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Acta Bioethica
(Continuación de Cuadernos del Programa Regional de Bioética OPS/OMS)
Año XV – N° 1 - 2009
ISSN 0717 - 5906
Indizada en Science Citation Index (SCI), Lilacs, SciELO y Latindex
Director
Fernando Lolas Stepke
Editor Revisión
Álvaro Quezada Sepúlveda Marta Glukman Salita
Publicaciones Diagramación
Francisco León Correa Fabiola Hurtado Céspedes
La revista Acta Bioethica es publicada semestralmente por el Programa de Bioética de la Organización Panamericana
de la Salud/Organización Mundial de la Salud, OPS/OMS.
Avenida Providencia 1017, Piso 7, Providencia. Casilla 61-T, Santiago, Chile.
Teléfono: (56-2) 236-0330. Fax: (56-2) 346-7219.
http://www.paho.org/spanish/bio/home.htm
bioetica@chi.ops-oms.org
Andros Impresores
Hecho en Chile / Printed in Chile
Introducción
Originales
Fundamentaciones de la bioética
Alfonso Gómez-Lobo....................................................................................................................................... 42
Bioética global y derechos humanos: ¿una posible fundamentación universal para la bioética?
Cristián Borgoño Barros.................................................................................................................................. 46
Percepción del cirujano-dentista respecto del uso del consentimiento informado en el tratamiento
odontológico
Cléa Adas Saliba Garbin, Artênio José Isper Garbin, Cleide dos Anjos Santos, Patrícia Elaine Gonçalves........... 106
Documentos
Conference on ethics in biomedical research regulations, healthcare and professional conduct.................... 112
Recensiones................................................................................................................................................ 114
Publicaciones............................................................................................................................................. 116
El tema que cohesiona las aportaciones de este número de Acta Bioethica es el estatuto epistemológico de la bioética
y los paradigmas de su fundamentación. Más allá de la “cuestión nominal” (lo relacionado con el nombre), éste
es sin duda el segundo problema que debiera interesar al lector con inclinaciones académicas.
La bioética se llama “bioética” porque sus originadores, Fritz Jahr, en 1927(1-3), y Van Rensselaer Potter, en 1970,
pensaron en una fusión de discursos(4). Jahr lo hizo desde una lectura de Kant y propuso hablar de un “imperativo
bioético” que protegiera la vida en todas sus formas. Potter pensó en una ciencia de la supervivencia, una ética
global que hiciera solidarios a los habitantes de la biósfera. Bien sabemos que una palabra, al ser importada a otras
lenguas, sufre interpretaciones diversas. Algunas son tautológicas, como decir que se trata de “bios” y de “ethos”,
lo que sin duda no sirve sino para ejercicios escolares. Otras, especialmente en nuestro entorno latinoamericano,
descuellan por lo antojadizas y abarcadoras, pudiendo significar cualquier cosa, desde defensa de los derechos
humanos hasta agenda de politicastros y elaboradores de panfletos. A nadie parece importarle que cuando se vierte
una palabra a otra lengua no sólo se importan unos fonemas. Se importa una Weltanschauung, una tradición y
ciertos hábitos de pensamiento que, con ser vivenciales y propios de una cultura, exigen trabajo reflexivo para su
correcta comprensión en otra atmósfera intelectual. Este trabajo está en buena medida por realizarse y sin duda
las aportaciones de este número pueden considerarse pasos en la dirección adecuada.
Los autores de una revista, a diferencia de quienes son convocados a preparar un libro, no precisan conocer lo que
sus compañeros de empresa escriben. Cada artículo constituye una unidad conclusa y sellada. El autor presenta
sus argumentos, fundamenta sus asertos y, finalmente, propone conclusiones o recomendaciones. La mayoría de
los autores aquí reunidos hace eso. Algunos tratan en forma específica algunas cuestiones que consideran rele-
vantes. Se impone la noción de que es necesario pensar la bioética y no sólo declamarla, anunciarla, enarbolarla
o cualquier acción de parecido jaez cosmético.
Este talante filosófico es fortaleza y debilidad por igual. A algunos alejará por suponer que el discurso será abstruso.
A otros encantará por pensar que allí la especulación puede hacer de las suyas. Ni qué decir tenemos que ambos
extremos no hacen justicia a un discurso y unas prácticas sociales que han tenido, desde hace ya varios años, sesgo
práctico e intención utilitaria. Pues lo que ha venido a predominar, de todas las acepciones posibles del vocablo
“bioética”, es ese núcleo de practicidad en el campo de las ciencias de la vida y la salud que hacen, por ejemplo,
que estemos hablando de ella en hospitales y centros de estudios biológicos y bastante menos en instituciones
vinculadas a estudios ambientales, las disciplinas de la ingeniería y las ciencias sociales.
El campo de las aplicaciones es de suyo amplio, diverso y, como diría el escritor peruano Ciro Alegría, ajeno.
Ajeno en realidad a debates filosóficos profundos. Ajeno a solicitaciones cotidianas. Ajeno a la verba política.
Porque si algo aparece como relevante es que la bioética sobrepasa las formas clásicas de reflexión y esas monolí-
ticas construcciones que derivaban del monólogo de los filósofos consigo mismos. En realidad, deontologismos y
teleologismos por igual encuentran acomodo en el trabajo de esas instituciones que bautizamos como “comités”,
en las cuales lo que importa no es quiénes las conforman y ni siquiera cómo se conforman sino especialmente
cómo deliberan y cómo arriban a conclusiones. En tanto procedimiento técnico, la bioética es herramienta para
tomar decisiones. No un arma para combatir herejes, espada para vencer enemigos o látigo para convencer díscolos.
Simplemente, pero también complejamente, diálogo encarnado en las más cotidianas de las actividades, hablar y
hacer. De algún modo, debemos hacernos cargo de que es en el corazón y la mente de las personas donde nacen
la guerra y el odio y es por tanto allí donde deben construirse la paz y el amor. Nada más. Pero nada menos.
Resumen: Este artículo revisa la fundamentación ética (o de normas o valoraciones morales), problema básico del nivel de
reflexión designado habitualmente como “normativo”. Se exponen las diferentes actitudes desde las cuales se busca esclarecer
el por qué de los fenómenos morales, siguiendo una clasificación basada en la distinción entre empirismo (emparentado con
el consecuencialismo) y apriorismo (en algún punto ligado con el deontologismo). Asimismo, se subrayan las insuficiencias
y debilidades de ambos planteos, proyectando su utilidad para una posterior tarea de fundamentación en el ámbito de la
bioética.
Palabras clave: ética, fundamentación, empirismo, apriorismo
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sentimientos son múltiples y distintos entre sí no ga- proximidad, fecundidad, pureza –menor mezcla con
rantizan leyes universales ni la validez de juicios, con dolor– y “extensión” –cantidad de beneficiarios.
lo cual resulta que tampoco este principio proporciona
Pero la verdadera eclosión del utilitarismo tuvo lugar
un fundamento.
en el siglo XIX, en conjunción con el positivismo
Si se excluyen las reapariciones modernas y “posmo- originario de Francia (Comte), particularmente a
dernas” del hedonismo (cuyos orígenes se remontan a través de la obra de John Stuart Mill. Éste criticó a
los escritos de cirenaicos y epicúreos), podría decirse Bentham por su concepción puramente cuantitativa
que los principios éticos empíricos más relevantes, al del placer y le añadió la distinción cualitativa entre
menos en los últimos dos siglos, fueron el de la ética “placeres superiores” y “placeres inferiores” (fuente de
utilitarista y el de la evolucionista. Nos referiremos cuantiosas discusiones ulteriores). Pero hay otro pun-
brevemente a estas dos poderosas corrientes. to de discrepancia entre Mill y Bentham que ha sido
posiblemente más relevante. Desde sus comienzos el
El utilitarismo fue el resultado de una gradual con- utilitarismo había padecido la objeción –proveniente
fluencia entre la tradición hedonista grecorromana y la de tempranos detractores– de que es posible concebir
tradición empirista británica(5,6). En relación con esta situaciones en las que la maximización del placer
última, resultan particularmente relevantes los aportes implica la comisión de alguna injusticia, y es obvio
de moralistas británicos del siglo XVIII, e incluso un que semejante posibilidad resulta incompatible con
poco anteriores a Shaftesbury (Anthony Ashley), quien la moralidad. Mill había esbozado ya una inteligente
ya hablaba del “sentimiento moral” como una especie respuesta al señalar que el desprestigio de las normas
de función natural consistente en aprehender los he- generalmente aceptadas produce a la larga mayor do-
chos morales. Es interesante señalar que Shaftesbury lor que placer. En otros términos, no interesan tanto
rechazaba toda forma de hedonismo, pues sostenía las consecuencias de un acto particular sino las de un
que el bien no debería confundirse con el placer. A tipo general de actos o, más rigurosamente, las que se
su vez, Francis Hutcheson retomó y desarrolló la idea derivan del respeto a la “regla” general, que a su vez
del “sentimiento moral” (moral sense), pero también justifica –o no– un acto determinado. Esto dio lugar a
anticipó la fórmula del principio de utilidad, que él la distinción (particularmente importante en la ética
refería más a la política que a la ética. Hablaba de la anglosajona del siglo XX) entre “utilitarismo de actos”
“mayor felicidad de la mayor cantidad de miembros y “utilitarismo de reglas”(5,7-9), contraposición signi-
de una nación” como criterio para la evaluación de los ficativa, sobre todo si se está atento a la conflictividad
logros de naciones en general. intrínseca del ethos.
A lo largo del siglo XVIII (y a través de autores tan La importancia del utilitarismo en la historia de la
importantes como Hume, Adam Smith, el obispo ética es evidente. El principio de utilidad ha sido una
Butler o los psicólogos asociacionistas David Hartley y aportación universal inestimable como lo prueba, entre
Joseph Priestley, entre otros) se desarrolla lo que habría otras cosas, el hecho de que a menudo ha sido y sigue
de conocerse como “utilitarismo” y que ha constituido, siendo aceptado, aunque con reservas, también por
sin lugar a dudas, una de las corrientes más importantes teorías no utilitaristas. A pesar de ello, creemos que su
de la ética contemporánea. Generalmente se considera propuesta de fundamentación ética fracasa irremisible-
a Jeremy Bentham como el fundador de esta corriente. mente. Por de pronto, los utilitaristas no han logrado
Él formuló explícitamente el “principio de utilidad”, superar las objeciones señaladas por Kant respecto de
según el cual la moralidad de un acto se mide por la los “principios empíricos”, que son en definitiva los
cantidad de felicidad que produce y por la cantidad de mismos que se han seguido proponiendo. El problema
gente que alcanza a disfrutarla. “Felicidad” se entiende, de cómo administrar mejor la felicidad o el placer (y
a su vez, en sentido hedonista, como maximización del la disminución del dolor) entre los seres humanos es,
placer y minimización del dolor; de modo que se pue- en tanto cuestión ética, una arista del problema de la
den establecer criterios para un “cálculo de utilidad” (o justicia. Y si se piensa en la eficacia de tal administra-
de “felicidad”). Bentham había indicado expresamente ción se está aludiendo a lo que se conoce como “arte
siete criterios (todos ellos cuantitativos) referidos al de vivir”. Pero la felicidad en cuanto tal –o el placer, o
placer: intensidad, duración, certeza –o seguridad–, el dolor– no es un problema ético.
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Para la fundamentación resulta absolutamente nece- el gran laberinto utilitarista con el hilo de Ariadna
sario distinguir los problemas éticos de otros que se de conceptos apriorísticos. Se comprendería mejor
relacionan más bien con la prudencia, la sensatez, los entonces que hay que estar atentos a las consecuencias
“consejos clínicos” o incluso la astucia. Es cierto que de los actos e incluso que la complejidad propia de la
a menudo se trata de zonas limítrofes y que eso puede acción humana puede justificar que sea necesario hacer
llevar a confusiones; pero la ética consiste precisa- “cálculos” sobre ella. Desde luego, tampoco habría que
mente en ese esfuerzo de esclarecimiento. El concepto olvidar los peligros del laberinto: siempre habrá un
utilitarista del mayor beneficio para el mayor número Minotauro decidido a hacernos creer que en esa tarea se
no indica por sí mismo cómo debe resolverse la dis- agota el ethos, es decir, que todo es explicable mediante
tribución en casos dudosos, como aquellos en que el cálculos y medición de consecuencias.
problema no es el del número de personas afectadas,
La “ética evolucionista” es la otra gran propuesta de
sino la necesidad de optar entre el beneficio de una
fundamentación ética que opera desde el empirismo.
persona y el de otra, sobre todo si la decisión depende
La idea de “evolución” también proviene de épocas
directamente de una de esas personas. Por otra parte,
remotas, pero comenzó a imponerse en el ámbito
con frecuencia están en conflicto distintas clases de
biológico en el siglo XIX –de modo casi paralelo al
“beneficios” (o de “perjuicios”) o, más complejo aún,
auge del utilitarismo– con la teoría de Charles Darwin.
distintos principios. Estas situaciones no son temati-
Las premisas científicas de la evolución biológica
zadas por el utilitarismo y hasta se requeriría averiguar
fueron anteriores a Darwin y se discutía sobre ellas de
si son acaso tematizables.
manera más o menos abierta en distintas disciplinas.
Desde un punto de vista formal, el “principio de utili- Pero la teoría alcanzó relieve mundial sólo a partir de
dad” no se refiere necesariamente a la “felicidad”, sino la propuesta darwiniana y de su amplia difusión en
en general al “bien”, que puede concebirse de diversos las décadas siguientes. Fue entonces cuando comenzó
modos. Pero cualquiera sea el concepto de “bien” que a perfilarse la ocurrencia de aplicarla a las cuestiones
se proponga o se adopte, la obligatoriedad de su maxi- morales y la idea de que con esa teoría se disponía
mización estará necesariamente presupuesta. Desde el de una original –y peligrosa– fundamentación ética.
punto de vista material, de contenidos, se suele distin- Conceptos como el de “supervivencia de los más aptos”,
guir entre un utilitarismo “hedonista” y otro “idealista”. en efecto, podían explicar fenómenos biológicos, pero
El primero, a su vez, presenta variables, según que el resultaban amenazadores e irresponsables utilizados en
“bien” se entienda como “placer” o como “alegría”, o el campo de la praxis humana(11).
–en sentido negativo– como minimización del “dolor”
El mencionado paralelismo con las propuestas utili-
o de la “tristeza”(10).
taristas se hizo especialmente nítido porque un pen-
Esas posibles variantes del principio de utilidad resultan sador victoriano, Herbert Spencer, defensor de ideas
muy sugerentes en orden a un posible reconocimiento evolucionistas incluso desde antes de la publicación de
de una pluralidad de principios o, como suele decirse “El origen de las especies” (1859)3, tenía conexiones
ahora en bioética, para la formulación de un “prin- intelectuales y amistosas con J. S. Mill. El libro de
cipialismo pluralista”. Queremos decir con esto que, Darwin, a pesar de las controversias que suscitó y acaso
aunque mantenido dentro de sus pautas habituales, el precisamente por ellas, favoreció la difusión de la filo-
utilitarismo no alcanza a percibir (y menos a solucionar) sofía spenceriana de la evolución. Ésta no se limitaba
sus propios conflictos intrínsecos, cumple en general a lo biológico, sino que se extendía a todas las áreas del
con las condiciones básicas para contribuir al análisis de
la conflictividad del ethos. Una contribución semejante
3 Spencer había publicado ya en 1852 dos ensayos (“Teoría de la po-
sería posible en la medida en que los pensadores utilita- blación” e “Hipótesis de la evolución”) y en 1855 sus “Principios de
ristas no se encerraran en simplificaciones unilaterales, Psicología”, en los cuales ya proponía la teoría de la evolución como
y en que los no utilitaristas admitieran que el utilita- principio general de la realidad e indicaba cómo podía aplicarse a la
realidad psíquica. Poco después publicó su “Tratado sobre el progreso:
rismo brinda efectivamente instrumentos conceptuales su ley y sus causas”, en el que presentaba el principio de evolución como
y metodológicos imprescindibles para desenvolverse “ley del devenir histórico”. Al aparecer las obras de Darwin, Spencer
dentro del estado actual de las investigaciones éticas. continuó produciendo una serie de libros en los que fue mostrando
Esto último requeriría la disponibilidad a transitar la validez del principio de la evolución no sólo en lo biológico, sino
en todos los ámbitos y para todas las ciencias.
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conocimiento, incluyendo la ética. Spencer proponía Darwin mismo no era un “darwinista social”, porque
un principio estático (de “conservación de la fuerza”) y no alentaba ninguna propuesta acerca de cómo debía
otro dinámico (la “ley de la evolución o del progreso”) ser la sociedad humana y evitaba comprometer su teoría
que se formulaba en los siguientes términos: “La mate- con connotaciones éticas. Pero para muchos (Walter
ria evoluciona a través de un principio de integración, Bagehot, Ludwig Gumplowicz, Gustav Ratzenhofer,
en el cual pasa de una homogeneidad indeterminada Lester F. Ward, Gobineau y otros) la tentación de una
e incoherente a una heterogeneidad determinada y aplicación normativa del darwinismo resultaba irresis-
coherente”; y agregaba que el movimiento disipado se tible. En realidad, ya lo había sido en líneas generales
transforma paralelamente. En el marco de esta teoría, desde mucho tiempo antes. La idea de que los “más
la ética era concebida como una disciplina sociológica fuertes” se imponen de hecho es casi una tautología y,
destinada a demostrar que también en los fenómenos por tanto, nada tiene de original. Pero por primera vez
morales se cumple la ley de la evolución. En el Estado entonces se utilizó el aparato científico de la biología
primitivo predominaban las virtudes guerreras, que van para certificar, justificar y naturalizar las desigualdades
perdiendo importancia a medida que las sociedades entre individuos y grupos humanos. La tergiversación
progresan y son finalmente rechazadas por el Estado (y de nuevo, con comisión de “falacia naturalista”)
industrial, en el cual el “bienestar social” (supuesto del consiste en afirmar que eso debe ser así o que la impo-
utilitarismo que Spencer admitía como criterio ético) sición es de derecho, es decir, se infieren conclusiones
no depende ya de conquistas violentas sino de las “fuer- normativas de premisas descriptivas.
zas de producción”. En la “sociedad libre y pacífica” el
Desde el comienzo se formularon críticas serias al
Estado se limita a salvaguardar la justicia.
darwinismo social, sobre todo por parte de Jacques
Para este modo de pensar, el principio de evolución Novikov y Peter Kropotkin. A partir de este enfrenta-
constituía el fundamento de la ética, proporcionando miento se produjo una polémica en el campo evolu-
el único criterio científico para reconocer normas y cionista acerca de si lo que verdaderamente contribuye
acciones morales. Todos los fenómenos contribuyen a a la evolución es la “lucha” o bien la “solidaridad” y el
una progresiva “integración social”, en la cual el indivi- “apoyo mutuo”. Pero aquí los adversarios coincidían (y
duo deja de ser un átomo indiferenciado y se convierte coinciden) en un supuesto común: que la ética sólo era
gradualmente en un elemento activo y solidario. Es comprensible y posible de fundamentar en el sentido de
interesante advertir cómo la idea evolutiva se combina una “evolución social”. Esto tuvo que ser cuestionado
en esta ética con la de “altruismo”, que provenía de desde fuera de aquella polémica.
Comte. El progreso ético evolutivo marcha necesaria-
Conviene distinguir, por lo pronto, entre el problema
mente hacia una sociedad totalmente altruista, es decir,
de la evolución de la ética y el de la ética de la evolu-
una “sociedad perfecta” en la que ya no se requerirían
ción. El primero alude a la génesis y el desarrollo del
normas morales.
ethos, ya sea en general o en sus formas particulares.
Es obvio que estos ingenuos pronósticos no se cum- Esta cuestión puede ser estudiada por la “ética descrip-
plieron hasta ahora ni tampoco parecen plausibles. tiva” desde perspectivas sociológicas o antropológico-
La trágica paradoja fue más bien que precisamente culturales, psicológicas, históricas, entre otras, y aporta
las éticas evolucionistas inspiradas en Spencer desem- conocimientos que pueden ser útiles a la ética norma-
bocaron en lo que hoy se designa como “darwinismo tiva, pero que no deben confundirse con el cometido
social”, una corriente que floreció promediando el siglo específico de ésta. El segundo problema, en cambio,
XIX y que a su vez sirvió de estímulo a teorías racistas, es “ético-normativo” y se refiere a un tipo específico
sociales, nacionalistas, biologicistas y eugenistas que se de propuesta de fundamentación empirista. No plan-
enseñorearon durante toda la centuria siguiente. Los tea cuestiones de génesis (aunque ocasionalmente el
“darwinistas sociales” llevan esa designación porque se estudio de éstas puede serle útil), sino de validez. Las
apoyaban en las ideas de “lucha por la existencia” (una éticas evolucionistas o “evolutivas” suelen confundir
noción spenceriana) y de “triunfo de los más aptos” esos dos tipos de problemas, como ocurre incluso en
(una idea desarrollada en “El origen de las especies”), propuestas formuladas en el último tercio del siglo XX
y equiparaban el sentido que podía atribuírsele a esas desde la sociobiología.
nociones en el terreno biológico a la esfera social.
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Por otra parte, las concepciones ligadas al darwinismo ecológica dio lugar a un desequilibrio etológico, ya
social están hoy presentes, unas veces con disimulo y que la técnica dotó al hombre de un inédito poder de
otras desembozadamente, en el pensamiento econo- destrucción de sus congéneres, rompiendo el natural
micista neoliberal. La creciente injusticia social, las equilibrio que las especies tienen entre sus instintos
desigualdades ilimitadas, la prepotencia del poderío de represión de conductas agresivas intraespecíficas y
capitalista, los estragos del desempleo, entre otros, sus posibilidades orgánicas efectivas de ejercer dichas
son expuestos entonces como si se tratara de hechos conductas. La invención de la moral habría constituido,
justificables. La situación derivada de esa forma de según opinión de los etólogos, un esfuerzo por compen-
darwinismo social se ha vuelto particularmente nociva sar el desequilibrio etológico inaugurado por la técnica.
para el género humano a través de la globalización Hablar de moralidad, entonces, implica hablar de esos
económica, dado que ésta no se acompaña –al menos esfuerzos de recuperación de equilibrio, los cuales no
hasta ahora– de una globalización ética. Aquello que pueden conciliarse con el desequilibrio implícito en la
siempre había sido denunciado y combatido desde las “supervivencia de los más aptos”.
diversas variantes del marxismo, hoy, tras el desmoro-
Ahora bien, tampoco son estrictamente fundamen-
namiento de los regímenes comunistas, parece haberse
tables las éticas evolutivas que no incurren en darwi-
convertido en una invulnerable fuente de injusticia que
nismo social. El efecto común a todas las teorías de
opera falazmente en nombre de la libertad.
este tipo es por de pronto la inevitable comisión de
Hay, sin embargo, pensadores que denuncian este tipo “falacia naturalista”. La facticidad evolutiva (que a esta
de falacias y ponen de relieve la necesidad de aclarar altura del desarrollo científico ya no puede ponerse en
el verdadero sentido de los conceptos de “igualdad” duda, aunque se pueda y se deba discutir aún sobre
y “desigualdad”(12); otros que, desde distintas pers- las causas, características y factores de la evolución
pectivas, creen aún en la posibilidad de una “ética misma) no puede servir de base para la normatividad
global”(13) y aun otros filósofos preocupados por moral. Estamos aún muy lejos de saberlo todo acerca
alcanzar una ética que exceda la mera escala antropo- de la evolución astrofísica biológica; pero aun cuando
lógica(14-16). llegáramos a saberlo todo, ello no nos autorizaría a
usar ese saber como fundamento de la moralidad de
Por cierto, existen teorías éticas evolucionistas diversas, nuestras acciones.
pero puede decirse que muchas de ellas incurren, con
mayor o menor intensidad, en darwinismo social. A A pesar de todo lo antedicho y de modo similar a lo
estas cabe, en general, la objeción que ya había anti- señalado respecto de la fundamentación utilitarista,
cipado Thomas Huxley, es decir, que desde el punto tampoco es lícito excluir toda consideración a la evo-
de vista moral resulta inadmisible proponer la “super- lución en una fundamentación ética auténtica, porque
vivencia de los más aptos” o, lo que viene a ser casi lo el problema de la “génesis” y la evolución del ethos es
mismo, justificar la opresión de los débiles por parte también uno de los factores de su complejidad. Así
de los fuertes, la de los pobres por parte de los ricos, como es menester prestar atención a las consecuencias
la de los nativos por parte de los colonos, entre otras. de los actos, también hay que prestar oídos a la evolu-
No sólo la pretensión de encontrar allí los fundamentos ción del ethos, indudable fuente de conflictos.
éticos, sino también cualquier mera sugerencia en esa
Tanto la ética utilitarista como la evolucionista corren
dirección, destruye el concepto mismo de “moralidad”.
constantemente el riesgo de la deriva escéptica o rela-
Precisamente, la génesis de la moralidad, tal como la
tivista. Y lo mismo ocurre con los demás intentos de
han entendido los etólogos, indica que lo moral re-
fundamentación empírica, como los que se han dado
presenta un intento de compensación cultural de un
ocasionalmente en el marxismo, el psicoanálisis, la
desequilibrio etológico natural. El hombre compensa
lingüística, entre otros. Todos ellos, por otra parte,
mediante la técnica ciertos defectos naturales de la
tienden muy fuertemente a incurrir en lo que puede
especie que determinaban un desequilibrio ecológico
denominarse “falacia empirista”(19): argumentar bajo
(incapacidad de adaptación al medio). Esta situación
el supuesto de que todo cuanto no proviene de la
ya fue entrevista en el mito de Prometeo y se compren-
experiencia sensible puede reducirse a una especie de
dió cabalmente con la antropología filosófica del siglo
“quimera” metafísica. Allí reside precisamente el mayor
XX(17,18). Pero a su vez esa relativa compensación
defecto estructural de las fundamentaciones orientadas
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hacia conceptos empíricos: no en la mera imprecisión está “más allá” de la experiencia, sino lo que está “más
de tales conceptos –que, por otra parte, no deberían acá” de ésta, puesto que se trata de sus “condiciones
perderse jamás de vista–, sino en la obstinada incom- de posibilidad”.
prensión que acompaña a esas pretendidas fundamen-
Aquí nos interesa el que Kant –pese a proporcionar
taciones respecto del “a priori”. Éste no constituye un
en la “Crítica de la razón pura” una fundamentación
“más allá”, sino precisamente un “más acá” de lo empí-
trascendental de la teoría del conocimiento y pese a
rico; es, en cada caso, lo que condiciona la posibilidad
reconocer que hay también en la ética un problema
de la experiencia. Las posturas empiristas se niegan a
trascendental (el de cómo es posible y por qué es
admitirlo y acaso por esto las éticas correspondientes
necesaria una proposición práctica sintética a priori,
desembocan a menudo en relativismo u otras formas de
el imperativo categórico)(4: 391)– renuncia desde un
negar la posibilidad última de fundamentación.
comienzo (20:A14-15, B28-29, A801, B829, A805,
B833) a aportar una fundamentación trascendental en
3. Dificultades de las fundamentaciones este campo(21), porque la ética no puede prescindir
apriorísticas totalmente de conceptos empíricos, porque resulta
Hay que reconocer que, a pesar de lo enunciado imposible resolver satisfactoriamente el mencionado
hasta ahora, no toda fundamentación apriorística da problema trascendental de la ética y, finalmente,
automáticamente en el clavo. Las obstinaciones de porque lo que está en la base de la moral (es decir, la
los empiristas en negarse a admitir lo a priori no son libertad) no sólo no puede ser fundamentada sino que
totalmente arbitrarias, sino que arraigan en reiteradas tampoco necesita serlo, ya que lo que corresponde no
comprobaciones fácticas, ya que con frecuencia la filo- es su fundamentación sino su defensa. Puede decirse
sofía se vale del a priori para la imposición autoritaria que la fundamentación que ofrece Kant, aunque no
de determinadas ideas. sea de tipo “trascendental”, es claramente apriorística.
El “principio” de su ética es el imperativo categórico
Dentro de las fundamentaciones éticas a priori hay que (fórmula que expresa el mandato racional de respetar,
tener en cuenta el pensamiento de Kant. La sistemati- en la acción, la universalidad de la ley). Este imperativo
zación del apriorismo inaugurada por el pensamiento es una proposición práctica sintética a priori.
kantiano representa una primera constatación de la
diferencia entre ideas “innatas” y conocimiento “a En ello reside la especial importancia de la ética kantia-
priori”. A diferencia de la tradición cartesiana, que na. Después de ella resultan anacrónicos los intentos,
subsistía en Leibniz, la seguridad apodíctica o en ge- repetidos a lo largo de los siglos XIX y XX, de alcanzar
neral la “evidencia” de algo, según Kant, no depende para la ética fundamentaciones empíricas (a menudo
de ideas que están presentes en la mente de todo ser apoyadas en conocimientos científicos), lo mismo que
humano, sino de aquello que condiciona la posibili- los intentos de abrazar fundamentaciones metafísicas.
dad de toda experiencia. Kant descubre la “reflexión El apriorismo ético kantiano va indisolublemente
trascendental”, es decir, la capacidad de la razón para unido a la inauguración de la ética como disciplina
analizar sus propias bases operativas. Dado que ésta autónoma. Esto significa que para fundamentar nor-
interviene activamente en el conocimiento (el objeto mas morales ya no es lícito recurrir a la experiencia ni
de la experiencia –”fenómeno”– es “constituido” por la a entidades que se encuentren “más allá” de ella. Con
aplicación de las categorías al material de la intuición Kant la ética normativa se vuelve consciente de que
sensible), el conocimiento de eso mismo no puede ser su principal tarea consiste en la tematización de los
a su vez un conocimiento empírico, sino que debe ser fundamentos del ethos4.
un conocimiento “puro”, y esto significa “a priori”. Es Después de Kant la propuesta más importante para
“lo no mezclado con lo empírico”(20:A 11). una fundamentación apriorística, ya a comienzos del
En directa relación con tal concepto, el conocimiento siglo XX, fue posiblemente la de la “ética material de
“trascendental” no se ocupa de objetos, sino de “nuestro los valores”, representada por Max Scheler y Nicolai
modo de conocer objetos, en cuanto que tal modo ha
de ser posible a priori”(20:A12,B26). Kant entiende lo 4 Contra la tesis de Kant, no está excluida por completo la posibilidad de
“trascendental” como una manera de conocer no lo que una fundamentación trascendental, tal como demuestra la propuesta
ético-discursiva de Karl-Otto Apel.
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Hartmann. La dificultad reside en que estos filósofos, de la teoría y el endeble cimiento en que fue apoyada.
cuyas teorías éticas han sido de gran riqueza temática, Además, el recurso al “sentimiento” como fundamento
vuelven a incurrir en procedimientos metafísicos. Am- ético ya había sido usado, con intenciones empiristas y
bos aportaron esmerados análisis fenomenológicos de no demasiado éxito, por los moralistas británicos del
todos los aspectos de la moralidad, aunque con especial siglo XVIII. La gran contribución de la ética material
dedicación de los axiológicos. Pero la fundamentación de los valores, en cambio, está en haber puesto de
que propusieron consistió en el recurso a las intuiciones relieve la relación entre la complejidad del ethos y sus
de valor, y esto fue su talón de Aquiles. Quizás existan estructuras conflictivas.
evidencias axiológicas intuitivas, pero si se pretende
esgrimirlas como fundamentos se queda expuesto a 4. A modo de conclusión
la objeción de que, en caso de discrepancias intuitivas
(circunstancia muy frecuente), se carece de criterio para A lo largo de este escrito se han expuesto las diferentes
saber cuál es la intuición correcta. actitudes desde las cuales se busca esclarecer el “por qué”
de los fenómenos morales, siguiendo una clasificación
Las críticas a la ética material de los valores vinieron basada en la distinción entre empirismo y apriorismo.
de posturas tan diversas como el existencialismo y el Hemos considerado a estas posturas como paradigmas
neopositivismo, y coincidieron en enfatizar la insalvable de fundamentación dentro de la ética contemporánea,
ingenuidad presente en el intuicionismo. Aquella ética dadas su vigencia, fortaleza y difusión. Pero asimismo
se derrumbó, lamentablemente, antes de que el pen- hemos subrayado las insuficiencias y debilidades que
samiento filosófico pudiese aprovechar sus verdaderos esconden ambas posiciones teóricas en sus muchas
aportes, que eran copiosos. El intuicionismo axiológico variantes, las cuales detentan flancos que se prestan
constituye una peculiar fundamentación metafísica que a la crítica. Esclarecer estos aspectos se muestra tarea
no recurre a “principios racionales”, como los que había indispensable y útil para todos aquellos ocupados en la
refutado Kant, sino, por el contrario, a la intuición tarea de fundamentación en el ámbito de la bioética, a
emocional de los valores. En Scheler y Hartmann hay fin de cuentas una ética filosófica aplicada al campo de
una discordancia entre la monumental construcción las ciencias de la vida y la atención de la salud.
Referencias
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20
Ricardo Maliandi*
Resumen: El presente artículo resume la tarea de fundamentación apriorística trascendental desarrollada por la ética del
discurso elaborada por Karl-Otto Apel. Desde una postura personal, acude a esta propuesta teórica y a los aportes que en
idéntico sentido realizó durante el pasado siglo el filósofo Nicolai Hartmann, en el ánimo de proponer una ética convergente
como variante y complementación de la ética discursiva apeliana.
Palabras clave: fundamentación, Apel, Hartmann, ética convergente
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mentarse y que la ética no es una ciencia. Ese enlace argumentación. La intersubjetividad no es algo que
de dos desafíos da lugar, según Apel, a una situación tenga que ser “probado”, sino que está ya presupuesta:
paradójica: la fundamentación ética se ha hecho a la vez el mero uso del lenguaje es su expresión directa, lo cual
necesaria e imposible. Para resolver esa “paradoja” hay se comprende cuando se tiene en cuenta especialmente
que demostrar que la imposibilidad de fundamentación la dimensión pragmática. El “yo pienso” cartesiano es
ética es aparente, y una demostración semejante es lo sustituido por el “nosotros argumentamos”, lo que
que procura la teoría apeliana. En este campo, aclara implica que la razón monológica deja su lugar a la ra-
Apel, una rigurosa fundamentación deductiva, en el zón dialógica. La “reflexión pragmático-trascendental”,
sentido de encontrar las premisas a partir de las cuales variante o “transformación” de la reflexión trascen-
se infiera como “conclusión” lo fundamentado, es dental kantiana, explicita (reconstruye) ese tipo de
probablemente una empresa imposible pero, en cam- presupuesto. La fundamentación ética entonces tiene
bio, resulta claramente posible una fundamentación que consistir en el descubrimiento (o la explicitación,
reflexiva, “pragmático-trascendental”(3-5). o la reconstrucción) de un principio ético-normativo.
