Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
GUIA N° 2
DERECHO CIVIL II.
En base a libro de profesor Daniel Peñailillo y material del profesor A. Kunkar O.
LOS MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO.
Conceptos:
Siguiendo una concepción que viene desde la última época del Derecho romano, y que
han seguido muchas legislaciones, en nuestro sistema jurídico, para adquirir un
derecho real (para algunos incluso un derecho personal), se requiere de la concurrencia
de dos hechos o actos jurídicos diversos: el título y el modo de adquirir.
El título es el hecho o acto jurídico que sirve de antecedente para adquirir el dominio
o un derecho real, que justifica jurídicamente su adquisición (compraventa, la
donación, etc., ver artículos 675 y 703).
El modo de adquirir es el hecho o acto jurídico que produce efectivamente la
adquisición del para operar la adquisición del dominio o de algún derecho real.
Los modos de adquirir son limitados y son los que enumera el artículo 588 del Código
Civil, a los cuales debe agregarse la ley. Lo anterior aparece confirmado por la
Constitución Política en su artículo 19 nº 24.
De esta forma, no basta el solo título, pues éste sólo genera o hace nacer una obligación
(derecho personal) consistente en el derecho de exigir que se efectúe la transferencia
del respectivo derecho real. Así, no es suficiente la compraventa para operar la
transferencia del dominio, ya que será necesario que opere o concurra el modo de
adquirir respectivo (tradición).
2
Aplicación: Todos los modos de adquirir sirven en general para la adquisición de
todos derechos reales, aunque existen algunas excepciones:
a) así, la accesión y la ocupación sólo sirven para adquirir el dominio; y
b) la prescripción no sirve para adquirir las servidumbres discontinuas y las
continuas inaparentes (artículos 882 y 2512 nº 2).
Este sistema complejo de adquisición del dominio, derivado del Derecho Romano, se
conoce como sistema del título-modo o del efecto personal del contrato, confirmado por
los artículos 588, 670 y 675 y además de lo dispuesto en los artículos 1793, 1824 y 1897.
Frente a éste encontramos el sistema consensual o del efecto real del contrato, conforme
al cual sólo basta el título para producir la transferencia del dominio. Este sistema fue
el seguido por el Código Civil francés y que ha sido considerado por otras legislaciones
(italiana y portuguesa).
En todo caso, el profesor Peñailillo destaca que tanto en uno como en otro sistema se
presentan situaciones especiales, llegando a reconocer en nuestro ordenamiento
situaciones en que llega a conformarse una suerte de efecto real del contrato, sobre todo
tratándose de bienes incorporales.
LA OCUPACION
6
Concepto: Es un modo de adquirir el dominio de las cosas que carecen de dueño,
consistente en su aprehensión material con la intención de adquirirlas.
Elementos: Del concepto se desprende dos elementos: la aprehensión material y el
animus o intención de adquirir el dominio, los que deben concurrir copulativamente.
De esta forma, quienes carecen de voluntad no pueden adquirir por ocupación por no
cumplir con el segundo requisito. (dementes e infantes (ver artículo 723, inciso segundo).
La aprehensión material debe ser real pues la ocupación es un hecho con relevancia
jurídica. Sin embargo, a veces bastará que sea inminente, es decir, cuando el sujeto aún
no aprehende materialmente la cosa pero realiza actos que llevan a concluir
necesariamente que ella se va a producir, como cuando un cazador dispara sobre su presa,
ésta cae y el primero se dirige en su búsqueda (artículos 617 y 618)
Se regula en los artículos 606 y siguientes.
Campo de aplicación: Opera como modo de adquirir el dominio siempre que:
a) la cosa aprehendida carezca de dueño (artículo 606) (nullius y derelictae)
En todo caso, atendido lo dispuesto en el artículo 590 este modo de adquirir sólo es
aplicable a los bienes muebles. Además, la exigencia de aprehensión material excluye de
esta posibilidad los bienes incorporales. En concreto, sólo son susceptibles de ocupación
las cosas corporales muebles.
En todo caso, si se ocupa una cosa que tiene dueño no operará el modo de adquirir
pero la ocupación servirá de título de posesión, lo que podrá dar lugar a adquirir el
dominio por prescripción.
b) que la adquisición no esté prohibida por la ley ni por el Derecho Internacional
(artículo 606). Este es un supuesto de toda actuación jurídica, que se recuerda aquí para
ciertas actividades, como la pesca, la caza o la guerra.
Así, en Chile está prohibida la pesca y caza fuera de temporada y en toda época respecto
de especies protegidas. Asimismo, en el Derecho Internacional se encuentra prohibido el
pillaje y la ocupación de ciertos bienes (como los depósitos de los Bancos).
b) Cosas abandonadas al primer ocupante: El artículo 624 inc.3º ha asimilado las res
derelictaes a las res nullius al señalar que se adquieren del mismo modo que las res nullius
las cosas cuya propiedad abandona su dueño, como las monedas que se arrojan para que
las haga suya el primer ocupante.
c)Tesoro: Se trata de un tipo de invención o hallazgo que tiene una regulación especial. El
artículo 625 inc.2º señala lo que se entiende por tesoro, y el artículo 626 dispone que
el tesoro encontrado en terreno ajeno debe dividirse entre el dueño del terreno y el
descubridor (este último recibe la mitad sólo cuando el descubrimiento es fortuito o
cuando lo ha buscado con permiso del dueño; en caso contrario, todo el tesoro será de
propiedad del dueño).
Sin perjuicio de lo señalado, existen algunas normas especiales respecto de
Monumentos Nacionales, que se refieren a la búsqueda de tesoros que son
considerados, asimismo, monumentos nacionales, como los restos arqueológicos,
9
antropológicos u otros. También contienen algunas normas sobre los tesoros los
artículos 627, 628 y 786.
d) Captura Bélica: Se refieren a ella los artículos 640 a 642 y no haremos mayores
referencias a la misma.
3) Ocupación de especies al parecer pérdidas y de especies náufragas.
Se encuentran reguladas en los artículos 629 a 639. Las especies al parecer perdidas no
corresponden estrictamente a res derelictae ya que su dueño no ha manifestado en
forma alguna su intención de abandonarlas.
El Código dispone un procedimiento para la búsqueda de su propietario y para la
realización de estas especies en caso que dicho propietario no se encuentre. Similares
normas se contienen respecto de las especies náufragas.
LA ACCESION
Concepto.
Artículo 643: “es un modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de
lo que ella produce, o de lo que se junta a ella”.
Se critica la accesión como acto jurídico puesto que para que ella opere no es necesaria la
voluntad del adquirente y que es propia de todos los demás modos de adquirir y de todo
acto jurídico en general.
Además, se la critica porque se trata más bien de una manifestación del dominio y
específicamente de su facultad de goce, lo que resulta ser muy claro a lo menos en una de
sus clases, en la denominada accesión discreta o accesión de los frutos.
Nuestro Código considera la accesión como un modo de adquirir, sin perjuicio de los
alcances señalados, y la regula en los artículos 643 a 669.
Clases de accesión.
El artículo 643 distingue dos clases de accesión: la accesión de frutos o accesión discreta
y la accesión continua, por unión o accesión propiamente tal.
10
1.-Accesión de frutos o accesión discreta. También se le denomina accesión por
producción.
Conforme a este tipo de accesión el dueño de una cosa pasa a serlo también de lo que
ella produce. En esta parte la construcción teórica de la accesión es innecesaria, ya que
formando la cosa un solo todo con lo que ella produce, no hay más que una extensión
física del objeto del dominio, bastando como fundamento de la adquisición el ejercicio de
la facultad de goce.
En todo caso, cabe distinguir entre las nociones de fruto y producto pues, no obstante
la confusión que entre ambos términos manifiesta el artículo 643, la doctrina suele
identificar claramente uno de otro.
c.1 Adjunción (artículos 657 a 661): tiene lugar cuando dos cosas muebles se unen pero
de modo que pueden separarse y subsistir cada una después de separada.
En este caso la cosa accesoria pasa a ser de propiedad del dueño de la cosa principal,
aunque determinar aquí qué es lo principal y qué es lo accesorio resulta una tarea más
dificultosa, primado los criterios de valor (venal o de afección), la función o el volumen.
c.2 Especificación (artículo 662): es la creación o producción de una cosa nueva
empleando materia ajena sin el consentimiento del propietario.
La norma del artículo 662 determina de quien es la cosa nueva.
Para muchos la especificación no es una especie de accesión pues no participa de sus
elementos distintivos, no existiendo en este caso unión de una cosa a otra.
c.3 Mezcla (artículo 663): es la unión de dos o más cuerpos sólidos o líquidos, que se
compenetran o confunden en el conjunto, dejando de ser distintos y reconocibles.
El artículo 663 determina quien es el dueño de la cosa formada por la mezcla.
Reglas comunes a adjunción, especificación y mezcla: los artículos 664 a 667 establece
una serie de reglas comunes a estas tres formas de accesión.
LA TRADICION
Concepto:
Artículo 670: “La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas y consiste
en la entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e
intención de transferir el dominio, y por la otra la capacidad e intención de
adquirirlo”.
Regulación:
Su reglamentación general está en los artículos 670 a 699.
15
Estas normas están complementados por el Reglamento del Registro Conservatorio
de Bienes Raíces y también por los artículos.1901 y siguientes para la tradición de
derechos personales.
Sin perjuicio de ello, también encontramos normas en el Código de Comercio donde
existen normas que regulan la tradición de los créditos mercantiles.
Características:
1. Es un modo de adquirir derivativo: Lo cual implica que el adquirente no adquirirá
más derechos de los que el tradente tenía, en virtud del principio de que nadie puede
transferir más derechos de los que tiene.
2. Es una convención: Su carácter de tal queda en evidencia desde su definición. Es una
convención, mas no un contrato, ya que la tradición es un acto jurídico que extingue
derechos. Los derechos que extingue son los derechos personales nacidos del título
respectivo.
3. Es consecuencia de un título: La característica señalada se da claramente (y para
algunos únicamente) en este modo de adquirir, conforme lo dispuesto en el artículo 675.
De esta forma, no puede haber tradición sin un título que la anteceda.
4. Es gratuita u onerosa según el título: Si el título es gratuito, como la donación, la
tradición es gratuita; si el título es oneroso, como la compraventa, la tradición es onerosa.
5. Es por acto entre vivos: La muerte de las partes no es necesaria para que opere la
tradición.
Utilidad e importancia.
La utilidad e importancia de la tradición es evidente:
1. Es el modo de adquirir que se emplea más frecuentemente, y en especial porque opera
cada vez que se celebra un contrato de compraventa, que es el contrato más usual entre los
sujetos de derecho.
2. La tradición sirve para adquirir no sólo el dominio sino que todos los demás derechos
reales (artículo 670 inc.2º) y aun los derechos personales (artículos 1901 y siguientes).
16
3. La tradición, como título derivativo, no transfiere más derechos de los que el tradente
tenía, pero permite entrar en posesión del derecho tradido, lo que le permitirá, en
definitiva, adquirir el derecho por prescripción.
Entrega y tradición.
Si bien la entrega es el elemento central de la tradición, no toda entrega será
tradición sino sólo aquella que se hace con la intención de transferir el dominio,
intención que se manifiesta también en el título del que la tradición es consecuencia, el
que se denomina título translaticio de dominio.
Cuando la entrega no se hace con intención de transferir el dominio, tal entrega otorga tan
solo un título de mera tenencia.
En todo caso, el legislador no siempre emplea estos términos en forma correcta. Así, a
veces las emplea como sinónimos (artículo 1824); otras veces habla de “entrega”
cuado en realidad se trata de “tradición” (artículo 2196); otras expresa “tradición”
siendo más preciso “entrega” (artículos 2174, inciso segundo y 1443 (pero en este caso
es parcialmente adecuado) y, finalmente, hay casos en los es el uso es el correcto
(artículos 2212, 2174 inciso primero, 2197 (pero redundante)
Requisitos de la tradición.
La tradición requiere de cuatro requisitos para que ella opere, que son:
1. La presencia de dos personas capaces, que se denominan tradente y adquirente;
2. Consentimiento del tradente y del adquirente.
3. Existencia de un título translaticio de dominio; y
4. Entrega de la cosa.
1. Presencia de dos personas capaces.
En la tradición, por tratarse de una convención, se requiere de la presencia de dos
personas, y siguiendo los principios del acto jurídico, se requiere más propiamente de dos
partes. Estas partes se llaman tradente y adquirente.
