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cierto grado el control en democracia. Sin embargo, el sistema se adaptó posteriormente a las
necesidades de la transición y dentro de este cuadro, el sistema ha funcionado bien.
- ¿Qué habría pasado con el sistema sin el contexto de la política de los acuerdos entre
oposición y gobierno? ¿Habría fracasado?
- Exactamente, porque habría producido una distorsión de la representación parlamentaria
insoportable, de modo que, al final, el argumento de que este sistema no es democrático hubiera
tenido razón.
- Pasando al otro lado del balance, ¿cuáles son los problemas del esquema binominal?
- Uno, que entrega todo el poder a las cúpulas de los partidos y, dos, que lleva al inmovilismo de
los liderazgos, porque como la cúpula maneja la distribución de los cupos en las elecciones y
quienes ya tienen escaños generalmente los conservan, de alguna manera - no totalmente-
predeterminan los resultados. Es decir, quien no pertenece a la maquinaria, difícilmente puede
figurar.
- Además, ocurre que el elector muchas veces está obligado a votar por candidatos que no son de
su agrado.
- ¿Porque sabe que otros no tienen chance de ser electos?
- No sólo por eso, sino porque cada pacto sólo puede presentar dos candidatos por cupo. Esto no
produce problemas en la derecha pero sí en la Concertación, donde hay cuatro partidos y ocurre
que en algunas circunscripciones, por ejemplo, los democratacristianos no encuentran a ningún
candidato de su partido porque los cupos del pacto lo tienen socialistas y radicales.
- A la larga, ello frusta al militante y reduce el sentimiento de cercanía del ciudadano con su
partido, algo grave ya que la gente sí quiere identificarse política y partidísticamente. Creo que es
totalmente equivocado pensar que el voto es exclusivamente personal.
- Pero precisamente lo que usted critica es visto como algo bueno. Me refiero al hecho de
que la gente se aleje de los partidos y empiece a votar por las personas.
- Yo también estoy a favor de la personalización del voto, pero es necesario que se dé sobre la
base de los partidos y no fuera de ellos, porque los partidos son imprescindibles para el
funcionamiento de la democracia ya que orientan la opinión pública.
- La personalización fuera de los partidos puede llevar a que el ciudadano empiece a votar por un
rostro atractivo o por una campaña con colores bonitos, pero no por las ideas del postulante. Ello
sólo abre la puerta a candidatos populistas, mientras que los partidos forman a los líderes que la
política realmente necesita.
Vientos de cambio
- Actualmente el Senado está discutiendo propuestas para reformar el sistema binominal.
¿Qué aconseja?
- Que tengan claro que la primera pregunta a resolver es: ¿qué sistema de partidos políticos es
conveniente para el país? Generalmente la gente empieza por preferir un sistema electoral
determinado antes de aclarar los objetivos detrás de esa opción. Por ejemplo, en una sociedad
fragmentada con un alto pluralismo étnico, es ilusorio pensar en un bipartidismo y fatal implantar un
mecanismo electoral que conduzca a ello, sólo porque en otras sociedades dicho sistema produce
estabilidad.
- ¿Cuál cree que es el sistema de partidos más conveniente para Chile?
- Un pluralismo moderado, de cuatro a seis partidos. No creo que el bipartidismo sea un buen
camino, porque la evidencia indica que produce mayor polarización. Ahora, es cierto que tras la
Unidad Popular y el gobierno militar las posiciones extremas se han reducido, pero temo que un
sistema que conduce a la polarización afecte el desarrollo del país, ya que hay muchos temas del
pasado que siguen debajo de la mesa de discusión.
- Sin embargo, hay señales que apuntan a un sistema de dos partidos. En la derecha se habla del
Partido Popular y en la izquierda se planteó más de una vez el Partido de la Concertación.
- El hecho de que un sistema electoral que hace obligatoria la creación de dos pactos no haya
engendrado después de una década de funcionamiento el bipartidismo, comprueba la tesis de que
Chile es un país de pluralismo moderado. De modo que ¡ojo! en forzar demasiado a través de las
instituciones un proceso de bipartidización, porque la estructura básica de las preferencias del
electorado es pluralista.
Sistema Binominal: Ni Héroe Ni Villano, Entrevista con Dieter Nohlen 4
- Entonces usted estará de acuerdo con el sistema binominal, porque así como permite la
pluralidad dentro de los pactos también soluciona el clásico problema de la política chilena
de los tres tercios, obligando a formar coaliciones de mayoría y minoría.
- Comparto su apreciación, pero ello no contradice mi argumento de que es necesario impulsar
cambios, porque dudo que en el futuro el sistema binominal produzca los efectos positivos que ha
mostrado hasta ahora.
- ¿Por qué?
- Porque las críticas al sistema son cada vez más abiertas. Por lo demás, siempre estuvieron
presentes, sólo que el éxito abrumador de la transición chilena las dejó en un segundo plano.
- ¿Éxito abrumador?
- Sí, porque toda la política chilena después de la dictadura ha sido un gran éxito.
- ¿Qué le parece la propuesta del experto electoral de la DC y ministro de Defensa, Mario
Fernández - quien, al igual que usted, estudió en Heidelberg- , de modificar el binominal
aumentando el número de parlamentarios a elegir y que éstos se elijan con lógica
proporcional?
- Coincido plenamente con ella, porque conserva el sistema establecido para los actuales
parlamentarios y sólo agrega la lógica proporcional para 30 diputados y 12 senadores extras, que
tendrían representación nacional.
- Es viable políticamente y, además, respeta la ventaja del sistema actual: la gobernabilidad
legislativa.
- ¿Por qué la lista nacional corregiría los problemas de la actual fórmula?
- Porque al tener el elector dos votos - uno para elegir al parlamentario de su distrito y otro para el
del distrito nacional- tiene posibilidades de votar por el candidato del partido al cual realmente
adhiere si en su distrito los postulantes pertenecen a otras colectividades del pacto de su
preferencia.
- Además, permite conocer la fuerza real de los partidos, que ahora no se ve porque depende
totalmente de los acuerdos preelectorales que manejan las cúpulas.
- Por último, facilita la conformación de las bancadas, porque ocurre que figuras importantes para
los partidos no llegan al Congreso porque justo el distrito por el cual competían no le era favorable
a su pacto. Con lista nacional, llegarían de todas maneras, algo importante porque los grupos
políticos tienen que basar su trabajo en personalidades capaces.
- Hay una serie de factores que influyen en la proporcionalidad de los resultados, como el
número de cargos a elegir por distrito, el número de partidos que compiten, la barrera de
votación nacional para obtener representantes,... ¿Qué sentido tiene reformar sólo el
tamaño de las cámaras legislativas?
- Es cierto que hay una infinidad de cambios posibles para corregir un sistema electoral, pero mi
experiencia indica que en la medida que aparecen un sinnúmero de reformas, ninguna de ellas se
concreta. Es necesario, entonces, que los cambios sean simples.
- Además, hay que ser realistas. Reformas muy profundas y complejas son inviables políticamente
porque nadie las entiende. En la Italia de los 80, por ejemplo, llegaron a plantearse 23 proyectos
distintos y no se concretó ¡ninguno! En este sentido, la propuesta de Fernández es sensata porque
plantea dos cambios y punto.