Y es eso lo que Apel propone. Ahí persiste el sentido
En la combinación de esos dos términos se revela todo kantiano: “fundamentar” es mostrar “condiciones de
un importante programa de mediación. Al sentido de la posibilidad”. Si entre las condiciones de posibilidad
“pragmática” ya nos hemos referido con anterioridad. de la argumentación hay un principio ético, este tiene
“Trascendental”, por su parte, conserva parcialmente necesariamente carácter a priori.
el sentido kantiano de pregunta por las “condiciones
de posibilidad”, aunque ya no las de la experiencia, El descubrimiento de Peirce de la tridimensionalidad
sino las de la argumentación. La mediación resultante lingüística sirve aquí como punto de partida. Charles
tiene lugar entre la filosofía trascendental kantiana y Morris y sobre todo Rudolf Carnap elaboraron una
el así llamado “giro lingüístico” de la filosofía contem- semiótica empírica a la que Apel se opone y a la que
poránea, del que fueron protagonistas, por un lado, contrapone una perspectiva apriorística y “trascenden-
filósofos como Peirce o Wittgenstein, y toda la filosofía tal”. Su pragmática trascendental se vale de la reflexión
analítica. Pero, por otro, también pensadores como sobre las “condiciones de posibilidad y validez”, no
Heidegger o Gadamer, o, más recientemente, Rorty sólo de la argumentación, sino de todo conocimiento
o Derrida. Según Apel, desde Descartes la filosofía lingüísticamente formulado (y no hay conocimiento
abandonó el clásico “paradigma ontológico” y adoptó que no lo esté, puesto que no hay pensamiento sin len-
el “paradigma de la conciencia”, que tiene su cumbre guaje). En este contexto no basta el “giro lingüístico”,
en Kant (en el concepto de “conciencia en general”) y sino que es menester también un “giro pragmático”
llega incluso hasta Husserl. (poniendo de relieve la importancia de la dimensión
pragmática) y un “giro hermenéutico” (que destaca el
Pero ese nuevo paradigma, característico de la moder- papel de la “interpretación” de los signos lingüísticos y
nidad, resulta insuficiente para asegurar la objetividad la necesidad de una “síntesis” de la interpretación).
que precisamente esos pensadores buscaban y por
tanto tiene que ser reemplazado por el “paradigma del Posiblemente la afirmación más provocativa de Apel
lenguaje”. El de la “conciencia” (inaugurado por la evi- ha sido y sigue siendo la “fundamentación última”
dencia cartesiana del cogito) conduce inevitablemente (Letztbegründung). Esto ha sido objeto de múltiples
al “solipsismo metodológico”, es decir, al encierro del críticas e incluso de la creciente disidencia filosófica con
sujeto en sí mismo. Si se hace depender la objetividad Habermas. Quizás la primera de las grandes polémicas
de las evidencias de conciencia, se pierde de vista lo en torno de ese concepto fue la con el popperiano Hans
que realmente interesa, a saber, la intersubjetividad. Albert (2:45; 3:21-29; 4:89; 6-10), quien desde un
El “paradigma del lenguaje”, por el contrario, ofrece “falibilismo irrestricto” consideraba el intento apeliano
una perspectiva que automáticamente la asegura. La como una forma de “dogmatización” (o “inmunización
comunicación lingüística, tanto fonética como gráfica, contra la crítica”). Sin embargo, Apel mostró que, por
presupone una comunidad de interlocutores o, más un lado, el falibilismo irrestricto se autodestruye (en el
precisamente, una “comunidad ilimitada de comuni- sentido de que niega sus propios presupuestos) y que,
cación”; el uso de los signos presupone intérpretes de por otro, la “fundamentación última” no debe ser con-
ellos. Con esto resalta la importancia del diálogo y la fundida con una deducción lógico-deductiva, ya que
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proviene de una “reflexión pragmático-trascendental”. El principio del discurso se asemeja al imperativo ca-
Ella alude simplemente al hallazgo de presupuestos que tegórico por su carácter a priori y también porque no
no pueden a) ser cuestionados sin “autocontradicción exige algo sustantivo en particular, sino que sólo señala
performativa”1 ni b) fundamentarse deductivamente el procedimiento mediante el cual se fundamentan y
sin comisión de petitio principii (o “círculo lógico”). Lo validan normas situacionales. En tanto “ética procedi-
así fundamentado resulta “irresabasable” (nichthinterge- mentalista”, la ética del discurso apeliano se presenta en
hbar), no porque lo establezca una autoridad absoluta o dos “niveles”: el de la “norma básica” ya mencionada y
porque se sustraiga a la crítica, sino porque sólo podría el de los “discursos prácticos” a los que aquella remite
objetarse por medio de argumentación, pero resulta como procedimiento adecuado. Por ser a priori, la
que toda argumentación lo presupone. primera tiene pretensión de validez universal y, además
–de nuevo en similitud con el imperativo kantiano–,
Considerar esto como una forma de dogmatismo establece la universalidad como criterio de moralidad.
(interpretación que hace no sólo Albert sino también Pero justamente aquí aparecen las diferencias entre am-
otros críticos) equivale a incurrir en un malentendi- bos principios: mientras el imperativo categórico alude
do, originado en la confusión de lo reflexivo con lo a la universalidad lógica, de la “ley”, el principio del
deductivo. La causa se encuentra posiblemente en discurso exige un consenso universal. Ambos proponen
un viejo prejuicio cientificista, consistente en creer una especie de test, consistente en un “experimento
que la racionalidad lógico-formal (no reflexiva y, por mental” (11); pero se trata de experimentos distintos:
tanto, inconsciente de sí misma) es la única forma de en el imperativo categórico el agente moral debe “que-
racionalidad. rer” que la máxima de su acción devenga ley universal
La fundamentación ética propuesta por Apel con- (es decir, imaginarse qué ocurriría si esa máxima fuera
siste entonces en una reconstrucción reflexiva de un ley universal o, desde otra perspectiva más relevante,
principio ético necesariamente presupuesto en toda imaginar su máxima como si ella, por su voluntad, fuera
argumentación. Dicho principio o “norma básica” es a convertirse en ley universal)(12,13). En cambio, en el
formulable como la exigencia de que, ante cada con- principio del discurso, lo que el agente debe imaginar
flicto de intereses, se busque la solución por medio de es si en definitiva podría someter sus propios intereses
argumentación y no de violencia (en cualquiera de sus al arbitraje de un consenso universal.
formas), es decir, que se recurra al “discurso práctico” Sin embargo, hay también en esto una diferencia esen-
(de ahí lo de “ética del discurso”). Por “discurso” ha de cial que a la vez constituye acaso el decisivo aporte de la
entenderse, siguiendo a Habermas, una forma de diálo- ética de Apel: el principio del discurso elimina la actitud
go en la que se cuestionan pretensiones de validez y en rigorista anexa al imperativo categórico. La exigencia
la que sólo se emplean argumentos y contraargumentos del imperativo es absolutamente incondicional; no deja
racionales. En el discurso teórico se trata ante todo de lugar a excepciones, de modo que lo que el agente no
la pretensión de verdad; en el discurso práctico están en haga expresamente “por respeto a la ley” se excluye de
juego la pretensión de veracidad y de rectitud. En uno la moralidad. Puede haber actos moralmente neutrales
y otro caso el criterio de solución es el consenso; pero (aquellos que se realizan de modo “conforme a la ley”
en el discurso práctico deben tenerse en cuenta no sólo –lo que Kant denominaba “legalidad”–) o también
los intereses de los participantes en ese discurso, sino actos inmorales (si tienen lugar en disconformidad con
los de todos los posibles afectados por las previsibles la ley); pero para ser “moral” un acto tiene que provenir
consecuencias de la aplicación de la norma situacional de la voluntad de universalizar la propia máxima. Esta
cuya validez se discute. inflexibilidad es lo que se denomina “rigorismo” de
la ética kantiana, aspecto que debe distinguirse de su
“formalismo” y de su “apriorismo”. La ética de Apel
1 Una autocontradicción performativa se entiende si se toma en cuenta
precisamente la dimensión pragmática del lenguaje. Semejante con-
participa del apriorismo y del formalismo (en cuanto
tradicción, a diferencia de una contradicción semántica (entre dos procedimentalismo), pero se opone explícita y decidi-
proposiciones, de las cuales el predicado de una de ellas niega lo que damente al rigorismo.
se afirma en el de la otra), se comete con una sola proposición, pero
en la cual se niega precisamente lo que está implícitamente afirmado El principio del discurso, a diferencia del imperativo
en el acto comunicativo por el que dicha proposición se expresa, o categórico, no puede aplicarse en todas las situaciones.
bien se afirma lo que en tal acto se niega.
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La acción concreta nunca comienza en un “grado cero”. Esta vincularidad sui generis permite advertir que el
El agente tiene que hacerse cargo cada vez de responsabi- principio (la “norma básica”) tiene carácter de “idea
lidades asumidas frente a “sistemas de autoafirmación”, regulativa”. Marca un camino, una dirección hacia
tales como una familia, un grupo laboral, un partido algo quizá irrealizable (como una “comunidad ideal de
político, una asociación, un país, etc. Si se pretendiese comunicación”), pero que posibilita importantes reali-
aplicar rigurosa y permanentemente el principio del zaciones durante el recorrido. El principio, si se com-
discurso (es decir, buscar la solución de un conflicto por prende su espíritu, exige algo así como la adopción de
medio del recurso al consenso de todos los afectados), una singular actitud de vida, más allá de su aplicación
en muchos casos se quebrantaría alguna de aquellas res- inmediata. Exige que uno se comprometa realmente
ponsabilidades. Ahora bien, lo interesante y original de en el esfuerzo por maximizar los “discursos prácticos”
la propuesta apeliana consiste en admitir esta restricción (es decir, la búsqueda de consensos) y minimizar en
de la aplicabilidad aun reconociendo la aprioricidad del cambio los recursos estratégicos, y ambas cosas tanto
principio. Ante la comprobación (jamás admitida por en lo individual como en lo institucional.
Kant) de que hay situaciones en que el principio no es
Esto implica también un específico “paradigma de
aplicable, cualquier relativista trataría de “llevar agua para
aplicabilidad”, al que hemos calificado como “restric-
su molino” e inferir de allí mismo la relatividad de todo
ción compensada”(14): se admite que la aplicación
principio moral. Apel, en cambio, cuya ética del discurso
queda restringida a un marco de determinadas con-
constituye en la filosofía actual uno de los referentes más
diciones, pero la no aplicación se compensa adop-
fuertes contra toda forma de relativismo o escepticismo
tando la mencionada actitud y asumiendo una nueva
ético, no hace desde luego semejante inferencia. Lo que
responsabilidad, que se suma –sin contradecirla– a
él infiere, en cambio, es la necesidad de una “parte B” de
la responsabilidad que cada uno tiene ante el propio
la ética, entendida como una ética de la responsabilidad,
“sistema de autoafirmación”. Se trata de la correspon-
o de la corresponsabilidad, en la que se fundamentan
sabilidad (compartida con todos los miembros de la
las “condiciones de aplicabilidad” del principio pre-
comunidad real de comunicación y en definitiva con
viamente fundamentado en la “parte A” (y de hecho
todo el género humano) por las consecuencias directas
constantemente reconocido en los miles de encuentros
e indirectas de las acciones tecnológicas, económicas y
y conferencias que se realizan a diario en el mundo para
políticas que hoy tienen lugar en medio de peculiares
intentar la solución de conflictos específicos).
“coerciones funcionales” (Sachzwänge). Apel pretende
La perspectiva que así se abre tiene especial relevancia proporcionar de este modo una posible “mediación”
para la ética aplicada y, por tanto, para la bioética. (Vermittlung) entre lo que Max Weber llamaba “ética
Contra lo que sucede en el rigorismo, ahora se puede de la convicción” (Gesinnungsethik) –como la ética
comprender que la norma básica no reduce su exigencia cristiana o la kantiana– y “ética de la responsabilidad”
a las situaciones en que es posible su aplicación total (Verantwortungsethik) –como la ética propia de la
e inmediata, sino que se extiende asimismo a aquellas política, que se atiene a particulares responsabilidades
otras en las que la aplicación tiene que ser parcial o asumidas– y que consideraba incompatibles. Apel, en
mediata. Si un agente que ha admitido la validez del cambio, con el planteamiento de la “parte B”, cuestiona
principio advierte que, en una determinada situación, esa incompatibilidad.
no puede aplicarlo (o cumplirlo), esto no ha de inter-
Dicho de otro modo, la “parte A” responde al “desafío
pretarse como una contradicción ni como un abandono
interno” de la ciencia, ya que demuestra que la fun-
del principio. Lo importante es que el agente tiene
damentación ética es posible, en tanto que la “parte
que compensar de algún modo su no cumplimiento
B” es una respuesta al “desafío externo” (la situación
y en tal sentido adquiere una nueva responsabilidad,
creada por la tecnociencia). La mencionada restricción
a saber, la del compromiso a contribuir, en la medida
de la aplicabilidad del principio no excluye una apli-
de sus posibilidades, a la institucionalización de los
cación aproximativa. La ética del discurso difiere de la
discursos prácticos. Bien entendido (y esto quiere
kantiana también en el hecho de admitir una peculiar
decir no dejando a un lado la situación histórica real
consideración de “consecuencias”, que en Kant quedaba
en que cada agente se encuentra), el principio exige,
expresamente excluida. La “parte B” apeliana propone
cuando no puede ser cumplido de modo directo, un
una “ética de la responsabilidad” por las consecuencias y
cumplimiento “a largo plazo”.
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conflictos y la de resolverlos por medio de argumenta- interesante “mediación” entre la universalización y las
ción (es decir, de “discursos prácticos)”. No cabe duda responsabilidades individuales de los agentes morales
de que la argumentación es un buen medio (incluso en situaciones históricas reales. El resultado es una
óptimo) de solución, pero podría no ser el único (in- especie de ética ubicable en la línea kantiana, pero con
cluso si se descarta por supuesto la violencia, que no superación del rigorismo. En definitiva, cabe afirmar
“resuelve” sino “disuelve” conflictos). que se trata de una propuesta ética legítima, con una
serie de ideas que admiten desarrollos ulteriores.
Cuarta cuestión: la de si el procedimiento para resolver
conflictos de intereses sirve igualmente para resolver
conflictos de opiniones prácticas (en los que puede 2. La fundamentación ética convergente como
haber armonía de intereses y, no obstante, discre- variante y complementación de la discursiva
pancias acerca de cuál sería la toma de decisión más La razón es dialógica y, por lo mismo, también la
adecuada). filosofía debe serlo. En realidad, la verdadera filoso-
Quinta cuestión: el “discurso práctico”, según Apel, fía representa un largo diálogo que se inició con los
requiere simetría entre los participantes. Pero en las pensadores griegos del siglo VI a.C. y que, pese a los
situaciones reales concretas los discursos prácticos grandes esfuerzos de muchos hombres por suprimirlo
pueden frustrarse no sólo porque aparecen las responsa- (porque ven en el pensamiento crítico una amenaza a
bilidades ante sistemas de autoafirmación, ya indicadas sus privilegios o a sus convicciones dogmáticas), sigue
por Apel, sino también porque en tales situaciones es desarrollándose. Sin embargo, justamente ese carácter
prácticamente imposible alcanzar una simetría perfecta. dialógico significa que nadie tiene la última palabra. El
¿Significa esto que los discursos prácticos son entonces diálogo siempre debe continuar. Un pensador puede
imposibles? O, al menos, ¿hay que agregar aquí otro adherir, en alguna medida, a determinadas ideas de
tipo de restricción a la aplicación del principio? ¿No otro, pero la filosofía exige que a partir de esas ideas se
se podría indicar determinados principios especiales, continúe avanzando. Aunque las tentativas de avance
entendidos como reglas de la argumentación (exclusivas a menudo se frustren, ellas son válidas y valiosas desde
para discursos prácticos), algo así como “principios ya en cuanto meras tentativas, porque contribuyen a
de equidad discursiva”(15) que hicieran posibles tales que el diálogo se mantenga vivo. La frustración misma,
discursos aun en condiciones de asimetría, como las que en tal sentido, no existe o es sólo aparente: hasta los
de hecho dominan en las situaciones reales? desaciertos obvios pueden volverse provocativos. En la
medida en que lo hagan estimularán el pensamiento.
Basten los anteriores como ejemplos de problemas que Y los avances siempre procederán, en definitiva, del
quedan abiertos en la ética apeliana del discurso y que pensamiento estimulado. Una teoría filosófica no vale
podrían constituir también puntos de arranque para sólo por las ideas nuevas que aporta, sino también –y
continuaciones de esa ética. Muchas críticas pueden acaso de un modo más sutil, pero de mayores pro-
dirigírsele, y en efecto se han dirigido. Algunas de éstas yecciones– por las que suscita, aunque éstas sean más
se revelan como totalmente descaminadas, como las o menos antagónicas. Por eso la crítica dirigida a un
que provienen del relativismo o del escepticismo ético, filósofo (cuando no se lo tergiversa) es el mejor modo
generalmente asociadas a interpretaciones deliberada o de rendirle homenaje.
inconscientemente erróneas. Los malentendidos tienen
una sorprendente frecuencia, incluso entre pensadores La ética convergente procura desarrollar una funda-
de relieve, pero no menos frecuentes son las tergiver- mentación ética pragmático-trascendental en el sentido
saciones intencionales. apeliano, pero ajustándola a una conjunción (o más
precisamente a una convergencia) con la percepción de
La ética de Apel se propone expresamente “transformar” lo conflictivo proporcionada por la ética de los valores
la ética kantiana (aunque conservando su apriorismo) y, en particular, la de Nicolai Hartmann.
y, a nuestro juicio, lo logra al menos en tres sentidos:
a) cambia la perspectiva monológica de Kant por la Se trata, si se prefiere, de una convergencia entre dos
perspectiva dialógica, b) excluye el “residuo metafí- problemas: el de la fundamentación y el de la conflicti-
sico” que, según Apel, perduraba en conceptos como vidad. La “ética material de los valores” que desplegaron
“reino de los fines”, y c) propone, en la “parte B”, una Scheler y Hartmann había retomado la vieja compren-
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sión (de origen kantiano) de que la fundamentación de la conflictividad”), y b) como el rasgo básico de
ética requiere una actitud apriorista y sobre esa base una ética que reconoce una pluralidad de principios,
había ofrecido el más exuberante repertorio de análisis pero que también exige maximizar la armonía entre
sobre cuestiones morales que es posible localizar a lo ellos. Para la ética convergente los principios no son
largo de toda la historia de la ética. El intuicionismo infinitos (lo cual equivaldría a una forma de relativis-
propio de estas éticas axiológicas pronto se reveló mo), sino que se reducen a cuatro, ordenados en dos
como insuficiente para una fundamentación rigurosa, pares: universalidad-individualidad (conflictividad
pero las múltiples sugerencias contenidas en aquellos sincrónica) y conservación-realización (conflictividad
análisis y especialmente en los de Hartmann, referidos diacrónica) y están determinados en correspondencia
a las relaciones conflictivas entre los valores, pueden con la bidimensionalidad de la razón, ya que la univer-
ser tomadas en consideración con independencia de salidad y la conservación son propias de la dimensión
la postura intuicionista. Podría decirse sin exageración de fundamentación, mientras que la individualidad y la
que, así como a partir de Kant resulta anacrónica toda realización lo son de la dimensión crítica. Esos cuatro
teoría ética que pretenda fundamentarse en conceptos principios rigen las decisiones y acciones moralmente
de experiencia o en conceptos metafísicos, también a cualificables y se fundamentan por vía de la reflexión
partir de Hartmann resulta anacrónica toda teoría ética pragmático-trascendental.
que no asigne un lugar preponderante a la cuestión
Así como para Apel el principio del discurso está
de la conflictividad. La ética convergente tiene ante
necesariamente presupuesto en toda argumentación
todo el propósito de hacer explícito ese lugar, pero
(lo cual es admitido asimismo en la ética convergente,
buscando al mismo tiempo una fundamentación ética
si bien con la salvedad ya apuntada de que contiene
no intuicionista.
dos exigencias), para la ética convergente los cuatro
En la pragmática trascendental y la ética del discurso principios mencionados (calificados como “cardina-
de Apel se ofrece una nueva fundamentación aprio- les”) están presupuestos no en toda argumentación,
rística, aunque muy alejada del intuicionismo; de ahí sino en las argumentaciones adecuadas a los “discursos
que resulte plausible presentar, a modo de propuesta prácticos”. Esto quiere decir que no se podría dialogar
programática(4,13), un acercamiento entre las éticas acerca de conflictos de intereses, buscando consenso,
de Hartmann y Apel, en el sentido de una adecuación si no se hubiese admitido, implícitamente, el doble eje
de la estructura conflictiva del ethos (enfatizada por conflictivo entre principios. Los conflictos concretos,
Hartmann) a la fundamentación reflexiva pragmático- situacionales, empíricos tienen como “condiciones de
trascendental (defendida por Apel). El eje apriorístico posibilidad”, en el sentido trascendental, la conflictivi-
que, pese a las múltiples diferencias de enfoques, vin- dad a priori entre principios. Reconocer esto equivale
cula a esos dos filósofos permite asimismo una defensa también a reconocer los principios como tales. Los
del universalismo contra la acentuación unilateral de la conflictos concretos se entienden porque se presupone
diferencia, propia de algunas tendencias irracionalistas la conflictividad. Además, quien defiende argumentati-
actuales (particularmente en el marco de lo que se llamó vamente en un discurso práctico sus propios intereses,
“posmodernismo”). Dicha defensa se complementa con o incluso determinados intereses de alguien “afectado”
el desarrollo de una teoría de la razón que pone de re- por las posibles consecuencias de una acción, lo hace
lieve en ésta su “bidimensionalidad” (fundamentación inevitablemente apelando, al menos de modo tácito,
y crítica)(14,III.2.) y su “dialogicidad” (el hecho de que a alguno o algunos de los cuatro principios: toda dis-
la razón sólo funciona realmente en la comunicación cusión práctica es, en el fondo, discusión acerca de la
dialógica)(5). universalidad (por ejemplo, igualdad de derechos) o la
individualidad (por ejemplo, una diferencia específica
La noción de “convergencia” se entiende aquí por lo que no debería pasarse por alto), o la conservación (por
menos en dos sentidos: a) como la ya mencionada ejemplo, la necesidad de evitar riesgos) o la realización
aproximación entre la ética material de los valores y la (por ejemplo, la necesidad de modificar un determina-
ética del discurso y, con ello, entre la admisión de la do estado de cosas).
inevitabilidad de los conflictos y la propuesta de una
fundamentación fuerte, a priori (conjunción de la Las exigencias morales pueden remitirse en cada caso
que deriva a su vez el reconocimiento de un “a priori a alguno de los principios cardinales. Si se juegan en
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el plano sincrónico, indican o bien que la acción se además de según tu conciencia universal (el sentimiento
haga –como quería Kant– de modo que pueda valer valorativo moral en general), siempre también, a la vez,
universalmente, o bien –y esto no lo vio Kant, pero sí según tu conciencia moral privada (tu sentimiento
pensadores como Simmel o Hartmann– que tenga en valorativo individual)”(16:524;13:130).
cuenta precisamente lo contrario, es decir, lo que es
Hartmann por tanto no renuncia a la universalizabi-
único e irrepetible, la individualidad, la diferencia, lo
lidad, sino que le agrega, en un mismo imperativo, la
situacional. Si se trata en cambio del plano diacrónico
que podríamos llamar “indidualizabilidad”. Desde la
las exigencias son, o bien que la acción extreme precau-
ética convergente interpretamos esto como una peculiar
ciones, evite peligros, proteja lo frágil, por ejemplo, o
percepción de la conflictividad sincrónica. Y es también
bien lo contrario de todo eso, es decir, máximas como la
la comprensión de que ésta no es contradictoria: “La
del refrán popular de que “quien no arriesga no gana”,
exigencia de querer como no debe ni puede querer cada
la valentía, la “lucha por los ideales”, etc.
uno no está en contradicción con la exigencia general
Pero expuestas así las cosas parecería que siempre hay de querer como debería querer cada uno”(16:526).
una opción clara: o bien lo uno o bien lo otro, lo cual Es decir, en términos de ética convergente, que los
puede llevar a engaño. Para evitarlo es menester la principios sincrónicos, aunque conflictivamente en-
siguiente aclaración. Todas las exigencias, en cuanto frentados, no son entre sí (totalmente) incompatibles.
representativas de principios, tienen igual validez (e Su conflicto es una expresión del conflicto intrínseco
incluso una validez a priori), de modo que en sentido de la razón en su carácter bidimensional: la exigencia
estricto no se trata de un “o bien... o bien...”, sino de de universalidad es propia de la dimensión funda-
un “tanto... como...”, o si se prefiere: “es cierto que..., mentadora; la de singularidad lo es de la dimensión
pero...” Las exigencias éticas se conjugan en adversa- crítica. La primera es la capacidad de ver la unidad
tivos. El “pero” está presupuesto; es lo que marca el en lo múltiple; la segunda, la de captar la diferencia
a priori de la conflictividad. Se trata de un conflicto como tal, el límite de toda tipificación. La razón, en
intrínseco de la razón práctica. sentido pleno, necesita de ambas dimensiones y de sus
funciones correspondientes. Donde falta cualquiera de
Kant vio el imperativo categórico y los hipotéticos, pero ellas se incurre en unilateralidad. Y esto vale tanto para
desconoció el disyuntivo. Este es el que Hartmann, la teoría como para la praxis.
sin darle ese calificativo, propuso como “inversión”
del imperativo categórico(16). Él la entiende como En realidad, la complejidad es todavía mayor que lo
la necesidad de reconocer que, junto con la exigencia hasta aquí apuntado, porque la estructura sincrónica
de “universalizar la propia máxima” hay siempre otra se cruza con la diacrónica. Hartmann también había
referida a la singularización de la propia conducta, tenido conciencia de esta última, pero no la asoció
un deber que, en cada caso, es propio de una persona con su “inversión del imperativo categórico”, sino
determinada y que nadie puede cumplir en su lugar. que la vio como la oposición entre la “altura” y la
Es también una característica de la personalidad como “fuerza” de los valores, oposición en virtud de la cual
tal, lo que da a cada persona su significación moral y la los valores superiores son los más “débiles”, en tanto
hace irreemplazable por otra. No se niega entonces la que los más fuertes (y fundantes de los superiores)
exigencia de universalización, pero a ella se le adhiere son jerárquicamente “inferiores”. Hartmann le dio
la de individualización. tanta importancia que la denominó “antinomia ética
fundamental” (ethische Grundantinomie)(16:609;17).
Hartmann propone tres fórmulas para esta doble exi- Esta antinomia es el punto clave para la distinción
gencia, que imitan las del imperativo categórico pero entre la ética axiológica de Hartmann y la precedente
marcan precisamente su complejidad: a) “Obra de tal de Scheler. En este último autor los valores “superiores”
manera que la máxima de tu voluntad nunca pueda eran a su vez los “fundantes”, de modo que sólo había
convertirse enteramente (restlos) en principio de una una “legalidad preferencial”, a saber, la de los valores
legislación universal”, b) “No obres nunca de modo superiores. Hartmann lo consideró como un grave error
meramente esquemático, según valores universales, sino de Scheler e introdujo, con la mencionada antinomia,
siempre a la vez (zugleich) según los valores individuales, la idea de una doble legalidad preferencial, enfatizando
entre los que está tu propio ser personal”, y c) “Obra, así el carácter conflictivo del ethos.
29
Sin embargo, lo cierto es que –de manera similar a lo La ética convergente adopta la expresión de Hartmann,
que ocurre en lo sincrónico con la exigencia de universa- “antinomia ética fundamental”, pero incluyendo en ella
lidad– el criterio de “altura” sigue siendo válido, aunque tanto la oposición sincrónica como la diacrónica. En
debe compatibilizarse con el de “fuerza”. Este último esta última reconoce también, como en aquella, la bi-
significa que la elusión de “disvalores” tiene prioridad dimensionalidad de la razón: la exigencia de “conserva-
sobre la realización de valores o, en otros términos, no ción” es propia de la dimensión de “fundamentación”;
desaparece el requisito de cumplir con las exigencias la de “realización” lo es de la de “crítica”.
axiológicamente “superiores” pero se complica con el de
no lesionar las “inferiores”, ya que lesiones semejantes Pero ocurre que también hay tensiones conflictivas
equivalen a realizaciones de disvalores. Todo lo moral intradimensionales; por ejemplo, entre los principios
tiene, según Hartmann, una “cabeza de Jano”, con una de universalidad y de conservación (ambos de la dimen-
incitación prospectiva y otra retrospectiva(16:609). La sión de fundamentación, en adelante dimensión “F”),
incondicional preferencia de los valores superiores está o entre los de individualidad y realización (ambos de la
limitada por la preferencia igualmente incondicionada dimensión crítica, en adelante dimensión “K”). Y, por
de los inferiores (no por inferiores, sino por más “fuer- fin, conflictos cruzados entre principios de distinta di-
tes”)(16:610). De algún modo se refleja así lo que en mensión y a la vez de distinta estructura: universalidad
el acervo popular se establece como la limitación de lo vs. realización o individualidad vs. conservación. Hay
“importante” por lo “urgente”. Decimos que se corres- pues, en definitiva, seis líneas conflictivas diferentes que
ponde con lo que llamamos “conflictividad diacrónica”, determinan en conjunto lo que llamamos el a priori
porque es una manifestación del antagonismo entre de la conflictividad (véase el diagrama “Oposiciones
conservación y realización. En Hartmann se trata de la conflictivas entre principios”).
manera en que se vinculan la “vida” y el “espíritu”. Ahora bien, es curioso que aunque la extensa ética de
Ontológicamente, la vida funda al espíritu; axiológi- Hartmann constituye una permanente exploración de
camente, los valores “vitales” son fundantes respecto la conflictividad (conflictos y antinomias, generales y
de los “espirituales”. Aquellos sólo exigen que se los particulares, entre valores, o de la personalidad, o entre
“proteja” o “conserve”. En sentido estricto, no hay moral y religión, conflictos “modales”, “relacionales” y
“realización” de valores vitales; la vida está “dada”. El “cuantitativo-cualitativos”, entre las virtudes aristoté-
hombre puede proteger, fomentar, salvar, conservar, licas, antinomias de la libertad, etc.), no mencione la
prolongar la vida; pero no puede crearla2. El hom- posibilidad de alguna relación entre la conflictividad
y la fundamentación éticas. Sin embargo, en su trata-
bre crea en cambio objetos culturales y técnicos. En
miento de la “antinomia ética fundamental” explicita la
cuanto a los respectivos valores, los vitales expresan lo
idea de una “síntesis” entre las tendencias preferenciales
“urgente” y los espirituales trasuntan lo “importante”
básicas(16:568,610), con lo que da una pauta clara
y exigen su realización. Se trata pues, como decíamos,
en esa línea.
del antagonismo diacrónico: a la exigencia de conservar
lo “fundante” se opone la de realizar lo “superior”. El La ética convergente es entonces un intento de rescatar
conflicto consiste en que ambas exigencias tienden a los elementos centrales que en la concepción ética de
monopolizar la acción, cada una en desmedro de la otra. Hartmann no sucumben necesariamente al lastre intui-
Pero lo que no vio Hartmann es que esa oposición no cionista. Si se está alerta a los riesgos del intuicionismo
se restringe a la que hay entre la “altura” y la “fuerza” se puede apreciar y aprovechar, paradójicamente, el
axiológicas. Aunque, como dijimos, los valores “vitales” modo como Hartmann concilia dos grandes intui-
no exigen realización sino sólo conservación (lo que ciones (que no son de carácter emocional, como las
Hartmann llama “exigencia negativa”), los “espirituales” que él maneja en su frustrada fundamentación, sino
o culturales en cambio exigen realización y también racionales y argumentativas): que el ethos necesita una
conservación (cuando ya están realizados). Su exigencia fundamentación a priori (“intuición” kantiana) y que
es “negativa” y “positiva” a la vez. es inevitablemente conflictivo (“intuición” que acaso
desde Heráclito han tenido muchos pensadores, pero
2 Podría objetarse que con la biotecnología esa situación ha variado. Qui-
que Hartmann asumió en todas sus consecuencias).
zás imitamos lo que hace la naturaleza, pero fue ésta la que realmente Las concilió en el sentido que pudo adoptarlas sin
“creó” la vida hace aproximadamente 3.500 millones de años.
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incoherencias; pero no llegó a comprender que precisa- nominativo), otra es el acto como tal (caso acusativo),
mente la conflictividad (y no las intuiciones axiológicas otra es el destinatario –o paciente– del acto (caso
emocionales) le ofrecía ya la buscada fundamentación dativo), otra es la pertenencia (caso genitivo) y otra
a priori. La ética convergente es el esfuerzo por salvar es la circunstancia (caso ablativo). Esta analogía fue
el recurso que Hartmann pasó por alto. descubierta posiblemente por Nicolai Hartmann,
quien se refirió de modo explícito al “dativus ethicus”,
Si se admite que la complejidad de los fenómenos es decir, al hecho de que todo querer y todo hacer, ya
morales deriva de su conflictividad básica y que esta desde la mera intención, vale “para alguien” (jemandem)
se explica, en última instancia, como una antinomia (16:305-306).
ética fundamental (en adelante AEF) en la que se
enfrentan dos pares de principios, representantes de En los principios sincrónicos la diferencia entre el
dos dimensiones de la razón (F y K) y de dos estruc- nominativo y el dativo resulta particularmente signifi-
turas conflictivas (sincrónica y diacrónica), y si se cativa. La exigencia de universalidad, por ejemplo, in-
admite además que la fundamentación ética a priori dica cosas distintas según el “caso” al que está referida.
puede hacerse mediante la aplicación de la reflexión Puede ocurrir que la universalización en nominativo no
pragmático-trascendental, se comprenderá cuál es el se acompañe de universalización en dativo y viceversa.
cometido de la ética convergente. Los principios sincrónicos no sólo tienen entre sí, o
con otros, relaciones conflictivas (en razón de la AEF
Entre los intentos de la ética material de los valores y y del a priori de la conflictividad), sino que presentan
de la ética del discurso no hubo prácticamente ninguna asimismo complejidad y conflictividad intrínsecas, las
otra propuesta importante de una fundamentación cuales se suelen pasar por alto, por ejemplo, cuando
ética apriorística. El planteamiento de Apel viene a se defiende o cuando se impugna la universalidad
mostrar que algo así es también posible en el marco como criterio ético. Lo universal puede aludir tanto
del “giro lingüístico” propio de la filosofía contempo- a lo activo (el mismo deber para todos) como a lo
ránea y fuera de cualquier reincidencia intuicionista. pasivo (los mismos derechos para todos). Incluso el
Pero la ética del discurso carece de la intuición de la imperativo categórico, modelo por antonomasia de las
conflictividad con que se había movido la ética axio- propuestas de principios universales, no dice lo mismo
lógica de Hartmann. Allí precisamente se hace posible (o al menos no exactamente lo mismo) en todas sus
la convergencia: la admisión de la conflictividad ética fórmulas. La fórmula I (en la denominación de Paton)
básica puede ensamblarse a la ética del discurso por alude al sujeto agente, cuya obligación determinada
medio de la común referencia apriorística. No se trata se explica en razón de tratarse de una obligación para
de un recurso ecléctico, ya que el énfasis en el a priori todos los sujetos agentes reales o posibles. En cambio,
de la conflictividad, así como la explicación de dicho la fórmula II (también según clasificación de Paton),
a priori por medio de una teoría sobre la bidimen- es decir, la que habla de la humanidad como “fin en sí
sionalidad de la razón, son conceptos clave que no misma”, no marca la universalidad desde la perspectiva
aparecen en ninguna de esas éticas. Hay además, como del agente, sino más bien desde la del paciente de la
se ha mencionado, una reelaboración de la AEF de acción(18). En este caso, decir que un deber o una
Hartmann, ahora interpretada como enfrentamiento obligación tienen “validez universal” no significa que
de cuatro principios. todos deben respetarla, sino que no se debe hacer
La complejidad moral se explica no sólo desde esta diferencias entre posibles beneficiarios de una acción:
perspectiva pluriprincipalista, sino también por otras no hay unos que puedan ser considerados sólo como
dos circunstancias, que aquí podemos dejar indicadas medios y otros que no puedan serlo.
pero no desarrolladas en sus pormenores: la flexión ética Algo semejante ocurre con el principio de individuali-
respecto de los principios sincrónicos y los axiomas dad. Actuar “según los valores de la propia personali-
deontoaxiológicos respecto de los diacrónicos. dad”, como vimos que ordena el imperativo inverso de
En analogía con lo que se conoce como “flexión gra- Hartmann, o según los deberes que son exclusivamente
matical”, y, particularmente, como “declinación” de propios de cada agente individual, de acuerdo con lo
los sustantivos, puede hablarse en ética de la diferencia que proponía Simmel en su “ley individual”, equivale
entre los “casos”. Una cosa es el agente o actor (caso a responder a un principio expresado en nominativo.
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La exigencia de respetar las “diferencias”, en cambio una alusión a lo deóntico. La referencialidad de los
(en el sentido en que lo enfatizaron por ejemplo los valores morales a valores extramorales, descubierta por
pensadores posmodernistas), toma el mismo principio Scheler, viene a indicar que aquellos “se dan” cuando
en un peculiar dativus ethicus. el agente “tiende” a la realización de estos últimos;
pero tal relación sólo puede entenderse si pasa por un
Más complicaciones se agregan si se toman en cuenta “deber ser”. El valor moral se apoya en un deber ser,
los otros casos (particularmente el ablativo), que para como ya lo había visto Kant, y sin embargo Scheler
el principio de universalidad implica la exigencia de tiene asimismo razón, porque ese deber ser se funda
no tener en cuenta las características de cada situación a su vez en un valor extramoral. Lo que se logra con
particular y para el de individualidad alude, por el los axiomas deontoaxiológicos es poner de relieve esa
contrario, a la exigencia de tenerlas en cuenta. complejidad, explicitando el aspecto deóntico.
En los principios diacrónicos, por su parte, hay que Los axiomas deonto-axiológicos serían los siguientes:
contar con complicaciones debidas a los modos como
1. Lo bueno, si existe, debe conservarse (principio
las acciones y omisiones se vinculan con lo deóntico
C).
y lo axiológico. Ya Franz Brentano(19) había estable-
cido cuatro axiomas que retomó Scheler en su “ética 2. Lo bueno, si no existe, debe realizarse (principio
material de los valores”(20), en la cual resultaron de R).
importancia clave para la distinción entre valores mo- 3. Lo malo, si existe, debe cambiarse (o destruirse)
rales y extramorales. (principio R).
