disposición constitucional, estableciendo entre las


atribuciones del Congreso Nacional la de fijar los derechos de exportación
hasta 1866, "en cuya fecha cesarán como impuesto nacional, no pudiendo
serlo provincial", fue suprimir la exportación desde 1866, a fin de dejar esos
productos como materia imponible de las provincias, aumentando éstas sus
rentas municipales.

Que, por lo tanto, imponer derechos en las provincias a los productos de


ellas, como renta municipal, no es establecer derecho de exportación.

Que si por el art. 18 citado se ha impuesto un derecho a los productos que se


extraen de la provincia, no ha sido con el objeto de crear derechos de
exportación, ni de restablecer las aduanas interprovinciales, sino de adoptar
el medio que hiciera más fácil el percibido de la renta municipal.

Que como la recaudación de esa renta ofrecía dificultades, se empleó el


temperamento de cobrarla a la extracción de los productos, en vez de
cobrarse anticipadamente.

Que lejos de atacarse ningún principio constitucional por la ley del


7/7/1862, su espíritu ha sido el de fomentar la industria gravando las
producciones de la provincia en provecho de aquélla, pues si se cobran
5

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

derechos municipales sobre los cueros, lanas, etc., no se cobran a esos


mismos artículos convertidos en suelas, tafiletes, frazadas, etc.

Que, además, Domingo Mendoza y hermano no han sufrido perjuicio


alguno con motivo de dicha ley, pues al comprar los mencionados
productos, descontaban del precio el importe de los derechos que se debían
satisfacer, viniendo por lo tanto a ser los vendedores quienes realmente los
han pagado, y no los compradores Mendoza y hermano.

Que, por consiguiente, en el supuesto, no concedido, de ordenarse una


devolución de esos derechos, sería a los vendedores a quienes debería
hacerse y no a los compradores.

Que el gobierno de San Luis no tiene establecida aduana alguna, como se


pretende por los demandantes, y que las disposiciones constitucionales que
se invocan como violadas por la ley provincial, son inaplicables, desde que
ésta ni ha creado derechos de exportación, ni ha establecido aduanas
provinciales.

Se vio la causa por cuatro de los miembros de la Corte Suprema, con motivo
de la enfermedad del vocal Dr. Francisco Delgado.

En 10/8/1865 se dictó el siguiente auto:

Y visto: en discordia a mayor número de jueces.

Pasados algunos meses y no restableciéndose aún la salud del vocal Dr.


Delgado, a petición del apoderado de la provincia de San Luis, se procedió a
la insaculación de un conjuez, resultando nombrado el Dr. Bernardo de
Irigoyen.

Se vio nuevamente la causa el 28/10/1865, y se pronunció el siguiente:

Buenos Aires, diciembre 5 de 1865.- Vistos los autos que penden ante esta
Corte Suprema de Justicia, en virtud de demanda entablada por Domingo
Mendoza y hermano, contra la provincia de San Luis, pidiendo, primero,
que se declare contraria a la Constitución Nacional la disposición contenida
en el art. 18 ley general de impuestos de dicha provincia, fecha 7/7/1862,
que dice así: "Los productos de la provincia que se extraigan al exterior de
ella, pagarán los siguientes derechos municipales: por cada cuero vacuno,
dos reales; por la arroba de cerda o lana, un real; por cada docena de cueros
de cabra, dos reales; por la docena de cueros de cabrito, un real; por cada
cama de carreta, un real, y medio real por la de carretilla; y segundo, que se
condene en consecuencia, a la expresada provincia a la devolución de la
cantidad de $ 7000, más o menos, en moneda boliviana, que fueron
obligados apagar en virtud de la precitada ley en cuya causa esta Corte no
6

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

hizo lugar por resolución de 3 de mayo del presente año a fs. 47 vta., a la
declinatoria de jurisdicción deducida por el representante de la provincia de
San Luis, y aceptó el conocimiento y decisión de ella, en uso de su
jurisdicción originaria".

Considerando: en lo relativo a la inconstitucionalidad de la ley: 1. Que la


Constitución argentina en el art. 31 dispone que esta Constitución, las leyes
de la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso, y los
tratados con las potencias extranjeras, son la ley suprema de la Nación; y las
autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella, no
obstante cualquier disposición en contrario que contengan las leyes o
Constituciones provinciales.

2. Que está dispuesto igualmente "que las provincias conservan todo el


poder no delegado por la Constitución al Gobierno federal", y que "las
declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán
entendidas como negación de otros derechos y garantías no enumeradas,
pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma
republicana de gobierno" (arts. 33 y 104 CN.).

Que en virtud de estas disposiciones y de los más sanos principios de la


razón, los actos de la Legislatura de una provincia, no pueden ser
invalidados, sino en aquellos casos en que la Constitución concede al
Congreso Nacional en términos expresos un exclusivo poder, o en los que el
ejercicio de idénticos poderes ha sido expresamente prohibido a las
provincias, o cuando hay una directa y absoluta incompatibilidad en el
ejercicio de ellos por estas últimas; fuera de cuyos casos, es incuestionable
que las provincias retienen un autoridad concurrente con el Congreso.

3. Que la referida ley de la Legislatura de San Luis, que impone derechos a


los productos de la provincia que se extraigan al exterior de ella, importa
claramente el establecimiento de aduanas interiores para la percepción de
esos derechos, y grava con contribuciones la circulación de los productos.

