Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Trabajo práctico de
Introducción al conocimiento de la Sociedad
y el Estado.
Año: 2008
Problema:
¿En qué consistió la metodología represiva utilizada por el régimen de facto para neutralizar a
los sectores afectados por el nuevo modelo económico? ¿Qué particularidades tuvo y cuáles fueron
sus consecuencias? ¿Se lograron los objetivos propuestos?
Hipótesis:
1. Epígrafe.……………………………………………………….………..p.03
2. Introducción...………………………………………………………..…p.04
11.Exterioridad…………………………………………………………….p.18
14.La Guerrilla…………………………………………………………….p.22
15.Terrorismo y memoria…………………………………………………p.22
18.Conclusiones…………………………………………………………...p.25
19.Anexo…………………………………………………………………..p.27
20.Bibliografía …………………………………………………………….p.28
Incluimos aquí una definición de golpe de estado y una de dictadura dado que concuerda
plenamente con las características que presentó la última en la Argentina y nos ayuda a situarnos en la
situación de violación a los derechos humanos más básicos.
Dictadura: I. Método autocrático de gobierno, según el cual una persona, o un grupo de personas,
asume provisionalmente el poder político de modo absoluto e irrestricto, con el objeto de responder a
una necesidad excepcional de fortalecimiento del Estado. II. Forma de gobierno por la cual una o un
grupo de personas asumen, sin limitación y de modo absoluto las funciones integras de la soberanía,
concentrando en sí el ejercicio del poder público. Esta forma política, constituye en la actualidad un
sistema despótico por el cual la arbitrariedad se erige en norma jurídica, sin intervención de la
voluntad de los ciudadanos, ni el contrapeso de la responsabilidad. Existieron en el siglo pasado en
países de Asia, África y América Latina, dictaduras militares que utilizaron al anticomunismo como
pretexto para implantar regímenes oligárquicos, reprimir al movimiento social y destruir por medio
del terror institucional a las organizaciones democráticas. Es la antítesis del sistema constitucional y
de garantías, propio del moderno Estado de derecho.1
Golpe de Estado: violación y vulneración de la legalidad institucional vigente en un Estado por
parte de un grupo de personas que pretenden, mediante la fuerza, sustituir o derrocar el régimen
existente, sustituyéndole por otro propicio y generalmente configurado por las propias fuerzas
golpistas. Este ataque contra la soberanía implica que la mayoría de los golpes de Estado supongan la
retención o intervención de los organismos depositarios de aquélla (cámaras parlamentarias,
gobierno). Los participantes suelen tener control sobre elementos estratégicos de las fuerzas armadas y
de la policía, además, para asegurar el triunfo de su acción, se hacen de los medios de comunicación.
Durante muchos años el golpe de Estado ha sido un instrumento habitual para el derrocamiento
de gobiernos en el Tercer Mundo. La pobreza, la insuficiente madurez política, económica y social, y
una larga tradición de liderazgo militar, han hecho que muchos países sean especialmente propensos a
derrocar a los gobiernos de este modo. 2
La historia argentina no escapa al común destino que les tocó a los países del Tercer Mundo. La
costumbre y tradición inherente a la sociedad argentina es muy parecida a las características que se
utilizan para definir a las sociedades “propensas a vivir dictaduras militares” en el apartado anterior.
La concentración de la suma de los poderes públicos combinado con la arbitrariedad va crear un
1
Foro de discusión relacionado con el último gobierno de facto argentino,
http://www.taringa.net/posts/info/1125885/Estar-informados-para-que-no-vuelva-a-pasar_.html (Visita realizada el
20/10/08).
2
"Golpe de Estado" Enciclopedia Microsoft® Encarta® en línea 2002 http://encarta.msn.es © 1997-2002 Microsoft
Corporation.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 4
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
marco de impunidad y libertad de acción para el desarrollo de las políticas represivas. Luego
observaremos la forma que tomó y la función que cumplió el gobierno de facto.
Introducción
Con el objetivo de redactar una monografía donde se aborde la problemática del Terrorismo de
Estado, se nos presentan un conjunto de preguntas interrelacionadas, que vienen a complementar las
presentes en la hipótesis y ayudan a recrear un contexto donde ningún aspecto de lo sucedido en
nuestro país entre el ’76 y el ’83 queda librado al azar o carente de explicación.
• ¿Por qué el sector dominante necesitó del Terrorismo de Estado para implementar el
modelo económico liberal en el país y cambiar el paradigma vigente?
• ¿Qué cambios sociales produce la implementación del Terrorismo de Estado?
• ¿Qué objetivos se concretaron, que grado de éxito tuvo el Terrorismo de Estado?
• ¿Cuál el marco ideológico que acompañó al Terrorismo de Estado?
Durante el siglo XX, debido a la cercanía con el poder, las fuerzas armadas fueron obteniendo un
peso político significativo y una gran autonomía. Si en 1930 el Ejército intervino para asegurar los
intereses de los sectores dominantes, en 1976 los militares se aventuraron a desarrollar una propuesta
propia.
En el período previo al golpe de estado de 1976 observamos un ferviente estado de
combatividad, movilización y participación activa en la política por parte de los estratos medios e
inferiores (sobre todo la clase obrera o asalariada).
La Junta Militar (primera coalición de las FF.AA.), conformada por Videla, Massera y Agosti,
toma el poder en el '76, derrocando al impotente gobierno de María Estela Martínez de Perón e
imponiendo una dictadura militar (gobierno de facto) presidida por la Junta. Al día siguiente del
Golpe de Estado, el Estatuto del Proceso de Reorganización Nacional se colocó por encima de la
Constitución Nacional y se dictó un paquete de normas legales represivas, aunque después se actuó
desconociendo dichas norma, es decir en forma ilegal con respecto a su propia pseudolegalidad.