4. Lo malo, si no existe, debe omitirse (o evitarse)
Recordemos esos axiomas, tal como ellos son expuestos (principio C).
por Max Scheler:
• La existencia de un valor positivo es ella misma un Con lo cual se indica que la complejidad intrínseca
valor positivo; de los principios diacrónicos deriva de que cada uno
• la existencia de un valor negativo es ella misma un de ellos –en tanto principio deóntico– contiene dos
valor negativo; exigencias distintas, según el signo óntico (existencia-
no existencia) y el signo axiológico (bueno-malo) del
• la no existencia de un valor positivo es ella misma
respectivo punto de referencia.
un valor negativo y
• la no existencia de un valor negativo es ella misma Ahora bien, así como en lo óntico las “perfecciones”
un valor positivo. son abstracciones que nunca llegan a concretarse en su
forma ideal, también en lo deóntico el cumplimiento
Se cumple en esto la relación matemática: signos perfecto es imposible, debido justamente a las oposicio-
iguales (en este caso ónticos y axiológicos) dan lugar nes conflictivas entre los principios y a la complejidad
a signo positivo, y signos distintos a signo negativo. A conflictiva intrínseca de cada uno de ellos. Considerado
una mirada ligera pueden aparecer como demasiado aisladamente, cada principio es potencialmente pasible
obvios o tautológicos. Sin embargo, ahí está la fuente de un cumplimiento perfecto; pero en razón de las es-
de uno de los mayores descubrimientos en la historia tructuras conflictivas del ethos, lo más probable es que
de la ética: que los valores morales presuponen siempre ese cumplimiento unilateral involucre la transgresión
valores extramorales a los cuales van necesariamente de lo exigido por otro de los principios. Y el caso es
referidos. que cualquiera de esas transgresiones imposibilita la
La ética convergente propone el reemplazo de los moralidad del acto respectivo. En otros términos: la
axiomas de Brentano (y de Scheler) por los que de- no transgresión de un principio interesa más que su
nomina “axiomas deontoaxiológicos –o si se prefiere, observancia plena. Pero hablar de “plenitud” supone
con mayor precisión, onto-deóntico-axiológicos– de justamente que también son posibles formas parciales
los principios diacrónicos”, para apartar la apariencia de observancia. Hay grados de cumplimiento y, al
de tautología. Resulta efectivamente decisivo tener en margen de lo que exige cada principio, la ética conver-
cuenta la dicotomía deontoaxiológica, no considerada gente entiende que existe otra exigencia, no referida ya
de manera explícita por Brentano ni por Scheler, si directamente a la acción sino a las relaciones entre los
bien las expresiones usadas en sus axiomas esconden principios. Se trata de lo que puede llamarse “principio
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(o metaprincipio) de convergencia”, es decir, la exigen- sabiduría popular cuando expresa “lo mejor es enemigo
cia de maximizar el equilibrio y la armonía entre las de lo bueno”. Si eso es válido en muchos ámbitos, lo es
exigencias de los principios. Hay una línea de equilibrio a fortiori en el de la ética, y constituye lo que la ética
entre las dimensiones de la razón y justamente allí la convergente designa, con términos leibnizianos, como
no transgresión se hace posible. “incomposibilidad de los óptimos”.
El principio de convergencia es comparable, mutatis Los conceptos básicos de la ética convergente pueden
mutandi, a la exigencia hartmanniana de “síntesis”, ser resumidos, entonces, en el diagrama que se inserta
pero es preciso tener en cuenta que, para la ética con- a continuación.
vergente, la AEF es bidimensional y esto hace que, en Oposiciones conflictivas entre principios
lugar de haber una sola oposición como en la AEF de
Hartmann3, haya que enfrentarse con seis oposiciones
distintas. El papel de la razón en la ética consiste, por
un lado, en mostrar cómo maximizar la armonía y
por ende minimizar la conflictividad; pero también,
por otro lado (un lado de similar importancia que el
anterior), en admitir el a priori de la conflictividad. La
razón se ve afectada, unilateralizada, cuando cualquiera
de los cuatro principios es transgredido, es decir, cuan-
do se opera en desatención del equilibrio que debe
haber entre ellos y que, en definitiva, equivale al de la
razón como tal. Pero la misma bidimensionalidad de
la razón da cuenta del hecho de que, si bien la conflic-
tividad puede minimizarse, ella no puede eliminarse.
Reconocer esta imposibilidad es tan racional como
buscar aquella minimización. Sólo en la convergencia
de ambas actitudes tiene efecto una acción racional
en sentido estricto. En la medida en que una acción se
aleja de esa línea de convergencia, incurre en conducta
unilateral (acorde con una sola dimensión de la razón
o, por lo menos, en un cumplimiento desparejo de lo El eje horizontal o abscisa F representa la dimensión
exigido por los principios de las dos dimensiones). básica de la razón, la que ejerce la función fundamen-
tadora. Se entrecruza con el eje vertical u ordenada K,
La exigencia de no transgresión de los principios tiene el cual representa la dimensión crítica, desde donde
así, en la ética convergente, prioridad sobre la obser- la razón cumple la correspondiente función crítica.
vancia de cualquiera de ellos. La observancia plena de El entrecruzamiento permite separar en cada dimen-
un solo principio resulta incompatible con la maximi- sión una parte positiva y otra negativa, de modo tal
zación de la armonía entre los cuatro. Fundamentar la que sólo en el sector 1 se encuentran las dos partes
ética desde esta perspectiva equivale a indicar pautas positivas. En el sector 2 sólo es positiva la dimensión
para la conservación del equilibrio entre los cuatro prin- F y en el 4 sólo lo es la K. Tanto en 2 como en 4 hay
cipios, o para su recuperación cuando por algún motivo racionalidad a medias o racionalidad unidimensional.
se suspende; pero equivale también, al mismo tiempo, a En el 3, finalmente, faltan ambas dimensiones positivas,
la toma de conciencia de que se trata justamente de un por lo que está allí simbolizada la total irracionalidad.
equilibrio siempre amenazado en razón del a priori de la El diagrama, desde luego, sólo pretende constituir un
conflictividad. Esa comprensión se corresponde con la esquema didáctico aproximativo y no debe tomarse
como una matematización simplificadora de la muy
3 En Hartmann la AEF es unidimensional, no porque este pensador compleja trama de la razón. Cumple su cometido, sin
no haya advertido la oposición sincrónica (ya vimos que sí lo hizo en embargo, mientras se acepte que la razón es efectiva-
su propuesta de “inversión del imperativo categórico”), sino porque
no llegó a percibir su vínculo fundamental con la diacrónica, que él
mente bidimensional. La línea de puntos gruesos en
reducía a la oposición “fuerza”- “altura”. el sector 1 marca la separación (y a la vez el equilibrio)
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entre fundamentación y crítica. A la primera de esas se admite que los polos de cada estructura constituyen
dimensiones corresponden la universalización (U) y a su vez exigencias racionales o, lo que viene a ser lo
la permanencia o conservación (C), mientras que a la mismo, principios éticos “cardinales”, y si se concede
segunda pertenecen la individualización (I) y el cambio que la convergencia máxima (interdimensional e inter-
o la realización (R). Las flechas de líneas continuas estructural) se da en el equilibrio patentado por la línea
marcan las oposiciones interestructurales, es decir, entre de puntos gruesa, y que tal equilibrio constituye a su
la estructura sincrónica (U/I) y la diacrónica (C/R). vez una exigencia de “maximización de la armonía entre
Las flechas de líneas de puntos, finalmente, indican las los principios” (MAP) o principio de convergencia, se
oposiciones interdimensionales que se dan dentro de tendrá en este diagrama una sinopsis casi completa de
cada estructura, es decir, entre U e I y entre C y R. Si lo que se propone en la ética convergente.
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Resumen: El artículo examina el estatuto epistemológico de la bioética como disciplina académica. El autor sostiene que
el estatuto epistemológico de un discurso lo determina la pregunta fundamental que se plantea y la respuesta que se busca,
focos integradores del discurso. En el caso de la bioética, la pregunta fundamental es de índole moral. La bioética es pues una
disciplina ética que tiene su hogar epistemológico en la filosofía. El autor también defiende el concepto de “éticas aplicadas”.
Sugiere finalmente que el método de la bioética, sobre todo la que se hace desde nuestras latitudes, debería adoptar el círculo
hermenéutico como metodología para su filosofar.
Palabras clave: bioética, ética aplicada, epistemología, estatuto epistemológico, transdisciplinariedad, círculo
hermenéutico
* Doctor en Teología Moral. Catedrático del Departamento de Humanidades, Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, Puerto Rico
Correspondencia: jferrer@uprm.edu
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estudio1. La identidad disciplinaria de un saber deter- kantiano, por ejemplo– a la resolución de los problemas
minado depende precisamente de la definición de su concretos de las ciencias de la vida o en las profesiones
identidad epistemológica. Señala el estudioso italiano de la salud. A partir de esta definición del modelo de
Salvatore Privitera: “Indagar sobre la estructura lógica las éticas aplicadas, Baker y McCullough sostienen que,
de una ciencia concreta (...) significa indagar sobre la históricamente, los autores que se han ocupado de los
condición indispensable de su existir en cuanto cien- problemas relativos a la ética médica no han procedido
cia, y en cuanto ciencia distinta de las otras ciencias. de esa manera3. Aunque admiten que la filosofía moral
Condición indispensable del existir de una ciencia es ha tenido influencia en el desarrollo de la ética médica,
la especificidad de su estatuto epistémico, que consti- el paradigma adoptado por los bioeticistas ha sido uno
tuye al mismo tiempo el principio de identidad y el de de “apropiación” y no de “aplicación”. Por “apropia-
diversidad de esa misma ciencia concreta”(9). ción” entienden la adopción de conceptos filosóficos,
adaptándolos para usarlos para los propios fines en un
La identidad epistemológica la determina la pregunta determinado contexto práctico, desgajándolos así del
fundamental que guía la investigación en una determi- marco teórico en el que han tenido su origen.
nada disciplina; aquello que los escolásticos llamaban
su “objeto formal”. En otra parte hemos escrito: “El ¿Nos obliga la investigación de estos autores a descartar
estatuto epistemológico del conjunto del discurso lo el modelo de la ética aplicada para hablar de la identi-
determina la pregunta que se plantea y la respuesta dad y del estatuto epistemológico de la bioética? Para
última que se busca, la perspectiva dominante del comprender nuestra posición vamos a referirnos, en
análisis”(10). Si por ética entendemos la disciplina primer lugar, al artículo publicado en el mismo núme-
académica cuyo problema central consiste en “la fun- ro del Kennedy Institute of Ethics Journal por Tom L.
damentación de normas legítimas de convivencia para Beauchamp(12). Este último sostiene, con razón, que
la acción y la interacción entre seres humanos, aunque la definición de ética aplicada del artículo de Baker y
sus morales sean diversas”(8:135), no cabe duda de la McCullough es demasiado restrictiva. Parecería que
identidad ética de la bioética2. Es, como se ha dicho, la ellos reducen las “éticas aplicadas” a la metodología
ética para las ciencias de la vida y las profesiones de la habitualmente conocida como “deductivismo”: los
salud en una sociedad pluralista, es decir, con múltiples juicios morales se deducen directamente de preceptos
morales positivas en su seno. Esto nos lleva al problema normativos generales, pertenecientes a una determi-
de la identidad de las llamadas “éticas aplicadas” y si la nada estructura teórica preexistente. Es decir, en una
bioética puede considerarse una de ellas. concepción estrictamente deductivista, todos los juicios
morales fundamentados serían de índole silogística: la
Las éticas aplicadas teoría brindaría los principios generales y a partir de
estos se deducirían juicios fundamentados acerca de
El primer número del Kennedy Institute of Ethics prácticas humanas determinadas.
Journal de 2007 está dedicado al tema de la bioética
como ética aplicada (Is Bioethics Applied Ethics?) El Es verdad que los juicios silogísticos pueden jugar un
artículo principal lo firman Robert Baker y Laurence papel válido en la valoración moral de las acciones
McCullough(11), autores que rechazan el modelo de particulares, especialmente en sistemas naturalistas
las “éticas aplicadas” para definir la bioética. Dicho deontológicos, pero eso no significa que los autores que
modelo exige, en su opinión, que el bioeticista aplique entienden la bioética –o la ética empresarial, ingenieril,
una teoría ética –el utilitarismo o el deontologismo de la investigación o de la informática, por ejemplo–
como ética aplicada reduzcan su metodología a la
1 Es evidente que damos al término “ciencia” un sentido amplio, que va deducción de conclusiones morales a partir de un de-
más allá de las ciencias empíricas. Lo usamos de manera intercambia-
ble con los términos “disciplina académica” y “saberes académicos”, terminado marco teórico. Más aún, como señala Beau-
aunque reconocemos que es un uso que seguramente no todos acep- champ, ninguno de los autores que escribe sobre estos
tarían. temas lo hace. El citado autor nos ofrece una definición
2 Es una definición minimalista porque parecería reducir la ética a la
sola ética normativa. Desde nuestro punto de vista, la ética abarca
un campo mucho más amplio que incluye la justificación del deber 3 Aunque la bioética no se identifica con la ética médica, el artículo
moral y la elaboración de teorías éticas debidamente fundamentadas. de los autores que estamos citando se centra en el estudio de la ética
Sin embargo, para los fines de este trabajo nos basta la definición médica, que mutatis mutandi podemos aplicar a otras éticas aplicadas,
minimalista de Olivé. incluyendo la bioética.
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de las éticas aplicadas que encontramos enteramente ética y en las restantes éticas aplicadas: “...la reflexión
aceptable: “Ética aplicada” se usa hoy para referirse, en de la ética aplicada –a pesar del nombre que ostenta–
términos amplios, a cualquier uso de los métodos de funciona más “de abajo arriba” que de arriba abajo,
razonamiento para examinar críticamente decisiones más desde la base republicana de las distintas esferas
morales prácticas en las profesiones, la tecnología, la que desde la monarquía del saber filosófico”(13:165).
política pública y otros campos similares. El término La ética es “aplicada” si se esfuerza por dar respuestas
“aplicado” se refiere habitualmente al uso de métodos fundamentadas a los problemas morales que se plantean
filosóficos –incluyendo análisis conceptuales, equili- en los campos siempre concretos del obrar humano,
brio reflexivo, casuística (...) y otros semejantes– para no en cuanto aplica unos principios eternos y prede-
examinar críticamente problemas, prácticas y políticas terminados a unas disciplinas particulares. Sostenemos
que tienen una dimensión moral”(12:56). que la bioética es una ética aplicada en este sentido del
término. Y en cuanto “ética” es filosofía. Pero también
Por lo tanto, concluye Beauchamp, el método de esta tesis encuentra reparos en el pensamiento de re-
apropiación que proponen Baker y McCullough es conocidos autores.
una forma de ética aplicada, no su negación. Concu-
rrimos con el juicio de Beauchamp: la bioética es una
ética aplicada en cuanto adopta métodos de análisis Interdisciplinariedad, transdisciplinariedad y
filosófico –es decir, métodos estrictamente racionales de bioética
análisis moral para llegar a conclusiones racionalmente La identidad filosófica de la bioética se podría cues-
justificadas– con el fin de examinar problemas morales tionar a partir del abordaje interdisciplinario o trans-
concretos que se plantean en las ciencias de la vida y disciplinario que suelen requerir los problemas de los
en las profesiones de la salud. No estamos defendiendo que se ocupa esta reflexión. Esta es la opinión que
primordialmente el término “ética aplicada”, que quizá sostiene, por ejemplo, el reconocido bioeticista colom-
no sea el más feliz, si tenemos en cuenta los malos en- biano Gilberto Cely, reflexionando desde una matriz
tendidos a los que parece dar lugar4. Nuestra defensa se potteriana: “Interpretando el pensamiento de Potter,
centra en la identidad genuinamente ética y por ende nuestra propuesta implica una visión transdisciplinaria
filosófica del quehacer bioético. de la reflexión ética sobre los seres vivos, incluyendo al
En nuestro ámbito lingüístico, Adela Cortina se ha hombre (...) En esta comprensión transdisciplinaria y
ocupado ampliamente del problema del estatuto epis- global, la bioética, en virtud de su inspiración ecológica,
temológico de las éticas aplicadas. También esta autora es una ciencia de interfases; por consiguiente, no es
rechaza una simplista comprensión deductivista de las una simple ética aplicada y normativa, como piensan
éticas aplicadas: “Porque la expresión “ética aplicada” algunos filósofos, y tampoco es correcto desmembrarla
(...) despierta de inmediato la impresión de que se trata en bioéticas sectoriales sin interacción alguna(14).
de una disciplina que funciona de modo deductivo; es Probablemente la principal autoridad sobre transdisci-
decir, de una disciplina que, una vez descubiertos los plinariedad sea el físico rumano Basarab Nicolescu(15).
principios éticos, se limita a aplicarlos a los ámbitos y Como bien señala su traductora al inglés, Karen-Claire
los casos concretos, siguiendo el modelo de racionalidad Voss, la transdisciplinariedad es ante todo una actitud
del silogismo deductivo”(13). ante el mundo y ante la vida, que tiene en cuenta la
Cortina señala que esta comprensión no representa, en enorme complejidad de la realidad y que rehúsa por
modo alguno, el proceder de las éticas aplicadas. Los tanto encerrarse en antiguos moldes disciplinarios que
problemas surgen en los distintos ámbitos de la vida –en todavía compartimentan la búsqueda de la verdad en
nuestro caso, en la investigación científica biomédica y nuestras universidades. Según Nicolescu, la pluridis-
en la praxis clínica– y están dotados de peculiaridades ciplinariedad consiste en el estudio de un objeto por
específicas. Son estos problemas particulares los que varias disciplinas a la vez. Por ejemplo, un cuadro de
constituyen el punto de partida de la reflexión en bio- Giotto se puede estudiar desde la historia, la geometría
y la química, llegando así a un conocimiento más cabal
del objeto de estudio. La interdisciplinariedad alude a la
4 Halley Sánchez propone, por ejemplo, el de “éticas contextualizadas” transferencia de métodos de una ciencia a otra, dando
(comunicación personal al autor de este artículo el 27 de junio de
2008). origen a disciplinas noveles. Por ejemplo, los métodos
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pretar el mundo, pero de ahora en adelante se trata de la teología”7. En dicha obra, Segundo propone la idea
transformarlo”(16). El filosofar propio de la bioética del método teológico como un círculo hermenéutico
no puede limitarse a interpretar el mundo. De poco o que parte de los hechos de la experiencia y lleva a una
nada sirve si no contribuye a transformarlo. Debe ser reflexión que conduce, a su vez, a una nueva praxis. Pero
una reflexión comprometida con cursos de acción que el círculo no termina: perpetuamente exige apertura
promuevan el bien integral de los humanos y de los a los nuevos cuestionamientos que incesantemente
demás vivientes en nuestro planeta. plantea la realidad.
La visión y análisis transdisciplinarios en el abordaje No estamos haciendo aquí teología. Queremos hacer
de los problemas no está en modo alguno reñido con bioética con una metodología filosófica, es decir, estric-
la identidad filosófica de la bioética. Lo propio de la tamente racional y por ende secular (y no secularista)8.
filosofía ha sido siempre esa visión amplia, que se pre- Pero sugerimos que los planteamientos sobre el método
gunta por el sentido de la totalidad y por el significado teológico de Segundo nos pueden iluminar sobre la
último de las cosas. Una filosofía que se limitase a los metodología que debe adoptar esa peculiar manera de
debates entre los así llamados “filósofos profesionales” hacer filosofía que es la bioética: los datos de la realidad,
habría renunciado a su más genuina identidad. Si bien siempre cambiantes, nos obligan a formular continua-
es útil que algunos se dediquen con especial atención mente preguntas inéditas que exigen una reflexión
al estudio de la historia de la filosofía y de los métodos moral. Dicha reflexión debe contribuir a la generación
de análisis tradicionalmente asociados con ella, no se de nuevas praxis, axiológicamente fundamentadas, que
puede olvidar que el filosofar es patrimonio común a su vez serán continuamente evaluadas y renovadas
de la humanidad. Ninguna persona que sea capaz de debido al imparable desarrollo de las ciencias y de la
pensar e interrogar puede sustraerse a las cuestiones vida misma.
filosóficas.
En resumen, la bioética es una praxis filosófica que bus-
Los que hacemos bioética en las latitudes latinoamerica- ca la realización de los valores morales en las prácticas
nas no deberíamos ignorar las aportaciones hechas por relacionadas con las ciencias vidas y las profesiones de la
los debates sobre el método de la teología y la filosofía salud, dentro del marco de un compromiso existencial
de la liberación durante la segunda mitad del pasado con la transformación de la realidad en orden al bien
siglo, particularmente en las décadas de los setenta y los común, a la justicia y al florecimiento de la vida en este
ochenta. A modo de ejemplo, quisiera hacer referencia planeta azul. Su actitud y sus métodos de análisis son
a la obra del desaparecido teólogo uruguayo Juan Luis transdisciplinarios; su identidad y su hogar epistemo-
Segundo (1925-1996), autor del libro “Liberación de lógico último se encuentran en la filosofía.
40
Referencias
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htm
41
FUNDAMENTACIONES DE LA BIOÉTICA
Alfonso Gómez-Lobo*
Resumen: Tras señalar que la bioética no es sino ética aplicada, el artículo describe tres fundamentaciones bioéticas –utilitarismo,
de los principios y de los bienes básicos–, examinando sus postulados principales y revelando sus aparentes limitaciones.
Concluye que no es posible hacer bioética en forma reflexiva sin un conocimiento crítico de las opciones en filosofía moral
y en ontología, y de las cuales derivan los principales desacuerdos actuales en la aplicación de la ética al dominio de la vida
humana.
Palabras clave: bioética, utilitarismo, principialismo
FOUNDATIONS OF BIOETHICS
Abstract: After pointing out that Bioethics is just applied ethics, the article describes three bioethics fundamentals:
utilitarianism, of principles and the basic good, examining their main postulates and revealing their apparent limitations.
The article concludes that it is not possible to do bioethics in a reflexive form without a critical knowledge of options in
moral philosophy and in ontology, and from which the main current disagreement with the application of ethics to the
domain of human life are derived.
Key words: bioethics, utilitarianism, principalism
FUNDAMENTAÇÕES DA BIOÉTICA
Resumo: O presente artigo, além de defender que a bioética é uma ética aplicada, descreve três fundamentações bioéticas
possíveis: utilitarismo, principialismo e dos bens básicos, examinando seus postulados principias e revelando suas limitações.
Conclui que não é possível fazer bioética de forma reflexiva sem um conhecimento crítico das opções na filosofia moral e na
ontologia, das quais derivam os principias desacordos atuais na aplicação da ética no âmbito da vida humana.
Palavas chave: bioetica, utilitarismo, principialismo
* Georgetown University/Pontificia Universidad Católica de Chile. Miembro del Consejo Presidencial de Bioética de los EEUU.
Correspondencia: gomezlob@erols.com
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no se los debe dañar intencionalmente. La división tiempo. No puedo explicar aquí en toda su complejidad
de opiniones tiene lugar entre quienes niegan que un las perplejidades que este problema genera, pero confío
adulto sea el mismo ser humano que el embrión que que se percibe ya con cierta claridad que no es posible
fue y quienes lo afirman. Si no hay identidad, entonces hacer bioética en forma reflexiva sin un conocimiento
la no maleficencia acordada al adulto no se extiende al crítico de las opciones que han sido defendidas en fi-
embrión; si la hay, entonces también se extiende. losofía moral y en ontología, y de las cuales derivan los
principales desacuerdos que existen hoy en la aplicación
En ontología éste es el antiguo problema de la identidad de la ética al dominio de la vida humana.
de un ente, en este caso de un organismo, a través del
Referencias
1. Mill JS. Utilitarianism. Indianapolis: Hackett; 2001.
2. Singer P. Practical Ethics. 2nd ed. Cambridge: Cambridge University Press; 1999.
3. Beauchamp TL, Childress JF. Principles of Biomedical Ethics. 5th ed. New York: Oxford University Press; 2001.
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5. Gómez-Lobo A. Los Bienes Humanos. Ética de la Ley Natural. Santiago de Chile: Editorial Mediterráneo; 2006.
45
Resumen: El artículo muestra la situación actual del debate en torno a la posibilidad de fundamentar una bioética de
alcance universal. Se da particular atención al intento de invocar el paradigma de los derechos humanos, exhibiendo fuerzas
y debilidades de este camino, que parece haber alcanzado una cierta madurez con la adopción de la Convención de Oviedo
y la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO. Se postula que es necesario reconsiderar el
concepto de dignidad humana de acuerdo con la intención de los redactores de la Declaración del 48, para evitar el peligro
de fragmentación y ambigüedad de este concepto.
Palabras clave: derechos humanos, bioderecho, dignidad humana, bioética global
* Doctor en Bioética. Profesor de Bioética en la Facultad de Bioética del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, Roma
Correspondencia: bioethicsresearch@upra.org
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lo que es la supervivencia aceptable para la persona entre universalismo y particularismo, pero sin indicar
individual. Con todo, la bioética global en Potter, más con demasiada claridad cómo llegar en la práctica a una
que un proyecto universal –en el sentido de válido para armonización compartida transculturalmente. En el úl-
todos–, se presenta como una respuesta particular a un timo tiempo, también en la bioética norteamericana –y
problema de alcance mundial: la supervivencia acepta- precisamente para dar un alcance universal–, se postula
ble en un nivel planetario. Potter no pretende imponer el recurso a los derechos humanos como camino para
por la fuerza su proyecto, pero invita a todos a adherir salir del propio etnocentrismo(21).
a un credo bioético que no es materia negociable ni
H. T. Engelhardt, por su parte, a partir de su experiencia
pretende estar abierto a visiones alternativas. Como
en Asia(22,23), comienza a percibir la profundidad del
muestra el uso del término en la literatura académica
problema y a inclinarse progresivamente hacia una solu-
más reciente, la bioética global ha adquirido, como
ción radicalmente escéptica, siguiendo en cierto sentido
sucedió igualmente con el concepto de bioética, un
sus propios pasos y reproponiendo a escala global su
significado bastante diverso.
tesis de los extranjeros morales y la necesidad de llegar
Fue la tremenda aceleración del proceso de globali- a un acuerdo negociado entre las personas capaces de
zación, a fines de la década de los 90, lo que inició el promover sus propios intereses(24). En una escala glo-
debate de la bioética global. En principio se comenzó a bal, sin embargo, Engelhardt tiende a dar mucho más
constatar que varios problemas de bioética adquirían un énfasis al rol de las comunidades y, por tanto, a pensar
alcance planetario: se puede pensar en la investigación en una gran diversidad de comunidades autorreferentes
biomédica, cada vez más frecuentemente proyectada que se guían por estándares propios y que el Estado
en un país del Norte pero realizada en un país del Sur; debe aceptar mientras no lesionen los intereses de otras
en el tráfico de órganos, que muchas veces atraviesa comunidades y los individuos conserven la libertad de
fronteras; en la epidemia del SIDA; en las desigualdades adherir o no a ellas. De ese modo, la búsqueda de una
en términos de acceso a la salud, para limitarnos sólo bioética global se transforma en un problema irrelevan-
a los problemas más comúnmente citados. Comenzó te, pues lo único que debe garantizar el Estado, y más
a configurarse lo que Peter Singer llamó Global Health ampliamente la comunidad internacional, es que las
Ethics(12). diversas comunidades puedan organizarse libremente
para vivir conforme a sus propios principios y que los
Naturalmente, el contenido de una ética no son sólo individuos no sean obligados por la fuerza a adherirse
los problemas que debe afrontar, sino sobre todo a ellas. Es lo que Engelhardt llama el “libre mercado”
los principios con que debe resolverlos. Por ello, no de las preferencias éticas(2:41). Al final de cuentas, se
sorprende que comenzara un debate para determinar vuelve al viejo debate entre el cosmopolitismo liberal y
cuál modelo de bioética era el más adecuado para el particularismo comunitario, similar aunque no idén-
solucionar estos problemas de alcance global. El pri- tico al del multiculturalismo. Engelhardt es también
mero de los candidatos, y por lo demás el más obvio, bastante crítico con la Declaración de la UNESCO
vista su influencia en la bioética norteamericana, era de 2005, considerándola un acuerdo vacío y carente
el principialismo(13). En realidad, para éste la bioética de significado concreto(2:7). No sólo es escéptico
global no supone ningún problema adicional, pues frente a la posibilidad de la bioética global, sino que
se presenta a sí mismo como capaz, de iure, de dar rechaza explícitamente los intentos la UNESCO en
respuestas universales, tanto por el carácter prima facie esta dirección, sin duda los más significativos desde
de los principios como por la flexibilidad para resolver el punto de vista del derecho internacional de los
eventuales conflictos entre ellos(14). derechos humanos.
No obstante, es un hecho que en otras culturas el
principialismo está lejos de ser considerado algo uni- Bioética y derechos humanos: el largo camino
versal(15-17). Otros autores norteamericanos, como hacia la bioética global
Robert Baker(18) y Ruth Macklin(19), comenzaron
a buscar esquemas diversos de fundamentación, cons- Hay quienes sitúan el nacimiento de la bioética en
cientes de que el relativismo cultural era un obstáculo la segunda postguerra(25), y en cierto sentido tienen
serio si se quiere hablar con rigor de bioética global. Da- razón si consideramos que la bioética siempre se ha
niel Callahan(20) propone una especie de conciliación presentado a sí misma como una conciencia crítica del
48
progreso científico. Ante las atrocidades de la ciencia humanos. Es notoria también la función que asume
nazi, no era posible una actitud de indiferencia y la la dignidad humana como principio fundante del
reacción crítica quedó cristalizada en los procesos de bioderecho en este texto y, en general, en el derecho
Nuremberg y en el código homónimo, un primer comunitario europeo(31,32).
intento por dar un marco jurídico a la investigación mé-
Antes de hablar del salto en la relación entre bioética
dica a escala planetaria(26). Es precisamente este afán
y derechos humanos del derecho comunitario europeo
universalista lo que asemeja a la bioética de Nuremberg
al derecho internacional tout court, fundamentalmente
con la Declaración de los Derechos Humanos del año
a través de la labor de la UNESCO, creo necesario
sucesivo. Si el Código de Nuremberg fue redactado
reflexionar brevemente sobre la dinámica interna de
con la presunción de que se trataba de principios de
esta relación dentro del derecho comunitario. Es inne-
alcance universal(27:3), en la Declaración es la dig-
gable que sin un desarrollo del marco de los derechos
nidad inherente al ser humano el origen de todos los
humanos, impulsado por las mismas exigencias de la
derechos concretos que después serán proclamados en
integración europea, este vínculo habría sido imposible,
el articulado(28). Por eso podemos decir, con Carlo
aunque también hay que atribuir esta tendencia a la
Casini, que “los derechos humanos o son universales
mentalidad jurídica europea(33). Sophie Monnier nota
o no existen”(29).
además el hecho de que las normas no fueron elabo-
Con todo, a pesar de que en el Pacto Internacional radas fundamentalmente en sede jurídica o legislativa,
sobre Derechos Civiles y Políticos de 1966 se hablara sino en el contexto interdisciplinar de los comités de
del consenso informado como principio fundamental bioética, en este caso, del Comité Director de Bioética
(en el artículo 7), hubo que esperar mucho tiempo para del Consejo de Europa(34). El mismo esquema se repe-
que bioética y derechos humanos volvieran a caminar tirá después en la UNESCO, en la cual son los comités
juntos. En realidad, sólo en Europa, y a partir de la (el Comité Internacional de Bioética y el Comité Inter-
Convención Europea de Derechos Humanos de 1950, gubernamental de Bioética) los que toman la iniciativa
se comienza a tratar el acceso igualitario a la salud en en este proceso de producción normativa.
el marco de los derechos humanos. Sabemos que en
Desde el punto de vista teórico, el aspecto crucial de
Estados Unidos, donde hay una fría acogida a los de-
este proceso es la constante referencia a la dignidad
rechos económicos y sociales, no podría haberse dado
humana como fundamento de los derechos de las per-
una situación análoga. Durante más de 20 años el único
sonas en el ámbito bioético. Se trata, evidentemente,
punto de unión entre bioética y derechos humanos, y
de colocarse en continuidad con la Declaración del
sólo al interior del derecho comunitario europeo, es el
48 y con ambos pactos internacionales sobre derechos
derecho a la salud.
humanos. Desgraciadamente, el concepto de “dignidad
Las cosas comienzan tímidamente a cambiar a partir humana” no es unívoco y su formulación jurídica se
de la década de los 70, cuando la perspectiva de los presta para evidentes ambigüedades, que se constatan
derechos humanos empieza a extenderse hacia otros rápidamente en la existencia de propuestas normativas
problemas bioéticos, como la dignidad de la fase ter- sustancialmente diversas y casi contradictorias que
minal de la vida, los transplantes, la ingeniería genética, pretenden apoyarse en él (véase el debate a propósito
etc. Será un proceso que adquirirá una aceleración de la Resolución 1607 de la Asamblea Parlamentaria
decisiva con la institución del Comité Director de del Consejo de Europa, que propone el acceso al aborto
Bioética del Consejo de Europa. A inicios de los 90 este como derecho humano).
comité fue el principal promotor de los textos jurídicos
Otro problema latente en la relación entre bioética
que abordan los problemas de bioética usando el pa-
y derechos humanos es el tema de quién es sujeto de
radigma de los derechos humanos y que se consolida
derechos. Ya desde 1948, cuando se renunció a espe-
definitivamente en la Convención de Oviedo, abierta
cificar el reconocimiento del derecho a la vida desde la
a la ratificación de los estados en 1997. Se insinúa
concepción, para evitar posiciones de bloqueo de países
también la dimensión global del vínculo entre bioética
que habían legalizado el aborto (el bloque soviético,
y derechos humanos (por la apertura a la firma de la
fundamentalmente), se buscó infructuosamente un
convención por parte de cualquier Estado), al menos
acuerdo unívoco sobre este tema. Es claro que los re-
en el plano del derecho internacional de los derechos
dactores de la Declaración del 48 no pretendían excluir
49
la vida prenatal de la titularidad de los derechos y por que precisamente, como muestra la elaboración de la
ello carece de fundamento la idea de que la expresión Declaración del 48, es un concepto que aspira a servir
“nacen iguales en dignidad” del Preámbulo pretenda de puente para el diálogo transcultural.
limitar la subjetividad jurídica a los nacidos(35). Se
plantea el problema de si todo ser humano, por el sólo En cambio, si queremos hablar de la dignidad humana
hecho de serlo y en cualquier etapa de su existencia, es como concepto ético podemos intentar una delimi-
titular de los derechos humanos. Una respuesta negativa tación de su contenido con el fin de darle un valor
no puede sino comprometer el carácter metajurídico fundante. Podemos afirmar que se trata de un atribu-
de los derechos humanos, pues sustancialmente deja to esencial de los seres humanos, del cual se derivan
en manos del derecho positivo la facultad de determi- consecuencias normativas tanto de índole prohibitiva
nar la subjetividad jurídica, vaciando de contenido in (abstenerse de determinados actos contra los portadores
radice a los derechos humanos que son precisamente de dignidad) como de índole prescriptiva (actuar a favor
“reconocidos” (y no establecidos) por la juridicidad de las personas).
plasmada en texto positivo. En otras palabras, su En el debate actual, no sólo bioético, tienden a dis-
carácter vinculante no se deriva sustancialmente del tinguirse dos enfoques sobre la dignidad(41,42): uno
hecho de su positivización. que podríamos llamar ontológico y otro funcional.