4. Que el poder de establecer aduanas o de imponer derechos a la


importación y exportación de las mercaderías, ha sido exclusivamente
delegado al gobierno federal por el art. 9 CN. y que en el interior de la
República es libre de derechos la circulación de los efectos de producción
nacional, según lo dispone el art. 10 de la misma.

Por esos motivos se declara que la referida disposición contenida en el art.


18 ley general de impuestos de la provincia de San Luis, fecha 7/7/1862, es
contraria a la Constitución Nacional, y que por tanto es nula y de ningún
efecto en la presente causa.

Respecto a la devolución de lo pagado en virtud de dicha ley.


7

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

Considerando: 1. Que aun cuando la casa de Domingo Mendoza y hermano,


que ejercía el negocio compra de frutos del país en la provincia de San Luis,
sea quien haya pagado los derechos sobre los productos exportados por ella;
sin embargo son productores en realidad sobre quienes ha recaído el
impuesto, porque los compradores han debido deducir su valor del precio
del producto, disminuyéndolo proporcionalmente al importe de los derechos
que tenían que satisfacer. Que así la cantidad de dinero cuya restitución
solicitan los demandantes, viene a ser la misma que se supone que ellos
pagaron de menos al productor o dueño primitivo de los frutos;
presentándose en consecuencia esta reclamación ante la Corte destituida de
todas las consideraciones de equidad que pudieran recomendarla.

2. Que hallándose la Nación en los primeros tiempos de su formación, y


atenta la penuria en que han quedado las provincias con la privación de los
derechos de importación y exportación de aduanas, los cuales fueron
atribuidos exclusivamente por la Constitución al Gobierno Nacional; se
comprende fácilmente la buena fe con que ha procedido la Legislatura de la
provincia de San Luis, procurando, con la imposición de las contribuciones
que contiene la citada ley, crearse recursos con que poder subvenir a las
necesidades de su gobierno propio; debiendo suponerse que el producto de
esas contribuciones ha sido invertido en los gastos del servicio público y en
garantías de seguridad a favor de los bienes y de las personas establecidas
en aquella provincia.

3. Que desde el 17/7/1862 en que fue promulgada la Ley de Impuestos de la


provincia de San Luis, la casa de Domingo Mendoza y hermano, ha pagado
sin protesta ni oposición alguna, los derechos de exportación que por ella se
establecen, hasta el año pasado de 1864 en que se presentó recién su agente
Augusto Horney ante el juzgado de Sección, resistiendo el pago del referido
impuesto, como contrario a la Constitución Nacional; que el motivo que los
demandantes alegan para disculpar su sumisión, de que no estaban aún en
ejercicio los tribunales nacionales, no es bastante, puesto que funcionaban
ya los otros poderes nacionales, y aun podrían haber recurrido a las mismas
autoridades de la provincia, las cuales están obligadas a conformarse a la
Constitución como ley suprema de la Nación, no obstante, cualquier
disposición en contrario que contengan las leyes provinciales. Que en tal
caso, y cuando todos los habitantes de un país tienen la obligación natural
de contribuir a los gastos de la Administración Pública, y de dar al gobierno
que les rige los medios de llenar su destino; no puede, según derecho, tener
lugar la acción condictio indebiti, condictio sine causa.

Por estos fundamentos se condena a la provincia de San Luis a la restitución


solamente de la cantidad de dinero que hubiese cobrado por derechos de
exportación, a la casa de Domingo Mendoza y hermano, después de
entablada por su agente la demanda ante el juzgado de Sección de aquella
provincia.
8

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

Regúlese el honorario del conjuez y satisfáganse las costas. FRANCISCO


DE LAS CARRERAS.- SALVADOR M. DEL CARRIL.- JOSÉ BARROS
PAZOS.- J. B. GOROSTIAGA.- BERNARDO DE IRIGOYEN.”

1.b. Guía de lectura.

1. ¿Cuál es el artículo de la Constitución Nacional que estipula


directamente la subordinación de los órdenes jurídicos provinciales
al orden jurídico nacional? ¿Qué otro principio, consecuente con el
anterior, surge del mismo artículo?
2. ¿Qué tipo de control efectúa la Corte en el fallo analizado? ¿Sobre
que norma? ¿Resiste dicha norma el control efectuado?
3. Según la Corte Suprema, ¿en qué supuestos pueden ser declaradas
inconstitucionales las leyes provinciales? La declaración de
inconstitucionalidad de una ley provincial por parte de una autoridad
nacional ¿no configura una intromisión inaceptable a la autonomía
local?
4. ¿Cuáles serían los artículos de la Constitución Nacional contrariados
por la Ley General de Impuestos de la Provincia de San Luis? ¿Por
qué? ¿Qué materia regula la ley provincial? Esta materia, ¿es una
potestad delegada al Estado Federal?
5. ¿Cuál es el principio rector que determina el reparto de potestades
entre la Nación y las Provincias? ¿De qué artículo de la Constitución
Nacional se desprende?

1.c. Comentarios.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación quedó constituida


formalmente el 15 de enero de 1863, luego de que sus integrantes prestaran
juramento ante el Presidente de la Nación, Dr. Bartolomé Mitre. Habían sido
nombrados el 18 de octubre de 1862 por dicho Presidente, luego del
pertinente acuerdo prestado por el Senado. Resulta importante destacar esta
cuestión pues estamos estudiando uno de los primeros fallos relacionados
con la temática federal y el primer ejemplo de la declaración de
inconstitucionalidad de una ley provincial en la historia argentina.