El artículo 671 señala que se llama tradente la persona que por la tradición transfiere
el dominio de la cosa entregada por él o a su nombre; y se llama adquirente la
17
persona que por la tradición adquiere el dominio de la cosa recibida por él o a su
nombre.
Conviene aclarar que, conforme al artículo 670, no se hace realmente una diferencia
entre la capacidad que se exige a tradente y adquirente. En efecto, si bien, la norma
señala que el tradente debe tener facultad de transferir y el adquirente debe tener
capacidad de adquirir, no se trata sino de una impropiedad del lenguaje, ya que rigen
en esta materia las normas generales de los actos jurídicos conforme a las cuales
ambas partes deben ser plenamente capaces de realizar el acto. Los incisos 2º, 3º y 4º
del artículo671 reafirman asimismo los principios generales de que quien no tiene
capacidad legal debe actuar por medio de sus representantes legales.
De igual forma, ambas partes podrán actuar por medio de mandatarios siguiendo el
principio de que en Derecho civil se puede realizar por mandatario todo cuanto puede
hacerse personalmente, excepto en los casos en que la ley expresamente lo prohíba.
El artículo 670 parece sugerir que es requisito de la tradición el que el tradente sea
propietario de la cosa que entrega.
Sin embargo, si no lo es, sólo transfiere los derechos que al tiempo de efectuarse la
tradición tenía sobre la cosa, aplicándose lo dispuesto en los artículos682 y 683 que
revisaremos al estudiar los efectos de la tradición.
De esta forma, la tradición hecha por quien no es dueño de la cosa es válida, pero no
transfiere el dominio sobre ella.
No obstante lo dispuesto precedentemente, la situación planteada tiene algunos
problemas si es que la analizamos desde el punto de vista del pago, puesto que se ha
dicho que la tradición es un verdadero pago de la obligación de efectuar la tradición a
que obliga en el respectivo título.
En efecto, en materia de pago, para que este sea válido, se requiere cumplir con lo
dispuesto en los artículos1575 y 1578, y en especial con la primera de las disposiciones
nombradas que señala que el pago en que debe transferirse la propiedad (la tradición)
18
no es válido sino en cuanto el que paga es dueño de la cosa pagada, o la paga con el
consentimiento del dueño.
De esta forma, desde esta perspectiva, la tradición cuando el tradente no es dueño de
la cosa que entrega es válida en cuanto a tal (682 y 683) pero es nula en cuanto pago
(1575) y por ende podrá demandarse la nulidad del referido pago, restituir lo recibido
y demandar nuevamente el pago al deudor.
Efectos de la Tradición.
Para estudiar los efectos de la tradición es necesario distinguir si el tradente era o no
dueño de la cosa que entrega o que se entrega a su nombre.
a) Si el tradente es dueño de la cosa que entrega. En este caso se producirá el efecto
normal de la tradición que consiste en transferir el dominio de la cosa del tradente al
adquirente.
Sin embargo, no debe perderse nunca de vista de que siendo la tradición un modo de
adquirir derivativo, el adquirente recibirá el dominio con las mismas limitaciones y
cargas con que lo tenía el tradente.
Además, se producirá un segundo efecto, y es que el adquirente adquirirá la posesión
de la cosa tradida, ya que tendrá a su respecto el corpus y el animus, y por ende
reunirá las calidades de dueño y poseedor.
b)Si el tradente no es dueño de la cosa que entrega.
En este caso el adquirente no adquirirá derecho alguno, conforme el artículo 682. Sin
embargo, se producirá el importante efecto en este caso de que el adquirente queda en
posesión de la cosa y en vías de adquirirla por prescripción.
Pero el Código además regula algunas situaciones especiales, que es necesario revisar:
22
1) Adquisición del dominio por el tradente con posterioridad a la tradición.
Conforme al artículo 682 inc.2º en este caso se entenderá que el dominio se transfirió
desde el momento de la tradición.
Hay aquí efecto retroactivo. Esta norma concuerda con el artículo 1819. Se justifica
esta norma por razones de justicia y de conveniencia práctica.
2)Momento de la tradición.
Regla general: Si el título es puro y simple, podrá efectuarse la tradición
inmediatamente.
Excepciones:
2.a) El título sujeto a condición suspensiva, caso en el cual no se podrá efectuar la
tradición mientras la condición no se cumpla;
2.b) El título sujeto a plazo suspensivo (artículo 681), caso en el cual habrá que
esperar a que el plazo se cumpla para efectuar la tradición; y
2.c) Cuando ha intervenido decreto judicial que impida efectuar la tradición. En este
caso, la resolución judicial ordenará el embargo, retención o prohibición de celebrar actos
y contratos sobre la cosa, y no podrá efectuarse la tradición sin caer en lo prescrito en los
artículos.1464 y 1578.
3)Tradición sujeta a modalidades.
Más que la tradición, son los efectos de la tradición los que admiten quedar sujetos a
modalidades, al decir del artículo 680. Conforme a la mencionada norma, la tradición
puede someterse a una condición suspensiva o resolutoria. En verdad es el título el que
puede quedar afecto a condición.
3.1)Tradición sujeta a condición suspensiva. Aquí el tradente entrega la cosa pero se
reserva el dominio hasta que se cumpla con la condición.
El artículo .680 inc.2º señala que ello es posible cuando no se ha pagado el precio y
hasta mientras el pago no se efectúe. Pero esta norma pugna con lo dispuesto en el
artículo 1874, que se estima prevalece sobre la primera, por razones prácticas, pues evita
la confusión de propietarios como asimismo que el tradente constituya nuevos derechos
sobre la cosa en el tiempo intermedio.
23
La solución no deja indefenso al tradente que ha transferido el dominio no obstante
no ha recibido el precio, ya que encuentra debida protección en el artículo1489 y
respecto de terceros se dispone de los artículos 1490 y 1491.
3.2)Tradición sujeta a condición resolutoria. Recordemos que lo afectado por la
condición es propiamente el título.
El problema se ha suscitado con respecto a la denominada condición resolutoria tácita
del artículo1489; aunque a esta altura resulta evidente que resolviéndose el título por
razón de la condición resolutoria tácita (por ejemplo, no haberse pagado el saldo de
precio de una compraventa), también caerá la tradición, que no podrá subsistir sin título.
La sanción es igual cuando falta el título, que cuando este es nulo, se resuelve, revoca,
etc.
Diversas Especies de Tradición.
Nuestra legislación establece diversas formas de efectuar la tradición según sea el derecho
que se transfiere. Así, es posible distinguir entre:
I. Tradición de los derechos reales sobre una cosa corporal mueble;
II. Tradición de los derechos reales sobre una cosa corporal inmueble;
III. Tradición del derecho real de herencia;
IV. Tradición del derecho real de servidumbre; y
V. Tradición de los derechos personales.
La forma que sugiere la norma corresponde a una tradición real, pues opera con la
separación de las cosas del predio al cual pertenecen efectuado por el adquirente con
permiso del dueño.
Discusión: se discute si es posible en este caso efectuar la tradición por alguno de los
medios simbólicos o fictos, lo que no encuentra una sola respuesta en la doctrina y
jurisprudencia, pero parece ser que no existe una razón válida para impedir las formas
simbólicas respecto de estos bienes.
El inciso 2º de la misma disposición establece una fórmula práctica para permitir el
acceso del adquirente al predio del tradente con el fin de verificar la tradición.
Comentario:
El profesor Peñailillo plantea la existencia de discusión en torno al valor que ha de
atribuirse a las distintas formas de entrega. En este sentido, el artículo 1817 no hace
distinción.
En todo caso, ello no soluciona el problema y especialmente la protección de los
terceros que en el caso de las tradiciones fictas y simbólicas no están en situación de
darse cuenta de la mutación ocurrida.
II.-Tradición de los derechos reales sobre una cosa corporal inmueble.
Hasta la dictación del Código Civil chileno, la tradición de los derechos reales sobre
bienes corporales inmuebles se efectuaba en las formas simbólicas antes referidas,
conforme lo disponían las leyes españolas.
Con la entrada en vigencia del Código Civil, se estableció un sistema registral
territorial, a cargo de un funcionario denominado Conservador, cuya entrada en
vigencia quedó supeditada a la dictación de un reglamento especial, para lo cual
quedó comisionado el Presidente de la República y que cumplió mediante decreto de
27
24 de junio de 1857, fijándose su entrada en vigencia para el 1º de enero de 1859. Se
ha señalado que este decreto corresponde a un Decreto con Fuerza de Ley pues se trata de
una competencia prorrogada por el Legislativo al Ejecutivo.
La tradición en Chile de los derechos reales de las cosas corporales inmuebles se
efectúa mediante la inscripción del título en el Registro del Conservador. Así lo
consagra el artículo 686. Sin embargo, existe un derecho real sobre cosa corporal
inmueble cuya tradición no se efectúa de la manera prevista: el derecho real de
servidumbre, como tendremos oportunidad de examinar, que en todo caso considera
una contraexcepción.
Sistemas Registrales.
Existen en la teoría jurídica diversos sistemas registrales, siendo los más populares el
Registro Personal y el Registro Real.
El Registro Personal se organiza en base al nombre de las personas a quienes afectan
las constancias que se efectúan en él, las que se estampan cronológicamente, pero se
ordenan en base a un índice alfabético de los nombres de los titulares
El Registro Real, por el contrario, se organiza en base a los predios que se registran.
Para ello se establece un folio inicial para cada predio, y en folios separados se van
anotando las mutaciones jurídicas experimentadas por cada predio.
Las anotaciones en dichos registros se hacen en base a inscripciones, es decir,
extractos o resúmenes de los títulos que se registran; o en base a transcripciones, es
decir, copia íntegra de dichos títulos.
Finalmente, constituye un carácter distintivo del registro, sea real o personal, su
legalidad, es decir, la seguridad que otorga a los titulares de los derechos inscritos en
el Registro de que efectivamente son titulares de los derechos inscritos a sus
respectivos nombres.
Entre los sistemas más destacados que garantizan la legalidad, es decir, la propiedad y la
eficacia legal de los actos que se inscriben en el registro, se encuentran el sistema
prusiano o alemán y el sistema de Torrens.
28
Finalidad de los sistemas registrales:
El sistema registral, sea real o personal, tiene variadas finalidades, siendo las más
destacadas las siguientes:
1. Realizar la tradición de los derechos reales sobre las cosas corporales inmuebles.
La inscripción en el Registro es la única forma de efectuar la tradición de los
derechos reales sobre las cosas corporales inmuebles, excepto el derecho de
servidumbre, atendido lo expuesto en el artículo 686.
2. Servir de publicidad y para mantener la historia de la propiedad raíz.
Esto resulta de la mayor relevancia cuando los modos de adquirir son derivativos.
Especialmente relevante resulta esta finalidad cuando lo que debe anotarse es la
transmisión de los derechos inscritos a los herederos del titular fallecido.
3. Servir de prueba, requisito y garantía de la posesión de la propiedad raíz.
La inscripción en Chile no acredita dominio, pero sirve de requisito para adquirir la
posesión (artículo 724), de prueba de posesión (artículo 924) y de garantía de la misma
(artículos 728 y 2505).
4. Servir de solemnidad de un acto o contrato.
Si bien la inscripción sirve habitualmente para efectuar la tradición de los derechos
reales sobre las cosas corporales inmuebles, en determinados casos sirve, además, de
requisito o solemnidad de algún acto jurídico, como en el caso de las donaciones
irrevocables (artículo 1400), constitución del usufructo sobre bienes raíces por acto
entre vivos (artículo 767), constitución del derecho de uso (artículo 812), constitución
del fideicomiso (artículo .735).
Sin embargo, esta función se ha discutido, ya que para muchos resulta contradictorio
e ineficaz que el contrato requiera, además de su conclusión, que sea inscrito, puesto
que mientras no se efectúe dicha inscripción, nadie podrá reclamar derecho alguno
derivado del mismo puesto que mientras no se cumpla con la inscripción-solemnidad, el
contrato no habrá nacido.
Esta discusión ha sido particularmente célebre respecto del contrato de hipoteca (en
base a los artículos 2409 y 2410).