Cesaron los derechos constitucionales y se borró al Estado de derecho, se suspendió la actividad
parlamentaria, fueron intervenidas todas las instituciones estatales y se colocó a personal militar a la
cabeza de la administración del estado. Otras acciones tempranas del PRN: suspensión de la actividad
política, de los derechos del trabajador, intervención de los sindicatos, de la CGT, de la CGE,
Contexto internacional
“Era necesario emprender una operación de “cirugía mayor”, así la llamaron. Los campos de
concentración fueron el quirófano, donde se llevó a cabo dicha cirugía; también fueron, sin duda, el
campo de prueba de una nueva sociedad ordenada, controlada y, sobre todo aterrada”.3
Las fuerzas armadas consideraron que su rol político iba mas allá de la tarea de destruir a la
guerrilla. La Junta Militar anunció que su objetivo primordial era fortalecer e integrar la nación, a fin
de que la Argentina pudiera realizar su potencial político y económico. Esta meta de largo plazo, que
implicaba un esfuerzo para reestructurar el estado, la economía y la sociedad ( de acuerdo con el
modelo de libre mercado, como ya dijimos altamente excluyente), exigía primeramente que “las
fuerzas del orden” permanecieran indefinidamente en el poder.
“La subversión no es un problema que sólo exija la intervención militar, es un fenómeno global
que requiere de una estrategia global que abarque todas las áreas: la política, la economía, la cultura y
las fuerza armadas.”4
Alegaban actuar en nombre de “los mas altos intereses de la nación para impedir la desaparición
de la patria como un estado”.
Para el régimen militar, toda disidencia con respecto al nuevo proyecto nacional era una traición
a las creencias nativas y amenazaba la supervivencia física y espiritual de la nación.
La lógica era imponer un nuevo orden socio-económico arrasando con las posibilidades de
resistencia, para lo cual había que terminar con los delegados gremiales combativos, luchadores
sociales, estudiantes radicalizados, jóvenes con inquietudes sociales, guerrilleros, simpatizantes,
sospechosos de serlo, aplicando la metodología de la represión salvaje y clandestina, sirviéndose de la
tenebrosa figura del “desaparecido”.
“El testimoniante ha podido comprobar personalmente que las Fuerzas Armadas Argentinas
dieron el golpe militar el 24 de marzo de 1976 -según el dicho de los altos oficiales a quienes escucho
en reiteradas oportunidades- para asumir el control de la totalidad del aparato del Estado y ponerlo al
servicio de una política de exterminio de los activistas de las organizaciones populares, tanto política
como sindicales, estudiantiles y de las distintos estratos de la sociedad, que expresaran su adhesión a
3
Pilar Calveiro en “ Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los 70”.
4
Entrevista a Videla en abril de 1976.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 8
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
proyecto de transformación social, calificados por las FF.AA. como “contrarios al ser nacional y al
orden social natural””.5
El Estado se definió terrorista, aplicando la detención forzada, la tortura y desaparición
sistemática de los elementos “subversivos“, la represión de cualquier intento de oposición, son las
armas predilectas en su “guerra sucia” contra la subversión. La meta fundamental del terror es el
esfuerzo sostenido para abolir la memoria de la solidaridad y los lazos sociales dentro de la clase,
atomizarla e inculcar sentimientos de subordinación, inferioridad y servilismo.
“Las Fuerzas Armadas, concientes que la continuación normal del proceso, no ofrecía un futuro
aceptable para el país, produjeron la única respuesta posible a esta crítica situación. Tal decisión,
fundamentada en la misión y en la esencia misma de las instituciones armadas, fue llevada al plano de
la ejecución con una mesura, responsabilidad, firmeza y equilibrio que han merecido el
reconocimiento del pueblo argentino”. 6
En resumen, el propósito de los golpistas de 1976 era fundar una nueva legalidad, una nueva
escala de valores y de normas sociales que redujera el exterminio del disidente político a la categoría
de procedimiento político rutinario, como método fundamental de ejercicio del poder en un nuevo
orden que sustituyera la discusión y la crítica abierta de lo político y lo social por la obediencia ciega,
en una nueva pirámide de rígidas jerarquías coronadas por una elite integrada por los oficiales de las
tres fuerzas y sus socios civiles. El terrorismo de estado desdibujó los límites entre la acción y la
sanción. Los ciudadanos (si así podían llamarse) no tenían la posibilidad de encontrar reglas claras
que garantizaran sus seguridad personal.
· Ejercicio de la violencia.
· Acoso a una persona o colectivo social.
· Atemorización de la población.
· Actuación al margen de la ley.
Suponer el terrorismo como compatible con los fines del estado supondría negar la naturaleza del
mismo, puesto que el terrorismo se opone al bien común que es el fin primario y fundamental del
5
Testimonio de Martín Gras, CADHU, 1981.
6
Primer mensaje de Videla luego del Golpe Militar el 24 de Marzo de 1976, emitido por cadena nacional.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 9
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
estado como forma organizada que es de la sociedad. A esta incompatibilidad es donde muchos se
acogen para negar la posibilidad teórica del estado terrorista, pero obvian que un estado puede
interpretar como bien común propio el cercenamiento del bien común de otro estado o incluso una
facción de la propia sociedad. Si además añadimos que el estado está gobernado por un grupo
reducido de personas quienes realmente ejercen el poder, en la medida que su estructura sea más
opaca o autoritaria se darán más posibilidades que desde el mismo se ejerza el terror.
El ejercicio de la violencia, como sustanciación del terrorismo, para el estado no ofrece dificultad
pues dispone de toda la estructura de defensa, policial, información, espionaje, recursos, etc. que le
posibilitan la máxima libertad de ejercicio al margen de la ley.
