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Índice
LAS LETRAS ESTÁN AQUÍ Los viajeros
Hugo Plascencia Madrid / 2

El inicio no contado
Editorial Mario Alberto Pérez / 6

A somando apenas la cabeza, Numen emergió hace unos meses de Lágrima ígnea
un estanque cuasiabandonado y semidesconocido. A pesar de R aúl Martínez González / 7
ser el primer reconocimiento exploratorio, le sentó bien la superficie.
Después de volver a zambullirse y de habitar ahí abajo por un tiem- Arriba
po, ahora asoma su cuerpo con más firmeza, con un dibujo previo Rogelio Zurisadai Galindo / 8
en la memoria del mundo al que llega, reafirmándose como anfibio,
como transgresor que va y trae. Vitral
Sólo porque el movimiento ocurra debajo de la línea que suavi- Silvia Eugenia Castillero / 10
za el encuentro agua-aire no significa que nada se mueva. Que la ma-
Memoria de un pasaje
yoría de los ojos no puedan verlo tampoco asegura su inexistencia.
Enrique Casillas Padilla / 11
Numen recupera este principio y vuelve a mostrar a cualquier pupila
el trabajo creativo de los profesionales de las letras, estudiantes y Vipunen
egresados. Yolanda R amírez Míchel / 13
El arte es uno solo; la música, la pintura y la literatura no son
más que herramientas para interpretarlo, para expresarlo como un Diatriba del lector tradicional
todo. Cual hermanas, todas ellas deben colaborar entre sí… y aquí José Manuel Fonseca / 15
lo hacen. Con su segundo número, Numen inicia una saga de pintura
que con seguridad ilustrará muchas portadas más pues, si en Jalisco
hay buenas plumas, no hay qué reclamarle a los pinceles. Comenzar Director
Francisco Estrada
este lazo pictórico-literario con Carlos Vargas Pons es para cacarear-
Consejo editorial
lo: pintor tapatío de amplia trayectoria que combina el virtuosismo Samuel Bernal
técnico con el imaginativo —basta con retroceder una página para Joel Castillo

comprobarlo. Consejo editorial invitado


Dr. Sergio Figueroa
Esta edición —cuya convocatoria recibió muchas colaboracio- Dr. Dante Medina
nes, las cuales agradecemos y esperamos que continúen— cuenta Corrección
con las obras de Hugo Plascencia Madrid, José Manuel Fonseca, Sil- Mtro. Daniel Barragán

via Eugenia Castillero y Rogelio Zurisadai Galindo, entre otros. Sólo Diseño
Postof
te queda a ti, lector, cual el héroe de Noxius liberal, sumergir la cara
en el estanque que Numen te ofrece y, simplemente, leer. numenpublicacion@gmail.com
Impreso en Grafisma editores

Emilio González Márquez


Numen se realizó con el apoyo del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco, luego de haber sido seleccionada en la Convocatoria CECA 2008, en la Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco
Lic. Fernando A. Guzmán Pérez Peláez
disciplina de Letras, en la categoría de publicación de revista. D.R. © Consejo Estatal para la Cultura y las Artes. Gobierno de Jalisco / Avenida Jesús García 720, Secretario General de Gobierno
Col. El Santuario, Guadalajara, Jalisco. / C. P. 44260. Teléfonos: 01 (33) 36 14 68 55, 01 (33) 36 14 68 64. Fax: 01 (33) 36 58 00 26 Arq. J. Alejandro Cravioto Lebrija
Secretario de Cultura
Correo electrónico: ceca_jal@yahoo.com.mx / www.ceca.jalisco.gob.mx / Portada: Noxius liberal (según Basquiat) (1993) de Carlos Vargas Pons, de la serie Mtro. Martín Almádez
“Bañistas”. Óleo sobre tela. Numen 2 / Abril-junio 2009 1P residente del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes
Los viajeros
Hugo Plascencia Madrid

He mirado a los viajeros


tragarse el filo de las banquetas
y cantar con la garganta en el asfalto.
Pero los viajeros no tienen estación
en sus sombreros de mago
cargar la copa rota en metáforas de luna.

Los he mirado en la lágrima de la náusea


apretando recuerdos en el puño de una hoja gillete
en el centro del hígado como pulmón canceroso
en la mano del que tuvo menos suerte
mano de boxeador que acaricia.

