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ALTERIDADES, 1997

7 (13): Págs. 109-115

Un ritual de sacrificio:
la corrida de toros española*

JULIAN PITT-RIVERS

Una característica esencial de la vida tradicional es- En esta conexión, cabe recordar que bajo el Segundo
pañola es el culto por el toro; éste ha tomado en el Imperio fueron construidas, a todo lo largo de Francia,
pasado, y continúa tomando hoy en día, una variedad diversas plazas de toros (dos en París y otra tan al
de formas, entre las cuales la corrida de toros es por norte como Dunkerque), en adulación a la empera-
mucho la mejor conocida, la más costosa y un elemen- triz Eugenia, quien era de origen español (andaluza).
to recurrente de la mayoría de las publicaciones (tres La corrida fue bautizada por un escritor de los pri-
periódicos nacionales y una o dos páginas en prácti- meros años del siglo (Conde de las Navas) como “la
camente todos los periódicos nacionales y regionales más nacional de las fiestas españolas” y el patrio-
durante la temporada de corridas de toros, además de tismo español estuvo relacionado con ella durante esa
bibliografía en español y en francés de cientos y miles época casi tan estrechamente como con la fe católica,
de libros dan cuenta de ello). Su presencia también se aunque había entonces, y continúa habiendo por lo
manifiesta en todas las fiestas populares a lo largo de menos desde el siglo XVI, una minoría de españoles
la Península Ibérica, con excepción de la mayor parte educados que desaprueban las corridas y se rehusan
de Galicia y la mitad del norte de Portugal (las cuales a asistir a ellas.2
son un poco similares a este respecto). En sus dos Durante esa época fueron construidas la mayoría
formas, la corrida y las fiestas taurinas populares, el de las plazas de toros, algunas de ellas con una ar-
culto del toro es hoy en día un elemento de la cultura quitectura pseudo-morisca, de acuerdo con la teoría
de tres regiones del sur de Francia (o Francia meridio- absolutamente errónea de que la corrida de toros era
nal): el extremo sudoeste (desde Tolosa y Las Landas de “origen morisco”. Las plazas de toros fueron edi-
hasta la frontera española), de Provenza (tan al este ficadas aún en Galicia con motivo de los visitantes de
como Frejus) y de Auvernia.1 Esto ha sido así desde la verano y de los funcionarios del Estado; sin embargo,
Edad Media y actualmente ha ido ganando popula- la mayoría se han convertido en ruinas o bien han sido
ridad en Francia: peñas (clubes de corridas de toros) adaptadas, por lo menos parcialmente, para otros
han sido fundadas en estas áreas y a lo largo de los usos. La corrida es frecuentemente desacreditada por
últimos 25 años han aparecido nuevas formas de algunos intelectuales catalanes por considerarla una
fiesta popular que implican a los toros, entre las que imposición castellana (aunque otros intelectuales ca-
destacan, notablemente, el “Toro-piscina”, la cual con- talanes sostienen que es de origen catalán y que fue
siste en que la brigada de bomberos local fabrique una imitada por los castellanos).3 De hecho, las fiestas de
piscina artificial en el lugar en el que el toro habrá de toros se celebran tradicionalmente en un gran número
combatirse y en el cual deberá ser seducido para caer. de pueblos catalanes. En muchos de ellos se practica
una variedad de “encierro”, llamado el corre bou.
La corrida de toros, también llamada lidia (pelea),
* “The Spanish bull-fight and kindred activities”, en
Anthropology Today, vol. 9, núm. 4, agosto de 1993, pp. no es realmente una lucha como tal: el toro no puede
11-15. Traducción: Paola García Souza. ganar, aún si mata o lastima al matador. En este caso,
Un ritual de sacrificio: la corrida de toros española