El problema de la naturaleza declarativa (su exigencia El primero consiste básicamente en reconocer valor
intrínseca de reconocimiento) de los derechos humanos normativo a la pertenencia a un conjunto de seres
encierra una ambivalencia estructural que es necesario de igual entidad ontológica, en este caso, la especie
tener en cuenta. Por una parte, es necesario que los humana. Basta la sola pertenencia a esta especie para
derechos humanos reciban una positivización, para lo ser inmediatamente portador de una dignidad. Este
cual es indispensable el recurso al consenso político es claramente el sentido que el adjetivo “inherente”
concreto; por otra, sin embargo, este mismo proceso pretende dar al sustantivo “dignidad” en el preámbulo
de positivización, exigido por la naturaleza propia de de la Declaración y, en general, en los documentos de
los derechos humanos, encierra siempre el peligro de bioderecho se tiende a seguir esta interpretación si se
reducirlos a su dimensión puramente positiva. Los dere- considera que los sujetos incapaces de autodeterminarse
chos humanos son principios ético-jurídicos, más aún, son también considerados sujetos de derecho.
el núcleo mismo de toda juridicidad(36). Por eso, si los La interpretación funcional de la dignidad humana,
despojamos de su valor ético objetivo y universal no con algunas variantes, consiste en fundarla en una
tiene ningún sentido proponerlos como fundamento capacidad, normalmente la autodeterminación, y por
de una bioética global. lo mismo en excluir a todo aquel que no es capaz de
autodeterminarse aún (vida prenatal o también neo-
Ambigüedades en torno al concepto de natal) o ha perdido esta capacidad (por ancianidad o
dignidad humana enfermedad) o no la adquirirá nunca (discapacidades
graves). Esto no implica necesariamente que se pueda
Como señala D’Agostino, la dignidad –concepto clave disponer de modo arbitrario de estas categorías de
para la ética, el derecho y la misma bioética(37)– es seres humanos, pero evidentemente no se les conce-
también considerada particularmente ambigua(7). En de el estatuto de sujeto de derechos, en cuanto sus
realidad, esta ambigüedad es más patente en la reflexión intereses quedan a merced de los intereses de otros.
bioética que en la biojurídica, lo cual expresa también Esta interpretación de la dignidad no sólo puede ser
la dualidad de planos de la dignidad humana: como gravemente discriminatoria, sino también contrasta
principio ético y como principio jurídico. En este claramente con la progresiva tendencia a la extensión
segundo caso, la dignidad humana siempre debe ser de la titularidad de los derechos humanos que va des-
entendida dentro del contexto del documento en que de la abolición de la esclavitud y se prolonga hasta la
se encuentra y, por lo tanto, con un significado jurídi- reciente Convención sobre la Discapacidad, en la cual
co preciso(38-40). Buena parte de la ambigüedad del paradójicamente algunos quieren conceder a los disca-
concepto deriva de la diversidad de sus raíces –estoicas, pacitados, bajo el camuflaje de la salud reproductiva, el
bíblicas, renacentistas y liberales– que últimamente han mismo derecho por el cual ellos son eliminados antes
confluido en la idea contemporánea de dignidad, la de nacer a través del aborto eugenésico. Afirmación
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fundamental de esta corriente(43,24) es la distinción Una concepción individualista de los derechos huma-
filosófica, pero con consecuencias jurídicas concretas, nos, centrada en la autodeterminación, como la que
entre persona y ser humano, que para un enfoque mostramos a propósito de la dignidad humana, hiere
ontológico de la dignidad resulta intolerable. Como las susceptibilidades de culturas de matriz fuertemente
decíamos, esta interpretación de la dignidad humana no comunitaria, como la oriental o la africana(48,16). De
es tan relevante en el Derecho Internacional, en cuanto este modo, el clima de diálogo intercultural y de sincero
no existe ningún texto que la abrace explícitamente. esfuerzo por encontrar una vía conjunta tiende a ser
Sin embargo, puede ser particularmente importante reemplazado por uno de hostilidad y desconfianza,
en la legislación interna, en la que los principios del como se pudo ver hace algunos años en las Conferencias
derecho internacional tienen que ser aplicados. En un de El Cairo y Beijing. No cabe duda que, como señala
plano ético, en un proyecto que busque fundamentar Glendon(49), esta tendencia a la inflación de los dere-
la bioética en los derechos humanos, la pregunta por chos humanos en clave individualista no contribuye a
el sujeto de los mismos no puede quedar sin respuesta. un consenso universal en torno a los mismos.
Lo claro es que las diversas concepciones del concepto
Ante este escenario, la comunidad académica parece
de “dignidad” son dependientes de una perspectiva
estar dividida. Mientras unos hablan de la necesidad
antropológica concreta(44).
de superar el paradigma de los derechos humanos para
construir una etnobioética(50), otros, sobre todo quie-
La crisis de universalidad de los derechos nes colaboran en el proyecto de la UNESCO, tienden
humanos a ser más optimistas(51). El problema de cómo lograr
Hoy es frecuente escuchar afirmaciones como que los acuerdos sobre principios de bioética con alcance glo-
derechos humanos son un artefacto occidental, una bal que pudieran mediar entre diversas culturas estaba
reliquia de la Ilustración o bien una sutil justificación sumamente presente en la mente de los miembros del
del imperialismo cultural de Occidente. No se trata Comité de Bioética de la UNESCO cuando dieron su
de una objeción totalmente nueva. En 1947, la mis- parecer sobre la posibilidad de elaborar “normas univer-
ma American Anthropological Association criticaba el sales de bioética”(52). Probablemente, este problema ha
proyecto de la Declaración de los Derechos Humanos estado mucho más presente en la Declaración de 2005
negando la universalidad de los valores a favor de un que en las precedentes sobre el genoma humano y la
acendrado relativismo cultural(45). Últimamente, en protección de los datos genéticos humanos, de 1997 y
formas más sutiles, esta objeción se ha revitalizado, 2003 respectivamente(53,54).
no sólo por motivos religiosos (basta pensar en las En realidad, más allá de la diversidad de las posiciones,
dificultades del Islam con los derechos humanos) sino es claro que se trata de un asunto que debe ser abor-
principalmente culturales. Esta postura es evidente en dado. Como acabamos de ver, el problema de la uni-
la Declaración de Bangkok(46) y en algunos aspectos versalidad transcultural de la bioética se plantea tanto
de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos si se reflexiona a un nivel estrictamente ético como si
de Viena de 1993, en la que se habla de la necesidad se busca un modo concreto de encontrar una univer-
de contextualizarlos. En Viena, sin embargo, se llegó a salidad compartida, como son los derechos humanos.
una fórmula de acuerdo para afirmar su universalidad: El artículo 12 de la Declaración de la UNESCO de
“Todos los derechos humanos son universales, indivisi- 2005 que afirma que: “Se debería tener debidamente
bles e interdependientes. La comunidad internacional en cuenta la importancia de la diversidad cultural y
debe tratar al conjunto de los derechos humanos de del pluralismo. No obstante, estas consideraciones no
modo justo y equitativo, poniéndolos al mismo nivel habrán de invocarse para atentar contra la dignidad
y dando el mismo énfasis a cada uno. Aunque se debe humana, los derechos humanos y las libertades fun-
tomar en cuenta el significado de las particularidades damentales o los principios enunciados en la presente
nacionales y regionales, así como los diversos contextos Declaración, ni tampoco para limitar su alcance”(55),
históricos, culturales y religiosos, es un deber de los plantea el problema desde una perspectiva que tiende
estados, más allá de sus sistemas políticos, económicos a contraponer la diversidad cultural a los derechos
o culturales, el promover los derechos humanos y las humanos, como si estos últimos fueran principios
libertades fundamentales”(47, n.5). atemporales e inmutables, sin una dimensión de his-
51
toricidad. Sólo si se crea una cultura de los derechos y bien estructurado(57), seremos capaces de desarro-
humanos, estos serán efectivamente respetados; por llar el contenido que se quiso expresar con la idea de
ello, es necesario que se revistan del ropaje que cada dignidad humana inherente. Está claro que lo que se
cultura les ofrece. tenía en mente no era un ideal de ser humano abs-
tracto, atemporal y fuera de la historia, sino hombres
Si pensamos en los refranes de las diversas lenguas, y mujeres concretos a los cuales era necesario recono-
constatamos que con expresiones literalmente dife- cer un conjunto de derechos, teniendo en cuenta la
rentes se busca transmitir una misma idea o principio. diversidad concreta en que desarrollan su existencia.
Todo traductor sabe que es imposible traducir literal- Tutelar la dignidad humana no se reduce únicamente
mente un refrán; es necesario conocer los equivalentes –y ni siquiera principalmente– a garantizar que cada
de cada lengua. El respeto de la diversidad cultural uno pueda hacer con su libertad lo que le parezca,
no es relativismo cultural, pero no porque exista un sino que también implica crear un espacio para que
límite externo que serían los derechos humanos, sino el ser humano pueda realizarse conforme a su propia
porque existe una matriz común a todas las culturas, potencialidad y colaborar a proteger la dignidad de
lo humano en su sentido más profundo, que debe ser los demás, especialmente de los más débiles. Este es el
siempre respetado y que es la medida que permite espacio que quieren crear quienes promueven la tutela
juicios transculturales. Tematizar con profundidad esta de los derechos humanos con la bioética en un lugar
dialéctica entre lo que podríamos llamar “naturaleza” fundamental, dado que tocan la raíz del ser humano:
y “cultura” excede el espacio de este artículo, pero me la vida humana física como fundamento indispensable
interesa señalar que los derechos humanos, sobre todo de nuestro ser en el mundo.
en su formulación positiva, deben situarse al interior
de una determinada cultura y no fuera de ella, en un Es cierto que analizar este principio para llegar a prin-
espacio abstracto y atemporal. cipios o normas concretas en materia de bioética no es
una empresa fácil (lo demuestra el mismo proceso de
Un camino de salida a la crisis de elaboración de la Declaración de la UNESCO) pero
universalidad de los derechos humanos si se hace buscando siempre el respeto a la humanidad
común que está en la base de nuestra dignidad, y que
Mary Ann Glendon señala con acierto que debemos necesariamente se expresa en una cultura concreta,
volver nuestra mirada nuevamente al espíritu de la podemos estar confiados en que se descubrirán la exi-
Declaración del 48 para elaborar lo que en ella está gencias específicas que se derivan de ella en el campo de
virtualmente contenido(28). No es irrelevante que el la bioética. Este puede ser un punto de partida sólido
texto fundacional de los derechos humanos globales para una bioética global transcultural. La Declaración
haya sido el fruto de una colaboración eficaz entre de la UNESCO puede ser un buen inicio para este
diversas sensibilidades culturales, como han mostrado proyecto, si se mantiene en el camino trazado por el
todas las reconstrucciones del proceso de redacción documento fundacional del paradigma contemporáneo
desde las más remotas(56) hasta las más recientes(35). de los derechos humanos: la Declaración del 48, de la
Si la analizamos no como una lista de derechos sin que acabamos de celebrar el sexagésimo aniversario.
principio unificador sino como un conjunto armónico
Referencias
1. Gracia D. De la bioética clínica a la bioética global: treinta años de evolución. Acta Bioethica 2002; 8(1): 27-39.
2. Engelhardt Jr. HT, (ed). Global bioethics. The collapse of consensus, Salem: M & M Scrivener Press; 2006.
3. Andorno R. Comment concilier une bioéthique universelle et le respect de la diversité culturelle? In Byk C. Bioéthique
et droit international. Autour de la Déclaration universelle sur la bioéthique et les droits de l'homme, París: LexisNexis;
2007: 55-60.
4. Glendon MA. Rights Babel: The universal rights idea at the dawn of the third millennium. Gregorianum 1998; 79(4):
611-24.
5. Cotta S. Soggetto umano. Soggetto giuridico. Milan: Giuffrè; 1997.
6. Glendon MA. Foundations of human rights: The unfinished business. American Journal of Jurisprudence 1999; 44:
1-14.
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53
54
Resumen: El presente trabajo reflexiona sobre el concepto de “dignidad” desde sus orígenes y la evolución del término,
en búsqueda de un sustrato filosófico y antropológico que fundamente el concepto, con el fin de que se respete la persona
humana desde la fecundación hasta la muerte y la reflexión bioética tenga una base desde la cual proceder.
Palabras clave: dignidad, persona humana, bioética
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1. Alguna nota histórica sobre el concepto es específico de su naturaleza: su ser espiritual. Esta
dignidad(1) dignidad es más que moral, más que ética, más que
psicológica: es constitutiva del ser humano y su natu-
Lo que se entiende por “dignidad” ha sufrido un cam- raleza es ontológica. No se la puede dar él a sí mismo ni
bio substancial desde que este valor surgió en la socie- podemos hacerla depender de su vida moral, tampoco
dad de la antigua Roma hasta que fue incorporado en se la puede dar el Estado –como sucedía en Roma– o
la cultura cristiano-occidental: pasó de una conquista la sociedad, aunque a ellos corresponda reconocerla y
individual a ser inherente a la condición humana. vigilar que no haya violaciones.
En la sociedad romana preimperial la dignidad res-
pondía a méritos en una forma de vida, ligada por una 2. La dignidad es constitutiva hasta el final de
parte a la esfera política y por otra a una recta moral. En nuestros días
Roma la condición principal para adquirir dignidad era
En el lenguaje habitual, “dignidad” es un atributo o
la acción política, la pertenencia al Senado, junto con la
condición propia del ser humano. Sólo las personas
integridad moral. Pertenecer a la nobleza romana, tener
tienen “dignidad”. Forzando la expresión, se podría pre-
entre los antepasados héroes troyanos, reyes, o –como
guntar si obras de arte u obras del espíritu en general, o
César– una diosa confería más brillos a esa dignidad.
asociaciones humanas determinadas, no tienen también
El romano defendía su dignidad, luchaba por ella, la
“dignidad”. Es fácil ver que en cualquiera de esos casos
asentaba y lucía. Ésta no tenía un orden rígido: podía
el término “dignidad” se estaría aplicando como una
aumentarse, rebajarse, perderse, restituirse. La dignidad
derivación o extensión de la dignidad que es atributo
era un logro personal que, por un lado, daba derecho
de los seres humanos que dieron origen a la obra o a la
a un poder y, por otro, por el impulso interior a ser
asociación. Siempre se ve que son las personas las que
moralmente intachable, exigía un deber.
tienen dignidad y no sus obras o asociaciones.
La dignidad obligaba y lo hacía más cuanto mayor
Si observamos las cualidades de hombres o cosas nos en-
era su grado. A esa forma de vida pertenecían la
contramos con que pueden hallarse en mayor o menor
magnanimidad, disciplina, austeridad, moderación y
grado. Por ejemplo, las magnitudes: hay cuerpos más
serenidad de mente. La dignidad era elitista: no todos
grandes o más pequeños, más livianos o más pesados,
los ciudadanos gozaban de las condiciones para llevar
más veloces o más lentos. Pero también nos parece
esa forma de vida portadora de dignidad; además, no
que colores, olores o sabores pueden ser más o menos
se concebía sin libertad: era incompatible con la condi-
intensos. En alguna forma, toda la naturaleza sensible
ción de esclavo. Según Cicerón autor, la dignidad debe
está sujeta a medida, sus propiedades son cuantificables.
apoyarse en el dominio sobre sí mismo, el abandono
En otro orden de cosas, que no son propiamente me-
de toda liviandad y del actuar impulsivo.
dibles, también reconocemos una suerte de magnitud:
Para el cristiano la dignidad del hombre tiene el triple nos parece que el talento matemático, el musical, el
fundamento en su origen divino, en su calidad de ima- literario, entre otros, pueden ser mayores o menores,
gen y semejanza de Dios y en su finalidad en el Creador aun cuando su estimación se parece muy poco a una
mismo. La dignidad queda así definida, para todos los simple medición. En el ámbito de las cosas morales
hombres por igual, en relación directa con Dios, con in- también reconocemos gradación: hay personas más o
dependencia de toda otra condición: raza, nacionalidad, menos valerosas o veraces. Incluso frente a un complejo
sexo, edad, creencias, condición social. Esa dignidad conjunto de cualidades morales podemos decir que hay
dota al hombre de ciertos derechos inalienables y de personas que nos parecen más respetables que otras.
ella nacen las tareas de protección y respeto. A primera vista, entonces, todo parece susceptible de
gradación, cualquiera condición que conozcamos se
La evolución de este concepto a través de la historia puede mostrar o poseer en grados diversos.
del pensamiento occidental lleva a la conclusión de
que la dignidad humana no puede ser fruto de una Pero cuando hablamos de la “dignidad humana” hay
conquista, pues serían muchos los que, conforme al un elemento central que no puede ser sometido a
parámetro establecido, no la alcanzarían. La dignidad comparación, que no reconoce propiamente gradación.
es intrínseca a la persona humana en razón de lo que Esto es lo que expresaría la intuición de Kant de que
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hay algo que es propio, lo íntimo de cada hombre/ vocación personal tiene un sentido central en nuestras
mujer, y que no puede ser utilizado como medio, vidas, ella lo tiene máximamente en el momento en
como instrumento, sino que es siempre un fin en sí. que la vida camina a apagarse. Cuando no quedan casi
Hay algo que provoca repulsión en el intento de poseer los rasgos de las cualidades que le han dado relieve al
integralmente a un hombre como esclavo, a un niño individuo, es donde resplandece más la pura dignidad.
como objeto de placer o a un organismo humano como Donde se hace enteramente pasivo es donde resplande-
donador de órganos. ce el valor de la acogida como condición fundamental
del trato de las personas. Donde el hombre se hace
Todas las formas de relación humana comprenden impotente para reivindicar su derecho, resplandece la
servicios, remuneraciones, organización, limitaciones fuerza de nuestra responsabilidad hacia él. Acogida y
o especificaciones de la libertad de los individuos. Pero responsabilidad son dos pilares de la sociedad humana.
siempre –en casos de duda– percibimos un límite que La muerte de cada ser humano nos trae una lección
no es franqueable, en el que la relación cuestionable se de esas virtudes.
transforma en “usurpación”, en explotación del otro.
Ningún ser humano puede estar sometido a nuestro
arbitrio. Hay algo en mí y en cada uno de los hombres 3. Dignidad del embrión humano
y mujeres, que le es propio, y de lo cual nadie puede Vamos a ordenar esta exposición de acuerdo a las
disponer. Nadie puede estar a disposición de otro como siguientes preguntas:
lo está el instrumento a la del operario. Esa condición 1. ¿Qué es un embrión humano? A lo que adelantamos
del ser humano es su dignidad. Todas las cosas pueden la respuesta que propondremos: es un organismo
ser transables y tienen precio; pero el hombre tiene perteneciente a la especie humana.
dignidad. 2. ¿Qué trato corresponde darle a ese organismo? A lo
Esa dignidad propia del hombre no existe en grados que responderemos: el que es debido a una persona
diversos. Sería absurdo decir que los hombres son más humana.
o menos explotables, más o menos usables, como se 3. ¿Qué se puede inferir de una sociedad que le nie-
pueden usar las cosas en general. Esa dignidad “nu- ga ese trato? A lo que responderemos que ella no
clear” o fundamental se tiene o no se tiene. No puede alberga un respeto cabal a la persona humana.
haber hombre que no la tenga. Ella se adquiere con la
existencia y se pierde con la muerte. 1. ¿Qué es un embrión humano?
Ser persona no es algo agregado, no es una cualidad o Queremos intentar una respuesta muy parcial, muy
característica del ser humano: es la manera que tiene limitada, pero que no recurra todavía a nociones fi-
el ser humano de existir, de ser. La dignidad no está losóficas que hoy son compartidas sólo por algunos;
ligada a sus cualidades morales, físicas o intelectuales, que se apegue en este apartado más bien al lenguaje
sino simplemente a que este “es”, al hecho de que de las ciencias naturales. Creemos que esta manera de
como individuo de la especie humana tiene un lugar proceder presenta algunas ventajas en cuanto posibi-
absolutamente especial en la creación. lidad del diálogo.
La persona humana en cuanto organismo biológico La respuesta es casi engañosamente simple: es un orga-
está sujeta a leyes de origen, desarrollo y decadencia. nismo de la especie humana. Pero para entender esta
Durante este trayecto es válido que ella no puede ser respuesta en sus implicaciones hay que clarificar los
usada como instrumento y que es digna de acogida y términos. ¿Organismo animal? ¿Cuándo decimos que
de respeto. Desde el primer instante de su existencia estamos frente a un organismo? Pensemos en cualquier
la persona es con otros, los otros son responsables ante clase de organismo, desde un protozoo a un verme
ella, deben acogerla, no pueden manipularla como si (gusano) o a un mamífero (gato).
fuera un instrumento. Es en sí misma un fin y demanda
Un organismo es una unidad discreta, una entidad
de todos acogida y protección.
biológica que se distingue claramente de su medio, del
El deber humano más elemental es ayudar al hermano cual lo separa una capa más o menos complicada de
a vivir la última llamada que recibe en esta tierra. Si la estructuras que vienen a constituir el límite o borde del
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organismo. Para una ameba será la membrana celular los que forman el resto de los componentes celulares:
y el glicocálix, para un mamífero el revestimiento de en el caso del zigoto, el citoplasma. Por razones que
piel y de mucosas. Todo organismo tiene un borde, y a se entienden bien desde el ángulo fisicoquímico, estas
través de este borde el organismo intercambia materia peculiaridades determinan trayectorias de desarrollo
y energía con el medio. El borde que delimita la uni- diferentes, aun en el caso de los gemelos univitelinos.
dad discreta circunscribe un sistema termodinámico Por eso, el embrión es un organismo humano único en
que recibe del medio materia y energía y las entrega cualquier estado de su desarrollo, distinto de todos los
transformadas, o sea delimita lo que se podría llamar otros de su especie que se hallen en estado comparable
un sistema dinámico fisicoquímico abierto y de com- de evolución.
posición muy compleja.
Todo esto vale entonces desde el momento de la fe-
Todos los organismos se caracterizan por una trayec- cundación. No hay razón sólida para pensar que un
toria de desarrollo, de complicación, de autoorgani- embrión es menos un organismo humano antes de la
zación, que sigue un curso perfectamente previsible. implantación en el útero que después de ella: los fa-
Si observo un organismo de una especie determinada mosos catorce días del informe Warnock son un plazo
en un momento dado de su vida puedo prever cuál convencional y dictado por razones más bien intere-
será su estado en un instante posterior. Nos interesa sadas, pero sin base conceptual que resista el análisis.
destacar que este fenómeno universal en los organismos Los eventos de la fecundación son muy rápidos; a los
animales de autoorganización ordenada y de curso pocos minutos de penetrar el espermatozoide se inicia
predecible deriva directamente de que sus componentes un juego recíproco entre sus componentes y los del
químicos tienen formas y propiedades especificadas con óvulo para dar inicio a un proceso enteramente nuevo:
alta precisión: poseen un “alto grado de información” el centriolo del espermatozoide gobierna los movimien-
y desenvuelven sus reacciones de interacción química tos de la primera división del huevo, los productos del
dentro de los límites establecidos por un borde. Todas citoplasma ovular ayudan a descondensar la cromatina
estas propiedades son comunes a los organismos, desde del espermio, la síntesis de ADN y la transcripción
el primer instante de su constitución hasta la disolución de genes aportados por el espermatozoide pueden
del sistema termodinámico en la muerte. comenzar antes de que se fusionen los pronúcleos. Los
componentes de las que fueron dos células trabajan
Claramente este sistema empieza con la penetración ahora armoniosamente como partes de una sola: se ha
del espermatozoide en el ovocito. En ese instante se iniciado la trayectoria (en el sentido de trayectoria en
generan –en el espacio confinado por la membrana el espacio de fases de un sistema fisicoquímico) propia
celular– las cadenas continuas de reacciones químicas de un organismo.
coordinadas entre los componentes paterno y materno
que caracterizan el desarrollo. Inmediatamente antes
de ese instante hay dos células independientes, el es- 2. ¿Qué trato merece un organismo humano?
permatozoide y el óvulo, que no están circunscritas por ¿Desde qué momento merece el trato debido a
un borde común y que tienen destinos o trayectorias una persona?
propias, enteramente distintas de la que se hará presente Puesto de otro modo, ¿desde qué momento tiene el
en el óvulo al ser fertilizado. Inmediatamente después derecho a la vida? Pensemos por un momento en este
tenemos un organismo en evolución. concepto tan peculiar de “derecho a la vida”. La propia
Pero también, e insistiendo un poco sobre el desarrollo existencia no es una cosa a la que uno tenga un derecho
del huevo fecundado, él es claramente un organismo de que sea de la misma especie que los demás. No tengo
la especie humana. El más simple de los estudios de sus derecho a la vida en el mismo sentido en que tengo
cromosomas así lo acredita, y más todavía lo acredita derecho a ser propietario o a expresarme libremente.
su trayectoria normal de desarrollo que a través de El “derecho a la vida” es más bien el fundamento o
distintas etapas lo lleva a la adultez y la muerte. condición de todos los derechos y bienes posibles.
Ciertamente, cuando morimos de muerte natural no
Además, cada embrión es un sistema dinámico en el es violado nuestro derecho a la vida, como en cambio
cual se combinan de manera única por lo menos dos lo estaría si nos asesinaran. Por eso preferiríamos ahora
tipos de componentes: los que constituyen sus genes y hablar más que de mi derecho a vivir (que puede ser
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una expresión vacía de contenido) del deber que tie- diríamos que la persona humana existe en un cuerpo y
nen todos de respetar y aun de promover mi vida. Y que es propio de ese cuerpo hallarse siempre en algún
entonces la pregunta es: ¿desde cuándo existe ese deber estado de desarrollo.
respecto del embrión? De otro modo, ¿desde cuándo
Entonces, reformulando la pregunta, ¿cuál es el trato
hay que tratarlo como a una persona?
debido a un organismo que tiene tantas probabilida-
Para responder hay que cambiar el modo de aproxi- des de ser efectivamente una persona? Cuando algo
mación. Hemos presentado un esbozo o atisbo de de- muy grave está en juego –como la vida de alguien– la
finición o descripción fisicoquímica de un organismo. menor incerteza plantea un problema moral y por eso
Es obvio que no existe una definición fisicoquímica, ni respondemos que ante cualquier mínimo grado de
siquiera técnico-científica de la persona. Muy habitual incertidumbre se le debe al embrión el respeto que se
es que se recurra a una caracterización empírica basada le debe a una persona. Yo puedo afirmar, claro está, que
en el desarrollo de las funciones de relación, de inteli- el embrión es siempre un organismo humano y que
gencia, del habla, entre otras, pero ello no es tan simple. no hay ninguna evidencia científica que sea suficiente
Se ha argumentado –y por mucho que el argumento para negarle la condición de persona. Y eso tiene una
suene horrible no se puede negar su coherencia– que importancia práctica decisiva para decidir sobre el trato
las funciones de relación de un feto de término, de un que debo darle.
recién nacido, de un infante mentalmente enfermo son
Permítannos una comparación. Si dudo sobre si una
muy imperfectas y no pueden compararse con las de
figura que se mueve en la penumbra es un ser humano
una persona propiamente tal, que habla y se conecta
o no lo es, y sin embargo disparo en su dirección, lo
con su medio, y ni siquiera con las de muchos anima-
que estoy poniendo en evidencia es que desprecio la
les, de modo que éstos podrían tener incluso mayores
condición humana. Si la tuviera en alta consideración,
derechos que aquéllos.
en la incerteza yo estaría obligado a abstenerme de
Pero las funciones de relación humanas aparecen hacer fuego, ya que está en juego algo tan importante
también gradualmente en trayectorias de desarrollo y como su vida.
no está claro por qué, si el organismo es un sistema en
Pero el mundo biomédico de hoy muestra un creciente
desarrollo (y lo es siempre), debería preferirse algún
desarrollo de acciones destructivas contra embriones y
momento especial de madurez funcional y no, por
fetos: la manipulación embrionaria, el aborto, para no
ejemplo, el de algún fenómeno de determinación que
hablar del infanticidio, muestran que estos organismos
sea irreversible. Se ha hablado entonces del instante de
humanos son tratados como cosas y de ningún modo
la aparición de las primeras neuronas, pero no queda
como personas.
claro qué podría tener de especial este último fenómeno
para darle preferencia sobre la aparición del primer 3. ¿Qué significa que se le niegue al embrión el
esbozo del sistema nervioso en el tubo neural, el que derecho a vivir?
aparece como una diferenciación en un organismo
humano ya constituido y se halla irreversiblemente En el estado actual de nuestros conocimientos, no
comprometido en el desarrollo de un sistema nervioso importa tanto la seguridad de que el organismo em-
humano, y cuyo origen hay que buscarlo más atrás, en brionario sea una persona, como que no existe un
el mismo comienzo de la evolución del embrión. respeto adecuado a la persona humana; no tanto las
dudas sobre el “estatus” del embrión como el desdén
Uno puede decir con perfecta propiedad que desde el por el hombre.
momento en que existe un organismo humano se hallan
en alguna fase de su desarrollo las funciones de relación La postura tolerante frente al aborto o a la experimen-
que le son propias. Da la impresión de que cualquier tación o manipulación de embriones no sería posible
punto que se escoja para decir: “Aquí se inicia el desa- sin un trasfondo de menosprecio a la persona humana
rrollo de las funciones de relación” es completamente en general. Es paradójico que esa postura sea muy
arbitrario y refleja el deseo de encontrar un punto difícil de conciliar con las principales corrientes de las
de discontinuidad más bien que la existencia de tal que se nutre la ética contemporánea. Éstas necesitan
discontinuidad. Haciendo una brevísima incursión en en realidad de la persona humana. Es el testimonio
un terreno de filosofía que hemos evitado hasta ahora, involuntario que aportan sistemas éticos rígidamente
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racionalistas y aun ateos. En efecto, podemos observar de las personas. Se da hoy día una misteriosa nostalgia
una ética radicalmente utilitarista como la bioética por la persona. Sentimos que sin ella no podemos vivir
que preconiza Singer, o bien la llamada “pragmática humanamente. Pero eso no es suficiente.
trascendental” de K. O. Appel, o el “velo de la justicia”
La relativización y la trivialización de la vida humana,
del que habla Rawls, para no mencionar sino unos
la reducción de la persona a la categoría de objeto entre
pocos. Todos ellos tienen como punto de partida el
los objetos, la supresión de su carácter único e intangi-
carácter universalmente obligatorio de la ética y, por
ble es en realidad la supresión de la manifestación por
tanto, la condición única de la persona humana, capaz
excelencia de Dios a los hombres y por lo tanto una
de formular principios de comportamiento libre que
verdadera negación de Dios.
sean universalmente obligatorios. Así se responde en
el fondo a la exigencia de Kant, pero ninguna de estas
posturas da una respuesta satisfactoria a una cuestión 4. Dignidad de la familia y Derechos
que es lógicamente previa: ¿por qué habría de sujetarme Humanos
a normas de racionalidad? ¿Por qué habría de considerar La Declaración de los Derechos Humanos no respondió
que mi persona es algo cualitativamente diferente del a ninguna postura filosófica o religiosa determinada,
resto de la realidad? Carecería de sentido una ética sino que fue provocada por los grandes horrores de
racional que no concediera a la persona humana un la Segunda Guerra Mundial. Como el articulado de
sitio propio y previo a su formulación, pero en alguna la Declaración hace prescripciones bastante precisas
forma ese sitio está necesitado de justificación. El ver- sobre régimen político, no sería tampoco lógico, si no
dadero problema de la ética no es determinar cuál sea se quiere caer en un raciocinio circular, buscar el fun-
la conducta más racional, sino establecer por qué habría damento de la Declaración en el propio ideal político
ella de ser seguida. Es un problema de sentido. que ella propone. Sin embargo, a pesar de esta forma de
Esta perplejidad emerge en un mundo práctico, “neutralidad ideológica”, ya la primera mirada al texto
racional, inspirado por el positivismo y las ciencias revela algunos supuestos del documento.
naturales, para el cual la realidad es en cierto modo El primero de ellos es su pretensión de ser univer-
homogénea y no presenta elementos dotados de una salmente vinculante. La Declaración es presentada
peculiar dignidad. El propio conocimiento científico como “ideal común por el que todos los pueblos y
de la psique humana ha erosionado la experiencia del naciones deben esforzarse” (proclamación). Ella aspira
“yo” al subsumirla en el juego de las leyes naturales y ha entonces a darle una forma jurídica a un sentido moral
contribuido a desplazar el yo “fuerte” del hombre para de la humanidad, que no se entiende si no pretende
reemplazarlo por un “yo” débil, del estilo posmoderno, universalidad.
que ya no dice “yo pienso” sino “se piensa”.
A continuación, el escrito apunta hacia principios que
Sin embargo, esa visión no escapa al juicio implacable se suponen reconocidos por todos los seres humanos,
formulado hace ya un siglo por Nietzsche. Esa realidad hasta el punto de que no requieren de mayor justifica-
homogénea, manipulable según las leyes que la razón ción. Empieza con la afirmación de que “la libertad,
descubre en ella, es en realidad un mundo sometido a la justicia y la paz en el mundo tienen como base el
la voluntad de poder. No podemos vivir en un mundo reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los
en el que neguemos valor a las cosas que nos rodean. Si derechos iguales e inalienables de todos los miembros
esos valores no están arraigados en el ser mismo de las de la familia humana” (considerando Nº 1). Y afirma
cosas sino que son creaciones nuestras o evidenciadas además (art. 1) que “todos los seres humanos nacen
a través nuestro sin referencia a la verdad, ellos pasan libres e iguales en dignidad y derechos”, y luego que
a ser simplemente la expresión de la voluntad de poder “toda persona humana tiene todos los derechos y liber-
y cada hombre organiza el pedazo de mundo que le tades proclamados en esta Declaración, sin distinción
corresponde, con arreglo a ella. En un mundo así, hasta alguna...”
los consensos pierden toda significación trascendental
de acuerdos entre seres libres y se transforman en una “Dignidad” y “derechos” configuran una condición
manera de convivencia que persigue evitar peores con- especial y única, propia de personas en las cuales se aúna
flictos. Por eso tenemos una especie de necesidad moral la condición de sujetos con la apertura a una verdad
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que las trasciende. La Declaración supone la noción del del artículo 3 y a las libertades sociales fundamentales
hombre como ser responsable y sometido a exigencias (arts. 18 a 20), así como a la seguridad social (22 y
morales objetivas que se pueden codificar. Aún más, al trabajo (23) se han interpretado en clave cada vez
supone la universalidad de una ley que ha de regir a más individualista, como derechos que no tienen otro
muchos pueblos, de historias, costumbres y culturas límite que el ejercicio del derecho ajeno, mientras que
diferentes y que por lo tanto debe haber persistido a la definición de la familia como el elemento natural y
través de evoluciones culturales divergentes. El hecho fundamental de la sociedad, con derecho a protección
de que conserve una vigencia universal, manteniéndose por parte de la sociedad y del Estado, se ha visto debi-
válida para todos, sugiere un fuerte grado de inmutabi- litada por una concepción nuevamente individualista
lidad: los derechos humanos serían no sólo universales de los derechos de los niños y su contraposición a los
sino también permanentes. En esta forma, los derechos derechos de los padres. Recuérdese que en la Declara-
propuestos configuran un conjunto de bienes objetivos ción son los padres los que tienen derecho preferente
importantes para el hombre. a elegir la forma de educación que recibirán sus hijos.
Si se contrasta este enunciado con el artículo 13 de
Es posible que prescripciones éticas o jurídicas de la Declaración de los Derechos del Niño, veinte años
carácter universal y perdurable reflejen alguna forma posterior, se percibe lo que ya anotábamos, o sea, una
de experiencia ética básica de la humanidad. Porque deriva hacia la interpretación de los derechos en clave
cuando el hombre aprueba, reprueba o regula una de autoafirmación individual.
conducta dada, ello acontece en primer término por-
que la siente conforme o disconforme con lo que su Una de las derivaciones socialmente más relevantes
propio modo de ser le impone. La aprobación es una ha sido la reivindicación de una llamada “libertad
suerte de adhesión práctica al objeto propuesto para la reproductiva” y de una concepción torcida de libertad
conducta, una verdadera connaturalidad entre el objeto de la mujer para disponer de su propio cuerpo, que
propio de la acción y su agente. Se verifica un juicio de conduce en su curso lógico a la plena justificación del
inclinación que se refiere directamente a lo concreto de aborto provocado. La noción de libertad reproductiva
la situación propuesta y que debe ser posteriormente ha sido exaltada incluso por importantes juristas como
ratificado por la razón. Robertson, quien la considera un derecho preeminente
de la mujer. La lectura en clave individualista de la
El acuerdo que se exige y proclama en la Declaración realidad social se percibe aun en pronunciamientos que
no pretende fundarse en ninguna concepción particular buscan defender el orden natural en casos puntuales.
del hombre que se halle explícitamente reconocida en Recordemos el argumento del presidente Clinton frente
ella. Sin embargo, es difícil eludir la impresión de que al anuncio de la de una oveja: “muchos de nosotros se
la aceptación de la Declaración supone un grado de sentirían muy perturbados al pensar que podrían ser
acuerdo sobre lo que se ha llamado desde antiguo la clonados”.