Los he mirado en su rol de locospoetasviciosos


tajantemente decir “no” por gusto
1978: catapultado a las regiones
con su sarcástica quijada
donde las lágrimas son derrama-
das. Bajo el brazo, en la hume- en la risa de la golfa,
dad cálida de la axila, un breve
envoltorio de imágenes en notas
en sus confecciones de nota roja (donde habitan)
graves de aguardiente. Gua-da- hay metáforas heladas como ácidos,
la-jara concede la tierra encuera-
da que raspa sus rodillas. Hugo, ¿ha sido que nublan la vista como esperma y corroe las entrañas?
con la menor de las solemnida- los he visto me consta disolverse como el polvo
des, dibuja en aire los ademanes
de dirección: entre las fragancias en el malecón de Cabo Esperanza masticar un adiós de bienvenida
de plenitud del coito instantáneo y tragar vidrios en botella las cincuenta y dos semanas
entre la tinta y el papel: Ahogar
el Grito (2005), Todo es Babel que sumados 5+2 =....... dan los días de cada una
(2006), Calandrias Underground
(2007) y Razón de Bestia (2008).
sin perdonar el año bisiesto.
Miembro de la generación 1996, bis
Hugo ha colaborado en numero-
sas revistas, periódicos y anto- incesto
logías. ¿y esto?

2 Numen 2 / Abril-junio 2009


Como lobos jauría sitiando a la hembra Su historia es la del mormónjudiocristianomultiétnicopederastaargentino
hasta so meterse al ver so que partió de indocumentado a México.
dormir con el fuego en los labios
y la sábana encendida en la piel Los he mirado no reconocer el tiempo en el tiempo,
hasta jubilarse de la esperanza ausentes estáticos como efímera efigie errante
de cuántos hijos se han ido sin haberlos tenido sudar dolor como piedras de sombra
en la soledad del mismo puño condenados a vivir lo no vivible,
tienen la llaga inflama de pensamientos en el pulgar ahogar el grito de vientre,
los mueve el aire etílico de la hembra. ¡de qué sirve viajar!
siempre se llega adonde mismo
Son el virus que con la enfermedad nos alivia, con el equipaje cargado de carbón y azufre
el desierto que con la sed se sacia, conciliar despiertos el rumbo
el Norte que con la brújula nos pierde, jugándosela.
brújula perdida en el bosque de arrabal
como girasol preludio del noctante, Los viajeros tienen cara de viajeros.
camaleón de dos cabezas
“todo puede suceder esta noche” Ellos eructan el quiste fauno,
el viaje por naturaleza es de las plantas, acampan de día en el sleeping de Morfeo
los caminos son una vena del desierto para por la noche proseguir el camino.
todos los caminos llegan al viaje,
todos los viajes tienen su destino. Ellos son el iris de la ira en un ocaso,
los condenados a vivir lo no vivido
Los he mirado como extranjeros nativos ellos son fulano y zutano de tal.
apátridas en países que nunca conocerán
a sabiendas que a la patria nunca se llega Ahogan el grito en la yugular del aliento.
y que las piedras sudan dolor
al pisarlas como flor marchita. Trágicos y soñadores hasta los huesos
de amores precarios forjan el destino
Zapatos tregua del tiempo, como el que vende carne de vaca en la India.
zapatos del mundo,
zapatos que a través del naufragio se pierden en ultramar.

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En el alma les rondan las moscas
como en un miembro cercenado,
su corazón es un órgano volátil
alta mente inflamable,
son el emisor y receptor del beso no dado,
en su inventado evangelio de caricias desesperadas
adoctrinan la palabra,
se entregan salvajes y delicados
a la búsqueda del arroyo de agua tibia
que es la antesala del orgasmo.

Su música es la música de los amantes,


de risa, alcohol y silencio,
silencio de cuatro paredes.

Son el espejo de las nubes,


viven en el litoral de la entrepierna,
recorren una y otra vez manejando el timón de la lujuria,
saben que los momentos de pasión
son la aproximación más cercana del ser humano a la inmortalidad.

Tienen piel de presos,


la mirada de gatos enjaulados
adictos a las alturas
equilibristas que se mecen ante el vacío
en el vaivén precipicio del cielo,
para no morder el polvo,
para no morder la muerte,
para no morder:
saben que el fuego es un pájaro con cabeza amarilla de gavilán
cafre con alma de niño que pela la manzana con las uñas y la come

4 Numen 2 / Abril-junio 2009


el mundo es esa manzana,
infant con rostro de antifaz
esa máscara es la raza,
saben que cuando la ciudad calla
se escucha caer el mundo
en caída libre.