uno de los otros matadores (usualmente son tres) corridas es el calendario religioso. Todas las fiestas
deberá remplazarlo y completar el rito. Y si el toro no religiosas mayores de España se celebran de esta ma-
puede ser ejecutado por el torero, será eliminado por nera. La temporada de corridas en España inicia tra-
el carnicero esa misma tarde. Sólo puede sobrevivir dicionalmente con la fiesta de San José en Valencia y
si el público solicita al juez de plaza (cuya función termina con la Virgen del Pilar en Zaragoza. En Anda-
principal es la de intérprete del público) que el toro lucía comienza con la corrida del Domingo de Resu-
sea “perdonado” a causa de su excepcional valor y “no- rrección, en Sevilla, para cerrar con San Miguel el
bleza”, es decir, porque éste ha logrado a la perfección término del ciclo agrícola, también en Sevilla. Excepto
dar cuerpo a los valores que el culto del toro intenta en Galicia, cada comunidad local (pueblo) celebra a su
fomentar. santo patrón con una corrida, a menos que el muni-
La corrida de toros, en resumen, no es una pelea cipio esté en quiebra, y si éste no puede asumir una
(a pesar de que es un tipo de prueba de valor); no es de apropiada corrida de toros, probablemente arrenda-
ninguna manera un deporte competitivo (ya que no rán algunas vaquillas para una capea. Cada barrio de
hay competencia); no es Soria tiene su propio san-
un juego (a pesar de que el to patrón —y por lo tanto
course á la cocarde en su propia corrida—, y
Provenza podría conside- cada identidad social di-
rarse así, como también la ferenciada se expresa en
capea en España o algunas algún tipo de celebración
de las fiestas de toros por- taurina. En el pequeño
tuguesas, las cuales se en- pueblo de Nules (Caste-
cuentran representadas en llón), la mayoría de las
los famosos mosaicos de calles principales reciben
Knossos que datan del 1600 el nombre de un santo y
a.C.). No se trata de un es- tienen su imagen al inte-
pectáculo, ni de una exhi- rior de un altar colocado
bición teatral (aunque es en alguna parte de la pa-
espectacular, puede resul- red. Los habitantes de la
tar mucho más dramática), calle celebran el día del
porque no es una represen- santo juntándose para
tación de la realidad, sino comprar un toro joven de
que es una realidad en sí calidad media o, en su
misma: aquellos que mue- defecto, para rentar una
ren en el ruedo no pueden vaca pequeña como susti-
regresar cinco minutos tuto durante la capea.
después, sonriendo, para La corrida de toros
salir a la última llamada. Están realmente muertos, siempre se celebra después, nunca antes de la misa,
como el toro que es sacado del ruedo por las mulas y por la tarde. (En el siglo XIX en Madrid ésta se rea-
destazado en el mismo sitio. Para honrar al torero que lizaba en lunes). Después de la purificación del sacri-
ha destacado en su hazaña, la costumbre de la corri- ficio del cordero, el del toro restablece la gracia de la
da consiste en entregarle una o dos orejas del animal moral en la vida cotidiana, librando al fiel de un ex-
como trofeo, o bien, ligeramente de menor honor, con- cedente de santidad, una muy literal dependencia de
cederle una vuelta al ruedo para recibir el aplauso del las bienaventuranzas, las cuales restituyen la conducta
público. El toro puede ser honrado del mismo modo. práctica de las cuestiones diarias un tanto difíciles,
Es éste un sacrificio ritual y es una parte del ca- como si todos tuvieran que ser pobres de espíritu y
tolicismo popular español, como lo es el culto al toro humildes y dar la otra mejilla cuando son golpeados.
en general. El profesor Romero de Solís ha examinado De otra manera, no habría ejercicio de la autoridad o
en detalle el aspecto religioso de la corrida de toros en defensa de los propios derechos, los débiles los ejer-
su libro sobre la corrida en Sevilla (Romero de Solís et cerían a su manera y la estructura social se colapsaría.
al., 1985). Me gustaría señalar que casi la mitad de los De ahí que, después del sacrificio de la misa —la cual
toros inmolados en las corridas de España son sacri- debe entenderse como la “fiesta mansa” (la fiesta dócil)
ficados en honor de la Virgen María, como parte de la que celebra el ideal de conducta cristiana—, siga la
celebración de una fiesta religiosa: el calendario de las “fiesta brava”, como también se le llama a la corrida,

