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Aquellas que dejen sin efecto, modifiquen o suspendan unilateralmente el contrato; salvo que se
concedan en beneficio del comprador en determinados contratos.
c) Pongan de cargo del consumidor los efectos de deficiencias, omisiones o errores administrativos,
cuando ellos no le sean imputables
Aquellas que pongan de cargo del consumidor los efectos de deficiencias, omisiones o errores
administrativos.
e) Contengan limitaciones absolutas de responsabilidad frente al consumidor que puedan privar a éste
de su derecho a resarcimiento frente a deficiencias que afecten la utilidad o finalidad esencial del producto
o servicio
Aquellas que limiten en forma absoluta la responsabilidad del proveedor privando al consumidor
de su derecho de resarcimiento.
En síntesis, no hay razón que permita dejar sin reparación a un consumidor frente a los errores de los
proveedores. Cualquier frase u oración que así lo establezca en un contrato es ilegal y puede ser objetada
judicialmente.
f) Incluyan espacios en blanco, que no hayan sido llenados o inutilizados antes de que se suscriba el
contrato
Es muy clara, y correctamente utilizada puede dar lugar a la anulación total de un contrato, si se
puede probar que existían estos espacios en blanco no inutilizados al momento de la firma del contrato.
g) En contra de las exigencias de la buena fe, atendiendo para estos efectos a parámetros objetivos,
causen en perjuicio del consumidor, un desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que para
las partes se deriven del contrato
Aquellas que causen un desequilibrio en los derechos y obligaciones de las partes en un contrato.
Se agrega una cláusula que permitiría a los jueces una mejor ponderación respecto de las cláusulas
de adhesión atendiendo a la buena fe y a parámetros objetivos.
Respecto de la buena fe, es difícil establecer criterios definidos los que quedan a lo que se llama la sana
crítica de los jueces y sólo nos podremos pronunciar sobre ello después de la resolución que al respecto
dicte el magistrado
En relación a los parámetros objetivos para evaluar un contrato, la ley establece que aquellos que hayan
sido revisados por un organismo administrativo en ejercicio de sus funciones, entendiendo como tales
a los ministerios, subsecretarías, superintendencias u otras instancias, serán considerados correctos en
forma y fondo. Sin embargo, de haberse efectuado tal revisión, ello no garantiza que el documento
analizado no tenga aspectos perfectamente objetables a la luz de la ley del consumidor o desde otras
perspectivas legales. En síntesis, la mencionada revisión deberá ser sólo un punto de partida para evaluar
la legalidad de las cláusulas de un contrato, debiendo el consumidor, particularmente antes de firmarlo,
preocuparse de entender sus alcances, teniendo presente que siempre podrá acudir a un tribunal para que
lo revise.
5. En cuanto a su forma
Los contratos de adhesión que rigen los actos entre proveedores y consumidores o usuarios,
deberán:
3.- Estar escritos en idioma castellano, salvo aquellas palabras de otro idioma que el uso haya incorporado
al léxico. Las cláusulas que no cumplan con dichos requisitos no producirán efecto alguno respecto del
consumidor
Existe una regla especial tratándose de los contratos impresos en formularios (hoy la regla general)
y dice relación con que prevalecerán las cláusulas que se agreguen, incluso en forma manuscrita, por sobre
las impresas, aún cuando sean incompatibles. Por lo que, perfectamente pueden los consumidores agregar
o eliminar una estipulación.
Sabemos que los contratos pueden ser celebrados ya sea por medios electrónicos o aceptados a
distancia por cuanto su oferta fue a través de catálogos, avisos, fax o correos electrónicos.
En estos casos existen obligaciones para el proveedor que son: indicar la materia sobre que versa,
la identidad del remitente, contener una dirección válida a la que el destinatario pueda enviar solicitudes o
respuestas.
Así las cosas, los contratos de adhesión también pueden ser celebrados a distancia e igualmente
deben cumplir con las normas de la ley de protección a los consumidores, es decir, escrito de modo
legible, en idioma castellano, debe estar firmado. Pero, antes de ser aceptado se recomienda revisar y leer
los términos de éste, recuerde que no se entiende celebrado si el consumidor no tuvo acceso claro de las
condiciones generales del mismo y la posibilidad de almacenarlos o imprimirlos.
Se puede interponer una demanda de nulidad de la o las cláusulas abusivas o del contrato mismo
ante el Juzgado de Policía Local del lugar de celebración del contrato.