Acuden a bares de fosa común en días oscuros


como cerveza de barril,
entre meseros que toman nota con letra de doctor
en un ambiente de feria,
hasta que sus vísceras habitan el santuario del silencio
como en un campo santo,
su conciencia es ese bar sin mesas y sillas,
su llanto es el de la minoría como el de las tortugas
donde la lágrima que se derrama es devorada
y no le importa más a nadie,
ellos han elegido el yugo de la creación
fallecer una y otra vez por los otros,
indagar ante las vías del brazo
procesión del tren de la retirada.
Ellos son el autor de la tarjeta postal
que zarpa a la felicidad con el miembro erecto de can,
sabedores de que por el vicio se llega a la virtud.

Los he mirado en falso con espejuelos agudos,


matadores en plaza de toros con estolas litúrgicas,
frente al espejo.

No ha nacido un Goya que pueda trasladar a una pintura ese sufrimiento.

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El inicio no contado
Mario Alberto Pérez

El azul, sin sombra, sólo azul. Y dos manos y una boca, ¿y quién
habla? El telón no está vivo: eso es una sentencia, una afirmación;
sólo sombra, no vida, sólo la imaginación. Así se pudre el alma,
sí, se pudre, no se muere, no se termina, sólo azul. (…) Muere mi
conciencia, mi caballerosidad se queda dormida y pierde fuerza mi
razón. Entonces… me miro y el azul soy yo.
Mendaciloquus 

L a historia se desarrolla en una piedra


suspendida en algo viscoso, vil, infini-
to. El personaje principal está de pie sobre
cuenta. Esta luz sólo está allí sin explica-
ción pertinente.
La pulsión básica de los motivos de
esa piedra. El personaje secundario, a la ser del primer personaje será Tánatos. La
sombra del primero, está sentado: encogi- pulsión básica de los motivos del persona-
do de hombros, sosteniendo sus piernas. je secundario será Eros. La piedra tendrá
La piedra tiene como característica como argumento existencial el tiempo. Y
extraordinaria una tonalidad oscura cual la viscosidad seremos nosotros.
si fuera ónix. El personaje principal tiene Habrá que entender la posición ar-
por característica sobresaliente un bule mada de este escenario para lograr cons-
Mario, Chapala, 1986: un año colgando de una lazada hecha con tule, truir después la historia… Todo lo demás,
particularmente condimentado. No amarrada a su cintura. En el personaje incluyendo el bule y su contenido fresco
fue extraño que un manojito de
albahaca y un puñito de orégano
secundario es notable su desnudez y su y vital del cual no he hablado, los senos
fueran los encargados de preparar pelo blanco. ocultos, escudados por las rodillas de la
tu primera cuna, ni que un trío de La viscosidad cristalina cual mar ge- segunda mujer sobre la cual tampoco he
pimientos, a frescos crujires, can- latinoso no es oscura como las profundi- hablado serán inútiles de suponer.
tara tu bienvenida a capella, ni que
un par de bisteces empanizados te
dades de los océanos: se diría que existe Sólo queda decir la historia: la pie-
protegiera del frío en tus primeras una fuente de luz en el corazón de ese dra será el conflicto… Y la voz que na-
horas. Fuiste bautizado con puré mar viscoso, pero es en realidad la com- rra la historia no nace en ninguno de los
de tomate. Mario pertenece a la posición de esta sustancia el elemento elementos anteriores: es análoga a la luz
generación 2006. Varias de sus
composiciones circulan por internet
lúcido, brillante, resplandeciente lo que pero difiere de ella porque los personajes
bajo el seudónimo de “Mendacilo- llena de luz la estancia, y discrimina las no tienen oídos… Entonces, la historia es
quus”. sombras y formas de la historia que se la piedra, ¿cierto?

6 Numen 2 / Abril-junio 2009


Lágrima ígnea
R aúl Martínez González

¿Por qué hay gotas caídas?


tintero, frustrante letra que ahogas,
es el tierno bandoneón que incita,
regocija, adormece los terrenos de tu boca.

¿Por qué tacto el pulgar?


deseo que no, sino lo es,
vaso profundo de gotas y burbujas
lúgubre pronta redonda lunar.

