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Presentación de la persona en las redes sociales: Facebook desde el enfoque

dramatúrgico de Erving Goffman

Julio Villa

Facebook es la red social de mayor crecimiento en los últimos años. Según su creador,
Mark Zuckerberg, Facebook es una herramienta social1 que, un día, todos podremos utilizar
para ubicar gente en la web –algo así como una ‘guía telefónica global’. Ésta red social
aspira a convertirse en una identificación digital que iría de la mano con nuestra vida en el
ciberespacio, además de transformarse en una plataforma de comunicación estandarizada.

En el presente ensayo se analizará la forma cómo las personas se presentan ante los demás
en Facebook. Se dejará a un lado el potencial comunicador de ésta plataforma para indagar
en la presentación de las personas en las redes sociales mediante sus perfiles y fotos. Los
espacios virtuales se caracterizan por ofrecer cierto grado de anonimidad a los usuarios, lo
que permite que se puedan presentar de diferentes maneras, a veces permite expresar su
verdadera persona2; sin embargo en Facebook ésta presentación de la persona se supone
original y auténtica, es decir, se retira el componente de anonimidad y se espera que la
persona se presente tal y como es en la vida real. Los que conocen a la persona suponen
cierta coherencia entre vida real y perfil virtual, éste último sirve también para presentarse
ante personas con las que no hemos interactuado, pero que son amigos de nuestros amigos
o, simplemente, desconocidos. Con las redes sociales la línea que divide la vida real con la
virtual se hace más borrosa, se unen ambas dimensiones, finalmente ¿dónde está el
ciberespacio?3

Lo que se quiere saber es si el uso de redes sociales, Facebook en este caso, ha generado un
cambio relevante en el plano de la socialidad y en la noción de sociedad que tenemos en
éstas redes. Es decir, si el uso de Facebook ha favorecido e incrementado un cambio a nivel

1
Social Utility, en inglés.
2
JOINSON, Adam. Understanding the psychology of Internet behaviour : virtual worlds, real lives.
Palgrave Macmillan. New York. 2003. P. 118
3
CRANG, Mike. Virtual geographies : bodies, space and relations. Routledge. London. 1999

1
tanto cuantitativo como cualitativo de nuestras relaciones con los demás, cómo lo ha hecho
y en qué grado se ha dado ese incremento.

Asimismo, se indagará sobre la construcción de un personaje por parte de la persona. Con


esto me refiero directamente a la perspectiva dramatúrgica de Erving Goffman y la
presentación de la persona en la vida cotidiana, y cómo de acuerdo al auditorio en el que
nos presentamos podemos ser diferentes personas, ponernos una máscara y controlar la
situación a través de diferentes personajes. ¿Será posible hacer lo mismo en Facebook con
nuestra online persona4?

La perspectiva dramatúrgica de Erving Goffman señala un ‘control de la situación’ como


herramienta principal para la buena interacción entre personas. Este control de la situación
hace referencia a un convencimiento hacia los demás sobre quién soy y cómo quiero que
me traten, es decir se demanda un trato de acuerdo al personaje que soy en ese momento.
Deseamos controlar las situaciones a las que nos enfrentamos en la vida cotidiana,
administrarlas bien.

Cuando un individuo llega a la presencia de otros, estos tratan por lo común de


adquirir información acerca de él o de poner en juego la que ya poseen. (…) La
información acerca del individuo ayuda a definir la situación, permitiendo a los
otros saber de antemano lo que él espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de
él. Así informados, los otros sabrán cómo actuar a fin de obtener de él una
respuesta determinada5.

La definición de la situación no se da en un solo sentido, sino que en ésta acción


intervienen todas las personas que interactúan o forman parte de la situación. Así,
definiendo la situación al presentarnos ante un auditorio, damos información importante
sobre nosotros y sobre cómo queremos ser tratados. La damos de tal manera que ésta no
puede ser malinterpretada y no genere problemas en la interacción cara a cara. Esta

4
TURKLE, Sherry. La vida en pantalla: la construcción de la identidad en la era de Internet. Paidós.
Barcelona. 1997. P. 118
5
GOFFMAN, Erving. La presentación del yo en la vida cotidiana. Amorrortu Editores. Buenos Aires.
1981. P. 13

2
demanda de cómo queremos ser tratados tiene también un carácter moral. Al dar
información sobre cómo se presenta ante los demás, la persona está exigiendo ser tratada de
una manera particular: renuncia a lo que no parece ser6, la persona –en ese momento- es lo
que simula ser7 y no quiere ser tratada de otra manera.

