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LAS LETRAS ESTÁN AQUÍ Los viajeros
Hugo Plascencia Madrid / 2
El inicio no contado
Editorial Mario Alberto Pérez / 6
A somando apenas la cabeza, Numen emergió hace unos meses de Lágrima ígnea
un estanque cuasiabandonado y semidesconocido. A pesar de R aúl Martínez González / 7
ser el primer reconocimiento exploratorio, le sentó bien la superficie.
Después de volver a zambullirse y de habitar ahí abajo por un tiem- Arriba
po, ahora asoma su cuerpo con más firmeza, con un dibujo previo Rogelio Zurisadai Galindo / 8
en la memoria del mundo al que llega, reafirmándose como anfibio,
como transgresor que va y trae. Vitral
Sólo porque el movimiento ocurra debajo de la línea que suavi- Silvia Eugenia Castillero / 10
za el encuentro agua-aire no significa que nada se mueva. Que la ma-
Memoria de un pasaje
yoría de los ojos no puedan verlo tampoco asegura su inexistencia.
Enrique Casillas Padilla / 11
Numen recupera este principio y vuelve a mostrar a cualquier pupila
el trabajo creativo de los profesionales de las letras, estudiantes y Vipunen
egresados. Yolanda R amírez Míchel / 13
El arte es uno solo; la música, la pintura y la literatura no son
más que herramientas para interpretarlo, para expresarlo como un Diatriba del lector tradicional
todo. Cual hermanas, todas ellas deben colaborar entre sí… y aquí José Manuel Fonseca / 15
lo hacen. Con su segundo número, Numen inicia una saga de pintura
que con seguridad ilustrará muchas portadas más pues, si en Jalisco
hay buenas plumas, no hay qué reclamarle a los pinceles. Comenzar Director
Francisco Estrada
este lazo pictórico-literario con Carlos Vargas Pons es para cacarear-
Consejo editorial
lo: pintor tapatío de amplia trayectoria que combina el virtuosismo Samuel Bernal
técnico con el imaginativo —basta con retroceder una página para Joel Castillo
via Eugenia Castillero y Rogelio Zurisadai Galindo, entre otros. Sólo Diseño
Postof
te queda a ti, lector, cual el héroe de Noxius liberal, sumergir la cara
en el estanque que Numen te ofrece y, simplemente, leer. numenpublicacion@gmail.com
Impreso en Grafisma editores
El azul, sin sombra, sólo azul. Y dos manos y una boca, ¿y quién
habla? El telón no está vivo: eso es una sentencia, una afirmación;
sólo sombra, no vida, sólo la imaginación. Así se pudre el alma,
sí, se pudre, no se muere, no se termina, sólo azul. (…) Muere mi
conciencia, mi caballerosidad se queda dormida y pierde fuerza mi
razón. Entonces… me miro y el azul soy yo.
Mendaciloquus
Es natalicio de limitación
el alba tuya; márcame, colorea, despoja
la nota menor cubierta de calor mío,
solo mío el vino libado en el pleno corazón. Raúl lo busca. No sabe muy bien
qué, pero lo intuye. Es, quizá, ese
Vaivén, vaivén, reloj neutro algo que en tiempos nebulosos
salta las anécdotas de sus labios, fue dividido en dos, por capricho
o por necesidad, y que, una vez
ignóralas, ódialas por su falso prometer; independientes las partes, con
por mí, por la infame agua que brota, centro el ego hinchado, se autobautiza-
de la desgracia autumnal. ron pretenciosamente “Música” y
“Poesía”. Raúl no conoce lo que
es, pero sabe por dónde atacar;
Celébrame, ya han de volar siempre ha tenido claro el camino
cuatro espinas y abril de pétalos, por recorrer, y eso lo consuela.
los trece estribillos que profanan el invernal Camina las dos estradas —músico
agreden tu ausencia, sueñan cada uno las caricias, y poeta— y sabe que si algún día
acorrala al par entre palma y pal-
alcázar derruido con sed de terminar. ma, llegará ahí, allá, a ello, a eso
que fue uno solo. Mientras tanto,
Y ya bohemio, estático, frío, sentir, se limita a servir a ambas. No sabe
saborear la muerte de marcharte, qué encontrará, pero sí sabe dónde
buscar. Raúl Martínez, nacido en el
dejarte ir. ’90 en Guadalajara, pertenece a la
generación ’09.