Es natalicio de limitación
el alba tuya; márcame, colorea, despoja
la nota menor cubierta de calor mío,
solo mío el vino libado en el pleno corazón. Raúl lo busca. No sabe muy bien
qué, pero lo intuye. Es, quizá, ese
Vaivén, vaivén, reloj neutro algo que en tiempos nebulosos
salta las anécdotas de sus labios, fue dividido en dos, por capricho
o por necesidad, y que, una vez
ignóralas, ódialas por su falso prometer; independientes las partes, con
por mí, por la infame agua que brota, centro el ego hinchado, se autobautiza-
de la desgracia autumnal. ron pretenciosamente “Música” y
“Poesía”. Raúl no conoce lo que
es, pero sabe por dónde atacar;
Celébrame, ya han de volar siempre ha tenido claro el camino
cuatro espinas y abril de pétalos, por recorrer, y eso lo consuela.
los trece estribillos que profanan el invernal Camina las dos estradas —músico
agreden tu ausencia, sueñan cada uno las caricias, y poeta— y sabe que si algún día
acorrala al par entre palma y pal-
alcázar derruido con sed de terminar. ma, llegará ahí, allá, a ello, a eso
que fue uno solo. Mientras tanto,
Y ya bohemio, estático, frío, sentir, se limita a servir a ambas. No sabe
saborear la muerte de marcharte, qué encontrará, pero sí sabe dónde
buscar. Raúl Martínez, nacido en el
dejarte ir. ’90 en Guadalajara, pertenece a la
generación ’09.

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Arriba
Rogelio Zurisadai Galindo

¿Alguna vez has tenido uno de esos sueños donde subes y subes por unas escaleras
que no tienen un fin evidente? Los escalones debajo de ti son infinitos y las piernas
no dejan de dolerte por el cansancio. Volteas hacia arriba, pero sólo hay una luz
intensa que te obliga a cerrar los ojos...

H ace tanto tiempo que estoy subiendo


que he dejado de medirlo. La pared
y el piso de mármol me tienen en un tran-
perdida, la mujer que representaba mi vida
pasó corriendo hacia abajo a un lado de
mí, como si no se hubiera percatado de mi
ce que parece irreal. No puedo recordar cansancio y mis actuales delirios. A cada
en qué momento o en qué año pisé el pri- paso manchaba el mármol de los escalo-
mer escalón que tenía marcada una hue- nes con sus pies descalzos. No me importó
lla de sangre en dirección contraria a la y, sin saberlo, seguí subiendo. Llegué a lo
mía. Esa huella que transita en mi mente que creía la mitad del camino, me detuve
como un interminable déjà vu y que me y me senté a descansar. Por mis pies des-
lleva inconsciente al lugar de origen. En nudos se deslizó desde arriba un líquido
un principio consideré que el culpable de rojo igual al que había visto al principio,
esa marca imperfecta en la pulcritud del como si mi mente lo hubiera creado para
entorno no podía ser otro sino yo, que de complacerme. Cruzó mis muslos y siguió
algún modo permanecí muerto en la plan- escaleras abajo. El delgado fluir de la san-
Rogelio entre sangre y tinta: 1989 ta alta y que, al recuperarme, bajé sin fi- gre inflamó mis sentidos y coloqué mi
corta descorazonado sus ensoña- jarme cuándo coloqué los pies sobre mi boca en su camino, deteniéndolo con la
ciones uterinas. Denso y fluye, a
pesar del vaho que empaña por un
cuerpo sin vida. Por su complexión, poco barrera de mis labios. Su sabor me recor-
rato la perla que yace quién sabe después me di cuenta de que se trataba daba el de mi whisky favorito. Pronto me
dónde en este lugar: que es suyo. del pie de una dama, con dedos finos y llenó la boca y no hubo más remedio que
2007: lo enrola la palabra, derrama- un arco delgado y bien formado. Además, dejarlo seguir, con la esperanza de que no
da en la contracción sincrónica de
pulmones y corazón, y lo embarca
a los pocos años de comenzar el ascenso desapareciera mientras mi reserva descen-
al garete: “Ideas de una quimera —me obstino en pensar que en esa época día por mi garganta. Con lentitud y deleite
sin sangre” en Paso Crítico. estaba comenzando todo—, con la mirada lo tragué. Luego de la catarsis, con el cuer-