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a fin de restablecer el orden terrenal: un contra-rito al matador falla en su deber ritual, evadiendo “el momen-
primero, dedicado a la Virgen María, a Corpus Christi, to de la verdad” (es decir, el que requiere del mayor
a alguna otra fiesta de la Iglesia o al santo patrón de coraje), cargándose hacia un costado en vez de ir sobre
la comunidad. Sin embargo, si la lección de la fiesta los cuernos, se le dice que ha “asesinado”, y no que ha
brava es un contrapeso de la misa y recuerda, aunque matado (en el sentido de inmolar) al toro. Si da una
casi de manera inconsciente, al sacrificio del toro en el estocada sin matar, si atraviesa el pulmón del toro y la
mitracismo —la religión de los legionarios romanos y pobre bestia se tambalea alrededor del ruedo, arrojando
rival del cristianismo hasta que fue suprimida después sangre de su boca antes de recibir “el golpe de gracia”,
de que el emperador Constantino declaró al imperio una daga en las vértebras detrás de los cuernos re-
oficialmente cristiano—, éste no es en ningún sentido sulta igualmente trágica, tan trágica como la muerte
un intento de anular el mensaje purificador de la misa, de Hamlet. Ya se trate de Joselito, Manolete o, recien-
sino más bien de complementarlo e integrarlo en la temente, de Paquirri4 o Yiyo, la muerte de cada toro es
esfera práctica de la vida diaria. La alianza simbólica una tragedia en sí misma. Aun en una buena corrida,
entre la Virgen María y la corrida de toros ha sido pre- la muerte del toro es trágica. Este hermoso animal
viamente tratada por antropólogos españoles. Los existe, ha sido creado sólo para ser sacrificado. La
españoles no encuentran ninguna anomalía en cele- corrida de toros representa entonces una filosofía
brar las diferentes fiestas de la Virgen con una corrida, particular de la muerte,5 la cual es uno de los elemen-
la cual es, entre muchos otros significados simbólicos, tos fundamentales de la cultura española. Una de las
un rito de fertilidad. Además de la exégesis proporcio- condiciones esenciales de esta filosofía es que el toro
nada por los participantes del rito, los rituales tienen debe ser respetado. Si no fuese respetado, el rito
muchos otros sentidos simbólicos, los cuales resultan podría resultar completamente ineficaz, o bien, en
evidentes sólo para el extranjero. Desde que los sím- cierta proporción, insustancial. Si el Cordero del Señor
bolos son “polisémicos” —es decir, que pueden tener no fuese la personificación de los valores del cristia-
diferentes significados simultáneos (como es ahora nismo, entonces ¿cuál sería el objeto de su sacrificio?
reconocido por los antropólogos)—, cada hombre es El toro que ha demostrado su habilidad para per-
libre de encontrar en el rito que realiza el sentido de su sonificar los valores por los cuales ha sido creado
elección. La remarcable persistencia de los ritos a lo —agresión, coraje, fortaleza, empuje, nobleza, el ideal
largo de periodos de transformación social es produc- de las virtudes masculinas— es, por lo tanto, tratado
to de esta libertad: la representación permanece idén- con gran respeto: los señores se ponen de pie para
tica, aunque el significado puede ser adaptado a las honrarlo cuando es arrastrado alrededor del ruedo
necesidades de la situación y del momento. para recibir los aplausos.
La corrida de toros es, entre muchas otras cosas, Existe entonces una clara diferencia entre la bru-
un ritual que asegura la estabilidad de la sociedad y talidad de algunos cretinos frustrados, quienes desa-
reafirma que los hombres son hombres y que el orden hogan sus frustraciones golpeando algunos misera-
social se ha mantenido. Por esta razón ha sido defini- bles bovinos en el trasero con una vara durante una
da como “la reivindicación ritual de la virilidad”, en el capea de pueblo (práctica que ha sido prohibida por la
sentido de supremacía sexual. Un divertido capítulo mayoría de los municipios —¡los clubes no están
de las memorias de Juan Belmonte está titulado ¿Por- permitidos!—), y el respeto que se muestra al toro du-
qué las mujeres se enamoran de los toreros? Realmen- rante la corrida. Pero ya que ésta es también un rito de
te, muchos escritores y, aún más convincentemente, fertilidad, el toro representa la infatigable capacidad
pintores (Picasso, André Masson y otros) han enfatizado de copulación que se le atribuye a los animales (nues-
el simbolismo erótico de la corrida de toros, y en el tra naturaleza animal se opone a nuestra naturaleza
sentido del horror masculino los antiguos carteles espiritual: a mayor cercanía con Dios, mayor distancia
(anuncios de la corrida) frecuentemente anunciaban con las bestias y viceversa), lo cual explica porqué los
un protagonista como el pundonoroso diestro Fulano votos de celibato son tomados por personas de status
de Tal, en el sentido del coraje tenaz, renuente a acep- sagrado y también porqué la noción de lascivo se ex-
tar la derrota. Por esta razón, el matador herido se presa en los lenguajes europeos por el idioma de los
afianza en sus pies, restablece su espada y mata a su animales. El toro combina, como símbolo, dos aspec-
toro de acuerdo al rito, antes de ser llevado a la en- tos: las virtudes morales masculinas, pero también la
fermería. virtud animal necesaria para asegurar la fertilidad,
Ésta no es la única escena dramática que puede ser esencial para un rito de esta índole. Es ésta una com-
presenciada en el ruedo: la muerte del toro es, gene- binación de virtudes humanas morales y de capaci-
ralmente, horrible y trágica, así como dramática. Si el dad física animal, ambas situadas bajo el amparo de