Existe evidente relación entre algunos puntos considerados en el


fallo y el particular momento histórico en que fue dictado. Por ejemplo, la
Corte resuelve su competencia para conocer en el asunto y la procedencia de
la acción, cuestión que hoy no suscitaría mayor discusión, pero que en ese
momento generó un planteo por parte de la Provincia de San Luis
rechazando la posibilidad de que una provincia sea demandada por
particulares ante tribunales de la Nación. Por otro lado, la singularidad del
momento histórico se filtra de forma evidente en la última parte de la
sentencia. La Corte afirma su papel como guardiana y custodia final de la
9

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

Constitución sin descuidar su responsabilidad institucional en la


consolidación del sistema federal. Considero que esta es la interpretación
que debe efectuarse del argumento invocando las penurias económicas
provinciales y la presunta buena fe de la Legislatura puntana, a efectos de
limitar la devolución de lo pagado.

2. GONZÁLEZ, MODESTO V. PROVINCIA DE SANTIAGO DEL ESTERO. FALLOS


159:326. CORTE SUPREMA, 03/12/1930.

2.a. Fallo.

“Considerando:

1°- Que de las constancias de autos resulta que la materia del recurso versa
sobre la inconstitucionalidad del art. 56 de la Constitución de aquella
Provincia alegada por el ejecutante, por ser dicha disposición contraria a
preceptos y principios establecidos en la Constitución Nacional. Como la
decisión definitiva ha sido contraria a la supremacía de la Ley Fundamental,
procede el recurso concedido, pues aún cuando la decisión ha sido dictada
en una incidencia del juicio ejecutivo "sub lite", tiene carácter definitivo por
su propia naturaleza ya que da término a una cuestión que no podría
plantearse de nuevo y oportunamente.

2°- Que en cuanto al fondo del asunto, el dictamen del procurador general se
apoya en los verdaderos fundamentos que ilustran el caso (art. 31, 67 inc. 11
y 108 de la Constitución Nacional).

3°- Que consagrada la unidad de la legislación civil como consecuencia de


la unidad política de la república, no cabe admitir que los estados
autónomos puedan destruir aquella, al dictar sus instituciones,
concediéndose ellos mismos privilegios o exenciones al margen de la
legislación general (art. 31 citado).

4°- Que los plazos extraordinarios acordados a las provincias por las
legislaciones locales para que puedan hacerse efectivos en sus bienes los
créditos reconocidos legalmente, afectan la estructura del Código Civil que
no ha creado beneficio alguno al respecto a favor de las personas jurídicas
6
El artículo 5 de la Constitución de Santiago del Estero vigente en el año 1930 decía: “El
Estado, como persona civil, puede ser demandado ante los jueces ordinarios sobre
propiedad y obligaciones contraídas, sin necesidad de autorización previa de la legislatura y
sin que el juicio deba gozar de privilegio alguno. Sin embargo, siendo condenada al pago de
alguna deuda no podrá ejecutarse la sentencia ni embargarse sus rentas hasta pasados seis
meses dentro de cuyo término la Legislatura debe arbitrar el modo y forma de verificar el
pago”.
10

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

sobre que legisla, estableciendo, por el contrario, una perfecta igualdad entre
aquellas y los simples particulares (art. 41 y 42 del código civil).

A mérito de lo expuesto, se revoca la sentencia en cuanto ha podido


ser objeto del recurso extraordinario, declarándose que el artículo 5 de la
Constitución de Santiago del Estero, es repugnante a los principios de los
art. 31, 67 inc. 11 y 108 de la Constitución Nacional. FIGUEROA
ALCORTA - REPETTO - GUIDO LAVALLE - SAGARNA.”

2.b. Guía de Lectura.

1. ¿Por qué resulta procedente el Recurso Extraordinario Federal?


2. ¿Es una potestad exclusiva reservada por las Provincias el organizar
sus instituciones? ¿De qué artículos de la Constitución Nacional
surge? ¿Qué recaudos deben seguir las Provincias en el dictado de
sus Constituciones?
3. ¿Por qué la Corte Suprema de Justicia de la Nación entiende que el
artículo 5 de la Constitución de la Provincia de Santiago del Estero
es inconstitucional? ¿Qué materia regula? ¿Fue dicha materia
delegada por las provincias al Estado Nacional? ¿Es una materia que
les está expresamente prohibida?
4. ¿Quién dicta los códigos de fondo? ¿De dónde surge? ¿En qué
situaciones dicha facultad podría ser ejercida por las provincias?
5. ¿Quién dicta los códigos de procedimiento? Fundamente la
respuesta.
6. En el caso bajo análisis, ¿no estamos en presencia de una cuestión
procedimental? Si es así, ¿se sostiene la declaración de
inconstitucionalidad efectuada por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación?

2.c. Comentarios.

En el fallo estudiado, emitido por la Corte Suprema de Justicia de la


Nación en 1930, se analizó la constitucionalidad de uno de los artículos de
la Constitución de Santiago del Estero.

En un fallo dictado en el año 1926, que leeremos a continuación, la


Corte utiliza similares fundamentos en los argumentos relacionados con las
cuestiones federales, pero arriba a una solución sensiblemente diferente.
Nos detendremos en este punto intentando delimitar tal diferencia y
buscando la fundamentación jurídica de la misma.
11

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

3. PAUTASSO, ANTONIO V. PROVINCIA DE SANTIAGO DEL ESTERO . FALLOS 147:88.


CORTE SUPREMA, 18/08/1926.

3.a. Fallo.