8 Numen 2 / Abril-junio 2009


po manchado de rojo, seguí subiendo para Definitivamente irlandés, su sabor suave y
encontrar la fuente del manjar. No podía sedoso se derretía en mi lengua como nin-
voltear la cabeza hacia arriba, pues la luz gún otro lo había hecho. Seguí subiendo,
intensa me cegaba y tenía la absurda sen- sí, pero paulatinamente bajaba la cabeza
sación de que tenía que comenzar a su- a ras del piso para consumir la ambrosía
bir de nuevo. Opté por mirar hacia abajo. que se volvió mi ambición. Me llenaba,
Me acerqué al pasamanos y miré el fondo me acariciaba y me abrazaba con la inten-
de la escalinata. Vi de nuevo a esa mujer ción de no permitirme escapar. Producto
a lo lejos, casi en el infinito, desnuda y de mi dicha, no me di cuenta de los pocos
tirada en el piso con los ojos en blanco, escalones que me faltaban para terminar
como muerta, cercada de un líquido ama- la escalera. Mi única preocupación era no
rillo brillante. Su estado no parecía tener dejar de disfrutar cada gota del suculento
nada de sobrenatural. A la velocidad con licor. Llegué a la cima con la boca aún pe-
que corría era lógico pensar que resbalaría gada a los escalones. Conquisté mi monta-
mientras bajaba las escaleras. Lo intrigante ña y me concienticé de mi logro. Mi mente
era el liquido a su alrededor. Quise restarle comenzaba a vitorear pero pronto me re-
importancia para volver a mi camino, pero pudié. Como un molde desechado frente a
el fluir de la sangre parecía haberse dete- mí, observé el cuerpo de Mariana, desnu-
nido. En su lugar corría el mismo líquido da, muerta, rodeada del líquido amarillo
amarillo que rodeaba el cuerpo inerte de brillante que brotaba de entre sus piernas
Mariana al fondo de la inmensidad. Me abiertas. Tras ella, y como única vía de es-
acerqué a la corriente y olfateé con deseo. cape, se encontraban unas escaleras con
Encontré un delicioso aroma a whisky. Re- una huella de sangre al inicio. Abandoné
bosante de su fuerte y atrapante olor, era el terrible cuadro esquivando su cuerpo y
sencillo percibir que se trataba de whisky avanzando hacia ellas. Comencé el ascen-
irlandés, mi whisky favorito, pues suprime so sin recordar la dicha del sabor en mi
por completo los rastros de olor a humo boca que hace unos segundos cubría mi
que contiene el escocés y ofrece un sabor esencia por completo… El aroma a whisky
más ligero. Al igual que la vez anterior, dejó de llegar hasta mí…
detuve su fluir ingiriéndolo con lentitud.

Cuando al fin despiertas, te das cuenta que siempre,


por el resto de la muerte, tendrás que subir.

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Vitral
Silvia Eugenia Castillero

No bajes, ángel,
quédate poseído por el cristal,
pronto serán tus alas
palmas para tejer
las manos cóncavas,
candentes, punzantes
del Caronte amoroso
que me cruzaba el Estigia
—noche tras noche—
no hacia el juicio,
Con una sólida trayectoria artística
y académica, Silvia Eugenia Cas- sí hacia el gozo.
tillero (Ciudad de México, 1963)
también representa el vértigo de
la creación. Así lo demuestran sus
publicaciones personales —Entre
dos silencios. La poesía como ex-
periencia (Tierra Adentro, 1992),
Como si despacio la noche (S.C.
Jalisco, 1993), Nudos de luz (UdeG,
1997), Zooliloquios (Indigo Edi-
tions, 1997 y Conaculta, 2004)—,
al igual que su labor como editora
de la revista Luvina. Además, ha
sido becaria en distintos periodos
del Fondo Nacional para la Cultura
y las Artes y, gracias a una beca
de estancia para traductores que
otorga el Ministerio de Cultura de
Francia, tradujo una antología de
Nueva Poesía Francesa. Su más
reciente publicación es Aberracio-
nes. El ocio de las formas, libro de
ensayos editado por la unam.

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Memoria de un pasaje
Enrique Casillas Padilla