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la Virgen, Cristo o los santos, lo que da a la corrida su la Gracia, a 10 km al norte de Cáceres, o la de la Virgen
profundo significado. de Virtudes en Santa Cruz de Tudela en La Mancha).
La historia del culto del toro deja clara su conexión La iglesia y la corrida estuvieron asociadas econó-
con la religión, el cual no ha llegado a su fin con la micamente en muchos aspectos: muchos ruedos fue-
decadencia de la política eclesiástica ni con su poder ron, y en ciertos casos siguen siendo, construidos y/
social, pues la Iglesia española se ha desarrollado más o pertenecientes a una organización religiosa (el de
bien al margen del culto al toro en vez de apoyarlo y Toro, por ejemplo, cercano al Hospital en 1834; el
Roma ha sido generalmente hostil a la corrida, excep- de la Maestranza, una hermandad aristocrática de ori-
to cuando el Papa ha sido español (los Papas Borgia, gen militar-religioso, dedicada al trabajo de caridad,
quienes eran aragoneses, introdujeron la corrida de en Sevilla; el de Pamplona, por la Casa de la Miseri-
toros en Roma, pero la costumbre no les sobrevivió). El cordia, un convento dedicado a la pobreza, etcétera).
único aliado constante de la corrida ha sido el pueblo La organización de la fiesta era una fuente de ingresos
español, que no puede concebir celebrar algo sin sa- y la carne del toro constituía para los residentes pro-
crificar bovinos; no más que los musulmanes (o judíos) bablemente la única carne que comían en todo el año.
pueden hacerlo sin el sacrificio de ovinos. En numerosas fiestas populares, la carne del toro
Además de los pretextos religiosos para sacrificar alimenta a los miembros de la comunidad, algunas
toros, las corridas de la realeza estaban dedicadas a veces como alimento de una fiesta colectiva o, en otras,
celebrar bodas, el cumpleaños de un heredero, en como una distribución que se lleva a casa a cocinar
agradecimiento por una victoria, el arribo de una rea- (Medinaceli, Soria). Hay un restaurante en Madrid, y
leza visitante. En 1366, el rey de Granada ofreció una uno en Barcelona también, que se especializa en servir
corrida para celebrar la circuncisión de su hijo. Los la carne del toro de lidia cuyo nombre, peso, nombre
municipios otorgaban también una corrida en aquellas del sacrificante y corrida en la que fue sacrificado son
ocasiones que requerían ser celebradas, e individuos proporcionados a los aficionados que están entre los
particulares las ofrecían para festejar casamientos, y clientes. Carne de toro para los ricos.
en ocasiones sufragaban en su testamento las sumas Los paisanos andaluces, entre los que yo viví du-
necesarias no sólo para celebrar las misas que serían rante varios años hace mucho tiempo,6 distinguen a
oficiadas por su alma, sino para ofrecer una corrida los humanos de los animales con un criterio comple-
que conmemorara (presumiblemente) su entrada al tamente diferente al del público británico: los huma-
paraíso. Aunque ellos debían estar espiritualmente nos reciben el nombre de un santo, al que celebran en
seguros de sí mismos, acaso se trataba de un acto de su día, junto con todos aquellos que tienen el mismo
piedad que podría asegurar su acceso al paraíso. nombre cristiano, y quienes resultan entonces sus to-
El “toro nupcial” era sacrificado en la Edad Media cayos (homónimos), un lazo de pequeña importancia
con motivo de una boda y se esperaba que el novio pu- en el que no se involucran otros deberes ni privilegios
siera las banderillas, bordadas manualmente por su más que el de beber juntos en ese día. Pero a un animal
novia, en el morrillo del toro, empleando como capa de doméstico no puede dársele el nombre de un santo,
lidia un pedazo de su vestimenta. Esta costumbre, porque no puede ser cristiano, puesto que no tiene
declarada como extinta por los folkloristas de princi- alma. Un amigo mío, quien venía de la vieja estirpe
pios de siglo, ha resurgido en forma moderna en las anarquista, nombró a su hija “Diana”, dando lugar a
últimas décadas. En las posadas, donde se celebran un escándalo general, ya que la gente reconoce el ape-
fiestas de casamientos, han comenzado a construir lativo como un nombre para perros, no para un ser
pequeños ruedos, de tal manera que el novio pueda humano. La dificultad se hizo mayor al añadir el di-
mostrar su masculinidad frente a algunas vaquillas minutivo. Así, “Dianita” se abrevió en “Anita”, como se
durante la fiesta de soltero que se celebra con anterio- le nombra a toda niña pequeña llamada “Ana”. La
ridad a la boda o bien en el momento de la cena en la humanidad entera fue llamada “cristiandad”. Por esta
misma boda. (Ejemplos similares pueden encontrar- razón, en las costumbres que competen al bautismo,
se justo en las afueras de San Agustín al norte de la madrina reúne a los niños de la casa materna (la
Madrid, en Chinchón al sur de Madrid o en el extremo madre no atiende la ceremonia de la iglesia) y los re-
oriente de Cáceres). gresa después diciendo: “Tú me lo diste moro y te lo
Uno puede también encontrar ruedos cuadrados devuelvo cristiano”. Tal distinción no depende de la
que datan de un periodo anterior al de su construcción religiosidad del hablante (y muchos de mis vecinos
circular en el siglo XVIII (Romero de Solís, 1992), ve- eran sumamente antirreligiosos), sino que es parte de
cinos a las capillas de la Virgen para la cual se hacían su cultura: animales y humanos no son la misma cosa
peregrinaciones (por ejemplo, la Capilla de la Virgen de y no pueden ser confundidos. De esta manera, sin ser