“1°- Que las excepciones de nulidad, espera y compromiso, opuestas por la


demandada, se fundan en que el embargo trabado contraría lo dispuesto por
el artículo 5 de la Constitución de la Provincia…

2°- Que de acuerdo con el art. 108 de la Constitución, las provincias no


ejercen el poder delegado a la Nación, y no les está permitido dictar los
Códigos Civil, Penal, Comercial y de Minería después que el Congreso los
haya sancionado, precepto que no deja lugar a duda en cuanto a que todas
las leyes que estatuyen sobre las relaciones privadas de los habitantes de la
república, siendo del dominio de la legislación civil o comercial, están
comprendidas entre las facultades de dictar los Códigos fundamentales que
la Constitución atribuye exclusivamente al Congreso (t. 103, p. 373; t. 133,
p. 161).

3°- Que las provincias federadas son, por el Código Civil (art. 33 inc. 2°)
personas jurídicas de existencia necesaria, demandables y susceptibles de
ser ejecutadas; de suerte que el art. 5 de la Constitución de la provincia, al
substraer a la provincia de Santiago del Estero a la acción de sus acreedores
en cuanto a la forma y modo de hacer efectivos sus derechos, ha estatuido
sobre materia que es del resorte exclusivo del Congreso, a cuya legislación
deben conformarse las provincias, no obstante cualquier disposición en
contrario que contengan sus constituciones o leyes locales (t. 133, p. 161).

4°- Que, en consecuencia, las excepciones opuestas no pueden fundarse con


eficacia en el precepto invocado por la provincia demandada, porque ello
importaría consagrar disposiciones derogatorias de las que contiene el
Código Civil en cuanto a la forma y medios de perseguir el pago.

5°- Que como se ha establecido en casos análogos, el régimen político y


administrativo de las provincias, no es otro que el previsto en los art. 104,
106 y correlativos de la Constitución Nacional; y por latos que sean los
poderes inherentes al mismo, no llegan hasta autorizar sanciones legales que
estén en pugna con la legislación de fondo dictada por el Congreso, como
ocurre con el art. 5 de la Constitución de la Provincia de Santiago del
Estero, del punto de vista expuesto en los considerandos precedentes
(Constitución Nacional, art. 31 y 108…).

Por estos fundamentos, se resuelve no hacer lugar a las excepciones


opuestas, mandándose llevar la ejecución adelante. BERMEJO -
FIGUEROA ALCORTA – MENDEZ - REPETTO.”
12

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

3.b. Guía de lectura.

1. El artículo 126 de la Constitución Nacional sostiene que “las


provincias no ejercen el poder delegado a la Nación”, ¿considera que
existe alguna excepción a esta norma? Fundamente. A continuación
efectúe una definición de lo que entiende por “potestades
concurrentes” y “potestades compartidas”.
2. Puede observarse que el Fallo prefigura la doctrina emanada de
“González, Modesto v. Provincia de Santiago del Estero” estudiado
en el punto anterior. Sin embargo, en aquel pronunciamiento la Corte
Suprema declaró, por primera vez en su historia, la
inconstitucionalidad de un artículo de una Constitución provincial,
cuestión que parece no ser resuelta en el presente Fallo. ¿Por qué?

4. VIÑEDOS Y BODEGAS ARIZÚ V. PROVINCIA DE MENDOZA. FALLOS 156:20.


CORTE SUPREMA, 23/10/1929.

4.a. Fallo.

“Y considerando:

1) Que la provincia de Mendoza ha dictado dos leyes sobre salario mínimo:


la primera, 732, del 4 de diciembre de 1918 y la segunda 922 de julio 21 de
1927.

2) Que el articulo 1 de la ley 732 fija el salio mínimo de $ 2.50 para


trabajadores del estado, el de $ 2 para los que se hallen en servicio de
particulares, y el 7 castiga las infracciones de los patrones y empresarios o
agentes y encargados con uno a 30 días de arresto o multa que no pase de
100$, penas que se duplican en caso de reincidencia.

3) Que el articulo 1 de la ley 922 fija en 4.80$ el salio mínimo que deberá
pagarse a los trabajadores o empleados del estado o municipalidades y las
industrias fabriles o faenas vitícolas o vinícolas; el segundo en $ 4 el que
corresponde a los trabajadores o empleados de las casas de comercio, y el 3°
preceptúa que será establecido anualmente el correspondiente a los
trabajadores ocupados en faenas agrícolas o ganaderas por el poder
ejecutivo con informe de la oficina de trabajo, no pudiendo la tasa bajar de
cuatro pesos ni exceder de cinco. El art. 8 dispone, por último, que las
infracciones a la Ley serán castigadas con una multa de cincuenta a mil
pesos moneda nacional, que se doblará en caso de reincidencia, o prisión
equivalente de acuerdo con el Código penal, computándose tantas
infracciones como personas fueren ocupadas ilegalmente.
13

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

4) Que aun cuando la parte actora ha hecho mérito de las leyes 732 y 922
para pedir la declaración de inconstitucionalidad de una y otra, la primera
debe ser excluida de este pronunciamiento desde que, como resulta del
análisis de las constancias de autos y de las propias manifestaciones de
aquella, la ley 732 no le ha ocasionado ningún perjuicio material susceptible
de reparación pecuniaria, pues el salario mínimo en ella fijado era ya el
suyo.