29
El sistema registral chileno:
Nuestro sistema registral chileno se organiza en base al registro Conservatorio de
Bienes Raíces, respecto del cual se dan algunas normas en los artículos.686 y siguientes
del Código Civil, mas su regulación propiamente tal se encuentra en el Reglamento
del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, al cual hemos hecho referencia.
El título en este caso lo otorga por Resolución del Secretario Regional Ministerial
respectivo del Ministerio de Bienes Nacionales.
Los requisitos que debe reunir todo interesado están mencionados en el artículo2º y
son:
1) Haber estado, por sí o por otra persona a su nombre, en posesión del inmueble al
menos 5 años en forma continua y exclusiva, sin violencia ni clandestinidad (pero el
artículo 3º permite agregar la posesión de los antecesores para completar el plazo de 5
años);
2)Acreditar que no existe juicio pendiente en que se discuta el dominio o posesión de
inmueble.
Ambas circunstancias pueden acreditarse mediante declaración jurada del propio
interesado (artículos 6º y 7º).
Procedimiento:
Los artículos 10 y siguientes señalan el procedimiento respectivo.
a)Presentación de la solicitud.
b)publicación de la solicitud: dos veces en un periódico y fijar carteles por 15 días en
los lugares que el Ministerio determine, a fin de permitir a los interesados oponerse
en el plazo de 30 días.
c)Si no hay oposición se dicta una Resolución ordenando la inscripción, la que junto al
plano de la propiedad, se agregará al final del Registro de Propiedad respectivo.
d)Si hay oposición, los antecedentes pasan a la justicia ordinaria para su
conocimiento y resolución.
Resolución del Ministerio de Bienes Nacionales:
39
La resolución del Ministerio se considera justo título y practicada la inscripción el
interesado adquirirá la calidad de poseedor regular para todos los efectos legales,
aunque existieren sobre todo o parte de la propiedad regularizada otras inscripciones
que no hayan sido materialmente canceladas (artículo 15)
Adquisición del dominio:
Transcurrido un año completo de posesión inscrita el interesado se hará dueño del
inmueble por prescripción (artículo 15 inc.2º) y por ello, vencido dicho plazo
prescriben las acciones emanadas de los derechos reales de dominio, usufructo, uso o
habitación, servidumbres activas e hipoteca relativas al inmueble, las que se
entenderán canceladas por el solo ministerio de la ley (artículo 16).
Prohibición:
Durante el plazo de un año contado desde la inscripción quedan los interesados
afectos a la prohibición legal de gravar o enajenar el inmueble regularizado (artículo
17).
Derechos de los terceros afectados:
Los terceros afectados tienen derecho a oponerse a la solicitud (artículos 19 y
siguientes), ejercer sus acciones de dominio (artículos 26 y siguientes) para lo cual
tendrán el plazo de un año contado desde la nueva inscripción, o de ser compensados en
dinero (artículos 28 y siguientes) si no han ejercido las acciones precedentes, para lo
cual contarán con un plazo de 5 años contados desde la inscripción.
Delito en caso de obtención maliciosa del reconocimiento:
El artículo 9º sanciona criminalmente al que maliciosamente obtuviere el
reconocimiento de la calidad de poseedor regular, caso en el cual, junto a la sanción
criminal, se procederá a la cancelación de la inscripción.
Tradición de cuota de un inmueble.
Es necesario distinguir entre:
40
1)Tradición de cuota de una cosa singular: Si lo que se transfiere es una cuota de una
cosa singular tanto la doctrina como la jurisprudencia señalan que ella participa de la
naturaleza mueble o inmueble de la cosa.
De esta forma, la tradición se hará conforme las normas de los artículos684 o 686,
según sea el caso.
Sin embargo, más discusión ha generado la denominada “enajenación de cuota de una
universalidad, referida a un bien determinado”.
El problema planteado se genera cuando un comunero en una universalidad transfiere su
cuota pero no en la universalidad sino que tan solo respecto de uno de los bienes que la
integran (ello resulta de por sí inconveniente atendido el carácter declarativo de la
adjudicación, pues si en definitiva al comunero que cedió su cuota en un bien determinado
de la universalidad no se le adjudica dicho bien en la partición, quien adquirió la cuota
sólo habrá comprado derechos en cosa ajena).
En estos casos la tradición de dicha cuota en un bien que pertenece a una universalidad
tendrá lugar en la misma forma que hemos indicado para los bienes singulares
(artículos684 o 686, según sea mueble o inmueble).
2)Tradición de cuota de una universalidad. Para dar una respuesta habrá que definirse
respecto de las discusiones doctrinarias sobre el concepto de universalidad, y sobre los
de universalidad de hecho y de derecho, esto es, si existe entre nosotros universalidad
de derecho, y si hay comunicabilidad entre la cuota en la cosa universal y los bienes
que la componen.
Sin perjuicio de ello, tratándose de la tradición de un cuota en una universalidad de
hecho deberá hacerse siguiendo la naturaleza mueble o inmueble de los bienes que la
componen.
Por su parte, en lo que dice relación con la tradición de cuota en una universalidad
jurídica presupone asumir algunas de las soluciones que se han dado a los problemas
antes planteados.
Reconstitución de inscripciones: Procedimiento establecido en ley 16.665, que se
aplica también a la reconstitución de escrituras públicas.
41
Inscripciones a que da lugar la sucesión por causa de muerte.
Atendidos los notables cuestionamientos que ha generado lo dispuesto en el artículo
688 del Código (y 55 del Reglamento), cabe hacer mención especial a las inscripciones
que deben practicarse para que los herederos puedan disponer de los bienes
hereditarios.
Cabe hacer presente que los herederos adquieren sus derechos en la herencia por el
modo de adquirir sucesión por causa de muerte. Este modo opera al deferirse la
herencia. Y la herencia se defiere al momento de fallecer el causante (artículos 951 y
sgtes.). Por ello es que la posesión legal de la herencia se produce al deferirse la
herencia por el solo ministerio de la ley.
Sin embargo, la posesión legal de la herencia no habilita al heredero para disponer de
manera alguna de un inmueble mientras no se practiquen las inscripciones que
manda el artículo688 (55 del Reglamento).
Estas inscripciones se ordenan por fines de publicidad y para mantener la historia de
la propiedad raíz, pues el dominio se habrá adquirido por el heredero por sucesión
por causa de muerte, como se dijo, y en este caso, entonces, la inscripción no será
tradición.
Estas inscripciones son las siguientes:
1º La inscripción del decreto judicial (sucesiones testadas o mixtas) o resolución
administrativa (sucesiones intestadas) que otorgue la posesión efectiva. El primero en el
Registro de Propiedad correspondiente y la segunda en el Registro Nacional de
Posesiones Efectivas
2º La denominada “inscripción especial de herencia”. Esta inscripción se practica por
cada uno de los inmuebles que eran de propiedad del causante y se hace a nombre de
todos los herederos. Pero cuando la propiedad pertenecía a la sociedad conyugal, esta
inscripción especial de herencia se practica a nombre del cónyuge sobreviviente y de
todos los herederos (artículo30 de la Ley 16.271, Ley sobre Impuesto a las Herencias,
Asignaciones y Donaciones).
42
Esta inscripción se practica en el Conservador del lugar en que estaba inscrita la
propiedad. Con esta inscripción pueden los herederos disponer de consuno de los
bienes raíces hereditarios.
3º Finalmente, cuando los herederos efectúan la partición de la comunidad
hereditaria, con el instrumento en que consta dicha partición se practica la
inscripción de la adjudicación a nombre del respectivo heredero (habrá que siempre
tener en vista el carácter declarativo de los actos de partición). Con esta inscripción el
heredero adjudicado puede disponer por sí solo de los bienes hereditarios
En todo caso, nada impide que en la partición se pueda adjudicar un bien a más de un
heredero, caso en el cual se formará una comunidad sobre cosa singular, y en tal caso
podrá el heredero disponer por sí solo de su cuota en el dominio).
Sanción en caso de omitirse estas inscripciones:
Al respecto la jurisprudencia de nuestra Corte Suprema ha manifestado una notable
variedad, llegando a sostener cinco interpretaciones diversas una de otra. Así:
Primera interpretación: Se resolvió que la hipoteca de un inmueble hereditario, sin
que previamente se hubieran practicado las inscripciones que señala el artículo 688
era nula absolutamente por objeto ilícito, porque la disposición citada sería de orden
público en razón de que organiza el registro Conservatorio de Bienes Raíces,
establecido en interés general.
Segunda interpretación: Resuelve que es nula absolutamente la venta de un inmueble
hereditario sin practicar las inscripciones del artículo 688, porque este precepto es
prohibitivo, y tendría tal carácter porque prescribe que los herederos no podrán disponer
de un inmueble “en manera alguna”.
Tercera interpretación: Resuelve que son nulas las ventas voluntarias, pero no las
forzadas, porque el artículo 688 prohíbe la venta a los herederos mas no a la justicia.
Cuarta interpretación: Dispuso que el contrato o título que otorga el heredero en
favor del tercero adquirente es válido porque no importa “disponer o enajenar”, pero
la tradición será nula por ser ella “enajenación”, y lo que el artículo 688 prohíbe es
“disponer”.
43
Quinta interpretación: Resuelve que es válido el contrato o título y que la tradición
subsiguiente no es nula sino que inoperante, porque el tercero no adquiere el derecho
de dominio o el derecho real respectivo, sino que queda colocado en calidad de mero
tenedor de la cosa. Su razón o fundamento se encuentra en que se estima que la sanción
para el caso de omisión de las inscripciones del artículo 688 es la que prescribe el
artículo696, que prescribe que el adquirente no adquiere ni siquiera la posesión del
respectivo derecho mientras tales inscripciones no se practiquen.
A raíz de esta última interpretación la doctrina ha manifestado que tal solución no
resulta satisfactoria por lo siguiente:
a) el mero tenedor reconoce dominio ajeno, y en este caso el tercero que adquiere el
inmueble del heredero sin practicar previamente las inscripciones del artículo 688 no
reconoce dominio ajeno de nadie, y ha practicado inscripción posesoria a su favor, por lo
que resulta claro que tiene ánimo de señor y dueño, y por ende es poseedor de la cosa,
aunque lo sea sin derecho;
b)el artículo 696 a lo que resta eficacia es a la posesión efectiva del respectivo
derecho, pero no impide la posesión material del inmueble; y
c)el artículo 696 se refiere a los títulos cuya inscripción no se efectúa conforme los
artículos anteriores, y esos títulos serían los translaticios de dominio o constitutivos de
derechos reales, y el artículo 688 ordena practicar ciertas inscripciones para
mantener la historia de la propiedad raíz, sin que ello proceda a consecuencia de un
título.
Por las razones expuestas, alguna doctrina ha señalado que la sanción aplicable a la
omisión de las inscripciones del artículo 688 es la nulidad relativa, por las siguientes
razones:
1)Porque las inscripciones del artículo 688 se exigen en razón de la calidad de
heredero que desea disponer, es decir, en relación a la calidad o estado de una parte; y
2)Porque la nulidad relativa admite saneamiento por ratificación, lo que operará en
este caso cuando se practiquen definitivamente las inscripciones del artículo 688
inicialmente omitidas.
44
En todo caso, estiman que el adquirente será siempre poseedor y nunca mero
tenedor.
Pero esta última solución también merece reparos:
a)admitir que la sanción sea la nulidad relativa implica admitir que el vicio puede
sanearse por prescripción, lo cual no es posible al tenor de lo dispuesto en el artículo
688 que impide que surta efectos toda enajenación mientras no se practiquen las
inscripciones que allí se mandan; y
b)en el precepto del artículo688 prevalece más bien el carácter de solemnidad previa
más que de formalidad exigida en razón de la calidad de heredero. Se dice que tales
inscripciones son solemnidades que la ley exige para mantener la historia de la propiedad
raíz, lo que cumple con una finalidad de orden público. Resulta evidente que tales
inscripciones buscan mantener la organización del Registro Conservatorio de Bienes
Raíces más que proteger al heredero.