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ellos crueles con los animales, no veían nada moral en El público de pueblos vecinos viene a criticar y
su comportamiento con respecto a ellos, a diferencia a aseverar que esta fiesta no es tan buena como la
de la forma en que se sentían refiriéndose a los hu- propia: las chicas no son tan bellas, los muchachos no
manos con los que estaban moralmente compro- son tan valientes ni tan bien portados, y así conti-
metidos. Cuando, por otro lado, tuvieron noticias en núan. La fiesta del santo patrón es la ocasión para
los periódicos sobre boxeo, se escandalizaron. ¿Cómo expresar su identidad colectiva, y esto se logra, por
puede la gente civilizada divertirse con tan repugnan- encima de todo, a través de la oposición al pueblo
te espectáculo de dos hombres golpeándose entre sí y vecino. En España, la comunidad local tiene una fuer-
sin lanzarse a detenerlos? Y cuando supieron que za desconocida en Inglaterra. Por esta razón, mientras
tales espectáculos eran ofrecidos al público por dinero vienen pocos visitantes de cualquier distancia para las
en Madrid, quedaron completamente horrorizados. celebraciones locales, muchos “hijos del pueblo” que
Las grandes ciudades eran centros de vicio, según han emigrado regresan a celebrar la fiesta del santo
creían, y tal comportamiento bárbaro sólo podía atri- patrón, así como a reafirmar su identidad; para los
buirse a la influencia exter- españoles, su naturaleza
na. En resumen, los anda- se debe al lugar de naci-
luces consideraban al boxeo miento. Si se va a vivir a
en términos muy similares otra parte es casi seguro
a la forma en que el público que recibirá como apodo
británico concibe la corrida su lugar de nacimiento
de toros. (y a nadie se le conoce de
Cuando se trata de un otro modo en un peque-
sitio de poca importancia, ño pueblo español). Más
tanto las fiestas taurinas aún, su naturaleza se re-
locales como la celebración gistra en el censo muni-
del santo patrón del lugar cipal del lugar donde re-
llaman la atención del pú- side. Es una parte esen-
blico de manera diferente cial de su identidad.
que en la corrida. No atraen El culto al toro no ha
ni al turismo internacio- desapareciendo hoy en
nal ni al nacional: no alcan- día ni en la cultura po-
zan los encabezados en los pular española ni en la
periódicos y deben conten- corrida de la cultura na-
tarse con una pequeña cional (a pesar del costo
mención en los periódicos enorme de los asientos,
locales, a menos de que que se compara con los
nombren entre “los hijos del de la ópera en otros paí-
pueblo” a un eminente matador que regresa a pelear ses, mientras que el asistir a una fiesta local no cuesta,
a su pueblo natal sin patriotismo local. Son poco y a pesar de las profecías de su desaparición en un
anunciadas y es difícil saber cuándo se llevan a cabo, futuro cercano que se han sostenido por los últimos
ya que la fecha puede cambiarse dos días antes en 500 años). Es inherente a la mentalidad española.
una junta del consejo municipal. El público consiste Hace unos años, un diputado británico de la Euro-
en miembros de la comunidad que acuden a otros comunidad (quien bien puede permanecer sin nombre
espectáculos ofrecidos por el pueblo: el toro de las ya que no fue reelecto) propuso una moción al Par-
jóvenes madres, el de los niños, un becerro de 18 me- lamento de Estrasburgo con el fin de solicitar al go-
ses poseído de una furia salvaje que no se encuentra bierno español la prohibición de las corridas en Espa-
en machos más maduros, la ternera de las niñas. Las ña, bajo amenaza de ver a su país expulsado de la Co-
capeas, donde las jóvenes espadas se muestran, los munidad Europea. Aparentemente no sabía que
Gigantes y Cabezudos, el toro del vino donde se coloca Francia también celebraba la corrida en idéntica for-
un barril de vino a la mitad de la plaza y se abre para ma y bajo las mismas reglas, lo cual hubiera hecho
que la gente se sirva, al mismo tiempo que se suelta necesario un mismo reclamo al gobierno francés si
el toro en la arena. Aquellos que se vuelcan en la Francia no quería ser expulsada también de Europa.
hospitalidad de la fiesta son los que se dejan coger El incidente tuvo poca importancia en sí mismo,
por el toro. pero hay una lección que se puede sacar: la unidad

