por Monica Litza Lo peor que nos puede pasar en el debate acerca de un tema tan importante como la inseguridad que preocupa a todos los argentinos, es disparar frases que erosionen las instituciones o quedar entrampados en posturas corporativas.
En principio debe establecerse una clara diferencia entre el pedido de la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner a los jueces que tienen la responsabilidad de enjuiciar a los represores de la última dictadura militar, y el posterior debate en torno a las responsabilidades del Poder Ejecutivo y el Judicial en el combate al delito.
Algunos funcionarios del gobierno nacional señalaron la actuación de
algunos magistrados como, al menos deficiente. En estos casos conviene siempre puntualizar. Son algunos, con nombre y apellido, y no todo el Poder Judicial. La ineptitud o el incumplimiento, ameritan acción correctiva diferenciada según el caso. Debemos tener presente que existen los mecanismos para hacerlo sin desprestigiar en forma genérica a las instituciones sino, por el contrario, fortalecerlas.
En la provincia de Buenos Aires impulsamos un nuevo sistema
Enjuiciamiento a magistrados que después de su implementación ha empezado a tener un protagonismo preponderante. Ese es uno de los caminos que hoy debe recorrerse ante las anomalías señaladas. Otro camino es sin duda, el diálogo. Ante el déficit presupuestario señalado por el Poder Judicial, sea para la contratación de personal, infraestructura o informatización del mismo, sólo queda el normal entendimiento entre los poderes del Estado. No puede convertirse ni en excusa de cierta desidia, ni en un reclamo ignorado…
Algunos funcionarios del Poder Judicial apresuraron definiciones que
merecen, al menos, ser revisadas. Se dijo que no es tarea de la Justicia combatir el delito sino que es exclusiva responsabilidad del Ejecutivo en su tarea de prevención. Sin embargo, debemos aceptar que todas nuestras decisiones tienen un impacto social atendible. La sensación de impunidad es, sin duda, una de las tantas variables que pueden animar a los delincuentes. En los últimos tiempos asistimos a varios cuestionamientos al régimen de excarcelaciones como también, por otra parte, al modo de selección de jueces.
En todos los casos existen mecanismos institucionales, herramientas por
supuesto perfectibles. En eso se debe trabajar sin perder energías en respuestas espasmódicas y algunas veces corporativas. En la provincia de Buenos Aires hace tiempo que se aborda la reforma del código de procedimiento penal. Nos guste o no nos guste el resultado al que se pueda arribar, ese es el camino correcto. En mi período como senadora trabajé por alcanzar consensos entre los diferentes actores de la Justicia para alcanzar las mejores reformas. Ese es un camino inconcluso que no puede abandonarse. Lejos de eludir nuestras responsabilidades, debemos trabajar para fortalecer las instituciones.
* Directora Nacional del Registro Nacional de Reincidencia