¿Alguna vez has tenido uno de esos sueños donde subes y subes por unas escaleras
que no tienen un fin evidente? Los escalones debajo de ti son infinitos y las piernas
no dejan de dolerte por el cansancio. Volteas hacia arriba, pero sólo hay una luz
intensa que te obliga a cerrar los ojos...
No bajes, ángel,
quédate poseído por el cristal,
pronto serán tus alas
palmas para tejer
las manos cóncavas,
candentes, punzantes
del Caronte amoroso
que me cruzaba el Estigia
—noche tras noche—
no hacia el juicio,
Con una sólida trayectoria artística
y académica, Silvia Eugenia Cas- sí hacia el gozo.
tillero (Ciudad de México, 1963)
también representa el vértigo de
la creación. Así lo demuestran sus
publicaciones personales —Entre
dos silencios. La poesía como ex-
periencia (Tierra Adentro, 1992),
Como si despacio la noche (S.C.
Jalisco, 1993), Nudos de luz (UdeG,
1997), Zooliloquios (Indigo Edi-
tions, 1997 y Conaculta, 2004)—,
al igual que su labor como editora
de la revista Luvina. Además, ha
sido becaria en distintos periodos
del Fondo Nacional para la Cultura
y las Artes y, gracias a una beca
de estancia para traductores que
otorga el Ministerio de Cultura de
Francia, tradujo una antología de
Nueva Poesía Francesa. Su más
reciente publicación es Aberracio-
nes. El ocio de las formas, libro de
ensayos editado por la unam.
Sobre las cabezas de las golondrinas, al final del vuelo de los cisnes, busqué las palabras
eternas, los conjuros infalibles.
No estaban ahí.
A la literatura no le da por la mono-
gamia: deja que sus amantes va-
En busca de las palabras que me faltan, yan a nutrirse, de vez en cuando,
a otra parte. Yolanda lo sabe y se
abrí la boca del gigante y penetré la casa del polvo… deja alimentar sin remordimientos
por la música y el cine. La litera-
tura tampoco se molesta si sus
Ahí vi pequeños hombresemilla, devotos no están seguros de qué
es lo que más les atrae de ella o
con sus manos artríticas, llamándome. a qué pequeña parte le levantarán
un altar: que si el culto a la boca,
que si la cofradía de la pestaña,
Vi hormigas llevando a su guarida endurecidas lágrimas. que si la secta pagana del pie… A
Vi las tumbas de todos los que me dieron la sangre. ella le basta con que la amen, pero
tampoco le da por la monoparsia.
Yolanda Ramírez lee estos pensa-
Vi una caja de latón con los secretos de un niño, mientos y, a pesar de que el mundo
se empecina en crear esos bichos
una calavera palpitada por capullos de mariposa. raros llamados “especialistas”, co-
quetea con la literatura para niños
después de haberle guiñado a la
Vi en las cloacas pedazos de cartas flotando sin descender mitología —literaturas infantiles,
al fin y al cabo, las dos: una es-
crita para niños, la otra escrita por
Vi a la Gorgona con espuma en la boca bajo húmedos campos de trigo la civilización niña—, sin olvidar
caricias para Rilke o Pound. Está
abierta a todos. Ramírez Michel
Vi hambrientas termitas carnívoras, construyendo afanosamente los cimientos de la (1965, Morelia, generación 2005)
ha publicado Jacinta y El gran niño,
civilización fue antologada en Mujeres poetas
de México, La mujer rota y Porque
a mí me bautizaron con un trago
Vi ángeles caídos trepando por las raíces de las flores de tequila, y ha aparecido en las
revistas Prisma Volante, Letralia,
Papalotzi y Remolinos.
Vi las voces de los hombres que corren por las venas de la tierra como por un
pentagrama retorcido
Vi que las musas danzaban atronadoramente bajo nueve capas de tierra hasta lograr
que en la superficie un hombre se tambaleara, cayera y se postrara a sus pies.