Conclusión: Parece ser que en lo que existe mayor acuerdo en la doctrina es que el
artículo 696 debe entenderse relacionado con el artículo 679. Conforme a ello puede
afirmarse que la enajenación de un bien hereditario sin cumplir previamente con las
inscripciones del artículo 688 no produce la transferencia del dominio, pero coloca al
adquirente en posesión del inmueble, lo que le permitirá adquirir el dominio por
prescripción. Pero si se practican a posteriori las inscripciones omitidas ello hará que
el adquirente adquiera el dominio, pues la sanción del artículo696 se aplica
“mientras” las referidas inscripciones no se practiquen.
La inscripción en la prescripción.
Conforme lo dispuesto en los artículos 689 y 2513 del Código y artículo 52 Nro.1del
Reglamento, la sentencia que declara la prescripción adquisitiva debe inscribirse en
el Registro de Propiedad del Conservador. Como en este caso la prescripción es el
modo de adquirir, tal inscripción no es tradición y por ende tiene por finalidad la
publicidad y la mantención de la historia de la propiedad raíz, y para gozar de los
beneficios de la posesión inscrita.
45
Tradición del derecho real de herencia.
Sólo una vez fallecido el causante el heredero puede disponer de su herencia o cuota
hereditaria. Mientras el causante vive, los pactos sobre su sucesión adolecen de objeto
ilícito (artículo1463).
El Código se ocupa del derecho real de herencia a propósito de las normas sobre
cesión, en los artículos1909 y 1910, aunque en realidad dichas normas dicen relación
más propiamente con su tradición.
Asimismo, la transferencia del derecho real de herencia, requiere de título
(compraventa, donación, etc.) y de modo de adquirir (la tradición).
La compraventa del derecho real de herencia requiere, en todo caso, de escritura
pública, atendido lo prevenido en el artículo1801 inc.2º.
En todo caso, los artículos1909 y 1910 se limitan a indicar algunos efectos de la
transferencia del derecho real de herencia, mas no indica en forma precisa como se
efectúa la tradición.
Esta falta de regulación legal, agregada a la sabida discusión sobre la existencia o no
de universalidades jurídicas en Chile ha significado que dos posturas se disputen la
solución.
Por un lado, algunos autores, como don José Ramón Gutiérrez fundados en lo
dispuesto en el artículo 580, sostienen que la herencia es clasificable de mueble o
inmueble, según los bienes que la componen. Y determinado lo anterior, para efectuar
su tradición se le aplicará el artículo 684 si está compuesta de muebles, o el artículo
686 si está compuesta de muebles e inmuebles o solamente de inmuebles.
Otros autores, entre los que destaca don Leopoldo Urrutia, fundados en al
circunstancia de que el derecho real de herencia es una universalidad jurídica
independiente de las cosas que la forman, y no teniendo una forma especial para
efectuar su tradición, conforme a la ley, deben aplicársele las reglas generales de
tradición, que son las de los artículos 684 y siguientes.
Por su parte, Enrique Silva Segura, sugiere que no debe confundirse el derecho real de
herencia con el derecho de dominio sobre los bienes que componen la herencia, sobre
46
los cuales entre los herederos se forma una comunidad de dominio. En base a esta
distinción, se sostiene, se puede encontrar una solución más clara. Así, si lo que se
transfiere es el derecho real de herencia, la tradición deberá hacerse, a falta de norma
especial, conforme la norma general del artículo684. Pero si lo que se transfiere es
una cuota en la comunidad de dominio sobre los bienes del causante deberá
examinarse la naturaleza de los bienes para determinar su forma de tradición.
Tradición del derecho real de servidumbre.
Conforme lo dispuesto en el artículo 698 del Código la tradición del derecho real de
servidumbre no se efectúa por la inscripción del título en el Registro del Conservador,
sino que mediante escritura pública en que el tradente exprese constituirlo y el
adquirente aceptarlo. Esta escritura podrá ser la misma en la que se contenga el título,
pues como toda tradición, en este caso también se requiere título y modo.
Por la razón anotada, de que la tradición se efectúa por escritura pública, es que el
Reglamento del Conservador enumera la tradición entre los títulos que pueden
inscribirse (artículo 53 Nro.2) y no entre los títulos que deben inscribirse (artículo
52).
Hace excepción al principio señalado la tradición del derecho real de servidumbre de
alcantarillado en predios urbanos, que sólo puede adquirirse por medio de escritura
pública debidamente inscrita en el Conservador de Bienes Raíces (artículo1º de la
Ley 6.977 de 1941).
Tradición de los derechos personales o créditos.
Los derechos personales o créditos son bienes incorporales y, como tales, susceptibles
de ser transferidos por acto entre vivos o por causa de muerte.
Cuando la transferencia es por acto entre vivos operará mediante un título
(compraventa, donación, etc.) y el respectivo modo de adquirir (tradición).
El artículo 699 del Código señala que la tradición de los derechos personales que un
individuo cede a otro se verifica por la entrega del título hecha por el cedente al
cesionario. En esta disposición la expresión título está empleada en el sentido de
instrumento en que el crédito consta, donde se encuentra escriturado.
47
Los artículos 1901 y siguientes se refieren, a su vez, a la cesión de los créditos
personales, y en verdad, más que cesión, se refieren a la tradición de dichos créditos.
En estas normas se tratan los efectos de la cesión o tradición.
El artículo 1901 reproduce en gran medida el artículo 699. Por su parte, el artículo
1902 señala que la cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, es
decir, es inoponible a éstos, mientras la cesión no haya sido notificada por el
cesionario al deudor o aceptada por éste. De esta forma, mientras no se notifica la
cesión si el deudor paga a su primitivo acreedor (el cedente), el pago será válido.
La tradición de los créditos personales se verifica, entonces, por la entrega del título, o
más propiamente, del documento en que consta el crédito. Dicha entrega podrá ser real
o simbólica, según lo ha señalado la jurisprudencia, aunque la doctrina discute la
posibilidad de que se pueda transferir simbólicamente el título, atendido a que rigen en
esta materia normas especiales, y no la general del artículo 684.
Si el título no consta por escrito, se ha estimado que igualmente puede efectuarse la
tradición, ya no por la entrega del documento en que consta el crédito, que no existe,
sino que significándolo mediante una cláusula especial en la cesión respectiva en que
se exprese que se transfiere dicho crédito.
LA POSESION Y LA PRESCRIPCION
LA POSESIÓN
Definición y elementos
El Código define la posesión en el inciso primero del artículo 700: "es la tenencia de
una cosa determinada con ánimo de señor o dueño, sea que él dueño o él que se da por
tal tenga la cosa por sí mismo, o por otra persona que la tenga en lugar y a nombre de
él" (inc. 1°).
De la propia definición se desprende que en nuestro derecho la posesión está constituida
por dos elementos: la tenencia de la cosa, y el ánimo de dueño. Ambos deben concurrir
copulativamente (salvo la extraña posesión del artículo 722).
1)La tenencia (corpus): Es la aprehensión o contacto físico con la cosa, en cuya virtud se
dispone materialmente de ella. La naturaleza de ciertos bienes, especialmente los
inmuebles, en relación con la capacidad física del hombre, ha conducido siempre a
estimar esta aprehensión o contacto en términos no muy materializados.
48
2)El ánimo de dueño (animus): Es éste un elemento intelectual, que consiste en tener
la cosa como dueño, sintiéndose propietario de ella.
Aparte del provecho material que un poseedor obtiene de la cosa que posee, en Derecho la
posesión confiere varias ventajas, entre las que pueden señalarse:
d)Está protegida con las acciones posesorias (artículos 916 y siguientes.) y, en ciertas
situaciones, con la reivindicatoria (llamada aquí "acción publiciana", artículo 894);
e)En ciertos casos puede hacer suyos los frutos de la cosa poseída (artículo 907, inc.
3º).
En nuestro Código, por los artículos. 700 y 715 queda claro que se comprende a los
bienes corporales como a los incorporales, pero, no precisa el legislador en qué ha de
consistir esa posesión sobre las cosas incorporales; hay que entender, como lo estima la
doctrina, que consiste en el goce o disfrute del derecho respectivo (ver artículo 430 del
CC. español), o, dicho de otra forma, el ejercicio fáctico de las facultades inherentes a un
derecho. En todo caso, bastante difícil resulta de aplicar la posesión a derechos
personales.
a)En cuanto a las cosas corporales: no son susceptibles de posesión las que no pueden
apropiarse (como las cosas comunes a todos los hombres, los bienes nacionales de uso
público, etc.; pero los artículos 948 y 949 hacen a algunos de estos bienes objeto de una
suerte de protección posesoria).
b)En cuanto a las cosas incorporales, los términos amplios del artículo 715 inducen a
concluir que pueden poseerse tanto los derechos reales como los personales, pues ambos
son cosas incorporales, en la nomenclatura del Código (artículos 565 y 576). Ello se vería
confirmado por el artículo 2456 y sobre todo por el 1576, que habla precisamente de un
"poseedor de crédito"; así lo entienden también algunos autores (Barros Errázuriz, Alfredo, ob. cit., t. I, Nº
309; Rosende, Hugo, ob. cit., p. 96; Peñaherrera; Víctor: La posesión, Edit. Universitaria, Quito, 1965, p. 36. V.
también RDJ., t. 46, p. 541). Sin embargo, se ha sostenido insistentemente en la doctrina
extranjera (De Ruggiero, Roberto, ob. cit., 1.1, p. 813, por ej.) que no es posible
extender la posesión a los derechos personales que no permiten un ejercicio continua-
do, como es posible en los derechos reales. Aquellos se agotan al ejercerlos (al cobrar el
crédito). (Aunque puede responderse que, al menos en créditos de dinero, podrían
ejercerse actos de poseedor sin agotarse; por ej., cobrando periódicamente los
intereses.) Las legislaciones extranjeras también la limitan a los reales. Pescio, entre nosotros,
no acepta la posesión de los derechos personales, aun ante las expresiones legales citadas, estimando que el artículo
1576 se está refiriendo no propiamente a la posesión sino a un "titular" aparente del crédito; el Mensaje, en la
sección respectiva, confirmaría su afirmación (Pescio, Victorio, ob. cit., t. IV, p. 231; en el mismo sentido,
Alessandri, Somarriva y Vodanovic, ob. cit., p. 455. Mayores antecedentes en Guzmán Brito, Alejandro. Las cosas
incorporales... cit., pp. 149 y ss.).
Además, se discute si puede haber posesión sobre todos los derechos reales. Por lo que
se refiere al Código, luego de la generalidad del artículo 715, puede haber algunas dudas
sobre si quedan excluidos algunos: el artículo 882 impide ganar por prescripción las
servidumbres discontinuas y las continuas inaparentes, con lo que se puede estimar
50
que ello es porque no pueden poseerse; en el título de las acciones posesorias, después que el
artículo 916 las concede en general a los derechos reales sobre inmuebles, el artículo 917 excluye de la protección
posesoria a los que excluye el artículo 882 y, posteriormente, el artículo 922 parece limitar esa protección al
usufructuario, al usuario y al habitador.
Clases de posesión
Con los textos positivos, posesión regular es la definida en el artículo 702 y posesión
irregular la definida en el artículo 708. Ambas conducen al dominio, cuando el
poseedor carece de él mediante la prescripción.
Posesión regular
Como se ha dicho, está definida en el artículo 702.
Del texto queda claro que son sus elementos: el justo título, la buena fe, y la tradición
cuando el título es traslaticio de dominio.
1. JUSTO TÍTULO
Estos títulos, al mismo tiempo que inician el proceso de transferencia del dominio, son
títulos para poseer.
Nótese que el título es traslaticio de dominio cuando sirve para transferirlo, atendida
su naturaleza (examinado en abstracto), aun cuando en el caso concreto, de hecho no
lo transfiera, debido a que el que aparece transfiriéndolo carece de él. Así, la compraventa
es título traslaticio, aun cuando el vendedor de que se trata en un caso específico no sea el dueño. Entonces, el
comprador, al recibir en tradición, quedará como poseedor, y es poseedor en virtud de un título traslaticio de
dominio, la compraventa. Incluso, si esa compraventa no presenta ninguno de los defectos aludidos en el artículo
704, será título justo con lo que se tendrá ya uno de los requisitos para tener posesión regular. (Recuérdese que la
venta de cosa ajena es válida -según el artículo 1815-, de modo que esa venta no queda incluida en el Nº 3 del
artículo 704, como pudiera pensarse.)