“naturaleza humana”. Tal vez por eso mismo ella fue
aceptada como proyecto por pensadores como Jacques Pero, junto a una antropología creciente y desborda-
Maritain, sostenedores de la noción de una “naturaleza damente individualista, ha sobrevenido un desarrollo
humana” de la cual fluyen derechos y obligaciones. espectacular de tecnologías médicas y biológicas que
En cambio, filósofos como Croce, afectos a una inter- tocan directamente a la vida personal y social de mul-
pretación historicista de lo humano, relativizaban o titudes de seres humanos. Este impacto, que en último
cuestionaban su valor. término justifica traer estos temas en conjunto con una
Declaración Universal de Derechos, se debe a que las
Creemos que este es el punto en que se articulan los intervenciones biomédicas tienden a multiplicar sus
problemas de la familia y bioética con la Declaración efectos y acarrean consecuencias múltiples y de rápida
de Derechos Humanos. Desde 1948 hasta hoy se ha ido difusión.
produciendo una deriva en la concepción misma del
hombre, la que viene a encontrarse con la revolución Pensemos en su impacto sobre la familia. La intro-
en la biomedicina. ducción de los contraceptivos hormonales no sólo
ha determinado graves crisis demográficas sino que,
Si se analizan los contenidos de la Declaración, se obser- además, ha desencadenado la revolución sexual al
va que disposiciones como las del derecho a la libertad
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independizar en máxima medida el impulso genético siendo sacrificada como objeto de la técnica, y sabemos
de las responsabilidades de la procreación. Por otro que los objetos no son sujetos de derechos como las
lado, la familia afronta radicales cambios de concepto personas.
emanados de la fertilización “in vitro”. Esta ha intro-
Existe una tendencia invasora de la técnica a tomarlo
ducido la posibilidad de reemplazo de la procreación
todo como objeto posible y a actuar como si todo lo
por la fabricación de seres humanos. Silver sostiene que
posible fuera lícito. Y aquí se produce esa peculiar con-
la fertilización “in vitro” inaugura una nueva rama de
tradicción de nuestro tiempo por la que el ser humano,
la tecnología, la “reprogenética”, que permitirá regular
autoafirmándose por el ejercicio de las armas poderosas
todo lo concerniente a la procreación por medio de
de la técnica, se entrega a sí mismo como objeto. En
una combinación de técnicas de fertilización y de
la práctica esto significa que la pregunta eludida en la
intervención sobre el genoma. Los avances registrados
Declaración: ¿qué es el hombre y de dónde emanan
este año en la clonación por transferencia nuclear en
sus derechos? es sustituida por una más limitada y
mamíferos permitirán aplicar pronto esta técnica al
práctica: ¿quién es hombre y quién puede invocar
ser humano como sistema de intervención sobre las
esos derechos?
células germinales.
Para el pensamiento establecido en muchas partes del
La sustitución de “procreación” por “fabricación”, la
mundo no basta con ser un organismo individual de la
puesta en cuestión de todos los lazos de parentesco,
especie “Homo sapiens”. Muchos son sacrificados cada
consanguinidad y filiación por el reemplazo de ga-
año en forma de abortos o de experimentación embrio-
metos, y en forma más radical aún por la clonación,
naria. Ellos están excluidos de la “familia humana” de
la intervención genética y la selección de embriones,
la que habla la Declaración y hay bioéticos connotados
son acciones que llevan a la validación social práctica y,
que excluyen también a los recién nacidos enfermos
eventualmente, a la aceptación legal de formas de coha-
del “cuidado y asistencia especiales” que se deben a la
bitación y de procreación que niegan los supuestos de
infancia (art. 25 N 22). Al mismo tiempo, las prácticas
la familia humana. Piénsese, por ejemplo que, aunque
eugenésicas, en otro tiempo escándalo de la humanidad,
no tuvieran otro efecto los anuncios sobre clonación,
se van introduciendo subrepticiamente en nuestra escena
han puesto en evidencia que la milenaria superposición
médica. Como en el chiste de Orwell: “aquí somos todos
entre relación genética, lazos sociales y lazos afectivos
iguales, pero hay algunos más iguales que otros.”
debe ser revisada para los millares de individuos que
cada año son fabricados con gametos distintos de los Cuando se formuló la Declaración, en 1948, estaban
de sus padres “sociales”. Por cierto que este complejo frescos en la memoria crímenes atroces como el de
formado por las leyes de la descendencia, los afectos y Auschwitz, y existía conciencia clara del horror del
la sociabilidad humana –cuya unidad es la familia– es Gulag, por ejemplo. Sin embargo, nadie se habría
puesto en duro trance para mantenerse. La familia –que ocupado de hacer una Declaración como esta si no
según la Declaración es “el elemento natural y funda- hubiera existido una convicción profunda de que,
mental de la sociedad”– necesita de redefinición, con en medio de tantos horrores, el ser humano se sentía
lo cual se le está negando su condición de “elemento efectivamente llamado a actuar bien y de que era
natural y fundamental”. En efecto, ¿cómo podría rede- posible iluminar su camino y fortalecer su voluntad.
finirse algo con esas características? Ello significa que Centenares de millones de hombres eran pacíficos
habría que reformular la Declaración, y se percibe que y, aun en medio de terribles dolores, guardaban la
en los países que tienen verdadera influencia en las cosas esperanza y el respeto por lo humano.
internacionales esta redefinición no podría hacerse sin
un sesgo enteramente individualista. El intento del secularismo contemporáneo de eliminar a
Dios de la vida pública ha conducido a borrar también
Pero además, cuando hay campañas de contracepción de ella al hombre concreto y reemplazarlo por una
que recurren hasta a las mutilaciones, cuando los abstracción jurídica que se disuelve ante el análisis y la
embriones sobrantes de fecundación in vitro son utili- crítica. Es dudoso que el ser humano pueda darse un
zados como objetos experimentales en investigaciones código que efectivamente proteja su vida y sus derechos
orientadas a lo que se llama el “bien de la humanidad”, si echa al olvido lo más fundamental de esa vida: que
no hay duda de que la “dignidad” del ser humano está ella es un don, no un bien cualquiera disponible, y que
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el hombre no es amo del universo sino ser contingente El estado de conciencia del ser humano, nos dice el
y creatura. filósofo F. Rielo, no acaece con el tiempo, ni con el
desarrollo o madurez biológicos, ni con el cúmulo de
5. La dignidad desde la filosofía y la fe experiencias; antes bien, la persona humana es un ser
consciente, intelectivo, volitivo y libre desde el primer
El ser humano ha hecho un gigantesco esfuerzo in- momento de su concepción. Otra cosa es el ejercicio
telectual a través de su historia para encontrar una experiencial de la conciencia y de la libertad, con sus dos
definición de sí mismo capaz de dar sentido, dirección funciones de la inteligencia y la voluntad en su comple-
y significado a su dolor, sufrimiento y muerte. Esta jidad sicosomática, sometidas al desarrollo y madurez en
ha sido una constante histórica en toda religión y en el tiempo biológico. El ser humano posee, no obstante,
todo credo. vivencia primordial de su conciencia y de todo lo que
Muchas han sido las definiciones filosóficas del ser le constituye como persona desde el momento de su
humano: animal racional, político, social, de trabajo, concepción, y esta vivencia trascendente está presente en
lingüista, estructural, proletario, técnico y algunas más. toda experiencia vivencial y experiencial en el desarrollo
Lo cierto es que ni una sola ni todas juntas dan todavía integral durante su vida en este mundo(2).
razón del ser humano, todas dejan fuera un inmenso El “yo inhabitado por el Sujeto Absoluto”, nos sigue
campo de valores sin definir. diciendo F. Rielo, contiene en sí estos factores de-
Esas definiciones son “aspectuales”, esto es, recurren a terminantes de unidad mucho antes de las primeras
sólo un aspecto del ser humano. No es que el ser huma- experiencias fácticas que acuden a nuestro recuerdo,
no no quiera entrar en alguna de estas definiciones, es pues nuestro “yo genetizado” es antes que nuestra
que para entrar en alguna tendría que renunciar a su es- efectiva capacidad del recuerdo, de nuestra memoria,
tatus trascendental, tendría que dejar de ser persona. de nuestra imaginación, de nuestros sentimientos, de
nuestros afectos y, cómo no, de nuestra cultura, de
El ser humano es más que todas estas definiciones. nuestra educación, de nuestras formas de pensar y de
Más que su biología, más que su psicología, más que actuar, de nuestros conocimientos científicos(2).
sus facultades y, por tanto, más que su razón y que su
voluntad: su definición trascendental es el punto de Las funciones sicosomáticas, sus contenidos de expe-
apoyo de su dignidad. Este estatus no puede dárselo riencias acumuladas, su objetivación en la historia y en
el ser humano a sí mismo. La “inhabitación” de este la cultura están sometidas al proceso del conocimiento,
Alguien en el espíritu humano hace al ser humano cuya experiencia se obtiene a la par del desarrollo y
abierto al Absoluto por el mismo Absoluto y, por madurez de sus funciones biológicas, sicológicas y so-
consecuencia, abierto a los demás. Es esta presencia del ciales, en las que a su vez intervienen las circunstancias
Sujeto Absoluto en el espíritu de todo ser humano lo educacionales y ambientales.
que constituye la conciencia, el poder del ser humano, El “yo” no surge con la experiencia ni con el razona-
la razón de ser de toda su dignidad. miento ni con el lenguaje ni con la cultura; al contrario,
Algo hay en la persona que no se reduce a la manipu- es esto lo que en el proceso viador surge de un yo sico-
lación por leyes físicas y químicas: este “algo” es lo que somatizado que, genetizado por la presencia del Sujeto
hace a la persona “más que materia.” El ser humano Absoluto, está capacitado para ello, dentro de un límite
es incomparablemente muchísimo más que el conte- formal abierto al límite trascendental.
nido de la información genética de sus 30.000 genes, El valor de la vida humana no deriva de aquello que
estimados por el proyecto del genoma. No existe el ser un sujeto hace o realiza, sino simplemente de su exis-
persona clausurada en sí misma. tencia con su ser constituido en relación con el Sujeto
Esta es la razón por la cual ninguna definición aspec- Absoluto. En consecuencia, sea joven o adulto, sano o
tual del ser humano puede ser punto de apoyo para la enfermo, embrión o neonato, genio o idiota, el valor
dignidad humana, porque todos estos estratos, parte de todo ser humano es totalmente independiente de
constitutiva del ser humano, son distintos e incluso la cualidad de sus prestaciones y de su vida. Lo que
antitéticos entre unos seres humanos y otros. verdaderamente cuenta es su ser en relación con el
Sujeto Absoluto(3-5).
63
Mientras que toda relación con el otro es reveladora por mi relación con la alteridad fundante, con el Sujeto
de mi ser persona, la relación con Dios es constitutiva. Absoluto(3).
Cada uno de nosotros existe como persona porque su
ser está en relación con el misterio trascendente del Más allá de cualquier cualidad o defecto, los seres hu-
Ser. Si bien es verdad que cada uno se humaniza en el manos tienen, sin excepción, la misma dignidad. Esta
momento en que es acogido en una red de relaciones dignidad les viene no de aquellos aspectos biológicos,
interhumanas, es también verdad que la acogida por psicológicos o sociales que precisamente diferencian
parte del otro no constituye a la persona en su ser ni en unos seres humanos de otros, sino de aquello que les
su valor. El otro no me atribuye ser y valor, sino que lo es común y constitutivo, su filiación con el Sujeto
reconoce, porque mi ser y mi valor están constituidos Absoluto.
Referencias
1. Rodríguez Guerro A, Chuaqui B. Notas sobre la evolución del concepto de dignidad Ars Medica 2002; 4(6).
2. Rielo F. Mis meditaciones desde el modelo genético. Madrid: Fernando Rielo; 2001.
3. Faggioni M. La qualità della vita e la salute alla luce dell’antropologia cristiana. En: Qualità della vita ed etica della
salute. Roma: Librería Editrice Vaticana; 2006: 28.
4. De Angelis B. La divinizzazione dell´uomo in Massimo il Confessore. Divus Thomas 2005; 42(3).
5. La dignità della persona umana e l´ambiente divino. Bologna: Ed. Studio Domenicano; 2005: 65-80.
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Resumen: La dignidad humana, presente en la Declaración de los Derechos Humanos e incluso en recientes declaraciones
internacionales sobre bioética, recibió últimamente duras críticas como referente bioético. El uso impreciso del término
“dignidad”, sin una clara definición, al ser atribuido al individuo como valor innato y desvinculado de sus referencias culturales,
culmina en su sustitución por un concepto más claro y operacional: el de “autonomía”. El presente trabajo enfrenta la cuestión
conceptual de la dignidad humana como construcción relacional que se obtiene mediante el reconocimiento del otro. De
esta manera, este término, más amplio y móvil históricamente que el concepto principialista de autonomía, incorpora en su
definición y operacionalización las diversidades individuales, sociales y culturales.
Palabras clave: dignidad humana, autonomía, bioética, derechos humanos
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66
En la literatura se encuentran actualmente dos solucio- A su vez, Kant recupera el concepto de dignidad
nes para la presente problematización, que llamaremos humana ya no con una fundamentación religiosa,
aquí “culturalista” y “negativista”, respectivamente. pero sí como atribución de la razón(9). Al establecer
Según la primera, el concepto de dignidad humana que el hombre posee un valor no-relativo, intrín-
no contempla la diversidad cultural. Como ejemplo de seco, sin equivalencia y, por lo tanto, insustituible,
la posibilidad de un abordaje divergente de la indivi- fundamenta la dignidad como consecuencia de esa
dualista, arraigada en la construcción de ese concepto, insustituibilidad del ser humano racional, siempre fin
algunas comunidades étnicas –como es el caso de en sí mismo(10).
algunas naciones indígenas brasileñas– subordinan el
individuo y su supuesta inalienable dignidad al interés La etimología de esa palabra deriva del latín dignitas,
colectivo, a sus intercambios sociales y reconocimientos prerrogativa de la nobleza romana. Ese término de-
culturales. signaba características como la autodeterminación y
el decoro, y también postulaba atribuciones sociales y
La visión negativista, que pretende salvar el concepto, respeto. Ambos significados relacionados con poder y
no escapa de la misma tentación de universalidad al superioridad(11).
proponer una construcción y abordaje de la dignidad
en forma negativa, o sea, partiendo de la percepción Una búsqueda por la historia de la actual acepción de
de lo que no es digno, negando así “la banalización “dignidad” revela una contradicción que, de alguna
del mal”, la falta de respeto “por la condición única forma, debe ser enfrentada también desde las críticas de
y elevada que el ser humano posee”(6). Con todo, lo Macklin: si la dignidad se basa en la capacidad de acción
negativo de la dignidad adquiere las mismas caracte- racional del hombre y por tanto en su autonomía, ¿no
rísticas universales de esta última, no consiguiendo de sería realmente posible su sustitución? Si debemos ba-
este modo responder a las críticas culturalistas. sarnos en el respeto a la autonomía, caracterizada por la
razón y por la capacidad de actuación según ésta, ¿cómo
El debate ya muestra por lo menos una consecuencia: proceder con relación al ser humano limitado aunque
la aparente complejidad del término y las incertidum- sea temporalmente en alguna de esas dimensiones?
bres operacionales indicadas conducen a su gradual
abandono. Esto se puede ver en las propuestas de su Kant no parece solucionar esa cuestión, puesto que
sustitución por la autonomía y por la exclusión del fundamenta sobre la autonomía de la voluntad un
término “dignidad humana” de la edición de 1995 de concepto que pretende –por sí mismo– tener una
la Encyclopedia of Bioethics(8), aun cuando estuviera en objetividad y una universalidad más grandes.
la edición anterior, de 1978. Tampoco las críticas al carácter individualista del con-
Aunque existan indicaciones de una cierta fatiga de cepto de dignidad son respondidas con su sustitución
la literatura bioética en este debate, nos parece que la por el de autonomía. Aunque sea posible afirmar un
discusión sobre el concepto y su operacionalidad no carácter menos impreciso de esta última, la pretensión
es, ni mucho menos, inútil. universalista o el fuerte cuño individualista no son
eliminados con la sustitución. Por el contrario, cuando
se entiende que la dignidad se construye y se realiza por
Historia y discusión del concepto el reconocimiento, como propone Hegel en la “Dialé-
En su principal crítica al concepto de dignidad, Mac- ctica del señor y del esclavo”(12), y no por el respeto,
klin revela el núcleo central de la construcción del como en Kant, se puede percibir que es mediante
concepto, objeto de amplias y profundas discusiones la relación con el otro y sólo en ese reconocimiento
en la filosofía occidental: “The concept of human dignity recíproco que la dignidad se establece(13). En cuanto
(...) is nothing more than a capacity for rational thought en el primero el respeto a la autonomía de uno puede
and action, the central features conveyed in the principles derivarse de la limitación de los demás, caracterizando
of respect for autonomy”(4). una valorización de lo individual, para el segundo el
reconocimiento de un otro igualmente digno, aunque
En este punto se puede encontrar una identificación no igualmente autónomo, sólo se puede entender como
entre dignidad y capacidad de acción racional, algo que una consideración por la colectividad construida en el
acompaña todo el camino del pensamiento occidental ámbito de las relaciones.
sobre ese término.
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Por otro lado, la naturalización de la dignidad humana, La dinámica de las relaciones, principalmente las que
de raíz aristotélica y posteriormente cristiana, según la se caracterizan por su vulnerabilidad, denota el carácter
cual la dignidad es innata, no parece sostenerse frente no desechable de un concepto como el de dignidad,
a las críticas de una visión culturalista y no religiosa de que busca tener un alcance colectivo y sustancialmente
la ética y del ser humano. relacional, importante para contextos marcados por la
desigualdad social. Supera pues a la autonomía en la
Es así que, en medio de esas contradicciones, emerge el protección de los sujetos, por contemplar dimensiones
cuestionamiento central que ofrece un norte al camino humanas como el autogobierno y, más que eso, la
de recuperación de un sentido para el concepto y para responsabilidad moral con relación al otro, algo fun-
su operacionalidad en bioética. damental en las relaciones intersubjetivas(15).
La propia etimología del término “dignitas” y el uso
antiguo parecen apuntar hacia un camino: dignidad Conclusión
no como algo innato, pero resultado de una atribución
Es a este concepto operacional y relacional que la
social de lo que constituye el minimum innegociable.
bioética puede hacer referencia de forma útil. De ese
De ese modo, dentro de una determinada cultura, la
modo, aunque Macklin tiene razón en criticar el lado
dignidad correspondería a un estatus, con su poder,
emocional del término, no se puede aceptar cambiarlo
derechos, privilegios, exigencias y obligaciones propias
por una autonomía aséptica. La dignidad es un con-
de un papel social(14). A partir de una formación
cepto mucho más complejo culturalmente y dinámico
individual esencialmente dialógica, de construcción
históricamente que la principialista autonomía.
de la identidad a partir del otro, la dignidad emerge
como un concepto relacional, no ontológico o lógico, Obviamente, un concepto así construido no permite
sin que se pueda predicar del ser humano en cuanto definiciones cartesianas, claras y distintas. Pero ya
tal o que derive lógicamente de su capacidad racional. Ludwig Wittgenstein se preguntaba: ¿”Será siempre
De forma más significativa, la dignidad es algo que ventajoso cambiar un retrato poco claro por otro bien
se construye en el interior del tejido cultural de las nítido? ¿No será el retrato poco nítido exactamente
relaciones materiales y simbólicas(7). lo que necesitamos?”(16). Parece que sí. Es de este
concepto de dignidad que todavía tenemos necesidad.
En su carácter ontológico o religioso original, la
Un concepto que, por ser más rico en sedimentaciones
dignidad no sirve como parámetro para demarcar
éticas y soluciones morales, aun en sus contradiccio-
concretamente las cuestiones éticas actuales sobre la
nes, constituye una reserva insustituible de estrategias
vida humana, a no ser que en su concreción como
de valorización del ser humano en sus más diferentes
principio resida otra comprensión que la descentralice
contextos.
del individuo y la reponga en la base de las relaciones,
para que en ellas se constituya y alimente.
Referencias
1. United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO). Universal Draft Declaration on Bioethics
and Human Rights. SHS/EST/05/CONF.204/3REV. Paris: UNESCO; 24 June 2005.
2. Häyry M, Takala T. Human dignity, bioethics and human rights. Developing World Bioethics 2005; 5(3): 225-233.
3. Häyry M. Another look at dignity. Cambridge Quarterly of Healthcare Ethics 2004; 13(1): 7-14.
4. Macklin R. Dignity is a useless concept. British Medical Journal 2003; 327(7429): 1419-1420.
5. Garrafa V, Porto D. Intervention Bioethics: a proposal for peripheral countries in a context of power and injustice.
Bioethics 2003; 17(5-6): 399-416.
6. Barchifontaine CP. Bioética e início da vida: Alguns desafios. São Paulo: Idéias e letras; 2004: 19-31.
7. Oliveira Mendes JM. Solidamente ancorados: a dignidade e o reconhecimento como recursos identitários. In: IV Congresso
Português de Sociologia: Passados Recentes, Futuros Próximos. Braga; 2004. Sitio en Internet. Disponible en http://www.
aps.pt/desdobra.htm
8. Reich WT. Encyclopedia of Bioethics. 2 ed. New York: Macmillan; 1995.
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69
Resumen: Se intenta fundamentar la necesidad de ampliar el campo de la bioética en Latinoamérica desde la ética clínica
a una bioética social, para abordar los dilemas éticos institucionales, de salud pública, políticas y reformas de los sistemas
de salud y legislación.
La propuesta es, por una parte, incorporar al debate académico en bioética estos aspectos de su dimensión institucional y
social; por otra, desarrollar el sistema de la bioética de principios, fundamentando desde el personalismo y la ética dialógica
los preceptos complementarios que puedan ser utilizados en las resoluciones de casos y toma de decisiones.
Palabras clave: bioética, sistemas de salud, políticas de salud, personalismo, ética dialógica
* Doctor en Filosofía, Magíster en Bioética. Profesor Adjunto, Centro de Bioética, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Chile
Correspondencia: gibioetica@vtr.net
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El aporte desde la ética de los bienes básicos y profesionales altamente calificados o análisis de siste-
el personalismo mas organizativos o políticas de salud, o deliberación
sobre la relación entre los principios éticos básicos.
Los estudios que profundizan en la ética de los bienes Todo esto nos interesa y mucho, porque afecta a las
básicos, la ética personalista y la ética del cuidado personas concretas, a cada uno de nosotros, a través del
aportan mucho al debate. Se debe complementar la modelo de salud elegido, de la formación de nuestros
ética del discurso con la ética de los bienes básicos y profesionales, de las leyes que se votan en el Parlamento
con la visión antropológica y ética del personalismo sobre bioética, entre otros aspectos.
filosófico. No deben ser mundos separados sino visiones
complementarias y, desde luego, deben estar presentes
Complementación de visiones: ética dialógica,
en el diálogo bioético plural, desde el respeto mutuo.
neokantismo y personalismo
La llamada “nueva escuela de derecho natural” parte de
La corriente personalista surge frente a la visión indivi-
la fundamentación de los derechos de las personas en
dualista y racionalista del hombre, porque al considerarlo
los que John Finnis llama “valores básicos”, referidos a
como persona lo entiende más que como pura razón
aspectos fundamentales del bienestar humano. Éstos
individual. La persona es razón, voluntad y corazón,
son “...aquellas formas básicas de realización humana
relación ad intra y ad extra o, en palabras de Buber,
plena como bienes que se han de perseguir y reali-
el lugar del encuentro yo-tú(29:373). Esto es en parte
zar”(26). Son aprehendidos y orientados por la razón
diferente de la visión kantiana, por ejemplo, pero es
práctica y se explican como bienes que perfeccionan
complementaria(29:320) y así se entiende en propuestas
al hombre y lo conservan unido en sociedad salvaguar-
recientes de establecer una bioética sin adjetivos(32).
dando su dignidad. No son básicos para su existencia,
sino para su subsistencia y perfeccionamiento personal Desde la ética dialógica, algunos autores insisten más
y social. Gómez-Lobo los llama “bienes humanos en el universalismo de los principios y las normas éticas,
básicos”(27) y los analiza como complementarios de frente al particularismo de los valores que orientan
la racionalidad práctica, aplicándolos en el ámbito de las preferencias individuales(33). Pero en otros, por
la vida humana y la bioética. Ellos forman el primer ejemplo Adela Cortina, está muy presente la conciencia
nivel de referencia para analizar las decisiones antes de de los límites de la propia ética dialógica, fundamental
la aplicación de los principios “prima facie”. en el espacio de la ética pública de sociedades demo-
cráticas, pero abierta a la complementación desde el
El personalismo, en algunos de sus representantes
utilitarismo o desde el personalismo(34).
del realismo aristotélico(28), añade al esencialismo
la dimensión relacional de la persona, al partir de la Por otra parte, el mismo Habermas ha insistido
existencia personal desde la fenomenología(29). El recientemente en la posibilidad de complementar
respeto a la dimensión biológica del hombre en el desde el universalismo filosófico los tres momentos de
personalismo(30) está unida esencialmente a su primer evaluación ética que establece: el pragmático (desde el
principio ético de la “afirmación de la persona por sí utilitarismo individual o social), el normativo (desde
misma, como sujeto y objeto del amor”(31), más allá la deontología kantiana y la ética del discurso) y el
de no utilizarla como un simple medio. Y esto se aplica valorativo o moral (desde el pluralismo y la libertad
a toda vida humana que siempre debe ser tenida en como valores universalizables, entre otros)(35). Se
cuenta en el diálogo bioético entre equipo médico y puede ser pluralista como individuo, como grupo social
pacientes, gerentes de hospitales y usuarios, legisladores o como sociedad respecto de distintos tipos de valor
y ciudadanos, tanto en su condición de “interlocutor o a su jerarquización por influencia social, cultural o
válido” como en la de “presente-ausente”, cuando está religiosa –como ocurre, por ejemplo, con la justicia en
en condiciones más vulnerables, con mayor fragilidad, Latinoamérica o con la autonomía en Estados Unidos–,
sin poder ejercer su autonomía y especialmente cuando y no serlo en valores morales y políticos que asumimos
está en juego el bien personal básico de la vida. como normativos para todos. Con esto Habermas
rechaza el contextualismo de Rorty u otros autores e
Esta es la aportación que desde el personalismo se hace
insiste en la objetividad de lo normativo y de lo valóri-
al debate bioético: poner en el centro de la discusión a
co, al igual que Putnam: no cabe sólo “una solidaridad
la persona concreta. No son sólo decisiones clínicas de
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pragmática dentro de un escepticismo contextual”, pues ción. La libertad está en la raíz del deseo: es el medio
existen razones que sostiene objetivamente un agente para lograr la felicidad. El enfermo, el paciente, debe
implicado en ciertos contextos prácticos, racionales y explorar sus potencialidades y no renunciar a ese deseo.
por tanto universalizables(35:38). Y también el médico.
Putnam agrega además una propuesta de pluralismo más Acorde con ese deseo está la estima de sí mismo, psicológi-
allá de la tolerancia, con una naturalización de los valores, ca (autoestima) y moral: la autoconfianza que no consiste
compatible con Aristóteles y Kant(35:73), y propone una sólo en constatar nuestras capacidades sino en tener una
suma de las propuestas de Levinas, Kant, Aristóteles y conciencia lúcida de las propias limitaciones. Todos so-
Dewey. Habla de la compatibilidad (y complejidad del mos sujetos de dignidad e iguales. Ricoeur comenta que
encaje) entre todos, porque la ética no descansa en un “...la estima de sí es moral cuando no es ególatra, reconoce
único fin o preocupación humana, ni se identifica con a los otros como sujetos de autoestima dignos”.
un único conjunto de reglas o sistema de principios,
sino con una pluralidad de intereses y valores humanos, Todos ejercemos nuestra libertad en el horizonte de una
conclusión a la que también se llega desde la ética de los vida buena que pretendemos realizar, en el horizonte
bienes básicos o desde el personalismo(35: 40). que nos dan los ideales. Pero, ¿qué es una vida plena,
lograda, realizada? Podemos decir que es aquella que
Estas posiciones son un puente entre la ética dialógica alcanza unos niveles de excelencia externos al sujeto: el
actual y las corrientes que hablan de la racionalidad genio científico, el rico empresario, el médico exitoso,
del bien o los bienes básicos “conocidos por sí mismos el deportista de elite realizan plenamente su vida en ese
por todos”, y también desde luego con la visión del aspecto de su actividad, lo que no quiere decir que sea
personalismo de una experiencia moral de los valores realizada en todo, vida familiar, afectos, ideales, etc.
universalizables, en la línea de Max Scheler(36). En los enfermos, este nivel de excelencia externa puede
estar muy afectado, con una plenitud a medias.
Principios bioéticos: propuesta de Pero quizás una mejor respuesta, desde un sentido
articulación desde la ética propiamente moral, sería que es aquella en la que hay
La ética tiene dos caras: la que apunta al bien que an- concordancia entre lo que acabamos haciendo y siendo
helamos realizar y que llamamos felicidad, y la que nos y los ideales que nos marcamos desde nuestras potencia-
muestra el deber o la norma que debemos cumplir. En lidades, incluyendo las personales y las sociales, exigibles
Aristóteles y las éticas teleológicas la atracción por el bien desde la justicia para todos. Esta sería una vida lograda
y el ideal de felicidad nos llevan a obrar con la ayuda de las con niveles de excelencia internos, y a la que estamos
virtudes. En Kant y las éticas deontológicas descubrimos todos llamados, también los enfermos y los médicos.
en nosotros mismos los imperativos universales que nor- La autonomía sería “la cara deontológica de la estima
man nuestro actuar. La ética se vive en plenitud cuando de sí que se concreta en un horizonte de realización”. Se
se articulan las dos caras, teleológica y deontológica. hace pasar al deseo de felicidad por la criba de la norma.
Analizaré la relación entre ética y principios bioéticos No es un mero deseo, porque también debe tenerse
desde la propuesta de “intención ética” de Paul Ricoeur, presente la ley, pero tampoco hay una negación de la
definida como: “...anhelo de vida realizada –y, como tal, estima de sí, porque la ley que debemos obedecer nos la
feliz– con y para los otros, en instituciones justas”(37). damos a nosotros mismos, guiados por la universalidad
En este análisis el sujeto moral no es sólo el paciente razonable de la misma. Planteada así, la autonomía está
sino también el médico. centrada por un lado en el sujeto, permite hablar de
deberes para consigo mismo, no sólo hacia los demás,
Primer nivel ético: anhelo de una vida de modo que pudiéramos realizar con nosotros lo que
queramos; por otro, se da siempre en una perspectiva
realizada; autonomía y no maleficencia relacional: debemos siempre considerar al otro como
Lo primero es “desear eficazmente una vida lograda”. sujeto, con estima de sí, con autonomía.
La ética es ese deseo antes que una mera normativa.
Deseamos ser felices, disfrutar de una vida que valga Todos estamos convocados a vivir nuestra vida con una
la pena de ser vivida en un proyecto de autorrealiza- autonomía desde la que nos hacemos cargo de nosotros
mismos, con responsabilidad.
73
Segundo nivel ético: autonomía con y para los un agente que interviene en lo que Ricoeur denomina el
otros. Articular beneficencia y autonomía “tercer nivel de la intención ética”: el de la justicia(38).
Pero a la vez debe establecer relaciones personalizadas
Nuestros proyectos autónomos de realización no son con los pacientes que atiende, y por eso su actuación
estrictamente individuales o individualistas. La aper- se mueve en el segundo nivel ético del “con y para los
tura a los otros es precisamente lo que nos construye otros”. No puede ignorar la justicia, pero debe actuar
moralmente y posibilita la realización personal. La con beneficencia desde una ética de las virtudes que
acogida equilibrada, la solicitud, la compasión, el res- ayude al otro a conseguir una vida lograda.
peto y el reconocimiento del otro son fundamentales
en nuestra propia construcción moral. En la relación Por tanto, debemos construir también desde el princi-
clínica es importante el respeto a la autonomía de la pio de justicia, base de los principios de autonomía y
persona a la que se dirige la acción benefactora. Entre beneficencia. Aquí es donde deben unirse la bioética y
otras consecuencias, podemos mencionar: el derecho sanitario, pues ambos buscan el mismo fin:
• No se puede hacer el bien sin contar con aquel a la atención de salud justa y una relación interpersonal
quien se le hace. En la base de toda relación hu- que lleve a una vida lograda al paciente y al médico.
mana está el respeto a la dignidad de la persona.
• El paternalismo sólo se justifica si responde a ca- Propuesta de desarrollo del modelo de los
rencias reales de autonomía, si se expresa sólo en principios desde la complementación de
el ámbito de esas carencias y en proporción a las visiones bioéticas
mismas, y si se ejerce con la intención prioritaria
de que el otro pueda superarlas en la medida de Ricardo Maliandi ha propuesto recientemente un
lo posible. desarrollo de los principios éticos en el área de la bio-
tecnología, en el cual la no-maleficencia y beneficencia
• La beneficencia debe prolongarse todo lo posible
serían el principio de precaución en la exploración
en autonomía y ser sustitutiva de ésta sólo en lo
genética, el de justicia sería el de no-discriminación
inevitable.
genética y la autonomía el de respeto por la diversidad
• En aquellos ámbitos en los que las personas tienen genética(39).
suficiente capacidad, tienen derecho al respeto a su
autonomía frente a cualquier paternalismo, aun- Es necesario desarrollar los principios secundarios o in-
que después desde ella les toque discernir lo que termedios que necesitamos para delimitar y concretar en
es su bien y tenerlo presente en su relación con el la práctica los cuatro grandes principios generales. ¿Qué
benefactor (el médico), esa es su responsabilidad. es la justicia en un caso ético-clínico concreto? Puede
• Por lo tanto, es la autonomía la que debe abrirse ser respeto a un derecho, protección de un paciente
lúcida y libremente a la beneficencia en la decisión vulnerable o no discriminar de modo injusto los recursos
del paciente responsable. en una decisión de limitación de tratamientos.
• Dentro de su responsabilidad, el enfermo puede Además, diferenciar estos principios que salvaguardan
pedir ciertas ayudas del médico y de los demás los derechos y los deberes –y nos muestran las virtudes
profesionales de la salud. Autonomía no se iden- necesarias para la acción y decisión ético-clínica– de
tifica con autosuficiencia en sentido duro, aunque aquellos que son instrumentales en la toma de deci-
sí con la gestión de las propias insuficiencias. siones: los principios de proporcionalidad, totalidad,
• La acción benefactora no sólo debe respetar la subsidiariedad, doble efecto, imparcialidad (el “obser-
autonomía; debe acogerla desde las demandas del vador imparcial”), buscar el mejor interés del paciente,
beneficiario, que son un factor de discernimiento subrogación de la autonomía, mediación –que nos lleva
para el médico. a buscar siempre una solución de consenso racional
político en lugar de la imposición en casos de conflicto–
Tercer nivel ético: articular autonomía, son importantes para los modelos de toma de decisiones
beneficencia y justicia o análisis de casos ético-clínicos, pero no tienen que
ver directamente con la protección de los derechos,
El médico está ligado al paciente por un contrato pro- promoción de los deberes y virtudes necesarias en el
fesional y en el marco de una institución. El médico es ámbito biomédico.
74
75
racionalizar el gasto. Es primordial poner el fin La calidad de la atención conlleva: excelencia en cuanto
de la salud –propio del profesional y del sistema– a obtener los mejores resultados, valor en cuanto al
por encima del fin económico, importante pero costo de los servicios ofrecidos, ajuste a unas determi-
secundario. nadas especificaciones o estándares, y satisfacción de
• Continuidad de la atención, tanto entre centros las expectativas de los usuarios(10:93). Esto se puede
de salud y hospitales como de médico tratante, conseguir mediante compromisos explícitos de las
en lo posible. Institucionalmente, es un deber instituciones –con cartas de servicios, por ejemplo– y
asegurar la continuidad de la atención al usuario a través de procesos de acreditación de las instituciones
y la sostenibilidad del sistema y de las prestaciones de salud.
que se ofrecen a los ciudadanos.