5) Que la parte actora ha desconocido validez constitucional a ambas leyes,


en cuanto se relaciona principalmente con la fijación de un salario mínimo
que se ha visto obligada a satisfacer en el establecimiento vitivinícola que
posee en el departamento de Godoy Cruz, provincia de Mendoza, y se ha
fundado: a) en que vulneran las libertades de industria, trabajo y propiedad
aseguradas a todos los habitantes de la Republica por los art. 14 y 17 de la
Constitución Nacional; b) en que sólo el Congreso Nacional tiene facultades
para dictar leyes modificatorias de las disposiciones del Código Civil
relativas al contrato de locación de servicios de acuerdo con el art. 67, inc.
11, y 108 de la Constitución Nacional.

6) Que planteando este segundo fundamento un conflicto entre poderes o


facultades conferidos a la nación y el reservado por las provincias,
corresponde pronunciarse a su respecto, en primer término, cambiando así el
orden en que han sido propuestos.

7) Que el art. 67, inc. 11, de la Constitución, concordante con el 24, atribuye
al Congreso de la Nación la facultad de dictar los Códigos Civil, Comercial,
Penal y de Minería, sin que tales Códigos alteren las jurisdicciones locales,
correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o provinciales,
según que las cosas o las personas cayeren bajo sus respectivas
jurisdicciones; y el 108 declara que las provincias no pueden dictar los
Códigos Civil, Comercial, Penal y de Minería, después que el Congreso los
haya sancionado.

8) Que la disposición del art. 31 al dar el carácter de Ley Suprema de la


Nación a las leyes que se dicten por el Congreso de acuerdo con la
Constitución haciéndolas obligatorias para las provincias, no obstante
cualquier disposición en contrario que sus leyes o constituciones contengan,
encierra el medio de hacer efectivo en todo el territorio de la república el
principio de la unidad de legislación común, consagrado por el art. 67, inc.
11.

9) Que según se desprende de las mencionadas disposiciones


constitucionales, es la aplicación de los Códigos sancionados por el
Congreso lo que se ha dejado a los tribunales provinciales, cuando las cosas
o las personas cayeren bajo su jurisdicción, sin que la cláusula
constitucional contenga disposición alguna que atribuya a los gobiernos
14

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

provinciales para poder destruir, anulándolas, las leyes sancionadas por el


Congreso de la Nación con el objeto de proveer a las ventajas de una
legislación uniforme para todo el país (Fallos, 68:238).

10) Que la reglamentación del art. 31 de la Constitución Nacional ha sido


hecha por el art. 14 de la ley 48, y en su mérito, ninguna ley de provincia
que se repute contraria a las leyes que tiene facultad para dictar el Congreso
de la Nación, puede escapar al examen y revisión de esta Corte por vía del
recurso extraordinario, aun tratándose de litigios o causas destinadas, por su
naturaleza, a fenecer dentro de la jurisdicción provincial.

11) Que la facultad conferida al Congreso de la Nación por el art. 67, inc.
11, reviste los caracteres de un poder exclusivo de la Nación, y así resulta,
con toda evidencia, no sólo de los términos expresos en que la delegación ha
sido acordada por aquel artículo y de los antecedentes y razones que la
determinación, claramente expresados al adoptarse el principio, sino
también de la prohibición formulada por el art. 108 a las provincias de
ejercitarlo después de dictados por la Nación los Códigos comunes.

12) Que la jurisprudencia de esta Corte ha señalado en reiterados fallos el


carácter de exclusividad correspondiente a ese poder, al declarar que todas
las leyes que estatuyen sobre las relaciones privadas de los habitantes de la
república son del dominio de la legislación civil o marcial y están
comprendidas entre las facultades de dictar los Códigos fundamentales que
la Constitución Nacional atribuye exclusivamente al Congreso, a cuya
legislación deben conformarse las provincias, no obstante cualquier
disposición en contrario que contengan sus constituciones o leyes locales (t.
147, p. 29, t. 149, p. 54).

13) Que si este poder de legislar, en materia de derecho privado, es


exclusivo del Congreso, evidentemente no puede ser compartido en su
ejercicio por las autonomías provinciales, correspondiendo solamente a
aquél apreciar las ventajas o inconvenientes de las Instituciones que haya
sancionado, dejándolas subsistentes o promoviendo su reforma. Y esta
consecuencia no importa cerrar la puerta a las iniciativas legislativas que el
progreso del país puede hacer necesarias, en las diferentes ramas del
derecho privado en relación a las provincias, pues, tanto los representantes
del pueblo de las mismas, como los de su soberanía, tienen amplias
facultades para presentar aquellas ante el propio cuerpo que posee la
facultad y del cual forman parte integrante.

14) Que en presencia de las anteriores conclusiones corresponde examinar


ahora si las leyes de salario mínimo dictadas por la provincia de Mendoza,
comportan el ejercicio por sus autoridades de facultades delegadas por el
art. 67, inc.11 de la Constitución al Congreso de la Nación.
15