En contra, se ha sostenido que en materia posesoria, igual que con relación al dominio, tiene efecto declarativo (es
título declarativo). Y es así por el tenor del artículo 718. Y cuando el artículo 703 la considera título traslaticio, se
estaría refiriendo a las "adjudicaciones" efectuadas en el proceso particional, a extraños. Esta última afirmación
requiere una aclaración. En la práctica -y a veces en los textos legales- suele emplearse impropiamente el término
54
"adjudicación" para designar a transferencias de bienes comunes a terceros, por ejemplo por remate, en el
proceso particional. Auténtica adjudicación existe sólo entre comuneros, pero como el término suele usarse en este
sentido impropio, esta tesis estima que ése sería él sentido empleado en el 703 y se aplicaría, por tanto, sólo a esas
"adjudicaciones" a extraños.
Dirimir la disyuntiva teórica trae consecuencias prácticas. El profesor Peñailillo entregra el
siguiente ejemplo: En 1980 A, B y C compran un mueble en común y lo reciben en tradición. En 1983 parten la
comunidad y A se adjudica el bien. Ocurre que la cosa no era del vendedor y en 1984 el dueño la reivin dica. El
reivindicante sostiene que la adjudicación es título traslaticio para poseer, de modo que el adjudicatario sólo es
poseedor desde 1983, teniendo a la fecha de la demanda sólo un año de posesión. El demandado A sostiene que la
adjudicación es título declarativo para poseer y, por tanto, él es poseedor exclusivo desde 1980 y que, por reunir los
demás requisitos de la posesión regular, ya ha ganado la cosa por prescripción, de dos años, que cumplió en 1982.
c.3)La transacción. Está definida en el artículo 2446. Para calificarla en cuanto título
posesorio, debe distinguirse, como lo hace el 703 (inc. final), entre el acuerdo
transaccional que decide la suerte de lo disputado y el que crea efectos sobre cosas no
disputadas (y que se incluyen porque contribuyeron a lograr el acuerdo que puso fin a la
controversia). Respecto de la cosa disputada, la transacción es título declarativo;
respecto de las no disputadas, es título traslaticio.
Ejemplo en cuanto título declarativo: A y B disputan un predio. Transigen. Se
acuerda que el predio queda para A (y se acordó así porque por su parte A dio a B un
camión). Como el título es declarativo, se entiende que el predio es de A no desde ahora, sino desde antes, desde
el tiempo que él mencionaba cuando lo discutían y con base en el acto que él mencionaba cuando lo discutían.
Ejemplo en cuanto título traslaticio: Cuando se acordó que el predio quedaba para A,
éste dio a B un camión (prestación que condujo a B a acceder que el predio quedare
para A). Respecto de este objeto (que no estaba en disputa) la transacción es título
traslaticio; es nuevo título; justifica posesión.
La clasificación del artículo 703 se refiere al justo título que procede de actos entre
vivos; pero el legislador ha considerado la sucesión por causa de muerte como justo
título de posesión regular, según se desprende de diversas disposiciones (artículos 688,
55
704, 722). No es, evidentemente, un título traslaticio de dominio, porque los muertos
no transfieren sus bienes, los transmiten. La sucesión por causa de muerte, como título,
calza dentro de lo que la doctrina llama títulos derivativos, que en forma amplia
suponen una transferencia de propiedad entre vivos o una transmisión por causa de
muerte.
En todo caso, es un justo título, que traspasa al heredero la propiedad de las cosas de
que el difunto era realmente propietario y que, cuando no lo era, habilita al heredero
para la posesión regular de los bienes hereditarios de que el difunto era poseedor con
justo título. Y es un justo título la sucesión a pesar de que en este último caso no
transmita la propiedad, porque si esta consecuencia jurídica no se produce, no es por
defecto del título, sino por falta de derecho en la persona del causante, que no puede
transmitir lo que no tenía.
En todo caso, el profesor Peñailillo destaca que los textos positivos no aclaran qué posee
el heredero y desde cuando. En todo caso, respecto del dominio y posesión aplicados a la
herencia, el Código consagra varios preceptos, entre otros, pueden mencionarse los
artículos 577, 588, 688, 704, 717, 718, 722, 1264 y siguientes, 2500 y 2512.
En este sentido destaca que respecto de la herencia se distinguen tres clases de
posesión:
1)“legal” que es la que corresponde al verdadero heredero, por el solo ministerio de la
ley (artículos. 688 y 722),
2)“efectiva” que es la que se confiere por decreto judicial o resolución administrativa
a la persona que se le tiene por heredero (artículo 688)
3)”real” que es la que corresponde al que en la realidad detenta la herencia en
calidad de heredero (que puede ser o no el verdadero heredero).
En este entendido agrega que con respecto a la posesión, pueden formularse
apreciaciones diferenciadas para la universalidad (la herencia) y para los bienes que
la integran:
En cuanto a la herencia, por cierto el verdadero heredero podría tener las tres clases
de posesión. En cambio, el heredero falso solo podría tener la real y la efectiva, siendo
importante destacar que estaría en situación de poder llegar a adquirir la herencia
por prescripción en el evento de que llegue a poseer diez años, si solo tiene la posesión
real, y en el plazo de 5 años, en el evento que se le haya concedido la posesión efectiva.
Por su parte, en cuanto a los bienes específicos, precisa que es necesario tener en
cuenta que al fallecer el causante, éste podría haber tenido bienes en diversas
situaciones jurídicas: en dominio, sólo en posesión o, aun, en mera tenencia.
b)Si no los es, sea que el causante tuviese el dominio, o sólo la posesión, o nada más
que la mera tenencia, la posesión carecerá de justo título, pues atendido lo dispuesto
en el artículo 704 estaríamos ante una posesión con título putativo (sucesión por causa
de muerte), pero si obtiene posesión efectiva, el decreto o resolución le servirá de justo
título.
Títulos injustos
a)El falsificado, esto es, no otorgado realmente por la persona que se pretende.
Por los términos de este primer caso, no se comprende aquí la falta de veracidad, de modo que si el título fue real-
mente otorgado por quienes aparecen, aunque sus declaraciones no sean verdaderas, es siempre justo (RDJ., t. 24, p.
188; t. 45, secc. 2a, p. 10. Ver también los artículos 17 del CC. y 193 y ss. del CP.).
La adulteración puede referirse a las personas que aparecen interviniendo, al
funcionario autorizante, a la substancia del acto. Literalmente la norma limita la falsificación a los
sujetos, pero parece natural, y también más armónico con el artículo 17, entenderla con la señalada amplitud.
c)El que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación que debiendo ser
autorizada por un representante legal o por decreto judicial, no lo ha sido.
Es injusto bien que la nulidad de que adolece sea absoluta o relativa, no se distingue,
pero si es relativa, puede tener aplicación la confirmación (artículo 705).
57
Un punto interesante aquí es el de determinar si es necesaria la declaración judicial
de nulidad para considerar injusto el título. La respuesta afirmativa se ve apoyada por el principio
de que la nulidad sólo produce efectos una vez que ha sido declarada judicialmente; mientras ello no ocurre, el acto
produce sus efectos, mirándose como válido. Sin embargo, tal postura tropieza con la nulidad relativa. Como ella no
puede ser alegada sino por aquellos en cuyo beneficio la han establecido las leyes, podría darse el caso que el
interesado en que se tenga por injusto el título no tuviera la acción de nulidad relativa (A compra a un
relativamente incapaz un objeto perteneciente a B; B reivindica; A le opone prescripción ordinaria fundado en
posesión regular; B observa que el título es nulo relativamente, por tanto injusto, lo que excluye la posesión regular
y por ende la prescripción ordinaria; pero esta nulidad está establecida en favor del contratante incapaz y no en
favor de B, por lo que no podría obtener la declaración de nulidad del título). Para sortear la dificultad se ha
propuesto que se debe permitir a quien tenga interés en que el título sea injusto, que invoque la nulidad relativa
para el solo efecto de tenerse por injusto, manteniéndose el acto respectivo como válido para los demás efectos
legales, los cuales se extinguirían sólo cuando se anule a petición de quien tenga la acción de nulidad (Verdugo,
Julio, ob. cit., pp. 93 y 94). La solución, aunque algo artificiosa, parece bastante funcional.
2. BUENA FE
Pero la pérdida de la buena fe, entre nosotros, aunque mantiene al poseedor como
regular, trae consecuencias de interés (artículos 906, inc. 2°; 907, inc. 2º; 913).
Prueba de la buena fe
3. TRADICIÓN
Posesión irregular
Es la que carece de uno o más de los requisitos de la posesión regular (artículo 708).
Posesiones viciosas
1. Posesión violenta
60
Es la que se adquiere por la fuerza (física o moral); el Código da algunas reglas que la
caracterizan, en las que ha sido importante la influencia de Pothier (artículos 710, 711,
712) (RDJ., t. 26, p. 446).
Los caracteres de relatividad y temporalidad de la violencia han sido discutidos en la
doctrina nacional. Se ha sostenido que se puede ser poseedor violento respecto de aquel contra quien se ha
utilizado la violencia, pero no respecto de otros que posteriormente disputaren la posesión (sería un vicio relativo);
y que desde que cesa la violencia deja de ser viciosa (sería un vicio temporal) (así, Claro Solar, Luis, ob. cit., t. VII,
Nº 486; Barros Errázuriz, Alfredo, ob. cit., t. I, Nº 319; Lagos Lagos, Moisés: "Consideraciones sobre la posesión y,
especialmente, sobre la de los bienes raíces", en RDJ., t. 23, Prim. Parte, pp. 116 y ss. En contra: Belmar, Eduardo:
"Sobre la utilidad de la posesión viciosa", en RDJ., t, 45, Prim. Parte, pp. 27 y ss.). En la doctrina
extranjera tampoco existe acuerdo.
2. Posesión clandestina
Es la que se ejerce ocultándola a los que tienen derecho para oponerse a ella (artículo
713); nótese, pues, que es clandestina aunque sea pública respecto de la generalidad, si se
oculta al interesado.
Aquí es claro que se trata de un vicio relativo; se puede ser poseedor clandestino
respecto de un interesado y no respecto de otro, ante quien se posee ostensiblemente.
Y es temporal; se puede dejar de ser poseedor clandestino cesando la clandestinidad,
ya que se la define como la que "se ejerce" ocultándola... Por lo mismo, no es decisiva
la actitud al momento de la adquisición: se puede haber iniciado la posesión sin
ocultamiento y transformarse en clandestina y viceversa (en contra: Claro Salas, H., según
Pescio, Victorio, ob. cit., t. IV, p. 219).
La mera tenencia
Son fundamentalmente tres las situaciones en que es posible encontrarse frente a una
cosa, siendo la última la de mero tenedor (dueño, poseedor, mero tenedor).
La define el artículo 714, y de allí puede observarse que el mero tenedor detenta la
cosa (tiene el corpus), pero reconociendo dominio ajeno, lo que la separa nítidamente de
la posesión. No obstante ello, en casos concretos puede no ser fácil determinar si
alguien posee o es mero tenedor. Y, ciertamente, es importante averiguarlo (por ej.
por lo que preceptúan los artículos 895 y siguientes.).
Es también inmutable (artículo 716, confirmado por el artículo 719, inc. 2, en criticada
redacción). A esa inmutabilidad se le apuntan excepciones (las de los artículos 716,
parte final, y 730).
Aparte de las relativas al derecho real o personal en que puede fundarse la mera
tenencia, de ella se desprenden algunos efectos, a través de normas dispersas en el
Código (como las de los artículos 896, 1930, 928, 2315) (ver Pomés Andrade, Alberto:
La mera tenencia, Edit. Universitaria, Santiago, 1966).
Transmisión de la posesión
En el Derecho nacional hay acuerdo mayoritario en concluir que, según nuestros textos,
la posesión no se transmite. Se trata, se afirma, de un hecho, por lo que no pasa del
causante a su heredero. Para tal conclusión se acude a varios preceptos del Código,
como el artículo 688, según el cual el heredero obtiene la posesión no del causante sino
por gracia de la ley; el artículo 722, que implica la misma idea (este precepto hablaba
de transmisión de la posesión en su redacción en el Proyecto de 1853, que fue
posteriormente alterado); el artículo 717, cuyos términos son bastante categóricos.
