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Erika Mergruen
poesía
El osario
Erika Mergruen
© Erika Mergruen
Robert Graves,
Revivir a los muertos
(fragmento)
Osario
4
Arriba, la sombra
de los abuelos
San Juan
(Bajo el sol
todo es viejo)
6
La doncella de hierro de
Nuremberg
Doncella de hierro
espacio interno, un vientre hueco
muerte gestada en su disfraz de puntas.
Sueño de un engendro
(garrote, garrucha)
rostro mudo
(cepo y empalamiento)
desmemoriado de antiguas voces
(rompecráneos)
doncella, madre de la tortura
(y la ablación de los pies con fuego).
7
Ira
Ira aprisionada
transita por las venas
torciendo la vesícula,
rasgando el corazón.
Y no has de perdonar
el sueño rojo de los justos.
8
Malsoñar de la momia
Se ha perpetuado la maldición:
regresarás
con tus polvos y tu moho,
corrompida,
regresarás,
asombro de otras pupilas,
hermosa mortalidad del faraón.
¿Resignación?
Imploras al dios perro
el aullido de que esto no sea cierto,
sólo un mal sueño del otro lado del río.
9
Del dolor
10
Berenice
Berenice, E. A. Poe
Berenice,
en cada diente una idea.
11
Berenice,
en cada diente, en cada idea
se nos va húmeda la vida.
12
Necrosis
Por tu pierna
se ha metido la noche
con su estruendo de estrellas
y su mortaja luna calavera.
13
De los niños nocturnos
14
Le lougarou
Somos incógnitos,
el destello del instinto primero
dulcemente sugerido en los ojos
que miran a un lado y al otro de las avenidas.
Somos la fantasía
de pentagramas inéditos
aullando nuestro último vestigio de hombres.
15
La Llorona
En la plaza, imploras.
Tus cuencas deshabitadas
buscan hacia el oriente:
el fuego hospitalario,
el beso húmedo,
el arrullo de tu estirpe.
Emerge tu lamento
y por las calles de otros días
escapas, mujer,
espectro solitario
al consuelo de la ribera.
16
Los ahogados
Los ahogados
tocan con los puños
las quillas de los barcos,
comen ranas, guijarros
y cuentan historias
de seres con piernas
a los peces que son sordos.
17
y exhiben sus vientres
preñados por las olas.
18
A cierto rey chileno
19
Los niños y sus palos
mataron al perro:
Perdónalos, no saben lo que hacen,
pues aún no hay voz
que detenga
la caída
de las cosas.
Al final
bajarás la mirada
(todos los muertos lo hacen).
20
Romance del Dulce Jack
La encuentras en un portal,
sus labios hablan deseo,
tus pupilas dilatadas
escurriendo por su cuello.
Buscas los senos que asomen
prontos al sudor del miedo.
22
A la Balada de los ahorcados
Silencio.
En la encrucijada
los secretos escurren
a la tierra.
Aún
Afán de guardar
el canon de los justos
que dormitan en cuartos
sin ventanas.
Aún
23
En la garganta la vileza se petrifica.
Otras veces el espíritu
trepa por la cuerda
obstinado en su verdad.
Posdata:
Villon se ha ido
¡Rogad a Dios que nos absuelva a todos!
rogad por una página
donde poder mecernos.
24
Otelos de cartulina
En la amante-campana
alguien espera,
el teléfono calla grita,
calla y se aleja.
La ventana vigía
de un montón de hojas
secas en la acequia.
La ciudad juega a la ventisca.
Alguien espera,
recortamos Otelos de cartulina,
los colgamos en el marco
de la puerta para que el viento
los degüelle.
Alguien espera.
Tras la ventana
las luces sonríen la avenida.
Es tarde,
el niño pide una galleta.
25
Fuego y hielo
Amarillo deseo,
incinera el rostro de los muertos,
olor a rocas calcinadas
cruje, brilla
en las piras inquisidoras,
en el hierro-marca del juicio.
Arde
vómito del lanzallamas
28
y en el último rescoldo
ilumina la tierra devastada.
29
II. Hielo
Esculpe
el rostro azul de la locura
cómplice del silencio.
30
III. Fuego y Hielo
Deseo amarillo,
blanco odio azul.
31
Abajo, las especias
y los días
Tras la noche de bengalas
Despertar un día
para mirar tras la ventana
el horizonte vencido,
los techos abiertos
y las fachadas lamiendo varilla.
Observa,
los perros son humo
y las voces aladas
reptan los muros rotos.
Escucha,
nadie enciende la radio,
no hierve la sopa amiga.
Despertar
tras la noche de bengalas
sin café cotidiano que disipe el ayuno.