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moral de Europa, tan esencial para su unidad política, freudiana y, en su ensayo sobre Leonardo, “sólo una
depende no de tratar de homogeneizar sus previsio- combinación de elementos masculinos y femeninos
nes legales y obligar a los diferentes pueblos de Eu- pueden dar una valiosa representación de la perfec-
ropa a compartir los mismos valores y convertirse en ción divina”.
culturalmente uniformes, sino en respetar sus dife-
rencias culturales y su derecho a ser diferentes. Como En la historia del teatro (y la corrida pide prestados
todo antropólogo sabe o debe saber, la variedad cultural elementos del teatro), los roles masculinos han sido
es la única defensa contra la anomia y la pérdida de representados por mujeres y los femeninos por hom-
identidad que la homogeneización económica ha pen- bres en culturas y épocas diferentes. En el momen-
sado de manera muy equivocada. Europa deberá ser to actual, una muchacha llamada Cristina Sánchez
policultural o fracasará. está teniendo mucho éxito en España como torera y
hay muchas chicas francesas que aspiran a entrar al
ruedo profesionalmente.
Apéndice

A la vuelta del siglo inició una moda de matadoras Notas


mujeres, en la misma época en que espectáculos cir-
1
censes llegaron al ruedo bajo la forma de combates La palabra cultura se usa aquí en el sentido de las
entre un toro de lidia y un tigre (que corría aterrori- ciencias sociales y no en el que tiene en los ministerios de
zado), o bien bajo la forma de poner las banderillas cultura. La corrida de toros se practica en forma idéntica
desde el asiento trasero de una motocicleta. Pero el en Francia y en España, y en cierta forma modificada en
machismo español ganó y se les prohibió a las muje- Portugal. (Para no herir susceptibilidades de sus aliados
res torear. En este punto, Teresa Bolsi, quien había más antiguos, los portugueses no matan al toro, pero si-
toreado hasta entonces con crinolina, declaró que era mulan matarlo). Dos de los más eminentes rejoneadores
travesti y continuó toreando en traje masculino. Aún (toreros a caballo) son hoy portugueses y hay varios que
cuando la idea de matadoras ofende a ciertas sen- han hecho su carrera en España toreando a pie.
2
sibilidades falocráticas, he argüido que no es tan anó- Fray Juan de Mariana, un notable polemista y pensa-
malo como parece a primera vista. Como muestra mi dor de su época y confesor del rey Felipe II, arengó en
análisis simbólico (ver “Sacrifice du Toreau”, Le Temps contra de la corrida, pero no por las mismas razones de
de la Reflexion IV, 1983), el matador simboliza un los críticos modernos: pensaba que deberían estar prohi-
papel femenino en el primer tercio (acto), mientras que bidas en el territorio y que a los hombres no se les debía
el tercer acto (tercio de la muerte) desarrolla una per- permitir arriesgar sus vidas sin confesión.
3
sonificación super-masculina, asumiendo los valores En cada pueblo donde la corrida tiene seguidores entu-
fálicos del toro que él transfiere al público. El ritual en siastas, se cree que ésta es una invención original de ahí.
4
el que esto se realiza incluye la distribución de las En ocasión del entierro de Paquirri en Sevilla, la multitud