Pero no puede dejar de mencionarse, a manera de advertencia, lo dispuesto en el
artículo 2500, inc. 2º, y en el artículo 919, que inducen a la transmisibilidad.
Transferencia de la posesión
Asimismo, se sostiene que la posesión no se transfiere por acto entre vivos; los
artículos 717 y 2500, inc. 1°, conducen a esa conclusión.
Comentarios:
Desde un punto de vista teórico, la posibilidad de transferencia y transmisión de la
posesión depende, en gran medida, de la naturaleza de la posesión concebida como
hecho o derecho (una de las cuestiones doctrinarias básicas sobre la materia).
Finalmente, se señala que la negación de la transmisión y transferencia de la posesión
contribuye al mejoramiento de tos títulos de dominio, en cuanto evita que un sucesor
vea enturbiada su posesión, que puede haber adquirido legítimamente, con vicios
presentes en la de su antecesor. Y los beneficios que puede obtener sumando a la suya
62
la posesión exenta de vicios de su antecesor, se pueden lograr con la facultativa
agregación de posesiones.
Agregación de la posesión
El artículo 717 permite al poseedor agregar a la suya la posesión de su antecesor o
antecesores. La doctrina conoce esta posibilidad con distintas denominaciones
("unión", "accesión", "adjunción", "conjunción" de posesiones). Los artículos 920 y
2500 hacen también referencia a esta situación.
La agregación aparece como un factor que contribuye eficazmente a una mayor
aplicación de la prescripción para los poseedores que carecen del dominio y para el
ejercicio de las acciones posesorias, que exigen un plazo mínimo de posesión (artículo
920, inc. 4).
Como está establecida tanto para el sucesor a título singular como para el sucesor a título
universal, el tema se vincula también con el problema de la transferencia y transmisión
mortis causa de la posesión.
Posesiones contiguas
Para que proceda la agregación es necesario que la posesión del poseedor que agrega
sea contigua con la anterior, y si son varias, todas ellas deben ser contiguas, sin
solución de continuidad; así se desprende de los términos del precepto. Así, si una cosa
ha sido poseída sucesivamente por A, B, C y D, éste no podrá pretender agregar a la suya
la posesión de C y de A, excluyendo la de B. Tampoco procederá la agregación si en la
cadena de poseedores tuvo lugar una interrupción de la posesión, ya natural, ya civil. La
interrupción natural puede ocurrir por imposibilidad de ejecutar actos posesorios (artículo 2502, Nº 1) o por haber
pasado la posesión a otras manos (artículo 2502, Nº 2); en este último caso, podrá tener lugar, no obstante, la
agregación, si la posesión se recuperó por los medios legales (artículos 2502, inc. final, y 731). Tratándose de la
interrupción civil, debe observarse que podrá oponerse a la agregación tan sólo el que procedió a interrumpirla
(artículo 2503).
Por otra parte, como lo dispone el precepto, la agregación se efectúa con las calidades y
vicios. De modo que si a una posesión de buena calidad se agrega una defectuosa (de
mala fe, por ej.), ésta inficiona a aquella; a la inversa, no por agregar una posesión
exenta de defectos, se va a purificar la defectuosa del poseedor que la agrega.
Se ha sostenido, por otro lado que si alguien tiene una posesión defectuosa (de mala fe,
por ej.) y observa que la de su antecesor era regular y había completado el plazo de
prescripción ordinaria, podría "disociar" su posesión de la del antecesor y utilizar
sólo la de éste, alegando prescripción ordinaria basada en ella.
La interversión de la posesión
Es la transformación de la posesión en mera tenencia o de ésta en aquella.
Por las importantes consecuencias jurídicas que implica, es sorprendente la insuficiencia
de los textos sobre esta materia en el Código. Para la transformación de la posesión en
mera tenencia: 684, Nº 5, y 2494; y para la transformación de la mera tenencia en
posesión: 716; 2510, regla 3a, 730, 719, inc. 2º.
63
La interversión encuentra su fundamento más que nada en los cambios que se
ocasionan en la causa o título por el cual el sujeto posee o detenta la cosa, por lo que
bien podría hablarse, en lugar de transformaciones de la posesión o mera tenencia,
simplemente de cambios en el título o causa.
Desde otro punto de vista, puede sí observarse cierta contradicción entre el artículo
730, inc. 1º, y el artículo 2510, en cuanto el primero impide al mero tenedor
transformarse en poseedor en términos absolutos, mientras el artículo 2510 se lo
permite, probando las circunstancias que indica la regla 3a
Cuestiones básicas:
Capacidad para adquirir la posesión: Requiriéndose tan sólo aprehensión de una cosa
unida a la voluntad de hacerla suya, las reglas de capacidad en esta materia son algo
menos exigentes que las generales.
64
La posesión de los muebles puede adquirirla toda persona, con la sola excepción de los
dementes y los infantes (carecen por completo de toda voluntad). Pero es notable la
limitación que se agrega: los incapaces, si bien pueden adquirir la posesión de los
muebles, no pueden ejercer actos de poseedores (prestar la cosa, darla en arriendo) sino
con la correspondiente autorización.
Sin darse por satisfecho con el general precepto del artículo 1448, en materia
posesoria el Código consagra normas especiales que permiten la adquisición de la
posesión a través de otro (artículos 720 y 721), posibilidad que en términos estrictos
es objeto de observaciones por parte de la doctrina. Tal intermediario podrá ser un
representante legal, un mandatario y aun un agente oficioso.
Debe tenerse presente, asimismo, que si bien el Código señaló reglas para la
adquisición de la posesión de las cosas corporales, ha guardado silencio respecto de
las incorporales que pueden poseerse (y que por ser tales no pueden aprehenderse). No
se dan reglas para la adquisición de la posesión de los derechos reales distintos del
dominio. Se suple dicha deficiencia respecto de algunos derechos reales, como el
usufructo, uso y habitación, cuando recaen sobre inmuebles, censo e hipoteca
(artículos 724 y 686).
1. Adquisición
Se adquiere la posesión de estas cosas concurriendo el corpus y el animus. El corpus se
configurará ya por la aprehensión material, ya por un acto que signifique que de hecho
el sujeto queda con la cosa a su disposición, es decir, queda sometida a su potestad;
estos últimos actos se han aludido al tratar las formas de tradición de las cosas
corporales muebles.
2. Conservación
Siendo corpus y animus los elementos constitutivos de la posesión, ella se conserva
mientras se mantengan ambos. Pero de los preceptos aplicables (artículos 725, 726,
727) se observa que es el animus el elemento fundamental para conservarla; puede
temporalmente perderse el corpus, sin perderse la posesión. Por otro lado, puede un
tercero detentar la cosa por mucho tiempo, como nuevo tenedor, sin que se pierda la
posesión (como es el caso del que entrega la cosa en arrendamiento o comodato).
No es necesaria la vigencia permanente del ánimo para la conservación de la
posesión. Así, por caer el poseedor en demencia o durante su sueño, no se pierde la
posesión. Más bien el ánimo se presume mientras no se manifieste una voluntad
contraria, como cuando la vende y la mantiene en su poder como arrendatario, o la
abandona para desprenderse definitivamente de ella.
Por otra parte, si se tiene la posesión por intermedio de otro (que será mero tenedor), siguiendo varias reglas
formuladas por Pothier, se entiende que si el mero tenedor cae en demencia o fallece, no pierde el poseedor su
posesión. Tampoco se pierde si el mero tenedor tiene la cosa a su vez por otro, como en el subarriendo, y aunque
este último ignore quién es el poseedor. Se agrega que igualmente no se pierde si el mero tenedor cambia de
propósito, como si la usurpa y se da por dueño (artículo 730, inc. 1º. Fricción con el artículo 2510, regla 3ª); es
claro que si el mero tenedor usurpador enajena a su propio nombre, se pierde la posesión anterior (artículo 730, inc.
1º).
3. Pérdida
66
Siendo dos los elementos constitutivos, la posesión se pierde al perderse cualquiera
de ellos o ambos, sin perjuicio de lo dicho precedentemente.
3.1)Se pierden el corpus y el animus cuando el poseedor abandona la cosa o cuando la
enajena.
3.2)Se pierde la posesión al perderse el corpus. Ello puede acontecer cuando otro
sujeto se apodera de la cosa con ánimo de hacerla suya (artículo 726), situación con la cual
se advierte la íntima relación entre la adquisición, conservación y pérdida de la posesión, que resultan ser
correlativas. Ocurre también cuando, sin entrar otro a poseer, se deja de poseer al hacerse
imposible la ejecución de actos posesorios, como en el caso del artículo 619, o el del
608, inc. 2º (o cae a un lago o al mar, etc.); casos que quedan incluidos en la fórmula general enunciada
al principio, y que recibe consagración legal para los muebles, no directamente, sino a contrario sensu (se entiende
perdida al dejar de hallarse en poder del poseedor, artículo 727).
3.3)Se pierde al perderse el animus: lo que no será de ordinaria ocurrencia, pero tiene
lugar señaladamente en el llamado constituto posesorio (artículo 684, N9 5).
Luego de lo dicho, conviene cotejar dos preceptos legales, para delimitar su aplicación:
los artículos 726 y 730.
Si B se apodera, con ánimo de hacerlo suyo, de un mueble de A, B adquiere posesión y
A la pierde (artículo 726).
Si B entra a detentar un mueble de A por un título de mera tenencia (por ej., A se lo
presta), y en un momento determinado B lo usurpa, desconoce el derecho de A y se
tiene él por dueño, no adquiere B la posesión ni la pierde A (artículo 730, inc. 1º,
prim. parte).
El distinto tratamiento puede justificarse por el abuso de confianza o ánimo de
aprovechamiento, que frecuentemente revelará la segunda situación
1. Adquisición de la posesión
Para determinar cómo se adquiere la posesión de estos inmuebles no registrados, es
necesario considerar el antecedente que el poseedor invoca.
b)Accesión
Igualmente no es necesaria inscripción. Si se reconoce la posesión del bien principal
sin inscripción, no podría exigirse aquí la inscripción; al poseerse lo principal se posee
lo accesorio sin un acto especial; éste sigue la suerte de aquel. Se entiende sí que para
tener posesión sobre lo accesorio, los actos posesorios deben ejercitarse también sobre lo
que ha accedido (por ej., sobre lo que llega por avulsión, según el artículo 652).
c)Prescripción
Al igual que en los muebles, es oportuno cotejar dos preceptos para tratar de precisar
su campo de aplicación: los artículos 729 y 730.
Tal como se dijo respecto de los muebles, el distinto tratamiento puede justificarse por
el abuso de confianza o ánimo de aprovechamiento que, frecuentemente, revelará la
segunda situación.
II.-INMUEBLES INSCRITOS
Los autores nacionales han denominado "teoría de la posesión inscrita" a un conjunto
de principios y disposiciones legales diseminadas a través del Código Civil, y que se
refieren a la adquisición, conservación y pérdida de la posesión de los inmuebles. Son
preceptos fundamentales en la materia los artículos 686, 696, 702, 724, 728, 730, 924,
925 y 2505. Puede observarse que dichos textos no son aplicables tan sólo a los
inmuebles inscritos, sino que varios de ellos tienen interés también tratándose de
inmuebles no inscritos, o, por lo menos, la aplicabilidad de algunos de ellos a los
inmuebles no inscritos es discutida, según se ha visto.
1. Adquisición
Hay que distinguir según si para adquirir la posesión de inmuebles inscritos se
invoca un título no traslaticio de dominio o uno que sí lo es.
Aquí debe mencionarse destacadamente el artículo 728: "Para que cese la posesión
inscrita, es necesario que la inscripción se cancele", y se precisan las fuentes de la
cancelación:
c)Por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro.
72
a)Por voluntad de las partes: Puede tener ocurrencia cuando dos contratantes entre
los cuales se ha transferido el dominio (compraventa con la que el inmueble se ha
inscrito a nombre del comprador) acuerdan dejar sin efecto la transferencia. Habrá de
exhibirse al Conservador un instrumento auténtico en que conste la voluntad de las partes
en orden a dejar sin efecto la inscripción existente a nombre de uno de ellos (comprador),
con lo que cobrará vigencia la precedente (del vendedor): bastará una subinscripción al
margen en que se indique que se cancela (artículo 91 del Regl.) y así el inmueble
quedará sometido a la inscripción anterior.