Respecto de esto, cabe señalar que el procedimiento para hacerlo es recurrir al juzgado de policía
local de la comuna en que se haya celebrado el contrato, si la acción judicial es individual. Si el
reclamo tiene carácter de colectivo o difuso, serán los tribunales ordinarios de justicia, de acuerdo a las
reglas generales, las que traten la materia. En este caso, será de absoluta necesidad el patrocinio de
abogado competente contratado en forma particular o al servicio de una organización de consumidores
que le haya otorgado suficiente representación legal. Preventivamente, todo consumidor puede pedir copia
del contrato antes de suscribirlo y acercarse al ente regulador, el SERNAC o una AdC, solicitando asesoría
para comprenderlo a cabalidad..
Por último, la inclusión de árbitros que resuelvan los eventuales conflictos que emerjan entre el cliente y
su proveedor, siempre ha generado dudas, tanto porque puedan no ofrecer garantía de imparcialidad
suficiente a una de las partes y, más todavía, porque los consumidores no saben que pueden objetarlo a él
y todos sus reemplazantes, dejando en definitiva que sea sólo el juez el que resuelva las diferencias.
Hoy, es requisito ineludible para los proveedores, incluir en los contratos la información que precisa el
derecho de los consumidores para no utilizar al árbitro que se indica en el mismo documento o a quienes
lo reemplacen, siendo irrenunciable el derecho del cliente para recurrir al juez correspondiente. Es
preciso puntualizar que esto debe hacerse siempre dentro de los plazos que las leyes establecen, siendo el
plazo de prescripción del la Ley del Consumidor, de seis meses, contados desde la fecha de ocurrencia de
la infracción
Obligar a que el tamaño de la letra de un contrato de adhesión no sea inferior a 2,5 milímetros es
un avance significativo para los consumidores. Caben dos observaciones la primera es que el tamaño en
cuestión es el relativo a la altura de la letra. Respecto de su color y el del papel, la normativa no se
pronuncia, pero señala que deberá estar escrito de modo claramente legible, en idioma castellano.
El contrato de adhesión (Leslie Tomasello H): Lo que diferencia de los demás contratos a
estos llamados de adhesión, no es que en ellos haya adhesión pura y simple a la oferta, y en los otros no,
sino que en unos hay una oferta última (un texto del contrato, que admite el aceptante) formada a base de
negociaciones, y en otros hay una oferta primera y última formada sólo con la intervención del oferente,
es decir, un texto del futuro contrato, redactado sin tratos previos y sin intervención del aceptante.
Su única particularidad consiste en la forma de su concertación. Los contratos de adhesión
constituyen, pues, verdaderos contratos, iguales que todos los demás del derecho privado, cuya aparición
en el mundo jurídico sirvió para demostrar la falta de universalidad y de perennidad de uno de los
caracteres más fundamentales del contrato de derecho privado elaborado por la doctrina del siglo XIX y
sancionado por el Código Civil. La caída del principio de la autonomía de la voluntad que ello significa,
del libre intercambio de consentimientos y de la igualdad de hecho de las partes, presupuesto inexcusable
de la pacífica y amable deliberación previa, abrieron una brecha importantísima en el reinado absoluto del
contrato de derecho privado, y abonaron la tierra para el florecimiento inmediato de otro contrato, donde
tales caracteres aparecen totalmente, o no existen más.
El contrato de adhesión se caracteriza porque la oferta la hace una de las partes conteniendo todas
las estipulaciones del mismo, sobre las cuales no acepta discusión ni regateo alguno: la contraparte o
acepta el contrato tal como se le ofrece o se abstiene de contratar; no existe otra alternativa para ella: lo
toma o lo deja, según el decir popular”.
Ella es indispensable para el desarrollo del comercio y para el progreso económico y material de
los pueblos, porque no sacrifica el interés privado que es el gran acicate de la producción sin perjuicio de
que es el complemento obligado de un régimen político y económico que reconozca la propiedad privada
y la libertad de trabajo. Con todo, atendidos sus inconvenientes y el que puede ser fuente de abusos e
injusticias, argumenta que el legislador tiene el derecho, y. más aun, la obligación, de intervenir en la vida
contractual para proteger a aquél de los contratantes que se halle en una situación de manifiesta
inferioridad respecto del otro y para impedir, por lo mismo, que el contrato sea fuente de injusticias o sirva
de instrumento de explotación de una de las partes por la otra.