El acoso a un colectivo social desde el estado tiene dos vertientes:
· El enemigo ideológico.
· El enemigo existencial.
El primero es aquel que se constituye como tal porque la facción dominante del estado -que suele
coincidir con quien gobierna- considera que esa otra atenta a la concepción de estado concebido por el
grupo mayoritario. El salto cualitativo de contrincante político a enemigo ideológico es una de las
consecuencias que se derivan de la personalización del estado en la ideología dominante. La
referencia y el grado de acoso al enemigo será proporcionado al peligro de su implantación social.
Este tipo de terrorismo es el que ha conducido a muchos gobiernos al acoso y represión del virtual
enemigo político.
El enemigo existencial es al que se le niega el derecho a ser. En este caso el terror alcanza su
máxima expresión. Aunque podría parecer absurda esta referencia, en la historia se han sucedido casos
con mucha mayor frecuencia de lo que a primera vista podría parecer; por ejemplo: La represión a la
burguesía por los marxistas, la persecución nazi al sionismo, la esclavización de refugiados, la
imposición por la fuerza violentando el derecho internacional, etc.
El estado, que debería ser el garante del bien común entre el cual se cuenta la tranquilidad que
presta la protección, a veces atemoriza a la población para mantener sumisas y controladas las
opciones políticas divergentes a las que asume el poder que gobierna. Temor que se desprende de la
represión silenciosa y de las proclamas coercitivas, aunque unas y otras se justifiquen por la necesidad
de controlar a los grupos enemigos marginales.
La voz del estado se impone tiránica en proporción inversa a la libertad de información
permitida. En la medida que los medios de comunicación son controlados directa o indirectamente por
el poder, se consigue mediante el engaño la adhesión a los postulados del gobierno o el generalizado
temor a la libre expresión.
Pero de todos los rasgos del terrorismo de estado el más grave es la actuación al margen de la ley.
Podría parecer paradójico que el estado que configura sus leyes no las definiera de modo que le
permitieran su represión violenta, pero el problema se plantea en que ningún estado quiere
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 10
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
abiertamente situarse en contra de los principios jurídicos universales de salvaguarda de la libertad, y
por ello en tantas ocasiones decide actuar burlando la ley mediante la impunidad procesal deriva de la
manipulación de los tribunales de justicia.7
La dictadura intentó enraizar su poder a través de la represión directa, de la intimidación
colectiva permanente y también por medio de una intensa actividad propagandística destinada a
producir profundas modificaciones en los sistemas de idea y valores dominantes en la sociedad
argentina.
El acoso al colectivo social fue mediante la persecución del enemigo ideológico, del subversivo,
más adelante aparece detallado como se caracterizó al mismo y el método por el cual su
caracterización se extendió a gran parte de la sociedad. La ambigüedad del estado terrorista
(contradictorio en si mismo, contrario al bien común) va de la mano con el rol de la dictadura militar
que con el objetivo de fortalecer al Estado y salvar a la patria, viene prohibir el disenso y a imponer un
“silencio de cementerio” con respecto a todas aquellos puntos conflictivos de la sociedad civil.
Según Ariel Armony, “Los militares procuraron resolver el problema político del orden con la
implementación de un programa de terror que fusionaba el temor a lo conocido con el temor a lo
desconocido”.
El temor a lo conocido se inculcó mediante la represión física concreta, las amenazas, la
vigilancia, la propaganda y el poder omnipresente del estado. El temor a lo desconocido se infundió
primordialmente a través de la omisión: la desinformación. La ausencia de reglas definidas y de
espacio donde la gente pudiera encontrarse y en los que cada uno reconociera la presencia del otro. El
terror propiciado por el estado anuló la capacidad del individuo para predecir la relación entre la
acción la sanción. Por otra parte el ciclo era completo: la vigilancia mutua reforzaba la obediencia a la
autoridad.
El estado en pos de activar una represión salvaje necesitó de la articulación de una faz
clandestina. Los cuatros requerimientos para la implementación de ésta según Eduardo Luís Duhalde
fueron:
a) Una doctrina, asumida por todos los mandos, que institucionalizara este modelo.
b) Una estructuración jerárquica y controlada de la actividad represiva ilegal pero al
mismo tiempo, descentralizada, para asegurar su eficacia.
7
Adaptación de un artículo acerca del terrorismo estatal publicado en la revista de la UBA “Papeles para el progreso”,
(número 11 noviembre-diciembre 2003, Director: Jorge Botella). El artículo se encontraba “colgado” en la siguiente
dirección: (http://www.papelesparaelprogreso.com/numero11/1105.html)
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 11
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
c) Una infraestructura capaz de conservar la confidencialidad.
d) La impunidad necesaria en el accionar.
“Ante las dudas de algunos marinos, se aclaró que “se tiraría a los subversivos en pleno vuelo.
Después de los vuelos, los capellanes nos trataban de consolar recordando un precepto bíblico que
habla de separar la hierba mala del trigal””.
Arrepentido Adolfo Scilingo.
Volviendo al concepto de Armony del “terror a lo conocido, pero también a los desconocido” y
articulándolo con la faz represiva clandestina del estado podemos observar claramente lo metódico y
racional del accionar, combinando desinformación con impunidad, ocultamiento por momentos,
justificación por otros. La eficacia de la represión en Argentina se debió en gran a parte a la
integración entre la faz clandestina y la “fachada” oficial, es decir, el poder judicial y las demás
instituciones estatales, junto con la manipulación y control de los medios masivos de comunicación.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 13
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
Este cóctel derrotó cualquier intención de ganar el favor del pueblo por parte de las organizaciones
guerrilleras, a la vez que diezmó sus cuadros más preparados. Aquello que era “moralmente
aceptable” era difundido y justificado, como por ejemplo: “dos extremistas fueron abatidos ayer
durante el mediodía, mientras el personal de una fabrica se disponía a regresar a sus puestos de trabajo
dichos activistas realizaban un bloqueo en la puerta de la planta llamando la huelga, impidiendo el
normal desenvolvimiento del día laboral”. Por otra parte, lo que podía llegar a generar
susceptibilidades se impedía su difusión y nunca veía la luz. Esto generaba una doble afirmación del
orden vigente, legitimando por un lado y ocultando por el otro.