Se requiere también una medicina mucho más cercana
La autonomía no es sólo el respeto por las decisiones al paciente, con una relación más personal, más hu-
libres, voluntarias e informadas del paciente, a través del manizada, por parte del médico y demás profesionales
proceso del consentimiento informado, sino también el de la salud y por parte de la institución; por ejemplo,
deber ético de los profesionales de promover la compe- con planes concretos de humanización de la atención
tencia y de ayudar –sin paternalismos– a que el paciente que se presta.
pueda ejercer una libertad responsable. En los casos de
El médico debe establecer relaciones personalizadas
falta de competencia momentánea o definitiva, buscar
con los pacientes que atiende, y por eso su actuación
al mejor representante de los intereses del paciente.
se mueve en el segundo nivel ético del “con y para los
No se trata de una autonomía individualista, sino del
otros”. No puede ignorar la justicia, pero debe actuar
individuo en el ámbito familiar y a veces comunitario.
con beneficencia, desde una ética de las virtudes que
En nuestros países coexisten dos modelos de salud, pero
ayude al otro a conseguir una vida lograda, en la mayor
no podemos mantener la idea de que la salud privada
medida posible.
sería el ámbito del paciente que desea ser autónomo,
mientras la pública el de la beneficencia y la justicia. También es imprescindible el principio de solidaridad,
Este planteamiento sería radicalmente injusto. tanto social como individual. Una sociedad puede
implementar un sistema que generalice la asistencia
También corresponde al principio de autonomía la par-
en salud a todos, con prestaciones de alta calidad si lo
ticipación de todos los ciudadanos en el control social
permite el desarrollo económico, pero podría ser cali-
y en la elaboración de las políticas de salud públicas, o
ficado como deshumanizado, distante y no acogedor,
en las líneas de investigación biomédica. En la medida
y dar lugar a un aumento de las quejas o a una mala
en que todos seamos más autónomos, deberíamos
percepción de la atención recibida. Mientras que, por el
participar también en mayor grado en la delimitación
contrario, un sistema con menos recursos económicos y
de los valores éticos presentes en el sistema de salud y
humanos, como el sector de salud pública, ve de hecho
en las políticas de salud.
compensadas sus deficiencias actuales por una solidari-
Por último, el principio de beneficencia, mucho más dad beneficente desde la propia sociedad o los indivi-
que hacer al paciente el mayor bien posible según duos. Pero existe también un deber ético de solidaridad
su propia escala de valores(42). En primer lugar, la por parte de todos los ciudadanos comprometidos con
beneficencia supone atender el bien de la calidad de la justicia y por parte de las instituciones públicas en
vida del paciente como fin propio de la medicina: no todos los niveles, que para un Estado solidario se con-
sólo curar, sino cuidar y dar la mejor calidad de vida vierte en deber de subsidiariedad allí donde no llegue
posible. Calidad de vida se entiende como un bien del la iniciativa particular de los ciudadanos(42).
paciente y no sólo como un instrumento o principio
instrumental para medir la proporcionalidad de un
determinado tratamiento.
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Resumen: Desde una perspectiva hermenéutica, se analiza el estatuto de la medicina en tanto arte de curar, considerando
su particular característica de techne y sus diferencias con los demás saberes técnicos productores de obras. Esta dificultad
se ve complejizada por la irrupción de las implementaciones técnicas y cambios morales en la modernidad, que amenazan
su praxis efectiva y ponen en riesgo su identidad esencial. Hoy se entiende que la Medicina es más que el puro ejercicio de
técnicas y saberes especializados, y que toda intervención médica responsable debe ajustarse al espacio de reconocimiento
de aquella compleja y esencial multidimensionalidad de lo humano, inaprehensible para cualquier esfuerzo meramente
explicativo o técnico que intente contemplar su vastedad y pluralidad.
Palabras clave: arte de curar, relación médico-paciente, derechos y deberes de los pacientes, bioética, hermenéutica
* Magíster en Bioética. Doctor en Filosofía. Director del Centro de Estudios de Ética Aplicada de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad
de Chile
Correspondencia: rvillarr@uchile.cl
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nuidad en el que un equilibrio se está restableciendo interpretación (la de las ciencias biomédicas). Único es
permanentemente. Por ello, la salud es una forma de sólo el paciente, el individuo en una total diversidad. La
ser-en-el-mundo. hermenéutica de sus circunstancias, por tanto, siempre
es múltiple y alberga comprensiones inesperadas.
En efecto, la medicina se enfrenta a una situación
difícil que la impulsa a ser mal comprendida cuando Sea que se trate de restablecer la salud extinguida o de
en su quehacer prevalecen los dispositivos tecnológicos cuidar la que ya existe, siempre estará en juego una
modernos. La tarea del profesional se limita con ello a interpretación abierta de las condiciones. Ellas, a su vez,
un nivel de exclusiva competencia técnico-científica, siempre pueden ser representadas en nuevos contextos
ensombreciéndose una dimensión más amplia de su y alumbrar nuevas soluciones. La medicina debe abrir
ser y su quehacer. Aunque habría que advertir que, espacios nuevos de comprensión radical del fenómeno
con frecuencia, es el propio estado deprivado y mór- de la enfermedad y abrir el diálogo con todas las voces
bido del paciente el que termina distorsionando la que intervienen en su recuperación cuando la salud se
situación global de la relación sanitaria. Y es que, ante ha perdido; debe mirar transversalmente el fenómeno
la angustia experimentada por la pérdida de salud, el de la vida, indagando en aquello que hasta ahora ha
paciente reduce su percepción y centra sus expectativas mantenido excluido como criterio de explicación
en el despliegue técnico. Desconoce así la importancia fenoménica.
de otros factores inherentes también al acto médico,
De esta manera, toda intervención médica responsable
otras responsabilidades, otras dimensiones humanas y
debe ajustarse siempre al espacio de reconocimiento
sociales amplias que resultan tan fundamentales como
de aquella compleja y esencial multidimensionalidad
aquellas que lo interpelan desesperadamente ante su
de lo humano, inaprehensible para cualquier esfuerzo
urgencia y necesidad.
meramente explicativo que intente contemplar su
Sin embargo, han acontecido cambios en la com- vastedad y pluralidad. La antigua dialéctica entre
prensión del vínculo entre el médico y el paciente. explicación y comprensión cobra en este caso especial
El propio surgimiento de la bioética trajo consigo un relevancia. Ello podemos entenderlo como el aspecto
rediseño de este complejo horizonte de interacción. En central de la “responsabilidad” médica, como tarea
su cometido integrador, en su perspectiva unificante ineludible del llamado a una hermenéutica integral del
de conocimiento y valor en pos de una mejor reflexión fenómeno de la vida.
acerca de la instrumentalización de la vida por parte
del saber científico, la bioética ha operado un nuevo Fragmentación de la moral
reparto normativo entre médicos y pacientes. El viejo
problema teórico de una eventual y problemática ar- Por otra parte, sabemos que la fase actual de nuestra
ticulación entre lo axiológico y lo epistemológico ha civilización está marcada por una transformación
pasado a ser también asunto de la práctica(2). Por eso, fundamental de los problemas. El tipo de sociedad
hoy se entiende que la medicina es mucho más que el articulada a partir de las nuevas condiciones generales,
puro ejercicio de técnicas y saberes específicos; ella se impuestas por el modelo de desarrollo técnico y eco-
mueve en medio del estrecho corredor que separa el nómico vigente a partir de la segunda mitad del siglo
conocimiento propio de las ciencias –que avanzan sobre anterior, ha desencadenado múltiples circunstancias
la naturaleza para dominarla– del inefable misterio conflictivas para la existencia de las personas, para sus
de la realidad mental y espiritual de lo humano que relaciones, sus deberes y derechos, y sus necesidades y
enfrenta la enfermedad. demandas. Los efectos del modelo de desarrollo puesto
en obra durante las últimas décadas no siempre han
El complejo espectro de asuntos inherentes a la expe- sido favorables para los seres humanos y en reiteradas
riencia humana del padecimiento y el dolor resulta ocasiones se han constituido en una verdadera amenaza
inabordable para el saber científico positivo. Estar para sus vidas.
enfermo es algo más que acusar síntomas; es vivir de
una manera determinada la vida, en un curso paralelo, Aun cuando no se trate de un fenómeno eruptivo,
amenazante y desintegrador, inescrutable en sus más reciente e insospechado –puesto que hunde sus raíces
profundas dimensiones emocionales. No se puede ad- en la propia constitución de la época moderna–, en las
mitir que de la enfermedad exista una única y verdadera actuales dimensiones se plantean desafíos hasta ahora
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inéditos, la mayor parte enmarcados en un ámbito de no sea universalizable y que, por tanto, beneficie a unos
problemas en el que gravita críticamente la cuestión de en perjuicio de otros, vale decir, que no dé muestras
los derechos. Éstos, al parecer, han llegado a convertir- de mínima reciprocidad; porque en un mundo de
se en un eje de centralidad para la determinación de relaciones como el nuestro se espera que todo sujeto
legitimidad de los parámetros con los que se escrutará de derechos soporte, por lo mismo, obligaciones o
el presente y se proyectará el futuro de la humanidad. deberes morales que tienden a equilibrar la satisfacción
En la actualidad, la temática referente a los derechos de necesidades de cada uno.
es clave ineludible de comprensión para la experiencia
Clarificar la cuestión de los deberes es otro asunto
humana, prácticamente en todas sus dimensiones, y
que igualmente se torna en extremo difícil hoy en
orienta marcadamente el desarrollo de una modalidad
día, porque el panorama evidencia una modalidad
particular de resolución de las dificultades señaladas.
tan particular de enfrentarse con ellos que definirlos
No resulta difícil comprender que el fortalecimiento de positivamente resultaría imposible. Pero, ¿qué son los
la cuestión de los derechos surge precisamente porque deberes? ¿Qué entendemos por tales? ¿Poseen éstos un
ninguna de las éticas anteriores podía orientar nuestro carácter absoluto? ¿Nos obligan siempre? Sin ir más
comportamiento o instruirnos respecto de los criterios lejos, y aunque este es un asunto que abordaremos
que deben regir este nuevo poder tecnocientífico y más adelante, Gilles Lipovetsky caracterizó a la época
orientar sus previsibles implicancias. Y ello porque nin- presente como la era del posdeber, porque, a su juicio,
guna tuvo la oportunidad de considerar condiciones de repudia el deber austero, integral y maniqueo, pero
carácter global como las imperantes para comprender paralelamente exalta los derechos individuales a la
la vida humana, ni mucho menos las circunstancias autonomía, al deseo y la felicidad, despojándose en su
y consecuencias que definirían o afectarían al futuro, trasfondo de prédicas maximalistas y otorgando crédito
todavía lejano entonces(3). Recién ahora estos asuntos sólo a aquellas normas indoloras de la vida ética(4).
empiezan a formar parte de la percepción de realidad
del hombre y de su reflexión; ahora es cuando ellos Deberes perfectos e imperfectos
exigen nuevas formulaciones relativas a los derechos y
los deberes de una humanidad que carece actualmente En la tradición antigua (Aristóteles, “Ética a Nicóma-
de principios u orientaciones ajustadas a la escala de co”) ya se distinguían con precisión dos tipos de deberes
sus actos presentes. Ello porque los problemas contem- o preceptos: los negativos y los positivos, fórmula que,
poráneos se plantean sobre el marco de fragmentación habiendo tenido continuidad durante la Edad Media,
de la perspectiva moral, indisolublemente ligada al explicitaba que los preceptos negativos prohíben los
descrédito y los cambios ocurridos en el espacio de las actos pecaminosos mientras que los positivos alientan o
convicciones éticas y ontológicas del mundo occidental; inducen a la comisión de actos virtuosos (Santo Tomás,
se trata de una verdadera revolución en contra del con- “Summa Theologica”). Los actos pecaminosos son en sí
junto de ideas heredadas de otra época. Estos nuevos mismos malos y de ellos no puede resultar el bien de
caracteres redefinen el horizonte de significación que ningún modo, porque, de acuerdo con su naturaleza,
procuraba la ética tradicional, tendiendo a reformar o se hallan unidos a un fin malo. Por ello entonces, según
a desintegrar de manera general los vínculos colectivos Aristóteles, los preceptos negativos obligan siempre y
y las creencias. para siempre (obligan a no cometerlos). Por el contra-
rio, los actos virtuosos no deben ejercitarse de cualquier
En general, la cuestión de los derechos es compleja modo sino sólo bajo las circunstancias requeridas para
y difícil de abordar sin que en el intento irrumpan que lo sean; vale decir, obligan siempre, claro que no
intereses diversos e interpretaciones locales que ponen para siempre. Por tanto, si existiese una circunstancia
de manifiesto graves y acuciantes problemas relativos que llegara a privar de bien al acto virtuoso éste contra-
al deber y a la ética; siempre es difícil establecer los riaría al precepto, luego no debería practicarse.
mínimos necesarios y suficientes para que la relación
entre los individuos –o entre las generaciones, como Posteriormente, en la tradición moderna la perfección
sería en el caso de los derechos ecológicos, por ejem- o la imperfección de los deberes (preceptos negativos y
plo– pueda considerarse justa y por tanto ética. En positivos en términos escolásticos) estará referida sólo
principio, podría considerarse inmoral todo acto que a la capacidad de que éstos sean o no exigibles coacti-
82
vamente y dependerá de un rasgo característicamente pensable una naturaleza cuya ley sea destruir la vida
moderno como es la distinción entre lo público y lo misma. Lo mismo ocurre con la promesa falsa, pues la
privado. Los deberes de justicia serán según esto per- universalidad de una máxima que diga que quien crea
fectos; a saber, deben ser exigidos, aun coactivamente, estar apurado puede prometer lo que se le ocurra y
a todos por igual. Por el contrario, los deberes de luego no cumplirlo haría imposible la promesa misma,
beneficencia (decoro y honestidad) serán imperfectos es decir, sería una contradicción. Estos preceptos de
porque, estando remitidos a la gestión individual, no Kant son correspondientes con los que en la tradición
pueden ser impuestos al conjunto de la sociedad y sólo naturalista se consideraban intrínsecamente malos.
el sujeto puede imponerlos voluntariamente a sí mismo Kant los considera fundamentalmente negativos; para
si así lo quiere. él constituyen los deberes perfectos o de justicia.
Por ello, los deberes perfectos tienen un carácter público Pero hay otros deberes cuya transgresión, al universali-
y le corresponde al Estado su gestión, en tanto que los zarla –es decir, al convertirse en máximas–, no resulta
deberes imperfectos, teniendo carácter privado, son de lógicamente contradictoria, aunque sí éticamente
exclusiva competencia individual. En síntesis, la teoría contradictoria. Éstos son los deberes de obligación
de los deberes perfectos e imperfectos surge claramente imperfecta o de beneficencia. Los ejemplos de Kant
como una derivación, adaptada a los nuevos parámetros se refieren primeramente a dejar sin cultivo el propio
históricos y sociales modernos, de la distinción escolás- talento, en el que la universalización de la máxima del
tica (aristotélico-tomista) entre preceptos negativos y obrar sí puede ser pensada sin contradicción aunque
positivos; sin embargo, a pesar de sus modificaciones no puede ser querida sin contradicción, porque como
conceptuales y de la sustitución de su fundamentación ser racional el ser humano debe querer que se desen-
natural por esta otra racional, sigue manteniendo un vuelvan en él todas sus facultades; en segundo término,
carácter absoluto. El principio central de que todos no prestar ayuda a otros, que aun cuando fuera posible
los preceptos son absolutos (los preceptos negativos su universalización, el sujeto caería en contradicción en
obligan siempre y para siempre, los preceptos positivos la emergencia de situaciones donde necesitara ayuda o
obligan siempre, aunque no para siempre) sigue en compasión ajena.
pie, especialmente aquellos que durante el medioevo
De todo esto concluirá Kant que los deberes de obli-
se denominaban negativos y ahora perfectos.
gación perfecta, es decir, aquellos cuya transgresión no
La culminación y la crisis de este desarrollo histórico se puede ni siquiera ser pensada como máxima universal,
localizan en la filosofía de Kant (“Fundamentación de no pueden tener excepciones, porque éstas no pueden
la Metafísica de las Costumbres”). La formulación del concebirse ni pensarse como máximas universales de
imperativo categórico corresponderá a una forma de acción, esto es, como leyes naturales. Por tanto, estos
legalidad racional que sustituye el antiguo orden de la deberes pueden afirmarse como absolutos. En Kant se
ley natural de la filosofía escolástica, el cual ordenaba recupera el antiguo concepto de ley natural intrínse-
hacer el bien y evitar el mal. El imperativo categórico camente buena, cuya transgresión es intrínsecamente
kantiano será universal y absoluto, al igual que el mala; claro que ahora por vía de la razón y no de la
precepto naturalista, pero con un carácter formal y naturaleza.
canónico, porque los principios morales de contenido
material y carácter deontológico no pueden ser siempre Crisis de la noción de deber
absolutos.
Ahora bien, si dejamos por un momento en suspenso
Kant distingue, en efecto, dos tipos de principios deon- esta argumentación y centramos nuestra atención de
tológicos: los perfectos y los imperfectos. Los primeros manera general en el desarrollo de la época moderna,
son aquellos cuya conversión en una máxima universal podemos advertir que, en relación con lo acontecido
no puede pensarse, ya que resulta intrínsecamente entre el siglo XVII y nuestros días, ha ocurrido una
contradictoria. Los conocidos ejemplos del propio serie de cambios significativos en el ámbito de la ética
Kant al respecto se refieren al suicidio y a las falsas y la moral. Lipovetsky, por ejemplo, señala que lo que
promesas. La máxima de quitarse la vida por egoísmo venía ocurriendo paulatinamente era un proceso de
no podría pensarse sin contradicciones porque no es secularización ética que, pese a su carácter laico (por
83
el que buscó progresivamente emanciparse del espíritu Es prudente aclarar, no obstante, que esta nueva emer-
religioso), conservó sin embargo una de sus figuras gencia ética no está animada en realidad por un impera-
centrales: la del deber absoluto(4:11). tivo que conduzca al abandono de los fines propios y a
la sumisión al deber absoluto e incondicional, sino por
Hasta mediados del siglo anterior destacaron fuerte- un intento de amalgamar los valores y los intereses, los
mente la obligación y los deberes como base de susten- derechos individuales y las presiones de la vida social,
tación de una ética social que prometía salvaguardar la económica y científica en un todo que sólo se mues-
integridad y la consistencia del orden secular, hasta el tra coherente con la propia incoherencia de nuestra
punto que la vida privada de los sujetos se vio copada época. Su objetivo específico, en el mejor de los casos,
por una amplia normatividad profundamente discipli- es poner límites al incremento progresivo de la lógica
naria(5), emanada de la voluntad férrea de conculcar individualista de la sociedad actual –vector decisivo
el despliegue individual, con el objeto de reforzar una que conduce este complejo panorama–, mediante la
unidad moral que se consideraba necesaria para la legitimación de nuevas obligaciones colectivas que, por
cohesión de la comunidad social(4). ejemplo, puedan conciliar el presente con el futuro, el
Ahora bien, en el marco de este proceso de seculari- desarrollo material con la vida humana, el avance del
zación de la moral, una lógica nueva viene a poner conocimiento con la libertad; en síntesis, todas aquellas
término a esta fase centrada en el deber incondicional contingencias históricas en las cuales, tarde o tempra-
y, de este modo, no sólo opera la escisión de la ética no, se presente la eventualidad de una contraposición
respecto del fenómeno religioso –signo distintivo de excluyente entre lo técnico-económico y la vida misma,
este nuevo momento en la secularización–, sino que en cualquiera de sus múltiples expresiones.
además acaba en el ámbito social con su forma religiosa El sentido actual de la responsabilidad correspondería
propiamente tal, vale decir, con el deber mismo. al deber; claro que a un deber liberado de la noción de
Todo parece indicar que desde mediados del siglo XX sacrificio. Ello porque, en realidad, la ética del presente
se ha venido trasponiendo un umbral y hemos entrado no le vuelve la espalda a los valores individualistas, sino
en una época diferente, la del posdeber. Ello marcaría la que expresa la culminación del carácter permisivo de la
diferencia de nuestra cultura ética, porque la nuestra es cultura liberal, en cuanto éste llega a constituirse final-
una sociedad que, lejos de exaltar los órdenes superio- mente en una amenaza para la seguridad y la libertad
res, los desacredita; desvaloriza el ideal de abnegación, en nuestras sociedades.
estimulando sistemáticamente los deseos inmediatos, Aun cuando el anterior sentido heroico del deber se
la pasión del ego, la felicidad intimista y materialista. esfuma a partir de esta disrupción histórica, no por ello
Son entonces los imperativos del bienestar subjetivo el efecto ético disminuye su intensidad, puesto que, por
–antes que los de cualquier sacrificio– los que se ex- el contrario, representa el factor más distintivo de la
presan en modalidades de ética mínima y dan forma época actual. No hay contradicción o contraposición
así a esta particular experiencia ética del presente. Ello alguna en nuestro tiempo entre la cultura individualista
porque la historia moderna ha producido una estruc- que se propaga hoy en la sociedad posmoralista y sus
tura hasta hace poco desconocida: la de la sociedad corrientes antagónicas de moralismo creciente.
posmoralista(4:13).
El porvenir se perfila en razón de este antagonismo,
Sin embargo, mientras el apostolado del deber decae asumiendo, en un sentido, la intrincada forma actual
ostensiblemente, asistimos a la vez a la reactualización de lo social y lo individual mediante recursos pluralistas
general de la preocupación ética, al resurgimiento de y personalizados de comprensión de la moralidad; en
las problemáticas y terapéuticas morales. Las ciencias otro, recluyendo dicha forma bajo el estricto marco de
biomédicas, los media, la empresa, están dominados un nuevo dogmatismo ético y jurídico que es propuesto
por el discurso y la demanda ética. Nada queda fuera como alternativa al supuesto o previsible peligro de
del tratamiento ético; es la hora de los himnos a la desintegración total de la voluntad moral. Sin embargo,
responsabilidad sin fronteras: la ecológica, la bioética, aunque esta última perspectiva parezca una exagera-
la humanitaria, la económica, como recuerda el pen- ción infundada, no se puede dejar de reconocer que el
sador francés. desencadenamiento del así llamado posdeber prepara
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el terreno para la creciente proliferación de un indivi- enfermo y no es posible suponer coacción alguna que lo
dualismo extremo que no contempla regla. haga desistir de sus actos, a no ser aquella que él mismo
se imponga como resultado de su propio malestar o
¿Deberes de los pacientes? inconveniencia. En la esfera de la decisión personal y
las consecuencias individuales no podría consignarse
A partir este marco, proponemos un ejercicio de ningún deber perfecto u obligante.
reflexión en torno a los deberes de los pacientes, ya
que el discurso acerca de los derechos constituye una Todo deber en este ámbito es por naturaleza imper-
expresión canonizada del pensamiento actual. Esta tarea fecto; obliga en el momento inicial, obliga a creer en
no puede dejar de lado lo que se ha estado exponiendo la calidad técnica del profesional y a asumir los costos
en párrafos precedentes respecto del actual marco de y ajetreos de la atención requerida, pero más allá de
fragmentación moral y la virtual disolución del sentido esto no puede obligar. Una vez superada la situación
del deber como instancia absoluta y canónica de mo- de emergencia inicial que motivó la consulta, saldada
ralidad, lo que impulsa a los seres humanos a actuar la deuda material contraída y restituido, aunque sea en
de modo egoísta y a no reconocer reciprocidad alguna su mínima expresión, el estado de normalidad, sólo si
en la interacción humana. el paciente así lo desea, si así su voluntad lo admite,
puede persistir en el reconocimiento del deber para con
No sería posible concretar, de igual manera a como el médico o el servicio de salud correspondiente.
se hace con los derechos, una Carta de deberes de los
pacientes, más allá de aquellos específicamente estable- No obstante todo esto y a pesar de la veracidad que
cidos en la legislación general que regula la prestación pudieran contener las precedentes afirmaciones, aún
de servicios profesionales. Tampoco esperar que los se puede pensar una mayor equidad en las responsa-
pacientes asuman deberes perfectos o absolutos (man- bilidades de cada cual y una mayor reciprocidad de la
teniendo la terminología kantiana) frente a la relación relación entre médico y paciente. Todo ello en procura
sanitaria y contribuyan decidida y voluntariamente al de la recuperación de la salud y también de una relación
propósito de la contraparte médica; porque debido a su menos pasiva o paternalista, y más complementaria y
desconocimiento técnico están privados de compren- consensual entre ambos términos.
der el intrínseco sentido de la prescripción formulada
La posibilidad de superar la resistencia al deber que
por el especialista; o bien, porque por la carencia de
puede experimentar el paciente –al suponer que su
educación preventiva respecto de situaciones de riesgo
salud le pertenece y por tanto es sólo él quien debe
para la salud pueden incurrir en prácticas perniciosas
decidir acerca de cuál será el grado de compromiso
que contradigan la voluntad médica y entorpezcan su
que establezca con el sistema sanitario, acercándose y
eficacia. Esta sería, sin duda, una dificultad inicial y
alejándose cuando le parezca, siguiendo o abandonando
no menor.
el consejo o la terapia, favoreciendo o entorpeciendo
Ello nos hace pensar entonces que el único deber el éxito de la intervención profesional con sus hábitos
que para el paciente se puede derivar de una relación conductuales– tiene íntima relación con la definición
biunívoca –como lo es el vínculo profesional-cliente– es esencial de la práctica médica como arte de curar más
uno de tipo imperfecto, que obliga siempre pero no que como el despliegue de un dispositivo técnico y
para siempre. En este caso particular, obliga siempre una racionalidad instrumental, porque no es posible
porque hay un hecho de por medio que así lo impone: tratar realmente a ninguna persona que se considere a sí
la situación misma de apremio en que sume el estado misma como si fuera sólo un “caso”, así como tampoco
de enfermedad, que “obliga” (aunque no moralmen- ningún médico puede ayudar a un individuo a superar
te) a reclamar la atención. El posterior abandono del una enfermedad grave o más o menos leve con sólo
tratamiento, la renuencia a la administración de los aplicarle la capacidad rutinaria de su disciplina.
medicamentos, la irregularidad de la asistencia a con-
La dimensión más profunda de la medicina, la única
sultas programadas o cualquier otra circunstancia en la
que puede hacer surgir desde la intimidad y la au-
que el paciente actúe con total independencia e incluso
tenticidad del paciente el reconocimiento de deberes
abiertamente en contra de la voluntad del profesional
recíprocos que considere ineludibles, es aquella que lo
sanitario repercute en definitiva sobre su propio ser de
reconoce en su ser diferente de los demás, sin llegar a
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Referencias
1. Gadamer H-G. El estado oculto de la salud. Barcelona: Gedisa; 1996: 45.
2. Delgado C. Hacia un nuevo saber. La bioética en la revolución contemporánea del saber. La Habana: Publicaciones Acuario,
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4. Lipovetsky G. El crepúsculo del deber. La ética indolora de los nuevos tiempos democráticos. Barcelona: Anagrama; 1996: 13.
5. Foucault M. Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI; 1995.
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Resumen: El presente trabajo reflexiona sobre el fundamento filosófico de la bioética como disciplina, método y movimiento
desde su contexto histórico, y propone temas bioéticos en relación con el contexto social y cultural de la vivencia
latinoamericana.
Palabras clave: bioética, fundamento filosófico, contexto sociocultural
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por Tristram Engelhardt, según la cual en el mundo se discute en congresos y encuentros internacionales;
pluralista democrático la reflexión bioética debe ser como método se usa en comisiones, comités de ética y
minimalista y permisiva, porque no existe un acuerdo foros nacionales e internacionales, y como movimiento
sobre una jerarquía de valores que podría sustituir compromete a asociaciones y ONGs que defienden la
la autodeterminación del individuo como referencia preservación del medio ambiente y la vida sobre la tie-
principal. Engelhardt argumenta además que toda rra, incluyendo la preservación de la especie humana.
comunidad de valores, tales como grupos religiosos,
Para un ejercicio eficiente de la bioética se requiere
políticos o laborales, pueden y deben ofrecer una
crear espacios de diálogo entre disciplinas. Los grupos
enseñanza más exigente que complemente esta ética
o comités deben estar conformados por especialistas
secular minimalista y que prohíba ciertos actos sobre
de diversos campos, guiados y coordinados –en lo po-
los que la ética pública no se pronuncia(1).
sible– por un especialista en bioética; es preciso partir
Otra línea de pensamiento de gran influencia, sobre del supuesto de que nadie posee toda la verdad, sino
todo en la génesis de los comités de bioética, es la ética parte o aspectos de ella, lo cual ayuda a que el objeto
del discurso. Pensadores como Apel y Habermas con- (fenómeno, problema, dilema) se perciba desde diversos
sideran que cuando existe una pluralidad de visiones enfoques; además, profesar mutuo respeto a la persona
los problemas se deben resolver mediante una ética y a los puntos de vista de cada uno de los presentes.
del discurso. De acuerdo con Habermas(2), la razón
Las disciplinas se han diversificado y crecido en tal
es dialógica y los argumentos deben ser atendidos en el
manera que resulta prácticamente imposible tratarlas
respeto de la autonomía de la persona. Se trata de una
separadamente; ello sumado a que los problemas de la
ética procedimental o formal. El pensar se desarrolla en
vida moderna revisten tal complejidad que no pueden
el diálogo. Aprender a pensar es aprender a argumentar
ser abordados por una sola disciplina. Con todo, no
y a confrontar con los argumentos de los otros. En la
hay que entender por interdisciplinariedad una mera
norma ética básica del discurso argumentativo se exige
yuxtaposición o acumulación de materias que aporte
que el discurso, en tanto discurso práctico, fundamente
cada una por su cuenta su grado y peculiaridad de
la validez de normas concretas a través de la formación
saber para el estudio del problema. Tal yuxtaposición
de consenso, en el sentido de la mediación de intereses
no pasaría de una mera multidisciplinariedad. La
de todos los afectados.
interdisciplinariedad es una interrelación en la que
Habermas construye el núcleo de su ética comunicativa cada disciplina aporta lo suyo al estudio de un pro-
en el concepto de “comunidad ideal de diálogo”; el pro- blema pero de tal manera que todas las otras entren
cedimiento imparcial y justo nace del reconocimiento en un proceso grupal de estudio y análisis del mismo
de los límites de la racionalidad humana y las normas problema con provecho para todas las demás. Todas
aceptables son aquellas “consensuadas” en el marco de oyen y son oídas con tolerancia, respeto y búsqueda
una comunidad de diálogo exenta de condicionamien- de la verdad. La deliberación se caracteriza porque se
tos empírico-históricos. Las reglas de la comunicación tienen en cuenta los valores en juego y se los respeta al
y el discurso adquieren así la categoría de un a priori arribar a un consenso.
de la ética y garantizan la igual consideración de los
Como disciplina, la bioética se vuelve transdiscipli-
seres racionales. En la ética comunicativa, los intereses
nar, ya que busca una convergencia transcendiendo
particulares de los agentes, lejos de ser sometidos a un
y permeando a las demás. Los participantes pasan de
proceso de intercambio, son sometidos a un proceso
ser médicos, filósofos, asistentes sociales, abogados, a
de universalización.
ser bioeticistas médicos, filósofos, asistentes sociales,
Hay que tener en cuenta también que la bioética se abogados. Y esto no es un mero cambio de lugar de los
mueve en tres campos: como disciplina académica, términos, sino un posicionamiento cualitativamente di-
como método interdisciplinario de tomar decisiones ferente que exige una nueva construcción disciplinaria.
y como movimiento mundial a favor de la vida y del De acuerdo con Fernando Lolas, el discurso bioético
medio ambiente, formas históricas de su desarrollo en es integrador, transdisciplinar y dialógico, lo que per-
la sociedad. Como disciplina se estudia en las univer- mite mediar o “tender puentes” entre racionalidades,
sidades, posee una serie de contenidos y métodos y personas, instituciones y disciplinas(3).
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Es necesario que el examen ético considere el contexto debe partir de la visión integral de la persona humana,
cultural y social, porque la existencia de normas no en todas sus dimensiones, valores y exigencias.
garantiza una aplicación uniforme y la prioridad de
La diversidad de origen de las propuestas plasmadas en
los principios bioéticos es diferente según la cultura.
la bioética de los principios plantea diversos problemas.
En un modelo transdisciplinario se comparte no sólo
Es difícil conciliar una ética deontologista de tipo kan-
cometido y contenido sino también contexto, de ma-
tiano –en la que se excluye en el acto moral cualquier
nera que se logra una legitimación social del discurso
pretensión extraña al cumplimiento del mismo deber
disciplinario. Este modelo puede significar una “des-
moral– con una bioética como la utilitarista –que refiere
profesionalización” de la toma de decisiones con un
a las consecuencias de la acción moral dentro de un
diálogo más horizontal y la eliminación de jerarquías
concepto de utilidad.
basadas en profesiones o discursos disciplinarios.
Diego Gracia pretende resolver los problemas del prin-
Sin embargo, un primer problema para la fundamen-
cipalismo al basar la fundamentación de los principios
tación de la bioética en su método dialógico estriba
en un sistema previo de referencia, una epistemología
en haber dejado de lado la reflexión filosófica para
de base, que hace posible su jerarquización(4,5). Para
pasar a una justificación por principios puramente
Diego Gracia el deontologismo y el utilitarismo no
procedimental. La bioética, para cumplir plenamente
son justificaciones metaéticas de los principios “prima
su misión de puente entre ciencia y humanidades, no
facie”, sino dos momentos ineludibles de la racionalidad
puede renunciar a una constante especulación –desde la
moral: el momento de esbozo y el de experiencia. Ade-
filosofía, la ética médica, la antropología, la sociología
más, en la argumentación es necesaria la jerarquización
y la teología– sobre los principios que deben regular
de los principios, otorgando a la “no-maleficencia”
el comportamiento humano respecto del bien funda-
y a la “justicia” un nivel 1, un rango superior que a
mental de la vida humana. Cuestión central para la
la “beneficencia” y la “autonomía” (nivel 2). Existe
bioética es pensar acerca de la relación entre ciencia,
una premisa ontológica que permite la justificación
técnica y ética, tanto desde el punto de vista sistemático
metaética vinculada con la antropología: el principio
procedimental como desde el sociocultural.
kantiano de que el ser humano es persona y en cuanto
Otro problema es que, en el ideal del consenso, no se tal tiene dignidad, por lo que no puede ser tratado
puede poner en duda al interlocutor en el diálogo. Si como un medio sino como un fin en sí mismo. Unida
no se acepta previamente que el otro tiene dignidad a esa premisa está la igualdad de todos los hombres;
y merece respeto por el mero hecho de ser persona, el todos, sin distinción, se merecen ese respeto.
consenso se torna inviable incluso de manera práctica.
Siguiendo a Zubiri, Gracia considera que el juicio
Es imposible ponerse de acuerdo en una sociedad plural
moral se funda sólo “formalmente” en la razón: nace
y democrática si los interlocutores se descalifican o
del encuentro del sujeto con la realidad, pero en
dudan de la obligatoriedad de las normas elementales
cuanto ésta representa para el sujeto una posibilidad
que derivan de su propia condición de personas. Hay
de autorrealización, es decir, un valor. La aprehensión
un concepto antropológico subyacente al diálogo que
de la realidad no es simplemente “premoral” sino
no se puede eludir.
“protomoral”. La moralidad no radica en la naturaleza
La elaboración de principios éticos destinados a re- en cuanto tal, sino que proviene de la subjetividad de
gular el uso de las intervenciones técnicas en la vida la persona. La realidad actúa sobre la experiencia moral
del hombre no se inspira en un ánimo anticientífico de la persona como un dato con una exigencia objeti-
o antitecnológico, sino en orientar estas actividades va, ante la cual ha de optar libre y responsablemente.
hacia el bien integral de la persona humana. La pri- Por otra parte, en el contexto cristiano de la Europa
mera pregunta en la justificación bioética es si, desde mediterránea ha surgido la bioética personalista. De
la dignidad de la persona, se puede exigir un respeto acuerdo con esta reflexión, la persona es considerada
incondicionado que señale el sentido y los límites del en su dignidad universal como valor supremo y como
dominio técnico del hombre sobre el hombre. Para fundamento ético y se caracteriza por la integralidad de
fundamentarse, la bioética debe encontrar un principio lo físico, psicológico, espiritual, relacional y social. De
unificador entre ciencia, técnica y ética, entre dominio este modo, la reflexión antropológica sirve de funda-
técnico y dominio humano. Este principio unificador mento al ordenamiento bioético. Para esta bioética, el
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necesidades de la sociedad. Se deben ubicar los cuatro Por ello es importante que la metodología de la bioética
principios en un contexto más amplio de consideracio- se incorpore en el proceso educativo del estudiante
nes, que abarquen tanto derechos individuales como universitario y se incluyan aspectos de voluntariado
económicos, sociales y culturales. El reconocimiento y de servicio que ayuden a formar un carácter solidario
respeto de la dignidad de los demás debe ser el fin de y humanitario. Estos aspectos potencian el aprendizaje
una sociedad éticamente constituida. Latinoamérica académico y la formación en valores, aspectos esenciales
tiene el desafío de elaborar una bioética desde el nivel para el profesional de excelencia que reclama la sociedad
macro, no tanto el nivel micro individualista en el que actual. De este modo, la universidad se inserta en la
se ha trabajado en los países desarrollados(7). problemática social de las comunidades y se convierte
en agente de cambio social.