34
La fachada
35
Y nosotros aquí abajo
sin cielo ni plegaria
sin nicho en el corazón del hombre.
Suele ocurrir
que mañana olvidemos
y aquí no ha pasado nada.
36
Elementos
Somos roca,
mineral gastado
sin tregua.
Fuego
que calla cuando el tejado
cruje su insolación.
Somos
agua rutinaria,
golpeteo que deslíe
las paredes y los huesos.
Aire,
ululante sierpe,
suspiro frugal.
En la caída incierta de las cosas
hablamos,
miramos
sin entendernos.
37
Los sobrevivientes
En la foto
tu rostro azulado,
en tu rostro tus ojos
fueron en otra luz.
Me miran
como el niño imagina
el fabuloso secreto
en la espiral del caracol.
Seremos sobrevivientes
en los ojos de alguien
que no ha nacido.
39
Neblina
Humedad en la retina.
Lejos
los mugidos cadenciosos con su leche tibia.
40
Bocamina
41
“Ancho y ajeno”
Hemos caminado
por los senderos de caliza
el rostro blanco de sol y polvo.
Para honrar el tiro profundo
hemos penetrado a la madre tierra.
Bajo el mezquite
nadie reposa,
no tañe la campana de la iglesia,
mitad piedra, mitad cierzo.
42
Hemos partido,
hijos de la mina,
sin mirar atrás
la tierra amante abandonada.
Lejos
los framboyanes observan
su rojo espasmo.
43
Cristoalirado
En el cielo aparece
un arcángel que se vistió de sombra
y lluvia. Tiernamente
refresca con sus gotas
aquella frente que entre espinas llora.
44
pulvis est
Húmedo polvo
sobre la piel de los amantes
ruborízame los ojos, arena.
Polvo eres y en polvo
muerte que no cesa.
Eres muerte,
polvo miel de abeja,
tan ambarina
que todos prueban.
45
De caramelos
Tras la vitrina
una libélula desalada
en su envoltorio de celofán.
Libélula frambuesa
u oscuridad del regaliz
eres arrullo
almíbar en la lengua.
Confitería,
transparente libélula
del niño que liba.
46
Perros y gatos
En la ciudad
los gatos nocturnos observan
las ventanas que no se abren,
dueños de su felicidad
maúllan y se alejan.
Reptan,
ronroneo ensimismado
en su pelaje untuoso
en los versos de todos.
Sólo se acercan
para pedir un poco de leche.
Los gatos se sueñan a sí mismos.
47
Otros aman a los perros
En la puerta
siempre esperan nuestro regreso
gruñendo para ahuyentar la soledad.
Por la noche
cuentan historias sin final.
48
Asombro niño
A la paloma la muerte
le ha blanqueado el pico,
El funeral de camelinas
roba el adiós
de las manos pequeñas.
Nuestra paloma
dejó de ser azucarada.
49
Bosquejo
Astro
ennegrecido en el fruto
que guarda la inflorescencia.
50
Marítimo
A Gustavo Peñalosa
Nosotros en la orilla
el azul en los pulmones
en la espera del albatroz
ya nombrado
que desvíe nuestra vista
del litoral.
Y nosotros en la orilla
anémonas hablando
espuma,
viento
y cedal.
51
Fe pequeña
Veo
estáticos templos
fachada tras fachada,
garigol de las plegarias.
En el marco de la puerta
el escudo,
mezuza del errante
que vela el ocaso.
Perderse en el brillo
pincelado de la imagen,
perderse en los torsos
quietos por las llamas.
Trueno tierra
agua viento
los dioses
abren sus fauces
y devoran el verdor de las selvas.
Veo
mares de cirios,
versos en la arena,
invocaciones ocultas en los glifos.
Cantos de oriente
y occidente,
danzas a los dioses oscuros.
Rojo
el esternón que cruje
su alabanza al sol,
rojas las cinco llagas,
rojo fuego del arcángel sin dios.
Veo, fe pequeña,
los mismos peldaños,
el frío en las espaldas,
la memoria en los espectros.
53
Contenido
Osario 4
Fuego y hielo
I. Fuego 28
II. Hielo 30
III. Fuego y Hielo 31
Abajo, las especias y los días
Tras la noche de bengalas 34
La fachada 35
Elementos 37
Los sobrevivientes 38
Neblina 40
Bocamina 41
“Ancho y ajeno” 42
Cristoalirado 44
pulvis est 45
De caramelos 46
Perros y gatos 47
Asombro niño 49
Bosquejo 50
Marítimo 51
Fe pequeña 52
La edición para internet de
El osario de Erika Mergruen
se terminó en la Ciudad de México
en julio de 2009.
En su composición se usaron
tipos de la familia Candida BT.