Campos de concentración
8
Fuente: Calveiro Pilar en su libro “Poder y Desaparición”.
9
Conadep. Nunca Más, p. 148.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 14
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
La Deshumanización
Los campos de concentración eran lugares donde se llevaba clandestinamente a los prisioneros
para ser torturados y extraer de ellos la información necesaria para ubicar a más militantes. A la vez,
fueron parte de un mecanismo con una dinámica de burocratización, rutinización y naturalización de
la muerte. Esta maquinaria fue constituida por varios grupos con diferentes funciones.
• Las Patotas: Era el grupo operativo encargado de secuestrar los “subversivos”. Si en su
realización ocupaban una casa, la saqueaban tomándolo como un botín de guerra.
Desconocían la razón del operativo10
• Los grupos de inteligencia: Manejaban la información existente para orientar el
interrogatorio (junto con la tortura) para que fuera eficaz. Era necesario extirpar la
información que permitiese “salvar otras vidas”. Como resultado producían un informe
que podía conducir a la patota a nuevos blancos.11
• Los guardias internas: Desconocían a los prisioneros y sus razones, sólo cumplían
ordenes. La rigidez de la disciplina y su crueldad se justificaba por la amenaza de los
cautivos. Necesitaban creer que los mismos eran “subversivos”, una amenaza pública que
era preciso exterminar. Este término era utilizado para denotar inferioridad con respecto
al hombre (según las palabras de General Camps “no desaparecieron hombres, sino
subversivos”). 12
• Los desaparecedores de cadáveres: Utilizaron varios métodos para realizar su tarea, entre
ellos se pueden distinguir dos, el transporte de los prisioneros lejos del campo, donde se
los fusilaba y se los enterraba o se los cremaba; y el de más masivo uso, por el cual se le
aplicaban somníferos al cautivo y se lo arrojaba al mar.13
10
Vilariño, Raúl David. La Semana, “yo secuestré, mate y vi torturar en la Escuela Mecánica de la Armada”, Nº370, 5-1-
84.
11
General Suárez Mason, Comandante del I Cuerpo de Ejército. Siete Días, “Toda la verdad sobre Suéarez Mason”, Nº876
4-4-84
12
Camps, Ramón. La Semana, “Punta del Este…”, Nº368, 22-12-83
13
Kelman, Herbert; Lee Hamilton. Crímenes de obedicnecia, Buenos Aires, Planeta, 1990, p. 183
14
Camps, Ramón. La Semana, “Punta del Este…”, Nº368, 22-12-83
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 15
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
Cuando los prisioneros llegaban al campo, perdían su nombre y se les asignaba un número, así
comenzaba el proceso de desaparición de la identidad. Luego la oscuridad, el silencio, la inmovilidad,
la prohibición de comunicarse y moverse durante meses, generaba un sentimiento de muerte antes de
la muerte, que anulaba todos los vestigios de humanidad.
Los nazis le adjudicaron al pueblo judío cualidades viles y se escudaron en mil falsedades para
justificar su exterminio. Los militares argentinos no escaparon a este recurso: el subversivo fue
considerado alguien que servía a un interés extranjero, generalmente comunista, sin pautas morales,
con entrenamientos para soportar la tortura, no religioso, o en todo caso judío. Las mujeres ostentaban
una enorme liberalidad sexual, eran malas madres y crueles.
15
Conadep. Nunca Más, p. 148.
16
Careaga, Ana María. Testimonio. p. 20
17
Todorov, Tzvetan, op, cit, p. 70.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 16
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
lesiones, tampoco matar al prisionero, excepto para no desperdiciar la información que éste les podía
proporcionar.
Los métodos más usados fueron la picana eléctrica, la asfixia (ya sea por agua o estrangulación),
golpes con palos y látigos, quemaduras, colgaduras desde las extremidades desde helicópteros,
ataques de perros entrenados, despellejamiento y abuso sexual. De esta, manera los campos cobraron
un número importante de víctimas y cumplieron con el objetivo de destruir toda oposición política y
diseminar el terror, que acallaría a los sobrevivientes por un tiempo.18
Hubo quienes pudieron resistir la tortura o dieron información falsa o no la dieron completa y
pudieron engañar a los oficiales; otros no aguantaron y una vez que comenzaron a dar información no
se detuvieron y se desplazaron progresivamente de victimas a victimarios, o quienes negociaron su
captura y se pasaron de facción.
La desaparición de personas fue cumpliendo indudablemente su objetivo; la delación se
incrementó, y con ella la persecución. Cuando el secuestrado se encontraba en el campo con los demás
presos, la sensación de derrota crecía y colocaba al prisionero en una situación de mayor
desprotección para encarar la tortura.
Pero el campo no puede constituirse como una realidad sin fisuras, de vigilancia total y
permanente. Las personas aprendieron a mirar por debajo de la capucha, entre las vendas, reconocer
voces y caras; desarrollaron técnicas para comunicarse mediante señas y burlar la seguridad. De esta
manera se fue construyendo una sociabilidad en medio del silencio y la inmovilidad.
