7 febrero de 2006 / wanafrica
mismos que expolian las riquezas africanas. Ese más (en Chechenia, Colombia, Haití y norte de la
mismo año de 2002, los envíos de armas a Asia,
Oriente Próximo, Latinoamérica y África constitu-
yeron el 66,7% del total mundial, alrededor de
17.000 millones de dólares, y si se estudia el pe-
ríodo 1999-2004, los países de África, Asia y
América Latina gastaron 87.000 millones de dóla-
res en armas.
El 90% de esas armas fueron fabricadas y vendidas
por los cinco miembros permanentes del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas: Francia, Rusia,
China, Reino Unido y EEUU. Este selecto quinteto
es el que realiza el 88% de las ventas mundiales de
armas convencionales en el mundo.
Entonces, con el dinero de los países desarrolla-
dos se financian las guerras que utilizan las armas
que ellos mismos producen. De este modo se divi-
de a los países, se fomenta su pobreza y se aprove-
cha esa confusión creada para expoliar los recur-
sos. Este accionar tiene también otras consecuen-
cias: World Peace Foundation publicó un informe
en el cual se señala que durante la Primera Guerra
Mundial las víctimas civiles llegaron al 14% del
total, pero durante la Segunda Guerra Mundial los
muertos civiles alcanzaban el 67%. Civiles muer-
tos es igual a menos manos para trabajar, menos
manos para forjar un futuro. Un futuro que para
los países en vías de desarrollo necesita una cifra
anual de cerca de US$22.000 millones de dólares
destinados a proyectos productivos y así cumplir
con los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
En África se mantienen cinco conflictos bélicos:
en Somalia, Costa de Marfil, Sudán, Uganda y el
ya citado en República Democrática del Congo,
pero de ellos no se habla. Médicos Sin Fronteras,
en su informe 2005 señala que de éstos y cuatro
India) se informó en los noticieros televisivos de
los EEUU una media de ocho minutos.
Esas guerras y el silencio cómplice de la sociedad,
son el verdadero obstáculo al desarrollo. No sólo
desangran los pueblos (en África han muerto más
de 6 millones de personas, y más de 10 millones
han sido desplazadas de sus hogares, en las últi-
mas tres décadas), además destruyen la econo-
mía: República Democrática del Congo detenta un
691,7% de inflación y Angola un 562,9%.
Sin embargo, anualmente, en el mundo se gasta
más de un billón de dólares (un millón de millo-
nes) en armas, mientras que para la agricultura se
destinan US$325.000 millones de dólares y alre-
dedor de US$60.000 millones de dólares para el
desarrollo. ¿Qué ocurre con la conciencia huma-
na? Esta situación se mantiene como si no impor-
tara que cada 2 segundos y medio un niño muere
de hambre en un país no desarrollado.
UNA TIERRA DE CONTRASTES
Según los datos de Desarrollo Humano de
Naciones Unidas, correspondientes a 2002, de los
52 países que integran el continente sólo doce
registran balanzas de pago positiva (Libia, Argelia,
Guinea Ecuatorial, Botswana, Swazilandia,
Sudán, Camerún, Congo, Nigeria, Costa de Marfil
y Angola) y de esta docena, sólo dos tienen saldo
positivo en su cuenta corriente: Gabón y Costa de
Marfil, a los cuales se agrega Marruecos. El saldo
de la cuenta corriente de África es de US$-50.157
millones de dólares, de los cuales el 94,04%
corresponde a Bostwana (US$-47.169 millones de
dólares), un negativo que corresponde a la novena
parte del resultado positivo de la balanza de pagos
El expolio
opinión
de África
de este período (US$5.498 millones de dólares).
Estos desequilibrios afectan a toda la comunidad
acrecentando las diferencias: Guinea Ecuatorial
tiene un PIB per cápita de US$30.130 dólares,
mientras que al otro extremo se sitúa Sierra Leona
con US$520 dólares. En la agricultura también
aparecen estos contrastes: Egipto produce 7.139
Kg/Hectárea de cereales, mientras que Cabo
Verde sólo llega a 200 Kg/Hectárea de cereales.
Pero el éxito egipcio es una esperanza si es que el
traspaso de tecnología se orientara al resto del
continente. Estos resultados prueban que en Áfri-
ca se puede obtener resultados de primer nivel
mundial. Por delante de Egipto sólo se encuentran
Bélgica (8.531 kg/Ha.), Países Bajos (8.473
kg/Ha.), e Irlanda (7.158 Kg/Ha.).
Asimismo, ese mismo año de 2002, el PIB de Áfri-
ca (US$1,857 billones de dólares) fue igual al que
alcanzó China (US$1,930 billones de dólares, en
2005), incluso superior al de Francia (US$1,603
billones de dólares) y al de Reino Unido
(US$1,543 billones de dólares).
Esta comparación de cifras refleja el potencial de
la economía africana, un continente que vive una
pesadilla de la cual despertará cuando su propio
pueblo sea consciente del futuro que, unido,
puede labrar.