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La energía que fluye por los nervios del cuerpo también produce un tipo de campo
electromagnético. Este es mucho más sutil que cualquiera con los que la ciencia está
familiarizada, pero tiene mucho mas poder para afectar a las personas y a los
acontecimientos.
La voluntad determina la fuerza del flujo de energía (“a mayor voluntad, mayor
flujo de energía”). Si el poder de la voluntad es fuerte, el cuerpo se llenara de energía.
Como consecuencia, el campo magnético del cuerpo será extenso y poderoso. Pero en
este contexto hay otra consideración importante: La cualidad de la energía, y por lo tanto
del magnetismo.
Al igual que la luz blanca esta compuesta de todo el espectro del arco iris, así,
también, la energía no es una fuerza simple, sino que esta compuesta de una amplia
gama. Así como hay rayos de luz mucho más sutiles que cualquier cosa visible para los
ojos físicos, la energía contiene un amplio rango de vibraciones, mucho más sutiles que
cualquier cosa medible con instrumentos físicos. Comparables con los tres niveles de la
creación, ideaciónal, astral y material, existen tres bandas principales en espectro de
vibración, y también por consiguiente en el espectro de energía.
Estas tres bandas (en sánscrito se llaman gunas) están presentes en varios grados en toda
la creación. Sin ellas nada podría haberse manifestado.
Las tres gunas pueden compararse, en cierto sentido, a las moléculas de una barra
magnética, cada una de ellas tiene una polaridad norte y sur, distribuidas de igual forma
en la extremidad norte de la barra que en la sur. El magnetismo resulta de un flujo
direccional de energía. La segunda guna en esta analogía es el flujo mismo de energía
circulando entre los dos polos.
Similarmente, en cada parte de la creación hay un flujo de energía entre los dos polos
opuestos, siendo el flujo mismo la segunda guna (cualidad, o atributo). En el esquema
cósmico de las cosas, se ve la dualidad en los dos polos, el polo “sur” representa el
universo material, y el polo “norte” el ideacional. La energía que fluye entre los dos
representa el mundo astral. Este “territorio intermedio” de energía presenta ambas
direcciones de flujo, hacia el norte y hacia el sur. La oposición que existe, de ese modo,
en el mundo de la energía da como resultado las gradaciones vibratorias de los cielos y
los infiernos.
En los seres sensibles, la presencia de estas tres gunas se manifiesta de manera parecida.
En la guna Tamas (la cualidad pesada y oscura) como una tendencia al embotamiento y a
la necedad, en la guna rajas ( la cualidad activadora) como inquietud, indecisión y
vacilación nacidas del constante conflicto entre los dos “polos”; y la guna sattwa ( la
cualidad luminosa) como calma interior que nos lleva hacia la pureza y un espíritu
expansivo.
Cada ser humano manifiesta estas tres cualidades en diferentes grados, dependiendo
de las vibraciones de su consciencia y energía. Si su flujo de energía es totalmente
elevador, se refina hasta que al final va más allá de las tres gunas al Espíritu puro
sin vibración. Si el flujo es descendente, su compresión se embota cada vez más
hasta que casi, excepto por su forma humana, no se le distingue de los animales
inferiores. Y si vive, como la mayoría de la gente hace, en un estado de indecisión y
conflicto interno entre estos dos flujos direccionales, permanece yendo de acá para
allá, siempre agitado e inquieto.
La inmensa mayoría de los seres humanos encaja en esta tercera categoría. Pueden sentir
que los atrae un polo u otro, pero su conflicto interno permanece sin resolver. La gente de
conciencia pesada o no refinada, casi nunca poseen un magnetismo lo suficiente fuerte
para proyectar su pesadez espiritual hacia otros. Sólo las personas de la categoría ego-
activa son quienes tienen el mayor potencial para disminuir el magnetismo de los demás.
Al poseer una mayor energía, también pueden ser magnéticas aún cuando su flujo de
energía sea descendente
Ananda Español
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"Si quieres ser amado, comienza amando a otros que necesiten tu amor"
Paramhansa Yogananda