Jorge Semprún, un sobreviviente, dijo que “en los campos el hombre se convierte en ese
animal capaz de robar el pan de un camarada, de empujarlo hacia la muerte. Pero en los campos el
hombre se hace también ese ser invencible capaz de compartir hasta su última colilla, hasta su último
pedazo de pan, hasta su último aliento, para sostener a los camaradas”.19
Elaboraron apodos, nombres de guerra. Geuna, una sobreviviente, afirmó: “La cuestión es
tener un rostro, un nombre y no ser apenas un número más”. Al identificarse, el individuo comienza a
cuidarse y resiste la animalización. Así fueron surgiendo formas de resistencia al poder, como el
ocultamiento de información, defensa de la propia memoria (no caer en la locura), o el engaño, que
revertía la situación de poder.
Muchos testimonios comentan que tenían un objetivo que les daba fuerza, que alguien debía salir
con vida y contar como se vivía. Esa obsesión era su única resistencia. Por el otro extremo, el suicidio,
que también mostraba un debilitamiento de la omnipotencia del sistema.
Otros realizaron un doble juego: empezaron dando información útil a los oficiales, recibiendo así
un trato especial. Luego se fue constituyendo un grupo para ello, y con la realización de tareas de
servicio (como la limpieza y la preparación de la comida) fue obteniendo privilegios más grandes y
18
Cf. Conadep. Nunca Más.
19
Semprún, Jorge. En Todorov, Tzvetan, op, cit, p. 46.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 17
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
pudieron repercutir en las actividades represivas, ya sea previniendo a los nuevos prisioneros de las
conductas que les convenía adoptar, o dando avisos a contactos que tenían con el exterior acerca de las
futuras capturas.
Así fue apareciendo el punto ciego del poder: su autosobredimensionamiento. El poder
totalizador tiene una gran debilidad: se cree auténticamente total. Y nunca lo puede ser, ya que cuando
se considera omnipotente es cuando comienza a ser ingenuo.
Un escenario contradictorio
El hecho que las fuerzas regulares operaran con una estructura, un funcionamiento y una
tecnología “por izquierda” (o sea, ilegales), sumado a la negación por parte del gobierno en cuanto a
la existencia de los campos, y a la consideración de que toda acción legal, como la presentación de
hábeas corpus, denuncias, búsqueda de personas, juicios, fuese considerada “subversiva”, generaban
una extraña coexistencia de lo legal y lo ilegal, una inversión de los términos, una confusión desde la
sociedad para distinguir uno del otro.
Así se fue generalizando el secreto, como secuela de la centralidad del poder. El General Tomas
Sánchez de Bustamante declaró: “En esta lucha, el secreto que debe envolver las operaciones
especiales hace que no deba divulgarse a quién se ha capturado y a quién se debe capturar. Debe
existir una nube de silencio que rodee todo…”.20 Dicha nube ocultaba nombres y razones, pero todos
sabían que había desaparecidos, campos de concentración y que la libertad se encontraba limitada. Lo
cual generaba más miedo, ya que cualquiera podía ser víctima de un secuestro, el sólo hecho de
encontrarse en el lugar equivocado podía hacerlo desaparecer.
La misma discordancia se vivía en los campos. La posibilidad de sobrevivir no aumentaba por
brindar información útil, por haber sido víctima de la casualidad, o por no tener relación con
organizaciones guerrilleras, sino todo lo contrario, quienes tenían trayectoria en la militancia, podían
ser útiles a largo plazo y muchos tuvieron la posibilidad de “reaparecer”. Estas lógicas
incomprensibles trastornaban a los prisioneros sumiéndolos en la locura. A esto también contribuyó la
asistencia de médicos, que al mismo tiempo en que los “curaban”, le informaban a los torturadores
donde les convenía golpear; curas que tranquilizaban las conciencias de los desaparecedores mientras
atormentaban a los prisioneros.
20
Sanchez de Bustamante, Tomás. En Lozada, Salvador et al. La ideología de la seguridad nacional, Buenos Aires, El Cid
Editor, 1983, p.42
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 18
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
Exterioridad
Los campos fueron el dispositivo represor del Estado, la máquina succionadora, desaparecedora
y asesina que una vez creada cobró vida propia y ya nadie podía controlar; funcionaba
inexorablemente. Una tecnología, como ya se señaló, directamente ligada con un poder de tipo
burocrático, en donde la fragmentación de las tareas desvanecía las responsabilidades.
Sólo pudieron existir en medio de una sociedad que eligió no ver, por su propia impotencia, que
aceptó la incongruencia entre el discurso y la práctica política de los militares. A su vez, la existencia
de los campos contribuyó a la parálisis de la sociedad.
La normalización de la tortura en relación con los presos comunes primero y los políticos
después permitió que nadie se escandalizara por algo que ya era moneda corriente. La necesidad de
exterminar a la subversión fue aceptada por amplios sectores de la sociedad, lo que naturalizó el
derecho de muerte asumido por el Estado.
La sociedad fue la principal destinataria del mensaje; sobre ella se deslizó el terror generalizado.
Sólo de esta manera los militares podrían eliminar lo disfuncional. Videla decía, acerca del accionar
represivo, que era “una guerra que fue reclamada y aceptada como respuesta válida por la mayoría
del pueblo argentino, sin cuyo concurso no hubiera sido posible la obtención del triunfo”. 21
Así como los prisioneros en los campos convivían en oscuridad, silencio e inmóviles, se
pretendió que la sociedad estuviese fraccionada, inmóvil, silenciosa, obediente y que ignore lo que
ocurría. Pero de la misma manera en que los cautivos aprendieron a ver por debajo de las capuchas, la
sociedad recuperó sus movimientos a través de los organismos de derechos humanos, principalmente,
y en menor medida, de los partidos políticos y organizaciones sociales.