A yer por la tarde, me fui a correr


detrás de la iglesia; a trotar, más bien,
porque me divertía más ver los puestos de
con sus dejos de elocuencia; esos intentos
de razón no me llevan más allá de nada y
mejor les digo qué pasó enseguida, pues
fritangas con olor a todo que rasguñaban el tiempo está siempre enseguida. Tomé
con sus mantas los anuncios, coloreados mis cosas: mi maleta con dos libros, unas
ya de gris cansancio. Mientras resbalaba copias de teoría y la revista, sesenta y
mis zapatos entre las huellas del asfalto, tantos pesos que me recortan el tiempo
murmuraba entre agitados respiros una y creo que… no sé si el espacio, pero me
que otra idea allá en mi cabeza, y me movían.
propuse huir del tiempo. Yo quería poder, Salí de casa, confiando lo que ahí
pero no alcanzaba otra cosa que a darme dejaba a la memoria y a una llave que,
cuenta de que el espacio se movía y atravesando mi muro paranoico, eran la
de que por más que me concentrara dosis casi suficiente para resistir.
La solapa no lo impacienta: justo
en detectar el más leve indicio de esa Cuando llegué a la central de antes de leer la primera línea, deja
vorágine de mi mundo velocípedo, no autobuses, corrí para no dejarme ganar ni que su café —¡pena de muerte al
podía; tanto así que llegué a creer que por el humo de los taxis ni por los pasos insensato que se lo descafeíne!—
no era cierto, pero algo fuera de mí me de otros tantos que hormigueaban para ayude a diluir en su (mala) memoria
aquellos nombres perínclitos que de
dijo: Y, sin embargo, sigue pensando, sí conseguir un pase a su destino: nada sirve almacenar. Prefiere tra-
se mueve. Y pareciera que mi mente era gar sus palabras —las de ellos— y
un espacio pero, ¡maldita sea! No sé si sé – Pasajeros con destino a V, favor de dejar que se asienten, que reposen
cómo se mueve —anathema sit. abordar: salgan por la puerta siete, su hasta que dos o tres sílabas, junta-
das al azar, se infiltren disfrazadas
De cualquier manera, hoy por la autobús está entre los carriles seis y de catalizador y, efervescentes, se
mañana, cuando desperté sonriéndole a ocho. derramen intempestivamente so-
la saliva que se me dibujaba en el espejo, – Jajajá, el wey ya se quedó aunque no bre el papel convertidas ahora en
seguí pensando igual, con el temor de que quiera. sus palabras —las de él. Siguiendo
más o menos este procedimiento,
esta vez se me esfumara todo el cuarto y – ¡Pos de prisa, que se nos hace tarde! Enrique ha publicado cuentos en
se me atorara en las entrañas un poquito – ¿Quién va para M? ¿quién va, quién Mientras pasa la tarde y Enigma
de medianoche, de esa que el Pepto- va? (Lagos de Moreno), Paso crítico
Bismol no arrastra con su magia calladita – Hubiera estado mejor en uno de (Guadalajara) y un ensayo en Ca-
minos de Jalisco. Enrique (Tepatit-
olor a anís… primera, pero compré los cigarros y ya no lán de Morelos, 1987) pertenece a
Pero, bueno, ya bastaba de locuras lo ajusto. la generación 2007.

Numen 2 / Abril-junio 2009 11


– ¿Le ayudo con su equipaje? rayado y medio roto —porque hemos de
– ¡Chin! Se cayó la viejita. saber que un trozo estampado de papel que
– A las 4:45, le cuesta 47 pesos, ¿a qué nadie cuida, según una ley, nos asegura.
nombre? Sigo viendo y las decenas de aluminios
que flanquean la carretera, todos verdes,
Sólo ahí me daba cuenta de vez en saturados de flechas, de letras y de otras
vez que mi destino tenía nombre y que señales más me confunden, y más ese
podía abordarlo con otros más de treinta dos mil diez en rojo con sus ceros dobles
pasajeros y que, si cada semana volvía a sobre sí mismos que me exigen recordar
él por unos años, cambiaría de nombre y y mover las manos mientras pienso para
se me haría costumbre. fingirme que estoy seguro de los datos
Ya arriba, me acomodé con mi que a nadie profiero.
equipaje en dos asientos mientras sentía
el acondicionado helándome un poco – Qué desesperación durar casi
—seguro así debía ser ahora para que dos horas en llegar a mi destino —digo
me acordara que eso de andar de un adentro—, pero antes duraban más y
lado a otro en ese péndulo que todos corrían a su destino menos.
se aferraban en llamar destino, bueno,
en plural, destinos, tenía algo de frío y Y sigo marchando mientras sonrío
condicionante, yo creo que por el aire. porque pienso, sigo pensando y viendo
Pero, en fin, qué sé yo de eso si la sombra del autobús que me fuerza a
apenas corría entre ruedas y se me verla entre el zacate y las banquetas y la
olvidaba la central para husmear las gente que pasa o que no pasa, sobre las
caras del periódico y de mis vecinos, esquinas, los volantes que no vuelan y las
unas espectaculares y otras tan tranquilas, huellas y todo se me convierte en ideas.
hasta que me aburrían y mejor seguía Las ideas corren muy deprisa para
descubriendo cómo muere Hindley no dejarse ganar por la velocidad del que
dejando todo, allá en Cumbres, para su me lleva aunque sí… a veces se escapan
enemigo y acreedor y, sin darme cuenta, sin remedio dejando sólo su suspiro ahí
las brevísimas sonrisas de Catita se me donde el cuello y la oreja se conectan.
esfuman en los ojos cuando se cierran Sin embargo, cuando llegué a casa
para mezclar y tamizar el mundo en un me volví a quejar de que en el camino
ratito soñoliento en homenaje a Freud. hacia mi destino, ese que yo cada semana
Pero las pinches curvas y los baches sí elegía, no pasaba nada…
me despiertan y asomo el rostro por la ¡Ah!, por cierto, el tigre blanco del
ventanilla mientras empuño mi seguro cartel del circo me causó curiosidad.