El contrato dirigido es el reglamentado y fiscalizado por los poderes públicos en su formación,
ejecución y duración o aquél en que el poder público establece la fijación predeterminada y oficial de
algunas de sus principales condiciones, como, por ejemplo, el precio de tasa.
Contratos de adhesión (Ana María Hübner G). La ley (se refiere a la Ley Nº 19.496)
Raymon Saleilles, su denuncia contribuyó a la toma de conciencia de que la parte con mayor poder
negociador abusa de la parte carente de ese poderío. Los contratos se celebran masivamente, aceptándose
las condiciones preimpuestas por la parte fuerte de la relación, no quedándole al consumidor más
alternativa que asentir a los términos ya fijados, si quiere tener acceso al producto o servicio.
Lo anterior ha llevado a algunas prácticas abusivas, como lo son por ejemplo: la liberación de
responsabilidad del proveedor, el empleo de la letra chica o ilegible, el uso de nomenclatura técnica, la
fijación de plazos extremadamente cortos para responder, el empleo de vocablos en idioma extranjero, etc.
“Cláusulas abusivas” Son “estipulaciones contractuales que entrañan un desequilibrio de las partes
de la convención”.
Esta forma masiva de contratación y la consiguiente imposición de determinadas cláusulas ha
llevado a la revisión de este tipo de convención, lo que se ha materializado en la ley de protección al
consumidor en una reglamentación que, si bien adolece aún de carencias y fallas, implica un importante
avance en la defensa del consumidor.
2º El contrato tipo (Leslie Tomasello H): Es aquél en que se estipulan las condiciones
generales que en contratos individuales ulteriores habrán de ser aceptadas por las partes, en que se fija una
fórmula, modelo o cliché, contenida en un módulo o formulario destinado a servir de base a los contratos
que más adelante se concluyen. Son frecuentes las cláusulas impresas en los contratos de seguro, contratos
de trabajo con empresas y, en general, los llamados contratos-tipos, que celebran los particulares con
sociedades que fijan de antemano sus condiciones comunes para todos los contratantes”.
La reglamentación de los contratos no se inspira, pues, en un deseo de controlar la actividad de los
particulares, sino de simplificar las transacciones y de reservarse sus ventajas, los contratos-tipo privados
se han desarrollado paralelamente a la transformación del comercio jurídico en “comercio de masas”.
El contrato-tipo tiene eficacia desde el momento mismo que se celebra, porque acarreará para
quienes lo han concluido la obligación de respetarlo en tales contratos individuales ulteriores.
En síntesis, el contrato-tipo aparece dispuesto para las relaciones patrimoniales en serie o de
masa, presupone el empleo de un módulo o formulario, de ordinario impreso, que tiene por propósito
establecer las condiciones generales a que deberán someterse los contratos concretos (individuales) que se
celebren ulteriormente.
Es un acuerdo de voluntades en cuya virtud las partes disponen futuros contratos o condiciones
generales para la contratación. (formulario o modelo que va a ser reproducido prácticamente sin
variaciones o alteraciones en las futuras contrataciones). No pensemos, ni por un instante, que el contrato
tipo es un formulario a ser llenado (como los formularios de práctica forense)
En estos casos, las partes deciden dentro de un contrato marco, un formulario o modelo con
contenido para todas sus relaciones. La doctrina clasifica el contrato tipo en unilateral y bilateral.
Unilateral es aquel convenido entre grupos económicos o empresas que tiene intereses
convergentes y está destinado a fijar las condiciones generales del tráfico comercial. No se discute con los
consumidores. Estos termina firmando un contrato de adhesión. Es bastante discutible su validez en Chile
por el tema de libre competencia (Ley Antimonopolio)
Existe, no obstante, en estos casos, una estrecha relación entre este contrato tipo, y el contrato de
adhesión.
Normalmente, cuando se reúnan las características de generalidad, permanencia y minuciosidad en
cuanto a la oferta encontraremos mezclado los contratos tipos con los contratos de adhesión.
Pero es posible separar las hipótesis. Habrá, quizá, un contrato tipo primero, cuyo resultado será la
fórmula única, y luego muchos contratos de adhesión.
Ahora bien, cuando las partes que participan en el contrato tipo tienen intereses divergentes, el
contrato tipo se denomina bilateral.
Por ejemplo, los contratos colectivos de trabajo que pasan a integran los contratos individuales de los
sindicados. En estos casos, los contratos individuales no son de adhesión, ya que debe entenderse que cada
trabajador (representado por su sindicato) participó en la conclusión del contrato tipo.