Goffman también señala que la persona posee una expresión que da y otra que emana de él.
La expresión que da incluye símbolos de distinto tipo –tanto verbales como otros- que
utiliza para transmitir la información que él y las otras personas atribuyen a estos símbolos.
La expresión que emana de la persona es considerada como ajena a la información
transmitida. Ya que vivimos por inferencia8, la información debe ser proporcionada por la
persona de la manera más eficaz para que no se de espacio –o se de menos- a la mala
interpretación de los símbolos o acciones.

Esta eficacia también es importante ya que la valoración que tenemos de otras personas se
da en una interacción de primeras impresiones, esto le da más peso a la capacidad de la
persona de poder controlar –o no- la situación. Así, el informar sobre el rol que la persona
desempeña debe hacerse de la manera más efectiva y con la mayor seguridad.

Para el uso de las categorías de la perspectiva dramatúrgica de Goffman en relación a


Facebook, cabe señalar que este ensayo se centrará sobre todo en la información que la
persona da, ya que en los espacios virtuales hay poca o nula actuación y, por lo tanto, no
hay información que emana –en el sentido que le da Goffman- de la persona.

La presentación de las personas en Facebook se analizará teniendo en cuenta cuatro


categorías: máscara, auditorio, fachada y medio. También se procederá a explicar –en ese
orden- las razones para su utilización.

6
GOFFMAN, Erving. La presentación del yo en la vida cotidiana. Amorrortu Editores. Buenos Aires.
1981. P. 25
7
TURKLE, Sherry. La vida en pantalla: la construcción de la identidad en la era de Internet. Paidós.
Barcelona. 1997. P. 19
8
GOFFMAN, Erving. La presentación del yo en la vida cotidiana. Amorrortu Editores. Buenos Aires.
1981. P. 15

3
La máscara es una noción central en la perspectiva dramatúrgica. Goffman señala la
relación entre la persona y el personaje que ésta crea a través de la máscara. La persona se
muestra ante los demás en tanto un personajes y también con una máscara, asimismo, de
acuerdo al grupo de pares con el que interactúa la persona, ésta máscara –como también los
personajes- pueden ir cambiando. En la vida cotidiana el “yo” interactúa en diferentes
mundos –grupos de pares- e interpreta distintos papeles dependiendo de la situación y el
auditorio frente al que se encuentra. Considero la máscara importante porque esto implica
una especie de ‘refutación’ a la perspectiva dramatúrgica. En Facebook no podemos tener
máscara, tenemos que mostrarnos tal y como somos, o al menos, como queremos que nos
vean, pero no es posible –o es poco posible- estar cambiando de máscara como en la vida
cotidiana.

La máscara nos remite a la situación, al contexto, esto es: el auditorio. Para la persona –en
la vida cotidiana- el auditorio son las personas presentes cuando ella interactúa, son los que
van a recibir la información que la persona transmite y los que van a reaccionar de acuerdo
a si existe o no coherencia entre lo que transmite y lo que es. En Facebook también tenemos
auditorio, sólo que la mayoría de éste nos ve incluso cuando nosotros no estamos frente a la
pantalla administrando nuestro perfil.

Por lo tanto, tenemos que estar seguros que la fachada que queremos mostrar sea coherente
con lo que en la vida cotidiana hemos expresado, si bien hay ligeros cambios, es importante
que la fachada, es decir, la forma como uno se muestra, tenga relación con nuestra vida
cotidiana. En Facebook nuestra fachada sería nuestro perfil de usuario, pero mucho más
importante son las fotos. Es con las fotos como comunicamos quiénes somos, qué hacemos,
cuál es nuestro rol y también, cómo queremos ser tratados, es decir, con esto se crean
expectativas en el observador, se le otorga información sobre uno mismo que puede utilizar
en una posible interacción cara a cara con la persona del perfil que está viendo. Aparte de lo
dicho, nos mostramos desde un ángulo que nos favorece, por espontánea que sea la foto, ya
que discriminamos entre qué foto va de acuerdo con la fachada que deseamos transmitir y
posteriormente, la colgamos en Facebook.