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

15) Que al atribuirse al Congreso la facultad de dictar el Código Civil se ha


querido poner en sus manos lo referente a la organización de familia, a los
derechos reales, a las sucesiones, a las obligaciones y, entre las últimas, a los
contratos, es decir, todo lo que constituye el derecho común de los
particulares considerados en el aspecto de sus relaciones privadas. El
Código Civil ha legislado sobre la locación de servicios en el cap. VIII del
libro II, sección 3°, tit. VI, calificándolo de contrato consensual y
expresando que tiene lugar cuando una de las partes se obligara a prestar un
servicio y la otra a pagarle por ese servicio un precio en dinero. Es,
cabalmente, ésta la relación jurídica contempla por el art. 5 de la ley 732 y
por los art. 1, 2 y 3 de la 922, con el fin de imponer al empleador el salario
mínimo fijado por las autoridades provinciales. Entretanto, dentro de la
concepción jurídica del Código Civil, el salario es el precio del servicio o
del trabajo, convenido libremente por las partes. Así resulta no sólo del art.
1623 que califica de consensual el contrato, esto es, de los que quedan
concluidos para producir sus efectos propios desde que las partes hubiesen
recíprocamente manifestado su consentimiento (art. 1140 y 1494), sino
también de que en consonancia con el art. 1349, aplicable a mérito de lo
dispuesto por la segunda parte del artículo 1494, el precio, en la locación de
servicios, debe establecerse según alguna de las formas señaladas en él,
formas que presuponen siempre el acuerdo o consentimiento personal de los
contratantes aun respecto del expediente arbitrado, en cuanto a la fijación de
ese precio en los casos en que quedase inicialmente indeterminado. Y la ley
de salario mínimo, no sólo modificaría la institución de la locación de
servicios en el contenido de los artículos citados, sino el de todos los
relativos a la libertad de convenir, a la autonomía de la voluntad individual,
sancionada como norma legal para toda la república por el art. 1197 y según
la cual las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una
regla a la cual deben someterse como la ley misma. Habría además, alterado
los principios que rigen la incapacidad de contratar, al crear la que resulta
para el empleador y para el obrero de no poder ajustar un salario inferior al
mínimo señalado, ampliando así el art. 1160 del Código Civil y, ello, con
ocasión del más difundido e importante de los contratos legislados en aquel,
mediante el cual el trabajo y otros servicios se cambian por dinero o por
otras formas de propiedad. El art. 1624 del Cód. Civil sustenta en su
doctrina que no importa delegar en las ordenanzas municipales o policiales
o en leyes especiales locales el contrato de trabajo propiamente dicho,
respecto a su esencia y carácter, sino simplemente someter el régimen de las
relaciones especiales entre patrones y domésticos, artesanos y aprendices,
maestros y alumnos, en cuanto a sus deberes y derechos recíprocos, a una
legislación propia a la manera que lo hace Freitas en los art. 2707 y 2837 y
siguientes de su proyecto de Código. En todo caso, el art. 1624 inc. 2°, del
Cód. Civil, alude puramente a las relaciones de los artesanos o menestrales
con los aprendices que los padres o tutores les entregan para aprender un
oficio a semejanza de lo que ocurría en la época de las antiguas
organizaciones gremiales y no a las relaciones contractuales de los primeros
16

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

con sus patrones o empleadores que quedan regidas por las disposiciones del
título de la locación de servicios, de las obligaciones de hacer y de los
contratos en general.

16) Que aun cuando se reconoce por esta Corte el amplio desenvolvimiento
alcanzado en la ciencia contemporánea por la rama nueva del derecho
llamada legislación industrial o derecho obrero, no se puede negar, empero,
que en el fondo, gran parte de su contenido se constituye de elementos o
instituciones que se mantienen dentro del campo de la relaciones civiles
(contrato de trabajo, salarios, accidentes del trabajo, etc.), correspondiendo
los otros al dominio del derecho administrativo y aun al de la ciencia
económica o financiera. Y si bien estos últimos pueden corresponder en gran
medida al poder de legislación y al de policía de los Estados, los primeros se
hallan entregados, por imperio de nuestras instituciones, a la inteligente
discreción del Congreso Nacional, a quien, además, corresponde apreciar las
ventajas o inconvenientes de las que haya puesto en vigor.

17) Que si, pues la locación de servicios, como parte integrante del Código
civil, ha sido legislada por el Congreso Nacional y si no es posible conciliar
la imposición de un salario mínimo con la libertad dejada a los contratantes
por aquel Código para convenir el que estimasen justo en cada caso, el
conflicto entre la ley local y la ley nacional sólo puede resolverse haciendo
prevalecer la segunda sobre la primera, de conformidad con lo dispuesto por
el art. 31 de la Constitución Nacional. La provincia de Mendoza no ha
podido dictar leyes de salario mínimo que atañen directamente al precio,
elemento esencial de la locación de servicios.

18) Que la provincia ha invocado para fundar su derecho a legislar sobre el


salario mínimo: a) que tiene facultades concurrentes con el Congreso de la
Nación para legislar sobre instituciones como la que nos ocupa, a mérito de
lo dispuesto por el art. 108 de la Constitución; b) que el derecho de fijar un
salario mínimo, en los contratos del trabajo, nace de sus poderes de policía.

19) Que la frase del art.108 de la Constitución “después que el congreso las
haya dictado” solo tiene un alcance justificado por las circunstancias del
momento. Las Provincias, al sancionarse la Constitución poseían legislación
propia y no era posible ni conveniente que ella quedara agravada de
inmediato. Y por eso mientras el Congreso no dictara Códigos comunes, las
provincias tenían, al respecto facultades concurrentes con la Nación, pero
cumplida la condición, como lo fue por sanción del Código Civil en vigor, la
facultad se convirtió en exclusiva de la Nación y, por consiguiente , no
podía ser compartida por las provincias. Acerca de tal poder las provincias
no conservan ningún derecho actual y mucho menos cuando, como se ha
visto, las leyes impugnadas no se han limitado a crear nuevas instituciones
de derecho privado sin afectar las normas generales del Código Civil, sino
que las han revocado y alterando fundamentalmente en su esencia.
17

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

20) Que acerca del poder de la policía de las provincias, esta Corte ha
adelantado que es un hecho y también un principio de derecho
constitucional que la policía de las provincias esta a cargo de sus gobiernos
locales, entendiéndose incluidos en los poderes que se han reservado el de
proveer lo conveniente a la seguridad, salubridad y moralidad de sus
vecinos, y, por consiguiente, pueden libremente dictar leyes y reglamentos
con estos fines… Y no podía ser de otro modo pues así como debe
interpretarse que le gobierno federal tiene solamente aquellos poderes que le
han sido expresa o debidamente concedidos por la Constitución, debe, en
cambio, considerarse a las Legislaturas de Estado en posesión de todos los
poderes no expresa o implícitamente sustraídos a ellas por la Constitución
federal o por las respectivas Constituciones provinciales, puesto que han
conservado todo el poder no delegado de la Nación (art, 104).