Una vez más, esta vez ayudados por Armony, interpretando los artilugios de los principales
exponentes de la ideología anticomunista castrista y mesiánica predominante en nuestras FF.AA. de la
época. Aquí analizamos los conceptos aclarados en el título, sabiendo su importancia y huella
imborrable que dejaron en la sociedad Argentina.
“La subversión se definía como “cualquier acción oculta o abierta, insidiosa o violenta que
intente cambiar o destruir el criterio moral y el modo de vida de un pueblo, con el objetivo de tomar el
poder e imponer desde una posición de fuerza un nuevo modo de vida basado en un ordenamiento
diferente de los valores humanos”,[General Roberto Viola dixit]”.22
21
Videla, Rafael. La Semana, 9-8-84, p.9.
22
Fuente: Ariel Armony en su libro: “La Argentina, los Estados Unidos y la cruzada anticomunista en América Central,
1977-1984”.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 19
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
Resulta extraña la ultima definición de subversión ya que con todos los aspectos del desempeño
de las Fuerzas Armadas (en teoría subsidiarias del Estado y del gobierno que lo preside, instituido a
fines de salvaguardar el bien común de la nación, que en un sistema de gobierno democrático es el
voto popular en las elecciones el que le da contenido) durante la última dictadura que han sido citados
y con lo que resta citar, observamos que de acuerdo con la teoría sobre la acción subversiva el
accionar de las Fuerzas Armadas cuadran perfectamente en la misma.
“Un terrorista no es solo el portador de una bomba o una pistola, sino también quién difunde
ideas contrarias a la civilización cristiana y occidental.”23. El contenido de ese ideal occidental y
cristiano era lo difuso del concepto, definido por el propio represor, dejaba la puerta abierta a la
dotación arbitraria de contenido a ese valor máximo, rector de la vida moral y espiritual de los
hombres de bien.
El significado de “subversivo” se caracterizó por una vaguedad llamativa, sufriendo una
permanente redefinición y adaptación a la coyuntura, era el recurso de denuncia a ese otro que no
seguía los cursos normales y morales de acción, desarrollase la actividad que fuese. La vara que medía
lo “subversivo” de un accionar siempre era arbitraria, siempre emitida por la voz de la autoridad, lo
raro de este “mote” es que se le atribuía no sólo al terrorista o guerrillero, sino que las más de las
veces iba dirigido al desobediente, al que pecaba de falta de simpatía por el régimen o al escéptico.
“Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a los
simpatizantes, luego a los indiferentes; y por último a los tímidos”.24
Esta última cita es de singular importancia dado que, como lo habíamos anticipado, se coloca
dentro del agregado social objetivo a muchas más gente que la que podrían concebirse como terrorista,
extremista o guerrillero, destacamos la soberbia singular de un personaje totalmente público y
reconocido como lo era entonces el gobernador, la autosuficiencia y seguridad en su propia fuerza con
la que se expresa una amenaza directa dirigida a todo aquel que piense distinto o “se dé el lujo de
disentir”, y más allá, contra aquel que aún simpatizando con la causa militar no haga una defensa
fervorosa de la misma.
Ante la vigencia de la Doctrina de Seguridad Nacional distribuida por EE.UU. y sus aliados en
toda América Latina, la dictadura hace de la misma una bandera propia, le agrega contenido y la
combina con otras fuentes ideológicas para perfeccionar su lucha antisubversiva.
Los militares argentinos sostenían que los límites geográficos no podían ser obstáculo a la
defensa del sistema occidental. Ante la agresión de la Internacional marxista comunista, el concepto
de fronteras nacionales se subordinaba a una dimensión ideológica. En el teatro de operaciones de la
guerra fría, la estrategia del comunismo consistía en promover movimientos insurgentes en el Tercer
Mundo con el objetivo de conquistar la mente de la población. El problema de la seguridad interna se
23
Declaración hecha por Videla a The Times el 4/01/1978
24
General Ibérico Saint Jean, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Mayo de 1977.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 20
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
convertía en una preocupación central para el estado, que se veía obligado a combatir la insurgencia
en todos los ámbitos, particularmente en el campo ideológico. A su vez el principio de fronteras
ideológicas definía una nueva clase de cooperación para la seguridad en todo el hemisferio.
Los dos últimos párrafos aportados por Armony definen perfectamente el modo de pensar vigente
y la legitimidad que se desprendía de la aplicación de la DNS a nivel continental, muchas
características aquí citadas fueron propias al país. Es decir, los militares argentinos tomaron la posta
redefiniendo conceptos, metodologías, en suma: aportando su parte a la ideología castrense,
sobretodo en cuanto a la guerrilla urbana y a las técnicas de interrogación. La originalidad del
desarrollo de la represión y de la ideología represiva en el país se debió también al pasado reciente del
país, refiriéndonos al viejo conflicto entre peronistas y antiperonistas, o al enfrentamiento entre la
“patria peronista” y la “patria socialista”.
La Propaganda militar
Con el fin de crear consenso a su favor, la dictadura realizó una campaña de acción psicológica
especifica basada en ciertas conclusiones de la psicología social, que se apoyaba en los sentimientos
de pertenencia social de los individuaos y en la necesidad de que estos desarrollaran actitudes
apropiadas con relación a ciertas demandas sociales.