orejas del toro, que el torero ha obtenido como trofeo, tomó el control de la procesión y la desvió de la ruta que
tirándolas hacia las tribunas. Debe observarse que los se tenía planeada entre la iglesia y el cementerio, y la
sexos pueden ser o bien mutuamente excluyentes, condujo de vuelta a la Maestranza (la plaza de Sevilla)
como en la vida diaria (a mayor feminidad menor mas- para dar al ataúd de su héroe un último homenaje, la
culinidad y viceversa) o pueden ser acumulativos, vuelta al ruedo. Las fotografías de los periódicos mostra-
como en un contexto religioso —los dioses del hin- ban las manos de la multitud estiradas para tocar el
duísmo o de la antigua Grecia son los más poderosos ataúd y tener un contacto final para recibir su gracia. De
por ser bisexuales—. De ahí que Juana de Arco o manera semejante, después de la muerte del banderillero
Agustina de Aragón pudieran guiar hombres débiles Montoliu en la plaza de Sevilla en 1992, el ataúd fue sa-
en la refriega, precisamente porque eran físicamente cado de la iglesia a las 3:00 a.m. y llevado a la Maestranza
mujeres. De ahí que la matadora, que no es un travesti para una última vuelta al ruedo, y regresado a la iglesia
en el primer acto, sino una mujer real, represente la de donde fue recogido al día siguiente para llevarlo de
gesta masculina de Juana de Arco cuando entra a vuelta a su natal Valencia, en donde una vez más se le dio
la “estocada”. El matador simboliza una mujer en el una vuelta al ruedo como despedida antes de ir al ce-
primer acto, en contraste de convertirse en la esencia menterio. La capacidad espontánea del público español
de la masculinidad para la inmolación: la matadora se para inventar un ritual ha sido observada en muchas
convierte el Juana de Arco para matar. Los freudianos otras ocasiones.
5
recordarán la naturaleza andrógina de la paradoja Las bromas españolas acerca de la muerte son común-

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Julian Pitt-Rivers

mente reconocidas como parte de esta filosofía (véase por Bibliografía


ejemplo la película de Berlanga El Verdugo). Pero las ac-
titudes hacia la muerte varían no sólo de una cultura a ROMERO DE SOLÍS
otra sino de un periodo a otro. Los victorianos sentimen- 1992 Razón y Revolución en el Origen de la
Construcción de Plazas de Toros, conferencia
talizaban la muerte (tal como lo muestran los monumentos dictada en Granada, Centro de Estudios
religiosos de la época), pero no soportaban mención Etnológicos A. Ganivet, 12 de mayo.
alguna sobre sexo. Los británicos modernos no pueden
ROMERO DE SOLÍS, GARCÍA BAQUERO
parar de hablar de sexo, pero se inquietan por cualquier
YVÁZQUEZ PARLADE
mención de la muerte (ver Geoffrey Gorer “Death, grief 1985 Sevilla y la fiesta de toros, Ayuntamiento de
and mourning” (Muerte, pesar y duelo), y los historiadores Sevilla.
franceses Philippe Arios, Michel Vovelle, etcétera).
6
PITT-RIVERS, JULIAN
Mientras hacía el estudio para mi doctorado (Pitt-Rivers, 1971 People of the Sierra, Universidad de Chicago
1971) —3a. edición por publicarse—. Press (primera edición, 1959).

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