21) Que este poder de policía de los Estados es solo un residuo sin embargo,
en presencia de facultades exclusivamente delegadas del gobierno de la
Nación. Se ha dicho ya que la atribución conferida a ésta de dictar los
Códigos comunes es de aquella naturaleza exclusiva, y por lo tanto el
Congreso, al ejercitarla, no solo puede dictar disposiciones de carácter
policial relativas a las materias contenidas en el derecho privado, si no
también impedir que las provincias usen de las propias para alterar o
modificar el contenido de las leyes sustantivas.

22) Que si se diera el poder de policía de las provincias la latitud pretendida,


en el caso por la provincia de Mendoza, la delegación hecha al gobierno de
la Nación para dictar los Códigos comunes habría quedado reducida a mera
formula, pues la mayor parte de las instituciones comprendida en aquellos,
son susceptibles de considerables restricciones motivadas en razones de
policía. No se concibe, además, que el Código Civil o el de Comercio, al
organizar las instituciones privadas para toda la República, lo haya hecho
subordinando su contenido al examen y revisión de los gobiernos de
provincia, para declarar si, tal como encuentran legisladas, comprometen o
no sus poderes de policía.

23) Que no obstante constituir este poder de policía uno de los más
comprensivos e independientes que las provincias han retenido para si,
reconoce, entre otras, la limitación derivada de las consideraciones
anteriores, esto es, la de que no puede invadir en su ejercicio el campo en
que se mueve cualquiera de las facultades exclusivas conferidas o delegadas
al gobierno de la Nación. Es entonces evidente que si el Congreso tiene
facultad de dictar el Código Civil y es usando de ella que ha incorporado al
mismo las disposiciones sobre locación de servicios, las autoridades
provinciales no pueden alterarlas o modificarlas en ningún sentido a título
de poder de policía o de otro cualquiera.
18

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

24) Que la opinión del presidente del Departamento Nacional del Trabajo
invocada por la provincia de Mendoza, para cohonestar su tesis, confirma en
el fondo el punto de vista establecido en los considerados anteriores. En
efecto el doctor Matienzo decía en 1907 lo siguiente: “En la legislación de
trabajo hay que clasificar y distinguir las medidas relacionadas con ella, en
los siguientes grupos: 1) disposiciones de derecho civil, o sea aquellas que
se refieren a la capacidad de las personas para contratar el trabajo propio o
ajeno y a las prestaciones que pueden ser objeto de la locación de servicios;
2) disposiciones de derecho penal fundadas en principios de orden público,
y 3) disposiciones de policía que reglamenten la construcción o
funcionamiento de las fabricas y talleres con el objeto de asegurar en ellos la
higiene, la seguridad y el bienestar de los trabajadores”. Y, agregaba, que las
correspondientes a los dos primeros grupos deberán ser por su naturaleza de
carácter nacional; las del tercero tiene carácter local o provincial. Y como
las leyes de salario mínimo de la provincia de Mendoza reglamentan el
fondo del contrato de trabajo, alterando el Código Civil, y no las
condiciones de higiene y seguridad en que la labor debe desenvolverse, no
es dudoso, de acuerdo con los párrafos transcriptos, que en le caso de la
provincia de Mendoza habría ejercitado facultades de la especie
comprendida en la primera categoría.

25) Que es exacto el antecedente invocado acerca de la ley 10.505 sobre el


trabajo a domicilio, pero también lo es que la Comisión Interparlamentaria
creada por la ley 9.145 compuesta por los senadores del Valle Ibarlucea y
Olaechea y Alcorta y los diputados Araya, Cafferatta y Palacio, opinó que
debía darse a aquella carácter nacional porque las disposiciones que
contenía se referían al contrato de trabajo (diario de sesiones del Senado,
Tomo 1, año 1918, p 220), siendo, además, de observar que, como hizo
constar en la Cámara de origen del diputado Tomaso, se aceptó la sanción de
la ley con la modificación introducida por el Senado, limitándola a la
Capital y a los territorios nacionales, para no demorar su sanción. Por lo
demás, en contraposición a dicha ley debe citarse la 9.688, que modificó el
Código Civil en cuanto a la responsabilidad patronal y la última sobre la
jornada de ocho horas sancionada, como aquella, para surtir efecto en todo
territorio de la República.

26) Que en el veto opuesto por el Poder Ejecutivo a la ley de cierre a las 20
horas de las casas de comercio en toda la Republica, no hace más que
confirmar las tesis de este pronunciamiento. Allí se dijo, en efecto, “que la
legislación del trabajo no es en lo esencial otra cosa que aplicaciones de
nuevas disposiciones al contrato de locación de servicios que nuestro
Código Civil legisla en sus artículos 1657 y siguientes. Una ley obrera debe,
en consecuencia, para tener carácter nacional, presentar una naturaleza tal
que pueda ser incorporada al Código Civil. Esta ley minuciosa que clasifica
diversas clases de comercios, que fija la hora de cerrar las puertas y de
atender al público, que habla de planillas y de horas de comida, no es en
19

FEDERALISMO
Distribución de potestades.

verdad una ley que encuadre ni en la técnica ni en el sistema, ni en la


construcción del Código Civil” (diario de sesiones de Diputados, Tomo II,
año 1925, página 109).