3º El Contrato Forzoso o Impuesto (Jorge López Santa María): Es aquel
que el legislador obliga a celebrar (contrato forzoso ortodoxo) o establece directamente en todos sus
aspectos (contrato forzoso heterodoxo) es una realidad.
El contrato forzoso es aquel que a autoridad, de ordinario el legislador, obliga a celebrar,
desapareciendo, entonces, la llamada libertad de no contratar. El contrato se forma en dos etapas.
Interviene primero un mandato heterónomo, en cuya virtud, más tarde, quien lo recibe debe concluir el
contrato respectivo pudiendo, de ordinario, elegir la contraparte y discutir con ella el contenido o las
cláusulas del negocio jurídico.
En este último caso no se precisa intercambio alguno de voluntades, pues tanto el vínculo como las
partes y el contenido de la relación jurídica vienen determinados heterónomamente.
El contrato forzoso ortodoxo es aquel que, siendo impuesto, conserva sin embargo la fisonomía de
un contrato ordinario.
Desde el punto de vista de la imposición heterónoma, el mandato legal es unilateral e indirecto.
El contrato forzoso heterodoxo, en cambio, se caracteriza por la total pérdida de la autonomía de
las partes, al menos en la fase del nacimiento del contrato. Los contratantes quedan vinculados por el solo
efecto de la disposición legal. La fisonomía del contrato ordinario desaparece por completo.
A diferencia del contrato forzoso ortodoxo, aquí el mandato legal es bilateral y directo. Bilateral, ya que la
heteronomía se proyecta en ambas partes; el contrato les es impuesto a la una y a la otra. Directo, pues la
relación contractual queda constituida por el solo ministerio de la ley, sin que sea preciso consentimiento
alguno ulterior de los contratantes
Otro límite a la autonomía contractual puede derivar de las normas legales que le impongan a una
parte concluir un contrato, privándolo de la elección entre contratar o no. En doctrina tradicionalmente se
distingue entre contratos forzosos ortodoxos y contratos forzosos heterodoxos. Siguiendo esta
clasificación podemos señalar:
a) Contrato forzoso ortodoxo es aquel que se forma en dos etapas.
En primer término un mandato de la autoridad que exige contratar. Luego de este mandato de
autoridad, y dentro de los limites que pone la ley, quien la recibe es obligado a contratar, pudiendo elegir
la contraparte y discutir los términos del negocio. Claramente se ve
dentro de esto dos etapas. En la primera no hay voluntad. En la segunda la autonomía de la voluntad se
manifiesta en alguna medida. Nuestra legislación está plagada de ejemplos al respecto, ejemplos que en
alguna oportunidad hemos señalado. Caución de la cosa fructuaria (Art. 775). Caución de los tutores y
curadores en la guarda (Art. 374 del C.C.). Contrato de seguro obligatorio de responsabilidad civil por los
accidentes del tránsito respecto de terceros. El artículo 2151 establece el caso del mandato sin
representación, que representa una hipótesis implícita de contratación entre mandatario y mandante. Los
efectos del contrato se radican en el patrimonio del apoderado, pero éste deberá después trasmitirlos a su
mandante, mediante un contrato posterior (Obligación legal de rendir cuenta, y esto se realiza a través de
un contrato).
b) Contratos forzosos heterodoxos. Estos importan una total pérdida de la libertad contractual. El
vínculo jurídico, las partes y el contenido del negocio vienen impuestos de una sola vez por un acto de
autoridad. Desde fuera de la voluntad son impuestos la relación jurídica completa.
Recordemos la clasificación de las fuentes de don Antonio Hernández Gil y esto corresponde
típicamente a la ley fuente de la obligación sin presupuesto de voluntad. Ejemplo el artículo 71 del Código
Tributario que dispone que cuando una persona natural o jurídica cese en sus actividades por venta, cesión
o traspaso a otra de sus bienes, negocios o industrias, la persona adquirente tendrá el carácter de fiador
respecto de las obligaciones tributarias correspondiente a lo adquirido, que afecten al vendedor o cedente.
En consecuencia, el adquirente pasa a adquirir el carácter de fiador sin mediar consentimiento alguno.
El articulo 662 del C.P.C. dispone que en las adjudicaciones de propiedades raíces que se hagan los
comuneros durante el juicio divisorio o en la sentencia final, se entenderá constituida hipoteca respecto de
las propiedades adjudicadas para asegurar el pago de los alcances que resulten en contra de los
adjudicatarios.