Sie sind auf Seite 1von 2

El dolor de la droga.

Quisiera escribir estas líneas, porque tengo miedo y me han amenazado de muerte. Mi
nombre es Manuel y he pasado una dura y horrible adolescencia. La falta de cariño de mi
familia y mis amigos, han hecho de esa etapa de mi vida un momento muy doloroso. Desde
hace un tiempo me estoy preguntando, ¿por qué nadie entiende a los adolescentes? ¿por qué
no puedo evitar ser parte de la masa? ¿Por qué a los jóvenes se nos usa como clientes fáciles?
¿Por qué a muy pocos le importa nuestras vidas y sólo buscan vendernos de todo? ¿Por qué
muchos quieren lucrar a costa de nuestras vidas?
Los jóvenes somos un blanco fácil de la sociedad de consumo, somos aquellos a los que
fácilmente se los puede habituar a algún vicio. Trátese de alcohol, ropa, modas o de drogas,
siempre es más fácil venderle a un joven que está formando su personalidad, antes que a un
adulto convencido de sus convicciones. Detrás de la farsa de una ilusoria fantasía, los jóvenes
buscamos consumir más y más, para evitar la chatura de nuestra vida.
Hace siete años comencé a consumir alcohol con mis amigos. Me parecía algo normal para
un adolescente de unos quince años, pues todos en el colegio comenzaban a hacerlo. En un
principio, sirvió para potenciar todas las sensaciones positivas. Pero esto se debía a que había
un vacío en mi interior. La bebida, me facilitaba la posibilidad de manifestar de manera rápida
y alegre todas mis emociones. Mis pensamientos eran expresados de manera graciosa y todos
se reían de mis ocurrencias. Me trataban como un genio y me adoraban. Pude superar mi
timidez y hablar sin parar de cualquier tema. Sentí que mi ánimo ya no estaba por el piso y
que ahora me había transformando en un ídolo para mis amigos. Me había transformado en
una persona popular y respetada. Estaba viviendo un mundo pleno de satisfacción, en donde
todos mis amigos consumían alcohol en exceso y yo los guiaba en esa vida alegre. Mi alegría
me llevaba a consumir más y más, conduciendo mi satisfacción a niveles que nunca antes
había alcanzado. Entonces conformé un grupo de rock, que hacía conciertos en distintos
lugares. Y con todos sus integrantes, comenzamos a consumir drogas.
De este modo, cuando cumplí dieciséis años, comencé a probar con marihuana, incitado
por mis amigos. En ese entonces iba a la secundaria. Mis amigos del grupo de rock, me decían
que si no fumaba era una tonto y yo creyéndome un genio lo hacía. Seguí fumando marihuana
por bastante tiempo en la escuela y en los boliches. Pero después quise probar algo más fuerte
y me dieron una mezcla que contenía paco con otras cosas que no recuerdo. En el momento
me sentía muy bien, pero después quería más y más. No podía ponerle límites al consumo y
seguí fumando sin parar. Así estuve como fisurado y reloco durante cinco años. Un día fui a la
playa con unos amigos y metí cocaína, pastillas y alcohol. Sentí que todo daba vuelta por mi
cabeza y creí que me moría. Ese día fui a una clínica, pero me dio miedo internarme pues me
hacían muchas preguntas. Y como me recuperé rápido; me olvidé de todo y seguí.
Unas tres veces tuve esa sensación de muerte que viene después de la euforia. Entonces
cuando ya creí que la muerte estaba cerca, le pedí a Dios que me diera otra oportunidad. Con
mucho esfuerzo decidí dejar las drogas. Me ha costado mucho trabajo porque es duro y difícil.
Pero si uno tiene fuerza de voluntad y pide ayuda a Dios se puede lograr. Yo no he asistido a
ningún centro de tratamiento, pero he podido dejarlas. Tengo hasta ahora siete meses sin
consumir nada y me siento a veces desesperado, pero lo estoy logrando. Antes y después de
los conciertos consumíamos marihuana, cocaína o alcohol y así anduvimos por un tiempo.
Mi novia, también era roquera y pasó muchas crisis. La primera de ellas fue un intento de
suicidio. También tuvo la desgracia de encontrarse con una amiga que posee un libro de magia
negra o “Biblia negra” y logró convencerla para que hiciera un pacto de magia negra con un
terrible demonio. A partir de ese día su mirada se puso triste, sentía una fuerte tendencia al
suicidio, no le importaba nada ni nadie y sólo me escuchaba a mí. Todas las plantas que tenía
en su casa han muerto. Por mucho tiempo tuvo insomnio y no podía dormir, ya que el

1
demonio con el que hizo el pacto le pedía su sangre. Ella logra ver a ese demonio, como una
especie de sombra horrible. Dice que le ordena que se aleje de mí y creo que es porque trato
de ayudarla. Aunque supongo que está un poco desequilibrada.
Ahora, a mis veintidós años, comprobé que no hay un sólo joven de mi edad que aún no
halla consumido un poco de alcohol. He escuchado unas encuestas que sostienen que a mi
edad el noventainueve por ciento lo hace. Aquellos que no consumen son tratados como unos
tontos o unos nenitos de mamá. Sólo toman agua o gaseosas y ni siquiera se dan con una
birrita en el preboliche. Muchas veces los golpeamos o nos reímos de su debilidad. Pero
ahora, creo que hicimos mal. Si esto sigue así, es probable que muy pronto el porcentaje de
consumidores de droga aumente sin límite alguno.
Por suerte logré cambiar de vida y ahora he formado un grupo de ayuda a los drogadictos.
Al principio formamos un grupo de veinte jóvenes. Ahora me dedico a recuperar a todos lo
adolescentes que son víctimas de las drogas. En los últimos meses, he logrado iniciar la
recuperación de decenas de adolescentes, que han logrado superar esa tortura que estaban
viviendo. Pero en estos días un grupo de hombres armados me han amenazado y me han
dicho que abandone mi actividad.

* El 3 de marzo del 2008, el joven Manuel Gómez, fue asesinado por un traficante de
drogas. Una mafia muy poderosa no pudo soportar la enorme cantidad de jóvenes que
había alejado de semejante vicio. Su ejemplo tal vez, pueda servir a todos los jóvenes del
país.

Horacio Hernández.

http://horaciohernandez.blogspot.com/

Das könnte Ihnen auch gefallen