Cuando se daba información, se omitía lo esencial y se combinaba con la desinformación
(vulgarmente la mentira). Se intentó producir en el cuerpo social un efecto combinado de terror,
parálisis, impotencia y consenso que garantizara el dominio, apoyándose en la vigencia de los valores
sociales hegemónicos. Se proponía desde el discurso, como condición de normalidad el sometimiento
pasivo a la autoridad arbitraria y omnipotente. La dictadura promovió la puesta en marcha de
determinadas conductas en el grupo familiar del desaparecido y en la población toda:
a) Inducción a guardar silencio: Fue si duda la más importante, por la potencia del
mandato, la extensión de su vigencia a lo largo del tiempo, configuró un intento de
renegación social de aquel aspecto de la realidad que “incomodaba”.
b) Inducción de sentimientos de culpa: “¿Cómo educó usted a su hijo?, ¿Sabe usted
exactamente qué esta haciendo su hijo en este momento?”
c) Inducción a dar por muerto al desaparecido.
d) Inducción a considerar la disidencia política como falta de adaptación social y como
campo de la enfermedad mental.
e) Inducción en la población del mecanismo por el cual la sola desaparición de una
persona sería prueba de su culpabilidad. (“en algo andaría”).
f) Inducción al olvido.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 21
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
g) Inducción a la dilución de responsabilidades.
25
Diario "La Prensa", 24 de marzo de 1976
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 22
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
La Guerrilla
Las organizaciones guerrilleras estaban constituidas por jóvenes de 18 a 25 años, que realizaban
asaltos a bancos, secuestros, asesinatos, colocación de bombas y una gama de acciones que afianzaron
la confianza en la lucha armada para abordar los conflictos políticos; buscaban mayor justicia social,
mejor distribución de la riqueza y más participación política; pretendían ser la vanguardia del pueblo
en su conjunto.
Entre 1970 y 1974 intensificaron su práctica militar y la violencia se vio multiplicada; buscaban
construir un ejército con una potencia análoga al regular, igualmente homogéneo y estructurado.
Las fuerzas Armadas y el gobierno peronista respondieron con todo su potencial de violencia. En
octubre de 1973 comenzó el accionar público de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A)
dirigida por el ministro de Bienestar Social, José López Rega. Para septiembre de 1974 habían muerto
200 personas y se inició la desaparición de personas. La tortura fue moneda corriente, desatándose,
así, la guerra entre la derecha y la izquierda peronista.
A partir del 24 de marzo, la política de desapariciones de la AAA tomó el carácter de modalidad
represiva oficial, y en pocos meses, las agrupaciones ERP y Montoneros fueron destruidas. Muchos de
los militantes abandonaron las organizaciones para salir del país, mientras los otros permanecieron
hasta el final.
La pérdida de amigos, la desconfianza latente en las conducciones, la soledad personal en que los
sumía la clandestinidad, el resentimiento de quienes habían roto sus lazos con las organizaciones pero
por falta de apoyo de éstas no habían podido salir del país, eran hechos que facilitaban la modalidad
del “chupadero”. De ese modo, los campos de concentración funcionaban como quirófanos. El
gobierno militar asumió el disciplinamiento de la sociedad, para moldearla a su imagen, de manera
brutal, generando así obediencia y sumisión a la nueva autoridad.
El miedo jugó un rol central para generar obediencia y disciplinamiento en todo el territorio,
quedando como hechos aislados algunos intentos de insubordinación.
Terrorismo y memoria
La problemática de la memoria social emerge con fuerza en la Argentina en directa relación con
la enormidad de crímenes que golpean la conciencia colectiva y llaman a algún tipo de acción por
parte de la sociedad. Al comienzo, surgió como una forma de resistencia frente a la clandestinidad de
la acción represiva, que se basó en el conocimiento y el desmantelamiento de al magnitud de dichas
injurias. Se puede dividir el proceso de reconstrucción en 3 etapas26:
- Reclamo por la verdad, destino de las víctimas y la información sobre los crímenes;
26
Fuente: Vezzetti Hugo en su libro “Pasado y Presente”.
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 23
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
- Demanda de la justicia, los delitos cometidos desde Estado no quedarían impunes como
en otras dictaduras;
- La memoria, la lucha contra el olvido.
Si bien es verdad que muchos de los cuerpos fueron enterrados y con muchos no se ha dado
todavía, la memoria pudo manifestarse y ser colectiva gracias a los medios de comunicación. Pero la
masividad y el exceso de información saturaron a la gente, trivializaron lo sucedido, y lo que fue
conocido entonces como “el show de horror” concretó uno de los objetivos del poder
concentracionario: normalizar el asesinato y la desaparición. Ya no se trataba de la asociación entre
terrorismo y criminalización del Estado, fue la sociedad en su conjunto, con sus organizaciones y
tradiciones la que pasa a ser objeto de la memoria.
Los sobrevivientes fueron claves para contar lo ocurrido, pero no tenían pruebas, los militares
habían hecho un gran esfuerzo por ocultar los restos de las víctimas. Sin embargo hubo un núcleo
formador de la experiencia social de ese pasado: el Nunca más y las repercusiones del juicio a las
juntas.
El primero se implantó como una revelación, devolvía cierto protagonismo a las víctimas, que ya
no narraban crímenes, sino que testimoniaban pruebas, lo que le otorgó un peso institucional al relato.
El segundo, más allá de la limitación de las condenas; más allá de que sólo se juzgó a las juntas;
más allá de las posteriores leyes de punto final y de amnistía; más allá de que todos los protagonistas
son hombres en actividad dentro de las FF.AA., que continúan su carrera como si nada hubiera
pasado, el juicio fue el golpe más serio que sufrió el poder desaparecedor. Los comandantes todo-
poderosos, que se creían dioses, debieron responder a un juicio, donde aparecieron como un hato de
burócratas, mediocres, vivillos y rateros. Los juicios mostraron que aun contra un poder totalizante, la
sociedad tiene formas de defenderse, resistir.