12 Numen 2 / Abril-junio 2009


Vipunen
Yolanda R amírez Michel

Sobre las cabezas de las golondrinas, al final del vuelo de los cisnes, busqué las palabras
eternas, los conjuros infalibles.
No estaban ahí.
A la literatura no le da por la mono-
gamia: deja que sus amantes va-
En busca de las palabras que me faltan, yan a nutrirse, de vez en cuando,
a otra parte. Yolanda lo sabe y se
abrí la boca del gigante y penetré la casa del polvo… deja alimentar sin remordimientos
por la música y el cine. La litera-
tura tampoco se molesta si sus
Ahí vi pequeños hombresemilla, devotos no están seguros de qué
es lo que más les atrae de ella o
con sus manos artríticas, llamándome. a qué pequeña parte le levantarán
un altar: que si el culto a la boca,
que si la cofradía de la pestaña,
Vi hormigas llevando a su guarida endurecidas lágrimas. que si la secta pagana del pie… A
Vi las tumbas de todos los que me dieron la sangre. ella le basta con que la amen, pero
tampoco le da por la monoparsia.
Yolanda Ramírez lee estos pensa-
Vi una caja de latón con los secretos de un niño, mientos y, a pesar de que el mundo
se empecina en crear esos bichos
una calavera palpitada por capullos de mariposa. raros llamados “especialistas”, co-
quetea con la literatura para niños
después de haberle guiñado a la
Vi en las cloacas pedazos de cartas flotando sin descender mitología —literaturas infantiles,
al fin y al cabo, las dos: una es-
crita para niños, la otra escrita por
Vi a la Gorgona con espuma en la boca bajo húmedos campos de trigo la civilización niña—, sin olvidar
caricias para Rilke o Pound. Está
abierta a todos. Ramírez Michel
Vi hambrientas termitas carnívoras, construyendo afanosamente los cimientos de la (1965, Morelia, generación 2005)
ha publicado Jacinta y El gran niño,
civilización fue antologada en Mujeres poetas
de México, La mujer rota y Porque
a mí me bautizaron con un trago
Vi ángeles caídos trepando por las raíces de las flores de tequila, y ha aparecido en las
revistas Prisma Volante, Letralia,
Papalotzi y Remolinos.

Numen 2 / Abril-junio 2009 13


Vi el fondo de arenas movedizas masticando palacios de épocas remotas con sus
dioses y sus reyes.

Vi las voces de los hombres que corren por las venas de la tierra como por un
pentagrama retorcido

Vi a un anciano, encogido como feto, royendo sus rodillas.

Vi el esqueleto de un dragón y de un centauro y los huevos donde se gestan las


sirenas.

Vi que las musas danzaban atronadoramente bajo nueve capas de tierra hasta lograr
que en la superficie un hombre se tambaleara, cayera y se postrara a sus pies.

Vi fracturas en los huesos de la diosa


Vi el tiempo, todos los tiempos sometidos por la arcilla.
Vi el corazón de la tierra,
latiendo,
pleno de palabras perdidas.