Dicha cancelación mediante subinscripción debe, pues, efectuarse materialmente en el
Registro.
b)Por decreto judicial: Una sentencia puede también disponer que se cancele una
inscripción, cesando así la posesión inscrita existente a nombre de una de las partes
litigantes. El juicio reivindicatorio puede concluir con ese resultado. Exhibiéndose copia
del fallo, el Conservador cancelará la inscripción, y lo hará materialmente, mediante
una subinscripción (artículo 91 del Regl.) y así cobrará vigencia la precedente, si la
había, sin perjuicio de que el mismo fallo ordene practicar una nueva inscripción a
nombre del otro litigante (RDJ., t. 47, secc. 2a, p. 55). (Puede ocurrir también en juicios
sobre nulidad o acción resolutoria.)
c)Por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro.
Es el caso de más frecuente aplicación; quien tiene inscrito el inmueble a su nombre lo
vende; el comprador exhibe dicho título al Conservador, con el que éste inscribe el
inmueble ahora a nombre del comprador; la sola inscripción cancela
automáticamente al anterior (por lo que se ha dado en denominar "cancelación
virtual"), sin que sea necesaria para la cancelación una subinscripción en la anterior.
En esta última inscripción debe hacerse referencia a la anterior, para reconstituir la
historia de las mutaciones (artículos 692 del CC. y 80 del Regl.; debe mencionarse
también la conveniencia de que se dé amplia aplicación en estos casos al artículo 92 del
Reglamento, que evita nuevas transferencias que a su vez motivan litigios por
inscripciones paralelas).
Si el bien del que se da por dueño y enajena es un inmueble inscrito, el artículo 730,
inc. 2º pretende resolver el punto; para que cese la posesión del poseedor inscrito y el
adquirente entre en posesión, es necesaria "competente inscripción".
Para otros (Alessandri, A. Lira) "competente inscripción" sería la que emana del
poseedor inscrito; se está refiriendo al texto a la misma que ya indica el artículo 728;
sólo así queda protegida la continuidad del Registro. La exigencia de que aun en el caso
del usurpador se exija que la inscripción emane del poseedor inscrito puede aplicarse en
varias hipótesis: cuando el poseedor inscrito ratifica la venta hecha por el usurpador
(artículo 1818); el del usurpador que después adquiere (artículo 1819). Se acepta incluso
corno competente inscripción la que aparentemente emana del poseedor inscrito,
como ocurre en títulos injustos como el nulo o el otorgado por un mandatario que no
lo es; en tales casos al menos se observaría una continuidad registral.
La jurisprudencia: Los fallos de los tribunales han oscilado entre las posiciones
mencionadas; y en ocasiones parece más bien que sin pretender sentar precedentes
interpretativos sobre materia tan fácilmente controvertible, han sentenciado en favor de
quien exhibía más razonables antecedentes para sus pretensiones.
No es fácil constatar un estado actual. Puede observarse una inclinación en favor de la
inscripción, pero un posesión material muy prolongada ha llegado a prevalecer. Y, en
todo caso, sin llegarse al extremo de proteger inscripciones "de papel", en que
injustificadamente no hay indicios de posesión material.
75
En situaciones de hecho extremas, cada tesis se encuentra en mejor o peor posición.
Para otros, que rechazan aquella confusión entre el derecho y la cosa (con preceptos
como los artículos 686 y 687, en que quedaría claro que siempre lo que se inscribe son
derechos, sea el dominio u otro derecho real, nunca los bienes mismos) y que asignan un
valor categórico a la inscripción como símbolo de posesión, el artículo 924 se refiere a
la prueba de los derechos inscritos y el artículo 925 a los no inscritos, es decir, que
aún no se han incorporado al régimen registral (los artículos 686, 724, 728, 729
apoyarían la solución).
LA PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA
Es tradicional hacer mención a tres reglas que, por ser aplicables tanto a la
prescripción adquisitiva como a la extintiva, se las ha denominado "reglas comunes a
toda prescripción".
El precepto mismo indica que la dicha renuncia puede ser expresa o tácita.
Por otra parte, no se contempla tampoco la llamada "acción rescisoria del dominio",
conforme a la cual el dueño al que le habían ganado la cosa por prescripción, podía
pedir que se rescindiera el dominio ganado por el prescribiente, probando que había
estado imposibilitado de impedir esa prescripción. Pero sí existe el beneficio de la
"suspensión" de la prescripción a favor de ciertas personas, como ya lo insinúa el
propio artículo 2497 al final .
1)Es un modo de adquirir originario. Aun cuando el objeto tenía un propietario anterior,
el prescribiente no lo recibe de aquél; lo adquiere independientemente.
2)Permite adquirir el dominio y los demás derechos reales, con excepción de las
servidumbres discontinuas y continuas inaparentes.
Para concebir un derecho real distinto del dominio adquirido por prescripción, puede
pensarse, en términos generales, en derechos constituidos por quien no es dueño o
constituidos en forma imperfecta.
3)Es un modo de adquirir a título singular. En todo caso, existe una notable ex-
cepción: la prescripción de una herencia.
80
4)Es un modo de adquirir a título gratuito y por acto entre vivos.
Elementos
A la posesión y plazo se suele agregar, como otra exigencia, el que se trate de una cosa
susceptible de prescripción. Se trata más bien de un supuesto para que la prescripción
opere. A este respecto, debe observarse que el antecedente básico lo impone la posesión.
1. POSESIÓN
Rige lo ya dicho. El Código indica, además, ciertas reglas posesorias al tratar la
prescripción, que también ya se han referido. Sólo resta mencionar la que señala
respecto de los llamados actos de mera facultad y de mera tolerancia (artículo 2499).
Puede resultar dudosa en ciertos casas la calificación de un acto como de mera facultad o
tolerancia, en lugar de acto posesorio propiamente; es cuestión de hecho que habrá de
analizarse en el contexto de la situación práctica, considerando la conducta del dueño y de
su contrincante, la magnitud objetiva de tales actos, su frecuencia, su exclusividad, su
publicidad, etc.
2. PLAZO
Para llegar a ganar por prescripción debe poseerse durante un determinado lapso, que
depende de la naturaleza de la cosa y de la clase de prescripción de que se trate. Debe
tenerse presente también aquí lo dicho en relación con la agregación de posesiones;
asimismo, las normas sobre cómputo de los plazos (artículos 48 y ss.).
Interrupción de la prescripción
En general, se suele definir como la pérdida del tiempo corrido para ganar por
prescripción, en virtud de un hecho al que la ley le atribuye ese mérito, acaecido antes
de que el lapso para prescribir se cumpla, pero no siempre es ese el efecto.
82
Clases de interrupción:
La segunda: cuando se ha perdido la posesion por haber entrado en ella otra persona.
Debe relacionarse la regla con la recuperación de la posesión (artículo 731 y título de
las acciones posesorias).
Desde luego, para resolver si en un caso determinado se está ante esta situación de
interrupción, tratándose de inmuebles el tema se relaciona con las controversias sobre
adquisición y pérdida de la posesión y los preceptos pertinentes.
Efecto: Hace perder todo el tiempo de la posesión anterior; a menos que se haya
recobrado legalmente la posesión, conforme a lo dispuesto en el título De las acciones
posesorias, pues en tal caso no se entenderá haber habido interrupción para el
desposeído. En el caso del artículo 2502, Nº 2, puede tener aplicación el artículo 731.
Aquí surge una duda -común a ambas prescripciones- acerca de si para interrumpir
basta presentar la demanda ante el tribunal dentro del plazo, o además es necesario
notificarla dentro de él.
Debe convenirse de inmediato que no puede dudarse de que para que la interrupción
produzca efectos la demanda debe ser notificada: el punto es si esa notificación
también debe efectuarse dentro del plazo o basta con interponer la demanda dentro
del plazo, aunque la notificación se practique después.
La primera solución puede fundarse en las circunstancias de que las resoluciones
judiciales sólo producen efecto una vez notificadas y, sobre todo, en que conforme al
artículo 2503 no hay interrupción si no hay notificación.
La segunda puede apoyarse en que la ley exige solamente "recurso judicial" (o
"demanda judicial" en el caso de la extintiva, según el artículo 1518), idea reafirmada
en el artículo 2503, al que basta que se haya "intentado" el recurso judicial. El
profesor Peñailillo prefiere esta solución, más que por esos argumentos, por este otro:
si se exige que también la notificación se practique dentro del plazo, en la realidad al
que quiere interrumpir (dueño o acreedor, según el caso) se le estaría restando plazo
y, más aún, a algunos se les estaría confiriendo menos plazo que a otros; es así porque,
como tiene que preocuparse de notificar, tendría que salir de su inactividad un tiempo
antes de vencerse el plazo, y si el demandado es de difícil o muy inaccesible ubicación, el
respectivo actor tendría menos plazo que otro cuyo demandado es de muy fácil
notificación. Esta desigualdad no es aceptable y se evita con esta alternativa.
La jurisprudencia no es definitiva (por la primera solución, por ej., RDJ., t. 36, secc. 1a,
p. 118; t. 48, secc. 2a, p. 13. Por la segunda, RDJ., t. 60, secc. 2a, p. 130).
Por último, luego de examinar las reglas citadas, puede apreciarse que más
propiamente que interrupción de la prescripción, lo que queda interrumpida por el
acto respectivo es la posesión.
84
DISTINCIÓN ENTRE PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA ORDINARIA Y
EXTRAORDINARIA
Con posesión regular se llega al dominio por la prescripción ordinaria, que impone al
prescribiente plazo de posesión inferior al necesario para prescribir si se tiene
posesión irregular (artículo 2506).
Exige posesión regular, durante dos años para los muebles y cinco años para los
bienes raíces (artículo 2507 y 2508).
Suspensión
Aspectos relevantes:
a)La suspensión se aplica sólo a la prescripción ordinaria (artículos 2509 y 2511);
b)En cuanto a los menores, nada importa que estén emancipados;
c)Respecto a los dementes y sordomudos, no se exige declaración de interdicción;
d)Luego de indicar que se suspende a favor de ciertas personas, menciona a la
herencia yacente (artículos 1240 y ss.), con lo que se ha pretendido sostener que la
herencia yacente sería persona jurídica; no hay base suficiente para ello (ver artículo
2346, que las distingue);
e)Se justifica mantener la suspensión a favor de la mujer casada en sociedad conyugal
porque aunque actualmente es plenamente capaz, ella no administra sus llamados
"bienes propios"; sus bienes (así como los bienes sociales) los administra el marido.
Polémica de las clásicas ha llegado a ser entre nosotros la de si esta suspensión tiene
lugar sólo en la prescripción ordinaria o también en la extraordinaria.
b)el artículo 2511 que precisa que la prescripción extraordinaria no se suspende a favor
de las personas enumeradas en el artículo 2509, se aplica no sólo las "enumeradas"
(con números) sino todas las "mencionadas" en dicho artículo;
Fuera de estas argumentaciones de texto y más bien literales, permanece como muy
fuerte la razón de fondo de la suspensión, por las características de la institución del
matrimonio, que valen para toda forma de prescripción. Por todo esto, la última
alternativa parece ser la mayormente seguida (ver Gaceta de 1896; sent. 605, p. 425,
aunque el punto no se resuelve en definitiva).
Por su carácter excepcional, el precepto que indica las personas a cuyo favor se
suspende la prescripción es taxativo
86
Basta para ella la posesión irregular, y se exige posesión por diez años (artículos 2510
y 2511). Corre contra toda persona y no se suspende (artículo 2511, recordándose la
duda sobre la suspensión entre cónyuges).
El lapso era primitivamente de treinta años; se abrevió a quince por Ley 6.162 y, posteriormente, a diez, por Ley
16.952;
Como en esta materia se ha sostenido que aunque basta la posesión irregular, la posesión
debe ser útil, es decir, no viciosa, hay que tener presente asimismo la doctrina sobre
utilidad de las posesiones viciosas. También debe recordarse que posesión irregular es
aquella a la que faltan uno o más de los requisitos de la regular (artículo 708), pero
esta regla no puede extremarse, pues en ciertos casos, faltando algún requisito, menos
que posesión irregular, puede ocurrir que simplemente no haya posesión.