Si hay algo que nacía con las apelaciones a la memoria social residía en que la acción y la
intervención sobre la sociedad no dependían de una afirmación positiva, en el sentido de una identidad
o de tradiciones adquiridas. Ese había sido el sentido más tradicional de la memoria, como memoria
ideológica. Lo que nacía con la experiencia histórica del terrorismo era una formación de la memoria
secundaria frente al abismo de lo que la sociedad vivió y frente a las amenazas recientes. En esta
memoria, lo principal no eran los héroes, sino las victimas y la enormidad de los crímenes.
Tzevan Todorov propone, en su trabajo sobre “los abusos de memoria”, una distinción entre la
memoria literal, que se refiere a una recuperación de acontecimientos como hechos singulares,
sometiendo el presente al pasado, y la memoria ejemplar, que se sitúa más allá del acontecimiento,
que lo usa para abordar y pensar otros acontecimientos. Esta segunda caracterización es la que
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 24
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
permitiría convertir al pasado en lección, dándole, así, una dimensión pública, problematizandola
constantemente.
En este cruce de la historia y la memoria, surgen dos componentes: uno intelectual de la
memoria, que se propone entender y denunciar; y uno ético que convierte ese saber en un interrogante
que vuelve sobre la sociedad involucrada.
El Terrorismo de Estado fue el instrumento mas eficiente de la Junta Militar para la gestión de la
“cuestión social” argentina, se aplicaron un conjunto de prácticas tendientes a minar los lazos de
solidaridad entre individuos de la misma clase social y a fomentar los sentimientos de odio y rencor
entre clases sociales con intereses económicos adversos. Se buscó la neutralización de la oposición y
resistencia del sector vulnerable de la sociedad a la implementación del nuevo modelo económico
liberal que perjudicaba al mismo. Se combatió la ascendente fuerza social y política de tendencias
izquierdistas que amenazaban los intereses del sector dominante.
Rescatamos la funcionalidad del proyecto militar al modelo neoliberal que llegaba con los
nuevos vientos, vientos de cambio, que soplaban en la economía mundial. La Junta Militar recurrió a
las consecuencias paralizantes del Terrorismo de estado aplicado sobre el conjunto de la Sociedad
civil para alisarle el terreno a la entrada en acción del nuevo paradigma neoliberal y así desarrollar la
economía de mercado sin el estorbo de las fuerzas sociales conflictivas. Se actuó silenciando las voces
contestatarias al régimen de dominación y explotación existente, dejando una puerta abierta a la
“eventual” pronunciación del mismo.
Los objetivos de este accionar fueron entre otras cosas la fragmentación social, la
desmovilización y despolitización del pueblo, objetivos que en cierta medida se alcanzaron, siendo
aún posible su constatación pasados 30 años de los sucesos.
Esta meditada estrategia, acompañada por una política económica de vanguardia (llevada
adelante por el ministro de economía liberal tradicional José Alfredo Martínez de Hoz) produciría
finalmente el hundimiento, la letanía y la debacle profunda y duradera del país.
Cuando los grupos económicamente más poderosos perdieron la capacidad de controlar el
sistema político y ganar elecciones, la vía militar fue el medio para acceder al gobierno; así las fuerzas
armadas se fueron convirtiendo en el núcleo duro y homogéneo del sistema, representando y
negociando con los sectores decisivos.
Cabe aclarar que la Junta Militar no designó a José Alfredo Martínez de Hoz por simpatías con su
proyecto económico. Fue el bloque de intereses económicos que representaba el flamante ministro de
economía el apalancó, asistió y justificó la Dictadura militar. Fueron los artífices de la política
económica y los principales beneficiarios de la puesta en marcha del proyecto global que los militares
le tenían preparado al país, usufructuando con sus negociados y prebendas, sacando partido de su
cercanía a la esfera de la toma arbitraria y autoritaria de decisiones.
Se logró la tan ansiada gobernabilidad sin barrearas, la identificación de la mayoría de los
argentinos con el proyecto militar posibilitado por el control ideológico sentó las bases de la
hegemonía. Con la Dictadura dejó de haber actividad política en defensa de las clases vulnerables de
la sociedad y se pasó a una posición muy defensiva dando pie a una subordinación al capital
Mignaqui Gonzalo, Valy Mariano, Mandalunis Sebastián 26
Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado
insoslayable. La violencia estatal, en la forma amenaza armada, impidió la posibilidad de suplir la
ausencia de una oposición abierta y desafiante al nuevo orden estatal, esto condenó a los trabajadores
en todo los ámbitos (político-económico-social-cultural) sin importar el sector económico en el cual
eran empleados.
El fin último de toda operatoria terrorista fue el control ideológico. Decimos que la incapacidad
de lograr hegemonía durante los períodos democráticos de la elite económica que apalancó al Proceso
se debió principalmente a la oposición política, con la llegada de la dictadura, la elite se encontró con
innumerables flancos disponibles para vapulear a la resistencia. El férreo y casi total control de los
medios de comunicación masiva fue una de tales opciones, mediante el control de los recursos de
información (uno de los varios recursos de dominación) el gobierno y todo su séquito pudo mantener
bien desinformada, atemorizada y atomizada a la sociedad civil.
Reconocemos también en todos los personajes públicos que encarnaron este oscuro período
como grandes artífices en la aplicación del recurso de lo ambiguo en todos los ámbitos donde se
destacaron. El terror fue articulado con la persuasión para genera productivamente normas no escritas
de lo normal y lo anormal. En la sociedad objetivo, lo antisocial, lo anormal, son el pensamiento
disidente, los vínculos solidarios, la acción social y el protagonismo colectivo.
Sectores perjudicados a
la defensiva
Exterminio de los individuos Represión de la oposición
“incómodos” de la población. y/o resistencia al régimen.
Cooperación de
sectores interesados Hegemonía sólida: alineación Élite económica dominante
bajo un único proyecto. sustentadora del proyecto.