4
Finalmente, la plataforma –con todos sus servicios- es nuestro medio. Facebook es nuestro
escenario, aunque no necesariamente estamos actuando, pero sí presentándonos ante un
gran auditorio. Nuestro medio es fijo, es decir, siempre estará cuando la gente vea nuestro
perfil y podemos usarlo de distintas maneras que favorezcan nuestra fachada. El medio se
compone de dos cosas: la apariencia y los modales. La apariencia sirve para informar sobre
nuestro status, este podría ser el perfil del usuario donde –casualmente- podemos expresar
que status poseemos y cuál es nuestro estado de ánimo. Todo esto ante un gran auditorio.
Los modales sirven a la persona para advertir sobre el rol que desempeña, para dar señales
de cómo quiere ser tratado, de qué se puede esperar de él y qué no. Los modales se reflejan
tanto en el perfil de usuario como en las fotos.

Teniendo las categorías señaladas, podemos esbozar algunas consideraciones en cuanto a


las preguntas planteadas líneas arriba. En primer lugar, sobre si Facebook ha generado un
cambio relevante en cuanto a nuestra socialidad. En relación con lo expuesto, no se puede
decir ciertamente si es que Facebook ha generado un cambio en nuestra socialidad real, ya
que mucho depende de la experiencia, es decir, de la coherencia entre perfil y vida
cotidiana al momento de una interacción cara a cara. Aquí también entra en juego lo que
son las expectativas, lo que se espera y no se espera de esa persona. Si bien cuando tenemos
a una persona frente a frente no estamos pensando en cómo exactamente es que se muestra
en su perfil de Facebook, la interacción sí requiere un mínimo de coherencia entre cómo se
ha mostrado la persona virtualmente y como lo hace realmente.

Ciertamente, Facebook ha generado un incremento importante en nuestra socialidad virtual,


ya que al ser una plataforma donde no hay interacción cara a cara –propiamente dicha- se
ha facilitado a la gente una expresión de la persona de manera más desinhibida. Por
ejemplo, para una persona tímida será fácil romper el hielo a través de Facebook, puede
entablar una relación –“amistad”- con otra persona sin sentirse cohibido. Puede unirse a
grupos de gente que comparte sus mismos gustos y si nadie lo hace, puede crear un grupo,
donde invite a los demás.

5
De ésta diferencia establecida entre la socialidad virtual y real se desprende la gran
paradoja de las redes sociales: gente que tiene muchos contactos o amigos en Facebook y
que sin embargo se comunica con pocas personas en la vida cotidiana. El tener bastantes
amigos en Facebook no implica necesariamente que se dé lo mismo en la vida real –aunque
ciertamente hay casos donde sí se da. Otros factores deben ser analizados.

Sobre la segunda cuestión: si es posible realizar el mismo cambio de máscaras con nuestra
online persona en Facebook como lo hacemos en la vida cotidiana, todo indica que no es
posible. Facebook es un medio fijo, donde una persona solo puede tener un perfil y usarlo
como una identificación para con todas las demás personas de su red. No es posible
efectuar el cambio de máscaras ya que sólo podemos mostrar de una manera nuestra
persona –si bien puede haber algunas variaciones, no existiría coherencia si hay diferencias
radicales entre perfil virtual y personal real.

Para concluir este ensayo quisiera señalar que Facebook es una red social que en cierta
medida amplifica nuestra realidad, la lleva hasta los extremos y nos pone en contacto con
diferentes personas. Esto no quiere decir que nuestro perfil en Facebook sea un espejo de
nuestra socialidad; ya se ha señalado que existe una gran paradoja de las redes sociales.
Facebook tiene un potencial socializador alto, pero mucho depende de los usuarios, más
que de la plataforma que utilizan para mostrarse. De hecho, Facebook ya ha cumplido su
papel, el de identificarnos en la web y de exponer nuestras fachadas, nos da la posibilidad
de relacionarnos. El resto debe ser hecho por los propios usuarios. Si Facebook ha generado
o no un cambio relevante en nuestra socialidad es cuestión también de grado. Para una
persona que no tiene muchos amigos y entra a Facebook y conoce a varios que comparten
sus mismos gustos y, posteriormente, se reúne con ellos, entonces sí, Facebook es una
herramienta socializadora importante. Pero también se puede dar el caso contrario.

6
Bibliografía:

CRANG, Mike
1999 Virtual geographies : bodies, space and relations. Routledge.
London. 322p.

GOFFMAN, Erving
1981 La presentación de la persona en la vida cotidiana. Amorrortu
Editores. Buenos Aires. 273p.

JOINSON, Adam
2003 Understanding the psychology of Internet behaviour:
virtual worlds, real lives. Palgrave Macmillan. New York. 224p.

TURKLE, Sherry
1997 La vida en pantalla : la construcción de la identidad en la era
de Internet. Paidós. Barcelona. 414p.

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