El joven Darwin
JOSÉ LUIS LEZAMA
E disputan el honor de haber operado los cambios
. dimburgo
científicos eyintelectuales
Cambridge queen hicieron
el Reino de
Unido
Darwin uno de los hombres más influyentes de la histotia,
se
Charles
del mundo moderno. AEdimburgo ambó a los16 años, en
1825, con la resignación pmpia de quien asume su desti-
no: continuar, con una antigua tradición familiar de acuer-
do a la cual los hijos varones debían convertirse en mé-
dicos. A Cambridge llegó en enero dé 1828 después del
fracaso de sus estudios médicos y con la carga moral de
la decepción de su padre. La profesión pastoral aparecía
ante los ojos paternos como la única posibilídad de redi-
mir la aparente vida relajada y sin futuro del hijo pródigo.
En Edimburgo, y esto es el principal argumento para rei-
vindicarle a esta ciudad la paternidad intelectual de este
hombre, se nutrió de las ideas modernas que circulaban
en los ámbitos intelectuales, en las sociedades científicas
y asociaciones secretas. Allítodavía revoloteaban las ideas
de los grandes pensadores británicos de la ilustración,
Adam Smith y David Hume, entre otros. Absorbió estas
ideas de la etapa tardía de la Ilustración británica, así co-
mo aquellas provenientes de los revolucionarios france-
ses. Departió con los librepensadores de su época, as~tió
a las charlas de Walter Scott, recibió las enseñanzas del
naturalista y librepensador Robert Edmond Grant,
d~l historiador natural Robert Jameson y de su asistente, ,
cqnsiderado el más grande de los naturalistas escoceses,
WIlliam MacGillivray,conoció los trabajos del padre de la
geología moderna James Hutton e, incluso, aprendió de
la experiencia pragmática y de las hi~torias exóticas que
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le refirió el esclavo liberado guyanés John Edmonstone,
de quien aprendió el arte de disecar. Ejerció esa práctica
propia del pensamiento científico, enfatizada de manera
especial por la tradición empirista británica, de observar y
apegarse al dictado de los hechos: hizo su parte, dirán al-
gunos, en el desencantamiento del mundo. El doctor John
Scally,de la Universidad de Edimburgo, ha expresado de
manera precisa lo que significó el tránsito de Darwin por
Edimburgo, contraviniendo la idea común de que su pac
so por ,esa ciudad y su fallida carrera de médico fueron
una pérdida de tiempo en su carrera científica: "Lo que
nosotros sostendríamos es que cuanclóDarwin aban-
donó la medicina incursionó en las últimas fases de la
Ilustración escocesa con sus tradiciones de pensaniiento
racional, y de hacer a un lado la Biblia en la medida,que
se observa la naturaleza" (Thé Scotsman 14jVII/09).
En Cambridger;>arwin,además de sus estudios religío-
sos, los cuales pronto le plantearon "conflictos de fe", con-
tinuó y reforzó su interés por la observación y colección
de insectos, desarrollando aún más su vocación naturalista
Asistió a las veladas del profesor de botánica IS. Henslow;
de quien se hizo discípulo, amigo y acompañante, a tal
punto que llegó a ser conocido como "la persona que
carriina junto a Henslow". Este hombre es considerado
como uno de los principales instigadores para hacer de
Darwin un hombre de ciencia En 1831 concluyó sus es-
tUdios, ocupando el décimo lugar entre 178 estudiantes,
con lo cual rompió por fin el estigma de ser un estudian~
te flojo, despreocupado y producto más de la inspiración
que de la disciplina y el trabajo esforzado.
Cuando ya Sehabía hecho ala idea de oficiarcomo pas-
tor en un iglesia rural, recibió l¡l carta de invitación de su
amigo y mentor Henslow para unirse a la misión explora-
toria de "dosaños del barco HMS Beagle hacia Sudamérica
y a1Tededordel mundo, en la cual el capitán Robert FitzRoy
requería de un naturalista, puesto para el cmilHenslow re-
comendaba a Darw:in por "estar ampliamente calificado
para rt¡Colectar,observar y anotar cualquier cosa valiosa".'
Pasada la navidad de 1831, a los 22 años, el joven Darwin
partió del puerto Devonport en un viaje que, finalmente,
duraría casi cinco años y que es considerado no solamente,
uno de los momentds cruciales en la formación científica
de Darwin y en la recolección y observación de las éviden"
cias con las que sustentaría sus aún hoy vigentes propues-
tas sobre elpapel de la selección natural en la evolución, si-
no también una de laSmás destacadas hazañas científicas
. emprendidas por hombre alguno.
Este año el Reino Unido se ha colmado de festivida- ,
des y homenajes para celebrar, tinto el nacimiento de es-
te hombre hace 200 años, el 12 de febrero de 1809, como
los 150 años de la aparición del más célebre de sus libros:
El origen de las especies mediante la selección natural o la
conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida.
Mientras tanto el debate continúa acerca de los orígenes de
su propia teoría y sobre los años y lugares decisivos en su
formación: la ilustrada, vanguardista y radical Edimburgo
de las primeras décadas del siglo XIX o la más conserva-
dora, rigurosa y erudita Cambridge del mismo periodo. ¡
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