Muchas de las características de la bioética se entre-
lazan con la forma de construir conocimientos y el Al momento de enseñar bioética es importante tener
contexto cultural de diálogo, por ello es importante en cuenta el contexto social y los valores y principios
su enseñanza universitaria. La horizontalidad y la que de acuerdo con éste es preciso enfatizar. En Lati-
interdisciplinariedad aparecen como base del nuevo noamérica existen valores fundamentales como líneas
modelo educacional para la nueva universidad. Ésta de acción en el contexto cultural:
busca formar profesionales con una sólida formación • Responsabilidad (propia y con los demás).
científica y técnica y con el irrenunciable compromiso • Solidaridad (entre clases sociales).
de servir a la sociedad, desarrollar la ciencia y velar por • Derecho a un desarrollo sustentable.
una verdadera cultura de humanidad. La universidad
• Respeto por las creencias y costumbres de los
se haya inmersa en un contexto social, por lo tanto,
diversos pueblos.
es responsable del tipo de profesionales que forma y
• Equidad.
cómo éstos enfrentan cambios sociales en el desempeño
de su profesión. Muchos de los valores en los cuales el En la región ha tenido una gran influencia el método
profesional tiene una responsabilidad social tienen un principalista jerarquizado de Diego Gracia, a través de
carácter bioético. Así, por ejemplo: su introducción por el Programa Regional de Bioética
• Bien común y equidad social. de la Organización Panamericana de la Salud. A ello
• Desarrollo sostenible y cuidado del medio ambiente. habría que agregar que, en ámbitos católicos, se acoge
• Sociabilidad y solidaridad para la convivencia. el principio personalista de protección de la vida desde
• Aceptación y aprecio de la diversidad. su inicio en la concepción. También se considera la
concepción antropológica de salud y enfermedad en
• Ciudadanía, democracia y participación.
la atención de salud de las poblaciones indígenas, pero
Y respecto de los valores propios del profesional: este hecho carece todavía de suficiente caracterización.
• Compromiso con la verdad. Por otra parte, cada vez más, el método deliberativo
• Excelencia. de la bioética aparece como el más adecuado para la
• Interdependencia e interdisciplinariedad. ética profesional, en lo que se refiere a la relación entre
personas. En el método deliberativo, los interlocutores
• Confianza en que su actuación servirá para mejorar
que participan se enriquecen en la relación y respetan
la condición de existencia de los seres humanos o
sus respectivos valores.
por lo menos evitar su sufrimiento.
• Responsabilidad desde el ejercicio de su autono- Si nos referimos a la bioética como movimiento a favor
mía: capacidad de autogobierno, actuar en forma de la vida y del medio ambiente, Latinoamérica es una
razonable, respetando la dignidad de todas las región que se caracteriza por la biodiversidad y, desde
personas y emitiendo juicios sobre lo que se con- esta perspectiva, la bioética tendría como principio
sidera bueno o correcto. subsidiario el principio de responsabilidad hacia las
• Creer en la vida como opción fundamental. futuras generaciones de Hans Jonas, debido a que el
• Hacer el bien a todos sin distinción. potencial de las manipulaciones genéticas puede afec-
• Ser justo, buscando el bien común y la equidad, tar a las generaciones venideras. El enorme aumento
y poniendo especial atención a los sectores más de poder de los medios tecnológicos, desde el que es
vulnerables de la sociedad. posible reforzar las capacidades de los seres humanos
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para vivir en libertad o, por el contrario, someter a gran Al considerar lapsos temporales y espaciales más am-
parte de ellos al sufrimiento, ha puesto sobre el tapete plios, aparecen nuevas obligaciones morales respecto
el concepto de “responsabilidad”, en el sentido de que de generaciones futuras, de las cuales no podemos
a mayor poder mayor responsabilidad; cuanto más esperar hoy un trato recíproco. Y aparecen también
potentes los medios tanto más urge responsabilizarse deberes hacia el mundo no humano, del cual tampoco
de ellos y encauzarlos hacia buenos fines(8). puede esperarse un trato equivalente, por tratarse de
una instancia no racional.
La responsabilidad significa la ejecución reflexiva de los
actos, ponderando las consecuencias en términos de al- Al tratar con los seres vivos debe entenderse que cada
canzar mayores cuotas de humanización y crecimiento una de las especies y la naturaleza misma constituyen
individual y social. El poder que el ser humano tiene fines en sí. El ser vivo tiene como finalidad la preser-
sobre sí y sobre la naturaleza se está ampliando día a vación y la persistencia de sí, la permanente lucha
día gracias al desarrollo tecnocientífico y en la misma contra las potencias del aniquilamiento, contra lo no-
medida aumentan también los riesgos asociados y las viviente, contra el no-ser. La vida es el más alto fin de
posibilidades de un uso perverso del avance tecnoló- la naturaleza y reacciona contra todo aquello que atenta
gico. La responsabilidad debe extenderse hasta donde contra ella, tanto si se considera su organización como
alcanzan los efectos de la acción humana y, con la nueva su función. En el caso del ser humano, cada individuo,
biotecnología, el ser humano es capaz de modificar su así como la humanidad, es un fin en sí mismo.
propia especie, de manipular la vida y de alterar pro-
fundamente el medio ambiente que la sustenta. Para Jonas, el imperativo categórico de Kant es abs-
tracto, pues apela a la voluntad de coincidencia de
Se debe respetar el proceso evolutivo del que emerge la razón consigo misma, en un reino hipotético de
el ser humano. Este nuevo imperativo va dirigido en seres racionales que existen al mismo tiempo. Lo más
especial a las políticas públicas e implica al menos dos importante es que la sucesión de las generaciones debe
exigencias: que las futuras generaciones cuenten con continuar. Por ello, formula el imperativo categórico
un medio ambiente y una biodiversidad por lo menos del siguiente modo: “Actúa de tal manera que los efectos
comparables a las actuales y que la identidad genética de tu acción sean compatibles con la permanencia de
de la especie humana no sea alterada(9). verdadera vida humana sobre la tierra”(9).
Referencias
1. Engelhardt HT. Los Fundamentos de la Bioética. Barcelona: Paidós Ibérica; 1995.
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7. Pessini L, De Paul de Barchifontaine C. Algunos retos para el futuro de la bioética en Iberoamérica. En Pessini L, De
Paul de Barchifontaine C, Lolas F, (coords.) Perspectivas de la Bioética en Iberoamérica. Santiago de Chile: Programa de
Bioética OPS/OMS; 2007.
8. González G, (coord.) Derechos humanos. La condición humana en la sociedad tecnológica. Madrid: Tecnos; 1999: 79-94.
9. Jonas H. El Principio de Responsabilidad. Barcelona: Herder; 1995.
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Resumen: Se realiza un análisis crítico de la figura de la objeción de conciencia como una expresión de la consecución de
nuevos espacios de libertad en sociedades en continua evolución, las que sin embargo acusan rezagos, específicamente en
el campo de la salud.
Por otra parte, se enlaza la objeción de conciencia con los aspectos del final de la vida y el proceso tanatológico, en las
encrucijadas éticas que la tecnología moderna plantea al cambiar drásticamente la forma de morir.
Palabras clave: objeción de conciencia, tanatología
* Médico Cirujano y Partero. Profesor de pre y posgrado en Bioética, Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional, México
Correspondencia: octavidm@yahoo.com.mx
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del Consejo de Europa(4) para reconocer el derecho A pesar de las turbulencias psicológicas desatadas ante
a la objeción de conciencia y dejar en libertad a los el diagnóstico de enfermedad terminal, es posible
jóvenes apresados purgando condena. conseguir un aprendizaje del morir. Como proceso
complejo que oscila entre la razón y los temores espi-
Después aparece en el campo de la salud con relación rituales, conseguir el equilibrio entre una razón sufi-
al aborto y progresivamente en un sinnúmero de ciente y una plenitud espiritual lleva a la tranquilidad
procedimientos que fueron considerados lesivos para y la paz interior del fondo de la psique, con el fin de
convicciones o creencias religiosas. Además, se extiende aceptar mejor la intensidad del dolor y la enajenación
a la resistencia por motivos de lesión a valores profe- del sufrimiento.
sionales o, simplemente, a la defensa de otros valores,
como en el caso de la eutanasia, la desconexión de un Aprender a morir aleja con firmeza las tentaciones
respirador y el exceso de consulta, en los que se defiende eutanásicas y de suicidio asistido, muy frecuentes en
la vida y el bienestar de los pacientes. los enfermos terminales. Nadie merece ser muerto por
otro semejante, nadie debe pedir a otro que lo mate y
Otra extensión de la objeción de conciencia se refiere a nadie debe atribuirse la facultad de hacerlo. Bien dice
los farmacéuticos en España, que expresan su negativa Diego Gracia(6): “La naturaleza, hoy como siempre,
a la producción, distribución y suministro de ciertos es la que acabará haciendo lo demás. La naturaleza,
medicamentos, en particular, la píldora del día después no el médico”.
y otros de carácter abortivo.
De acuerdo con los esquemas actuales, pese a la vigencia
Resulta pertinente señalar las diferencias entre la de la ley de la eutanasia, también el personal de salud
objeción de conciencia y la desobediencia civil. La tiene el derecho de evadir la ejecución por respeto a
primera es generalmente de manifestación individual, sus convicciones ideológicas, profesionales o religiosas.
por parte del personal de salud, de algún paciente o de La objeción de conciencia se extiende a los familiares,
sus familiares; la segunda tiene una dimensión social quienes también tienen derecho a oponerse a los actos
más amplia y se caracteriza por ser una movilización eutanásicos y a los tratamientos colmados de futilidad
de grupos, no violenta, como rechazo a una ley que que su conciencia rechaza.
se considera lesiva a intereses económicos o sociales,
u ofensiva a ciertos hábitos y costumbres. Implica la
negativa a obedecer los términos procedimentales, La tanatología de hoy
obstruyendo en lo posible su aplicación(3). La asistencia tanatológica siempre estuvo sostenida por
las creencias religiosas, que actuaron para bien de los
No es frecuente que el proceso de morir en los casos
creyentes y para complicar con importantes sentimien-
terminales sea conducido con un método tanatológico
tos de culpa a los no creyentes.
humanista. La confusión de lo auténticamente huma-
nista está en que en la mayoría de los casos predomina En la mayor parte de los países de Iberoamérica, la
la compasión y la pronta atención a las necesidades religión dominante se ha mezclado con otras creencias
del enfermo y eso no basta para imprimir el verdadero de los diferentes grupos indígenas, es decir, ha habido
valor de una atención tanatológica merecida para un dos concepciones distintas del proceso de morir y del
ser humano. culto a los muertos. Sin embargo, se reconoce que
estos grupos aceptan de mejor manera la presencia de
Es necesario aprender a morir e ir más allá de los
la muerte, con mayor entereza y resignación. La enfer-
pasos del proceso que invoca Kubbler Ross(5). Llegar
medad y la muerte son tomadas con fatalidad, sin entrar
a la etapa final de aceptación en la que debe darse la
en procedimientos que prolongan la agonía o dolerse
construcción de un puente psicológico, racional y
con exageración por la pérdida de sus familiares.
espiritual, no sólo de mansa resignación sino de un
esclarecimiento consciente del significado de la muerte La muerte de un miembro de la familia en nuestra
en uno mismo y en la humanidad toda. La educación cultura es tomada de manera diferente si se trata de
en la niñez, en lugar de ocultar lo relativo a la muerte un recién nacido, infante, adolescente, adulto joven
real, debiera informar de la racionalidad del fenómeno o anciano. Al recién nacido y al infante los conside-
y cómo prepararse para enfrentarlo en caso necesario. ran como angelitos, inocentes de toda culpa, y a los
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ancianos como individuos que ya vivieron lo que les mante de angustia, con alternancias depresivas y un
correspondía, en cuyo caso la resignación de los fami- deseo imperativo de encontrar la paz de la psique, de
liares es pronta. En cambio, un adulto en la plenitud la conciencia y del espíritu.
de la vida es una pérdida muy sentida, por los muchos
Erich Fromm(7) concibe la libertad como problema
intereses que se pierden y los afectos truncados que se
psicológico; a pesar de ese andar incesante del hombre
encuentran en su apogeo.
en su conquista, cuando finalmente la encuentra se
La presencia de cáncer o SIDA en un niño es considera- queda inmóvil, le atemoriza ejercerla, prefiere continuar
da como injusta y con una fuerte repercusión afectiva, en una cómoda sumisión. A través de su historia, el
por lo tanto, la compasión abarca prácticamente todos hombre ha sabido que puede luchar contra la naturaleza
los espacios de la atención tanatológica. Para estos casos, y dominarla; oponerse a la Iglesia y ganar su derecho
la psicoterapia no sólo se dirige a los niños afectados a la libertad de creencias y enfrentarse al Estado abso-
orgánicamente por el padecimiento terminal, sino al lutista y democratizarlo. Sin embargo, aunque aún no
personal de salud que sabe de la muerte próxima de conquista todos los espacios de libertad a los que tiene
los enfermos y no sabe con precisión cuál debe ser su derecho, tiene la seguridad de que nunca le ganará a la
papel frente a ellos. La tanatología de hoy involucra las muerte. Podrá aumentar los plazos, pero no conseguirá
intervenciones psicoterapéuticas con el reconocimiento ser inmortal o, por lo menos, como muchos desean,
de indispensables. El rescate de la subjetividad de las vivir una larga vida. No le consuela que sea igual para
personas para llevarlas a un equilibrio estable y armó- todos los seres vivos; es su caso y, por tanto, su miedo,
nico debe ser cuidadosamente planeado, integrando su angustia y sus temores.
al enfermo, sus familiares y el personal de salud no
La tanatología aprecia los conflictos modernos del
importando la edad de la persona.
hombre, sus avances en la ciencia y la tecnología y,
Actualmente, la tanatología considera un cúmulo desde luego, la concepción diversa sobre la muerte. Si
sistematizado de cuidados paliativos con el fin de sos- la esperanza de vida es de 78 años para la mujer y 74
tener y proporcionar la mejor calidad de vida posible, para el varón, quiere decir que se han librado de una
atendiendo al binomio paciente-asistente o cuidador, gran cantidad de padecimientos por los que morían
ya sea en fases iniciales o en fase terminal. Estos proce- poblaciones por millones y, por lo tanto, el espectro
dimientos pretenden acercar al paciente y sus familiares de la muerte no es el mismo que en los inicios del siglo
los mayores beneficios de acuerdo con sus necesidades XX, con una mortalidad en promedio alrededor de los
más significativas. treinta años de edad.
La psicoterapia, la razón y la espiritualidad son aportes A pesar del crecimiento de los servicios de salud y
diferentes. Esta tríada es la columna vertebral de la de una atención en el final de la vida otorgada en
tanatología moderna, excepto que la última puede estar los hospitales, la tanatología no ha sido incorporada
manifiesta o no en algunos individuos o simplemente como parte ineludible del tratamiento clínico. Lo que
no ser aceptada. El manejo puede ser simultáneo y, se hace actualmente es motu proprio del personal de
de hecho, conseguir el dominio de la psique facilita la salud, especialmente del médico y de la enfermera, de
aceptación de los razonamientos y viceversa. La cons- una manera empírica, con buena intención de apoyar
trucción de un puente armónico hacia el deceso radica al paciente y a sus familiares, pero sin ningún método.
en comprender la finitud humana y darle un sentido a Por otra parte, no existe la especialidad como tal entre
la muerte, idóneamente y desde un comportamiento el personal de salud.
cotidiano.
Hay avances importantes en cuanto a la reconceptuali-
El punto cardinal, de mayor significado en todo el zación de la tanatología. Está pasando de una fase em-
proceso es la transformación de ese potencial de energía pírica –de carácter compasivo– a la profesionalización
que se expresa en el temor y los miedos a dejar de ser, y formalidad de su integración en los planes de estudio
a pasar a un estadio desconocido, a expiar las culpas del médico, la enfermera, el psicólogo y el trabajador
sin preparación, a ser el juez de su propia conciencia, social, con un enfoque multidisciplinario, situación que
a dejar de estar en un escenario en el que se considera modifica radicalmente la posición solitaria del médico
necesario o indispensable. Esto genera un estado alar- y la fortalece. Además, integra los aspectos psicológicos
97
a la racionalidad del fenómeno e incorpora el enrique- pueden elevar ante lo inexplicable. La racionalidad ante
cimiento de la espiritualidad. la muerte y el morir debe aplicarse con todo el cuidado
necesario para no confrontarla con la espiritualidad.
La muerte y el morir. El trance Lo que menos se espera es producir más agitaciones
tanatognomónico propiciadoras de confusión. La tanatología debe fa-
cilitar la expansión espiritual del enfermo, quitando
Los últimos momentos de vida suelen ser muy sig- trabas que impidan la negación, fenómeno frecuente
nificativos. Las actitudes del paciente pueden ser de en el complejo proceso del aprendizaje para la muerte
angustia y desesperación o de plenitud y paz. Se habla y el morir.
en los medios hospitalarios de un momento de lucidez
anterior al deceso; la muerte se siente y con ella un La objeción de conciencia y el morir
final aceptado o, en otros casos, cuando la agonía es
duradera, a algunos pacientes les cuesta morir. Ante la presencia de un paciente diagnosticado con
muerte cerebral y un cuerpo vivo (tanto que algunos de
Se conoce al momento próximo a morir como el “trance sus órganos servirán para renovar la vida de un paciente
tanatognomónico”, es decir, característico de la cerca- grave), algunos miembros del personal de salud y el
nía de la muerte. En las defunciones con sufrimiento propio médico se niegan a desconectarlo aduciendo
y dolores intensos la persona es sometida a potentes sus propias convicciones.
analgésicos y sedantes, por lo que este momento se
pierde. En caso de que el paciente esté consciente, La objeción de conciencia es un derecho plenamen-
sus sufrimientos se recrudecen y suman ante la clara te establecido en muchos países desde hace algún
percepción de ese momento final. tiempo, principalmente ligado a la relación laboral,
como en el caso del aborto(9), situación estudiada
Los enfermos solicitan la presencia de la familia, piden por la Organización Internacional del Trabajo, desde
algunas cosas en especial, se despiden, distribuyen hace ya varios años. Por otra parte, la “Encyclopedia of
algunos bienes, ajustan asuntos pendientes, piden Bioethics”(10) menciona la dualidad que puede existir
ayuda espiritual, ya como continuación o de inicio, en esa resistencia objetora para participar, por ejemplo,
y quedan en espera de la muerte que suele ocurrir en en procedimientos de inseminación artificial, aborti-
un corto lapso. Para algunos, esos momentos previos vos, eutanásicos o de encarnizamiento terapéutico en
al desenlace exponen, en toda su verdad, la esencia de los pacientes, y luego negarse a procedimientos diag-
la persona: ya no hay nada que ocultar ni que perder, nósticos o de tratamiento, invocando principalmente
se actúa sin la última máscara. creencias religiosas.
Los sentimientos que se desbordan en el momento de Esta objeción es reconocida como un derecho en cuanto
morir, son inocultables. Castilla del Pino(8) nos habla su ejercicio no afecte o lesione a terceros. En el caso que
de su fundamento y de su dificultad para inhibirlos, nos ocupa, respecto de pacientes con muerte cerebral,
tanto el odio y el amor como la simpatía y el rechazo. la negativa a desconectarlos puede ser de parte del
En el paciente terminal hay variadas manifestaciones. personal de salud como de los familiares y, en ese caso,
Los sentimientos íntimos, que algunos guardan de la situación de perjuicio se registra en la prolongación
una manera acorazada, y lo que otros exponen abier- de la estancia hospitalaria.
tamente. Las condiciones de estrés y de depresión son
síntomas alternativos en estrecha vinculación con el Finalmente, en ese proceso de la muerte y el morir
impacto de los sentimientos fuera de control. En ese se conjugan valores y derechos que la bioética
agitado mar de sentimientos, ¿es posible conseguir una desglosa y atiende: desde la autonomía que respalda
regulación aceptable? la capacidad objetora por motivos de conciencia, la
dignidad ineludible para decidir ese momento único
El cultivo de la racionalidad en el paciente terminal no e irreversible del morir, hasta la plena objeción de
se contrapone con el desarrollo de la espiritualidad, de conciencia en esa maraña de complicaciones dadas por
acuerdo con la religión que profese el enfermo. Para la utilización anárquica de la tecnología en el rezago de
los creyentes, la espiritualidad significa un soporte que las normas y leyes específicas.
98
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99
Resumen: Para conocer acerca de la petición de consentimiento informado en odontología, se realizó una búsqueda de
información en las bases de dato de SciELO y Pub Med, usando las palabras claves “consentimiento informado”, “odontología”
y “autonomía”. Como complemento, para tener información sobre la situación en Chile, se envió una encuesta a 40 cirujanos
dentistas de tres centros de atención dental de la Red de Salud de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Se puede observar que aún existe desinformación en odontología en cuanto a la finalidad, implicancia e importancia de un
adecuado proceso de consentimiento informado en la relación odontólogo-paciente.
Palabras clave: consentimiento informado, autonomía, odontología
* Cirujano Dentista. Profesor Asistente de la Facultad de Medicina, Carrera de Odontología, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile
Correspondencia: lpalomer@puc.cl
100
101
tiempo suficiente para explicar cuál es el problema, las de Pub Med. Después de esto, se seleccionaron los
opciones de tratamiento, sus costos y los riesgos que artículos que trataban sobre el uso del consentimiento
implican. Una conversación estando el odontólogo y el informado en odontología y que planteaban situaciones
paciente sentados al mismo nivel, si hace falta usando similares a las de nuestra realidad.
diagramas, que expliquen con más claridad lo que
se propone, asegurándose que el paciente entiende, También se utilizó la biblioteca electrónica SciELO
es el primer paso para una relación participativa, la ingresando el término “consentimiento informado”.
que le permite involucrarse voluntaria, consciente y Una vez revisada la bibliografía encontrada se diseñó
activamente en la adopción de decisiones respecto del una encuesta electrónica con seis preguntas sobre el uso
tratamiento de su salud. y conocimiento del consentimiento informado, la que
Es importante el uso de formularios en los que el pa- fue enviada a 40 odontólogos de tres centros de aten-
ciente puede leer lo que se le ha planteado y firmar su ción dental relacionados con la Pontificia Universidad
consentimiento, con el fin de registrar y monitorear, y Católica de Chile. Uno de ellos atiende a estudiantes
para probar legalmente que se dio la información y se de la universidad, otro al personal que trabaja en dicha
obtuvo el consentimiento(2). casa de estudios y el último ofrece atención privada a
pacientes. La encuesta fue remitida por correo elec-
Jorge Triana Estrada(3), director de Estomatología trónico y respondida en forma voluntaria y anónima
de la Comisión Nacional de Arbitraje de México, por 26 profesionales, lo que constituye un 65% de la
advierte que en su país las irregularidades con mayor población estudiada.
incidencia y frecuencia son, en primer lugar, la falta de
comunicación entre el profesional de la salud bucal y el Resultados
paciente: maltrato al paciente, el profesional no explica
en términos accesibles para el usuario, no enfatiza el Al realizar la búsqueda en Pub Med y SciELO se encon-
alcance y las limitaciones del tratamiento en cuestión, traron algunos estudios sobre el uso del consentimiento
no informa del costo y de la relación riesgo/beneficio informado en Odontología.
de la atención (posibilidad de fracaso del procedimiento Garbin y cols.(4) evaluaron el conocimiento, prácticas y
otorgado), incurre en inexactitudes e imprecisiones, de- actitudes del cirujano-dentista frente al consentimiento
lega responsabilidades y modifica convenios en cuanto a informado y verificaron la presentación y decisión del
modo, tiempo y costo de la atención brindada. También tratamiento propuesto al paciente y la clase de docu-
existe la tendencia a despertar falsas expectativas en los mento utilizado en la clínica odontológica. Para esto
pacientes; el uso y manejo equivocados de materiales encuestaron a los cirujanos dentistas del municipio
y procedimientos no indicados, así como tratamientos de Lucélia, São Paulo, Brasil, y recibieron veinte for-
simulados, pretensiones clínicamente inalcanzables y mularios con respuestas, que equivale al 95,2% de la
técnicas clínicas inexpertas. Es muy probable que esta población de estudio. Los resultados sugieren que la
realidad se repita en el resto de los países de la región. mayoría de los cirujano-dentistas presentan deficiencias
Para obtener información acerca del conocimiento y la en su conocimiento sobre consentimiento informado,
utilización del consentimiento informado en Odonto- mientras otros desconocen totalmente el tema. Su
logía se realizó una búsqueda bibliográfica en las bases aplicación no se realiza de manera satisfactoria y una
de datos de SciELO y Pub Med y se complementó simple autorización es el documento más utilizado en
con una encuesta enviada a odontólogos que trabajan la clínica odontológica.
en tres centros de atención dental pertenecientes a la A partir de sus datos, Miguel y Zemel(5) concluyen
Pontificia Universidad Católica de Chile. que, a pesar de que los conocimientos teóricos sobre
la práctica del consentimiento informado son escasos,
Metodología existe una tendencia significativa a destinar tiempo
Se utilizaron las palabras clave “consentimiento infor- en la consulta dental para su empleo, especialmente
mado” (informed consent) y “autonomía” (autonomy), entre los dentistas jóvenes. Los autores consideran
las que se relacionaron con la palabra “odontología” imperativo incluir en la malla curricular y en los pro-
(dentistry) por medio de la opción MeSH Database gramas académicos odontológicos principios éticos
102
y legales con relación al proceso de consentimiento recomiendan a todos los dentistas obtener el consen-
informado. En su estudio también concluyen que timiento informado escrito para la administración de
algunas características de los profesionales pueden este procedimiento. Enfatizan que su ausencia puede
jugar un rol mayor en la forma como se practica este tener implicancias significativas en una demanda por
procedimiento. Por ejemplo, las actitudes frente a malas mala práctica posterior a un tratamiento.
prácticas o la previa exposición a éstas parecen influir
Bradford y cols.(8) utilizaron material impreso con las
en el comportamiento. Profesionales que conocen bien
diferentes alternativas de tratamiento a las que podía
a un paciente pueden llevar a cabo con él un proceso
someterse una pieza dental con problemas pulpares.
de consentimiento diferente al que realizan con un
Incluyeron el número de sesiones, costos y pronóstico
paciente menos conocido.
de cada opción y entregaron de esta manera la infor-
En el trabajo de Mortensen y cols.(6) se plantea que, mación a sus pacientes. Al compararlos con un grupo
tanto en la consulta médica como en la dental, los pa- control a los que se les había entregado la información
cientes no comprenden adecuadamente la información sólo verbalmente, los que recibieron la información
entregada durante la discusión del consentimiento, impresa tenían mayor conocimiento y la información
especialmente los de menor educación y bajos ingresos. no aumentaba su ansiedad. Ello en contraste con la
Por la gran importancia de la aceptación, compro- opinión de algunos autores, quienes cuestionaban la
miso y entendimiento del paciente que se someterá entrega de más información por una supuesta mayor
a tratamiento de ortodoncia, quisieron estudiar la ansiedad secundaria. Los autores concluyen que es útil
comprensión de los pacientes y de sus padres antes el uso de material explicativo impreso para informar
del tratamiento; para ello, observaron el proceso de a los pacientes.
obtención del consentimiento informado en una clínica
En la encuesta realizada en la Pontificia Universidad
pública dependiente de la Universidad de Washington,
Católica de Chile, ante la pregunta sobre la aplicación
con pacientes de diferente origen étnico y de bajos
del consentimiento informado en su práctica clínica,
ingresos. Sus resultados indican que, en general, tanto
un 50% respondió que lo usaba sólo en ciertos proce-
los hijos como los padres recuerdan muy poco de la
dimientos y sólo el 31% lo practicaba habitualmente
información entregada por el ortodoncista en cuanto
y conocía sus implicancias. El 19% de los encuestados
a las razones para realizar el tratamiento, los procedi-
manifestó que conocían su existencia pero que no
mientos, los riesgos asociados y la responsabilidad que
lo utilizaban en su práctica clínica. De aquellos que
deben asumir los niños durante éste. Esto evidencia
respondieron positivamente al uso del consentimiento
que la efectividad de las técnicas usadas para obtener
informado (81%), respecto del tiempo dedicado para
el consentimiento informado en las clínicas públicas
esto, un 60% respondió que le brindaba todo el tiempo
no es adecuada, especialmente en las poblaciones de
que fuera necesario. El resto se distribuye entre los que
bajos ingresos. Sobre esta base, concluyen que deben
no le dedican tiempo (16%), los que le dedican entre
hacerse nuevos estudios para mejorar los métodos del
10 y 15 minutos (12%) y los que dedican menos de
proceso de obtención del consentimiento informado en
10 minutos (12%).
los pacientes que se someterán a ortodoncia, especial-
mente cuando éstos tengan un bajo nivel de educación La manera de obtener el consentimiento informado
y de ingresos. se traduce en un documento escrito en el 62% de los
casos, el resto lo obtiene en forma verbal. Un 52% de
Orr y Curtis(7) estudiaron la frecuencia con la que los
los encuestados considera que el proceso de obtención
odontólogos obtienen el consentimiento informado
del consentimiento se limita a entregarle al paciente la
para la administración de anestesia local, un procedi-
información sobre el mejor tratamiento. Para un 58%
miento de rutina en la práctica dental. Según sus resul-
de los profesionales la finalidad del consentimiento
tados, el consentimiento informado es solicitado más
informado es que el paciente conozca y decida la mejor
frecuentemente por los odontólogos especialistas y por
alternativa de tratamiento. Para un 50% su finalidad
los que practican la anestesiología como especialidad
es evitar problemas legales.
que por los odontólogos generales. Estos últimos son
los que realizan con más frecuencia el procedimiento, Al consultar cuándo es importante obtenerlo, un 58%
no exento de complicaciones, por lo que los autores declara que lo hace antes de realizar cualquier procedi-
103
miento. Para el resto, sólo cuando la intervención que efecto, disposición legal alguna que haga una referencia
se realizará implica un riesgo para el paciente, ante explícita a derechos y deberes entre médico y paciente,
una cirugía o un tratamiento invasivo. Del total de la ni menos un sistema o estatuto jurídico relativo a los
muestra de profesionales, un 77% es de sexo masculino pacientes.
y un 23% femenino.
En todo caso, lo anterior no significa que las personas
Respecto de los años de ejercicio profesional, el 46% en su condición de pacientes se encuentren totalmente
declara tener entre 16 y 30 años de titulado como odon- indefensos. Los derechos y deberes de los pacientes,
tólogo, el 31% entre 6 y 15, el 15% más de 30 años de pese a no encontrarse como un cuerpo legal concreto,
ejercicio profesional y el 8% entre uno y cinco años. completo y preciso, se encuentran dispersos en distin-
tos cuerpos legales, reglamentarios y constitucionales.
La mayoría de los odontólogos que respondieron la en- Actualmente se encuentra en tramitación en la Cámara
cuesta se dedican al ejercicio de la odontología general de Diputados de Chile la ley sobre Deberes y Derechos
en un 35%, o a la rehabilitación oral en un 42%. de las Personas en la que se señala que: “Toda persona
tiene derecho a ser informada sobre su condición de
Discusión salud, tratamientos posibles, evolución y pronóstico
Los datos obtenidos en nuestra encuesta, aunque en forma oportuna y comprensible, de acuerdo a su
corresponden a un grupo pequeño de profesionales, edad, condición personal o emocional, por el médico,
permiten observar algunos hechos importantes. Uno enfermera, matrona u otro profesional tratante, según
es la persistencia de una actitud paternalista por parte sea el caso”.
de los odontólogos hacia sus pacientes: ellos entregan El derecho a la información por parte del paciente y su
la información sobre cuál es la mejor alternativa de consecuencia, el consentimiento informado, no deben
tratamiento y no perciben el consentimiento informado basarse exclusivamente en el cumplimiento de la ley,
como un proceso participativo. sino en su fundamento ético irrenunciable: el respeto
Basados en la experiencia internacional, podemos por la dignidad y la libertad de las personas. No debe
decir que aún hay una fuerte tendencia a considerar convertirse en un instrumento de desconfianza que nos
el consentimiento informado como una herramienta separe del paciente; su objetivo último no es ser exclu-
que protege de problemas legales y reclamos, más que sivamente un respaldo jurídico para el profesional.
como un proceso en el que se toman las decisiones en El consentimiento informado es realmente un proceso,
forma conjunta y responsable por parte del paciente resultado de un trabajo permanente de comunicación
y el profesional. entre el equipo de salud y el paciente, uno de los fun-
La necesidad de realizar un proceso de consentimiento damentos sobre el cual se establece la relación clínica.
informado es vista en muchos casos como exclusiva Aunque en odontología aún no es práctica habitual,
para los casos de intervenciones riesgosas, invasivas el ejercicio moderno de la profesión y la valoración
o previo a cirugías, y no como parte de la toma de del paciente y sus derechos obligan a que el consenti-
decisiones en todos los procedimientos que se llevan a miento informado sea incluido en los procedimientos
cabo con pacientes. realizados a los pacientes.
La necesidad de realizar un proceso para llegar a la Existe desinformación sobre la forma de uso, utilidad y
obtención del consentimiento informado en el área finalidad del consentimiento informado en odontolo-
de la odontología es unánimemente aceptada. Nuestro gía, por lo que la práctica de su obtención debe iniciarse
ordenamiento jurídico, a diferencia de los de gran parte desde la formación del odontólogo en las instituciones
de los países desarrollados y algunos latinoamericanos, de educación dental y así lograr un cabal entendimiento
carece absolutamente de regulaciones sobre la actividad de su finalidad e importancia.
médica y los derechos de los pacientes. No existe, en
104
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105
Resumen: Este estudio tuvo por objetivo evaluar: el perfil del cirujano-dentista que realiza curso de especialización en la
Facultad de Odontología de Araçatuba/UNESP, Brasil, si éste solicita al paciente y/o a su representante legal el consentimiento
informado antes de la realización de los procedimientos, y si decide con el paciente sobre su tratamiento. Se elaboró, validó
y aplicó un cuestionario, y los datos obtenidos fueron analizados por medio del programa EPI-INFO 3.3. Se concluyó que,
dado que aún hay cirujano-dentistas que antes de empezar un tratamiento no obtienen ningún tipo de documento, una
gran parte de ellos está totalmente vulnerable frente a un proceso ético o jurídico y que es necesario tomar conciencia sobre
estos aspectos.
Palabras clave: consentimiento informado, relaciones dentista-paciente, odontología, bioética
* Profesora Adjunta, Departamento de Odontología Infantil y Social, Facultad de Odontología de Araçatuba, Universidad Estadual Paulista - UNESP,
Brasil
** Profesor Doctor, Departamento de Odontología Infantil y Social, Facultad de Odontología de Araçatuba, Universidad Estadual Paulista - UNESP,
Brasil
*** Alumna Facultad de Odontología de Araçatuba, Universidad Estadual Paulista - UNESP, Brasil
**** Alumna Programa de Posgrado en Odontología Preventiva y Social, Facultad de Odontología de Araçatuba, Universidad Estadual Paulista - UNESP,
Brasil
Correspondencia: cgarbin@foa.unesp.br
106
Introducción Metodología
El consentimiento se relaciona con el principio de la Se trató de una investigación transversal y cuantita-
inviolabilidad del cuerpo humano. La primera vez que tiva, que incluyó a todos los cirujanos dentistas que
el término “consentimiento informado” fue utilizado realizaban el curso de especialización en la Facultad de
en una sentencia judicial fue en el caso Salgo vs. Leland Odontología de Araçatuba/UNESP y que accedieron
Stanford Jr., University Board of Toistees, 1997, Califor- a participar en la investigación.
nia(1). Es un procedimiento de gran importancia en la
investigación que involucra seres humanos, pues en éste El proyecto fue sometido a la evaluación del Comité
queda establecida la voluntariedad de la participación de Ética en Investigación de la Facultad de Odontolo-
de los sujetos de la investigación(2). Sin embargo, su gía de Araçatuba FOA/UNESP, bajo proceso número
importancia no se restringe a la investigación cien- 2006-00071.
tífica, sino que alcanza también la práctica clínica, De acuerdo con las reglas relacionadas con la ética en
enfatizando la importancia de la ética y la moral en investigación con seres humanos, los participantes fueron
los consultorios odontológicos(3,4). Farah y Ferraro(5) informados sobre la voluntariedad de la participación y la
afirmaron que el consentimiento del paciente, antes mantención del secreto de sus identidades. Se respetaron
del inicio de cualquier procedimiento realizado por las reglas de la Resolución N° 196, de 10 de octubre de
el cirujano dentista, es una condición que debe ser 1996, del Consejo Nacional de la Salud/Ministerio de
respetada, observándose el principio de la autonomía, Salud Brasileño y sus resoluciones complementarias.
por el cual todos tienen el derecho de ser autores de su
propio destino y decidir qué desean en su vida(6). Para la tabulación de los datos fue confeccionado un
banco de datos, utilizándose el programa EPIINFO
Cuando es obtenido de modo correcto, el consenti- 3.3, de libre distribución por la Organización Mundial
miento informado legitima y fundamenta la práctica de la Salud (OMS). Para la incorporación de los datos
clínica o de investigación como justa y éticamente co- de cada respuesta se creó un número de identificación
rrecta(7). Su no utilización torna vulnerables a los pro- que representa un campo en ese banco de datos(10). Por
fesionales en diversos procesos judiciales, aumentando medio de este último se puede realizar el levantamiento
cada vez más los procesos contra cirujanos dentistas. de frecuencia de los datos y la confección de gráficos y
Generalmente, esas acciones están relacionadas con la tablas que explican mejor las respuestas obtenidas.
insatisfacción del paciente respecto del tratamiento rea-
lizado, error de tratamiento o carencia de información, Resultados
entre otros, infringiendo las legislaciones vigentes.
