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Mayo
El arma más letal de la Segunda Guerra Mundial se acercaba a la costa de Mazagón para
repostar, con el beneplácito del Gobierno de Franco.
Fotografía: www.sgm.casposidad.com
Aunque este submarino, o más bien sumergible, no utilizaba tecnología avanzada, fue
el mejor submarino construido al comenzar la guerra. Prácticamente su diseño era de la
Primera Guerra Mundial con algunas mejoras, pero su versatilidad, confiabilidad y el
entrenamiento de sus tripulaciones hicieron que se convirtiera en el arma más letal de los
primeros años de la guerra. Sólo en 1942 fueron hundidos 1600 barcos aliados, la mayoría
procedentes de Estados Unidos, llevando los suministros que Inglaterra requería. Sin embargo,
esta nave no pudo enfrentarse al radar y al sonar, los dos inventos ingleses que fueron
decisivos en la campaña marítima contra Alemania.
Timones de profundidad y cocina de un U-Boot del tipo VIIB (U 47). Fotografías del libro Mi
camino hacia Scapa, de Flow de G. Prien
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Los U-BOOT en la costa de Mazagón J.A. Mayo
Fotografía del libro Espías y neutrales: Huelva en la II Guerra Mundial, de Jesús Ramírez Copeiro del
Villar
Otra modalidad empleada por los alemanes en el suministro a los U-boot radicaba, en
el uso de pequeños barcos o embarcaciones a motor que operaban desde la costa española,
bajo bandera española y con tripulación española. Para ello, bien contrataban los servicios de
pesqueros o bien compraban pequeñas embarcaciones de hasta 250 Tm que ponían a nombre
de españoles, y que modificaban convenientemente con depósitos especiales que podían
aumentar sustancialmente su capacidad para almacenar combustible. Solían operar en la zona
de Cádiz, Huelva y en Galicia. Cada barco podía transportar entre 60 y 80 toneladas de fuel oil,
aunque también suministraban agua, víveres, aceite lubricante, piezas de repuesto y hasta
facilitaban el relevo de las tripulaciones.
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Los U-BOOT en la costa de Mazagón J.A. Mayo
El marinero vivía en la zona del Molino de la Vega, era patrón de un pequeño buque de
los que salían al atardecer y regresaban al alba llevando tres o cuatro hombres a bordo. En los
últimos tiempos había prosperado mucho y entre los pescadores onubenses se atribuía al
hecho de haberse dedicado al asunto del aprovisionamiento a los submarinos alemanes,
transportando combustible en grandes bidones de 200 litros. Para muchos fue un negocio
lucrativo.
Espías y neutrales: Huelva en la II Guerra Mundial, de Jesús Ramírez Copeiro del Villa