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LEISHMANIASIS

Se caracteriza por lesiones cutáneas, mucosas, mucocutáneas o viscerales, y transmitida


por la picadura de insectos dípteros del género PHLEBOTOMINAE. Existe en la
naturaleza en reservorios domésticos y silvestres, por lo que puede considerarse entre
las zoonosis.
Su ciclo biológico transcurre en el intestino de insectos flebótomos y en los tejidos de
un huésped vertebrado.
Los huéspedes invertebrados son moscas hematófagas (se alimentan de sangre) de los
géneros Phlebotomus y Lutzomyia.
En América Latina, la leishmaniasis se conocía desde antiguo.
Se describen tres formas de leishmaniasis:
1. la leishmaniasis visceral o Kala – Azar.
2. la leishmaniasis cutánea o úlcera del Oriente.
3. la leishmaniasis mucocutánea.

LEISHMANIASIS VISCERAL (Kala – Azar)


En América Latina tiene como agente etiológico a la Leishmania donovani chagasi.
La infección del hombre se inicia con la picadura del insecto transmisor infectado y
con la inoculación en la piel de los parásitos, estos allí se multiplican y por vía
sanguínea se localizan en el hígado, el bazo, la médula ósea y en otras vísceras.
Sintomatología:
El período de incubación es variable; se describen casos con dieciséis días de
incubación y otros, con más de un año. La cifra promedio oscila entre uno y cinco
meses. La enfermedad se caracteriza por anemia, hepato y espleno megalia y por
síntomas generales: fiebre, disminución de la inmunidad para otras infecciones,
micropoliadenopatías, hemorragia nasal, gingival e intestinal, edema de los
miembros inferiores y pigmentación de la piel, el color es de aspecto cérico.
Ocasionalmente se presentan nódulos cutáneos voluminosos. La mortalidad es alta
cuando no se efectúa tratamiento, por la agravación de la sintomatología,
particularmente los fenómenos hemorrágicos y por caquexia. Son comunes las
infecciones intercurrentes (neumonía, tuberculosis y virosis) que aceleran el término
de la vida del enfermo. Ocasionalmente, sin embargo, se describen curaciones
espontáneas. La fiebre puede alcanzar 39 a 40º C; en las formas típicas presenta dos
crisis, con escalofríos y sudoración, parecidas a las fiebres maláricas.
Epidemiología:
Leishmania donovani chagasi tiene, como reservorios naturales, al hombre, al Canis
familiares y al zorro Lycalopex vetulus. Em Brasil, la especie parece haberse
adaptado bastante al hombre; en las viviendas, el perro juega un papel importante en
la transmisión. Como el hombre es muy susceptible, la infección afecta de
preferencia a los grupos juveniles. La transmisión se realiza de preferencia dentro de
las viviendas humanas. Esta leishmaniasis se presenta como una endemia de tipo
rural.

LEISHMANIASIS TEGUMENTARIA:
Leishmania braziliensis se la encuentra desde Mexico hasta la Argentina, con
excepción de Uruguay y Chile. La enfermedad mucocutánea se la conoce con el
nombre de “espundia” o “uta”. También se la conoce como “la úlcera de los
chicleros”. El mosquito adquiere el parásito al picar a algunas especies de ratas
arbóreas y, con posterioridad, lo inocula en el hombre. La transmisión parece estar
condicionada por factores ecológicos naturales, tales como la vegetación, la
humedad y la presencia de reservorios y de insectos vectores. Ocurre en
determinados lugares, estaciones y horas del día, especialmente entre las horas 17 y
23, período de actividad de los flebótomos, los cuales abundan en las épocas de
lluvia y desaparecen durante las sequías.
Sintomatología:
La lesión inicial aparece en el lugar de la picadura y comienza como una pápula
pruriginosa de alrededor de un mes de duración.
La enfermedad se caracteriza por la presencia de lesiones cutáneas, papulares y
nodulares, que forman placas de tamaño variable y que pueden o no ulcerarse. Las
úlceras son indoloras, de fondo granuloso y de bordes rojizos y bien precisos. Son
frecuentes las formas no ulceradas.
Las formas granulosas destruyen la piel y, cuando afectan la nariz, determinan
mutilaciones de ese órgano y del labio superior.
Después de un par de años de evolución, los parásitos pueden invadir las mucosas
por vía hematógena, afectando la faringe, la nariz y la boca; llegan a destruir el
tabique nasal y el paladar, produciendo extensas lesiones destructivas.
La “úlcera de los chicleros” se localiza en partes descubiertas del cuerpo y con
frecuencia en los pabellones auriculares. Aquí presenta una evolución muy lenta y se
describen casos de 40 años de duración. La úlcera de la oreja puede mutilar el
pabellón. En otros lugares de la piel, deja una cicatriz normal.

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