Se entregaron 95 cuestionarios, distribuidos en las es-
El aumento en las demandas trae aparejados la toma pecialidades ofrecidas en la Facultad de Odontología de
de conciencia de la población respecto de sus derechos Araçatuba: Operatoria Dental, Endodoncia, Implanto-
como consumidora; el advenimiento del Código de doncia, Odontología Pediátrica, Odontología Preventiva
Defensa del Consumidor Brasileño en los años 90; la y Social, Ortodoncia, Periodoncia y Prótesis Dental, de
pérdida del poder adquisitivo de la clase media, que se acuerdo con la cantidad de alumnos en sus respectivas
volvió más rigorosa y exigente respecto de la calidad de especialidades. Se obtuvo respuesta del 85,9% de ellos.
los servicios, y la saturación del mercado de trabajo. Ello
lleva a algunos profesionales a la competencia desleal, Entre los entrevistados, el 29,4% son hombres y el 70,6%
comprometiendo así sus servicios prestados(8,9). mujeres, y un 63,5% presentan hasta cinco años de
profesión. Sobre el tipo de sistema en que trabajan esos
El presente estudio tuvo por objetivo evaluar el perfil profesionales, el 49,4% dice ser autónomo, un 11,8%
del cirujano dentista que realiza curso de especialización trabaja por porcentaje y un 5,9% recibe sueldo fijo.
en la Facultad de Odontología de Araçatuba/UNESP,
Brasil, si éste solicita al paciente y/o a su representante Sobre la presentación por los cirujanos dentistas de
legal el consentimiento informado antes de la realiza- las alternativas de tratamiento al paciente (gráfico 1),
ción de los procedimientos, y si decide con el paciente se observó que el 83,5% alega que informan todas
sobre su tratamiento. las alternativas, mientras que el 12,9% presenta sólo
aquellas en las que tienen dominio.
107
No respondió
Otro
Respecto de la decisión sobre el tratamiento odonto- que la participación del paciente y/o su responsable
lógico (gráfico 2), un 89,4% menciona que debe ser legal en la decisión de tratamiento interfiere de manera
realizada de común acuerdo entre el profesional y el negativa, pues éste puede optar por el tratamiento que
paciente. Sin embargo, el 29% de los investigados relata el cirujano dentista juzga no ser el mejor (gráfico 3).
GRÁFICO 2 - Distribución porcentual de la opinión del cirujano dentista sobre la decisión del tratamiento odontológico. Araçatuba -
SP. 2007.
El profesisonal - sabe que
es mejor
El profesional y el paciente -
común acuerdo
No respondió
GRÁFICO 3 - Distribución porcentual de la opinión del cirujano dentista sobre la participación del paciente y/o representante legal en
la decisión de tratamiento. Araçatuba - SP. 2007.
Otro
No respondió
108
Acerca del lenguaje empleado por el profesional en el un 48% emplea lenguaje común para que el paciente
tratamiento, el 44% (gráfico 4) hace uso del lenguaje tenga el entendimiento sobre su tratamiento.
técnico, explicando apenas las dudas del paciente, y
GRÁFICO 4- Distribución porcentual de la opinión del cirujano dentista cuanto el lenguaje utilizado en el tratamiento odontológico.
Araçatuba - SP. 2007.
Legp - entendimiento
de paciente
Técnico - explicando
las dudas
Otro
No respondió
Con relación al documento solicitado por el profesional debe resaltar que 9% de los investigados está totalmente
al paciente antes del tratamiento, se observó que más vulnerable ante un proceso ético o jurídico, porque no
de la mitad de la población evaluada (54%) obtiene solicitan ninguna prueba ético-legal al paciente antes
la autorización para el tratamiento y apenas el 25% del tratamiento (gráfico 5).
solicita el consentimiento informado. Sin embargo, se
GRÁFICO 5- Distribución porcentual de la opinión del cirujano dentista sobre cuál prueba ético-legal debe ser solicitada al paciente
antes del tratamiento odontológico. Araçatuba - SP.2007.
Autorización
Término de
consentimiento informado
Nada - apenas ejecuto
tratamiento
Nada - todo escrito en
contrato establecido
Otro
No respondió
109
110
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1996.
16. Garbin CAS, Mariano RQ, Machado TP, Garbin AJI. Estudo Bioético das Relações Humanas no tratamento
odontológico. Revista Faculdade Odontologia de Lins 2002; 14(1): 54-59.
17. Teixeira R. Entendendo a relação paciente/profissional. Revista Associação Paulista Cirurgiões Dentista 2000; 54(4):
267-278.
18. Silva KA, Almeida LT, Miranda, IMP, Silveira JLGC. Legislação e ética da relação dentista-paciente. Pesquisa Brasileira
Odontopediatria Clinica Integrada 2001; 1(3): 31-37.
19. Kenny NP. Bioethics and Canadian Dentristy. Journal Canadian Dental Association 1997; 63(9): 690-694.
20. Goldin JR. O processo de consentimento informado numa perspectiva além da autonomia. In: Universidade do Vale
do Itajaí. Pró-Reitoria de pesquisa, pós-graduação, extensão e cultura. Comissão de ética em pesquisa. II seminário sobre
ética em pesquisa; 2004: 19-36.
21. Gonçalves CR. A responsabilidade dos médicos, hospitais, dentistas. In: Gonçalves CR. Direito Civil: direito das
obrigações. Volume 6, tomo II: responsabilidade civil. 2ª ed. São Paulo: Saraiva; 2002: 148-150.
22. Miranda SJ, (coord.) Organização Deocleciano Torrieri Guimarães. Autorização. 2ed. São Paulo: Rideel, 1999. p. 112.
23. Said Cahali Y, (org.) Constituição Federal, Código Civil, Código de Processo Civil. São Paulo: Editora Revista dos Tribunais,
2003.
24. Weijer C, Dickens B, Meslin EM. Bioethics for clinicians: 10. Research ethics. Canadian Medical Association Journal
1997; 156(8): 1153-1157.
25. Denham JE, Nelson RM. Self-determination is not na Appropriate Model for Understanding Parental Permission and
Child Assent. Anesthesia and Analgesia; 2002: 1-3.
111
Final Report
Organizers:
• Bioethics Program, Pan American Health Organization.
• Interdisciplinary. Center for Bioethics in Research (Collaborating Center of the World Health Organiza-
tion).
Sponsors:
• Joint Center for Bioethics, University of Toronto, Canada.
• Ethics Programs, University of Miami, USA.
• Heidelberg Center for Latin America, Universität Heidelberg, Germany.
Intercontinental Hotel Santiago de Chile.
April 23-25, 2009.
The objectives of the meeting were to examine the ethical basis of regulations for scientific research in medicine
and social sciences related to health. Written rules and regulatory procedures in various countries were compared
and analysed. The meeting concluded with recommendations for the work of the Pan American Health Organi-
zation (PAHO) in the Region of the Americas and the Caribbean.
The program included both lectures and discussion seminars, attended by 120 professionals, thirty of whom were
foreign guests. Simultaneous translation English-Spanish was provided and the proceedings were transmitted by
webcast. All lectures and discussions were recorded.
Press coverage was moderate, since it was defined as a working meeting of the Pan American Health Organization
itself without breaking stories of controversial issues. However, it coincided with the outbreak of swine influenza
that captured the attention of the media.
The main outcome of the meeting was to strengthen the guiding role of the PAHO Bioethics Program on for
discussions pertaining to the moral foundations that legislators and drafters of written rules take into account
when preparing texts. Sometimes the ethical directives are explicit, but sometimes they are more inspirational for
the reflection and analysis needed to assess their importance and influence. Conferences delivered at the meeting
will be published in a supplement of the journal Acta Bioethica and available on a DVD that will be distributed
to interested parties.
After the congress, a meeting of all Collaborating Centers in Bioethics of the World Health Organization was
held. Attended by delegates from the centers of Canberra, Toronto, Miami, and Santiago, with connections to
Paris and Zurich at that meeting, the first of its kind, a network of partners was establisted that will enhance the
work of each by a synergy that allows resources to be shared.
112
113
Este volumen recoge los principales aportes a una reunión realizada en Ginebra en marzo del año 2006, destinada a examinar
los aspectos éticos de la preparación que desde hace años realizan los sistemas sanitarios para enfrentar el riesgo de pandemia
por influenza. Con este tema ocurre que los aspectos técnicos, y sobre todo el lenguaje técnico, predominan de tal forma que
otras consideraciones pierden relevancia en la conciencia pública. No despiertan por de pronto el interés periodístico por
no constituir “noticia”, entendiendo este vocablo como aquello que causa estupefacción o alarma. Tampoco preocupan a los
agentes y actores directamente encargados de implementar medidas de vigilancia y control por no estar en la misma línea de
sus capacidades y competencias. No es infrecuente que, por ejemplo, la distinción entre “investigación” y “monitoreo” bajo
situaciones de emergencia se desdibuje de tal modo que precauciones que en otras circunstancias retardan la evaluación de
estudios y protocolos sean ignoradas deliberadamente.
Ello, obviamente, indica que muchos temas en la interfaz entre preocupación práctica y reflexión ética se encuentran necesi-
tados de examen. Este trabajo, que se publica en un momento de singular importancia por la inminencia de una pandemia
de influenza, constituye un aporte significativo que debiera ser vertido a otras lenguas a la mayor brevedad.
La primera de las cuatro secciones aborda el complejo problema del acceso equitativo a los medios profilácticos y terapéu-
ticos. Sin duda, lo más sustantivo es la guía que ofrece para establecer prioridades. Por ejemplo, cuando se disponga de una
vacuna –y siempre será insuficiente para todos los que la necesiten–, ¿cómo se decidirá quiénes tienen preferencia? No es
mal argumento decir que los niños y los vulnerables, porque parece obedecer al discurso humanitario corriente, ése que en el
hundimiento del “Titanic” se expresaba como “children and ladies first”. Pero el planificador se ve enfrentado a la incertidumbre
sobre el futuro. Entonces puede optar por declarar que los “trabajadores de la salud” son prioridad, concepto agradable para
esas personas pero difuso en cuanto a indicaciones concretas. Y, para completar el cuadro, puede haber quienes aboguen
por preferir a quienes producen energía, toda vez que un país sin hospitales y sin medios de transporte poco puede hacer
aunque esté repleto de expertos y todos sus niños, ancianos y mujeres gocen de admirable protección. Aunque el texto está
lejos de abordar cada uno de estos dilemas, es una fuente de invalorable inspiración.
La segunda sección se refiere a temas como aislamiento, cuarentena, control de frontera y medidas de distanciamiento social.
Al lector le asaltan preocupaciones de muy diverso orden. Obviamente, todos concordaríamos que quienes están enfermos
deben ser aislados, pero las medidas de cuarentena, que se aplican a individuos asintomáticos pero sospechosos de infección,
no dejan de causar resistencia e inquietud. Tampoco debe dejarse de lado la sensata preocupación de países avanzados que
pueden considerar que las medidas tomadas en países más pobres o menos alfabetizados en salud ponen en riesgo a sus
ciudadanos. Cerrar fronteras es como bloquear el mundo globalizado. Nunca dejará de advertirse que eso suena bien, pero
sólo para los que están en el lado bueno de la barrera. Los demás lo considerarán inhumano e impropio.
El tercer acápite aborda el complejo problema de los que laboran en los servicios sanitarios. Todos confiamos en su irreductible
vocación de servicio, pero tampoco podemos exigir una indiferencia inhumana hacia sus propios familiares y parientes. Todos
suponemos que además de vocación habrá disciplina, pero ella es un logro más que una precondición y, en realidad, depende
de la formación individual y de las virtudes de personas que, tanto como cualquiera, sienten temor, inquietud y debilidad.
Finalmente, el tema de los peligros que cruzan las fronteras y las obligaciones de los gobiernos ocupa el último segmento de
esta publicación. Lamentablemente, los virus no necesitan visa para viajar de un país a otro y los viajeros de hoy recorren el
mundo en algunas horas, sin revelar o sin poder revelar su estado de salud. El estado-nación, que tan grandes servicios ha
prestado como invención histórica, parece acá un anacronismo que se refleja en la multiplicidad de las directrices o indica-
ciones y en el orgullo patrio que lleva a no seguir las indicaciones foráneas. El papel de las organizaciones supranacionales
es aquí esencial, siempre y cuando ellas sean reconocidas y sus decisiones respetadas. Aun así, un gobierno puede ocultar
informaciones que considere dañinas para su prestigio o su economía y de ello tenemos enjambre de ejemplos.
En realidad, los contenidos de este libro, aparte de inspiradores, plantean dilemas de gran importancia no sólo para plani-
ficadores y políticos. También son relevantes para cualquier lector, porque cualquier lector es también cualquier ciudadano
del mundo y es la humanidad en su conjunto la que se ve amenazada por las pandemias.
114
Este libro presenta diversas perspectivas sobre temas clásicos en ética de la investigación, con particular énfasis en la situación
colombiana. Resume planteamientos expuestos en seminarios y documentos, como asimismo en publicaciones académicas.
Se trata sin duda de una contribución interesante, toda vez que los editores han logrado aunar los esfuerzos de dos de las
más importantes universidades colombianas. Por ese solo hecho ya sería recomendable su atenta lectura y su conservación
como fuente de informaciones en las bibliotecas especializadas.
115
Edhucasalud tiene como objetivo sensibilizar, crear conciencia y educar en salud como un derecho humano. Ifhhro promueve
la cooperación internacional para la protección y promoción de los derechos humanos vinculados con la salud. El Programa
“Mejorando la Salud de los Pobres: Un Enfoque de Derechos (Derechos en Salud)” es una iniciativa conjunta de CARE de
Perú y del Reino Unido, en el marco de un acuerdo programático entre este último y el DFID. Su propósito es facilitar una
mejor relación entre el Estado y la sociedad civil, y así contribuir con el diseño e implementación de políticas públicas que
contribuyan de manera eficaz a la realización del derecho a la salud de la población peruana, priorizando a las personas que
viven en condiciones de pobreza y exclusión.
Entre otros temas, se expone un detallado análisis de mortalidad materna, determinantes sociales en salud, enfermedades
olvidadas y salud mental, políticas globales y derecho a la salud.
El Programa Género y Equidad de FLACSO-Chile, en colaboración con el Fondo de Población de las Naciones Unidas
(UNFPA) y el apoyo técnico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), ha publicado la actualización de
estadísticas en el ámbito de la salud sexual y reproductiva en Chile hasta 2007.
Sus autores plantean que el objetivo de este trabajo fue recolectar, actualizar y describir la información estadística disponible
relacionada con salud sexual y reproductiva (SSR) en el país, incluido el VIH/SIDA y las infecciones de transmisión sexual
(ITS), considerando la perspectiva de género y étnica del país.
La SSR es un concepto que se acuña desde el Programa de Acción de la Conferencia Internacional de Población y Desa-
rrollo (El Cairo, 1994). Chile ha suscrito una serie de acuerdos internacionales originados en dicha Conferencia y en la IV
Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing, 1995), lo que se ha traducido en el diseño y elaboración por parte del Estado
chileno de las bases de las políticas públicas, desarrollando acciones tendientes a cumplir los objetivos acordados en el ámbito
internacional.
A juicio de los autores, existe una serie de deficiencias en las que es necesario profundizar; consideran que –si bien existe un
importante acervo de investigaciones y líneas de acción en el país– aún no se ha logrado de manera evidente el estableci-
miento de vínculos prioritarios entre SSR y VIH/SIDA.
La investigación biomédica o experimentación con seres humanos emplea un método que implica con frecuencia la instru-
mentalización de muchos sujetos, que ponen su cuerpo y su salud al servicio del interés común. Por eso, siendo moralmente
necesaria, también es éticamente cuestionable. En este libro se identifican y discuten, partiendo de ejemplos prácticos, los
problemas éticos que plantea la investigación biomédica cuando se realiza con grupos vulnerables de la población, como
prisioneros, niños, pobres, enfermos mentales, ancianos, etc. Se pretende, desde la reflexión filosófica, establecer unos mí-
nimos, demasiados mínimos a veces, sobre la experimentación con seres humanos.
116
“Todas las épocas son cruciales, pero la nuestra tiene una particularidad inédita: la cultura contemporánea ya no sólo definirá
el mundo en el que vivirán las futuras generaciones, sino que está capacitada para determinar –definir, modelar, elegir– a
las personas que constituirán esas generaciones. Como por primera vez la tecnología permite al hombre manipular la vida
humana, hoy podemos inventar un nuevo ser humano fabricado a nuestro gusto, quitándole a él la posibilidad de rebelarse
y revertir lo que nosotros decidimos que fuera”.
Ante esta realidad, el libro de la profesora del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile presenta
una serie de ensayos que buscan ayudar a los lectores a tener una postura clara en medio de los avances científicos y cambios
culturales, y resguardar la dignidad del ser humano.
La tensión entre investigación teórica, propia de la filosofía, e investigación empírica, propia de las ciencias, aparece como
un foco de creciente interés y debate en la bioética. Esta tesis aborda sus alcances. La disminución de la brecha entre teoría
y realidad contribuye al acercamiento de la bioética no sólo a la vida de la gente, sino que también a la práctica clínica y
profesional, fortaleciendo la validez de sus afirmaciones y promoviendo su contribución al debate público en torno a tópicos
morales. Permite enfrentar más plenamente las circunstancias concretas en las cuales surgen los problemas bioéticos.
El trabajo analiza la relevancia y la contribución de los métodos empíricos en la bioética, para lo cual se divide en dos partes.
Primero, revisa la literatura internacional más reciente, organizándola en un sentido evolutivo, a fin de analizar el estado
actual del arte y del talante del debate en este tema. En la segunda parte, de carácter empírico, realiza un análisis de 35
tesis de Magíster en Bioética de la Universidad de Chile, de los archivos de la Facultad de Medicina de dicha universidad,
entregadas entre los años 1997 y 2004, en su calidad de casos de investigación empírica en bioética.
La tesis finaliza con una discusión de los resultados, conclusiones acerca de la integración de los métodos empíricos a la
bioética y recomendaciones para un mejor desarrollo de la calidad del trabajo empírico en la disciplina.
Esta tesis fue premiada en el año 2008 por la Sociedad Chilena de Bioética en concurso público entre las defendidas en
Chile.
La eugenesia –conjunto heterogéneo de saberes sobre la sociedad, la población y la salud apoyado en un determinismo bio-
lógico– ha despertado en los últimos años un interés académico creciente. Este libro se suma a esa renovación historiográfica
aportando un aspecto inexplorado hasta el presente en el caso argentino: la discusión crítica de las matrices científicas que
abordaron la compleja relación entre eugenesia y teorías de la herencia. Gracias a ello, el libro resulta clave para compren-
der las ciertamente endebles bases científicas que legitimaron durante medio siglo la praxis eugenista. (Dr. Hernán Otero,
IEHS-CONICET).
117
Se recogen en este volumen las intervenciones en el tercer taller organizado por el Comité Asesor de Bioética de Fondecyt-
CONICYT en diciembre de 2007 sobre bioética en investigación en ciencias sociales. Editado bajo la coordinación de
Elizabeth Lira, psicóloga y directora del Centro de Ética de la U. Alberto Hurtado, intervienen el también psicólogo Niklas
Bornhauser, los médicos y especialistas en Bioética, Miguel Kottow, Patricio Michaud y Manuel Santos, el abogado Carlos
Peña, el arquitecto Eugenio Cáceres, y las arqueólogas Paola González y Andrea Seelenfreund. Se analizan los aspectos éticos
de la investigación en las ciencias sociales y, en particular, su relación con los derechos humanos, las ciencias de la educación,
la investigación antropológica y arqueológica y los estudios genéticos en poblaciones originarias, entre otros.
Tras varias décadas de transición demográfica a escala mundial y de predominio de políticas demográficas restrictivas, es
posible hoy en día no sólo apreciar algunos resultados de esta transición y de la aplicación de esas políticas en los distintos
países, sino observar cómo en algunos de éstos se está produciendo un giro importante en la orientación de esas políticas.
Por esto, el Simposio se centró en reflexionar sobre las políticas demográficas en este siglo XXI, aproximándose de manera
sistemática a algunos elementos relevantes de la relación entre población y desarrollo en la realidad colombiana.
Este libro abre la colección “Educación, Ciencia y Cultura” en la que la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos
para la Educación la Ciencia y la Cultura), en colaboración con Biblioteca Nueva, pretende abordar asuntos de máxima
actualidad relacionados con la educación, la ciencia y la tecnología en sus interacciones con la cultura y la sociedad. La cien-
cia y la tecnología son elementos activos de transformación de nuestro mundo, nuestras relaciones y nuestras costumbres,
pero no son factores independientes con una dirección y un fin prefijados en su desarrollo. El análisis histórico, sociológico
y filosófico del cambio tecnocientífico señala el papel crucial de la toma de decisiones sobre líneas de investigación, y sobre
cómo implementarlas. La investigación y la innovación no tienen un único camino marcado de antemano, sino que más
bien son elecciones sobre valores, decisiones humanas que determinan los resultados y productos conseguidos. No es esta
una conclusión para el pesimismo, sino para una apuesta esperanzadora por una educación científica con especial énfasis
en la responsabilidad, por un desarrollo tecnocientífico en cuyo proyecto se hagan explícitos los valores que han de guiarlo,
y por una relación transparente y dialogante de los diseñadores y ejecutores de los sistemas de ciencia y tecnología con la
ciudadanía.
En la primera parte, Andoni Ibarra trata de delimitar la ciencia y la tecnología y cuál es la esencia de la cientificidad. Después
se analizan las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad (José Antonio López Cerezo); las perspectivas y teorías éticas
generales (Victoria Camps); la ética aplicada a las ciencias naturales y la tecnología (León Olivé), y más en concreto para la
vida y la bioética (Victoria Camps); la ética aplicada a las ciencias sociales y humanas (Ambrosio Velasco); finalmente, la
ética de los científicos y los tecnólogos (Sergio Martínez) y la ética médica profesional (Rui Pérez Tamayo).
118
Aunque parezca un manual, ciertamente se trata de una obra de difícil clasificación. Ofrece una descripción diversa y plural
sobre la búsqueda humana del bienestar, del que se brindan distintas miradas y experiencias, lecturas e interpretaciones; un
bienestar que nos construimos y que nos construyen. Propone al lector (profesional de la salud o no) una plataforma de
reflexión filosófica desde la cual dar respuesta a las preguntas que le plantea el presente en términos de mejora, de posibili-
dades y oportunidades de bienestar.
¿Existe un modo femenino y otro masculino de mirar la realidad, de darse cuenta de las emociones que se expresan en un
rostro, de sentirse afectado y de reaccionar? Los tipos de inteligencias, las habilidades y las preferencias, el enamoramiento y
el amor maternal, ¿tienen todos ellos un presupuesto cerebral de sexo masculino o femenino? Desde los recientes hallazgos
de las neurociencias y la genética, Natalia López Moratalla responde a las siguientes cuestiones: ¿en qué, por qué y para qué
son distintos los cerebros de los varones y de las mujeres?, ¿qué papel juegan, en las diferencias, los genes, las hormonas, la
educación y la cultura?, ¿cómo modula el cerebro la vida de cada uno? La reflexión sobre los datos científicos permite a la
autora aventurar hipótesis, ofrecer explicaciones coherentes y sugerir cuestiones abiertas a la investigación interdisciplinar.
El hilo conductor de la obra va revelando cómo cada persona eleva a capacidad de conocer, de comunicarse y de amar, los
presupuestos biológicos de un cerebro de varón y de un cerebro de mujer.
AMNISTÍA INTERNACIONAL
El cuidado de los derechos humanos. Oportunidades y desafíos para el personal de enfermería y
partería
Madrid, Amnistía Internacional, 2006, 165 pp.
El personal de enfermería y partería comparten con otras ocupaciones de la salud el compromiso con el bienestar de los
pacientes y el deber de ejercer su profesión de acuerdo con códigos deontológicos. Sin embargo, los profesionales de este
sector encuentran cada vez más obstáculos y desafíos para desempeñar su labor. Las enfermeras tratan a diario cuestiones de
derechos humanos en todos los aspectos de su rol profesional. Pueden sentirse presionadas para ejercer sus conocimientos
y capacidades de forma perjudicial para sus pacientes y otras personas. El presente documento analiza la importancia de los
derechos humanos en el trabajo de los hombres y mujeres que ejercen la enfermería. La finalidad de este estudio es examinar
los diversos vínculos entre la práctica de la enfermería y la partería, por un lado, y los derechos humanos, por otro, y formular
recomendaciones sobre cómo superar los retos de derechos humanos a los que se enfrentan estos profesionales durante el
desempeño de sus actividades.
Ciertas decisiones vitales implican la deliberación moral, una compleja red de valores, criterios de bondad o prudencia y otras
dimensiones fundamentales de la bioética. Desde esta perspectiva, se estudian aquí películas muy destacadas de la historia del
cine que abordan tales situaciones. En la relación médico-enfermo, Pedro Laín Entralgo vio una forma singular de amistad
cuyas notas esenciales son la benevolencia y la beneficencia. Es decir, el médico querrá el bien del enfermo, hará el bien al
enfermo si está en su mano, confiando en él y aceptará lealmente lo que éste es, ayudándole delicadamente a que sea lo que
debe ser, y finalmente será su confidente. En las películas de Ford, Buñuel, Visconti, Kurosawa, Vidor, Bergman y otros
119
120
Ver, por ejemplo: International Committee of Medical Journal Editors. Annals of Internal Medicine 1997; 126:36-47.
2. Requisitos técnicos
Los manuscritos deberán ser enviados a:
a) Correo Electrónico: bioetica@chi.ops-oms.org (en attachment) o
b) Dirección Postal: texto impreso en papel bond blanco, medida estándar ISO A4, con márgenes de por lo
menos 2,5 cm, impreso sólo sobre una cara del papel, espaciado doble.
Las páginas serán numeradas en forma consecutiva, empezando por la página de título.
La extensión del texto no debe exceder las 6.000 palabras, incluyendo cuadros y gráficos.
Conserve copias de todo el material enviado.
3.3 Introducción
Exprese el propósito del artículo y resuma el fundamento lógico del estudio u observación. Mencione las referencias estric-
tamente pertinentes, sin hacer una revisión extensa del tema. No incluya datos ni conclusiones del trabajo que está dando a
conocer.
3.4 Metodología
Detalle los métodos, técnicas y procedimientos seguidos para recoger u organizar la información.
3.5 Resultados
Presente los resultados en secuencia lógica dentro del texto, cuadros e ilustraciones. No repita en el texto todos los datos de
los cuadros o las ilustraciones; enfatice o resuma sólo las observaciones importantes.
121
3.7 Agradecimientos
Como Apéndice del texto, una o más declaraciones deberán especificar: a) colaboraciones que deben ser reconocidas, pero
que no justifican autoría, tales como apoyo general del jefe del departamento; b) ayuda técnica recibida; c) apoyo financiero
y material, y d) las relaciones financieras que puedan crear un conflicto de intereses.
Exprese su agradecimiento sólo a personas e instituciones que hicieron contribuciones sustantivas a su trabajo.
3.8 Referencias
- Las referencias deberán numerarse consecutivamente siguiendo el orden en que se mencionan por primera vez en el texto
(Sistema de orden de mención). Si una referencia es citada más de una vez, su número original será utilizado en citaciones
ulteriores.
- Si fuese necesario citar un número de página, este será incluido dentro del paréntesis con el número de referencia. Esta
práctica se recomienda al referenciar citas textuales. Por ejemplo:
La resolución instó a los Gobiernos Miembros a “realizar esfuerzos especiales a través de contribuciones voluntarias para el
desarrollo de la investigación catalítica” (17, p. 240).
- Identifique las referencias en el texto, tablas y leyendas mediante numerales arábigos, colocados entre paréntesis al final de
la frase o párrafo en que se las alude.
- Las referencias citadas solamente en cuadros o ilustraciones se numerarán siguiendo una secuencia establecida por la primera
mención que se haga en el texto de ese cuadro o esa figura en particular.
- Las referencias deberán ser listadas en orden numérico al final del texto.
- Absténgase de utilizar resúmenes como referencias.
- Las referencias de artículos aceptados, pero aún no publicados, deberán designarse como “en prensa” o “próximamente a
ser publicados”; los autores obtendrán autorización por escrito para citar tales artículos, así como la comprobación de que
han sido aceptados para publicación.
- Los autores verificarán las referencias cotejándolas contra los documentos originales.
- Emplee el estilo de los ejemplos descritos a continuación, los cuales están basados en el formato que la U.S. National
Library of Medicine (NLM) usa en el Index Medicus. Al referenciar revistas científicas cítelas por su nombre completo (no
abreviado).
(Consultar: U.S. National Library of Medicine. List of journals indexed. Full tittle listing. Index Medicus 1998: 111-190.
o URL: http://www.nlm.nih.gov).
Ejemplos
3.8.1 Artículos de revistas científicas
Autor Individual, artículo que forma parte de una serie
Lessa I. Epidemiologia dos acidentes vasculares encefálicos na cidade do Salvador: II, Fatores de risco, complicaçoes e causas
de morte. Arquivos Brasileiros de Cardiologia 1985;44(4):225-260.
Más de seis autores
Liste los seis primeros autores seguidos por “et al.”.
Parkin DM, Clayton D, Black RJ, Masuyer E, Friedl HP, Ivanov E, et al. Childhood leukaemia after Chernobyl: 5 year
follow-up. British Journal of Cancer 1996;73:1006-12.
Autor corporativo
Organización Panamericana de la Salud, Programa Ampliado de Inmunización. Estrategias para la certificación de la erra-
dicación de la transmisión del poliovirus salvaje autóctono en las Américas. Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana
1993:115(4):281-290.
122
4. Separatas
Deben ser solicitadas por escrito a Acta Bioethica, después de recibir comunicación oficial de aceptación del manuscrito
enviado. Se asignarán cinco separatas libres de costo a cada autor que lo solicite. Para cantidades superiores de separatas,
solicitar Tabla de Costos.
NOTA: Para la elaboración del presente documento el Departamento de Publicaciones y Difusión del Programa Regional
de Bioética OPS/OMS consultó las siguientes fuentes bibliográficas:
Organización Panamericana de la Salud. Manual de estilo OPS. Washington, DC:OPS;1995 (Documento PAHO/WHO
STAND/ 95.1).
International Committee of Medical Journal Editors. Uniform requirements submitted to biomedical journals. Annals of
Internal Medicine 1997; 126: 36-47.
Day R. Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Washington, DC: Organización Panamericana de la Salud; 1990 (Publi-
cación Científica 526).
Sociedad Médica de Santiago. Revista Médica de Chile 1998; 126: 875-887.
National Library of Medicine. List of journals indexed. Full title listing. Index Medicus 1998: 111-190.
Y los siguientes URL:
http://www.nlm.nih.gov
http://www.infmed.com.ar/REQUISPUB.htm
123
Debe ser revisada por el autor responsable, marcando su aprobación en cada casillero que corresponda y enviada juntamente
con el manuscrito.
Este trabajo (o partes importantes de él) es inédito y no se enviará a otras revistas mientras se espera la decisión de los
editores de Acta Bioethica.
Las citas bibliográficas se presentan en el estilo internacional exigido por la revista. (Estilo Vancouver).
Se indican números telefónicos, de fax y correo electrónico del autor que mantendrá correspondencia con Acta Bioethica.
Teléfonos: Fax:
E-mail:
124
1. Presentation of articles
Manuscripts submitted to Acta Bioethica should be prepared in accordance with the fifth edition (1997) of the
Uniform Requirements Submitted to Biomedical Journals (Vancouver Style).
See, for example, :
International Committee of Medical Journal Editors. Annals of Internal Medicine 1997; 126:36-47
3. Structural scheme
3.1 Title page
The title page should carry:
The title of the article, which should be concise but informative;
The name by which each author is known, with his or her highest academic degree(s) and institutional affilia-
tion;
The name of the department(s) and institution(s) to which the work should be attributed;
Disclaimers, if any;
The name and address of the author responsible for correspondence about the manuscripts and requests for
reprints, together with his/her phone number and E-mail.
3.3 Introduction
State the purpose of the article and summarize the rationale of the study or observation. Give only strict pertinent
references and do not include data or conclusions from the work being reported.
3.4 Methods
Provide detailed information about methods, techniques and procedures used for collecting and organizing
data.
3.5 Results
Present your results in logical sequence in the text, tables, and illustrations. Do not repeat in the text all data in
the tables or illustrations; emphasize or summarize only important observations.
3.6 Discussion
Emphasize the new and important aspects of the study and the conclusions that follow from them. Do not
repeat in detail data or other material given in the Introduction or the Results section. Include in the Discussion
section the implications of the findings and their limitations.
125
3.7 Acknowledgements
As an appendix to the text, one or more statements should specify (a) contributions that need acknowledging but
do not justify authorship, such as general support by a departmental chair; (b) acknowledgements of technical
help; (c) acknowledgements of financial and material support, and (d) relationships that may pose a conflict of
interest.
3.8 References
References should be numbered consecutively in the order in which they are first mentioned in the text. If a
reference is cited more than once, its original number is used again in subsequent citations. No reference should
be assigned more than one number.
If it is deemed necessary to call attention to a specific page within a reference, the page number may be added in
roman type inside the parenthesis with the reference number. This practice is recommended when referencing
direct quotations.
The resolution urged the Member Governments to “make special voluntary contributions for the carrying out
of catalytic research” (17, p.240).
Identify references in text, tables, and legends by Arabic numerals in parenthesis. References cited only in tables
or legends to figures should be numbered in accordance with the sequence established by the first identification
in the text of the particular table or figure.
All references should be listed in numerical order at the end of the text.
Avoid using abstracts as references.
References to papers accepted but not yet published should be designated as “in press” or “forthcoming”; authors
should obtain written permission to cite such papers as well as verification that they have been accepted for
publication.
The references must be verified by the author (s) against the original documents
Use the style of the examples below, which are based on the formats used by the U.S. National Library of Medi-
cine (NLM) in Index Medicus. The titles of journals should be presented without abbreviations (consult: U.S.
National Library of Medicine. List of journals indexed. Full title listing. Index Medicus 1998: 111-190; URL:
http://www.nlm.nih.gov).
The “Uniform Requirements” style (the Vancouver Style) is based largely on an American National Standards
Institute (ANSI) standard style adapted by the NLM for its data bases.
Corporate author
Pan American Health Organization, Expanded Program on Immunization. Strategies for the certification of the
eradication of wild poliovirus transmission in the Americas. Bulletin of the Pan American Health Organization
1993;27(3):287-296.
126
Chapter in a book
Phillips SJ, Whistnant JP. Hypertension and stroke. In: Laragh JH, Brenner BM, eds. Hypertension: pathophy-
siology, diagnosis and management. 2nd ed. New York: Raven Press; 1995. p. 465-78.
NOTE: The above-mentioned guidelines were prepared by the Publications and Dissemination Department
of PAHO/WHO Regional Program on Bioethics taken as reference the following bibliographic sources:
127
This form should be checked up by the responsible author, stating approval by ticking corresponding boxes and
should be submitted together with the manuscript.
This manuscript (or important parts of it) have not already been published and if accepted for publication in
Acta Bioethica it will not be submitted for publication elsewhere without the agreement of the PAHO/WHO
Regional Program on Bioethics.
The paper has been printed out on A4 paper, one-sided, and in double spacing.
The paper does not exceed 6.000 words in length, including tables and illustrations.
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Style).
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Presentación
Originales
Implicaciones éticas y sociales de la introducción de la vacuna contra el virus del papiloma humano
en México: reflexiones sobre una propuesta de intervención
Alejandra Prieto de la Rosa, Cristina Gutiérrez Delgado, Dafna Feinholz Klip,
Gisela Morales González y Renee Witlen
Capacidad de los pacientes para tomar decisiones en salud. Actitud y significado para médicos y abogados
Gladys Bórquez Estefo, Nina Horwitz Campos, Ilse López Bravo y Gina Raineri Bernain
Dez anos de experiência do Comitê de Ética em Pesquisa da Secretaria de Saúde do Distrito Federal, Brasil
Maria Rita C. G. Novaes, Dirce Guilhem y Fernando Lolas
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Recensiones
Publicaciones
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