Por último, está presente aquí la comentada regla del artículo 2510, Nº 3, referida ya
en otra ocasión.
La doctrina y los textos (artículo 716) establecen que la mera tenencia es inmutable, el
simple lapso no la muda en posesión, y no obstante que el precepto citado pareciere
anunciar una excepción en el artículo 2510, regla 3a, puede observarse que no lo es
propiamente, pues aquí se exige, para que llegue a estimarse poseedor, que concurran
otras circunstancias además del puro lapso. Pero desde otro punto de vista, también
resulta que esta misma regla viene a debilitar el rigor del principio de que el mero tenedor
no podría nunca transformarse en poseedor (artículo 730, inc. 1º, prim. parte).
Para otros derechos reales, que es posible igualmente ganar por prescripción (artículo
2498, inc. 2º), como los de hipoteca, usufructo, se siguen las reglas del dominio, con
algunas excepciones (artículo 2512).
Tratándose del derecho real de herencia, debe tenerse en cuenta que también puede
ganarse por prescripción de cinco años (artículos 704 y 1269).
Aunque el terna se trata con la debida extensión en Derecho sucesorio, hay un punto que
es útil referir aquí, por su vinculación con el destacado artículo 2517. La prescripción
que es posible en el derecho de herencia es la adquisitiva. Son los términos del artículo 1269,
cuando expresa que esta acción "expira" en diez años, los que han conducido a algunos intentos prácticos de
prescripción extintiva. Pero la precisión técnica obliga a calificar esa expresión nada más que como una redacción
que pudo ser más clarificadora. Recuérdese que se trata de un derecho real (artículo 577), de modo que la acción
pertenece a las llamadas acciones propietarias, y, por lo mismo, participa de aquella vocación de eternidad que tiene
el dominio. Dicho directamente, no se extingue por su no uso o ejercicio; por prescripción sólo se extingue cuando
alguien posee la herencia hasta ganarla por prescripción adquisitiva resultando aplicado así el artículo 2517.
87
Esta conclusión importa
Doctrina y jurisprudencia nacionales son raramente unánimes en este sentido.
diversas consecuencias prácticas. Así, como se trata de prescripción adquisitiva,
deben recordarse las normas legales y discusiones doctrinarias de esta clase de
prescripción para extremos como su forma de alegarla, la oportunidad en que se
puede hacer valer en juicio, etc.
En la práctica, sí, es difícil que tengan lugar relaciones jurídicas entre el dueño y
terceros, por cuanto el tercero exigiría entrar en contacto con la cosa en cumplimiento
de dichas relaciones, y quedará patente la existencia de un poseedor de ella.
Efecto liberatorio
La sentencia, como se ha dicho en otra ocasión, debe inscribirse (artículos 689 y 2513
del C.C. y 52, Nº 1, del Regl.). Como el modo es la prescripción, la inscripción no es
tradición; sólo se establece para mantener la historia de la propiedad inmueble y
como medida de publicidad.
Puede hacerse presente, una vez más, que los tribunales se inclinan mayormente por
proteger la inscripción, de modo que resulta muy difícil lograr prescripción contra un
título inscrito. Tal es la tendencia, pero como habitualmente se han considerado los
elementos del caso, no es posible efectuar afirmaciones perentorias; y no debe
olvidarse tampoco que los tribunales frecuentemente han restado mérito a las ins-
89
cripciones ("de papel") que no exhiben un antecedente de posesión material. Y
recuérdese que por la legislación de saneamiento de títulos (DlL. 2.695) es posible inscribir inmuebles antes
inscritos, con consecuencias muy controvertidas (RDJ., t. 79, secc. 2ª, p. 37).
ACCIONES PROTECTORAS
El dominio y los demás derechos reales necesitan de protección jurídica para cuando
un tercero pretende vulnerarlos o efectivamente los vulnera.
Acción Reivindicatoria
Se encuentra reglamentada en los artículos 889 a 915. (Hay algunas normas especiales en
la Ley de Quiebras).
“La reivindicación o acción de dominio es la que tiene el dueño de una cosa singular,
de que no está en posesión para que el poseedor de ella sea condenado a restituírsela”
(artículo 889).
Requisitos
1.1. Pueden reivindicarse todas las cosas corporales, sean muebles o inmuebles. Deben
tenerse en cuenta, sin embargo, algunas importantes limitaciones:
A)En protección de la buena fe y la seguridad del tráfico jurídico (en este caso a costa
del dominio), en ciertas situaciones no es posible reivindicar (artículo 2303) y en otras
se puede reivindicar sólo reembolsando el valor de la cosa (artículo 890, inc. 2°).
B)La cosa a reivindicar ha de ser singular (como lo precisa el artículo 889), por lo que
se excluyen las universalidades, sean jurídicas o de hecho; así se ha resuelto también.
El artículo 891 anuncia una acción especial para una particular universalidad
jurídica, la herencia; tal es la acción de petición de herencia, regulada en los artículos
1264 y sgts.
1.2 Pueden reivindicarse también los derechos reales (artículo 891). La ley nada
dispone respecto de los derechos personales (sobre todo recordando que ha dicho que
sobre las cosas incorporales -genéricamente- hay también una especie de propiedad,
artículo 583). En realidad, la naturaleza de estos derechos, que no recaen
directamente sobre cosas, hace difícil la posibilidad, y se justifica que el legislador ni
los mencione. Pero conviene puntualizar, como han tenido ocasión de afirmarlo los
90
tribunales, que el título o instrumento en que consta un derecho personal es
perfectamente reivindicable.
Puede ser propietario pleno o nudo, absoluto o fiduciario (artículo 893), pero debe
acreditar su calidad de dueño, pues al reivindicar -por la propia definición de la
acción que entabla- reconoce en el demandado la calidad de poseedor, con lo que éste
se apoya en la presunción de dominio del artículo 700, que el reivindicante queda
obligado a destruir.
Lo dicho anteriormente sobre el sujeto pasivo de la acción, sufre, sí, dos importantes
excepciones:
a)Se puede dirigir la acción contra el que dejó de poseer, ya de buena fe (artículo 898)
ya de mala fe (artículo 900). Es interesante destacar que en estos casos no se perseguirá
con la reivindicación la cosa misma, como es lo natural, sino un valor; el artículo 900,
que consagra la llamada “reivindicatoria ficta”, no lo señala expresamente, pero no
puede entenderse en otro sentido.
b)Se puede dirigir también contra el mero tenedor, que retenga la cosa indebidamente
(artículo 915)
Prestaciones mutuas
El Código reglamenta estas prestaciones con cierto detalle. Tienen aplicación también
en otras situaciones en que deben efectuarse restituciones, como son las de acción de
petición de herencia (artículo 1266) y de la acción de nulidad (artículo 1687). Este
precepto se remite a las reglas generales, entendiéndose que son estas del artículo 904 y
sgts.
2.1 Indemnización de los gastos ordinarios por la producción de los frutos (artículo
907 inc. final);
2.2 Indemnización por las mejoras introducidas en la cosa.
Se entiende por mejora toda obra ejecutada para la conservación de una cosa, para
aumentar su valor o para fines de ornato o recreo. Con este concepto, y siguiendo al
Código, se distinguen tres clases de mejoras: necesarias, útiles y voluptuarias, de las
que la ley da también una noción. En base a esta distinción, a la buena o mala fe del
poseedor y teniendo en cuenta algunos otros factores, se regulan las indemnizaciones
por estas mejoras:
Derecho de retención a favor del poseedor vencido (artículo 914): para asegurar el
pago de las indemnizaciones recién referidas.
ACCIONES POSESORIAS
Características
1. Son acciones inmuebles (artículos 916 y 580).
2. Son acciones reales. Se ha controvertido este carácter, sobre todo como consecuencia
de la discusión relativa a la calificación de la posesión como derecho. Se ha sostenido que
siendo la posesión un hecho, no podrían tener la calificación ni de reales ni de personales.
Generalmente se les califica de acciones reales por tratarse de acciones que se ejercen
contra cualquier persona, si turba o arrebata la posesión, sin que importe la
existencia de un vínculo preestablecido con ella (artículo 927).
94
3.En el ámbito procesal, puede mencionarse la circunstancia de que su ejercicio
generalmente deja a salvo el derecho de discutir posteriormente el dominio entre las
mismas partes (artículos 563 del C.P.C.; también artículo 576 del mismo Código).
En el caso de la querella de restablecimiento, cuyo carácter de acción posesoria se
discute, quedan a salvo incluso las acciones posesoras comunes (artículos 928 del C.C.
y 564 del C.P.C.).
Requisitos
1. Ser poseedor
La exigencia deriva de la naturaleza y fines de estas acciones. No se exige ser poseedor
regular; la protección alcanza tanto a la posesión regular como a la irregular. Debe sí
reunir ciertas condiciones (artículo 918):
b)no interrumpida y
c)extenderse por un año a lo menos, contado en la forma que indica el artículo 920
(pero es posible también la agregación de posesiones; artículos 717, 2500 y 920).
Lo son los bienes raíces y los derechos reales constituidos en ellos (artículo 916), en lo
que deben tenerse en cuenta la regla del artículo 922 y la exclusión de las
servidumbres discontinuas y continuas inaparentes (artículos 917 y 882).
Tras exigirse un año de posesión para tener acción posesoria, se concede el mismo
plazo para ejercitarla.
El plazo se cuenta en la forma prescrita en el artículo 920; por ser plazo especial de
prescripción extintiva, no se suspende (artículo 2524).
En casos de actos de turbación reiterados, si cada uno configura una molestia de
naturaleza distinta, el plazo se contará individualmente para cada caso.
Si se trata de actos reiterados de una misma turbación, se ha discutido si se ha de
contar desde el último o desde el primero de tales actos.
95
Prueba
Quien entabla una acción posesoria fundamentalmente debe probar: 1) que es
poseedor tranquilo y no interrumpido, por un año a lo menos; 2) que se le ha turbado
o arrebatado la posesión.
1. Prueba de la posesión
El contenido contrapuesto, a lo menos aparentemente, de los artículos 924 y 925, traduce
la materia en el planteamiento de un problema: cómo se prueba la posesión. Mientras el
artículo 924 dispone que la posesión de los derechos inscritos se prueba por la
inscripción, el artículo 925 establece que la posesión del suelo se prueba por hechos
posesorios positivos. Ver lo dicho al tiempo de estudiar la prueba de la posesión.
Querella de amparo;
Querella de restitución;
Querella de restablecimiento;
Denuncia de obra nueva;
Denuncia de obra ruinosa;
Interdictos especiales.
El Código Civil trata las tres primeras en el Tít. XIII del Libro II como “acciones
posesorias” y las siguientes en el Tít. XIV, bajo la denominación genérica de “acciones
posesorias especiales”.
Querella de amparo
96
Es la que tiene por objeto conservar la posesión de los bienes raíces y derechos reales
constituidos en ellos (artículos 916 y 921 del Código Civil y 549 del Còdigo de
Procedimiento Civil).
Del concepto se desprende que el querellante aún no ha perdido la posesión y,
precisamente, se querella de amparo para impedir o poner término a la turbación o
embarazo, que en ciertos casos, de continuar, pudieren concluir en una privación o
despojo de la posesión; puede pedir conjuntamente que se le indemnice del daño
causado y se le den seguridades contra el que fundadamente teme (artículo 921).
Querella de restitución
Es la que tiene por objeto recuperar la posesión de bienes raíces o derechos reales
constituidos en ellos (artículos 916 y 926 del CC. y 549 del CPC.). El querellante ha
sido despojado de su posesión y por la querella pide que le sea restituida; puede pedir
además indemnización por los daños causados (artículo 926).
Previéndose la posibilidad de traspasos, se permite dirigir la acción contra todo el que
derive su posesión del que efectúo el despojo (artículo 927).
El despojo puede ser total o parcial.
Por último, bien puede entenderse que aun en los bienes inscritos la posesión material
es un elemento fundamental, y al privarse de ella, se estaría privando del aspecto o
fase material de la posesión, y por lo menos habría un despojo parcial.
Querella de restablecimiento
Esta acción, denominada también “querella de despojo violento”, tiende a evitar que los
particulares se hagan justicia por sí mismos.
Esta acción prescribe en seis meses, contados desde el acto de despojo, plazo que no se
suspende (conforme al artículo 2524).