27) Que en estas condiciones no es necesario examinar el otro aspecto


constitucional invocado también por la demandante para sostener la
invalidez de la ley, sobre todo si se tiene en cuenta que ello importaría
anticipar una decisión de esta Corte respecto de una cuestión alrededor de la
cual existen o han sido presentados diversos proyectos a la consideración
del Congreso.

28) Que la documentación acompañada con la demanda acredita que los


actores, exhibiendo a la administración provincial las planillas de los
jornales que abonaban en la fecha de la sanción de la ley 922 protestaron el
pago de los aumentos que les imponía aquella, suma que representa la
cantidad de $ 8.793 por el tiempo comprendido entre el 16 de noviembre de
1927 y el 21 de enero de 1928. La provincia de Mendoza no ha formulado
observación alguna sobre este capítulo de la demanda ni ha desconocido la
exactitud de las diferencias cuya restitución se le reclama. Y aunque no se
trate de fondos que hayan ingresado precisamente al tesoro de la provincia,
debe el caso asimilarse al del impuesto pagado con protesto, ya que la
gravedad de las multas establecidas en la ley, de $ 50 a $ 1.000 por cada
infracción, hacían ineludible y compulsivo el cumplimiento de la ley para
un establecimiento industrial de personal numeroso. En su merito se declara
inconstitucional la ley de la provincia de Mendoza 922, en cuanto establece
el salario mínimo obligatorio para los particulares y se condena a restituir al
actor, dentro de plazo de treinta días, la suma de $ 8.973 y sus intereses
desde la fecha de la notificación de la demanda. Sin costas, atento la
naturaleza de la cuestión debatida. FIGUEROA ALCORTA - GUIDO
LAVALLE - SAGARNA.”

4.b. Guía de lectura.

1. ¿Cuáles son los derechos constitucionales que la parte actora


considera violados por la normativa provincial?
2. ¿Por qué se plantea un conflicto entre poderes o facultades
conferidos a la Nación y el que se reservaron las provincias? ¿Qué
razón lleva a la Corte a resolver en primer término esta cuestión y no
la supuesta violación de los derechos constitucionales de la actora?
3. ¿Sobre qué materia estaría legislando la provincia al dictar las leyes
cuestionadas? ¿Puede la provincia legislar sobre materias delegadas?
Tenga en cuenta lo respondido en la pregunta 1 del punto 3.b.
4. ¿Qué principio recepta, según el Fallo analizado, el actual artículo
75 inciso 12 (en el Fallo el 67 inciso 11)? ¿Qué significa dicho
principio?
20

CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 1

5. Califique las características de las potestades emanadas del artículo


75 inciso 12 de la Constitución Nacional. Efectúe una definición
genérica de dichas potestades, teniendo en cuenta su principal
característica. Desde la óptica de las provincias, ¿cómo pueden ser
definidas tales potestades? ¿Son concurrentes, compartidas o
prohibidas para las provincias y, por ende, exclusivas de la Nación?
6. Al momento de dictarse el Fallo analizado, ¿en qué rama del
Derecho se encontraban subsumidas las relaciones de trabajo y bajo
qué figura contractual?

7. ¿Entiende la Corte que la ley provincial sobre salario mínimo


reforma la legislación común? ¿Puede explicar en qué aspectos?
Como consecuencia de esta interpretación ¿la Corte sostiene que se
ha violado el art. 75 inc. 12 parte primera? Tenga presente que al
momento de dictarse el fallo, el art. 75 inc. 12 no contemplaba
dentro de las facultades delegadas al Estado Nacional la de dictar el
Código de Trabajo y Seguridad Social. Esto fue agregado en la
reforma constitucional del año 1957. En virtud de estas
consideraciones, ¿se podría haber interpretado que la reglamentación
en materia laboral era un facultad no delegada por las Provincias?
¿Cómo relacionaría el art. 75 inc. 12 y el art. 126 de la Constitución
cuando dice: “… después que el Congreso los haya sancionado” para
sostener la facultad reglamentaria de la provincia en esta materia?7

8. ¿Con qué fundamentos dice la Corte que las provincias pueden


legislar sobre “las condiciones de higiene y seguridad en que la labor
debe desenvolverse”? ¿Le parece lógico que por ser esencial al
convenio laboral, el sueldo no pueda ser regulado por las provincias
en base del poder de policía, pero las condiciones de higiene y
seguridad si? ¿Es una distinción fundada en los poderes del gobierno
central de dictar los Códigos o en una concepción de la libertad de
contratar que la Corte considera propia del Código Civil y que trata
como un derecho constitucional? 8

9. Intente efectuar una definición de poder de policía. ¿Resulta este


poder una potestad que las provincias se reservaron?

7
Pregunta tomada de: Miller, Jonathan M., Gelli, María Angélica y Cayuso, Susana,
Constitución y poder polític, Tomo 2, Buenos Aires, Astrea, 1987, p. 950.
8
Pregunta tomada de: Miller, Jonathan M., Gelli, María Angélica y Cayuso, Susana,
Constitución y poder polític, Tomo 2, Buenos Aires, Astrea, 1987, p. 950.

Das könnte Ihnen auch gefallen