14 Numen 2 / Abril-junio 2009


Diatriba del lector tradicional
José Manuel Fonseca

E ste cuento trata de ti, lector, leyendo


este cuento. Narra tu choque con estas
letras y tu desconcierto por no leer ni
pasó y, si me da la gana, puedo continuar
la historia sin ti, no eres indispensable.
Soy una ficción, tengo licencia para
hacer nada, salvo la lectura de tu lectura. mentir. Inventaré que seguiste leyendo
Esperas algo, no sabes qué, pero esperas. El línea a línea, decidido a alcanzar el punto
lector es un niño mimado, un consentido final, y que pasaron minutos, días y años
del autor: siempre a la expectativa de sin que en este relato asomara el menor
una frase brillosa, o de intrigas que lo signo de flaqueza. Puedo decir que jamás
conduzcan como un lazarillo hasta la llegaste al fin porque primero te llegaron
última línea, o de un suceso, un diálogo, las canas, la enfermedad y la muerte. Sería
una descripción o una vuelta de tuerca trágico, es cierto, pero, ¿a quién le gustan
que, por un momento, le permitan eludir los finales felices? A mí no. Yo prefiero la
la uniformidad de su vida cotidiana. Como indignación al bostezo. Fons (Guadalajara, 1982) egresó
de artes plásticas, modalidad pin-
si en lugar de firmar un cuento breve o Recuerdo a aquel hombre que creyó tura, y va a la mitad del camino en
una novela, el escritor firmara un pagaré que podía humillarme impunemente: Letras hispánicas. Fons combina la
de emociones y sorpresas. más le hubiera no haber nacido pues, imagen visual de la pintura con las
Por esta razón, voy a ser bien en venganza, me encargué de que su imágenes de la creación literaria.
Sus textos confrontan al lector con
honesto contigo: no tengo mucho qué historia fuera una miseria, una vida llena el autor, pues esa dualidad crea
ofrecer, pues el asunto, como puedes de penurias y estrecheces. Y, claro, ese no un círculo comunicativo, estético
ver, si el orgullo no te ciega, no es muy fue un caso único. También está el de esa y lúdico. En su trayectoria desta-
interesante: sólo eres tú y esta pobre señora obesa que se creía muy inteligente: can cursos con Alberto Chimal y
Mario Bellatin, y reconocimientos
sucesión de grafías, tú y la carencia de bastó con incrementar a niveles fantásticos a su obra literaria, como el premio
argumento, tú y la vaga intención de las capacidades de los demás personajes “Érase una vez...”, organizado por
mandar al diablo esta construcción sin para hacerla lucir como una retrasada… la fil en 2006. En este momento,
sentido. Y no sé por qué, pero tengo que O el del mocoso que quiso chantajearme: Fons coquetea y experimenta con
el video, combinando imagen y pa-
decirlo, aunque parezca una perogrullada, ¡quién sabe cómo la estará pasando! Mi labra. Tiene un volumen inédito de
sólo por precaución: ¡Si dejas de leer, el castigo a sus berrinches fue perderlo en cuentos —Manuscrito hallado en
cuento se acaba! Sin ti, el protagonista un laberinto diegético cuya salida no un manuscrito— y trabaja tanto en
leyendo, no quedaría nada más que decir. podrá encontrar jamás... la novela El patíbulo final, título ten-
tativo, como en una serie pictórica
¿No te importa? Adelante, entonces, no te Como puedes darte cuenta, mi poder aún sin nombre. También produce
necesito; pero, si te vas, nunca sabrás qué no tiene límites, no vale la pena retarme, y dirige varios cortos en video.

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sólo conseguirías empeorar las cosas... ¿No has visto todo lo que he hecho?
Así que, como te decía, este cuento trata Hasta improvisé todo ese cuento de las
de ti, lector, leyendo este cuento. Es una venganzas para ver si te animabas un
reduplicación especular donde cada uno poco. ¡Sí! Puedes correr a decirle a todo
de tus movimientos se repite hasta el el mundo que no sé tratar a un lector, y
infinito, aunque en una sección concreta que soy un embustero, un neurótico y
del tiempo. Si te fijas, la trama depende de un prepotente… Pero, yo te digo a ti, y
ti; yo sólo soy la tela para dar libre cauce te lo digo sin eufemismos: ¡estoy harto
a tu expresión, soy la ventana a tu pasado de tu actitud de indolencia, de tu falta de
y el canal comunicante con tus ideas más creatividad y de tu pasividad como lector!
subterráneas; soy, en cierto sentido... ¡no pienso resolver todos tus problemas,
no soy un relato tradicional! Así que no
¡Al diablo con esto! ¿Vas a estar todo me vengas con que soy un mal cuento
el día ahí sentado como una princesita, sólo porque no hago lo que esperas
esperando diversión, como si yo fuera un que haga y, si quieres un final acicalado
polichinela? ¿no te aburre toda esta farsa? para conquistar un efecto y satisfacer tus
¡Porque a mí, sí! Si cooperaras un poco, relamidos cánones estéticos, entonces
las cosas serían menos complicadas. ponte a inventarlo. ¡Yo me largo!

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